El dialogo con el espejo

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 14/04/2006 12:16

EL DIALOGO CON EL ESPEJO…

Todos los dias, cada mañana, ella se  paraba  ante el espejo, se miraba fijamente queriendo descubrir no se que cosa…. Al principio tan solo silencio, algunos gestos y luego: espejito, espejito, dime: ¿como me veo?…

        la respuesta esta en ti… decía el espejo…pero ¿Cómo puedo responderme si precisamente para eso vengo? Necesito que me digas como me veo, dime algo, porque si no, no sabré si estoy bien o mal…agregaba  con angustia e inseguridad……

–        yo no soy quien dice como te ves, ni mucho menos como estas, yo tan solo intento reflejar lo que tu alcanzas a apreciar de ti misma lo que crees que ven en ti los demás…

–        es tan difícil el que yo pueda decirme como estoy, ¿Qué tal que no le guste a los otros?¿que voy a hacer  si no me aceptan por la manera como me visto o me peino, o la forma como llevo el cabello, el color de mis ojos, mi sonrisa, mis dientes, las marcas que en mi cutis poseo, mis piernas, mi ropa, como camino o me siento?…

–        entonces realmente no deseas saber como te ves, sino como te ven los demás…veo que de eso depende el que te sientas bien o mal…-¿será?…no lo creo…vengo ante ti porque quiero que me digas como me veo…

–        y si te digo que te ves mal, aunque te sientas bien con lo que llevas puesto; o por el contrario si te digo que te ves muy bien aunque te incomode la ropa o creas que no es tu mejor atuendo;¿Qué harías?…

–        no lo se, quizás te haría caso porque eres mi espejo, eres como un amigo, no me fallarais, ni me dirías cosas que no son…eso creo…-eso no depende de mi, sino de ti, no soy quien dice como te ves, yo tan solo soy tu reflejo…- entonces, ¿Por qué es tan difícil saber como me veo?…no lo entiendo…

      Quizás porque vives mas pendiente de descubrir como te ven los demás; tu autoestima depende de su aprobación y de que ello logren aceptarte como eres, o logres acomodarte y ser como ellos quieren que seas…los seres humanos viven en un mundo de apariencias, donde nadie se siente satisfecho con lo que es ni con lo que tiene,  buscan seguir una moda que no a todos acomoda, pelean con el espejo porque tienen miedo de ver el concepto que de si mismos han construido por las opiniones del mundo que no logra ver mas allá…..

–        Sabes algunos me dicen que soy linda, pero no lo creo…mira estos gorditos que tengo,¿y si me cambiara mi color de ojos y de pelo?, quizás así lograría realmente serlo…y si me compro esa pinta con la moda del momento,¿será que me queda?, ¿será que les gusta a mis amigos como me veo?, dime algo espejito, se me hace tarde y aun no me he arreglado, no se si esto que he escogido es lo mejor, no quiero estar fuera de honda, quiero que todos me admiren y me digan que estoy hermosa hoy…

–        Ya te lo dije, de mi no depende, pregúntale a otro mejor…puedo decirte mil cosas, como las que dijo aquel espejo a esa reina que quería saber si era la mas bella y él le dijo que no…¿recuerdas como se lleno de odio y frustración en su corazón?, no quiero que mas adelante pelees conmigo y tengas miedo de verme, porque cada vez que vienes solo quieres que te refleje aquello que deseas escuchar de los demás aunque sea superficial, esperas de mi que te recuerde tu inconformidad… recuerda que así como los ojos son  el espejo del alma y muestran lo que en tu corazón hay, yo tan solo quiero reflejar lo que ves de ti misma y no  lo que dicen de ti los demás… intenta descubrir a través de mi las maravillas que Dios te ha dado y no te pares aquí  tan solo para lamentarte por aquello que te desagrada y los desconciertos que sientes, porque crees que así como eres  a nadie le agradas y no eres feliz de verte con lo que posees…

–        Tendré que comprar otro espejo, este parece que esta empañado, ¿Sera que ya esta viejo?…no me dice lo que quiero, solo expresa cosas que ni entiendo, agrega ella enojada por no haber escuchado lo que esperaba…

Y así seguía buscando de espejo en espejo  que alguno le dijera como se ve, que debe cambiar o mejorar, como puede estar a la  moda o como puede a otros agradar…de todos escuchaba algo distinto, ninguno le satisfacía, muchos le hacían cambiar a su antojo, se hacia cirugías, tintes permanentes, liposucciones, terapias y mil enredos mas, ella solo escuchaba lo que anhelaba escuchar…

Esta historia se repite cada día en cada ser humano que construye un concepto de belleza demasiado superficial, hombres y mujeres inconformes con lo que son y poseen, que se cambian y transforman al antojo de la moda que imponen los demás, sintiéndose cada vez mas vacíos, buscando una felicidad efímera que depende del concepto que de  si mismo tengan otros y de los paradigmas de la sociedad que construye tan solo en formar un estilo de vida que no lleva a la realización, sino a la frustración porque no es imposible complacer a todos, siempre habrá alguien que diga, ese peinado no es el mejor, entonces se tendrán que enfrentar cada día a juicios materialistas de la humanidad que le pone tamaño y valor a lo que a simple vista se ve, sin darse cuenta que lo esencial se encuentra mucho mas allá, muy dentro de ti…

¿y tu, que sueles preguntar a tu espejo? ¿Qué esperas de él? Crees que en verdad reflejas fuera lo que llevas dentro?

Este mundo ……….

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 15/04/2006 16:19

Este mundo que se llama Tierra está habitado por personas que, normalmente desean ser escuchados en lugar de escuchar.

Una buena terapia para solucionar muchos de los problemas que aquejan a nuestra Sociedad Mundial es la falta de colocarse en el problema del otro.

Hay personas que pagan por ser escuchadas, y otras que cobran por escuchar.

En cambio otras, no cobran porque quizá no les haga falta lo que les dan por escuchar, pero el caso es que, estas últimas que no cobran suelen generar más satisfacciones en la persona que pagan por ser escuchadas que las otras.

¿Cual podría ser el término medio para escuchar a esas personas que no pueden pagar, pero que siguen necesitando ser escuchados?

Creo que una solución viable, sería la de seguir escuchando durante la mitad el tiempo que cobra, con el fin de que el que cobra pudiera encontrase mejor cuando se mire al espejo.

Todos trabajamos y cobramos para ello. Pero…. ¿que tal si empleáramos un poco de nuestro tiempo en escuchar al otro simplemente por saber qué nos va a decir?

No hay que olvidar que todos en mayor ó menor medida tenemos un Ego, que es el que determina en muchas ocasiones menospreciar al otro.

Ya que cuando pensamos así consideramos que el que tiene un problema lo debe solucionar él mismo.

Creo que el pensar de ese modo es simplemente incorrecto.

Los humanos tarde ó temprano tendremos que ser más humanitarios y pensar que primero yo, y después el otro, es un error de nuestro propio pensamiento, ó lo que es lo mismo de nuestro Ego.

Por tanto, ¿por qué en lugar de tener el Ego tan subido de tono, no lo arrinconamos en un lugar cerrado bajo llave, y empezamos a preocuparnos solo un poco de los demás?

Esto que comento es como un deporte, una vez iniciado, nos encontraremos tan bien en nuestro interior, que ya no podremos dejar de hacerlo.

¡¡¡  Te deseo un hermoso dia  !!!

Tu luz sanadora

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 16/04/2006 12:40

TU LUZ SANADORA

  Mira en lo más profundo, al centro de tu corazón, y descubre ese pequeño puntito de luz vivamente coloreada. Es un color hermosísimo.

Se trata del centro mismo de tu amor y tu energía sanadora. Observa cómo comienza a latir este pequeño puntito de luz, y cómo a medida que late va creciendo hasta llenar tu corazón.

Ve cómo se mueve esta luz a través de tu cuerpo, desde la parte superior de la cabeza hasta las puntas de los pies y hasta las puntas de los dedos de las manos.

Ahora eres un ser que resplandece con esta hermosa luz de color. Eres tu amor y tu energía sanadora. Todo tu cuerpo vibra con esta luz. Di:

«A cada respiración que hago, estoy más y más sano».

Siente cómo esta luz limpia tu cuerpo de la enfermedad permitiendo así que retorne la salud.

Permite que esta luz empiece a irradiar desde ti en todas direcciones, que acaricie a las personas que te rodean.

Que tu energía sanadora toque a todos aquellos que sabes que la necesitan.

Qué privilegio compartir tu amor, tu luz y tu energía sanadora con las personas que necesitan curación.

Haz que tu luz entre en los hospitales, sanatorios, orfanatos, prisiones, hospitales psiquiátricos y otras instituciones de desesperación.

Que tu luz lleve esperanza, conocimiento y paz.

Haz que tu luz penetre en toda casa de tu ciudad donde hay sufrimiento y dolor.

Que tu amor, tu luz y tu energía sanadora lleven consuelo a aquellos que lo necesitan.

Entra a las iglesias y ablanda los corazones de los que las dirigen para que actúen verdaderamente movidos por el amor incondicional.

La hermosa luz que proviene de tu corazón entra en la sede del gobierno llevando claridad, conocimiento y el mensaje de la verdad.

Que pase por todas las sedes de todos los gobiernos.

Elige un lugar del planeta al que te gustaría contribuir a sanar.

Concentra tu luz en ese lugar.

Puede ser un lugar muy lejano o que está a la vuelta de la esquina.

Concentra tu amor, tu luz y tu energia sanadora en ese lugar y ve cómo se equilibra y armoniza.

Ve cómo está completo, sano, íntegro. Tómate un momento cada día para enviar tu amor, tu luz y tu energía sanadora a ese determinado lugar del planeta.

Somos la gente. Somos los niños. Somos el mundo. Somos el futuro. Lo que damos vuelve a nosotros multiplicado. 

Y ella tenia razon

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 17/04/2006 14:37

Yo me sentaba junto a ella, mi abuela de jabón almidonado, de eterno colorete en las mejillas y grueso rodete rematando su cabeza.

Me sentaba junto a ella y miraba sus manos yendo y viniendo con la aguja, el fino hilo imitando el tejido de la tela que después de remendada parecía otra vez nueva.

Y así desaparecía el agujero de la media gastada, el jalón de la playera enganchada en el alambre de un cerco, jugando a las escondidas.

Y los botones volvían, como fortificados, a su lugar preciso, los ruedos se alargaban o se acortaban de acuerdo con mi crecimiento o con la moda del momento.

Mirando hacer a mi abuela, aprendí a hacer algunas cosas. Y viendo el empeño que ella ponía para hacerlas bien, me di cuenta de que hacer bien las cosas es una especie de orgullo, un ramito de alegría que le regalamos a nuestra capacidad.

“A mi no me sale” o “Yo no sirvo para hacer esto”, eran dos frases que a ella,  le hacían fruncir el ceño. Y decir:

Cuando uno pone empeño en hacer algo, le sale. Y todos servimos para hacer las cosas que hay que hacer en la vida… salvo las que están reservadas a los artistas y a los virtuosos, como las de la creación.

Por eso,  me inspira enorme respeto la gente que hace las cosas bien: el zapatero que clava una suela que no vuelve a desclavarse, la cocinera que logra que sus tortas se eleven como una torrecita de dulce sabor…

La maestra adorada por sus alumnos, el profesor que consigue meterte en la cabeza su explicación sobre un tema de la materia que enseña, la secretaria que consigue ese llamado que parece imposible.

El jardinero que conversa con las plantas para que sean más bellas y mantiene el césped como un delicado colchón de esmeraldas vivas, el empleado que frente a la ventanilla de atención al público deja de lado su dolor y esgrime la amabilidad y la sonrisa como sus dos mejores armas de trabajo.

Y quiero que pertenezcas a esa legión de gente.

Si aprendiste a hablar cuando las palabras eran esas cosas difíciles que pronunciaban los grandes y tu boquita se encantaba con torpes balbuceos…

Si aprendiste a tenerte en pie cuando el equilibrio era  tan riesgoso como para el trapecista el cruzar el aire de una hamaca hacia otra, sin una red debajo… ahora no me puedes  decir que “matemática no me entra, mamᔠo que no puedes prestar atención en clase sin distraerte… o que no sabes cómo mantener el orden  o como contener una mala contestación.

Cuando tengo un montón de cosas que hacer, me hago una lista con ellas y pongo en primer lugar las que menos me gustan: mientras las hago no me distraigo, pongo atención y cuidado; tienen que salirme bien, porque si no me salen bien, debo repetirlas… ¡hacer dos veces algo que no me gusta! Es intolerable.

Y para  eso es, lo que tienes que hacer: ejercitar tu voluntad permanentemente.

Para que tu carácter tenga fuerza.

Para que tus acciones lleven el sello de tu carácter.

Goethe escribió que: “el talento se forma en la sociedad; el carácter en medio del torbellino del mundo”.

Y es una gran  verdad….

Frente a la valla sabemos cuál es el impulso que necesitamos para dar el salto que la pase.

Frente al río, sabemos cuántas brazadas debemos dar para nadarlo si queremos cruzar al otro extremo.

El torbellino del mundo pone a la vista los escollos que tenemos que vencer para vivir. Y hacer las cosas bien es una de las maneras de saltar vallas, cruzar ríos, vencer escollos.

Un viejo refrán popular predica que “más hace el que quiere que el que puede”.

Y yo quiero que quieras, que tengas ganas, que hagas las cosas bien para que el mundo se vaya mejorando, para que, poco a poco, entre todos los jóvenes, vayan construyendo un mundo mucho mejor que este que los adultos les ofrecemos.

Un mundo a tu gusto, con todo lo que quieres  que el mundo tenga: amistad, sinceridad, cordialidad, paz, cariño, música, alegría… toda esa alegría que a los de mi generación nos enseñaron que era poco menos que un pecado… como si sólo en el sufrimiento y en la dura obligación estuviese cimentada la verdad de la existencia.

Por eso,  para que las cosas te salgan bien, tienes que poner, además de voluntad… alegría al hacerlas.

Cuando yo era chica, una mucama de la casa de mamá Sara cantaba mientras limpiaba las docenas de caireles de cristal de la araña de la lámpara con agua y vinagre.

¿Por qué cantas siempre que haces este trabajo? le pregunté

Porque si no canto no quedan tan brillosos –me contestó.

Y ahora, con el correr de los años, llegué a comprender que ella tenía razón…..

Nuestros fantasmas

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 18/04/2006 10:27

Nuestros fantasmas

Cada individuo guarda áreas secretas en su vida; cavernas en donde mantiene, distantes de los demás, sus convicciones, su código de comportamiento y lo que conoce de sí mismo que no desea compartir con desconocidos.

En otras palabras, aspectos de su personalidad más
íntima, aquello que no quisiera que otros descubrieran de primera instancia porque lo hacen sentirse inseguro, avergonzado.

Los sitios a los que me refiero constituyen bloques de energía paralizada, emociones que no han podido salir a la luz porque nos duelen, nos hacen sentir menos a los ojos de los demás. 

Tampoco nos gustan cuando logramos descubrirlas alguna mañana al vernos al espejo, desarmados.  Entonces es cuando echamos mano de los afeites, nos ponemos otra cara y salimos a la calle vistiendo un escudo descomunal.

Una vez que reconocemos que tenemos áreas de bloqueos emocionales podemos darle salida a los miedos que crean esos bloqueos, podemos ser auténticos y aceptar abrir nuestros corazones, ser vulnerables, mostrar el lado oscuro, así como el lado de luz, sin ninguna restricción.

Cuántas veces hemos escuchado “Ay, ojalá fueras auténtico conmigo”. Ser auténtico significa ser real.  ¿Proyectamos esa autenticidad al otro? ¿Aceptamos ser reales, sin cortapisas?

Hay siempre algo en juego en nuestra actitud y no solamente con los demás; es terriblemente fácil ser deshonestos con nosotros mismos. ¿Por qué es tan atemorizante el ser reales?

Quiero compartir algo que le sucedió a una amiga.  Se trata de una mujer que de pronto se vio rodeada de actividades, famosa, buscada por un fervoroso público que la admiraba y esperaba, ávidamente, sus palabras llenas de sabiduría.

Esta amiga, después de experimentar un gran cambio en su vida, al verse prácticamente lanzada a compartir un conocimiento superior en forma de conferencias, artículos, libros y talleres de crecimiento espiritual, recibió una lección inolvidable.

Durante una reunión a la que decidió asistir por tratarse de personas que ofrecían talleres semanales de superación, se le invitó a hablar.

Ella habló con entusiasmo de sus experiencias, al haber recibido la capacidad de ser médium de seres de otras dimensiones; los bañó con sus sabias palabras, les abrió los ojos hacia la comprensión de dimensiones superiores y les dio un gran show. 

Al cerrar su intervención, recibió aplausos, petición de tarjetas de presentación y de libros.  Se fue a casa muy satisfecha de ella misma.

A la semana siguiente fue invitada de nuevo, pero esta vez no recibió felicitaciones, esta vez los miembros del grupo compartieron con ella, durante media hora, sus sentimientos respecto de su presentación la semana anterior.

Mi amiga sintió como si un puñal la hiriera, cada vez
que alguna de las personas le proporcionaba el castigo verbal que merecía. Pero los escuchó y empezó a entender lo que querían transmitirle.

Estaban dolidos. Habían asistido a la reunión anterior para conectarse con alguien que tenía acceso a una comprensión dimensional, alguien que pudiera guiarlos, alguien que pudiera ser un amigo en términos iguales.

Lo que recibieron fue, ciertamente, la información de alguien con capacidad de comprensión superior, pero alguien que tenía tanto miedo de ser real que los había hecho a un lado a través de su máscara.

Se dio cuenta que se escondía detrás de sus conocimientos y del poder que estos le otorgaban.  Como resultado, muchos de los miembros del grupo percibieron que ella era mejor que ellos y se sintieron rechazados.  Mi amiga estaba asombrada y devastada.

Cuando pudo hablar, reconoció y aceptó los sentimientos de todos porque se dio cuenta que los había herido, pero sobretodo, que los había decepcionado, e hizo lo que nunca antes se había atrevido a hacer: les habló de sus propios miedos, miedo al fracaso, miedo a no poder llenar las expectativas de otros como consejera.

Y se disculpó por no haber sido auténtica.  A medida que compartía su miedo de ser inadecuada, algunas personas empezaron a llorar emocionadas. Entonces otras personas que habían callado empezaron a expresar sus propios miedos de ser reales.

  Hablaron de sus experiencias en el pasado, cuando se sintieron
rechazadas. En ese momento se cerró la brecha, ya no había ninguna separación entre mi amiga y el grupo.  Le pidieron que se pusiera en el centro de un círculo que formaron, unidos de las manos, para recibir el amor y el apoyo de todos.

Esta historia seguramente nos hace reflexionar, porque ¿quién no ha callado sus miedos en situaciones en donde desea dar una imagen de seguridad y perfección?

Al expresar nuestros temores le quitamos poder a la inseguridad y al fracaso.  Nuestra sinceridad nos acerca a los demás puesto que tendremos la capacidad de recibir su afecto con mayor naturalidad.

Mientras más tratamos de ser perfectos para que las personas nos acepten más los hacemos sentirse desconectados, agredidos y enojados.
Para poder integrar el miedo a ser auténticos podemos empezar por determinar cuáles son nuestros temores.  Estos nacen de cualquier anhelo de perfección para ser aceptados.  Estos miedos son los que nos obligan a escondernos detrás de una máscara; nos hacen sentirnos inadecuados, menos que otros.

Una buena solución es tomarnos unos minutos de reflexión para preguntarle a nuestra conciencia la forma en que podemos resolver esos miedos.  Será nuestra intuición la que nos responda, quizá al cabo de esos minutos, quizá al día siguiente.

No hay que cejar.  Una vez que entendamos cuáles son nuestros temores, el siguiente paso es expresarlos verbalmente.  Hacerlo constituirá el camino seguro hacia la disolución del poder que han ejercido sobre nosotros porque ahora ya no están escondidos.

La gran sorpresa llegará cuando de nuestros labios salga un sonoro: “Tengo miedo de…”  Y digo sorpresa porque nos daremos cuenta que todavía seguimos en el mismo lugar.  No cayó un rayo fulminante, no se nos doblaron las piernas, no nos convertimos en una lagartija.

Estamos completos.  La única novedad es que de nuestro pecho ha salido un suspiro balsámico.  Nuestro niño interno (nuestro Yo primario) está feliz al haber sido liberado de tan horrible carga.

Ahora sabe que podemos ir por la vida él y yo, en apoyo mutuo, dispuestos a ser verdaderamente felices.

Ser auténtico no es algo que sucede de la noche a la mañana; se trata de un proceso que nos llevará a descubrir cada miedo y a disolverlo.  En el momento en que desaparezca nos sentiremos más fuertes y más compasivos con los demás.

Será importante no dejar ninguna piedra sin revisar. Deben ser inspeccionadas todas las cavernas.  Nuestra intuición nos va a
ayudar a hacer un buen trabajo interno, porque ella sabe que al crecer abriremos las puertas de la verdadera amistad, de la confianza y la felicidad.

  Estos son los valores reales. Entenderlos y compartirlos debe ser nuestra meta.

Es para esto que estamos vivos.

La lluvia, eje del culto al volcán Popocatépetl

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:59

La lluvia, eje del culto al volcán Popocatépetl

¤ Los llamados tiemperos son los encargados de llevar a Don Goyo las peticiones de la comunidad

¤ La luna indica cuándo es tiempo de sembrar; en este mundo, hombre y naturaleza son uno solo

María Rivera ¤ Los pueblos que viven en las faldas del Popocatépetl no tienen bien más preciado que el agua. De ella depende su supervivencia, puesto que la mayoría posee tierras de temporal. Desde tiempos inmemoriales han organizado su mundo en torno a la temporada de lluvias. La naturaleza es su guía.

El musgo en el interior de una cueva les indica que habrá abundante cosecha, la luna les señalará cuándo comenzar a sembrar, el volcán les dirá si hay indicios de vientos o granizos. En ese universo, Don Goyo es mucho más que el amenazante coloso que se yergue en su horizonte, es la fuente de la cual, si se la sabe invocar ritualmente, pueden emanar la lluvia, el maíz, y con ellos la vida.

popo-offrendaEn este mundo si no hay vientos favorables y agua no habrá frijol, así lo que está en juego es su alimento. Esta lógica puede ser difícil de comprender para los citadinos, pero no para los productores. Su razonamiento es simple: si no llueve, ¿qué vamos a comer durante el año?

El culto al Popo en la región del volcán ?que abarca comunidades de Puebla, estado de México y Morelos? es de origen tolteca, coinciden los antropólogos. Se han encontrado vestigios arqueológicos de ofrendas consistentes en vasos antropomorfos con el rostro de Tláloc. Aunque hay otras que tienen que ver con el culto a Quetzalcóatl. En la actualidad, se invoca a la divinidad católica, pero se sigue concibiendo a los volcanes como cuescomates, cerros de agua, dentro de los cuales está la fuente de las lluvias y de todos los elementos que pueden beneficiar al hombre.

En este rito coexisten lo cristiano con lo profano. Se hacen procesiones, sólo que no en los atrios de las iglesias, sino en las cimas de los cerros. Allá, en lo alto, las comunidades entran en un diálogo directo con el volcán, con los vientos, con las lluvias, aunque se invoque a San Juan, Santa Rosa de Lima, Santa Bárbara o San Gregorio.

Las días de guardar son el 12 de marzo, santo del volcán; el 2 y 3 de mayo, cuando se hace la petición de lluvias, primero en el Popo y luego en el Iztaccíhuatl; el 15 de junio, en que se realiza una peregrinación para regular las lluvias, y el 30 de agosto, cuando vuelven a ir pero esta vez para dar gracias, porque para entonces ya pueden calcular qué tan grande será la cosecha.

Un ”traje de licenciado”

Los mayordomos del señor de Sacromonte y del señor de Chalma, son los encargados de organizar todas estas celebraciones. Les corresponderá, por ejemplo, hacer la cooperación entre la comunidad para llevar las ofrendas, que por lo regular consisten en mole poblano, mole de camarón seco con papas y nopales, tortillas, café, pan, tequila, brandy, e incluso ropa, si el volcán así lo pide. En 1995, encargó un traje de guerrero azteca con capa, penacho, escudo y sandalias, pero en ocasiones los gustos de Don Goyo son más prosaicos, como la vez que pidió ”un traje de licenciado”.

No le es dado a cualquier mortal interpretar al volcán; para lograr comunicarse con él las comunidades necesitan un intermediario, alguien que a través de los sueños entienda las indicaciones rituales: lo que pide y lo que avisa. Que dote de orden al caos. Ese papel lo cumplen los tiemperos, también conocidos como graniceros. La tradición indica que estos personajes deberán ser señalados desde el cielo, mediante un rayo o un trueno. Los tiemperos son conscientes de que su trabajo es sagrado, que fueron elegidos para ejercer un oficio que beneficia a toda la comunidad, porque finalmente las peticiones de lluvias las hacen para todo el mundo, ”para el universo”, como ellos dicen. A cambio recibirán el reconocimiento de sus coterráneos, que los transformarán en su oráculo.

El principal instrumento de estos chamanes son sus sueños. Las revelaciones oníricas se pueden analizar de manera colectiva, como en las comunidades de Morelos, o de forma individual, como en Puebla. Pero de una u otra manera se buscarán los indicios de lluvias o granizadas, o si, Dios no lo quiera, alguien lanzó un maleficio contra los lugares sagrados. Así, poco a poco estos iniciados aprenderán las técnicas que les permitirán ahuyentar lo que pueda perjudicar las siembras, y entender las peticiones del volcán. Las predicciones les fallan casi con la misma frecuencia que a los meteorólogos occidentales, pero en general son acertados porque poseen un profundo conocimiento de su entorno. Pero si las predicciones del tiempero no se cumplen, será por algo. Algunos lo explican por infracciones rituales, o porque Dios está empeñado en dar una lección: algo en el proceder de la comunidad no ha sido adecuado. La rebelión de los hijos contra los padres o las divisiones entre los pueblos son algunos de los comportamientos castigados. Los indicios de descomposición del mundo campesino son vistos como un mal signo.

El antropólogo Julio Glockner, de la Universidad Autónoma de Puebla, quien se ha especializado en el estudio de este fenómeno, explica que todos estos lugares están en un intenso proceso de aculturación. ”La gente tiene muchos años saliendo a trabajar en las grandes ciudades en el servicio doméstico, como albañiles o comerciantes. Incluso, algunos han emigrado a Estados Unidos. Es un mundo en peligro que trata de protegerse”. Anteriormente, cada pueblo de la región tenía su tiempero. Pero conforme se ha introducido el riego esa costumbre ha caído en desuso. La confianza se ha desplazado de Dios a la técnica.

Uno de los pueblos que todavía conservan sus creencias es Santiago Xalitzintla, la comunidad más cercana al cráter por el lado de Puebla. Antonio Analco, de 53 años, es su tiempero. Su padre también fue chamán del lugar años atrás. Incluso, hoy todavía se le recuerda como un hombre sabio y acertado en sus predicciones. Desde pequeño, don Antonio empezó a tener sueños, pero se resistía a asumir su papel por temor de no ser tan bueno como su padre. Hasta que un día de junio, azul y sin nubes, tronó mientras movía una cruz. Era la señal esperada.

Al principio, se encontraba con el volcán en algún lugar de la montaña o del bosque, le encendía pedacitos de vela. De esta manera, manteniendo una relación ritual con él, los sueños empezaron a fluir.

En su primera ascensión al volcán, para llevar una ofrenda, le preguntó a su comunidad si ya habían terminado de pedir, porque ahí venía la lluvia, y efectivamente, cuando iban descendiendo comenzó a llover. Pero don Antonio no es alguien que lo espere todo del volcán, sabe que la mano del hombre también cuenta. Para él, las cosechas ”dependen de la labor, de cómo se trabaje la tierra, si no se trabaja como va pidiéndolo la mata, no crece nada y no se da nada”.

También explica que la luna les indica que ha llegado el tiempo de sembrar. ”’Nosotros sabemos reconocer lo que ella dice, que antes de que se muera todos tienen que acabar de sembrar”. En este mundo, el hombre y la naturaleza son uno solo.

Para Glockner, mientras subsistan los cultivos en tierras de temporal, estos pueblos mantendrán sus creencias. ”El temporal siempre será un elemento fortuito. Aunque tenga cierta regularidad nunca se sabe con precisión cuándo llegarán las lluvias, ni con qué abundancia.

Durante el tiempo que permanezca esa duda, los tiemperos del coloso tendrán trabajo. Si de pronto la región de los volcanes se convirtiera en tierras de riego y de cultivos comerciales, entonces esta creencia perdería su fundamento, su piso. Eso no quiere decir que estos pensamientos mágico-religiosos no vuelvan a aparecer bajo otras formas, porque siempre afloran de una u otra forma”.

Para esta gente, la presencia de Don Goyo es indispensable. Los ha dotado de los elementos físicos y espirituales necesarios desde hace siglos. Cuando despiertan es lo primero que ven en su horizonte, y vayan donde vayan, siempre está con ellos. No saben vivir de otra manera. 

Referencias bibliograficas sobre chamanismo y magia

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2005 1:16

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS SOBRE MAGIA Y CHAMANISMO
CHRISTIAN, PIERRE (1986)
Histoire de la Magie à travers les temps et les peuples (Ed. Artefact, Paris)
ELIADE, MIRCEA (1970)
Le Chamanisme et les techniques archaïques de l’extase (Payot, Paris)
MARTINO, ERNESTO DE (1971)
Le Monde Magique (Marabout Université, Paris)
FRAZER, JAMES (1944)
La rama dorada (Fondo de Cultura Económica, Méjico)
MAUSS, MARCEL (1968)
Oeuvres. 1.Les fonctions sociales du sacré (Editions de Minuit, Paris)
REVERTE COMA, JOSE M. (1981)
Antropología Médica (Ed.Rueda, Madrid).
REVERTE COMA, JOSE M. (1966)
El Pacto Médico-Hechicero (Panamá, Imprenta Panamá América)
REVERTE COMA, JOSE M. (1968)
Literatura oral de los indios cunas (Panamá, Imprenta Nacional)
REVERTE COMA, JOSE M. (1977)
Operación Panamá (Ed. EDAF, Madrid)

El canto del pajaro

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 23/07/2005 13:55

EL CANTO DEL PÁJARO
ANTHONY DE MELLO

Este libro ha sido escrito para gentes de cualquier creencia, religiosa o no-religiosa. No puedo ocultar a mis lectores, sin embargo, el hecho de que yo soy sacerdote de la Iglesia Católica, que me he adentrado con toda libertad en tradiciones místicas no-cristianas y que éstas me han influenciado y enriquecido profundamente. A pesar de lo cual, nunca he dejado de volver a mi Iglesia, que es mi verdadero hogar espiritual; y aunque me doy perfecta cuenta (a veces con auténtico asombro) de sus limitaciones y de su ocasional estrechez, también soy perfectamente consciente de que ha sido ella la que me ha formado, me ha moldeado y ha hecho de mí lo que soy. Por eso es a ella, mi Madre y Maestra, a quien deseo dedicar amorosamente este libro.

A todo el mundo le gustan los cuentos, y son precisamente cuentos -y en abundancia- lo que el lector hallará en este libro: cuentos budistas, cuentos cristianos, cuentos Zen, cuentos asideos, cuentos rusos, cuentos chinos, cuentos hindúes, cuentos Sufí, cuentos antiguos y modernos.

Estos cuentos poseen todos ellos, sin embargo, una peculiar característica: si se leen de una determinada manera, ocasionan un verdadero crecimiento espiritual.

CÓMO LEER ESTOS CUENTOS

Hay tres modos de hacerlo:

1. Leer un cuento una sola vez y pasar al siguiente. Este modo de leer sirve únicamente de entretenimiento.

2. Leer un cuento dos veces, reflexionar sobre él y aplicarlo a la propia vida. Es una especie de teología que puede practicarse con bastante provecho en grupos pequeños en los que cada miembro comparte con los demás las reflexiones que el cuento le ha suscitado. Lo que se origina entonces es un círculo teológico.

3. Volver a leer el cuento, después de haber reflexionado sobre él. Crear un silencio interior y dejar que el cuento le revele a uno su profundo significado interno. Un significado que va mucho más allá de las palabras y las reflexiones. Esto lleva progresivamente a adquirir una especie de sensibilidad para lo místico.

También se puede tener presente el cuento durante todo el día y dejar que su fragancia o su melodía le ronde a uno. Es preciso dejar hablar al corazón, no al cerebro. De este modo también se hace tino una especie de místico. Y es precisamente con esta finalidad mística con la que han sido escritos la mayoría de estos cuentos.

ADVERTENCIA:

La mayor parte de los cuentos van acompañados de un comentario, el cual no pretende ser sino un ejemplo del tipo de comentario que cada cual puede hacer. Haga el lector sus propios comentarios, sin conformarse con los que ofrece el libro, porque éstos muchas veces’ evidenciarán su carácter limitativo y, en ocasiones, hasta engañoso.
¡Cuidado con aplicar el cuento a cualquier persona (un sacerdote, un vecino, la misma Iglesia) que no sea uno mismo! Si así se hace, el cuento será espiritualmente dañoso. Cada uno de estos cuentos tiene que ver con uno mismo, no con cualquier otra persona.
Si se lee el libro por primera vez, léanse los cuentos en el orden en que están. Dicho orden pretende comunicar una enseñanza v un espíritu que pueden perderse si se leen los cuentos al azar.

GLOSARIO:

Teología: El arte de narrar cuentos acerca de lo divino. También, el arte de escuchar dichos cuentos.

Misticismo: El arte de gustar y sentir en el corazón el significado interno de dichos cuentos, hasta el punto de ser transformado por ellos.

COME TÚ MISMO LA FRUTA

En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su Maestro: «Siempre nos cuentas historias, pero nunca nos revelas su significado» El Maestro le replicó: «¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?».

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar. Ni si quiera el Maestro.

UNA VITAL DIFERENCIA

Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí: «¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?». Y les respondió:
«Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche».
Le volvieron a preguntar:
«Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?». Y replicó Uwais: «Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten».

Jamás se ha emborrachado nadie a base de comprender intelectualmente la palabra VINO.

EL CANTO DEL PAJARO

Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios.
Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad».
Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?».
«¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro.
El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.

Las palabras del alumno tienen que ser entendidas. Las del Maestro no tienen que serlo. Tan sólo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno escucha el viento en los árboles y el rumor del río y el canto del pájaro, que despiertan en quien lo escucha algo que está más allá de todo conocimiento.

EL AGUIJÓN

Hubo un santo que tenía el don de hablar el lenguaje de las hormigas.
Se acercó a una que parecía más enterada y le preguntó: «¿Cómo es el Todopoderoso? ¿Se parece de algún modo a las hormigas?».
La docta hormiga le respondió: «¿El Todopoderoso? En absoluto. Las hormigas, como puedes ver, tenemos un solo aguijón. Pero el Todopoderoso tiene dos».

Escena sugerida por el anterior cuento:
Cuando se le preguntó cómo era el cielo, la sabia hormiga replicó solemnemente: «Allí seremos igual que Él, con dos aguijones cada uno, aunque más pequeños».
Existe una fuerte controversia entre las distintas escuelas de pensamiento religioso acerca de dónde exactamente se hallará ubicado el segundo aguijón en el cuerpo glorioso de la hormiga.

EL ELEFANTE Y LA RATA

Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insistir en que el elefante saliera del agua.
«No quiero», decía el elefante. «Estoy disfrutando y me niego a ser molestado».
«Insisto en que salgas ahora mismo», le dijo la rata.
«¿Por qué?», preguntó el elefante.
«No te lo diré hasta que hayas salido de ahí», le respondió la rata.
«Entonces no pienso salir», dijo el elefante.
Pero, al final, se dio por vencido. Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:
«Está bien; ¿para qué querías que saliera del agua?».
«Para comprobar si te habías puesto mi bañador», le respondió la rata.

Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.

LA PALOMA REAL

Nasruddin llegó a ser primer ministro del rey. En cierta ocasión, mientras deambulaba por el palacio, vio por primera vez en su vida un halcón real.
Hasta entonces, Nasruddin jamás había visto semejante clase de paloma. De modo que tomó unas tijeras y cortó con ellas las garras, las alas y el pico del halcón.
«Ahora pareces un pájaro como es debido», dijo. «Tu cuidador te ha tenido muy descuidado».

¡Ay de las gentes religiosas que no conocen más mundo que aquel en el que viven y no tienen nada que aprender de las personas con las que hablan!

EL MONO QUE SALVO A UN PEZ

«¿Qué demonios estás haciendo?», le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.
«Estoy salvándole de perecer ahogado», me respondió.

Lo que para uno es comida, es veneno para otro. El sol, que permite ver al águila, ciega al búho.

SAL Y ALGODÓN EN EL RÍO

Llevaba Nasruddin una carga de sal al mercado.. Su asno tuvo que vadear un río y la sal se disolvió.
Al alcanzar la otra orilla, el animal se puso a corretear, contentísimo de haber visto aligerada su carga.
Pero Nasruddin estaba enfadado de veras. Al siguiente día en que había mercado Nasruddin cubrió los sacos con abundante algodón. Al cruzar el río, el asno casi se ahoga por culpa del exceso de peso. «¡Tranquilízate!», dijo alborozado Nasruddin. «¡Esto te enseñará que no siempre que cruces el río vas a ganar tú!».

Dos hombres se aventuraron en la religión. Uno de ellos salió vivificado. El otro se ahogó.

LA BÚSQUEDA DEL ASNO

Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía Nasruddin al pasar.

En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro de Zen, buscando su propio cuerpo. Ello hizo que se rieran mucho sus más estúpidos discípulos.
¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!

LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD
Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».

Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona, v no al revés.

EL PEQUEÑO PEZ
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

Se acercó al Maestro, vestido con ropas sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi: «He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres».
«¿Y lo has encontrado?», le preguntó el Maestro.
«Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado. ¿Y tú?».
¿Qué podía responderle el Maestro? El sol poniente inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar… Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.
Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.
Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo.

¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?

Los hindúes han creado una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su Creación. Dios «danza» su Creación. El es su bailarín; su Creación es la danza. La danza es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con independencia de El. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.
En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creación, está todo el tiempo pensando, hablando (consigo mismo o con los demás), reflexionando, analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras… Ruido, ruido, ruido… Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de la danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle a él, al Bailarín en persona.

El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: «No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió. el discípulo.

Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).

¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?

¡PUEDO CORTAR MADERA!

Cuando el Maestro de Zen alcanzó la iluminación, escribió lo siguiente para celebrarlo:
«¡Oh, prodigio maravilloso: Puedo cortar madera y sacar agua del pozo!».

Para la mayoría de la gente no tienen nada de prodigioso actividades tan prosaicas como sacar agua de un pozo o cortar madera. Un vez alcanzada la iluminación, en realidad no cambia nada. Todo sigue siendo igual. Lo que ocurre es que entonces el corazón se llena de asombro. El árbol sigue siendo un árbol; la gente no es distinta de como era antes; y lo mismo sucede con uno mismo. La vida no prosigue de manera diferente. Puede uno ser tan variable o tan ecuánime, tan prudente o tan alocado como antes. Pero sí existe una diferencia importante: ahora puede uno ver todas las cosas de diferente modo. Está uno como más distanciado de todo ello. Y el corazón se llena de asombro.
Esta es la esencia de la contemplación: la capacidad de asombro. La contemplación se diferencia del éxtasis en que éste lleva a uno a «retirarse». Pero el contemplativo iluminado sigue cortando madera y sacando agua del pozo. La contemplación se diferencia de la percepción de la belleza en que ésta (un cuadro o una puesta de sol) produce un placer estético, mientras que la contemplación produce asombro, prescindiendo de que lo que se contemple sea una puesta de sol o una simple piedra.
Y ésta es prerrogativa del niño, que con tanta frecuencia se asombra. Por eso se encuentra tan a sus anchas en el Reino de los Cielos.

LOS BAMBÚES

Nuestro perro, Brownie, estaba sentado en tensión, las orejas aguzadas, la cola meneándose tensamente, los ojos alerta, mirando fijamente hacia la copa del árbol. Estaba buscando a un mono. El mono era lo único que en ese momento ocupaba su horizonte consciente. Y, dado que no posee entendimiento, no había un solo pensamiento que viniera a turbar su estado de absoluta absorción: no pensaba en lo que comería aquella noche, ni si en realidad tendría algo que comer, ni en dónde iba a dormir. Brownie era lo más parecido a la contemplación que yo haya visto jamás.
Tal vez tú mismo hayas experimentado algo de esto, por ejemplo cuando te has quedado completamente absorto viendo jugar a un gatito. He aquí una fórmula, tan buena como cualquier otra de las que yo conozco, para la contemplación: Vive totalmente en el presente.
Y un requerimiento absolutamente esencial, por increíble qué parezca: Abandona todo pensamiento acerca del futuro y acerca del pasado. Debes abandonar, en realidad, todo pensamiento toda frase, y hacerte totalmente presente. Y la contemplación se produce.

Después de años de entrenamiento, el discípulo pidió a su maestro que le otorgara la iluminación. El maestro
le condujo a un bosquecillo de bambúes y le dijo: «Observa qué alto es ese bambú. Y mira aquel otro, qué corto es».
Y en aquel mismo momento el discípulo recibió la iluminación.

Dicen que Buda intentó practicar toda espiritualidad, toda forma de ascetismo, toda disciplina de cuantas se practicaban en la India de su época, en un esfuerzo por alcanzar la iluminación. Y que todo fue en vano. Por último, se sentó un día bajo un árbol que le dicen ‘bodhi’ y allí recibió la iluminación. Más tarde transmitió el secreto de la iluminación a sus discípulos con palabras que ‘pueden parecer enigmáticas a los no iniciados, especialmente a los que se entretienen en sus pensamientos: «Cuando respiréis profundamente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando profundamente. Y cuando respiréis superficialmente, sed conscientes de que estáis respirando superficialmente. Y cuando respiréis ni muy profunda ni muy superficialmente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando ni muy profunda ni muy superficialmente». Conciencia. Atención. Absorción. Nada más.
Esta forma de quedarse absorto podemos observarla en los niños, que son quienes tienen fácil acceso al Reino de los Cielos.

CONSCIENCIA CONSTANTE

Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo: «Has dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?».
Tenno no supo responder y quedó confuso. Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Conciencia Constante.

El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.

LA SANTIDAD EN EL INSTANTE PRESENTE

Le preguntaron en cierta ocasión a Buda: «¿Quién es un hombre santo?». Y Buda respondió: «Cada hora se divide en cierto número de segundos, y cada segundo en cierto número de fracciones. El santo es en realidad el que es capaz de estar totalmente presente en cada fracción de «segundo».

El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.
Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen: «El mañana no es real. La única realidad es el presente». De modo que volvió al presente… y se quedó dormido.

El hombre en el que el futuro ha perdido su influencia se parece a los pájaros del cielo y a los lirios del campo. Fuera preocupaciones por el mañana. Vivir totalmente en el presente: He ahí al hombre santo.

LAS CAMPANAS DEL TEMPLO

El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban.
Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas. Movido por esta tradición, un joven recorrió miles de millas, decidido a escuchar aquellas campanas. Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó, y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo.
Persistió en su empeño durante semanas. Cuando le invadió el desaliento, tuvo ocasión de escuchar a los sabios de la aldea, que hablaban con unción de la leyenda de las campanas del templo y de quienes las habían oído y certificaban lo fundado de la leyenda. Su corazón ardía en llamas al escuchar aquellas palabras… para retornar al desaliento cuando, tras nuevas semanas de esfuerzo, no obtuvo ningún resultado. Por fin decidió desistir de su intento. Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresaría a su casa y reconocería su fracaso. Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio, par decir adiós al mar, al cielo, al viento y a los cocoteros. Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón…
¡Y en medio de aquel silencio lo oyó! El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra… Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y de alegría.

Si deseas escuchar las campanas del templo, escucha el sonido del mar.
Si deseas ver a Dios, mira atentamente la creación. No la rechaces: no reflexiones sobre ella. Simplemente, mírala.

LA PALABRA HECHA CARNE

En el Evangelio de San Juan leemos:

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros… Mediante ella se hizo todo; sin ella no se hizo nada de cuanto ha sido creado. Todo lo que llegó a ser estaba lleno de su vida. Y esa vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas jamás la han apagado.

Fíjate en las tinieblas. No pasará mucho tiempo antes de que veas la luz. Observa silenciosamente todas las cosas. No pasará mucho tiempo antes de que veas la Palabra.

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros…

Resulta penoso comprobar los denodados esfuerzos de quienes tratan de convertir de nuevo la carne en palabra. Palabras, palabras, palabras…

POPOL-VUH O LIBRO DEL CONCEJO DE LOS INDIOS QUICHÉS

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 26/06/2005 0:53
Traducción de la versión francesa del profesor Georges Raynaud,
director de estudios sobre las religiones de la América
Precolombina, en la Escuela de Altos Estudios de París,
por los alumnos titulares de la misma

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS y J. M. GONZÁLEZ DE MENDOZA

BREVE NOTICIA

El Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: “Este libro es el primer libro pintado antaño”. ¿El primer libro? ¿Querrá significarse con esto el más importante, algo así como la Biblia? “Pero su faz está oculta”, sigue el texto. ¿Oculta, por qué? ¿Fue destruido? ¿Fue quemado? ¿Se consumió en la ciudad de Utatlán, entregada a las llamas, reducida a cenizas por el Conquistador? “Su faz está oculta al que ve”, añade el texto, lo que mueve a pensar que no está oculta para el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.
Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradición oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito, por un indígena, antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximénez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, población guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de “Manuscrito de Chichicastenango”.
Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo en lenguas indígenas, y entregarse a su estudio y traducción del quiché al castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se contenta con traducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Génesis indígena y algunos pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al par de su versión castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es decir, que no sólo nos lega su traducción, sino la transcripción del texto indígena.
El Padre Ximénez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface, y una segunda, más cuidada, que incluye en el primer tomo de la “Crónica de la Provincia de Chiapa y Guatemala”, obra monumental que del archivo de los dominicos pasa en 1854 —con otros documentos del Padre Ximénez—, a la Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A partir de ese momento el libro sagrado de los quichés va a ser traducido a otras lenguas. El Dr. Carl Scherzer copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemán lo publica en Viena, en 1857, bajo el título de “Las historias del origen de los indios de esta Provincia de Guatemala”. El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg llega a Guatemala, desde Francia, atraído por la luz de ese manuscrito prodigioso, se afinca en el país, estudia y profundiza la lengua quiché y traduce el Popol-Vuh al francés, versión que publica en París, en 1891, con el título de “Popol-Vuh, le livre sacre et les mythes de l”antiquité américaine”.
Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo más de treinta y dos volúmenes, en todas las lenguas, interés que crece de día en día por tratarse de uno de los documentos milenarios de la humanidad.
De estas traducciones, citaremos las últimas. La del licenciado J. Antonio Villacorta y el profesor Flavio Rodas, publicada en Guatemala, en 1927, con el texto quiché fonetizado; la del licenciado Adrián Recinos, el cual encontró en la Biblioteca de Ewberry, de Chicago, el primer texto del Padre Ximénez, la traducción más literal, pero no la mejor, dado que el mismo autor la mejoró enormemente, y fue su segunda versión, ya más dueño del idioma quiché, la que incluyó en su famosa historia. De ésta, el profesor Georges Raynaud, después de más de cuarenta años de estudio, toda una vida, realizó su versión francesa ajustada al texto con rigor científico, sin restarle por ello su primigenia hermosura, su vuelo poético, su frescor vegetal, su hondura misteriosa. Dos de sus alumnos en la Escuela de Altos Estudios de París, el mexicano J. M. González de Mendoza y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, vierten al español, bajo la dirección del propio profesor Raynaud, la traducción del Popol-Vuh, hasta ahora considerada como la mejor, y la publican en París, en 1927, con el título de “Los Dioses, los Héroes y los Hombres de Guatemala Antigua”, de la que después se han hecho varias ediciones, siendo merecedora de citarse, en primer lugar, la de la Biblioteca del Estudiante Universitario [“El Libro del Consejo”], en las publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y es la versión del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad científica, la que ahora publicamos, en la traducción al español de González de Mendoza y Miguel Ángel Asturias, seguros de que por igual ha de interesar al investigador, al sociólogo, al poeta, al escritor, al artista y al curioso lector que ame los mitos antiguos, y en este caso, el de cómo los dioses formaron el mundo americano y cómo fue creado el hombre de maíz.

1

Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos, comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quiché los hombres de las tribus Quiché. Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día [Gran Cerdo del Alba], Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos, invocábase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela [que forma parte] de la Pareja [Mágica de Abuelos], Abuelo de la [misma] Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia. Pintaremos [lo que pasó] antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo reproduciremos porque no se tiene [ya más] la visión del Libro del Consejo , la visión del alba de la llegada de ultramar, de nuestra [vida en la] sombra , la visión del alba de la vida, como se dice.

2
Este libro es el primer libro, pintado antaño, pero su faz está oculta [hoy] al que ve, al pensador. Grande era la exposición, la historia de cuando se acabaron de medir todos los ángulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulación, su medida, la medida de las líneas, en el cielo, en la tierra, en los cuatro ángulos, de los cuatro rincones , tal como había sido dicho por los Constructores, los Formadores, las Madres, los Padres de la vida, de la existencia, los de la Respiración, los de las Palpitaciones, los que engendran, los que piensan. Luz de las tribus, Luz de los hijos, Luz de la prole , Pensadores y Sabios, [acerca de] todo lo que está en el cielo, en la tierra, en los lagos, en el mar. He aquí el relato de cómo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmóvil, todo apacible, todo silencioso, todo vacío, en el cielo, en la tierra. He aquí la primera historia, la primera descripción. No había un solo hombre, un solo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranca, hierba, selva. Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía; sólo existían la mar limitada, todo el espacio del cielo. No había nada reunido, junto. Todo era invisible, todo estaba inmóvil en el cielo. No existía nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola, limitada. Nada existía. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche . Sólo los Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua, luz esparcida. [Sus símbolos] estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus nombres [gráficos] eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes Sabios . Así es el cielo, [así] son también los Espíritus del Cielo; tales son, cuéntase, los nombres de los dioses.
Entonces vino la Palabra ; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el momento del alba; decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo sobre la producción, la existencia, de los árboles, de los bejucos, la producción de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huella del Relámpago es el segundo. Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo. Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cómo se haría la germinación, cómo se haría el alba, quién sostendría, nutriría . “Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se vacíe. Que la tierra nazca, se afirme”, dijeron. “Que la germinación se haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque [no tendremos] ni adoración ni manifestación por nuestros construidos, nuestros formados, hasta que nazca el hombre construido, el hombre formado”: así hablaron, por lo cual nació la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra existente. “Tierra”, dijeron y en seguida nació. Solamente una niebla, solamente una nube [fue] el nacimiento de la materia. Entonces salieron del agua las montañas: al instante salieron las grandes montañas. Solamente por Ciencia Mágica, por el Poder Mágico, fue hecho lo que había sido decidido [concerniente a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron simultáneamente en la superficie de la tierra los cipresales, los pinares.
Y los Poderosos del Cielo se regocijaron así: “Sed los bienvenidos, oh Espíritus del Cielo, oh Maestro Gigante [Relámpago], oh Huella del Relámpago, oh Esplendor del Relámpago”. “Que se acabe nuestra construcción, nuestra formación”, fue respondido. Primero nacieron la tierra, los montes, las llanuras; se pusieron en camino las aguas; los arroyos caminaron entre los montes; así tuvo lugar la puesta en marcha de las aguas cuando aparecieron las grandes montañas. Así fue el nacimiento de la tierra cuando nació por [orden] de los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra, pues así se llaman los que primero fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la tierra en suspenso en el agua; así fue fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces su conclusión, su composición, fueron meditadas por ellos.

3
En seguida fecundaron a los animales de las montañas, guardianes de todas las selvas, los seres de las montañas: venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes, víboras, [serpientes] ganti, guardianes de los bejucos. Entonces los Procreadores, los Engendradores, dijeron: “¿No habrá más que silencio, inmovilidad, al pie de los árboles, de los bejucos? Bueno es, pues, que haya guardianes”; así dijeron, fecundando, hablando. Al instante nacieron los venados, los pájaros. Entonces dieron sus moradas a los venados, a los pájaros. “Tú, venado, sobre el camino de los arroyos, en las barrancas, dormirás; aquí vivirás, en las hierbas, en las malezas; en las selvas, fecundarás; sobre cuatro pies irás, vivirás”. Fue hecho como fue dicho. Entonces fueron también [dadas] las moradas de los pajarillos, de los grandes pájaros. “Pájaros, anidaréis sobre los árboles, sobre los bejucos moraréis; engendraréis, os multiplicaréis sobre las ramas de los árboles, sobre las ramas de los bejucos”. Así fue dicho a los venados, a los pájaros, para que hiciesen lo que debían hacer; todos tomaron sus dormitorios, sus moradas. Así los Procreadores, los Engendradores, dieron sus casas a los animales de la tierra. Estando pues todos terminados, venados, pájaros, les fue dicho a los venados, a los pájaros, por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores: “Hablad, gritad; podéis gorjear, gritar. Que cada uno haga oír su lenguaje según su clan, según su manera”. Así fue dicho a los venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes. “En adelante decid nuestros nombres, alabadnos, a nosotros vuestras madres, a nosotros vuestros padres. En adelante llamad a Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del relámpago, Espíritus del Cielo, Espíritus de la Tierra, Constructores. Formadores, Procreadores. Engendradores. Habladnos, invocadnos, adoradnos”, se les dijo. Pero no pudieron hablar como hombres: solamente cacarearon, solamente mugieron, solamente graznaron; no se manifestó [ninguna] forma de lenguaje, hablando cada uno diferentemente. Cuando los Constructores, los Formadores, oyeron sus palabras impotentes, se dijeron unos a otros: “No han podido decir nuestros nombres, de nosotros los Constructores, los Formadores”. “No está bien”, se respondieron unos a otros los Procreadores, los Engendradores, y dijeron: “He aquí que seréis cambiados porque no habéis podido hablar. Cambiaremos nuestra Palabra . Vuestro sustento, vuestra alimentación, vuestros dormitorios, vuestras moradas, los tendréis: serán las barrancas, las selvas. Nuestra adoración es imperfecta si vosotros no nos invocáis. ¿Habrá, podrá haber adoración, obediencia, en los [seres] que haremos? Vosotros recibiréis vuestro fardo: vuestra carne será molida entre los dientes; que así sea, que tal sea vuestro fardo”. Así les fue entonces dicho, ordenado, a los animalitos, a los grandes animales de la superficie de la tierra; pero éstos quisieron probar su suerte, quisieron tentar la prueba, quisieron probar la adoración, mas no entendiendo de ningún modo el lenguaje unos de otros, no se comprendieron, no pudieron hacer nada.
Tal fue, pues, el fardo de su carne; así el fardo de ser comidos, de ser matados, fue [impuesto] aquí sobre todos los animales de la superficie de la tierra. En seguida fueron ensayados seres construidos, seres formados , por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores. “Que se pruebe todavía. Ya se acerca la germinación, el alba. Hagamos a nuestros sostenes, a nuestros nutridores. ¿Cómo ser invocados, conmemorados, en la superficie de la tierra? [Ya] hemos ensayado con nuestra primera construcción, nuestra formación, sin que por ella pueda hacerse nuestra adoración, nuestra manifestación. Probemos, pues, a hacer obedientes, respetuosos sostenes, nutridores”, dijeron. Entonces fue la construcción, la formación.
De fierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la cabeza no se movía; el rostro [quedábase vuelto] a un solo lado; la vista estaba velada; no podían mirar detrás de ellos; al principio hablaron, pero sin sensatez. En seguida, aquello se licuó, no se sostuvo en pie . Entonces los Constructores, los Formadores, dijeron otra vez: “Mientras más se trabaja, menos puede él andar y engendrar”. “Que se celebre, pues, consejo sobre eso”, dijeron. Al instante deshicieron, destruyeron una vez más, su construcción, su formación, y después dijeron: “¿Cómo haremos para que nos nazcan adoradores, invocadores?” Celebrando consejo de nuevo, dijeron entonces: “Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día: «Probad de nuevo la suerte, su formación»“. Así se dijeron unos a otros los Constructores, los Formadores, y hablaron a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. En seguida, el discurso dicho a aquellos augures, a la Abuela del Día, a la Abuela del Alba por los Constructores, los Formadores; he aquí sus nombres: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Y los Maestros Gigantes hablaron, así como los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Dijeron entonces a Los de la Suerte, los de [su] Formación, a los augures: “Es tiempo de concertarse de nuevo sobre los signos de nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado, como nuestro sostén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador. Comenzad, pues, las Palabras [Mágicas], Abuela, Abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Haced pues que haya germinación, que haya alba, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre moldeado. Haced que así sea. Declarad vuestros nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día, Pareja Procreadora, Pareja Engendradora, Gran Cerdo del Alba, Gran Tapir del Alba. Los de las Esmeraldas. Los de las Gemas, Los del Punzón, Los de las Tablas, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa, Los de la Resina, Los de los Trabajos Artísticos, Abuela del Día, Abuela del Alba. Sed llamados así por nuestros construidos, nuestros formados. Haced vuestros encantamientos por vuestro maíz, por vuestro tzité . ¿Se hará, acontecerá, que esculpamos en madera su boca, su rostro?” Así fue dicho a los de la Suerte. Entonces [se efectuó] el lanzamiento [de los granos], la predicción del encantamiento por el maíz, el tzité. “Suerte, fórmate”, dijeron entonces una abuela, un abuelo. Ahora bien, este abuelo era El del Tzité, llamado Antiguo Secreto; esta abuela era La de la Suerte, la de [su] formación, llamada Antigua Ocultadora con Gigante Abertura. Cuando se decidió la suerte, se habló así: “Tiempo es de concertarse. Hablad; que oigamos y que hablemos, digamos, si es preciso que la madera sea labrada, sea esculpida por Los de la Construcción, Los de la Formación, si ella será el sostén, el nutridor, cuando se haga la germinación, el alba”. “Oh maíz, oh tzité, oh suerte, oh [su] formación, asios, ajustaos” , fue dicho al maíz, al tzité, a la suerte, a [su] formación. “Venid a picar ahí, oh Espíritus del Cielo . No hagáis bajar la boca, la faz de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo”, dijeron. Entonces dijeron la cosa recta: “Que así sean, así, vuestros maniquíes, los [muñecos] construidos de madera, hablando, charlando en la superficie de la tierra”. —”Que así sea”, se respondió a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniquíes, los [muñecos] construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniquíes, aquellos [muñecos] construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se desecaron; sus pies, sus manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni humedad, ni grasa; mejillas desecadas [eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos; comprimida su carne. Por tanto [no había] ninguna sabiduría en sus cabezas, ante sus Constructores, sus Formadores, sus Procreadores, sus Animadores. Éstos fueron los primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.

4
En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran inundación fue hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. El tzité [fue la] carne del hombre: pero cuando por los Constructores, los Formadores?, fue labrada la mujer, el sasafrás [fue la] carne de la mujer. Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero no pensaban, no hablaban ante los de la Construcción. Los de la Formación, sus Hacedores, sus Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una abundante resina. El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murciélago de la Muerte, vino a cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Búho vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no habían pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de día, lluvia de noche. Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron: la madera, la piedra, manifestaron sus rostros . Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos había, manifestaron sus rostros. “Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados”, les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aquí [lo que les dijeron] sus piedras de moler: “Teníamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: «Descorteza, descorteza, rasga, rasga» sobre nuestras faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz. Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos, morderemos, vuestra carne”, les dijeron sus piedras de moler, Y he aquí que hablando a su vez, sus perros les dijeron: “¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que éramos visto?, nos perseguíais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras comíais. Entonces vosotros hablabais bien, nosotros no hablábamos. Sin ello no os mataríamos ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os borraremos [de la haz de la tierra] ; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas , os comeremos”: [así] les dijeron sus perros, mostrando “sus rostros. Y he aquí que a su vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: “Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego. Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os quemaremos”, dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron daño. Empujándose [los hombres] corrieron, llenos de desesperación. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos destruidos, aniquilados. Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las selvas ; éstos fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su carne por los Constructores, los Formadores. Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes, [muñecos] construidos de madera.

5
No había, pues, más que una luz confusa en la superficie de la tierra, no había sol. Un [personaje] llamado Principal Guacamayo se enorgullecía. Al principio existieron el cielo, la tierra, pero ocultas [estaban] las faces del sol, de la luna. Él, pues, decía: “En verdad, la posteridad de esos hombres ahogados es extraordinaria; su vida es como [una vida] de Sabios . Yo soy, pues, grande por encima del hombre construido, del hombre formado. Yo el sol, yo la luz, yo la luna. Que así sea. Grande [es] mi luz. Por mí andan, caminan los hombres. Mis ojos, en metales preciosos, resplandecen de gemas, de verdes esmeraldas. Mis dientes brillan en su esmalte como la faz del cielo. Mi nariz resplandece a lo lejos como la luna. De preciosos metales [está hecho] mi sitial con respaldo. La faz de la tierra se ilumina cuando yo avanzo ante mi sitial con respaldo. Así pues, yo soy el sol, yo soy la luna , para la luz de la prole, la luz de los hijos. Así es, porque a lo lejos penetra mi esplendor”. [Así] decía Principal Guacamayo, mas en verdad Principal Guacamayo no era el sol , sino que se enorgullecía de sus jadeitas, de sus metales preciosos: pero en realidad su esplendor desaparecía allí adonde él se sentaba , su esplendor no penetraba en todo el cielo. No se veían aún, pues, las faces del sol, de la luna, de las estrellas, aún no había claridad . Así, pues, Principal Guacamayo se alababa como sol, [como] luna; la luz del sol, de la luna, todavía no [se había] mostrado, manifestado; pero él quería sobreponerse en grandeza. Entonces fue cuando ocurrió la inundación a causa de los maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Contaremos también cómo murió, fue vencido. Principal Guacamayo [y después], en qué tiempo fue hecho el hombre por Los de la Construcción, Los de la Formación.

6
He aquí el origen de la derrota de Principal Guacamayo por dos engendrados, el primero llamado Maestro Mago, el segundo llamado Brujito; [los dos] eran dioses . A causa del mal que veían en el que se enorgullecía y que él quería hacer a la faz de los Espíritus del Cielo, aquellos engendrados dijeron: “No está bien que pase eso; ese hombre no debe vivir aquí, en la superficie de la Tierra. Trataremos, pues, de tirar con cerbatana contra su comida; tiraremos con cerbatana contra ella, introduciremos en ella una enfermedad que pondrá fin a sus riquezas, a sus jadeitas, a sus metales preciosos, a sus esmeraldas, a sus pedrerías, de las cuales se glorifica como lo harán todos los hombres. Los metales preciosos, no son un motivo de gloria. Que así se haga, pues”. [Así] dijeron los dos engendrados, cada uno [con] su cerbatana sobre el hombro.
Pero Principal Guacamayo tenía dos hijos: Sabio Pez-Tierra [era] el primer hijo. Gigante de la Tierra, el segundo hijo. La que se Torna Invisible, [era el nombre de su madre, esposa de Principal Guacamayo. A este Sabio Pez-Tierra [servíanle] de juguetes las grandes montañas Chicak, Hunahpu, Pecul, Yaxcanul, Macamob, Huliznab , se cuenta, nombres de las montañas que existieron cuando el alba; nacieron en una noche por [la acción de] Sabio Pez-Tierra. De igual modo por Gigante de la Tierra eran removidas las montañas; por él eran agitadas las montañas pequeñas, las montañas grandes. Los hijos de Principal Guacamayo hacían también de ello una causa de Orgullo: “¡Vosotros! heme aquí, yo el sol”, decía Principal Guacamayo. “Yo hice la Tierra”, decía Sabio Pez-Tierra. “Yo sacudo al cielo, trastorno a toda la tierra”, decía Gigante de la Tierra. Así, después de su padre, los hijos de Principal Guacamayo se atribuían la grandeza. He aquí, pues, el mal que vieron los engendrados. Nuestras primeras madres, nuestros primeros padres no habían sido hechos todavía. Así fue decidida la muerte [de los tres], su pérdida, por los engendrados.

7
He aquí ahora los disparos de cerbatana contra Principal Guacamayo por los dos engendrados; contaremos ahora la derrota de aquellos que se enorgullecían. Este mismo Principal Guacamayo tenía un gran árbol, el Byrsonia ; era el alimento de Principal Guacamayo; cada día iba al Byrsonia, subía al árbol; veía algunas vainas comidas por Maestro Mago. Brujito. Por su parte, espiando a Principal Guacamayo al pie del árbol, los dos engendrados venían a esconderse en el follaje del árbol cuando Principal Guacamayo venía a comer [las frutas de] el Byrsonia. Después fue tiroteado con cerbatanas por Supremo Maestro Mago, quien le plantó la bala de la cerbatana en la mandíbula; gritó a voz en cuello al caer del árbol al suelo. Supremo Maestro Mago se apresuró, corrió aprisa para apoderarse de él; pero entonces el brazo de Supremo Maestro Mago fue asido violentamente por Principal Guacamayo, quien al instante lo sacudió, lo arrancó bruscamente del omoplato. Entonces Supremo Maestro Mago dejó ir a Principal Guacamayo. Así es, así como hicieron, sin haber sido vencidos los primeros por Principal Guacamayo. Llevando así el brazo de Supremo Maestro Mago, Principal Guacamayo caminó hacia su casa, adonde llegó sosteniéndose la mandíbula. “¿Qué te ha sucedido, pues?”, dijo entonces La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo. “¿Qué? Dos engañadores me han tiroteado con su cerbatana, me han dislocado la mandíbula. A causa de eso, se han aflojado mi mandíbula, mis dientes, que me hacen sufrir mucho.
Por de pronto traigo [esto] sobre el fuego para que permanezca sobre el fuego hasta que, en verdad, vengan a recogerlo, a tomarlo, esos engañadores”, respondió Principal Guacamayo, suspendiendo el brazo de Supremo Maestro Mago. Habiendo celebrado consejo, Supremo Maestro Mago, Brujito, hablaron con un abuelo, y verdaderamente blanca era la cabellera de este abuelo, y con una abuela, y verdaderamente era una abuela encorvada, quebrantada por la vejez . Gran Cerdo del Alba, nombre del Abuelo; Gran Tapir del Alba, nombre de la abuela. Los engendrados dijeron, pues, a la abuela, al abuelo: “Acompañadnos para ir a coger nuestro brazo en casa de Principal Guacamayo, pero nosotros iremos detrás de vosotros. «Son nuestros nietos a quienes acompañamos; su madre, su padre, han muerto ; por tanto, nos siguen por todas partes adonde nos conviene permitírselo, pues sacar los animales de las mandíbulas es nuestro oficio», diréis vosotros. Así Principal Guacamayo nos mirará como a niños, y estaremos allí para daros consejos”, dijeron los dos engendrados. “Muy bien”, fue respondido. En seguida se encaminaron hacia la punta en donde Principal Guacamayo estaba sentado en su sitial con respaldo. La abuela, el abuelo, pasaron entonces, [con] dos engendrados jugando detrás. Cuando pasaron al pie de la casa del jefe, Principal Guacamayo gritaba a voz en cuello a causa de sus dientes. Cuando Principal Guacamayo vio al abuelo, a la abuela y a los que les acompañaban, “¿De dónde venís, abuelos nuestros?”, dijo al instante el jefe. “Buscamos con qué sostenernos, oh Tú, Jefe”, respondieron ellos. “¿Cuál es vuestro alimento? ¿Son vuestros hijos, esos que os acompañan?” “No, oh Tú, jefe. Éstos son nuestros nietos, pero ¿comprendes? tenemos piedad de sus rostros, les damos y partimos la mitad [de nuestro alimento]”, respondieron la abuela, el abuelo. El jefe, pues, estaba extenuado por el sufrimiento de sus dientes, y con esfuerzo era como hablaba. “Yo os suplico, tened piedad de mi rostro . ¿Qué hacéis? ¿Qué curáis?”, dijo el jefe. “Solamente sacamos de los dientes los animales, curamos solamente los ojos, componemos solamente los huesos, Tú, Jefe”, respondieron. “Muy bien. Curadme en seguida, os suplico, mis .” dientes, que verdaderamente me hacen sufrir. Cada día no tengo reposo, no tengo sueño, a causa de ellos y de mis ojos. Dos engañadores me han disparado con cerbatana, para comenzar. A causa de esto no como ya. Tened, pues, piedad de mi rostro, pues todo se mueve, mi mandíbula, mis dientes”. “Muy bien, Tú, Jefe. Un animal te hace sufrir. No hay más que cambiar, que sacar los dientes, Tú”. “¿Será bueno quitarme mis dientes? Por ellos soy jefe; mi ornamento: mis dientes y mis ojos”. “Pondremos al instante otros en cambio; huesos puros y netos entrarán”. Ahora, pues, esos huesos puros y netos no eran más que maíz blanco. “Muy bien. Retiradlos pues y venid en mi ayuda”, respondió él. Entonces se arrancaron los dientes de Principal Guacamayo; no se le puso en cambio más que maíz blanco; al instante ese maíz brilló mucho en su boca. Al instante descendió su faz ; no pareció ya jefe. Se acabó de quitarle sus dientes en pedrería que, brillantes, ornaban su boca. Mientras que se cuidaban los ojos de Principal Guacamayo se desollaron sus ojos, se acabó de quitarle sus metales preciosos. Pero él no podía ya sentirlo; todavía veía cuando lo que le enorgullecía hubo acabado de serle quitado por Maestro Mago. Brujito. Así murió Principal Guacamayo cuando Maestro Mago vino a recuperar su brazo. La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo, murió también. Tal fue el fin de las riquezas de Principal Guacamayo. Fue el médico quien tomó las esmeraldas, las pedrerías, de las cuales, aquí en la tierra, se gloriaba. La abuela Sabia, el abuelo Sabio, hicieron esto. El brazo fue pegado; pegado estuvo bien. Ellos no quisieron obrar así más que para matar a Principal Guacamayo; consideraban como malo que se enorgulleciese. En seguida los dos engendrados caminaron, habiendo ejecutado la Palabra de los Espíritus del Cielo.

8
He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. “Yo hacedor de montañas”, decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio Pez-Tierra se bañaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos jóvenes, arrastrando un árbol para pilar de su casa; cuatrocientos jóvenes iban caminando, después de haber cortado un gran árbol para viga maestra de su casa. Entonces Sabio Pez-Tierra caminó adonde estaban los cuatrocientos jóvenes. —”Jóvenes, ¿qué hacéis?”. —”Solamente, un árbol que no podemos levantar para llevarlo sobre nuestros hombros”. —”Yo lo llevaré al hombro. ¿Adonde llevarlo? ¿Cuál trabajo hay en vuestro espíritu?” “Solamente la viga maestra de nuestra casa”. —”Perfectamente”, dijo él, [y] después tiró [del árbol], lo cargó sobre sus hombros y lo llevó a la entrada de la casa de los cuatrocientos jóvenes. “¡Y bien! Estáte pues con nosotros, oh joven. ¿Tienes madre, padre?” “No tengo”, dijo él. “¡Y bien! Nosotros te emplearemos otra vez mañana para señalarte uno de nuestros árboles para pilar de nuestra casa”. “Bien”, dijo él. En seguida los cuatrocientos jóvenes celebraron consejo. “He ahí a ese joven. ¿Cómo haremos para matarlo, pues no está bien que haga eso, que él solo levante ese árbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] después lo incitaremos a descender en el hoyo. «Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo», le diremos, y, cuando haya descendido y esté inclinado en el hoyo, lanzaremos un gran árbol en él; entonces morirá en el hoyo”. Así hablaron los cuatrocientos jóvenes. Entonces cavaron un gran hoyo que descendía profundamente, y después llamaron a Sabio Pez-Tierra. “Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava aún la tierra, en el sitio de donde nosotros no pasamos”, le dijeron. “Muy bien”, respondió él, y después descendió al hoyo. Llamándole mientras que él cavaba la tierra: “¿Ya has descendido muy hondo?”, le dijeron. “Sí”, respondió, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba un hoyo de salvamento. Él sabía que querían matarlo; mientras que cavaba el hoyo, cavaba al lado un segundo hoyo para salvarse. “¿Está ya muy hondo?”, le fue dicho desde arriba por los cuatrocientos jóvenes. “Todavía estoy ocupado en mi excavación, pero os llamaré desde abajo cuando haya acabado de cavar”, les respondió desde el fondo del hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no cavaba el fondo del hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En seguida Sabio Pez-Tierra llamó, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de salvamento. “Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por él he descendido verdaderamente lejos. ¿No oís mi llamada? Pero he aquí vuestra llamada que repercute como uno, dos ecos; oigo donde estáis vosotros”, decía Sabio Pez-Tierra en el hoyo en donde se ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he aquí que con fuerza fue traído el gran árbol por los jóvenes; en seguida lanzaron vivamente el árbol en el agujero. “Que ninguno hable. Esperemos solamente a que grite a voz en cuello, a que muera”, se dijeron unos a otros, mas se hablaban en secreto, mas se cubrían la boca, mirándose mutuamente, mientras lanzaban prontamente el árbol. Ahora, pues, he aquí que Sabio Pez-Tierra habló, gritó a voz en cuello, pero no llamó sino una sola vez mientras que el árbol caía. “¡Oh, cómo hemos llevado a buen fin lo que le hemos hecho! ¡Muerto está! Si por desgracia hubiera continuado el trabajo del cual se había encargado, desgraciados [de nosotros]. Se habría introducido [como] el primero entre nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron, alegrándose aún. “Es preciso hacer durante tres días nuestra bebida fermentada, pasar tres días más en beber por la fundación de nuestra casa, nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron. “Mañana veremos, pasado mañana también, si no vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida nuestro corazón estará en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada”, dijeron.
Ahora, pues, allá en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol. De todas partes trajeron cabellos, trajeron uñas de Sabio Pez-Tierra; viendo esto los jóvenes. “¡Acabado está, ese engañador! ¡Ved! Las hormigas se reúnen, llegan en multitud, traen de todas partes sus cabellos, sus uñas. He aquí lo que hemos hecho”, se dijeron unos a otros. Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: había cortado los cabellos de su cabeza, se había recortado las uñas con los dientes, para darlos a las hormigas. Así los cuatrocientos jóvenes lo creyeron muerto; después, al tercer día, comenzaron su bebida fermentada; entonces se embriagaron todos los jóvenes. Estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya Sabiduría; entonces su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos. Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos jóvenes se salvaron; fueron matados por Sabio Pez-Tierra, hijo de Principal Guacamayo. Así murieron los cuatrocientos jóvenes. Se dice también que entraron en la constelación llamada a causa de ellos el Montón , pero esto no es quizás más que una fábula. Aquí contaremos también la derrota de Sabio Pez-Tierra por los dos engendrados Maestro Mago, Brujito.

9
He aquí la derrota, la muerte de Sabio Pez-Tierra cuando fue vencido por los engendrados Maestro Mago. Brujito. He aquí lo que hirió el corazón de aquellos engendrados: los cuatrocientos jóvenes matados por Sabio Pez-Tierra. Solamente de pescados, solamente de cangrejos, se sostenía él, se nutría, al borde del agua; ése era su alimento cotidiano. De día erraba, buscando su subsistencia; de noche, transportaba las montañas. En seguida un gran cangrejo fue imitado por Maestro Mago, Brujito. Le pusieron una faz en madera de Ek ; pues la madera de Ek se encuentra por doquiera en las selvas; hicieron con ella las grandes patas del cangrejo; después, de Pahac las patas pequeñas. Pusiéronle un carapacho de piedra que acabó la faz posterior del congrejo. En seguida, pusieron a esta “tortuga” en el fondo de una gruta al pie de una gran montaña; Meaván , nombre de la montaña de la derrota. Después, los engendrados fueron al encuentro de Sabio Pez-Tierra, al borde del agua. “¿Adonde vas, oh hijo?”, dijeron a Sabio Pez-Tierra. “No voy a ninguna parte, sino que busco mi subsistencia”, respondió Sabio Pez-Tierra. “¿Cuál es tu alimento?”. “Solamente pescados, solamente cangrejos; no he podido cogerlos aquí. Hace dos días que no he comido y ya no puedo más de hambre”, dijo Sabio Pez-Tierra a Maestro Mago, Brujito. “Allá abajo, en el fondo de la barranca, hay un cangrejo, un cangrejo verdaderamente grande; seria un glorioso bocado para tu subsistencia. Pero nos mordió cuando quisimos cogerlo, y nos asustamos; por nada iríamos a cogerlo”, dijeron Maestro Mago, Brujito. “Tened piedad de mi faz. Venid a mostrármelo, oh engendrados”, dijo Sabio Pez-Tierra. “De ningún modo, no queremos; solamente tú ve allá; no es posible perderse; ve solamente al borde del agua y llegarás al pie de una gran montaña donde resuena en el fondo de la barranca; vete, llega”, respondieron Maestro Mago, Brujito. “¡Ah, tened piedad de mi faz! Oh engendrados, ¿en dónde encontrarlo? Venid a mostrármelo. Hay muchos pájaros cantores a los que podréis disparar con cerbatana; yo sé dónde están”, dijo Sabio Pez-Tierra. Su humildad complació a los engendrados. “¿Sabrás cogerlo si volvemos [allá abajo] por tu causa? Cierto, no probamos ya más; nos mordió cuando entramos agachados; nos asustamos cuando entramos encorvados, pero por poco lo alcanzábamos. Es bueno, pues, que entres allí encorvado”, le dijeron. “Muy bien”, respondió Sabio Pez-Tierra. Entonces caminó en su compañía. Después, fue llegó al fondo de la barranca. Inclinado de los dos lados, el cangrejo enderezaba hacia adelante su dorso. En el fondo de la barranca estaba la añagaza de ellos. “¡Perfectamente! Quisiera ya ponerla en [mi] boca”, [dijo] alegrándose Sabio Pez-Tierra, porque en verdad se moría de hambre. Así, pues, quiso intentar, quiso encorvarse, quiso entrar. El cangrejo fue hacia lo alto. Entonces él se retiró. “¿No lo has alcanzado”?, dijeron [los dos engendrados]. “No está ahí, sino que subió: pero al principio por poco lo cogía. Quizás fuera bueno que yo entrase”, respondió él. Después, encorvándose, entró; acabó de entrar; no mostró afuera más que las puntas de los pies. La gran montaña acabó de minarse, se aplastó, descendió sobre su corazón. Él ya no se revolvió más: Sabio Pez-Tierra fue piedra. Tal fue la derrota de Sabio Pez-Tierra por los engendrados Maestro Mago, Brujito. “Hacedor de Montañas”, dice el relato de antaño. Primer hijo de Principal Guacamayo. Al pie de la montaña llamada Meaván fue vencido. No es sino por Magia como fue vencido el segundo de los que se enorgullecían. Vamos a contar la historia de otro.

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El tercero de los que se enorgullecían, segundo hijo de Principal Guacamayo, llamado Gigante de la Tierra, decía: “Yo destruyo las montañas”. Y Maestro Mago, Brujito, vencieron también a Gigante de la Tierra. Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago, dijeron, hablando a Maestro Mago, Brujito: “Que también sea vencido el segundo hijo de Principal Guacamayo. Tal es nuestra Palabra, porque no está bien lo que él hace sobre la tierra: exaltar su gloria, su grandeza, en potencia. Que ya no sea más así”. “Atraedlo dulcemente hacia el Oriente” , dijeron “también los Maestros Gigantes a los dos engendrados. “Muy bien, jefes”, respondieron éstos. “No está bien lo que vemos. ¿No sois vosotros la Existencia, la Fundación, los Espíritus del Cielo?”, dijeron los engendrados, recibiendo la Palabra de los Maestros Gigantes. Y en aquel momento Gigante de la Tierra destruía las montañas. Por poco que con el pie golpease la tierra, en seguida a causa de esto se desgarraban las montañas grandes, las montañas pequeñas . Entonces fue encontrado por los engendrados. “Joven, ¿adonde vas?”, dijéronle a Gigante de la Tierra. “No voy a ninguna parte, solamente derribo las montañas, yo soy su destructor, mientras haya días, mientras haya albas ”, dijo él, respondió él entonces. Después, a su vez, Gigante de la Tierra [les] dijo a Maestro Mago, Brujito: “¿Por qué venís vosotros? Yo no conozco vuestros rostros. ¿Cuál es vuestro nombre?”; [así] dijo Gigante de la Tierra. “No tenemos nombre. Solamente cazamos con cerbatana, solamente cazamos con liga, en las montañas. Nosotros [somos] solamente unos pobres; nada [es] de nosotros, oh joven. Solamente recorremos las pequeñas montañas, las grandes montañas, oh joven. He aquí que hemos visto una gran montaña, pero en donde está se ven precipicios; se eleva a gran altura: es tan alta que sobrepasa a todas las montañas. No hemos podido coger, pues, en ella uno, dos pájaros, oh joven. ¿Pero derribas verdaderamente todas las montañas, oh joven?”, dijeron Maestro Mago, Brujito a Gigante de la Tierra. “¿Visteis verdaderamente la montaña que decís? ¿En dónde está? Yo la veré, la derribaré. ¿En dónde la visteis?” “Está allá abajo, al Este”, respondieron Maestro Mago, Brujito. “Bien. Elegid nuestro camino ”, dijo él a los engendrados. “No, no. Te pondremos entre los dos en medio, y uno estará a tu izquierda, uno a tu derecha, a causa de nuestras cerbatanas; si hay pájaros nosotros les dispararemos con las cerbatanas”, respondieron. Alegremente probaron a disparar con sus cerbatanas. He aquí que disparando con las cerbatanas no había bala en sus cerbatanas; solamente soplaban disparando con las cerbatanas contra los pájaros ; Gigante de la Tierra estaba maravillado. Entonces los engendrados frotaron fuego , asaron sus pájaros ante el fuego. Untaron con creta alrededor un pájaro, le pusieron tierra blanca . “He aquí lo que le daremos para excitar su gula por el husmo que en él encontrará. Nuestro pájaro le derrocará. De igual modo que de tierra está envuelto todo alrededor por nosotros este pájaro, a tierra le echaremos, en tierra le inhumaremos. Demasiada Ciencia en un construido, un formado, cuando comienza la germinación, cuando comienza el alba”, dijeron los engendrados. “Cierto, a causa del deseo de todos los corazones de comer, de triturar, el corazón de Gigante de la Tierra deseará lo mismo”, dijeron entre sí Maestro Mago, Brujito. Durante este tiempo asaban al pájaro, el cual cocía y amarilleaba asándose; el jugo del pájaro goteaba, fluía por todas partes, tenía un husmo muy suave. He aquí que Gigante de la Tierra deseó comer de él y que se le hizo agua la boca, que bostezó, que la saliva, la baba, corrió a causa del sabroso pájaro. Entonces preguntó: “¿Qué es este alimento? Siento un husmo verdaderamente exquisito. Dadme pues un poco”; [así] dijo. Se [le] dio entonces el pájaro a Gigante de la Tierra, para vencerlo. Después de que hubo acabado [de comerse] aquel pájaro, caminaron de nuevo dirigiéndose hacia el Oriente, en donde estaba la gran montaña. He aquí que va Gigante de la Tierra se desvanecía de los pies, de las manos, estaba sin fuerzas, a causa de la tierra con la cual se había untado todo alrededor el pájaro del que había comido. No podía ya hacerles nada a las montañas ni acabar de derribarlas. Y entonces, ligado por los engendrados, [estando] sus manos atadas atrás, sus manos guardadas por los extranjeros, el cuello y las piernas ligados juntamente, fue en seguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la derrota de Gigante de la Tierra, solamente por Maestro Mago, Brujito. Innumerables [fueron] sus acciones sobre la tierra.
He aquí que contaremos el nacimiento de Maestro Mago, Brujito, pues hemos contado primeramente la derrota de Principal Guacamayo y la de Sabio Pez-Tierra y la de Gigante de la Tierra, sobre la tierra.

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He aquí que diremos el nombre del padre de Maestro Mago, Brujito. Musitaremos el origen, musitaremos solamente la historia, el relato, del engendramiento de Maestro Mago, Brujito; no diremos de esto sino la mitad y solamente una parte de la historia de su padre. He aquí, pues, la historia de éste. Su nombre es Supremo Maestro Mago, como se dice. Sus padres son Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Por ellos, en la noche, fueron engendrados Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, por Antiguo Secreto. Antigua Ocultadora. Ahora pues, Supremo Maestro Mago engendró dos hijos: Maestro Mono [es el] nombre del primer hijo, Maestro Simio [es el] nombre del segundo hijo. Y el nombre de su madre, [es] éste: Paridora de Monos; tal es el nombre de la esposa de Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, sin esposa, célibe. Pero estos dos hijos eran muy grandes Sabios; grande su Ciencia; augures aquí en la tierra; buenos su existencia, su nacimiento. Se mostró toda la Ciencia ante Maestro Mono. Maestro Simio, hijos de Supremo Maestro Mago. Maestro Mono. Maestro Simio, llegaron a ser músicos, cantantes, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres. Ahora bien, Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no hacían cotidianamente más que [jugar al] blanco, que jugar a la pelota . Cada dos días encontrábanse cuatro, reuníanse en el juego de pelota. Para verlos venía el Gavilán, mensajero de Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago. Ahora bien, este Gavilán, de no lejos de aquí en la tierra, de no lejos de Xibalbá llegaba seguidamente al cielo, junto a los Maestros Gigantes. Mientras ellos permanecían aquí en la tierra, la madre de Maestro Mono, Maestro Simio, murió. He aquí que, caminando hacia Xibalbá jugaron a la pelota, lo que oyeron Supremo Muerto. Principal Muerto, jefes de Xibalbá. “¿Qué hacen sobre la tierra? ¿Quién la hace temblar? ¿Quién hace tal batahola? Que se envíe a buscarlos, a traerlos aquí; que vengan a jugar a la pelota a fin de que los venzamos. Verdaderamente, no somos obedecidos por ellos: no hay obediencia, no hay respeto para nuestro ser. No hacen mas que batallar sobre nuestras cabezas”, dijo todo Xibalbá. Entonces todos celebraron consejo. Estos llamados Supremo Muerto, Principal Muerto, los Grandes Decidores de Palabra . He aquí a todos los jefes, a quienes éstos daban sus cargos de poder; cada uno jefe por orden de Supremo Muerto. Principal Muerto. He aquí, pues, los nombres de los jefes: Extiende Tullidos. Reúne Sangre: su cargo: los hombres que tienen flujos de sangre. He aquí también a los jefes Hacedor de Abscesos. Hacedor de Ictericia; su poder: dar a los hombres tumores, darles abscesos en las piernas y amarillearles el rostro, lo que se llama ictericia, y éste era el poder de Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia. He aquí además a los jefes Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, los de la varilla de Xibalbá; solamente de huesos [eran] sus varillas; su mayordomía: osificar a los hombres a fin de que, no siendo más que huesos y cráneos al morir, no haya que recoger más que sus esqueletos; tal era la función de los llamados Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos. He aquí también a los jefes llamados Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio; he aquí sus cargos: chocar al hombre contra la traición; sea detrás de su morada, sea delante de su morada; que tuvo la mala suerte de caer, boca arriba, sobre el suelo: se moría; tal era el poder de Hacedor de traición, Hacedor de Infortunio. He aquí también a los jefes llamados Gavilán [de sangre], Opresión; he aquí su poder: el hombre moría en camino de lo que se llama muerte súbita, viniéndole la sangre a la boca; entonces él moría, vomitando la sangre; a cada uno [correspondía] el cargo de romper la garganta, el corazón del hombre, para que muriese en camino, haciéndole llegar de repente [la sangre] a la garganta mientras marchaba; tal era el poder de Gavilán [de Sangre], Opresión. He aquí que se reunieron en consejo para combatir, atormentar, a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Xibalbá quería burlarse de Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, de sus escudos de cuero, de sus anillos, de sus guantes, de sus coronas y de los cascos con que se engalanaban Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago.
He aquí, pues, que contaremos su viaje a Xibalbá, dejando permanecer [aparte] a Maestro Mono, [Maestro] Simio, hijos de Supremo Maestro Mago y cuya madre estaba ya muerta. En seguida, [contaremos] la derrota de Maestro Mono, Maestro Simio, por Maestro Mago, Brujito.

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En seguida partieron los mensajeros de Supremo Muerto, Principal Muerto. “En camino, oh Consejeros de los Varones. Id a llamar a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Decidles: «Venid con nosotros —Que vengan, dicen los jefes. —Que vengan aquí a pelotear con nosotros: que nos revivifiquemos nuestros rostros con ellos; en verdad, admiramos sus bocas ; así, pues, que vengan, dicen los jefes.» —Que al venir traigan lo que tienen: sus anillos , sus guantes; que vengan también con su pelota, dicen los jefes.” “Decidles: —Venid”. Así fue dicho a los mensajeros. He aquí a los mensajeros Búhos: Flecha-Búho, Maestro Gigante Búho, Guacamayo-Búho, Cabeza-Búho; así se llamaban los mensajeros de Xibalbá. Flecha-Búho era rápido como una flecha. De Maestro Gigante Búho la naturaleza era de gigante. De Guacamayo-Búho, la naturaleza era [tener] un dorso de fuego . Cabeza Búho no tenía más que una cabeza, no tenía piernas pero sí alas. Esos cuatro mensajeros tenían el oficio de Consejeros de los Varones. Partidos de Xibalbá, llegaron en seguida y se posaron en el juego de pelota. Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, peloteaban allí, en el juego de pelota llamado Juego de Pelota Ornado con Gran Frontón. Los Búhos se posaron en el juego de pelota, [y] formaron su discurso exactamente en el orden del discurso de todos los jefes llamados Supremo Muerto, Principal Muerto. Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia, Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, Extiende Tullidos. Reúne Sangre, Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio, Gavilán [de Sangre], Opresión, que habían formado el discurso para los Búhos. “¿Los jefes Supremo Muerto. Principal Muerto, dijeron verdaderamente eso? ¿Dijeron verdaderamente que debíanlos acompañaros?” —-”Que traigan sus accesorios de juegos, dijeron los jefes.” “Muy bien. Esperadnos. Al momento nos despedimos de nuestra madre”, dijeron ellos, Fueron en seguida a la casa y dijeron a su madre, porque su padre ya había muerto: “Oh madre nuestra, partimos. Los mensajeros de los jefes han venido a recogernos. —Que vengan, han dicho ellos, dicen los que fueron enviados hacia nosotros”. “Pero nuestra pelota quedará como testigo”, añadieron [y] luego fueron a atarla en un agujero en lo alto de la mansión. Después: “La recogeremos”. “En cuanto a vosotros, no haced más que absorber, cantar, pintar, cincelar, recrear vuestra casa, recrear el corazón de vuestra abuela”, dijeron a Maestro Mono, Maestro Simio. Cuando se despidieron, su madre Antigua Ocultadora lloró de emoción. “Nos vamos, no estamos muertos; no os aflijáis”, dijeron Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, poniéndose en camino.

El dogma de Cristo, Eric Fromm

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2005 11:59

ERICH FROMM

EL DOGMA DE CRISTO

P a i d o s

Libera los Libro

Título original: The dogma of Christ
Publicado en inglés por Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, Chicago, San Francisco
Traducción de Gerardo Steenks Cubierta de Mario Eskenazi
1.a edición, 1964 5° reimpresión, 1994
© de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 – 08021 Barcelona y Editorial Paidós,
SAICF, Defensa, 599 – Buenos Aires
ISBN: 84-7509-162-8 Depósito legal: B-39.825/1994
Impreso en Edim, S.C.C.L., Badajoz, 145 – 08018 Barcelona
Impreso en España – Printed in Spain

Indice

TEXTO DE CONTRATAPA: 4
METODOLOGÍA Y NATURALEZA DEL PROBLEMA 5
FUNCIÓN SOCIOPSICOLÓGICA DE LA RELIGIÓN 11
LA CRISTIANDAD PRIMITIVA Y SU IDEA DE JESÚS 19
LA TRANSFORMACIÓN DEL CRISTIANISMO Y EL DOGMA HOMOUSIANO 39
EL DESARROLLO DEL DOGMA HASTA EL CONCILIO DE NICEA 53
OTRO INTENTO DE INTERPRETACIÓN 60
CONCLUSIÓN 66

TEXTO DE CONTRATAPA:

Según Erich Fromm, el cristianismo surge como un importante movimiento histórico-mesiánico en el seno de las clases bajas del pueblo judío. Sin embargo, a partir del siglo II su composición social se transforma y deja de ser la religión de los artesanos pobres y los esclavos para ganar adeptos entre las clases acomodadas del Imperio Romano. A partir de todo esto, el presente libro examina la conversión del cristianismo en religión del Estado y la gran transformación final de una confraternidad libre en una organización jerárquica: la Iglesia. Así, tomando como referencia histórica el significado psicológico de la fe de los primeros cristianos, Fromm investiga pacientemente las relaciones entre la psicología y la religión, e intenta comprender, no tanto a la gente sobre la base de un estudio del dogma, como el dogma sobre la base de un estudio de la gente.

Psicoanalista norteamericano de origen alemán, Erich Fromm fue profesor de las universidades de Columbia, Michigan y México. De entre sus libros destacan El arte de amar, El miedo a la libertad, El amor a la vida, La condición humana actual, Sobre la desobediencia, ¿Podrá sobrevivir el hombre?, Y seréis como dioses, Humanismo socialista y La crisis del psicoanálisis, todos ellos publicados por Paidós, junto con los siete volúmenes que componen su obra póstuma.

METODOLOGÍA Y NATURALEZA DEL PROBLEMA

Uno de los méritos fundamentales del psicoanálisis es haber borrado la falsa distinción trazada entre psicología social y psicología individual. Freud subrayó, por una parte, que no existe una psicología individual del hombre aislado de su medio social, pues un hombre solo no existe. Para Freud no existe homo psychologicus ni ningún Robinson Crusoe psicológico, como el hombre económico de la teoría económica clásica. Uno de los descubrimientos más importantes de Freud fue, por el contrario, la comprensión del desarrollo psicológico de las más tempranas relaciones sociales del individuo, como ser la relación con sus padres, hermanos y hermanas.
Freud escribió:
Es verdad… que la psicología individual se ocupa del hombre individual y explora las sendas por las que éste procura encontrar la satisfacción para sus impulsos instintivos; pero sólo raramente y en ciertas condiciones excepcionales está la psicología individual en posición de pasar por alto la relación de este individuo con sus semejantes. En la vida mental del individuo invariablemente hay alguien implicado, sea como modelo, como objeto, como ayuda, como oponente; y así, desde un primer comienzo, la psicología individual, de acuerdo con este extendido pero enteramente justificable sentido de las palabras, es asimismo psicología social.
Por otra parte, Freud rompió radicalmente con la ilusión de una psicología social cuyo objeto era “el grupo”. El “instinto social” no era para él objeto de la psicología como tampoco lo era el hombre aislado, pues no se trataba de un instinto “original y elemental”; vio más bien ” el comienzo de la formación de la psique en un círculo más estrecho, tal como la familia”. Freud demostró que los fenómenos psicológicos operativos en el grupo deben ser comprendidos sobre la base de los mecanismos psíquicos operativos en el individuo, no sobre la base de una “mente de grupo” como tal.
La diferencia entre psicología individual y psicología social ha demostrado poseer un carácter cuantitativo y no cualitativo. La psicología individual toma en cuenta todos los determinantes que han afectado ala suerte del individuo, y de este modo llega a una imagen completa hasta el máximo de la estructura psíquica del individuo. Cuanto más ampliamos la esfera de la investigación psicológica –es decir, cuanto mayor es el número de hombres cuyos rasgos comunes permiten que se los agrupe– tanto más debemos reducir la extensión de nuestro examen de la estructura psíquica total de los miembros individuales del grupo.
En consecuencia, cuanto mayor es el número de sujetos incluidos en una investigación de psicología social, tanto más estrecha será la visión que se tendrá de la estructura psíquica total de cualquier individuo integrante del grupo sometido a estudio. El desconocimiento de este hecho puede dar lugar a que surjan fácilmente conceptos falsos en la evaluación de los resultados de tales investigaciones. Se espera oír algo acerca de la estructura psíquica del miembro individual de un grupo, pero la investigación sociopsicológica sólo puede estudiar la matriz del carácter común a todos los miembros del grupo, y no toma en cuenta la estructura total del carácter de un individuo particular. Esto último no puede ser nunca tarea de la psicología social, y es únicamente posible si se dispone de un conocimiento amplio del desarrollo del individuo. Si en una investigación sociopsicológica se asevera, por ejemplo, que en cuanto a su actitud frente a la figura paterna un grupo deja de ser agresivo y hostil para mostrarse pasivo y sumiso, tal afirmación significa algo diferente que cuando las mismas palabras se dicen acerca de un individuo dentro de una investigación psicológico-individual. En el último caso equivale a decir que tal cambio es representativo de la actitud total del individuo; en el caso del grupo alude a una característica media común a todos los miembros del grupo, que no desempeña necesariamente un papel central en la estructura del carácter de cada individuo. El valor de la investigación sociopsicológica no puede residir, por lo tanto, en el hecho de que nos permita obtener una visión plena de las peculiaridades psíquicas de los miembros individuales, sino en el hecho de que podamos establecer aquellas tendencias psíquicas comunes que tienen una influencia decisiva en el desarrollo social de éstos.
La superación de la oposición teórica existente entre psicología individual y psicología social lograda por el psicoanálisis fundamenta la afirmación de que el método de una investigación sociopsicológica puede ser esencialmente igual al método que aplica el psicoanálisis en la investigación de la psique individual. Resultará en consecuencia oportuno considerar brevemente las características esenciales de este método, ya que es de importancia para el presente estudio.
Freud partió de la idea de que en las causas que producen neurosis –y lo mismo es válido para la estructura instintiva del individuo sano–, una constitución sexual heredada y los hechos que han sido experimentados forman una serie complementaria:
En un extremo de la serie se hallan aquellos casos extremos acerca de los cuales se puede decir sin vacilar que es gente que habría caído enferma, no importa qué haya sido lo ocurrido, qué experimentaron o cuán misericordiosa haya sido la vida con ellos, pues padecen un desarrollo anómalo de la libido. En el otro extremo aparecen los casos que merecen un veredicto opuesto: indudablemente se habrían librado de la enfermedad si la vida no les hubiera impuesto el peso de tales y tales cargas. En los casos de la parte intermedia de la serie, una parte mayor o menor del factor predisponente (la constitución sexual) se combina con una parte menor o mayor de las imposiciones lesivas de la vida. Poseen una constitución sexual que no habría provocado su neurosis si no hubieran pasado por tales y tales experiencias, y las vicisitudes de la vida no habrían influido traumáticamente sobre ellos de haber tenido una libido constituida de otro modo.
Para el psicoanálisis, en la estructura psíquica de la persona sana o enferma, el elemento constitucional es un factor que debe ser observado al proceder a la investigación psicológica de los individuos, pero sigue siendo intangible. Lo que interesa al psicoanálisis es la experiencia; la investigación de su influencia sobre el desarrollo emocional es su principal finalidad. El psicoanálisis no ignora, por supuesto, que el desarrollo emocional del individuo está hasta cierto punto determinado por su constitución; este concepto es un supuesto del psicoanálisis, pero el psicoanálisis mismo se dedica exclusivamente a investigar la influencia que la situación vital del individuo tiene sobre su desarrollo emocional. Ello significa, en la práctica, que para el método psicoanalítico un máximo de conocimiento de la historia del individuo –en especial de las experiencias de su primera infancia, pero por cierto, no sólo ellas– es un esencial requisito previo. Estudia la relación que hay entre el modo de vivir de una persona y los aspectos específicos de su desarrollo emocional. El análisis es imposible si no se cuenta con una extensa información referente al modo de vivir del individuo. La observación general revela, naturalmente, que ciertas expresiones típicas de conducta indican típicas pautas de vida. Por analogía se podrán conjeturar pautas similares, pero tales inferencias contendrían todas un elemento de incertidumbre y serían de limitada validez científica. El método del psicoanálisis individual es por lo tanto un método delicadamente “histórico”: la comprensión del desarrollo emocional sobre la base del conocimiento de la historia de la vida del individuo.
El método para aplicar el psicoanálisis a grupos no puede ser diferente. Las actitudes psíquicas comunes de los miembros del grupo deben ser comprendidas sólo sobre la base de sus pautas comunes, Así como la psicología psicoanalítica individual procura comprender la constelación emocional del individuo, del mismo modo la psicología social podrá obtener una visión de la estructura emocional del grupo únicamente por medio de un conocimiento exacto de sus pautas de vida. La psicología social sólo puede hacer aseveraciones tocantes a lasa actitudes psíquicas comunes a todos; requiere en consecuencia el conocimiento de las situaciones de vida comunes a todos y características de todos.
Si bien el método de la psicología social no es básicamente diferente de aquel de la psicología individual, hay empero una diferencia que es menester señalar.
En tanto que la investigación psicoanalítica se interesa principalmente en individuos neuróticos, la investigación sociopsicológica trabaja con grupos de gente normal.
La persona neurótica se caracteriza por el hecho de que no ha logrado adaptarse a su ambiente real. La fijación en ciertos impulsos emocionales, en ciertos mecanismos psíquicos que alguna vez fueron oportunos y adecuados, la pone en conflicto con la realidad. La estructura psíquica del neurótico es por lo tanto casi del todo ininteligible si se desconocen las experiencias de su primera infancia, pues, debido a su neurosis –expresión de la falta de adaptación o del orden particular de fijaciones infantiles–, hasta su misma posición como adulto está determinada esencialmente por aquella situación de la niñez. Inclusive en el caso de la persona normal tienen una significación decisiva las experiencias de la primera infancia. El carácter, en el sentido más amplio, está determinado por ellas y resulta del todo ininteligible si no se las conoce. Pero por haberse adaptado psíquicamente a la realidad en un mayor grado que el neurótico, se puede comprender una parte de su estructura psíquica mucho mayor que cuando se trata de un neurótico. La psicología social se ocupa de la gente normal, sobre suya situación psíquica la realidad influye en un grado incomparablemente mayor que en el caso del neurótico. De allí que esta psicología pueda pasar por alto hasta el conocimiento de las experiencias infantiles de los diversos miembros del grupo sometido a la investigación; a partir del conocimiento de las pautas de la vida socialmente condicionadas en que estas personas estuvieron situadas luego de los primeros años infantiles, puede arribar a una comprensión de las actitudes psíquicas comunes a ellas.
La psicología social se propone se propone investigar la forma en que ciertas actitudes psíquicas comunes a los miembros de un grupo se hallan relacionadas con sus experiencias vitales comunes. El hecho, en el caso de un individuo, de que predomine esta o aquella dirección de la libido, que el complejo de Edipo encuentre tal o cual vía de salida, es tan poco accidental como lo son los cambios en las características psíquicas de la situación psíquica de un grupo, ya sea en la misma clase de gente a través de un período de tiempo o simultáneamente entre diferentes clases. Es labor de la psicología social indicar por qué se producen tales cambios y cómo deben ser comprendidos sobre la base de la experiencia común a los miembros del grupo.
La presente investigación se refiere a un problema de psicología social estrechamente limitado, a saber, la cuestión concerniente a los motivos que condicionan la evolución de los conceptos acerca de la relación entre Dios padre y Jesús desde los comienzos de la cristiandad hasta la formulación del credo de Nicea en el siglo IV. De acuerdo con los principios teóricos recién formulados, esta investigación tiene por finalidad determinar el punto hasta el cual el cambio ocurrido en ciertas ideas religiosas es una expresión del cambio psíquico experimentado por la gente en cuestión, y el punto hasta el cual esos cambios son dictados por sus condiciones de vida. Se intentará comprender las ideas en términos de hombres y de sus pautas de vida, y demostrar que la evolución del dogma sólo se puede comprender mediante el conocimiento del inconsciente, sobre el cual ejerce su efecto la realidad externa y que es el que determina el contenido de la conciencia.
El método de este trabajo demanda que se consagre un espacio relativamente extenso a la presentación de la situación de vida de la gente sometida a la investigación, a su situación espiritual, económica, social y política, o sea a lo que en resumen podrá llamarse sus superficies psíquicas. Si tal introducción parece contener un énfasis desproporcionado, el lector deberá tener en cuenta que aun en el estudio psicoanalítico del caso de una persona enferma, mucho es el espacio asignado a la presentación de las circunstancias externas que rodean al paciente. En el presente trabajo, la descripción de la situación cultural total de las masas que han sido sometidas a la investigación y la presentación de su ambiente externo, son más decisivas que la descripción de la situación real en el estudio de un caso individual. Ello se debe a que cuando se trabaja con cosas, la reconstrucción histórica, no obstante suponerse que sólo hasta cierto punto se la ofrece de manera detallada, es incomparablemente más complicada y más extensa que la relación de hechos sencillos tal como ocurren en la vida de un individuo. Creemos, empero, que esta desventaja debe ser tolerada, pues es el único camino capaz de llevarnos a una comprensión analítica de los fenómenos históricos.
El presente estudio se refiere a un tema que ha sido tratado por uno de los representantes más eminentes del estudio analítico de la religión, Theodor Reik . La diferencia en contenido, que resulta obligadamente de la metodología diferente, será, al igual que las diferencias metodológicas en sí, considerada brevemente al final de este ensayo.
El propósito que nos anima en este trabajo es el de comprender el cambio de ciertos contenidos de la conciencia según se expresa en las ideas teológicas, como resultado de un cambio ocurrido en los procesos inconscientes. En consecuencia, tal como hicimos con el problema metodológico, nos proponemos referirnos brevemente a los más importantes hallazgos del psicoanálisis en cuanto que tocan nuestro tema.

LA RELIGIÓN

El psicoanálisis es una psicología de los impulsos o instintos. Ve la conducta humana como condicionada y definida por impulsos emocionales, que interpreta como la afluencia de ciertos instintos de raíz fisiológica y que en sí mismos escapan a la observación inmediata. De acuerdo con las clasificaciones populares de instintos de hambre e instintos de amor, a partir de un comienzo Freud estableció una distinción entre los instintos del yo o de la conservación de sí mismo, y los instintos sexuales. En virtud del carácter libidinal de los instintos de autopreservación del yo, y debido al significado especial de las tendencias destructivas presentes en el aparato psíquico del hombre, Freud propuso un agrupamiento diferente, tomando en cuenta el contraste que existe entre los instintos para mantener la vida y los instintos destructivos. Para los fines del presente trabajo, basta con lo dicho acerca de esta clasificación. Lo importante es reconocer que en el instinto sexual hay ciertas cualidades que lo distinguen de los instintos del yo. Los instintos sexuales no son imperativos, o sea que sus demandas se pueden dejar insatisfechas sin que ello signifique una amenaza a la vida misma, no ocurriendo otro tanto si no se satisfacen el hambre, la sed y la necesidad de dormir. Por otra parte, y hasta un cierto punto, de ningún modo insignificante, los instintos sexuales permiten una gratificación en la fantasía y con el propio cuerpo. Su dependencia de la realidad externa es por lo tanto mucho menor que en el caso de los instintos del yo. Íntimamente ligado a esto están la fácil transferencia y la capacidad de intercambio entre los instintos componentes de la sexualidad. La frustración de un impulso libidinal puede ser neutralizada de manera relativamente fácil substituyendo tal impulso por otro que puede ser gratificado. Esta flexibilidad y adaptabilidad que hay dentro de los impulsos sexuales son la base para la extraordinaria variabilidad de la estructura psíquica y en ellas reside también la base para la posibilidad de que las experiencias individuales influyan de manera tan definida y señalada sobre la estructura de la libido.
Freud ve el principio del placer modificado por el principio de realidad como regulador del aparato psíquico. Dice Freud:
Pasaremos por lo tanto al asunto menos ambicioso de aquello que los hombres, con su misma conducta, muestran como la finalidad e intención de su vida. ¿Qué piden de la vida y qué desean lograr en ella? La respuesta no deja mayor lugar para la duda. Se esfuerzan en pos de la felicidad; desean llegar a ser felices y seguir siéndolo. Este empeño tiene dos lados: una meta positiva y otra negativa. Por una parte tiende a que no haya dolor ni displacer, y por otra desea experimentar intensos sentimientos de placer. En su sentido más estricto, la palabra “felicidad” se refiere sólo a este último deseo. De conformidad con esta dicotomía de sus metas, la actividad del hombre se desarrolla en dos direcciones según se empeñe por alcanzar –en términos generales o hasta de modo exclusivo– una u otra de tales metas.
El individuo se empeña por experimentar –dentro de circunstancias dadas– un máximo de gratificación libidinal y un mínimo de dolor; el deseo de evitar el dolor hace aceptar cambios o hasta frustraciones de los diferentes impulsos sexuales componentes. Un correspondiente renunciamiento a los impulsos del yo es sin embargo imposible.
La peculiaridad de la estructura psíquica de un individuo depende de su constitución psíquica y principalmente de sus experiencias de infancia. La realidad externa, que le garantiza la satisfacción de ciertos impulsos, pero que le obliga a renunciar a ciertos otros, es definida por la situación social existente en la que vive. Esta realidad social incluye la realidad más amplia que abarca a todos los miembros de la sociedad y la realidad más estrecha de las distintas clases sociales.
La sociedad desempeña una doble función en la situación psíquica del individuo, tanto frustrante como gratificante. Es raro que una persona renuncie a impulsos por advertir los peligros que pueden resultar de su satisfacción. En general es la sociedad la que dicta tales renunciamientos: primero, aquellas prohibiciones establecidas sobre la base del reconocimiento social de un peligro verdadero para el individuo mismo, un peligro no sentido fácilmente por él y vinculado con la gratificación del impulso cuya satisfacción podría significar un daño no para el individuo sino para el grupo; y, finalmente, los renunciamientos hechos no en el interés del grupo sino sólo en el interés de una clase dominante.
La función “gratificadora” de la sociedad no es menos clara que su papel frustrador. El individuo la acepta sólo porque gracias a su ayuda puede hasta cierto punto confiar en obtener placer y evitar dolor, primariamente en lo tocante a la satisfacción de necesidades libidinales.
Lo dicho más arriba ha hecho caso omiso de una característica específica de todas las sociedades conocidas históricamente. Por cierto que los miembros de una sociedad no se consultan entre ellos para determinar lo que la sociedad puede permitir y lo que debe prohibir. La situación es más bien que, mientras que las fuerzas productivas de la economía no basten para proveer a todos una satisfacción adecuada de sus necesidades materiales y culturales (es decir, algo más que la protección contra peligros externos y la satisfacción de necesidades elementales del yo), la clase social más poderosa aspirará primero a la satisfacción máxima de sus propias necesidades. El grado de satisfacción que ofrece a aquellos a quienes domina depende del nivel de las posibilidades económicas disponibles, y también del hecho de que es menester conceder un mínimo de satisfacción a quienes son dominados, a fin de que puedan continuar funcionando como miembros cooperantes de la sociedad. La estabilidad social depende en grado relativamente escaso del uso de la fuerza externa. En su mayor parte depende del hecho de que los hombres se hallan en una situación psíquica que los arraiga interiormente en una situación social existente. Para esa finalidad, tal como hemos anotado, es necesario un mínimo de satisfacción de las necesidades instintivas naturales y culturales. Pero debemos observar en este punto que para lograr el sometimiento psíquico de las masas hay algo más que es importante, algo ligado a la peculiar estratificación estructural de la sociedad en clases.
Freud ha señalado en este sentido que el desamparo del hombre frente a la naturaleza es una repetición de la situación en que se encontró el adulto cuando era niño, cuando sin ayuda no se las podía arreglar ante fuerzas superiores ajenas a la familia, y cuando sus impulsos vitales, siguiendo sus inclinaciones narcisistas, se adhirieron primero a los objetos que le daban protección y satisfacción, a saber, su madre y su padre. Hasta el punto en que la sociedad está desamparada respecto de la naturaleza, el miembro individual de la sociedad debe, como adulto, repetir la situación psíquica de la infancia. Toma parte de sus amores y temores infantiles y parte de su hostilidad, que tenía puestos en el padre o la madre, y los transfiere a una figura imaginaria, a Dios.
Hay además una hostilidad hacia ciertas figuras reales, en particular representantes de la élite. En la estratificación social se repite para el individuo la situación infantil. En los que mandan ve a los poderosos, los fuertes y los sabios. Son personas que deben ser reverenciadas. Cree que desean el bien de él; sabe también que resistírseles es algo siempre castigado; se siente contento cuando con su docilidad se gana el elogio de ellos. Es exactamente igual a lo que siendo niño sentía por su padre, y es comprensible que sin ninguna crítica tome por justo y verdadero lo que le presentan los que mandan, con el mismo ánimo que cuando niño aceptaba sin más ni más toda afirmación hecha por su padre. La figura de Dios forma un complemento de esta situación; Dios es siempre el aliado de los dominadores. Cuando estos últimos, que siempre son personalidades reales, se ven expuestos a la crítica pueden apoyarse en Dios, quien, en virtud de su irrealidad, se limita a desdeñar la crítica y con su autoridad confirma la autoridad de la clase dominante.
En esta situación psicológica de sometimiento infantil reside una de las principales garantías de la estabilidad social. Muchos se hallan en la misma situación que experimentaron siendo niños, cuando estaban desvalidos de su padre; los mecanismos que funcionan ahora son los mismos de entonces. Esta situación psíquica cobra vigencia por mediación de muchas medidas importantes y complicadas tomadas por la élite, cuya finalidad es mantener y reforzar en las masas su dependencia psíquica infantil e imponerse en su inconsciente como una figura paterna.
Uno de los principales medios para alcanzar este resultado es la religión. Tiene la tarea de impedir cualquier independencia psíquica por parte del pueblo, de intimidarlo intelectualmente, de hacer mantener ante las autoridades la docilidad infantil socialmente necesaria. Al mismo tiempo desempeña otra función esencial: ofrece a las masas una cierta medida de satisfacción que les hace la vida suficientemente tolerable como para impedir que intenten pasar de la actitud del hijo obediente a la de hijo rebelde.
¿De qué clase son estas satisfacciones? No atienden por cierto a los instintos de autoconservación del yo, ni ofrecen mejor alimento u otros placeres materiales. Tales satisfacciones sólo se puede obtener en la realidad, y para ese fin no se necesita religión; la religión sirve sencillamente para hacer que las masas se resignen más sencillamente a las muchas frustraciones que presenta la realidad. Las satisfacciones que ofrece la realidad son de naturaleza libidinal; son satisfacciones que ocurren esencialmente en la fantasía, pues, como señalamos más arriba, los impulsos de la libido, a diferencia de los impulsos del yo, permiten la satisfacción en fantasías.
Estamos aquí ante algo relacionado con una de las funciones psíquicas de la religión, y a continuación indicaremos brevemente los resultados más importantes de las investigaciones de Freud en este campo. En su libro Tótem y Tabú Freud ha demostrado que el dios animal del totemismo es el padre endiosado y que en la prohibición de matar y comer el animal totémico y en la opuesta costumbre festiva de violar sin embargo la prohibición una vez por año, el hombre repite la actitud ambivalente que como niño había adquirido hacia el padre, quien es a la vez un protector servicial y un rival opresor.
Diversos estudioso, especialmente Reik, han demostrado que esta transferencia a Dios de la actitud infantil hacia el padre se puede hallar también en las grandes religiones. El interrogante planteado por Freud y sus discípulos se relacionó con la cualidad psíquica de la actitud religiosa hacia Dios; y la respuesta es que en la actitud del adulto hacia Dios se ve repetida la actitud infantil del niño hacia el padre. Esta situación psíquica infantil representa el esquema de la situación religiosa. En su libro El porvenir de una ilusión, Freud deja este interrogante para pasar a uno más amplio. Ya no se limita a preguntar cómo es psicológicamente posible la religión; desea saber además por qué existe la religión misma o qué la ha hecho necesaria. Ofrece para esta pregunta una misma respuesta que toma en cuenta simultáneamente factores psíquicos y sociales. Le atribuye a la religión el efecto de un narcótico capaz de traer algún consuelo para el hombre en su impotencia y desamparo frente a las fuerzas de la naturaleza.
Pues esta situación no encierra nada nuevo. Tiene un prototipo infantil, del que en realidad no es más que la continuación. Pues ya una vez anterior uno se había visto en un similar estado de desamparo: como un niño pequeño, en relación con los padres. El temor que se sentía ante ellos era justificado, y especialmente ante el padre; pero al mismo tiempo se podía contar con la protección de él contra los peligros que uno conocía. Por lo tanto era natural asimilar las dos situaciones. También aquí tiene su papel el desear, tal como lo hace en el mundo de los sueños. El durmiente puede ser dominado por un presentimiento de muerte, que amenaza con ponerlo en la sepultura. Pero la elaboración onírica sabe cómo elegir una situación capaz de convertir hasta ese hecho pavoroso en la satisfacción de un deseo: el soñante se ve descendiendo dentro de una antigua tumba etrusca, gozoso de encontrar satisfacción para sus intereses arqueológicos. Del mismo modo, un hombre no convierte sencillamente las fuerzas de la naturaleza en personas con las que se puede asociar tal como lo haría con sus iguales –ello no haría justicia a la impresión abrumadora que le hacen esas fuerzas– sino que les da el carácter de un padre. Las convierte en dioses, siguiendo en esto, tal como he intentado demostrar, no sólo un prototipo infantil sino uno filogenético.
En el curso del tiempo se hicieron las primeras observaciones sobre la regularidad y conformidad a las leyes de los fenómenos naturales y ello hizo que las fuerzas de la naturaleza perdieran sus rasgos humanos. Pero en el hombre persiste el desamparo, al que acompaña su nostalgia por el padre y los dioses. Los dioses siguen cumpliendo una triple finalidad: deben exorcizar los terrores de la naturaleza, deben reconciliar a los hombres con la crueldad del destino, particularmente tal como se muestra en la muerte, y deben compensarlos por los padecimientos y privaciones que una vida civilizada en común ha impuesto sobre ellos.
Freud da así respuesta a la pregunta: “¿Qué constituye la fuerza interior de las doctrinas religiosas y a qué circunstancias deben estas doctrinas su efectividad al margen de la aprobación racional?”
Estas [ideas religiosas], que se ofrecen la satisfacción de los más antiguos, extraños, y urgentes deseos de la humanidad. El secreto de la fuerza radica en la fuerza de estos deseos. Tal como ya sabemos, la aterradora impresión del desamparo sentida en la infancia despertó la necesidad de protección –protección por medio del amor– que fue provista por el padre, y saber que este desamparo duraría toda la vida hizo necesario aferrarse a la existencia de un padre, pero esta vez un padre más poderoso. De allí que la benévola regla de la divina Providencia alivie nuestro temor ante los peligros de la vida; el establecimiento de un orden moral en el mundo asegura el cumplimiento de las demandas de justicia, que tan a menudo han quedado insatisfechas en la civilización humana; y la prolongación de la vida terrenal en una existencia futura provee el marco local y temporal en el cual tendrá lugar la satisfacción de estos deseos. Las respuestas para los enigmas que tientan la curiosidad del hombre, como por ejemplo la forma en que comenzó el universo o la relación que existe entre cuerpo y alma, se desarrollan de conformidad con los supuestos que dan base a este sistema. Es un alivio enorme para la psique del individuo si los conflictos de su infancia que tienen origen en el padre –conflictos de complejos que jamás han sido superados totalmente– son eliminados y llevados a una solución universalmente aceptada.
Freud ve por lo tanto la posibilidad de la actitud religiosa en la situación infantil; ve su necesidad relativa en la impotencia y desamparo del hombre respecto de la naturaleza, y arriba a la conclusión de que, conforme, aumenta el dominio del hombre sobre la naturaleza, la religión debe ser considerada como una ilusión que se va tornando superflua.
Recapitulemos lo dicho hasta este momento: el hombre se empeña por alcanzar el máximo de placer; la realidad social lo compele a renunciar a muchos impulsos, y la sociedad procura resarcir al individuo de esos renunciamientos por medio de otras satisfacciones inofensivas para la sociedad, es decir, para las clases dominantes.
Estas satisfacciones son tales que en esencia pueden ser realizadas en fantasías, especialmente en fantasías colectivas. Desempeñan una importante función en la realidad social. En la medida en que la sociedad no permite satisfacciones verdaderas, las satisfacciones fantaseadas sirven como substituto y se convierten en un poderoso soporte de la estabilidad social. Cuanto mayores sean los renunciamientos que los hombres padecen en realidad, tanto mayor deberá ser la preocupación por la compensación. Las satisfacciones obtenidas en la fantasía tienen la doble función característica de todo narcótico: obran como analgésico y a la vez como freno al cambio activo de la realidad. Las satisfacciones en común tienen una ventaja esencial sobre los ensueños individuales: en virtud de su universalidad, las fantasías son percibidas por la mente consciente como si fueran reales. Una ilusión de la que participan todos se convierte en realidad. La más antigua de estas satisfacciones fantaseadas colectivamente es la religión. El desarrollo progresista de la sociedad hace que las fantasías se tornen más complicadas y racionalizadas. La religión misma resulta más diferenciada, y junto a ella aparecen la poesía, el arte y la filosofía como expresión de fantasías colectivas.
Para resumir, la religión desempeña una función triple: para toda la humanidad, consuelo por las privaciones que impone la vida; para la gran mayoría de los hombres, estímulo para aceptar emocionalmente su situación de clase; y para la minoría dominante, alivio para los sentimientos de culpa de aquellos a quienes se oprime.
La investigación siguiente se propone probar en detalle lo que se ha dicho por medio del examen de un pequeño segmento del desarrollo religioso. Intentaremos mostrar el grado de influencia que la realidad social de una situación específica ha tenido sobre un grupo específico de hombres, y cómo ciertas tendencias emocionales encontraron expresión en ciertos dogmas, en ciertas fantasías colectivas, y mostrar además cuál fue el cambio psíquico producido por un cambio ocurrido en la situación social. Intentaremos ver cómo este cambio psíquico halló expresión en nuevas fantasías religiosas que dieron satisfacción a ciertos impulsos inconscientes. Se esclarecerá así que un cambio en los conceptos religiosos está íntimamente ligado, por una parte, con el experimentar varias posibles relaciones infantiles con el padre o la madre, y por otra, con cambios ocurridos en la situación económica y social.
El curso de la investigación está determinado por los presupuestos metodológicos mencionados anteriormente. La meta será comprender el dogma sobre la base de un estudio de la gente sobre la base de un estudio del dogma. Por lo tanto, intentaremos en primer término describir la situación total de la clase social en la que tuvo origen la primitiva fe cristiana, y comprender el significado psicológico de esta fe en términos de la situación psíquica total de estos hombres y demostraremos luego cuán distinta fue la mentalidad de la gente en un período posterior. Eventualmente intentaremos comprender el significado inconsciente de la Cristología que cristalizó como producto final de un desarrollo de tres centurias. Nos referiremos principalmente a la fe cristiana primitiva y al dogma de Nicea.

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