Tratado sobre la piebra de la materia

TRATADO SOBRE LA MATERIA
DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS
EN GENERAL

Anónimo

De la materia de la piedra en general

La materia primera y lejana de la piedra es triple, a saber, mercurio, plata y oro, pues toda perfección consiste en estos tres, dado que todo lo que es trino es perfecto. No hay sino una perfección soberana e independiente que es Dios, pero en su unidad encierra la trinidad de personas.
Los espíritus desprendidos por todas las materias son de tres tipos, y en el hombre algunos son buenos, otros malos y otros intermedios, y cabe decir que todas las cosas más perfectas aman la trinidad.
Sus miembros principales son tres, a saber, el corazón, el cerebro y el hígado, a partir de los cuales se expanden por todo el cuerpo las arterias, los nervios y las venas, por los que fluyen los espíritus naturales vitales y animales, que sustentan las facultades naturales vitales y animales.
Y para no alejarnos de nuestro propósito, decir que en el género humano encontraréis tres sexos: el masculino, el femenino y el hermafrodita. Y en nuestra obra, el oro es el macho, la plata, la hembra y el andrógino es el mercurio, debiendo concurrir los tres a una misma obra.
Y si otros aseguran lo contrario, como aquellos que dicen que la materia de la piedra es el tártaro, el vitriolo, el antimonio, el vinagre, la orina, el menstruo, la simiente, las secundinas, la sangre, la celidonia, la lunaria, la salamandra y otras cosas parecidas, o bien es que ignoran el arte o es que se refieren a otra cosa que quizá se parezca en el color, o en la consistencia o en otras cualidades parecidas.
Así pues, todos aquellos que buscan la materia fuera del género metálico y en cuerpos distintos a los metales trabajan inútilmente y en vano. Placería a Dios que éstos hubieran impreso fuertemente en sus espíritus este axioma de los filósofos: lo semejante engendra lo semejante.
¿Acaso alguien ha visto a un buey engendrar un león? ¿Engendra el hombre un árbol, una planta o un metal? Siempre ha sido una norma que el hombre engendre a un hombre, el caballo, un caballo o, lo que es lo mismo, el hombre es engendrado de la semilla del hombre, el caballo de la semilla del caballo, y de la semilla de la ruda es producida la ruda y no la salvia. Lo mismo sucede con el oro, que no podréis producir jamás sino con oro, ni la plata sin plata; y si alguno se aleja de este camino debe saber que perderá su tiempo y su aceite y que empleará en ello todas sus riquezas e invertirá en ello toda su vida. Y dado que son muchos los que emplean muchos años en este trabajo con grandes dispendios, quiero advertirles que se hallan fuera de la verdadera vía, pues no es menester tanto tiempo ni son necesarios tantos gastos, pues lo más costoso en esta obra es el fuego.

Del mercurio de los filósofos

Puesto que lo principal en nuestra obra consiste en saber qué cosa es nuestro hermafrodita, a saber, el mercurio, tener especial cuidado en conocer lo que es el leproso mercurio vulgar, que no es, en absoluto, apropiado para nuestro objeto.
¿Pero dónde queréis pues, -me diréis-, que lo busque y de dónde lo debo tomar? Yo os respondo que se encuentra apresado y atado por muchas cadenas, y sólo el filósofo lo puede rescatar y dejar en libertad. Él lo ve siempre, pues su casa no tiene puertas ni ventanas; pero el vulgo no lo ve ni lo reconoce, aunque se encuentra en todo lugar y está presente en todo momento, lo posee tanto el pobre como el rico, la noche como el día. Todo el mundo lo manipula, lo toca y lo pisa con el pie, y sin embargo lo desconoce, porque, como ha sido dicho, su prisión no tiene puertas ni ventanas.
Mas cierto individuo, tras oír decir que el vulgo lo tocaba, lo pisaba con los pies, lo despreciaba y ensuciaba, se dirigió hacia una montaña de la que había oído decir que estaba habitada por cuatro hombres y dos mujeres que se ocupaban en cavar los minerales, y que cada uno de ellos llevaba en su vientre lo que buscaba. Persuadido de esto, se llegó hasta la montaña y se encontró con el primer personaje, que estaba ocupado en trabajar y cavar la tierra; le miró atentamente y vio a un hombre fuerte y robusto, vestido de soldado, de color rojo, que había vuelto de la guerra y que no sabía de otro oficio para ganarse la vida. Pero éste, al ver al caminante, le habló con rudeza y le preguntó qué era lo que buscaba y qué lo había tornado tan osado como para venir a aquellos lugares donde nadie había estado antes.
El viajero, fuertemente sorprendido al saberse mirado con desdén y ser tratado con unas palabras tan rudas, respondió con gran dulzura: ¡Oh, fortísimo hombre, he oído decir que sois cuatro los hombres, y dos las mujeres, que trabajáis en esta montaña, y que por un gran esfuerzo todos vosotros poseéis la materia de la piedra de los filósofos. Y, puesto que yo ardo de amor por esta bendita piedra, no he tenido ningún temor en venir a este lugar atravesando las aguas, las montañas y los peñascos; ¿acaso no me daréis vos la esperanza de obtener de alguno de vosotros lo que yo busco?
Has oído bien, le respondió aquel fuerte hombre, somos cuatro hombres y dos mujeres y, en efecto, lo poseemos en tanto nosotros somos lo que tú buscas, y es también cierto que podríamos dártelo, pero dudo si sucederá tal cosa, sin embargo puedes obtenerlo más fácilmente de uno que de otro. En lo que respecta a mí no lo obtendrás si no combates valientemente conmigo como un soldado experto, y si no me matas, pues lo que tú buscas lo guardo en el fondo de mi corazón, y es mi alimento y lo que me da la vida; y lo mismo sucede con todos los que estamos en esta montaña.
El viajero le respondió: ¡Oh, fortísimo hombre, vos sois duro y robusto; yo no quiero combatir contra vos pues sería como enfrentar a un pequeño troyano con Aquiles, aún y cuando fuese capaz de hacer todo lo que hizo David contra Goliat.
Te aconsejo – le dijo el robusto hombre – que no toques tampoco a mi concubina y vecina, pues aún es más fuerte en el combate, y si yo soy un león, en verdad ella es una leona. Te aconsejo también que no ataques a nuestro soberano capitán ni a su esposa, pues son el rey y la reina, y poseen una gran pompa y esplendor, cuida pues de no atacarlos, aunque puedas vencerlos. Pero si sigues adelante encontrarás a otros, y si puedes vencerlos llevarás a buen término tus deseos.
El viajero continuó, pues, su camino hasta encontrarse con un hombre muy bello, bien vestido y espléndido, al que habló como al anterior. Este hombre le respondió que nunca le daría una cosa de la que obtenía su alimento y que le daba la vida, y que además si accedía a lo que pedía, no sólo estaba en juego su vida sino también la del rey y la de la reina.
El caminante miró hacia todos los lados para ver si alguien le veía, pues fue presa del deseo de matarle y de extraer de su vientre lo que guardaba con tanto celo. Y tras haberle dicho que de su muerte dependía también la muerte del rey y de la reina, todavía se sentía más dichoso, pues alimentaba la esperanza de matarlos también y extraer de ellos el tesoro que anhelaba.
Al ver pues que no aparecía nadie, atacó al hombre espléndido tomándolo por el cuello, por lo que aquél comenzó a pedirle clemencia prometiéndole que si se la concedía le revelaría cualquier secreto que le pidiese.
Cuando el viajero le soltó, el hombre le dijo: Si continúas adelante te encontrarás con un anciano que posee con más abundancia que yo el tesoro que buscas, y le vencerás fácilmente porque ya es viejo. Es además muy próximo a nuestro rey y a nuestra reina, pues es su portero y el portador de las llaves, por ello, cuando le venzas podrás acercarte fácilmente al rey y a la reina para poder matarlos también.
El viajero prosiguió pues su camino hasta que al fin se encontró con un anciano, hombre de pobre semblante y mal vestido, el más miserable y el más despreciado por todos, por lo que se mostraba triste y melancólico, y a él le dirigió el mismo discurso que a los anteriores. Pero el anciano le respondió: ¡Oh buen hombre, buscáis aquí una cosa que ni los príncipes ni los reyes pueden obtener; es cierto que la podéis encontrar fácilmente en mí, y que vos podéis vencerme con facilidad en el combate, pues soy viejo y débil y no llevo lo que buscáis en el fondo de mi corazón, como el primero que os ha hablado, ni como su concubina. Yo lo guardo en mi vientre, porque mi cuerpo y el de todos los demás extraen de él su alimento.
Sin embargo perderé la vida si me quitáis lo que buscáis. Pero perdonadme la vida, os lo ruego, pues soy viejo, pobre y miserable, y podéis encontrar un tesoro mejor en mi vecino, que es brillante, soberbio y aliado de nuestra reina. Si lo hubieseis vencido habríais obtenido un tesoro más precioso que el que obtendréis de mí, pues yo soy pobre, y no encontraréis jamás cosas bellas y relucientes en casa de los pobres y de los despreciables.
El viajero tuvo piedad del pobre anciano al que podría haber matado fácilmente, creyendo que era mejor arrebatar un tesoro más preciado al vecino del anciano, aunque fuera por la fuerza de las armas si no se lo quería dar voluntariamente.
Sin embargo, cuando el viajero se iba, el anciano comenzó a sonreír, pues poseyendo un tesoro tan precioso había engañado al caminante, el cual, al darse cuenta de ello, se volvió sobre sus pasos y montando en cólera le dijo: ¡Ah, vil anciano!, ¿así que te estás burlando de mí? Ahora comprendo que aparentas ser pobre y que sin embargo posees el mayor tesoro, tal y como tu vecino me había dicho. Paga pues tu burla recibiendo la muerte de mi mano. Así fue muerto el anciano.
Es fácil saber por todo lo que acabamos de decir de donde se debe tomar el mercurio. Sería ahora necesario declarar la manera de hacerlo nacer y salir del vientre corporal en el que está encerrado. Esto lo dan a conocer suficientemente todos los filósofos y es lo que relatan todos los libros químicos acerca de la importunidad (sic). De aquí el dicho común de los filósofos: Haz el mercurio por el mercurio; y es cosa esta en la que, por ser conocida por muchos, no nos vamos a detener más.

De la preparación y purificación del mercurio.

Tomad, pues, vuestro mercurio, y purificadlo bien pasándolo a través de un lienzo plegado tres veces, cosa que haréis varias veces hasta que aparezca puro como el agua límpida y cristalina.
Nosotros rechazamos todas las demás formas de purificar el mercurio, como aquellas que lo purifican mediante el vinagre, la sal, la orina, la cal viva, el vitriolo y otros corrosivos que destruyen la humedad del mercurio en lugar de exaltarla, y que más que ser útiles, estorban.

Del sol, de la luna y de su preparación

La segunda materia de la piedra, que es llamada hembra, es la luna, que conviene tomar tal y como sale de la mina, purísima, que no haya sido empleada para ningún uso y que no haya probado la violencia del fuego, que no haya sido mezclada con ningún cuerpo extraño y que sea fácilmente maleable. En una palabra, que sea la más excelente en su género. Ésta deberá ser reducida a finísimas láminas, aunque otros la reduzcan en cal. Lo que digo de la luna, lo digo también del sol, que conviene tomar del color más encendido que hacer se pueda, pues según sea la semilla que sembréis, tal será cosecha que recojáis.

Comienzo de la obra

Lo primero que conviene señalar aquí es que para hacer la piedra al blanco o bien al rojo, se debe tomar una materia distinta. Sin embargo la manera de operar en la una y en la otra es similar. Así pues, lo que se diga de la operación al blanco, debe también entenderse para la operación al rojo.
En primer lugar es necesario hablar de la putrefacción de la materia, que deberá ser seguida por la resurrección y exaltación, la cual no tendrá lugar si la putrefacción no la ha precedido, pues la corrupción del uno es la generación del otro. La semilla de cualquier hierba lanzada sobre la tierra, se pudre y pierde su forma, después de lo cual, la virtud que estaba escondida en ella, favorecida por el calor celeste, se manifiesta, y la tierra que contiene la semilla putrefacta, al ser humectada por las lluvias y el rocío del cielo, le concede un cuerpo más noble y más perfecto, haciéndole dar frutos en abundancia.
La naturaleza opera de la misma manera en todos los animales; primero se alimentan, después crecen y, finalmente, engendran. Y si esto es cierto en los hombres, en los animales y en las plantas, de lo que no cabe ninguna duda, sería necesario estar ciego para no ver que la misma cosa sucede en los minerales. Vosotros me diréis que la cosa es muy distinta en los animales, ya que para la producción de una animal son necesarias las semillas de dos, a saber, del macho y de la hembra. Yo respondo que lo que hace la unión de las dos semillas, la del macho y la de la hembra, en la producción de un animal, una sola semilla lo hace en los minerales. ¿Y por qué no podría hacerlo? dado que en los vegetales, la semilla que los produce no procede de dos plantas sino de una sola. Pues no conviene pensar que el sexo del macho o de la hembra atribuido a las plantas, a causa de su amor mutuo, contribuye en nada en la producción de sus semejantes. Pero para no dilatar más la cosa, he aquí.

Primera parte de la obra

Tomad doce partes del más puro menstruo de una hembra prostituida y una parte del cuerpo inferior perfectamente lavado, mezcladlo todo junto hasta que toda la materia sea amalgamada en un vaso ovalado y de cuello largo Pero es necesario añadir primero al cuerpo dos o cuatro partes del menstruo, y dejarlo reposar aproximadamente durante quince días, tiempo en el que se realiza la disolución del cuerpo.
Tomad después esta materia y estrujadla para extraer de ella el menstruo, que guardaréis sobre el cuerpo que quedará tras la compresión, añadiréis una o dos partes de nuevo menstruo, y lo dejaréis reposar aún ocho días, después de los cuales procederéis como al principio, reiterando en lo mismo hasta que todo el cuerpo sea llevado a agua.
Todas estas operaciones se harán a fuego lento de cenizas y con el vaso bien cerrado (bouché avec de la carte).

Segunda parte de la obra

Tomad toda el agua de vida y colocadla en un vaso cerrado como el de antes, y con el mismo grado de fuego de cenizas, que es el primer grado de fuego, cada ocho días se formará una piel negra que flotará en la superficie y que es la cabeza del cuervo, la cual mezclaréis con el polvo negro depositado en el fondo del vaso, después de haber tirado por inclinación el agua de vida.
Volveréis a colocar esa agua en el vaso y volveréis a proceder del mismo modo, hasta que ya no se forme más negrura.

Tercera parte de la obra

Tomad toda la cabeza de muerto que habéis amasado y colocadla en el huevo filosófico a fuego de cenizas de encina, y sellad herméticamente su orificio, pero usad una sola pasta en las junturas de las dos partes del huevo a fin de que pueda ser abierto con facilidad.
Durante los primeros ocho días, más o menos, no daréis más de beber a vuestra tierra negra y muerta, porque está aún embriagada de humedad. Después, cuando haya sido desecada y alterada, la abrevaréis con agua de vida en igual peso. Abriendo el vaso a este efecto, mezcladlo bien y, a continuación, lo volvéis a cerrar y lo dejáis reposar, no hasta que sea totalmente desecado, sino sólo hasta la coagulación; continuad después imbibiendo hasta que la materia haya absorbido toda el agua.

Cuarta parte de la obra

Tomad después esta materia y colocadla en un huevo a fuego de segundo grado, dejándola así durante algunos meses hasta que finalmente, después de haber pasado por diversos colores, se vuelva blanca.

Quinta parte de la obra

Una vez la tierra sea blanca, tendrá una potencia apropiada para recibir la semilla, a causa de la fecundidad que ha adquirido por las operaciones precedentes. Tomad pues esta tierra, después de haberla pesado, y divididla en tres partes. Tomad una parte de fermento, cuyo peso sea igual a una de las partes de vuestra materia dividida y cuatro partes del menstruo de la hembra prostituida, y haced una amalgama con el fermento laminado, como antes, y con el menstruo, y haced la disolución a calor lento durante catorce días, hasta que el cuerpo sea reducido a una cal sutil, pues aquí no se busca el agua de vida.
Tomad después el menstruo con la cal del cuerpo y las tres partes de vuestra tierra blanca, y haced con todo esto una amalgama en un mortero de mármol, amalgama que pondréis en un vaso de cristal a fuego de segundo grado durante un mes.
Finalmente, dadle al fuego su tercer grado hasta que la materia se vuelva muy blanca, y su aspecto será como el de una masa grosera y dura como la piedra pómez, pero pesada.
Hasta aquí llega la operación de la piedra al blanco. Para hacer la piedra al rojo se debe operar de la misma manera, pero al final es necesario someterlo a fuego de tercer grado durante más tiempo y de forma más vehemente que para la piedra al blanco.

Sexta parte de la preparación de la piedra para hacer la proyección

Son muchos los que han hecho la piedra desconociendo, sin embargo, la manera de hacer la preparación para hacer la proyección. Y, sin embargo, la piedra hecha y acabada no hace ninguna transmutación si no se hace que tenga ingreso en los cuerpos. Por ello, romped vuestra piedra a trozos, moledla y colocadla en un vaso bien enlutado hasta el cuello para que pueda soportar un gran fuego, como el de cuarto grado, y sometedlo a fuego de carbón tan fuerte que la arena alcance una temperatura tal que al lanzar sobre ella unas gotas de agua se oiga un ruido, y tan fuerte que no sea posible tocar con la mano el cuello del vaso que está sobre la arena a causa de su gran calor.
Mantened vuestro vaso en este grado de fuego hasta que vuestra materia se convierta en un polvo muy sutil y muy ligero, cosa que, de ordinario, ocurre en el espacio de un mes y medio.

Séptima y última parte del aumento y multiplicación de la piedra

Una vez hayáis hecho la piedra, la podéis multiplicar hasta el infinito sin necesidad de volver a hacerla de nuevo.
Una vez tengáis la piedra hecha y acabada por la quinta parte de la operación, tomaréis la mitad de ella para usarla en la preparación necesaria para la proyección, y la otra mitad la guardaréis para multiplicarla.
Pesad pues esta parte, y si pesa tres partes, tomad una parte, pero no del menstruo, sino del agua de vida. Tendréis de este modo cuatro partes que pondréis en un huevo a fuego de segundo grado durante un mes, después del cual pasaréis al tercer grado del fuego hasta el final, como ya hemos enseñado antes en la quinta parte de la operación.

FINAL

Explicacion sobre la tabla esmeraldina

EXPLICACIÓN DE LA
TABLA DE ESMERALDA

Hortulano

PREFACIO
Alabanza, honor y gloria os sean dadas por siempre, ¡Oh, Señor Dios Todopoderoso! Con vuestro querido Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, verdadero Dios y único Hombre Perfecto, y con el Santo Espíritu Consolador, Trinidad santa, que es el único Dios. Os doy gracias porque habiendo conocido las cosas pasajeras de éste mundo, enemigo nuestro, me habéis retirado de él por vuestra misericordia, para que yo no fuera pervertido por sus voluptuosidades engañosas. Y como veo a muchos que trabajan en éste arte, no seguir el recto camino, os suplico, mi Señor y mi Dios, que os plazca el que yo pueda desviar del error, por la ciencia que me habéis dado, a todos mis queridos y bienamados, a fin de que, conociendo la verdad, puedan alabar vuestro santo Nombre, que sea eter-namente bendito.
Así pues, yo, Hortulano, -es decir, Jardinero-, llamado así a causa de los jardines marítimos, indigno como soy de ser llamado discípulo de la Filosofía, movido por la amistad que debo a mis amados, he querido poner por escrito la declaración y explicación cierta de las palabras de Hermes, padre de los Filósofos, aunque sean oscuras, y declarar sinceramente toda la práctica de la verdadera obra.
Ciertamente, de nada sirve que los Filósofos quieran esconder la ciencia en sus escritos cuando está operando la doctrina del Espíritu Santo.

CAPITULO I

El arte de Alquimia es
cierto y verdadero

E
l Filósofo dice: Es verdad, refiriéndose a que el arte de Alquimia nos ha sido dado. Sin mentira, dice esto para convencer a quienes dicen que la ciencia es mentirosa, es decir, falsa. Cierto, es decir, experimentado, pues todo lo que ha sido experimentado es muy cierto. Y muy verdadero, pues el muy verdadero Sol es procreado por el arte. Dice muy verdadero en modo superlativo, porque el Sol engendrado por éste arte sobrepasa a todo Sol natural en todas sus propiedades, tanto medicinales como de las otras.

CAPITULO II

La piedra ha de dividirse en dos partes

A
continuación, trata de la operación de la piedra, diciendo que lo que está abajo es como lo que está arriba. Dice esto porque, por el Magisterio, la piedra se divide en dos partes principales: la parte superior, que sube hacia arriba y la parte inferior, que permanece abajo, fija y clara. Y sin embargo, éstas dos partes concuerdan en virtud, por eso dice: y lo que está arriba es como lo que está abajo. Ciertamente, ésta división es necesaria. Para hacer los milagros de una sola cosa, es decir, de la piedra, pues la parte inferior es la tierra, que es la nodriza y el fermento, y la parte superior es el alma, que vivifica toda la piedra y la resucita. Por eso, una vez realizadas la separación y la conjunción, aparecen numerosos milagros en la Obra secreta de la Naturaleza.

CAPITULO III

La piedra posee en sí misma
los cuatro elementos

Y
del mismo modo que todas las cosas han sido y han venido de uno por mediación de uno. Aquí da un ejemplo, al decir que todas las cosas han sido y han venido de uno, es decir, de un globo confuso, o de una masa confusa, por mediación, es decir, por el pensamiento y la creación de uno, o sea, de Dios todopoderoso. Así, todas las cosas han nacido, es decir, han salido, de esta cosa única, es decir, de una masa confusa, por adaptación, es decir, por el único mandato y milagro de Dios. Así, nuestra piedra nace y surge de una masa confusa, que contiene en sí todos los elementos y que ha sido creada por Dios, y por su milagro nuestra piedra sale de allí y nace.

CAPITULO IV

La piedra tiene padre y madre,
que son el Sol y la Luna

D
el mismo modo que vemos a un animal engendrar naturalmente otros animales parecidos a él, así el Sol engendra artificialmente al Sol por virtud de la multiplicación de la piedra, por eso continúa: el Sol es su padre, es decir, el Oro de los Filósofos. Y dado que en todas las generaciones naturales ha de haber un lugar propio para recibir las simientes con cierta conformidad de parecido entre sus partes, así también es preciso que en ésta generación artificial de la piedra, el Sol tenga una materia que sea como una matriz adecuada para recibir su esperma y su tintura. Y esto es la Plata de los Filósofos, por eso continúa diciendo: la Luna es su madre.

CAPITULO V

La conjunción de las partes es la concepción y la generación de la piedra

C
uando ambos se reciben el uno al otro en la conjunción de la piedra, la piedra es engendrada en el seno del viento, y eso es lo que dice después: El viento la ha llevado en su seno. Se sabe que el viento es el aire, y el aire es vida, y la vida es el alma, que, como ya he dicho antes, vivifica toda la piedra. Así pues, es necesario que el viento traiga toda la piedra y la transporte, y que engendre el Magisterio. De ello se infiere que deba recibir el alimento de su nodriza, es decir, de la tierra. Dice el Filósofo: la tierra es su nodriza; Pues al igual que el niño sin el alimento que recibe de su nodriza no crecería jamás, así también nuestra piedra jamás llegaría a existir sin la fermentación de la tierra, y el fermento se llama alimento. De éste modo, por conjunción del padre con la madre se engendra la cosa, es decir, los hijos semejantes a los padres, que, si son sometidos a una larga decocción se harán semejantes a la madre y tendrán el peso del padre.

CAPITULO VI

La piedra es perfecta
si el Alma se fija al cuerpo

D
espués continúa: el padre de todo, el Thelesma de todo el mundo está aquí. Es decir, que en la obra de la piedra hay una vía final. Y notad que el Filósofo llama a la operación el padre de todo, el Thelesma, es decir, de todo el secreto o tesoro de todo el mundo, es decir, de toda la piedra que se haya podido encontrar en éste mundo. Está aquí, como si dijera: aquí te lo muestro. Pues el Filósofo dice: ¿Quieres que te muestre cuando está acabada y perfecta la fuerza de la piedra? será cuando se haya transformado y convertido en su tierra, por eso dice: su fuerza y potencia serán completas, es decir, perfectas y completas, si se convierte y transforma en tierra. Es decir, si el alma de la piedra (de la que antes se ha hecho mención, diciendo que el alma es llamada viento y aire y que en ella está toda la vida y la fuerza de la piedra) se transforma en tierra de la piedra y se fija, de tal manera que toda la sustancia de la piedra esté de tal modo unida a su nodriza, (que es la tierra) que toda la piedra se transforme en fermento, y de igual modo que cuando se hace pan un poco de levadura nutre y fermenta una gran cantidad de masa, cambiando así toda la sustancia de la pasta en fermento, de la misma manera el Filósofo indica que nuestra piedra ha de ser fermentada, de manera que sirva de fermento para su propia multiplicación .

CAPITULO VII

La mondación de la piedra

A
continuación enseña como ha de multiplicarse la piedra. Pero antes hace referencia a la mondación de la piedra y a la separación de sus partes diciendo: separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente y con gran industria. Suavemente, es decir, poco a poco y sin violencia, antes bien, con espíritu e industria, es decir, por medio del excremento o estercolero filosofal. Separarás, es decir, disolverás, pues la disolución es la separación de las partes. La tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, es decir, la suciedad y la inmundicia del fuego, del aire, del agua y de toda la sustancia de la piedra, de modo que permanezca en su totalidad sin mancha alguna.

CAPITULO VIII

La parte no fija de la piedra ha de separar a la parte fija y elevarla

A
sí preparada, la piedra ya puede ser multiplicada. Por eso aquí pone la multiplicación, y habla de la fácil licuefacción o fusión de ésta por aquella virtud que tiene de ser penetrante en los cuerpos duros y blandos, diciendo: Subirá de la tierra al cielo y de nuevo bajará a la tierra. Aquí hay que indicar que, aunque nuestra piedra, durante su primera operación, se divida en cuatro partes que son los cuatro elementos, hay en ella dos partes principales, (como antes se ha dicho): una que sube hacia arriba llamada parte no fija, o volátil, y otra que permanece fija abajo, que se llama tierra o fermento, como ya se ha dicho. Pero hay que tener una gran cantidad de la parte no fija para dársela a la piedra cuando ya esté limpia y sin mancha, y habrá que dársela por medio del Magisterio cuantas veces sean necesarias, hasta que por virtud del Espíritu, al sublimarla y hacerla sutil toda la piedra sea llevada hacia arriba.
De esto habla el Filósofo cuando dice: Sube de la tierra al cielo.

CAPITULO IX

Luego ha de ser fijada la piedra volátil

H
echo todo lo cual, habrá que incerar esta piedra, (así exaltada y elevada o sublimada) con el aceite que ha sido extraído de ella misma durante la primera operación y que es llamado agua de la piedra. Y se la hará retornar a menudo, sublimándola, hasta que por la virtud de la fermentación de la tierra (con la piedra elevada o sublimada) toda la piedra descienda del cielo a la tierra por reiteración, permaneciendo fija y fluida. Y eso es lo que dice el Filósofo: Y bajará de nuevo a la tierra, de este modo recibe la fuerza de las cosas superiores, sublimando, y de las inferiores, descendiendo, es decir, que lo corporal se tornará espiritual durante la sublimación y lo espiritual se tornará corporal durante el descenso, esto es, cuando desciende la materia.

CAPITULO X

De la utilidad del arte y
de la eficacia de la piedra

P
or éste medio tendrás la gloria de todo el mundo, es decir, con esta piedra, así compuesta, tendrás la gloria de todo el mundo y toda oscuridad se alejará de ti. Es decir toda pobreza y enfermedad. Es la fuerza fuerte de toda fuerza, pues no hay comparación entre la fuerza de ésta piedra y las otras fuerzas de este mundo, pues vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida. Vencerá, es decir, que al vencer y al elevarse, transformará y cambiará el mercurio vivo, congelándolo, por más que sea sutil y blando, y penetrará a los demás metales, que son cuerpos duros, sólidos y firmes.

CAPITULO XI

El Magisterio imita la
creación del Universo

A
continuación el Filósofo da un ejemplo de la composición de su piedra, diciendo: Así fue creado el mundo, es decir, que nuestra piedra se hace igual que como fue creado el mundo, pues las primeras cosas de todo el mundo, y todo lo que en el mundo ha habido, ha sido previamente una masa confusa y un caos sin orden, como ya se ha dicho antes. Y después, por el artificio del soberano Creador, esa masa confusa, después de haber sido admirablemente separada y rectificada, fue dividida en cuatro elementos; y a causa de tal separación se hacen diversas y diferentes cosas. Así, también se pueden hacer diversas y diferentes cosas por la producción y disposición de nuestra obra y por la separación de los elementos de los diversos cuerpos. De ello saldrán admirables adaptaciones, es decir, si separas los elementos se harán las admirables composiciones propias de nuestra obra, en la composición de nuestra piedra, por conjunción de los elementos rectificados. De las que, es decir, de éstas cosas admirables y adecuadas a tal fin, el medio, es decir, el medio de proceder, está aquí.

CAPITULO XII

Declaración enigmática
de la materia de la piedra

P
or eso he sido llamado Hermes Trismegisto, es decir, Mercurio tres veces muy grande. Después de haber mostrado la composición de la piedra, el Filósofo muestra, de modo encubierto, de qué está hecha nuestra piedra, nombrándose a sí mismo. En primer lugar, a fin de que sus discípulos, cuando lleguen a esta ciencia, se acuerden siempre de su nombre. Sin embargo, el con qué se hace la piedra lo trata a continuación, diciendo: porque tengo las tres partes de la Filosofía de todo el mundo, que están, las tres, contenidas en nuestra piedra, es decir, en el Mercurio de los Filósofos.

CAPITULO XIII

Porqué se llama perfecta a la piedra

Esta piedra es llamada perfecta porque tiene en ella la naturaleza de las cosas minerales, vegetales y animales, por eso es llamada triple y también tri-una, es decir, triple y única, que posee en sí cuatro naturalezas, es decir, los cuatro elementos, y tres colores, el negro, el blanco y el rojo; también se la llama Grano de trigo, que si no muere quedará sólo, pero si muere, (como antes se ha dicho hablando de la conjunción) traerá mucho fruto, es decir, cuando las operaciones de las que hemos hablado, se cumplan.
¡Oh, amigo lector! si ya sabes la Operación de la piedra, te he dicho la verdad, y si no la sabes, no te he dicho nada. Lo que he dicho de la Operación del Sol está cumplido y acabado. Es decir, lo que se ha dicho de la operación de la piedra de tres colores y cuatro naturalezas que están en una cosa única, a saber, en el mercurio filosofal, está cumplido y acabado.

FINAL

¿Qué crees que son las culturas y tradiciones indigenas … ? 2-64

INSTRUCCION DE UN PADRE A SU HIJO
ACERCA DEL ARBOL SOLAR

Muy fiel y agradable instrucción, extraída del manuscrito francés de un Filósofo anónimo, en la que un padre declara a su hijo todo lo que es necesario para la composición y preparación de la Gran Piedra de los Sabios. En diez capítulos.

PREFACIO

Objeto de ésta instrucción

Mi querido hijo, después de haberme preguntado con frecuencia, y ya hace mucho tiempo, si había de dejarte por escrito los grandes misterios de la Cábala de los Sabios, y al haber llegado finalmente a una extremada vejez, he decidido dejarte ésta instrucción como prenda última de mi afecto paternal.

En efecto, he estimado que no podía dartetestimonio más claro que el manifestárte, con candidez, sin ninguna parábola y sin oscuros juegos de palabras, toda la práctica de la verdadera preparación de la Piedra de los Sabios, donde se encuentra la mejor y más alta Ciencia de toda la naturaleza entera.

Con objeto de descubrirte una instrucción verdadera de nuestro ingenioso Arte y de aquel lugar donde ocultamos las llaves que cierran los misterios de la Naturaleza, te hablaré solamente de cosas esenciales y directamente relacionadas con nuestro Arte, sin enredar tu espíritu con todo tipo de consideraciones falsas y superfluas o con similitudes y nombres inventados para designar nuestra materia simple ,aunque los Filósofos hagan uso de éstas cosas ya para instruir a los Hijos de la Sabiduría ya para desviar del camino de la verdad a ignorantes y a falsos discípulos.

Sin embargo, yo, en ésta plática, te hablaré clara y abiertamente, no diré más que lo necesario para la preparación de ésta Obra admirable, y sin error ninguno manifestaré la verdadera Ciencia de nuestra única y preciosa materia. Es así que te mostraré la Sal esencial de Sapiencia, o Azufre de los Sabios, y el modo de preparar el Mercurio de los Filósofos, y también la fuente eterna de Agua viva que, para los Hijos de la Ciencia, es un agua de vida celeste y te mostraré mediante qué artificio del Arte ha de ser extraída de su centro, que es la fuente muy profunda de la Naturaleza.

Te daré un conocimiento total y perfecto de la calcinación natural y muy secreta de los Filósofos, que jamás ninguno de ellos dejó por escrito, pues únicamente lo comunicaron al oído de sus Hijos y Discípulos secretos.

Además, en éste discurso te descubriré la oculta imbibición y Loción de los Filósofos, el agua ígnea o fuego acuoso que utilizan para lavar y blanquear nuestra Tierra virgen; te haré ver porqué los Filósofos lavan nuestra preciosa materia en la llama del fuego, con objeto de blanquearla y reavivarla, secreto éste que no han confiado a los libros y que sólo enseñaron a sus amigos Cabalistas. Además añadiré a todo esto el modo y la disposición del verdadero fuego incombustible y perpetuo de los Sabios y antiguos Filósofos. Finalmente te enseñaré a preparar el Aceite de Oro verdadero de los Filósofos en un cuerpo irreductible, sin ninguna cualidad corrosiva; así hacen ellos su preciosa materia penetrante y fluente; éste Aceite de Oro es el gran remedio universal para todas las enfermedades que puedan acaecer al cuerpo humano; en efecto, es el gran Oro Potable de los antiguos Filósofos.

Desde luego, te enseñaré el trabajo manual y la práctica de todas éstas cosas, pues nuestra Obra es fácil de hacery, manifestándola, descubriremos que es un juego de niños, más simple que la laboriosa operación de las mujeres.

Cierto es que éste pequeño Tratado, que no se ocupa de otra cosa sino de Alquimia verdadera y congruente con la Naturaleza, ha sido escrito únicamente para tu instrucción pero, antes de entrar en la antedicha materia, necesitomostrartequé es en realidad la Alquimia, y que diferencia ha de haber entre los alquimistas vulgares y los verdaderos Filósofos.

” En la esfera superior se encuentra
en medio de la fuente
el filón de los Filósofos,
la regla primera ”

HERMES

Sumario de los diez capítulos :

I.De la diferencia que hay entre ésta Obra suprema, tan divina como natural, y el arte vulgar y condenable de los alquimistas.

II.Del plantío del Árbol de Oro

III.De la Tierra Virgen de los Filósofos.

IV.Del Agua de los Sabios, y de cómo irriga al Árbol de los Filósofos.

V.De la diferencia que hay entre el Mercurio de los Sabios y el vulgar de los laboratorios.

VI.De la extracción de la semilla muy preciosa de los metales.

VII.De la calcinación natural.

VIII.De la loción de la Tierra Filosófica.

IX. De la cocción o maduración de las semillas doradas y del Mercurio y del fuego vivificante de los Filósofos.

X. Exhortación sobre el verdadero uso y la excelencia de la Gran Obra de los Filósofos.

CAPITULO I

De lo que es la Alquimia y de la diferencia que hay entre la verdadera y la falsa

Has de saber, hijo mío, que la palabra Alquimia, en lengua árabe, significa Fuego. La Alquimia es una parte muy oculta de la Filosofía natural y la parte más necesaria de la Física, que es la investigación de la Naturaleza; con ella se hace un Arte que no puede compararse a ningún otro, porque enseña a perfeccionar todas las piedras preciosas imperfectas, a conducir los cuerpos humanos afecta- dos por la enfermedad hacia una salud perfecta y a transmutar los metales corporales imperfectos en oro y plata verdaderos. Todo esto se hace con un cierto cuerpo medicinal universal del quetodas las medicinas particulares han recibido alguna cosa y éste cuerpo medicinal se prepara con el trabajo de las manos, mediante un oculto ingenio y un Arte que únicamente conocen los Hijos de la Verdad.

Aprende, hijo mío, que ésta Ciencia es llamada Flor de la Sapiencia, porqueaclara el entendimiento humano,lo aguza y, en fin,lo convence por la experiencia de la verdad. Todavía en nuestros días quedan muchos testimonios por declarar. Esta Ciencia admirable de la Alquimia natural muestra al intelecto humano una vía con la que se puede comprender, demanera viva y por efecto de una profunda investigación, de qué manera penetran todas las cosas en las potencias y virtudes divinas, y cómo subsisten en ellas.

Aunque en mi discurso te hable mucho de Alquimiano me refiero a aquella que se practica vulgarmente en nuestros días. Pongo en claro una gran diferencia entre la que se practica comúnmente y aquella otra que es propia de los Filósofos, distingo entre aquellas operaciones de los alquimistas contemporáneos y aquellas de los Hijos de la Ciencia. Por eso, y a fin de que no te equivoques en un asunto tan grave, te prohibo toda frecuentación con los falsos discípulos del Arte, que dan recetas variadas.

Voy a hablar de los alquimistas vulgares: en efecto, éstos no cesarán de desviarte de la verdadera vía, que yo te muestro, con objeto de seducir y dar ocasión para que te adhieras a sus opiniones falsas y a sus locas imaginaciones. Sabe pues que la diferencia entre los verdaderos Filósofos y los alquimistas vulgares es tan grande como la que hay entre el día y la noche, y esa diferencia se ve bien en esto: que no se ha de tomar más que una sola y única cosa para preparar la Piedra de los Filósofos. Los alquimistas vulgares, por el contrario, pretenden tomar muchas materias distintas con la esperanza de alcanzar así el objeto de sus deseos. Los verdaderos Filósofos realizan su Obra con tiempo, sin gastos y operan en silencio con un solo vaso, un solo horno, y una sola materia, o dos ( que sin embargo son de la misma naturaleza).

Los alquimistas vulgares trabajan con muchos esfuerzos, con grandes gastos,con todo tipo de hornos y de fuegos y con una multitud de materias diferentes; en suma, que siDios Todopoderoso lo creó todo de la nada, los alquimistas vulgares, del todo hacen nada. Los Alquimistas verdaderos, por el contrario, imitando a la Naturaleza, y con una pequeña cantidad de su materia, realizan grandes cosas.

Aún podría decirte muchas más cosas acerca de los alquimistas vulgares, pero esto bastará para demostrarte que habrías de estar completamente privado de sentido si después de estar en posesión de la más alta Ciencia, que te muestro en éste tratado, quisieras seguir el método de aquellos que respecto a ésta sublime Ciencia, están ciegos e ignorantes, o si hablaras de éstas cosas con ellos. Por otra parte, solamente he escrito éste capítulo con la intención de enseñarte en qué consiste la excelencia de la verdadera Alquimia natural.

Con ésta comparación descrita entre el verdadero Filósofo y el alquimista vulgar sólo pretendo hacerte saber que siempre encontrarás la verdadera Ciencia próxima a los verdaderos Filósofos, pero cerca de los alquimistas vulgares solo encontrarásignorancia y tristeza.

Ahora voy a declararte la muy ingeniosa y muy fácil práctica de la Gran Obra de los Filósofos, pero antes de revelarte el misterio de nuestra operación simple y muy secreta, he tomado la resolución de añadir el siguiente capítulo, en el que, como en un cuadro, podré mostrar ante tus ojos el Jardín natural de los Filósofos, donde los verdaderos Hijos de la Ciencia acostumbran a sembrar, plantar y trasplantar el Árbol Solar y Lunar. Con éste ejemplo advertirás que todo el cuidado, el trabajo y la diligencia de los Filósofos tan solo consiste en esto : preparan su Tierra como se debe, y después de haberla trabajado naturalmente y con esmero, como hace el campesino, no hacen sino sembrar ahí su semilla metálica que, a su debido tiempo, produciránaturalmente el Árbol Solar.

CAPITULO II

Cómo hay que sembrar naturalmente el Árbol Solar de los Filósofos, cómo plantarlo y trasplantarlo.

No ignores, hijo mío, que el grano de trigo que se siembra en la tierra ha de estar maduro, puro, sin defecto ni corrupción, que su sal vegetativa, llamada a fructificar, no ha de estar cambiada ni alterada en nada: si un grano así es echado en una tierra fértil, bien adobada y trabajada, necesariamente la tierra lo recogerá, lo abrirá y librará de los lazos de su primera fijación o ligadura, con objeto de poder despertar en él el movimiento de la virtud seminal, y ésto se hace gracias al trabajo e industria de la Naturaleza sobre un campo fértil, abundante en sal nitro, con el favor del aire y de los rayos solares pues, para madurar y perfeccionarse, precisa de la ayuda y cooperación de los cuatro elementos.

Con lo que acabo de decir puedes ves clara- mente porqué el grano de trigo ha de corromperse: esa putrefacción lo reblandece, engrasa, hincha y hace que abandone su envoltura. Con éstas palabras quiero indicar que, por a traves de la putrefacción, el alma, o la vida encerrada en el grano, después de resucitada, se manifestará. En efecto, cuando el alma recupera su libertad, como si volviera a la vida, empieza produciendo una hojita tierna y después un pequeño tallo en el que, seguidamente, se fijará un brote. Crece aumentando poco a poco de tamaño con ayuda del calor aéreo y de la humedad terrestre, llegando hasta la altura conveniente a las espigas, para producir finalmente múltiples granos y paja, a la vez que pequeñas hojas sobre las que aparecen unas flores que antes estaban encerradas en ellas. Cuando los granos están maduros, como a causa del calor, son dotados por la Naturaleza con un color dorado.

Con esto quete digo puedes ver claramente que el grano de trigo echado en tierra, ha muerto, pero aquella alma, primitivamente incluida en él por la Naturaleza, ha tenido que ser liberada, por la putrefacción, para convertirse de nuevo en espiga de trigo por el crecimiento de un tallo que asciende hacia lo alto para tornarse cien veces mejor de lo que era en su savia o húmedo, y en su forma. Y si el grano de trigo no se hubiese corrompido en la tierra, jamás hubiera podido crecer ni llegar a una más alta y mayor virtud de su húmedo.

En relación al nuevo grano de trigo, existen tres orígenes o tres objetos diversos que provienen del espíritu: primeramente, el mismo grano que se pudre en la tierra; a continuación, el tallo que surge de la tierra; en tercer lugar, la espiga que crece a partir del grano sembrado y del tallo; en cuarto lugar, y después de las tres primeras partes ya citadas, el nuevo grano. Estas cuatro cosas tienen cada una un nombre distinto, por más que la cosa, considerada en sí misma, no sea sino una: un pequeño brote de trigo nacido de un solo grano. Las cuatro estaban escondidas previamente en el único grano de trigo y no han sido producidas más que por una sola cosa, a saber, por el trabajo de la Naturaleza sobre una tierra fértil, con el favor del calor aéreo y de los rayos solares, como ya he dicho antes.

Ahora te pido que examines con los ojos del espíritu, en todas sus particularidades, el pequeño brote del grano de trigo, a fin de que seas capaz de plantar el Árbol de los Filósofos de igual manera promoviendo en él la acción de su húmedo radical para que crezca de tal suerte que el oro muy noble y la plata (en cuya naturaleza están infusas y bien dispuestas, todas las virtudes celestes y terrestres de los elementos) sean capaces de crecer y madurar como en una semilla incorruptible.

Pero has de tener mucho cuidado de no separar de su Goma a los citados oro y plata, ni conmateria mineral alguna, ni con agua fuerte, ni con nada parecido.

De igual manera que el grano de trigo, cuando es corrompido por la humedad de la tierra, se pudre y libera de los lazos de su primera fijación, de igual manera, digo, el oro y la plata han de ser separados y liberados de los lazos con que estaban encadenados, como el grano de trigo, a la sal y al azufre. Esto es lo que puede hacer el Filósofo con la Llave de los Sabios, es decir, con la suculenta, fértil y virgen Tierra de los Sapientes,en una palabra.

Mediante el agua viva natural el oro puede ser disuelto, calcinado, preparado y, por sublimación, putrefacción y digestión, cuando ya ha sido separado de todo lo que le es ajeno, ser dispuesto de manera que permanezca en su virtud espermática y pueda ser puesto en vías de regeneración. De éste modo, el alma y el espíritu de nuestro Oro vivo pueden ser extraídos de su propio cuerpo, donde permanecían cautivos y sin ninguna virtud capaz de engendrar la Piedra.

En efecto, nada hay más cierto que esto : en el mundo entero no se puede encontrar nada que pueda ser regenerado sin antes no ha sido destruido por la putrefacción y la muerte, pues la mortificación es la única vía y entrada para acceder, por medio del calor nativo, a una nueva generación .

Por otra parte, la disolución del grano de trigo no se realiza ni en el agua, ni en una tierra arenosa, pedregosa o árida, sino que se hace mediante la humedad visible y templada de la tierra, de tal forma que el grano se hincha y atrae hacia su raíz, gracias a un cierto instinto, la virtud natural de la Sal central terrestre, con objeto de mezclarse de mezclarse a ésta sal, de extraer de ella su alimento y de permanecer y esconderse en ella.

De este modo, cuando el cuerpo del grano atrae hacia si la humedad natural que le penetra, el cuerpo de la semilla se abre y se prepara para una ulterior generación. Nuestra Tierra virgen natural se dispone de una forma que es, a todas luces, semejante y se purifica sin adición de nada extraño. Nosotros también sembramos de ésta forma la semilla metálica del Oro vivo de los Sapientes en nuestro campo así preparado, que es el Mercurio de los Sabios, a fin de producir el Árbol Solar.

Con el siguiente ejemplo te descubriré ésto más claramente, y en pocas palabras te revelaré el secreto de todos los secretos de la Piedra de los Sabios.

En efecto, ten por muy cierto que toda la labor y todo el trabajo del Arte del Misterio oculto de los Sabios consiste únicamente en esto: en saber de qué modo puede ser adquirida naturalmente su Tierra virgen, y cómo habrá que prepararla después del mismo modo que los campesinos cuando cultivan su tierra para que les produzca trigo. Por tanto, considera el trabajo del campesino y cómo lo hace para producir trigo.

Empieza por buscar una buena tierra, después busca una buena simiente, tal como se la suministra la naturaleza, a continuación se ocupa, con esmero, de cultivar su campo. Empieza por limpiar su tierra librándola de las piedras grandes y de los troncos que pudieran dañar la semilla; después, por medio del trabajo reiterado del arado, a lo largo delas diversas épocas del año ,se esfuerza en hacerla más esponjosa para que pueda ser humectada, asperjada, lavada e impregnada con vistas a la fructificación de la virtud celeste, por la lluvia y el rocío, desecada ya de su superflua humedad terrestre. Además le dará calor con estiércol campestre conservando ese calor gracias a la grasa del estiércol esparcido. Después de todo esto, siembra su grano, sin ningún artificio, en su tierra bien cultivada.

Es evidente, pues, que el campesino, para producir su grano, no hace ningún otro trabajo más que cultivar bien su campo y emplear una semilla tal como se lo ha dado la naturaleza. Si los hijos de la Ciencia disponen su trabajo natural de la misma forma, su Obra llegará a buen fin. Y del mismo modo que el precio pagado por el campesino para adquirir una tierra común y vil es su mayor gasto, lo más difícil para el Filósofo es la adquisición de su Tierra con lo que, una vez adquirida, solo quedará el problema de prepararla bien según el método de trabajo de los Sapientes.

Por tanto, al igual que lo campesinos, quitaremos de nuestra tierra toda impureza y superfluidad. A continuación la haremos más espon- josa según el Arte y la Naturaleza, lavándola, regándola y desecándola. Hecho esto, la engrasare- mos con su grasa natural y después de haber recibido el rocío del cielo, que le comunicamos a la manera de los Sabios, estárá tan bien preparada que quedará dispuesta para recibir la semilla metálica de nuestra Piedra, es decir, del Oro vivo de los Sabios que, a su debido tiempo, producirá el Árbol Solar.

He aquí, hijo mío, en pocas palabras, todo el fundamento, la llave y la fuente de la Obra entera de los Filósofos. En suma, nuestro Árbol Solar y Lunar, por medio de nuestra Tierra virgen preparada y sabiamente cultivada, y con nuestro Oro Vivo, (que es la verdadera simiente metálica a sembrar en nuestra tierra esponjosa) alarga tales raíces y crece hasta tal punto que puede ser trasplantado según el modo de los Sabios. Y es ésta una cosa muy cierta y verdadera:el oro producido al estilo de los Sabios y por su ingenioso secreto, adquiere una virtud tal, por la fuerza de su regeneración, que supera en mucho, y sin ninguna comparación posible, al oro que nace de las entrañas de la tierra.

Cabe añadir que la segunda generación es superior a la primera, la tercera a la segunda y la cuarta a la tercera es decir, que la virtud de éste Árbol se multiplica por diez cada vez que se trasplanta y puede alcanzar tal grado de perfección que, con su calor muy penetrante y su mucha pureza, puede hacer de la luna y del mercurio vulgaresalgo totalmente parecido al oro metálico natural.

Por tanto, hijo mío, después de haberte esbo-zado suficientemente la verdadera forma en que siembran, plantan y trasplantan su Árbol Solar de la Sabiduría, te mostraré, en el siguiente capítulo, la materia verdadera de la que se valen los Sabios para hacer su bendita Piedra; en fin, te descubriré, en su orden, todas nuestras operaciones naturales, y al final de éste libro te comunicaré la práctica.

CAPITULO III

Cuales son los signos mediante los cuales podemos conocer la Tierra virgen de los Sabios, que es la materia primera de la Piedra de los Filósofos.

Así como nada hay más cierto que la muerte, ni más incierto que su hora y circunstancias , tampoco nada es más cierto que hay una cierta materia con la que trabajan los Filósofos. Del mismo modo, no existe nada tan ignorado por los químicos ignorantes como esa materia de la que se sirven los Hijos de la Sabiduría para la preparación de la Gran Obra.

Habiéndome comprometido contigo, hijo mío, con mis promesas de mostrarte desnuda y entera- mente la práctica de la Piedra, y de hablarte de ello sencillamente y sin metáforas, empezaré mi instrucción enumerándote las propiedades y signos verdaderos con los que, sin dejar lugar a dudas, podrás reconocer nuestra materia entre todas las cosas del mundo entero. Te descubriré sus señales infalibles, propias y particulares, que a ninguna otra cosa convienen en toda la naturaleza, fuera de nuestra sola y única Tierra virgen.

Has de saber que el sujeto ocosa que conviene tomar para hacer nuestra Medicina universal, es una materia preciosa que no se encuentra sobre la tierra de los vivos. Digo que es un espíritu corporal o un cuerpo espiritual que, ciertamente, es el Nitro de los Sabios y a decir verdad, una tierra grasa, pesada y suculenta, útil y preciosa, común para los inteligentes pero muy escondida a los ignorantes. Esta materia excelente se encuentra por todas partes, envalles, llanos, campos, antros de la tierra ,enmontañas e incluso en tu propia casa. Es el rocío del cielo, la grasa de la tierra y el muy precioso Nitro natural de los Sabios. Es la materia viscosa con la que fue hecho Adán y, en resumen, nuestra materia es una Tierra virgen sobre la que jamás han brillado los rayos del Sol, aunque él sea su padre y la Luna su madre.

Los Filósofos llaman Nodriza de los dioses a nuestra Tierra virgen porque el Sol, la Luna e incluso todos los metales extraen de ella su origen. También se la llama Esposa del Cielo estrellado, porque cada día el Cielo le transmite sus influencias de un modo completo y abundante, por eso es llamadoAlma y Espíritu vivificante de la tierra elemental. En efecto, en ella están contenidas la virtud generatriz y los colores de todas las cosas de la naturaleza entera. Además, nada podría vivir sin nuestra materia. A menudo, los Sabios la llaman su Andrógino y su Hermafrodita, porque consiste en dos naturalezas, es decir, que de ella se extraen el Azufre y el Mercurio, de los cuales el uno es considerado hombre y el otro, mujer. También se la llama Proteo y Camaleón de los Sabios, pues se transforma en todo tipo de formas. Es capaz de tantas formas distintas, es tan mutable, que incluso es alterada por el Sol y por el aire, que la transforman en un abrir y cerrar de ojos, por más que uno y otro cumplansu cometido en la producción de nuestra materia. Esto bastará al Filósofo para conocer nuestra Tierra virgen y discernirla de la tierra vulgar.

A fin de enseñarte a reconocerla bien, sin ningún error, te digo una vez más que nuestra materia no es más que una tierra, pero no aquella sobre la que andamos; más bien es aquella que está suspendida sobre nuestra cabeza y que los Sabios llaman su Tierra virgen foliada, que desde el principio del mundo es tierra y que por lo tanto, jamás fue tierra. Es el elemento que elementa la tierra y le ha dado su origen; en pocas palabras, es la muy noble Tierra de los Sabios. El padre es el Sol y la madre, la Luna. Digo que es una grasa mineral, una noble esencia espiritual y corporal con la que se prepara el verdadero Mercurio de los Sabios. A decir verdad, es el Mercurio común de los Sabios, pero no el mercurio vulgar del vulgo. Es la bendición del cielo que sale de esta Tierra celeste, porque es regada e impregnada con la virtud celeste del cielo estrellado. Esta preciosa materia puede ser buscada y adquirida en las cavernas, en el llano y en las montañas. En efecto se encuentra en cualquier lugar sobre la tierra habitable, pero hay que tomarla antes de que la vea el Sol.

Cuando tengas verdadero conocimiento de ésta materia única, extraerás de ella el Mercurio de los Sabios, la Tierra virgen de los Sapientes, la preciosa Sal de la Naturaleza, el Agua viva perpetua de los Hijos de la Sapiencia, de donde separarás el Oro y el Azufre metálico, para hacer con élun fuego raro, muy secreto e incombustible. Pero lo que te digo es, por lo general, imposible de descubrir y experimentar, por más que sea la Materia verdadera y única de la Piedra de los Sabios, si no es revelada fielmente por un amigo que la conozca.

Lo que tomamos para preparar la Obra filosófica no es sino el pequeño pez Echeneis, desprovisto de sangre y espinas, que está oculto en la región profunda del centro del gran Mar del Mundo. Este pez, que es muy pequeño, es único en su forma, en tantoel mar es grande y vasto, por eso es imposible que lo alcancen aquellos que ignoran en que parte del mundo habita. Puedes creerme enteramente cuando te digo que jamás encontrará la materia de la Piedra de los Sabios quien, -según Teofrasto-, no sea experto en el Arte de atraer la Luna del firmamento y hacerla descender del cielo a la tierra para transformarlaen agua y después en tierra.

Una de éstas cosas, pero, no es tan difícil de hacer como de encontrar. Cuando decimos fielmente algunas palabras al oído de un amigo verdadero, mostramos este oculto secreto de los Sabios, a saber, cómo se puede asir de un modo natural el pequeño pez llamado Rémora, capaz de detener a los orgullosos navíos en su curso por el gran mar Océano ( que es el Espíritu del mundo). Pero quienesno forman parte de los Hijos del Arte, absolutamente ignorantes, no han conocido los preciosos tesoros, ocultados por la Naturaleza en el Agua de vida celeste y preciosa de nuestro Mar.

Pero para transmitirte la clara luz de nuestra materia única, o de nuestra Tierra virgen, y para enseñarte cómo se puede adquirir éste Arte supremo de los Hijos de la Sabiduría, es preciso que te instruya previamente acerca del Imán de los Sabios, que tiene el poder de atraer al pequeño pez Echeneis, o Rémora, del profundo centro de nuestro Mar. Si es asido de modo conforme a la Naturaleza, se transforma primero, y de modo natural, en agua, después en tierra y ésta, preparada como conviene por el ingenioso secreto de los Sabios, tiene el poder de disolver todos los cuerpos fijos para volverlos volátiles, y de purgar a todos aquellos que estén envenenados. Esta práctica está contenida en pocas palabras al final de éste pequeño Libro.

CAPITULO IV

Del Agua Filosófica, absolutamente necesaria para la composición de la Obra de los Sabios.

Dado que ahora ya has encontrado la Ciencia completa de la materia oculta con la que hacen su Piedra los Sabios, y dado que ahora deseas llegar a la perfección de su Obra,habrás de convertir, para empezar, ésta materia en agua por medio de un singular procedimiento secreto y, después de su evaporación natural, transformarla en tierra con un hacer suave, natural y oculto. Cuando hayas hecho esto te convertirás en poseedor de la Tierra de los Sabios, que es Tierra desde el principio del mundo y que, por tanto, jamás fue tierra. Con ésta Tierra los Sabios preparan su Mercurio y su Mercurio doble. Extraen su agua seca de vida, a la que llaman Fuego acuoso y Agua ígnea que, por su propia naturaleza, engulle todos los cuerpos disolviendo radicalmente todas sus partes. Sin embargo, cuando te digo que disuelve los cuerpos, mi intención no es que utilices un cuerpo metálico.

En efecto, el cuerpo no es la materia con que trabajamos, pues los cuerpos, por si mismos, no son penetrantes; quiero decir que los cuerpos no tienen ninguna eficacia ni virtud si no es por los espíritus que contienen, y los mismos espíritus no pueden de ningún modo producir sus efectos, ni cumplir con su cometido, si antes no son liberados y separados de los cuerpos duros en los que están sólidamente detenidos.

De todo esto habrás de concluir, hijo mío, que con lo cuerpos duros no es posible ninguna transmutación,pero si cuando éstos han sido reblan- decidos y se han tornado fluidos. En otras palabras, hay que reducir la humedad hasta que aquello que estaba escondido se haga manifiesto; eso es lo que insinuan los Sabios cuando dicen: lo duro ha de ser reblandecido. Otra cosa no es, sino el cambiar los cuerpos crudos, reblandecerlos en el agua de la Fuente de Juventud hasta que se liberen de su dureza y sequedad, pues el cuerpo seco, como se ha dicho, no tiene ninguna propiedad penetrante y no tiñe más que a si mismo. El cuerpo grueso y espeso, por tanto, no puede teñir porque no puede penetrar, y al no penetrar no produce alteración alguna.

Así, es cierto y seguro que,ni el oro, ni los demás metales no podrán teñir nada mientras no se haya extraído el espíritu que está incluido en ellos y no haya sido sacado del centro de nuestra Tierra Solar Adámica por acción de nuestra Agua blanca; cuando es sacado a la luz, esa agua lo torna espiritual, lo blanquea y lo transforma en un espíritu y alma admirable.

Si sopesas cuidadosamente mis palabras, reconocerás que no tienen otro objeto queenseñarte la meta principal de nuestro Secreto divino, a saber: de qué modo los cuerpos duros y secos, por medio de nuestra Agua viva extraída de la Fuente de los Sabios, han de ser reducidos a sustancia fluida, volátil y espiritual.

¡Oh, hijo mío, que admirable es la Naturaleza,que tiene el poder de transformar los cuerpos en espíritus! y sin embargo, esto no sería posible si, previamente, el espíritu no hubiera sido incorporado y si el cuerpo no se hubiera hecho uno con el espíritu, primero volátil y después hecho fijo y constante.

Digo que el noble Arte de los Sabios es la más admirable cosa que existe, porque puede tornar volátil al oro, cuya naturaleza es muy fija.

Mi única intención esque comprendas bien en tu alma que si los cuerpos no son disueltos por nuestra Agua viva,si no son por ella imbibidos y reblandecidos y de este modo abiertos y despojados de su masa dura para ser reducidos a espíritu puro y sutil, nuestra labor no será sino un inútil engaño. Mientras los cuerpos no hayan sido convertidos en no-cuerpos, es decir, en su primera materia, la regla y la llave de nuestro Arte no será encontrada. Así,la única meta de nuestro Arte es volver fluidos los cuerpos duros y sólidos con objeto de hacer la Tintura. Cierto es que toda tintura teñirá cien mil veces más si está en una sustancia liquida que si está en un cuerpo duro y craso; un ejemplo evidente lo tenemos en el azafrán, la púrpura y el quermes. Por eso te digo una vez más: si los cuerpos no se vuelven finos y sutiles como el agua y el fuego natural, a fin de que puedan elevarse como espíritus, y si no son como el agua, el vapor o la plata viva, la llave de nuestro Arte todavía no ha sido encontrada.

Aquel que tenga la intención de comenzar su trabajo según la Naturaleza, es decir, de operar con Sabiduría en el Trabajo filosófico, comenzará con la solución y destrucción de los cuerpos y con la mutación de la forma metálica. Esta obraconsiste en convertir los cuerpos en no-cuerpos y espíritus fijos y en que la forma, dura y sólida de nuestra Tierra metálica vegetativa y animal, o creciente y viva, e incluso Adámica, sufra la destrucción para recibir una forma y una sustancia húmeda, meliflua y fluente. Solamente por medio de ésta cualidad adquiere el poder y la virtud de penetrar en los demás cuerpos, mezclándose inseparablemente con ellos, cosa ésta que jamás podrían hacer los cuerpos duros de los metales, a causa de su terrestreidad.

Pero para descubrirte más claramente la cosa y desvelar toda la oscuridad de los Sabios, has de imitar a la Naturaleza en todas tus obras, desde el principio al fin, pues con ella los Sabios hacen su Mercurio doble, por el que conducen a su Piedra hacia el fin deseado.

La Naturaleza,digo, les suministra la verdadera materia con la que, a través de ella, trabajan. No son sino sus Ministros y, según las exigencias de la cosa, elevan lo que hay que elevar, transforman, y de nuevo juntan, y sin embargo, todo lo hacen por la Naturaleza, a fin de que ésta pueda operar con más eficacia.

Dado que los Filósofos son los verdaderos imitadores de la Naturaleza deberánoperar, por esta misma razón, igual que ella, pues su Obra no admite nada extraño, operando a través de cosas semejantes, que son lo semejante a la Naturaleza. Naturaleza ama a Naturaleza y se complace en Naturaleza. El Sabio, en la preparación de su Piedra, también ha de estar en una disposición de espíritu tal que tenga por norma el no añadir nada extraño a la naturaleza de la cosa que se ha de disolver. La cosa a disolver ha de ser, en efecto, de la misma naturaleza que el disolvente.

Te ruego consideres la generación de un niño : la sangre menstrual de la mujer ¿ acaso no es, en su principio, de la misma naturaleza y de la misma materia que aquella otra con la que fue formado el niño, aunque parezca muy diferente? Ciertamente, también es necesario que el Agua de vida de nuestra Fuente de Juvencia sea de la naturaleza de la simiente metálica, a fin de que, por efecto de un estrecho parentesco, se unan una a la otra, y que la gran potencia natural de éste amor rechace y rompa los lazos de la prisión donde, estrechamente encadenada, se encuentra ésta preciosa simiente.

Si nuestra Agua seca y viva no fuera de la naturaleza del Azufre y de nuestro Mercurio natural, jamás podría unirse a él en el momento de la conjunción y no tendría ningún poder para sacarlo de la cautividad. Pero nuestra Agua seca metálica le está de tal modo emparentada y es hasta tal punto de su naturaleza, que se le une como si fuera una hermana del Mercurio natural. Ambas tienen el mismo origen y han de salir de una fuente y de una raíz única, de ahí su amor natural y su unión, que provienen de su conformidad de naturalezas; por eso, después de que su unión se haya consumado, le llamamos nuestro Mercurio doble.

Por tanto, presta atención en hacer bien nuestra Agua viva y seca de nuestra fuente, según el modo que te mostraré. En efecto, es el origen de nuestra Obra, es la Llave muy noble de la Obra de los Sabios y el instrumento principal de nuestra Piedra. Es indudable que quien no trabaja para preparar ésta Llave hace que la Obra filosófica resulte infructuosa. Nuestra Agua es el único instrumento, en la naturaleza de las cosas, con el que podemos obtener físicamente la muy noble Semilla de los metales, u Oro vivo de los Filósofos. El Azufre de los Sabios no puede, de ninguna manera, ser extraídosino es a través de su Menstruo natural, apropiado a ésta Semilla metálica preciosa y admirable, y este Menstruo no es otra cosa que nuestra Agua viva y seca.

Por tanto, que tu cuidado consista en preparar bien esta Agua de vida, viviente y celeste, que no moja las manos. Que sea suave, buena y sin acrimonia.

CAPITULO V

De la Plata viva, su naturaleza y propiedad

En el Arte químico la plata viva es la plata viva común: exteriormente y en apariencia, fría y húmeda, pero secretamente, en su interior, caliente y seca. Nótese que éste calor y esta sequedad conte- nidos en ella son una viscosidad y un húmedo muy cálido. Ciertamente es un espíritu corporal y vivo donde están escondidas todas las congelaciones de nuestra Piedra.

El espíritu elemental del mercurio común está sometido a todos los superiores, sin ninguna ex- cepción, es decir, a todo Azufre o simiente metálica de las grandes luminarias. Sin tener forma deter- minada alguna recibe el espíritu de Azufre de cualquier metal igual que la cera sometida a la impresión de un sello. Y al igual que la tierra cuando atrae al agua, se impregna de la virtud del agua a fin de adaptarse a la producción y mutación de las plantas eso mismo sucede con el mercurio común. Al recibir la virtud elemental del Azufre de oro, obtiene la forma del oro. De modo parecido, al recibir la virtud elemental del Azufre de plata, reviste la forma de la plata. Así, se une naturalmente con todos los espíritus superiores de los metales, a veces con uno,a veces con otro, de igual manera que el hombre con la mujer, y no sin una cierta mezcla, que te revelo y confío que ha de realizarse en un lugar secreto.

Para que comprendas mejor y más claramente estas cosas, es decir, de qué modo el Azufre fijo de los Sabios y el mercurio común emprenden su conversión de una naturaleza a otra, te recomiendo sopesar cuidadosamente en tu espíritu que el agua común, aunque naturalmente sea fría y húmeda, no por ellose mezcla menos cuando es cocida con los vegetales adquiriendo con ellos una mezcla y una virtud diferente de su virtud natural, y esto es debido a las cosas que se mezclan con ella. Y por esta mezcla, el agua toma durante cualquier cocción las cualidades y propiedades de aquello con lo que se ha mezclado.

La plata viva común actúa del mismo modo: cuando asume la perfecta naturaleza del Azufre metálico, con el que se cuece naturalmente, recibe otra naturaleza y cualidad, de las que se impregna y reviste. Cuando es cocida con el Azufre de oro se transforma, se congela y se fija ennaturaleza de oro. Si la cueces encobre yestaño, adquirirá sus cualidades y se transformará en su naturaleza. Observará las mismas reglas en relación a los otros metales, pues éstas cosas se realizan según el módulo de la Naturaleza, a la que nada es superior.

Dado que a la Naturaleza le es imposible errar fuera de la vía recta y común, te digo que, si quieres hacer oro y plata a través de la naturaleza, ante todo te es preciso disolver, mezclar y cocer naturalmente su semilla metálica con Mercurio común, pues nuestro Mercurio es su agua metálica, en la que reciben conversión y mutación de una naturaleza a otra; esto ha de ser comprendido del siguiente modo: después de que el Mercurio haya extraído la simiente del oro y de la plata de su interior, entonces es impregnado con su naturaleza, de igual forma que el aguaimpregnada de sustancias vegetales cuando se la ha cocido con ellas.

Del mismo modo que la naturaleza del germen o de la simiente metálica es alterado en nuestra Tierra virginal o Mercurio común, también su color se alterará en él, se esconderá perfectamente en ély se insinuará bajo la forma o figura de nuestro Mercurio común, de manera que no podremos conocerla antes de que sea realizada la congelación.

Pero ten cuidado, hijo mío, de no dejarte engañar por ésta expresión: mercurio común. En efecto, no ignores que hay que establecer una gran diferencia entre el Mercurio común y el del vulgo. Cuando hablamos de la plata viva común o del mercurio común, queremos hablar de nuestro Mercurio común, que da vida a todas las cosas que hay en el mundo. El mercurio o plata viva del vulgo es, por el contrario, aquel que se puede ver en lasperfumerías y farmacias.

Has de saber esto: según la palabra de un gran Filósofo, el Mercurio de los Sabios, aunque común y necesario a todo el mundo, no se encuentra en la tierra y no se muestra en su desnudez porque la Naturaleza lo ha envuelto de un modo admirable, y este Filósofo añade lo siguiente:

“He aquí la diferencia entre nuestra Plata viva y el mercurio vulgar :
1.El mercurio vulgar no disuelve ni al oro ni a la plata y no se mezcla con ellos, de modo quepueden volver a separarse; pero nuestro Mercurio disuelve el oro y la plata y se mezcla con ellos hasta tal punto que no se los puede volver a separar, como sucede con el agua mezclada con agua, que ya no pueden ser distinguidas.
2.Por otra parte, el Mercurio vulgartiene en si un azufre negro muy malo y combustible, pero nuestro Mercurio contiene un Azufre incombustible fijo, muy blanco y muy rojo.
3. El mercurio vulgar es frío y húmedo, pero el nuestro es cálido y húmedo.
4. El mercurio vulgar ennegrece los cuerpos metálicos, pero el nuestro los blanquea y los conduce a una blancura cristalina.
5.Cuando el mercurio vulgar se precipita produce un polvo amarillo y un azufre muy malo, pero nuestra plata viva se transforma, mediante el calor , en un Azufre muy blanco, fijo y fluido.
6.Cuanto más se cuece el mercurio vulgar, más sutil y volátil se hace, pero con el nuestro ocurre lo contrario, pues cuanto más se lo cuece, más espeso y menos fluido se torna.”

Por todos estos detalles dignos de atención, éste Filósofo nos hace ver hasta que punto un mercurio difiere del otro. Pero ahora, pasemos a otra cosa.

Después de haberte demostrado que los Artistas que toman el mercurio vulgar como si fuera Mercurio común aun no están instruídos en el secreto de éste Arte Cabalístico, error éste que los hace vagar tan lejos de la verdadera vía que no pueden alcanzar el fin que se proponen, te enseñaré otra cosa, no menos importante para la preparación de nuestra Piedra que lo ya dicho hasta ahora. He aquí lo que te voy a descubrir: el lugar donde los Sabios esconden con Arte las llaves que pueden abrir los cerrojos de sus secretos ocultos.

En efecto, has de saber que es totalmente imposible hacer de ti un Maestro de la Obra de los Sabios si no tienes conocimiento de nuestro artificio, mediante el cual nuestro Mercurio puede ser espesado, poco a poco y de un modo natural. Según el decir de los Sabios la plata viva no puede tener ninguna facultad de transmutación si ella misma no ha sido transmutada de naturaleza en naturaleza, y después de haber sido transmutada así, es cuando puede, después de su disolución, operar una trans- mutación. Y cuando se la habrá coagulado, solidificado y congelado, entonces tambiénpodrá coagular, solidificar y congelar.

Si endurecemos nuestro Mercurio fijo ylo congelamos es para conducirlo a un estado tal que sea aptopara endurecer, congelar y espesar al mercurio vulgar, pues la verdadera transmutación de los metales se hace con nuestro Mercurio común espesado, congelado y transformado de naturaleza en naturaleza. Y digo que si nuestro Mercurio es endurecido y transmutado por los Sabios es para que adquiera a su vez la virtud de endurecer y transmutar. Cuando haya sido cocido, unido y digerido por la cocción con Azufre o semillas metálicas, por espacio de una hora, haremos la transmutación, pero si previamente no lo hemos congelado, solidificado y transmutado, no podremos, en absoluto, hacer ninguna transmutación.

Aprende, hijo mío, que la parte principal del gran secreto de nuestro Arte es ésta: saber hacer consistente nuestro Mercurio, pues en ese estado es, ciertamente, la Llave que abre y cierra las puertas de la Piedra. Es absolutamente cierto que éste Azufre de los Sabios es el alma, la forma y la semilla metálica de nuestra Piedra. No es menos cierto que nuestro Mercurio común es el cuerpo, la materia y latierra. El Azufre es la hembra e impregnarla de su macho es una cosa fácil de realizar.

El Azufre metálico es una cierta grasa de la Tierra de los Sabios, pero cuando el Mercurio común sea juntado y unido físicamente al Azufre entonces será la Grasa de la Tierra de los Sabios. Entonces la Tierra de los Sabios está adobada y engrasada, presta y dispuesta a traer fruto, es decir,posee potencia y virtud para transmutar.

Es muy cierto que nuestro Mercurio sólo no puede hacer nada por si mismo sin la cooperación de la cosa que le conviene, es decir, si no es unido al Azufre metálico, entonces,efectivamente, sus virtu- des y propiedades son exaltadas y multiplicadas al máximo pues, por el Azufre metálico, nuestro Mercurio es conducido hasta el más alto grado de calor;además, el Azufre lo especifica y le comunica vigor y virtud generativa espermática, cosas que el Mercurio no posee por su propia naturaleza sino que las toma prestadas de la semilla metálica. Antes te he dicho claramente que nuestro Mercurio está absolutamente sometido al Azufre elemental de las luminarias superiores, de las que depende. Está desprovisto de toda forma propia determinada. Se reviste de la forma de cualquier metal cuando es unido, de una manera permanente y natural, con el espíritu elemental del Azufre metálico, como si se tratara de una mujer con su macho.

Por medio de esta unión y amable abrazo deespíritus, nuestro Mercurio de los Sabios concibe de la forma metálica del Sol y de la Luna y es impregnado de ella, del mismo modo que la cera recibe la impresión del sello. Cuando la naturaleza de nuestro Mercurio congelado y espesado haya sido transmutada en forma de Sol y de Luna, entonces transformará a cualquier otro Mercurio y lo tornará semejante a su naturaleza. Pero la práctica que consiste en preparar el Mercurio de los Sabios y la manera de congelarlo y espesarlo, se relata al final de éste libro.

CAPITULO VI

De la composición de la Piedra Filosófica, es decir, que se hace de las puras semillas de los metales, y de la manera de extraer y adquirir físicamente éstas semillas preciosas.

Quiero que sepas, hijo mío, que éste es uno de los secretos más grandes de nuestro Arte, que consiste en ser instruido por la Ciencia de la verdadera Práctica del Oro vivo o del Azufre metálico. Indefectiblemente es cierto que la más grande de estas ciencias consiste en tener un pleno conocimiento de nuestra Tierra virgen, pero también es admirableel conocimiento de nuestra Agua de vida celeste y vivificante. El ingenioso medio de prepararla también es, en este asunto, necesario, pues sus efectos y operaciones supranaturales son admirables y extraordinarios.

Aunque las virtudes y cualidades de nuestra Agua de vida celeste y el rarísimo valor de nuestro Mercurio, que es nuestra Tierra virgen, surgen de una elevada investigación, el Azufre metálico de los Filósofos no es menos excelente, no está menos oculto, ni es menos eficaz, en verdad.

En efecto, si los jardineros buscan y aprecian mucho al rosal es a causa de las flores que nos da a su debido tiempo; por la misma razón si los Sabios otorgan un gran valor a su Tierra virgen únicamente es por sus floresy por el fruto de Oro vivo que dá cuando llega el momento adecuado; y del mismo modo que la tierra sería inútil para el cultivador si no estuviera provista de una buena semilla, igualmente nuestro Mercurio celeste, que es la Tierra virginal de los Sabios, no serviría para nada si no tuviéramos el Oro que ha de ser sembrado en ella.

También aquí se puede hacer la siguiente comparación: el Azufre de los Filósofos se esconde en la Tierra virgen de los Sabios como las piedras preciosas dentro de las piedras en bruto; nuestra Agua viva y seca puede ser comparada al tallador de piedras que las rompe a fin de hacer visible la gema preciosa de la Sabiduría.

Para mostrar bien lo que ocurre con estas dos cosas, se podría decir, con razón, que en la Obra física de los Sabios, nuestra Tierra virgen y nuestra Agua seca son los dos instrumentos y los dos artesanos absolutamente necesarios para la prepara- ción de nuestra bendita Piedra. Sin embargo, no hay duda de que el conocimiento de nuestro Azufre metálico es mucho más difícil de conseguir. Por eso la ingeniosa y física extracción de nuestra Agua viva es el gran secreto de los secretos de los Sabios y aunque la realice el más difícil Arte, es absolutamente necesario saberla, porque sin el Azufre de los Sabios, ciertamente, nada podría alcanzar la perfección en ésta Obra.

Este Azufre metálico de los Sabios es la primera materia de los metales y el Oro vivo de los Hijos de la Sabiduría. Es la verdadera Materia a partir de la que ha de nacer el Árbol solar, es la muy noble Llave que abre y cierra las puertas de nuestra Piedra, también es la forma y alma de la simiente metálica del Sol y la Luna y cuando los Sabios han recogido esta simiente la llaman, habitualmente, su Materia, aquella que han escondido en sus escritos y recubierto con multitud de nombres distintos, cosa que te reco- miendo tu también hagasa fin de no manifestarla claramente, como te mostraré al final de este capitulo.

Para instruirte claramente sobre lo que es el Azufre de los Sabios, que es verdaderamente nuestro Oro vivo y la simiente metálica, te indicaré en pocas palabras como se hace, en las entrañas de la tierra, la generación y procreación del Oro; por esta vía obtendrás el conocimiento del primer principio de la composición del Oro. Asi aumentaré tu luz sobre los primeros principios, a fin de que conozcas las verdaderas raíces o simientes metálicas del Oro, tras lo cual, seguramente, cuando te haya enseñado a extraer éstas semillas metálicas, ya podrás preparar la Piedra de los Filósofos.

Tu ya sabes que todo lo que proviene de la tierra crece y se produce en una tierra fértil poroperación de la humedad y del calor natural. También los metalesse forman de ésta manera y se producen por el Mercurio fecundo, su primera materia, que, asistido por la sequedad y una humedad de creci- miento, es decir, compuesto y unido con la Sal y el Azufre puros, se torna Oro y aumenta el oro porvirtud de la Naturaleza. Por eso el Mercurio de los Sabios es llamado Tierra fértil y suculenta.

En lo que hace referencia a la sustancia sólida y corporal de los metales, es obtenida por la composición y unión de los tres principios físicos que la constituyen. El Azufre regenta los cuerpos, el Mercurio el carácter específico y la Sal es el vínculo o la congelación. El Azufre que entra en la procreación del Oro ha de ser purificado de sus heces e impurezas, que adquiere de su propia naturaleza, de tal modo que sea imposible encontrar un cuerpo metálico mas puro: éste es el verdadero Azufre de los Sabios si puede ser obtenido en tal grado de simple y perfecta pureza. El Mercurio definitivamente preparado y purgado de todo accidente terrestre, será transmutado entonces en cuerpo mercurial, que es el Mercurio de los Sabios, generador del Oro. En cuanto a la Sal de oro, no es sino agua metálica vitriólica, totalmente cristalina y purificada de toda acuosidad cruda, aluminosa y vitriólica.

Con esto puedes ver cuales son los principios verdaderos o primera materia con los que se engendra el oro en las entrañas de la tierra; persuádete pues que a partir de estas raíces metálicas se forma un retoño del que crece el oro, en forma de mina de oro. Si abres los ojos de tu espíritu, verás claramente que te he presentado, con toda claridad, la luz que te permitirá sembrar y plantar físicamente el Árbol solar de los Sabios. Y si es verdad aquel dicho de los Filósofos de que el oro hace oro, como el hombre engendra otro hombre, a partir de este fundamento yo te daré el Conocimiento del secreto oculto de los Hijos de la Sabiduría, te mostraré que el buen Filósofo, con éstos mismos principios: Azufre, Sal y Mercurio, de los que está compuesto el oro, de esa misma materia, de esas puras sustancias, puede extraer, te lo aseguro, la semilla metálica del Oro, de la que extrae y prepara la Piedra de la Sabiduría.Pretendo, en suma, y para concluir, que aquí se encuentra uno de los principales secretos de nuestro Arte: el agua y su primera materia pueden ser reducidos por nuestra Agua de vida viscosa y celeste. Sus partes esenciales, la Sal, el Azufre y el Mercurio, pueden ser producidos separadamente en un cuerpo visible y tangible. En fin, por esta vía, la primera Materia de los Sabios será reducida a la ultima, y ésta ultima en primera materia. Por cierto, quien no comprenda esta oculta operación filosóficatampoco puede hacer una buena preparación. En otras palabras, aquel que no puede separar la sustancia de nuestros mercurios físicos por el Arte Espagírico y verdadero de nuestra Filosofía, y a continuación reunir y recomponer ésta misma materia con peso y medida, sin ninguna impureza, aun no ha encontradoel secreto de nuestro Arte. Por tanto, no has de hacer ningún esfuerzo para hacer la Piedra de los Sabios.

Entonces, cuando, por un trabajo sin compli- cación, habrás extraído y separado nuestro Azufre de nuestra Tierra Adámica preciosa y cuando lo habrás unido de nuevo tal como ya he dicho, según el peso requerido y sin ninguna impureza, entonces ten por seguro que eres poseedor de la verdadera simiente metálica y del Oro vivo de los Sabios, por ese medio único con el que se prepara la Piedra de la Sabiduría.

Cuando este Oro vivo se proyecta sobre un campo fértil y conveniente para recibir esa materia, es decir, en el Mercurio de los Sabios, para allí ser cocido, digerido y conducido a la perfección mediante nuestro Fuego celeste olímpico vivificante, entonces se hace el Elixir o Azufre de los Sabios muy puro, con el que los Hijos de la Sabiduría, por Arte filosófico y bajo el cuidado de la simple Naturaleza, preparan su gran Medicina universal, que cura todos los cuerpos enfermos, purga los que están envene- nados y fija los volátiles.

Como conclusión de éste capítulo, hijo mío, una vez más te inculcaré que el Azufre solar extraído por nosotros de nuestra Tierra Adámica por el procedimiento filosófico, es la más excelente de todas las llaves para abrir y cerrar las puertas de nuestra Piedra; es la simiente metálica desconocida, y sin esta semilla admirable, nuestra Tierra preciosa no puede dar nada a luz.

Dado que el hombre engendra al hombre, pues toda forma produce su forma por su germen o semilla, entonces te es absolutamente necesario poseer las verdaderas raíces del Oro si quieres sembrar y plantar el Árbol de los Sabios, pero si estás desprovisto de ellas no podrás hacer nada que sea digno de elogio, ni sembrar, ni plantar el Árbol de los Sabios, ni llevarlo a que de fruto. La semilla ha de ser prolífica, porque ha de producir, por su virtud, cosas de su misma naturaleza. Has de estar bien seguro de esto:en el Oro es donde has de hacer tu recolección, si has sembrado una semilla solar en nuestra Tierra virginal, o en la plata si has sembrado una semilla lunar.

Puedo certificarte, por experiencia propia, que nuestro Azufre filosófico está compuesto de estas dos sustancias: nuestro Mercurio precioso y las simientes metálicas solares. Entonces, su virtud aumenta, se fortifica y se exalta hasta tal punto que se multiplica mil veces más que cuando estaba absorbido, envuelto y encerrado en la mezcla de una masa confusa.

Has de saber que no puedes llegar en absoluto a ésta Obra universal y admirable de la Piedra de los Sabios si no eres poseedor de la verdadera Práctica que consiste en extraer las semillas verdaderas y puras sustancias seminales del oro y la plata. Esta extracción no se puede hacer más que a través del secreto muy oculto de nuestro Mercurio filosófico. Te enseñaré pronto esta manipulación al final de éste pequeño tratado.

¿Qué crees que son las culturas y tradiciones indigenas y que sabes al respecto… ?-63

TRATADO DEL CIELO TERRESTRE.

Wenceslao Lavinius de Moravia

A la naturaleza la ha creado primeramente un solo espíritu corporal, que es común Y está oculto, y que es un bálsamo precioso de la vida que conserva lo que es puro y bueno, y destruye lo impuro y maligno. Este espíritu es el fin y principio de toda criatura; triple en sustancia, ya que está hecho de sal, azufre y mercurio o agua pura. Desde lo alto, coagula, une y riega todos estos lugares bajos, por medio de un seco untuoso y húmedo. Queda así dispuesto para recibir cualquier forma y figura. Solamente el Arte, y con ayuda de la naturaleza, puede hacerlo visible a nuestros ojos. Oculta en su vientre una fuerza y virtud infinitas, pues es algo que está lleno de las propiedades del Cielo y la Tierra. Es hermafrodita y hace crecer a todas las cosas, mezclándose con ellas, porque lleva en sí encerradas todas las semillas del globo etéreo. Está lleno de un fuego sutil y poderoso, y al descender del cielo imprime e insufla la fuerza sobre los cuerpos de la tierra. Su vientre es poroso y está lleno de ardor. Es el padre de todas las cosas. Este vientre se llena entonces, con otro fuego vaporoso y recibe sin cesar su alimento del humor radical que, en este enorme cuerpo, se reviste del cuerpo del agua mineral, cosa que realiza por la cocción de su fuego cálido. Este agua que puede coagularse y que engendra todas las cosas, se convierte en una tierra pura quien por medio de una fuerte unión, tiene la virtud de los cielos encerrada en sí; y porque en esta misma tierra queda unida con el Cielo. Por eso se le ha dado el bello nombre de Cielo terrestre.
De igual manera que al principio, la naturaleza primera se sirvió de la separación para ordenar la masa que estaba en desorden y confusión. Así, el Arte que ama la perfección, debe imitar a la naturaleza. La naturaleza quita el excremento sustancial, bien con el limo terrestre que convierte en agua o bien por adustión.
El arte emplea la loción y la digestión bien por el agua o por el fuego; separa la basura y la impureza vivificando y limpiando el alma de todo vicio. Aquel que sepa la manera de usar el agua y el fuego, conoce ya el verdadero camino que lo conducirá a los más altos secretos de la naturaleza El agua, ese gran cuerpo, esa primera criatura de Dios. quedó desde un principio llena de espíritu, poseyendo toda clase de formas en simiente, y por medio del movimiento lo anima y vivifica todo. Ella produce todas las cosas a la luz del cielo y la tierra. El agua es la nutricia de todo lo que vive en esos dos lugares. En la tierra es un vapor; en el cielo es propiamente fuego, triple en su sustancia y materia prima, porque de tres proceden y a tres van todas las cosas de la naturaleza. Contiene un bálsamo que tiene por padre al sol y la luna Por medio del aire germina en los lugares bajos y busca los más elevados. La tierra la alimenta en su cálido vientre y es causa de toda perfección.
El gran Dios que da la vida a todo ha dispuesto dos remedios para los espíritus y para los cuerpos, o sea dos cosas que los purifican y limpian y son la causa por la que la corrupción dispone y tiende hacia una nueva vida. Los metales poseen en sí estas dos cosas que son causa de la separación y participan de la tierra y del cielo. Por eso esas dos cosas han bajado del cielo a la tierra y vuelven seguidamente al cielo para que hagan aparecer su fuerza en la tierra. De la misma manera que el sol disipa las nubes e ilumina la tierra; este espíritu así preparado y separado de sus nubes, ilumina todo lo que está oscuro. En este espíritu hay que considerar dos formas, en su sustancia y en su veneno. Su sustancia es doble y conserva todos los cuerpos con una sal amarga. Su veneno que es también doble los consume y destruye.
Estas son las facultades encerradas en el Limbo y el Caos y que tiene los mismos efectos cuando se le saca de la tierra. Pero cuando está preparado, separando lo bueno de lo malo, manifiesta su fuerza y poder sobre lo perfecto y lo imperfecto.
Yo vivo en las montañas y en la llanura. Soy padre antes de ser hijo. He engendrado a mi madre y mi madre y mi padre me han llevado en su seno y me crían sin necesidad de nodriza. Soy hermafrodita y tengo las dos naturalezas. Soy el vencedor de los fuertes y el vencido de los débiles. Nada hay tan bello bajo el cielo ni de tan perfecta figura.
De mí nace un pájaro admirable de cuyos huesos que son mis huesos se hace un nido pequeño, y volando sin alas, resucita al morir. El arte sobrepasa las leyes de la naturaleza y por fin queda transformado en un rey que rebasa infinitamente a los otros en virtud.

FINAL

Ser como ellos… Textos de Eduardo Galeano-62

SEIS TRATADOS HERMÉTICOS

ÍNDICE
Página
Los Siete Capítulos de Hermes 1
Apocalipsis de Hermes 12
Magia Natural, de R. Llull 18
La Práctica, de R. Llull 25
Tratado sobre la Materia 39
El Sueño Verde 45

LOS SIETE CAPÍTULOS Hermes

CAPITULO I

Esto es lo que dice Hermes: Durante el tiempo que he vivido no he cesado de realizar experiencias y siempre he trabajado, sin cansarme.

No poseo éste arte y ésta ciencia sino por la única inspiración de Dios; El es quien la ha querido revelar a su servidor, El es quien ha dado el medio para conocer la verdad a quienes saben usar de su razón y El jamás ha sido la causa de que alguien haya seguido el error o la mentira.

Por mi parte, y si no temiera el día del Juicio y la posibilidad de ser castigado por haber ocultado ésta ciencia, no hubiera dicho nada y nada habría escrito para enseñarla a quienes habrán de venir después de mí, pero he querido dar a los fieles aquello que les debo, y enseñarles lo que el Autor de la fidelidad me ha querido revelar.

Escuchad pues, hijos de los sabios filósofos, nuestros predecesores, pero no de un modo corporal o desconsiderado, la ciencia de los cuatro elementos que son pasibles y que pueden ser alterados y cambiados por sus formas y que están escondidos junto a su acción; porque su acción está escondida en nuestro elixir, y éste no podría actuar si no estuviera compuesto de la muy exacta unión de éstos elementos, y no será perfecto hasta que no haya pasado por todos sus colores, de los que cada uno denota el dominio de un elemento particular.

Sabed, hijos de los Sabios, que hay una división en el agua de los antiguos filósofos, que la divide en otras cuatro cosas. Una es de dos, y tres son de una, y al color de éstas cosas, es decir, al humor que coagula, pertenece la tercera parte, y las otras dos terceras partes son para el agua: Estos son los pesos de los Filósofos.

Tomad una onza y media del humor, y la cuarta parte de la rojez meridional, o del Alma del Sol, que será de una media onza, y tomad la mitad de Oropimente, que son ocho, es decir, tres onzas.

Y sabed que la viña de los Sabios se extrae en tres y que su vino es perfecto al terminar las treinta.

Concebid como se hace la operación: La cocción lo disminuye en cantidad y la tintura lo aumenta en calidad; porque la Luna comienza a decrecer después del decimoquinto día y crece al tercero. Esto será, por tanto, el principio y el fin.

He aquí que os acabo de declarar lo que estaba escondido, pues la obra está con vosotros y en vosotros, de modo que si la encontráis en vosotros mismos, donde está continuamente, también la tendréis siempre y en cualquier parte en que os encontréis, sea en la tierra o en el mar.

Por lo tanto, guardad la plata viva que se produce en los lugares o gabinetes interiores, es decir, en los principios de los metales compuestos de ella, donde está coagulada, pues ésta es la plata viva que se llama tierra que Permanece.

Aquel que no entienda mis palabras, que demande inteligencia a Dios, que de ningún malvado justifica las obras, más no rehusa a ningún hombre de bien la recompensa que le es debida.
Pues yo he descubierto todo lo oculto de ésta ciencia, he revelado un gran secreto y he explicado toda la ciencia a quienes sepan entenderla.

Así pues, vosotros, investigadores de la ciencia, y vosotros, hijos de la Sabiduría, sabed que, cuando el buitre está en la montaña, grita en voz alta:
¡ yo soy el blanco del negro,
y el rojo del blanco,
y el anaranjado del rojo!
Ciertamente, digo la verdad.

Sabed también que el cuervo que vuela sin alas en la negrura de la noche y en la claridad del día, es la cabeza o comienzo del arte. El color lo toma de la amargura que está en su garganta, y la tintura sale de su cuerpo, y de su espalda se extrae un agua verdadera y pura. Por tanto, comprended lo que digo y de éste modo recibid el don de Dios que yo os comunico, pero ocultadlo a todos los imprudentes.

Es una piedra honorable que está encerrada en las cavernas o profundidades de los metales; su color la hace brillante; es un alma, o un espíritu sublime, y un mar abierto.

Yo os la he declarado: dad gracias a Dios porque os ha enseñado ésta ciencia, pues El ama a quienes aprecian sus dones.

Por tanto poned esta piedra, es decir, su materia, en un fuego húmedo, y cocedla. Este fuego aumentará el calor de la humedad y matará la sequedad de la incombustión, hasta que aparezca la raíz, es decir, hasta que el cuerpo sea resuelto en su mercurio. Después de esto, haced surgir la rojez de la materia, y su parte ligera, y continuad haciéndolo hasta que no quede más que una tercera parte.

Hijos de los Sabios, si se ha llamado envidiosos a los Filósofos no es porque hayan querido, jamás, ocultar nada a las gentes de bien ni a quienes viven piadosamente, ni a los legítimos y verdaderos hijos de la ciencia, ni a los sabios, si se les ha llamado así es porque la esconden a los ignorantes, es decir, a quienes no saben lo suficiente como para conocerla, a los viciosos y a quienes viven sin ley ni caridad, por temor de que, por éste medio, los malvados se pudieran volver poderosos y cometieran toda clase de crímenes, de los que, ante Dios, serían responsables los Filósofos pues todos los malvados son indignos de poseer la Sabiduría.

Sabed que a ésta piedra yo la llamo por su nombre: si los filósofos la llaman Mujer de la Magnesia, o Gallina, o Saliva Blanca, o Leche de las Cosas Volátiles, y Ceniza Incombustible, es con el fin de esconderla a los impru- dentes, que no tienen ni sentido, ni ley, ni humanidad. Pero yo la he denominado con un nombre muy conocido al llamarla Piedra de los Sabios. Conservad el mar, el fuego y el volátil del cielo en esta piedra, hasta su aparición.

Y os conjuro a todos, ¡oh, hijos de los Filósofos! en nombre de nuestro Bienhechor, a fin de que se os haga una gracia tan singular como es la de no declarar jamás el nombre de ésta piedra a ningún loco, a ningún ignorante, ni a nadie que sea indigno de tal cosa. Por lo que a mi concierne, puedo decir que nadie me ha dado nada sin que yo se lo haya devuelto enteramente. Jamás le he faltado al respeto que le debo y siempre he hablado honrosamente de él.
Hijo mío, ésta piedra está envuelta de muchos colores que la esconden, pero sólo hay uno que indique su nacimiento y entera perfección; sabed cual es ese color y jamás digáis nada de él.

Con la ayuda de Dios Todopoderoso, esta piedra os librará de todas las enfermedades, por graves que sean, os preservará de toda tristeza y aflicción y de todo cuanto os pueda dañar en cuerpo o en espíritu. Además, os conducirá de las tinieblas a la luz, del desierto al hogar y de la necesidad a la abundancia.

CAPITULO II

Hijo mío, ante todo te advierto que has de temer a Dios, pues El es quien hará que tu operación resulte y quien unirá cada uno de los elementos separados.

Hijo mío, ya que no te considero privado de razón, ni insensato, has de razonar todo lo que se te dirá acerca de nuestra ciencia, recibir mis exhortaciones y meditar sobre las lecciones que yo te impartiré, hasta que las entiendas, como si tú mismo fueras su autor.

Del mismo modo que aquello que naturalmente es cálido no puede volverse frío sin ser alterado, así también, quien usa bien de su razón ha de cerrar la puerta a la ignorancia, por temor de que, al creerse seguro, se equivoque.

Hijo mío, toma el volátil, sumérgelo hasta que se eleve y sepáralo de su herrumbre, que lo mata. Quítala y apártala de él con objeto de que se transforme en viviente, según es tu deseo. Después de esto ya no deberá elevarse en el vaso, sino que deberá retener y fijar visiblemente todo cuanto haya de volátil. Pues, si lo apartas de una segunda aflicción, después de retirarlo de la primera y si durante los días, de los que ya sabes el número, lo gobiernas con destreza será para ti una compañía como la que necesitas, y separándolo, serás su dueño y él te servirá de adorno.

Hijo mío, del rayo de luz separarás la sombra y todo cuanto tenga de impuro, pues sobre él hay nubes que lo esconden e impiden que brille, a causa de que está quemado por la presión y la rojez.

Toma esta rojez que ha sido corrompida por el agua, de igual manera que la ceniza viva contiene el fuego, y si la retiras de modo que la rojez quede limpia y purificada, harás una unión en la que él se calentará y reposará.

Hijo mío, vuelve a poner en el agua, durante los treinta días que ya sabes, el carbón, cuya vida ha sido extinguida.

¡Oh, obra nuestra, que reposas sobre el futuro de éste Oropimente que no tiene ninguna humedad! He aquí que he colmado de alegría los corazones de aquellos que esperan en ti, ¡oh, elixir nuestro! y he alegrado los ojos de los que te estiman, con la esperanza del bien que contienes en ti.

Hijo mío, ten por seguro que el agua está encerrada, primeramente en el aire, y después en la tierra, por eso la has de hacer subir hacia lo alto a través de sus conductos y transformarla con discreción; seguidamente la has de unir a su primer espíritu rojo, que previamente ha sido recogido.

Hijo mío, te digo que el unguento de nuestra tierra es un azufre, Oropimente, Goma, Colcotar, que es azufre, Oropimente e, incluso, diversos azufres y cosas parecidas, a cual más vil, y entre ellas hay diversidad. De ellas proviene el ungüento de la Cola, que son pelos, uñas y azufre. De ahí también viene el Aceite de las Piedras, y el Cerebro, que es el Oropimente. De ahí, a su vez, proviene la Uña de los Gatos, que es Goma, y el unguento de los Blancos, y el unguento de las dos Platas vivas Orientales, que persiguen los azufres y contienen los cuerpos.

Además digo que el azufre tiñe y fija, y que está contenido y encerrado, y que se produce por la unión de las tinturas. Y los ungüentos tiñen y fijan lo que está contenido en los cuerpos, y por éste único medio se realiza la unión de las cosas volátiles con los azufres aluminosos, que retienen y fijan todo cuanto hay de volátil.

Hijo mío, la disposición que buscan los Filósofos es particular de nuestro Huevo, y no se encuentra en el huevo de gallina; sin embargo hay algún parecido entre nuestra divina obra, que es la obra de la Sabiduría, y el huevo de la gallina, debido a que en una y en otro los elementos están unidos y puestos en orden.

Sabe pues, hijo mío, que de éste parecido y de ésta proximidad de naturaleza se puede sacar una gran enseñanza para el conocimiento de nuestra obra; pues en el huevo de gallina hay una sustancia que representa la materia acuosa de la obra, llamada espiritual o espíritu, y hay otra parecida al Oro, que es la tierra de los Filósofos; y en estas dos sustancias se nota de modo visible la unión y el ensamblaje de los cuatro elementos.
El hijo ha preguntado a Hermes: los azufres que convienen a nuestra obra, ¿son celestes o terrestres? y Hermes ha respondido: los hay celestes y los hay terrestres.

El hijo le ha dicho: padre mío, creo que el Cielo es el corazón de las cosas superiores, y que la tierra lo es de las inferiores. A ello, Hermes ha respondido: no dices bien; pues el macho es el cielo de la hembra y la hembra es la tierra del macho.

A continuación, el hijo le preguntó: ¿cual de los dos es más digno de ser el cielo o de ser la tierra? Hermes respondió: tienen necesidad el uno del otro, porque en todos los preceptos no se pide sino mediocridad, como quien dice: el Sabio gobierna a todos los hombres; pues el mediocre es el mejor, dado que cualquier naturaleza se asocia y mejor se une a lo que le es semejante, y nuestra ciencia, que se llama Sabiduría, nos hace ver que sólo se unen las cosas mediocres y templadas.

Dijo entonces el hijo: padre mío, ¿cual de ellos es mediocre? Y Hermes respondió: en cada naturaleza hay tres de dos. El agua es necesaria en primer lugar, después el ungüento o azufre, y las heces o impurezas que permanecen abajo.

El Dragón se encuentra en cada una de estas cosas: las tinieblas son su morada, y la negrura está en ellas, y por esta negrura asciende al aire, y éste aire es el cielo, donde él comienza a aparecer como por su oriente; pero dado que éstas cosas se elevan como un humo y se evaporan no son, por lo tanto, ni permanentes, ni fijas.

Haz salir el humo del agua, quita la negrura del ungüento y expulsa la muerte de las heces y de la impureza; y una vez realizada la disolución por la victoria que las dos materias obtienen una sobre la otra, y uniéndolas de modo que se mantengan juntas, entonces se tornarán vivientes.

Hijo mío, has de saber que el ungüento mediocre, es decir, el fuego, ocupa el medio entre las heces y el agua, porque se las llama ungüento y azufre, y hay una gran afinidad entre el fuego, el aceite y el azufre, pues del mismo modo que el fuego lanza una llama, así mismo hace el azufre.

Sabe, hijo mío, que toda la Sabiduría del mundo está por debajo de la Sabiduría que yo poseo, y todo lo que su arte puede hacer consiste en restituir esos elementos ocultos y encerrados, lo cual es una cosa maravillosa.

Por tanto, aquel que desee ser iniciado en esta Sabiduría oculta que poseemos, ha de rehuir el vicio de la arrogancia, ser piadoso, ser hombre de bien, tener un profundo razonamiento y guardar los secretos que le hayan sido descubiertos.

Además, te advierto hijo mío, que nada sabe y nada avanzará, quien no sepa mortificar, hacer una nueva generación, vivificar los espíritus, purificar, introducir la luz hasta que los elementos se combatan, se coloreen y sean limpiados de sus manchas, como son la negrura y las tinieblas. Pero si sabe lo que acabo de decir, será elevado a una gran dignidad, hasta el punto que los Reyes sentirán veneración por él.

Hijo mío, estamos obligados a guardar éstos secretos y a esconderlos de todos los malvados y de aquellos que no tienen ni la suficiente sabiduría, ni la discreción suficiente como para guardarlos y hacer buen uso de ellos.

Además has de saber que nuestra piedra está hecha de muchas cosas y de muchos colores, que está hecha y compuesta de cuatro elementos unidos, que hemos de separar éstos elementos, desunirlos y ponerlos aparte, como si fueran distintas piezas.

También hemos de mortificar en parte la naturaleza o principios que están en esta piedra; conservar el agua y el fuego que están en ella y que están compuestos de los cuatro elementos y retener o fijar sus aguas por su agua, que no es, sin embargo, agua en cuanto a su forma exterior o aparente, sino un fuego que asciende sobre las aguas conteniéndolas en un vaso que ha de estar entero y sin fisura, para que los espíritus no se escapen y no salgan de los cuerpos. Si son retenidos así, se tornan fijos y tingentes.

¡Oh, bendita forma o apariencia del agua Póntica que disuelve los elementos! Y a fin de que, con ésta alma acuosa poseamos la forma sulfurosa, es decir, a fin de que la composición, que es parecida al agua, se convierta en tierra o azufre, es preciso que la mezclemos con nuestro Vinagre. Pues, cuando por potencia y virtud del agua, se disuelva el compuesto, tendremos entonces la llave o el medio asegurado de restablecerlo y rehacerlo. Entonces la muerte y la negrura los abandonan y la Sabiduría, es decir, la obra de la Sabiduría, empieza a aparecer. Quiero decir que el Artista conocerá con ello que ha conducido bien y sabiamente su operación, y que está en la verdadera vía que han seguido los Filósofos.

CAPITULO III

Has de saber, hijo mío, que los Filósofos hacen lazos, o fuertes ligaduras, para combatir contra el fuego, porque los espíritus desean estar y se complacen en habitar los cuerpos que han sido lavados.

Y cuando los espíritus se unen a ellos, éstos espíritus los vivifican y en ellos permanecen, y los cuerpos retienen estos espíritus sin dejarlos jamás.

Entonces, los elementos que están muertos se transforman en vivientes y tiñen los cuerpos compuestos con tales elementos. Se alteran y cambian y hacen obras admirables y permanentes, como dice el Filósofo.

¡Oh, forma acuosa del agua permanente que creas los elementos con los que está compuesto nuestro Rey y que, con un régimen templado, después de adquirir la tintura y uniéndote a tus hermanos, reposas, porque has llegado a tu fin !

Nuestra piedra muy preciosa, arrojada al estercolero, nos es muy querida aunque considerada en su conjunto sea vil e incluso muy vil; entonces deberemos mortificar y vivificar dos mercurios a la vez, que son el mercurio del Oropimente y el mercurio oriental de la Magnesia. ¡Oh, que gran obrera es la Naturaleza, que crea los principios naturales y retiene lo que éstos principios tienen de mediocre después de separar de ellos las crudezas y groseras impurezas. Esta Naturaleza ha venido con la luz y ha sido producida con la luz, que ha dado nacimiento a una Nube tenebrosa, y ésta Nube es la madre de toda la obra.

Después de haber unido al Rey coronado con nuestra Hija roja, ésta, a través de un régimen de fuego templado que no pueda dañar nada, concebirá un Hijo, que se unirá a ella y permanecerá encima de ella.

Ella nutre al Hijo y gracias a éste pequeño fuego lo torna fijo y permanente, y así, el Hijo vive de nuestro fuego. Y cuando se deje el fuego sobre la hoja de azufre será necesario que el término de los corazones penetre en él, que así sea lavado y que así la suciedad se aleje de él. Entonces se transforma, y cuando sea retirado del fuego, su tintura permanecerá roja como la carne viva.

Nuestro Hijo, que ha nacido Rey, recibirá su tintura del fuego, tras lo cual la muerte, el mar y las tinieblas lo abandonarán, porque se transformará en viviente, se desecará, se convertirá en polvo y tendrá un brillo vivo y resplandeciente.

El Dragón, que guarda las cavidades, huye de los rayos del Sol.

Nuestro Hijo, que estaba muerto, recobrará la vida. Saldrá del fuego siendo Rey y, en su boda y unión, se regocijará. Lo que estaba oculto y escondido aparecerá, manifiesto y evidente y la Leche de la Virgen será blanqueada.

El Hijo, después de recibir la tintura, combatirá contra el fuego y poseerá una tintura que será la más excelente de todas las tinturas, porque tendrá el poder de hacer el bien, comunicando esta tintura a sus hermanos, y poseerá en sí mismo la Filosofía, porque él mismo es su fruto y su obra.

¡Venid, hijos de los Sabios, alegrémonos juntos, manifestemos nuestro gozo con clamores de alegría, porque la muerte está consumada. Nuestro Hijo ya reina, lleva la vestimenta roja y va revestido con su púrpura !

CAPITULO IV

Escuchad, hijos de los Sabios, cómo grita ésta piedra: ¡Defendedme y yo os defenderé. Dadme lo que me pertenece y yo os ayudaré.
Mi Sol y mis rayos están en mi interior, y la Luna, que me es propia y particular, es mi luz, que supera a cualquier otra luz, y mis bienes valen más que cualquier otro bien. A quienes me conocen yo otorgo la alegría, la satisfacción, la gloria, las riquezas y los placeres sólidos; además les doy la perfecta inteligencia de aquello que buscan con tanta solicitud, y les doy, en fin, la posesión de las cosas divinas.

Escuchad, porque voy a descubriros aquella ciencia que los antiguos Filósofos escondieron: es una cosa cuyo nombre está comprendido en siete letras y que sigue a dos Alfa y Eta. El Sol también sigue a la Luna y viene después de ella, pero quiere tener el dominio y ser el dueño de la obra; quiere conservar a Marte y teñir al Hijo del agua Viva, que es Júpiter, y éste es el secreto que escondieron los Filósofos.

Vosotros que me escucháis: comprendedme y de ahora en adelante llevemos a la práctica lo que sabemos. Lo que he escrito os lo declaro después de haberlo investigado cuidadosamente y de haberlo meditado muy sutilmente. Conozco cierta cosa que es única.

Pues ¿quien comprenderá nuestra ciencia? tan solo aquellos que la estudian seriamente, quienes la investigan con gran aplicación empleando toda la fuerza de su espíritu y de su razón para descubrirla.

Ved que de un hombre no puede salir sino un semejante y de un animal nada más que otro animal, y si sucede que dos animales de distintas especies se acoplan nacerá uno que no se parecerá ni a uno ni a otro.

Y ahora Venus dice: Yo engendro la luz y las tinieblas no son de mi naturaleza, y si no fuera porque mi metal es seco, todos los otros cuerpos tendrían necesidad de mí. Porque yo los fundo, yo expulso su herrumbre y extraigo su sustancia, por tanto, nada es mejor, ni merece ser más honrado que mi Hermano y yo cuando estamos unidos.

Pero el Rey, que tiene el dominio de la obra, dice a sus hermanos, que por su transmutación rinden testimonio de ésta verdad:

Yo he sido coronado, yo he sido ornado con la Diadema, llevo el manto real y lleno los corazones de alegría; cuando me encuentro en los brazos y regazo de mi madre y me uno a su sustancia, retengo y sujeto ésta sustancia, fijándola, y con lo que es visible preparo y compongo lo invisible. Entonces, lo que está oculto y escondido se hace manifiesto y aparece, y todo cuanto ocultaron los filósofos de su obra será producido y engendrado de un modo evidente por nosotros dos.

Comprended bien éstas palabras, vosotros que me escucháis, conservadlas cuidadosamente en vuestro corazón, meditadlas atentamente y no busquéis otra cosa.

¿No veis que el hombre, cuyas entrañas son de carne, es engendrado por un principio de la Naturaleza que es de sangre, con el que ha sido hecha la carne? El hombre no podía ser hecho de otro modo, ni formado con otra cosa. Meditad lo que acabo de decir y abandonad todo lo superfluo y extraño.

Por eso el Filósofo ha dicho: Botri está hecho del anaranjado que se extrae del nódulo rojo, no de otra parte, y si podéis hacerlo anaranjado, será un logro de vuestra Sabiduría y un testimonio de la certidumbre de vuestra ciencia. No deseéis ni pretendáis mas que hacer surgir del rojo éste color anaranjado. Ved que no me he servido de un juego de palabras y, si me entendéis, veréis que poco ha faltado para que, sin querer, lo hiciera.

Hijos de los Sabios, quemad el cuerpo del Latón a fuego fuerte y os entregará lo que buscáis. Evitad que lo que huye vuele de lo que no huye, y haced que no lo deje ni se separe de él.
Haced de modo que repose y permanezca sobre el fuego, por muy áspero que éste sea. Y lo que será corrompido por el violento calor del fuego, es Cambar.

Sabed que el Latón es una parte de esta agua permanente, que es su tintura y que aquello que ha producido su negrura se transforma en rojo verdadero.

Juro ante Dios que no he dicho sino la verdad, y que aquellas cosas que destruyen son las mismas que perfeccionan. Por eso nada puede ser enmendado o mejorado si previamente no es corrompido, y ésta corrupción hará aparecer la mejora y la perfección, y una y otra son una señal esencial de la verdad del arte.

CAPITULO V

Hijo mío: lo que nace del Cuervo es el principio de éste arte. He aquí que he oscurecido lo que os he dicho y le he quitado su claridad con un juego de palabras diciendo que lo que está unido está separado y lo que está muy próximo está muy alejado.

Por tanto, asad éstas materias y a continuación cocedlas por espacio de siete, catorce y veintiún días en aquello que proviene del vientre de los caballos. Entonces se hace el Dragón, que se come sus alas y se mortifica a si mismo. Después de esto lo pondréis en un pedazo de tela y al fuego del horno, y tened cuidado de que no escape del vaso.

Y sabed que los tiempos de la tierra están en el agua y que siempre se hace el agua hasta que ponéis la tierra sobre ella. Cuando la tierra esté quemada y reducida a agua, tomad su cerebro y trituradlo con el Vinagre muy Fuerte y la Orina de los Niños, hasta que oscurezca.

Una vez se ha hecho ésta, vuestro Magisterio vive en la putrefacción, las nubes negras que estaban en él antes de que muriera se transformarán y convertirán en su cuerpo y si se rehace según la manera que he descrito, morirá una segunda vez y después recibirá la vida, tal como he dicho.

Por lo demás, nos servimos de espíritus tanto en la vida como en la muerte; pues del mismo modo que muere cuando sus espíritus le son retirados se reaviva cuando le son restituidos y se regocija de ello.
Si podéis llegar hasta aquí os aseguro que tendréis la satisfacción de ver lo que buscáis. Aquí os digo las señales que alegran a quienes las ven y aquello que fija su cuerpo.

Y a pesar de que vuestros predecesores hayan llegado con ésta operación a lo que se proponían hacer, sin embargo están muertos.

Ya os he mostrado el cumplimiento o el fin de la obra, he abierto el Libro a los que saben y he velado a los demás las cosas que a ellos han de estar ocultas y desconocidas; he unido e incorporado entre si aquellas cosas que estaban separadas y que tenían distintas figuras y he unido los espíritus.

Recibid éste don de las manos de Dios.

CAPITULO VI

Estamos obligados a dar gracias a Dios, que da a todos aquellos que son sabios una ciencia tan admirable que nos libera de la miseria y la pobreza, y de que haya encerrado tantas maravillas en la Piedra de los Sabios.

No obstante, aquellos a quienes no hace una gracia tan singular, no tienen menos motivos de agradecimiento por todas las cosas que produce continuamente para su subsistencia y que son otros tantos milagros que realiza incesantemente para todos los hombres. Y si no están contentos con todos estos bienes y aspiran a esta ciencia, deben pedir esta gracia a Dios con continuas y fervientes plegarias para obtener su conocimiento durante su vida.

Por otra parte, y a fin de que no les induzca a error lo que antes he dicho de los ungüentos que extraemos de las uñas, de los pelos, del moho, del tragacanto y de los huesos, les advierto que esas son las palabras que los antiguos Filósofos utilizaron en sus libros en sentido figurado y que no han de tomarse al pie de la letra. Aun nos falta explicar más ampliamente la disposición o preparación del ungüento que contiene en si las tinturas, que coagula y fija las cosas volátiles y que embellece los azufres [ … ]
Es un ungüento oculto y velado del que no parece se haya de hacer ninguna preparación y que permanece en su cuerpo como el fuego en los árboles y en las piedras. Y hay que obtener este ungüento con una industria muy sutil y con un grande artificio, y cuidar que no se queme [ … ]

Y sabed que el cielo está unido a la tierra, por lo que es mediocre, porque el agua, que es lo mediocre, tiene una común figura con el cielo y con la tierra.

El agua es la primera cosa que sale de esta piedra, el oro es la segunda, la tercera es una cosa que es casi oro y mediocre y por lo tanto más noble que el agua y que las impurezas.

El humo, la negrura y la muerte se encuentran en esas tres cosas. Hay que extraer, por tanto el humo que está sobre el agua, separar la negrura del ungüento y expulsar la muerte de las heces. Esto lo haremos por medio de la disolución, y con ello obtendremos una soberana filosofía y el secreto de todos los secretos.

[He dejado en este capítulo dos lagunas señaladas entre corchetes a causa de que en esos lugares falta algo y que la traducción de Joli es más amplia. Dado que en su comienzo (esa traducción) es distinta, añado aquí este capítulo entero tal como lo ha traducido él. Nótese que lo que está en una letra distinta es lo que no está en los ejemplares latinos ni, en consecuencia, en la traducción que yo he realizado.]

CAPITULO VI

Tenéis que dar gracias a Dios, que otorga esta ciencia a todo sabio, que nos libera de toda miseria y pobreza.

Agradecedle todos los dones y milagros que ha puesto en esta naturaleza, y rogadle que mientras vivamos vayamos hacia El. Además, hijo mío, los ungüentos que extraemos de los libros de los autores están escritos de uñas, pelos, latón verde, tragacanto y huesos. Por otra parte es preciso exponer la disposición del ungüento que coagula las naturalezas fugitivas, que adorna los azufres prefiriéndolos a cualquier otro ungüento perfecto. Pues sabemos la esencia de su vaso y lo precioso que es y se llama divino azufre y figura a los otros ungüentos; y es el ungüento oculto y velado, del que no se ve ninguna disposición y habita en su cuerpo como el fuego en los arboles y en las piedras y que se ha de extraer por medio de un arte y un entendimiento sutil, sin ninguna combustión.

Has de saber, hijo mío, que aquel que no conoce la diferencia, no conoce bastante bien los dos azufres; no es que los ungüentos que se subliman de las piedras sean azufre, para hacer la tintura, pero los dos, mezclados con sus cuerpos conforman uno que es perfecto. Y conviene saber que reinan dos azufres, pero huyen y conviene separarlos perfectamente bien y retenerlos en su huida. Y sabed que el cielo se une mediocremente con la tierra y lo mediocre se figura con el cielo y con la tierra, y es el agua. Y la primera es agua que sale de ésta piedra, y el segundo, ciertamente, es el oro, y el tercero, la suciedad; y el mediocre es el oro, que es más noble que la suciedad. Y en esos tres está el humo, la negrura y la muerte. Por tanto, hay que expulsar el humo que está encima del agua, la negrura del ungüento y de las heces, la muerte, y esto se hace por disolución. Y aquí tenemos una gran filosofía y el secreto de los secretos.

Lenguas indígenas latinoamericanas superan discriminación.-61

EPÍSTOLA DEL FUEGO FILOSÓFICO
Jean Pontanus

Yo, Jean Pontanus, he visitado múltiples regiones y reinos, -a fin de conocer verdaderamente qué es la Piedra de los Filósofos-, y después de haber recorrido los confines del mundo sólo he encontrado falsos Filósofos y farsantes. Sin embargo, por un continuo estudio de los libros de los Sabios, aumentándose mis dudas, he encontrado la verdad ; pero aún conociendo la materia he errado doscientas veces antes de poder encontrar la operación práctica de esta verdadera materia.
Primero, empecé mis operaciones por las putrefacciones del Cuerpo de esta materia durante nueve meses y no encontré nada. durante algún tiempo la puse al baño maría y del mismo modo erré.
La mantuve y puse en un fuego de calcinación durante tres meses, y operé mal. Intenté y probé todos los géneros y modos de destilaciones y sublimaciones, según lo que los Filósofos dicen o parecen decir, por ejemplo Geber, Arquelaos y casi todos los demás y tampoco encontré nada.
Por último, intenté alcanzar y perfeccionar el objeto de todo el Arte de Alquimia, de todas las maneras imaginables: por el estiércol, el baño, las cenizas y por otros mil géneros de fuego que los Filósofos mencionan en sus libros; pero no descubrí nada válido.
Por lo cual, durante tres años seguidos estudié los libros de los Filósofos, sobre todo el único Hermes, cuyas breves palabras comprenden todo el magisterio de la Piedra, aunque hable de un modo muy obscuro de las cosas superiores e inferiores, del Cielo y de la Tierra.
Por lo tanto, toda nuestra aplicación y nuestros cuidados sólo deben estar dirigidos hacia el conocimiento de la verdadera práctica, en la primera, segunda y tercera Obra .
No se trata del fuego de baño, de estiércol, de cenizas ni ninguno de los otros fuegos que nos evocan y describen los filósofos en sus libros.
Entonces, ¿cuál es aquél fuego que perfecciona y acaba la Obra entera desde el principio hasta el final? Ciertamente, todos los Filósofos lo han ocultado; pero yo, con movido por un impulso de misericordia, quiero declararlo junto con la completa realización de toda la Obra.
La Piedra de los Filósofos es única y es una, pero oculta y envuelta en la multiplicidad de distintos nombres y antes de que puedas conocerla pasarás muchas fatigas; difícilmente la encontrarás por tu propio ingenio. Es acuosa, aérea, ígnea, terrestre, flemática, colérica, sanguínea y melancólica. Es un azufre y también Plata viva.
Tiene varias superfluidades que, te lo aseguro por el dios viviente, se convierten por medio de nuestro fuego en verdadera y única Esencia. Y quien, -creyéndolo necesario-, separe alguna cosa del objeto, seguro que nada sabe de Filosofía. Ya que lo superfluo, lo sucio, lo inmundo, lo vil, lo fangoso y por lo general toda la substancia del objeto se perfecciona por medio de nuestro fuego en un cuerpo espiritual fijo. Esto, los Sabios nunca lo han revelado, y , como consecuencia, pocas personas llegan a este Arte, pues imaginan que algo sucio y vil debe ser separado.
Ahora debemos manifestar y extraer las propiedades de nuestro fuego; si este conviene a nuestra materia tal como lo he dicho, es decir, si es transmutado junto con la materia. dicho fuego no quema la materia, nada separa de ella, no divide ni aparta las partes puras de las impuras, tal como dicen todos los Filósofos, pero convierte todo el objeto en pureza. No sublima a la manera de Geber, Arnaldo y todos los demás que han hablado de sublimaciones y destilaciones. En poco tiempo se realiza y perfecciona .
Este fuego es mineral, invariable y continuo, no se evapora si no es excitado en exceso; participa del azufre, es tomado y proviene no de la materia sino de otro lugar. Todo lo rompe, disuelve y congela, igualmente congela y calcina; es difícil de encontrar por la industria y por el Arte. dicho fuego es compendio y resumen de toda la Obra, sin tomar ninguna otra cosa o por lo menos poco, este mismo fuego se introduce y es de débil ignición; porque con este pequeño fuego es realizada toda la Obra y juntas son hechas todas las requeridas y debidas sublimaciones.
Los que lean a Geber y todos los demás Filósofos, aunque vivieran cien millones de años, no podrían comprenderlo, pues este fuego sólo se puede descubrir por la única y profunda meditación del pensamiento, después será posible com-prenderlo en los libros, y no de otra manera. Por lo tanto, el error en este Arte es no encontrar este fuego, que convierte la materia en la Piedra de los Filósofos.
Concéntrate, pues, en este fuego, porque si yo lo hubiese encontrado en primer lugar no hubiese errado doscientas veces sobre la propia materia.
A causa de ello, ya no me sorprende que tantas personas no consigan llegar a la realización de la Obra. Yerran, erraron y errarán siempre, en cuanto a que los Filósofos sólo han puesto su propio agente en una sola cosa, que Artefius ha nombrado, pero hablando sólo para sí mismo. Si no fuese porque he leído a Artefius, lo he oído y comprendido nunca hubiese llegado a la realización de la Obra.
He aquí cuál es dicha práctica: se debe tomar la materia con gran diligencia, triturarla físicamente y colocarla en el fuego, es decir, en el horno; pero también hay que conocer el grado y la proporción del fuego. A saber, es preciso que el fuego externo tan sólo excite la materia ; en poco tiempo este fuego, sin manipularlo para nada, ciertamente realizará toda la Obra. Ya que putrifica, corrompe, engendra y perfecciona la obra entera, haciendo aparecer los tres principales colores, el negro, el blanco y el rojo. Y mediante nuestro fuego la medicina se multiplicará, si está conjunta con la materia cruda, no sólo en cantidad sino también en virtud.
Busca, pues, este fuego con todas las fuerzas de tu espíritu y llegarás a la meta que te has propuesto; pues él es quien hace toda la Obra y es la llave de todos los Filósofos, y en sus libros nunca la han revelado. Si piensas muy profundamente en las propiedades de este fuego antes descrito, lo conocerás, pero de otro modo, no.
Así pues, conmovido por un impulso de misericordia he escrito esto, pero para quedar satisfecho debo decir que el fuego no está en absoluto transmutado con la materia como dije antes. He querido decirlo y advertir a los prudentes de estas cosas, para que no gasten inútilmente su dinero y sepan de antemano lo que deben buscar, por este medio llegarán a la verdad del Arte, de otra manera, no. A Dios.

FINAL

Culturas de sudamerica-60

LUMEN LUMINUM

Arnau de Vilanova

DECLARACION CIERTA Y TODA VERDAD DE LAS CUATRO PALABRAS
DE LOS PHILOSOPHOS ANTIGUOS Y DICHOS DE ELLOS
ESCRITAS EN FIGURAS Y ENIMAS ÇELADAS

La primera palabra commun de todos ellos es en la produçion del ar. vi. esto es lo que los philosophos dixeron soluçion que es el fundamento del arte donde dize el philosopho Reensenio silos cuerpos no solvieres en bano trabajas dela qual soluçion tratando, Permenides philosopho enel libro de la turba dize que algunos oyentes piensan ser su cuerpo conel qual es conjunto y son fechos una cosa permanesciente y non puede ser pues siguese que la solucion no es en bibimiento de agua, mas conbersion de cuerpos en agua. Dela qual primera mente fueron criados, conviene a saver en ar. vi.asi como el ielo se convierte em agua liquida dela qual fue primero criado. Cata aqui como por la graçia de dios ya tienes un elemento el qual es agua y la reduçiom del cuerpo es la primera materia.
La segunda palabra es que sea tierra i esto es lo que los philosophos dixeron que de la grosedad del agua sea quebrantada la tierra y asi tienes el otro elemento que es tierra.
La tercera palabra es el alimpiamiento de la tierra del qual alimpiamiento dize el philosopho morieno esta tierra con su agua podreze y se limpia la qual desque fuere limpiada conel ayuda de Dios todo el magisterio sera enderezado. Otrosi el philosopho dize en el libro de la turba aiunta lo secco conlo humido. Lo secco es la tierra lo humido es el agua, cata do tienes la tierra y el agua por si y la tierra enblanqueçida conel agua.
La quarta palabra es el agua que pudieres baporar sublimala enla qual sublimaçion o subimiento se faze esta agua aerea en como primera mente fuese espesada y quajada luego ya tienes la tierra y el agua y el aire y esto es lo que dixo el philosopho en el libro de la turba sabed sublimar lo enblanquecido con fuego asta que dello salga el spiritu que en ello fallaredes el qual es dicho aire humido y la tierra quede calzinada y quajada en el fondo la qual es de natura de fuego. cata ai do tienes en las proposiçiones sobredichas quatro elementos y esta es la tierra calzinada la qual es polvo del qual trata morieno y dize la çeniza que es enel fondo no la menos preçies la qual esta enel mas vajo lugar y es corona de tu corazon y tu cosa permanesçiente. Despues con la sobredicha agua el fermento es aiuntado al qual fermento llaman los filosophos anima y esto porque asi como el cuerpo humano sin anima no bale nada ante es asi como tierra asi el cuerpo no limpio sin fermento no bale cosa alguna sin su anima por que el fermento al cuerpo preparado asi como es dicho conbierte en su natura y no es otro fermento sino sol y luna estas palabras apropriadas porque asi como el sol y la luna se enseñorean en todos los otros planetas asi estos cuerpos se enseñorean en todos los otros y conviertenlos en su naturaleza y por ende son dichos fermento y conviene ser introducidos medianero el cuerpo el qual fermento es su anima, esto es lo que dixo morieno si el cuerpo no limpio no alimpiares y lo enblanqueçieres y el anima no mezclares non enderezaste cosa alguna eneste magisterio pues que asi sea fecho mezclamiento del fermento conel cuerpo alimpiado entonzes el spiritu conellos se mezclara y se aiuntara por que ya son alterados de su natura gruesa y son echos subtiles y esto es lo que dixo escano en el libro de la turba, el spiritu non aiunta conlos cuerpos asta que de sus suciedades perfecta mente sean limpiados y enla ora deste mezclamiento muy muchas marabillas aparesçen por que todos los colores del mundo aparesçen quantos se pueden pensar y el cuerpo inperfecto se colora de coloraçion firme mediante el fermento el qual fermento es anima y el spiritu mediante el anima conel cuerpo se ayunta y se ata de consuno conel yla color del fermento se convierte y se haze una cosa conellos y delas cosas sobredichas aparesce sotil mente a qualquier a catante los philosophos aber dicho verdad ensus palabras escuras. Y dizen que la nuestra piedra es de quatro elementos y a los elementos la compararon y dizen verdad porque despues que es combertida estan enella los quatro elementos y dixeron que la nuestra piedra es de cuerpo y de anima y de spiritu y dixeron verdad porque el cuerpo inperfeto comparan al cuerpo que es enfermo y el agua dixeron spiritu y verdadera mente es spiritu, al fermento dixeron anima porque asi como dicho es al cuerpo inperfecto da vida la qual primera mente no tenia y en mejor forma la torna. Otros philosophos dixeron sialos cuerpos corporeos no convertidos in corporeos y los in corporeos corporeos non fallastes la obra del obrar y dizen verdad porque primera mente el cuerpo se haze agua conviene asaber ar. vi. despues enel mezclamiento del spiritu el agua se haze cuerpo. Otros dixeron convierte las naturas y fallaras lo que quisieres y dixeron verdad porque el magisterio nuestro primera mente facemos delo grueso graçile que es tanto como el cuerpo agua y despues lo humido secco que es tanto como del agua tierra y asi convertimos las naturalezas y facemos delo corporal spiritual y delo spiritual corporal asi como es dicho y facemos alo que esta ençima este ayuso que estanto como al spiritu cuerpo y al cuerpo spi ritu, asi como enel comienzo de nuestra obra conviene asaber en la solucion quelo que esta ençima es como lo que esta aiuso y todo se conbierte en tierra pues demuestrase de las razones dichas desuso que la nuestra piedra es de quatro elementos y es anima cuerpo y spiritu. Y otros dizen que la nuestra piedra se haze de una cosa y con una cosa y dicen verdad çierta mente porque todo nuestro magisterio se haze con la nuestra agua y della porque ella suelve los cuerpos asi como es dicho no por soluçion asi como quieren los ignorantes que se convierta en agua de nuve mas por solucion verdadera de philosophia que se convierta en agua dela qual fueron abinicio esta dicha agua calcina los cuerpos dichos yen tierra los reduze y los transforma en ceniza entralos en blanquezelos y limpialos. cadelas palabras de morieno el qual dize que azogue enel fuego en blanqueze el laton y limpialo y de todo entodo echa dellas sus escuridades y el laton se entiende por cuerpo no limpio y el azogue por Ar. Vi. ylos cuerpos diversos aparejados por la manera suso dicha ayunta por tal mezclamiento que la potencia del fuego ni otra tentaçion no los pueda apartar y del quemamiento del fuego los defiende y el uno dello mete enel otro, sublima los cuerpos mas no por sublimacion bulgar porque entienden los ydiotas creientes queel sublimar sea subir arriba y por ende toman los cuerpos calçinados y mezclanlos conlos spiritus sublimados conviene asaber arsenico y mercurio y sufre y armonio que o facelos por fuego fuerte o sublimanlos porque los cuerpos subiesen conlos spiritus y diçen que entonzes los cuerpos son subtilizados y ansi son escarneçidos porque los fallaron más sucios que eran de ante ( no es nuestro sublimar subir a Riba mas el sublimar delos philosophos es facer dela cosa bana y corrupta otra grande y pura asi como dezimos este hombre es sublimado que estanco como en dinidad puesto y ansi dezimos este cuerpo esta sublimado que estanto como sutilizado y convertido en otra natura donde sublimar tanto es como subtilizar, lo qual todo façe nuestra agua y ansi se entiende nuestra sublimaçion que muchos enesto son engañados y el agua mortifica y bivifica y faze aparezer color negro en la mortificaçion mientra mientrase convierte entierra y despues aparezen muchas colores y bariados antes de la blancura y el mezclamiento del agua y del cuerpo preparado y del fermento infinitos colores aparezen tantos quantos nose pueden pensar y otrosi llaman arambre asi como dixo esmidio enel libro dela turba onde dize sabed todos los que demandais esta sciençia que non se fara ni sera verdadera sino de arambre y infinitos nombres le pusieron porque no fuese sabida delos neçios y de qualquier manera la llamaron mas empero una cosa es çierta de todos y morieno dixo queel facimiento de nuestra obra es semejable enla orden al criamiento del hombre y lo primero es llamado yaçimiento % lo segundo conception y lo tercero enpreñamiento / y lo quarto nacimiento y sigues enel quinto el criamiento / estas palabras te fare entender y sabe que la nuestra esperma es ar. Vi. el qual es ante aiuntado con la tierra del cuerpo imperfecto / la qual tierra es dicha madre porque la tierra es madre de todos los elementos y entonzes es llamado yacimiento y desque la tierra comienza algun poco a retener consigo del ar. Vi. entonçes es dicha conçepçion y entonzes yaze el macho conla embra que estanto como el ar. Vi. -en la tierra esto es lo que los philosophos dixeron que nuestro magisterio no es otro sino macho y embra y la conjunçion dellos, el agua enseñorease conviene a saber el ar. Vi. y la tierra creçe y multiplicase y acreçientase lo qual biene quando la tierra es enblanqueçida y entonzes es llamada enpreñante porque ya la tierra es enprenada- despues el fermento se junta conel cuerpo enfermo preparado asi como es dicho fasta que sean fechos una cosa por color y por acatamiento y entonzes es fecho naçimiento y entonzes es naçida nuestra piedra. Y los philosophos dizen nacido es el nuestro Rei onde dice el philosopho enel libro dela turba onrrad al Vuestro Rei que viene de fuego coronado con corona alimentadlo y alumbradlo fasta que benga a edad perfeta del padre El qual es el sol y la madre la luna Sol entenderas por cuerpo perfecto y la luna por cuerpo inperfeto % siguese enlo postrero el criamiento fasta que sea acrecentada por gran acreçentamiento y criarse a con su leche conviene a saber con su esperma dela qual fue abinicio % pues en bebele su ar. Vi. muchas vezes y muchas vezes hasta que beba lo que le abasta.
Por estas cosas que son dichas puedes entender las palabras escuras de los philosophos y conoçeras todos convenir en una cosa y no ay otro magisterio salvo este que he dicho.

FINAL

EL SIMBOLISMO DE LOS ANIMALES BÍBLICOS

EL SIMBOLISMO DE LOS ANIMALES BÍBLICOS

Por Sergio Fuster

En este artículo del investigador bíblico Sergio Fuster, colaborador de Temakel, se explora la problemática relación entre el Dios bíblico y su posible representación mediante el simbolismo animal. En esta exploración, con sólido basamento documental, se atraviesa la cuestión particular de si Yahvé pudo haber tenido un tótem propio, y el simbolismo bíblico de animales como el león, el toro, el águila, el dragón, la oveja y el pez. Sin embargo, luego de estas precisiones sobre posibles representaciones animales de la divinidad, el autor de esta investigación subraya el ineludible principio de que, el contexto bíblico-judaico “Yahvé en el culto profético era irrepresentable. Su naturaleza era totalmente ajena a cualquier elemento mágico o natural”.

Desde tiempos pretéritos, el hombre ha tratado de reducir el espacio intermedio entre lo sagrado y lo profano mediante el concepto del parentesco. En el sexto día creativo del génesis, Dios hizo al hombre a “su imagen” y “según su semejanza”. Se lo presenta aquí como “hijo” de Dios. Es decir, separado moralmente del resto de las otras obras vivas, pero allegado a Dios, porque tiene la capacidad de reflejar sus cuatro atributos divinos cardinales, a saber: amor, justicia, sabiduría y poder.

La diferencia con las bestias es que fueron creadas con una constitución valorativa diferente. Esto acontece en el quinto y sexto día respectivamente. Las escrituras los clasifican como: los animales terrestres (domésticos y salvajes), las criaturas voladoras y los monstruos marinos (Hab.Tamin, del caldeo Tiamat). Su función, entre otras, era ser subyugados, domesticados para servir a los propósitos humanos (1).

Por lo tanto, el relato bíblico de los orígenes plantea una brecha abismal entre la bestia y el hombre ideal; ni que hablar de Dios mismo. Vale decir, que el simbolismo del producto humano como parte integrante de la imagen divina, no animal, en el caso de la configuración monoteísta, es patente (2).

Sin embargo, para la estructura simbólica de la mayoría de los pueblos antiguos, el hombre en el mundo comparte una solidaridad entre el cielo y la tierra como parte plena y totalizadora del cosmos; lugar al que accede después de su vida terrena, como reintegro a su origen (No debemos olvidar que en la mayoría de los mitologemas, el hombre está compuesto por un principio divino: espíritu; aliento; parte de otra divinidad. Y otro terrestre: barro; tierra; humus; humanidad). Como cité en un trabajo anterior (3), según las creencias del pasado, en el instante de la muerte, el hombre vuelve a formar parte de un emblema sideral del que procede su estirpe; pero aquí en el espacio telúrico se desdobla en su esencia originaria, y pervive en una polaridad opuesta, en el símbolo animal o vegetal (4), del cual también procede el eterno retorno (Eclesiastés 12: 7).

Ahora, ¿es posible encontrar estas relaciones entre los israelitas? ¿Permite el sistema monoteísta representar a Yahvé bajo emblemas animales?

¿EXISTIÓ UN TOTEM DE YAHVÉ?

El sistema del totem:

1. 1-Las tribus que basan su sociedad en el sistema totémico, reconocen su parentesco con el animal representado en el tótem, como emblema terrestre que une a la casta. Dicho animal es hierofánico, sagrado por naturaleza, es el progenitor mítico del clan al que sólo es posible matar o cazar en la instancia ritual ( Wunt “Elementos de psicología de los pueblos” 1912, Pág 116).

1. 2-Se puede rastrear el culto animal hasta las culturas nómades, sociedades en que la caza y la domesticación era esencial para su subsistencia. En el Génesis, Abel era pastor. Ante Yahvé presentó un carnero (arquetipo de Israel). Para estas sociedades itinerantes todo está en movimiento, como sus animales. Por lo tanto, su espacio es simbólicamente circular, como sus tiendas. Caín, en cambio, era cultivador, ofrece el fruto de la tierra, representa el sedentarismo (culto cananeo), la permanencia, la estática, la construcción con piedra. De hecho él funda la primera ciudad antediluviana, Enoc. Un detalle interesante es que en la época del nieto de Adán, Enos, se “da comienzo a invocar el nombre de Yahvé” (Gen4: 26). Los comentaristas judíos entendían este pasaje como la instauración de un culto profano. Quizá representando a Yahvé elohim en su símbolo animal, como un torillo alado (5). Entre los fenicios conocido como el dios toro El ( El- eloha, singular de elohim).

Tanto los cultos de pueblos pastores (Israel), como en los ritos de pueblos agrarios (cananeos), tenían una adhesión a las practicas cruentas, y diríamos de estos últimos lascivas y sanguinarias; son “bestiales”, instintivos (6). Ciertas divinidades con aspecto animal pueden provenir de una imagen totémica primitiva y politeísta, como los dioses egipcios que se enmascaraban con aspectos de diferentes animales (7). O como la diosa Hindú Genesa o el Dionisos Zagreus, transformado en toro, que fue muerto y devorado por los titanes (8). Lo que llevó a muchos a establecer la hipótesis que con Yahvé pudo haber ocurrido el mismo proceso evolutivo.

Sin embargo, existen profundas diferencias entre el culto hebreo y el cananeo. Al sur de Jerusalén, en el valle de Hinón, durante el siglo VIII a. C., se llevaba a cabo una horrenda inmolación de infantes al Molek (Malcan, otro aspecto de la divinidad de Baal el hijo del toro El, adorado en Amón), en el culto a la fertilidad y el inicio de las cosechas. Dichos ritos terminaron con la campaña iconoclasta del reformista rey Josias (II Reyes 23: 1-25; II Crónicas 25-34). El ídolo tenía un busto con cabeza de toro y su cuerpo era un horno llameante de hierro (9). La relación es clara, el Dios de la fertilidad y la capa telúrica compartía una correspondencia con lo profundo de la tierra donde se obtenían los metales y el emblema animal. La víctima era devuelta al seno materno, a lo abismal, al origen (10), siendo otra instancia de la disolución, hasta lograr fundirse con lo divino.

Gran parte de los que practicaban dicho culto eran israelitas. En el Antiguo Testamento encontramos innumerables referencias a la inclinación casi natural del pueblo hebreo a adorar estatuarios de becerros ( Exodo 32 1-6, 24, 35; I Reyes12: 11). El sincretismo entre Yahvé-El (dios toro) parece ser la respuesta más viable (11).

1. 3-Excavaciones arqueológicas han desenterrado, tanto en Eridú como en Jericó, numerosos objetos votivos de animales cultuales en tierras bíblicas que datan del período natufiense reciente. Esto nos recuerda los ídolos familiares que se mencionan en la época patriarcal, conocidos como terafin (Génesis 31), cuyo testimonio se encuentra documentado en las tablillas de Nuzi(12). ¿Es posible que hayan sido tótems de Yahvé? Mientras la religión de los patriarcas siga siendo un misterio la pregunta quedara sin una respuesta definitiva.

En el sitio Timna, en la península del Sinaí, donde los egipcios explotaban las minas de cobre durante la dinastía XVIII, se ha desenterrado un santuario dedicado originalmente a la diosa Hator, representada a menudo como un becerro. El emplazamiento sostenía una estructura tipo tienda, que luego fue reutilizada por los madianitas emparentados con Moisés. En el interior del santuario, se halló una serpiente totémica de cobre con la cabeza dorada. Lo que nos recuerda al ídolo-serpiente de cobre que los israelitas levantaron durante su travesía en el desierto. Por las referencias del libro de los Reyes, este emblema totémico fue conservado como reliquia en el santuario del templo de Yahvé como objeto de devoción. Si bien, por un lado no podemos hacer ninguna apreciación con respecto al relato del Pentateuco o a las crónicas reales, por el otro, es imposible no establecer relaciones (13).

LOS ANIMALES SIMBÓLICOS EN LA BIBLIA

2.1-En la Biblia la palabra “bestia” (Heb. Be-hema) tiene una connotación arábiga y se usa en la mayoría de los casos con relación a lo terreno, a lo profano (14). Algunos animales se han usado figurativamente en este sentido. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén y entraron al ámbito de lo humano, Dios los cubrió con pieles; ya no reflejaban las cualidades divinas. En Génesis 4: 7, en sentido alegórico, se relaciona la actitud asesina de Caín con la de un animal (agazapado) que él debía dominar.

En el salmo 80 contrapone la figura de su “escogido” con la de un jabalí. En el libro apócrifo del “Apocalipsis de Moisés” se relata la leyenda judía donde Eva increpa a una bestia que ataca a su hijo Set, y ésta le responde “¡El poder de los animales ha comenzado por tu culpa!”, y hace una dicotomía cualitativa entre los seres hechos a imagen de Dios y las bestias salvajes del campo. Estos textos forman un substrato contextual en la que muestran en sentido teológico la condición humana alejada de Dios y que se hallan más cerca del mundo profano, el reino animal, pero en el fondo con un toque divino, dormido, que deben despertar (15).

Lo cierto es que los animales en los registros testamentarios han sido usados con una diversidad de valencias, esto se debe a la polisemia del símbolo. Nosotros en el presente trabajo repasaremos tres: con relación a lo divino, a lo político y a lo cultual.

Connotaciones divinas:

3. 1- El simbolismo bíblico animal, en ocasiones fue utilizado para representar cualidades divinas (16). En la Biblia es aplicado frecuentemente como parte integrante de las visiones místicas proféticas. La creencia antigua era que los animales que se aparecen en sueños revelan significados para despertar el alma. Por ejemplo, en la visión del carro del profeta Ezequiel, éste ve la figura de cuatro querubines con cuatro caras cada uno: de águila; de toro; de hombre y de león. La imagen del “carro” alude a la movilidad de todo el drama místico, y las ruedas circulares al mensaje dinámico que caracteriza al pensamiento de las sociedades nómadas. Por lo tanto, el simbolismo animal no podía estar ausente. Además el estar en presencia del trono de Dios tiene que interpretarse a estos símbolos animales como cualidades divinas. El mismo núcleo simbólico aparece en Apocalipsis Cap. 4, con una lectura similar. En este último esquema, si bien el trono está estático, las criaturas querúbicas aladas están en movimiento.

El águila dorada de Palestina, por su mirada penetrante ha sido símbolo de la sabiduría de Yahvé (17). En la antigüedad se la relacionaba con las hierofanía, o las apariciones visibles de poderes misteriosos, usada frecuentemente como signo supersticiosos de mensajes divinos. En el medioevo, el águila con las alas extendidas representaba las tres personas de la combinación trinitaria cristiana (18). De esta ave sublime se creía que al envejecer volaba hacia el sol para quemar sus alas reintegrándose al fuego y al oro, y luego se bañaba en las aguas bautismales recuperando su vigor, símbolo cristiano de la muerte y resurrección de Cristo.

El león crinado fue todo un emblema de realeza y justicia. En la escalinata que llevaba al trono del rey Salomón había doce leones de oro en cada lado ya que a la dinastía davídica se la llama “el león que es de la tribu de Judá”; y en la visión de Ezequiel simboliza la equidad de Dios, el juez supremo.

El toro era ilustración del poder de Yahvé y de las fuentes fecundantes de la vida. En su sangre residía la redención y era el tipo profético de una simiente mesiánica salvadora. Por ello se entiende que se hallaran representaciones de él en el altar de cobre de sacrificios del patio del templo.

La cara del hombre, es un símbolo patente del amor, cualidad superlativa de Dios como principio neutro que sólo Yahvé puede manifestar y que sólo el humano puede refractar. Se notara que aún en esta interpretación simbólica no se deja de mostrar el distanciamiento que pone el pensamiento hebreo entre el hombre y la bestia (19).

Connotaciones políticas:

4. 1-Otra asociación que ha hecho el hombre del simbolismo animal es con relación a su identidad territorial y sus escudos correspondientes. En épocas donde los límites geográficos eran imprecisos, el estandarte animal suplía esa función ya que el signo sideral no ofrecía ninguna solución al ser demasiado vago. Con el tiempo, el signo animal que identificaba al pueblo o en su defecto el emblema del dios o ancestro, empezó a dibujarse en los broqueles “circulares”. En este caso podemos ver una solidaridad entre el simbolismo animal y los estandartes. Filón de Alejandría nos narra que en tiempos de Tiberio, Poncio Pilato gravó su imagen en escudos ceremoniales, lo que provocó el levantamiento del pueblo judío (20).

4. 2-Las hordas de cazadores, se identificaban con el león al igual que los persas. Las sociedades patriarcales ostentaban el toro salvaje y su cornamenta. En Egipto se tenía por signo faraónico la serpiente áspid, y los escitas se representaban con los caballos. También encontramos el signo en Roma, donde aparece el águila como emblema imperial (21).

4. 3- En él capitulo 7 de Daniel, se presentan las imágenes de cuatro bestias que salían del mar, del caos primordial. Significan reinos y naciones agresivas, integradas por hombres de iguales características, buscando el dominio de unas sobre otras. Es una lucha de supremacías de reinos en constante movimiento. “En cuanto a las bestias, porque son cuatro, hay cuatro reyes que se pondrán de pie en la tierra” (Dan 7: 17). Estos representaban a Babilonia, bajo la figura dinámica de un león con alas, que luego le fueron arrancadas. Se interpreta como que los sucesores de Nabucodonosor II ya no conquistaron territorios con la misma rapidez. Media y Persia, aparece como un oso terrible que tenía tres costillas en su boca, símbolo de las tres direcciones por donde se extendieron sus dominios: Mesopotamia, Tracia (Asia menor) y Egipto. Grecia como un leopardo joven (Alejandro hijo de Filipo II) con cuatro alas y cuatro cabezas (sus cuatro generales que le sucedieron) y a Roma con una bestia polimorfa temible, que todo a su paso lo trituraba (22).

4. 4-En el Apocalipsis de Juan, aparece una única bestia que reúne simbólicamente los significados de las visiones de Daniel (23). Se presenta a las potencias mundiales protagonistas de la historia bíblica como distintas cabezas, siete en total, que procede de un mismo cuerpo, es de color escarlata (en un trabajo futuro trataremos el tema del símbolo de los colores) y posee diez diademas. Los cuernos son símbolos bíblicos de naciones o reyes. Esta también sale del mar, del caos primitivo y lleva el número 666. El 6 no alcanza el número perfecto, el 7, el hecho que el 6 se repita tres veces es símbolo de imperfección (24).

4. 5- En el Apocalipsis cristiano, aparece un dragón (gr. Drakon) con siete cabezas. La serpiente en esta valencia es Satanás mismo, aquel viejo reptil que tentó sinuosamente a Eva. El hecho que tenga el mismo número de cabezas que la bestia escarlata nos quiere decir que el diablo domina a las potencias mundiales. Además lidera a los ángeles caídos, representados en el drama como la tercera parte de las estrellas que el maligno ofídio arrastra con su cola (25).

La estructura de sentido de estos oráculos, corresponden con el estilo de la literatura “apocaliptica” bastante usada para el siglo II a. C; y de ella tenemos numerosos ejemplos en los textos de Qumrám (26). Por otro lado, es una clara correspondencia de la solidaridad animal, como símbolos de lo divino y terrestre alternativamente.

Como última observación cave llamar la atención sobre el final de estos oráculos. En todos los casos terminan como el triunfo sobre ellos (las tinieblas) del reino de Dios (la luz).

Connotaciones cultuales:

5. 1- El chivo o la oveja ha sido usado con frecuencia con relación al culto levítico. La sangre del animal es sustitutiva de la vida humana. Aquella que paga el precio de redención pero a la vez se lleva los pecados. En el día de la expiación, el sumo sacerdote debía tomar un animal de este tipo y debía pronunciar sobre su cabeza los pecados de comunidad del pueblo, luego soltaban al animal para que el desierto lo absorba, a Azazel, posiblemente una divinidad negativa.

5. 2- Otro animal usado en el culto pero ya para períodos cristianos, era el pez. Jesús había dicho en Mateo 13: 47- 50, que los herederos del Reino de Dios serían como peces atraídos a las redes de su prédica. Durante el siglo II d. J. C., los cristianos utilizaron este símbolo para identificarse. Según Tertuliano, decía que los cristianos relacionaban al pez con el bautismo cristiano. La palabra IKTHUS, era un signo acróstico que traducido se lee así: Iesous Kristos Theou Urios Sotér (Jesucristo hijo de Dios salvador) (27).

La paloma era otro de los símbolos cristianos más conocidos. Emblema de la paz entre Dios y el hombre cuando este hizo la alianza con Noé después del Diluvio, es el fin de un ciclo y de un nuevo comienzo. También simboliza la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. En los gravados medievales se la representaba sobre las mazmorras de una torre, entre rejas. El simbolismo de la torre tiene relación con la ascensión iniciática y con alcanzar el máximo grado de conciencia. Es de notar que en la arquitectura sagrada de las catedrales góticas aparecían peces y palomas terribles en los mosaicos, rosetones y en los capiteles de las columnas (28).

Un interesante motivo que presentan las obras de arte de la época es el símbolo de Ireneo, conocido como el de los cuatro evangelistas. Dentro del vitral dividido en cuatro partes con el diagrama de una cruz, y el dibujo de Cristo como un cordero en el centro, aparecen los cuatro querubines con cuerpos de león. Cada uno representa a un evangelista. Mateo, con el rostro de hombre; Marcos, el león; Lucas el toro; Juan, el águila. Para Dante, la combinación del cuerpo del león con la cabeza de águila era el emblema mismo de Cristo, en cuya fusión encuentra lo humano (león, animal terrestre) y lo divino (águila, animal que surca los cielos); es decir, dios hecho carne.

Como vimos los animales en la mentalidad arcaica no sólo representa lo humano, lo bestial, reflejado en las cualidades humanas sino también simbolizan la nobleza y los atributos de Dios, pero siempre en movimiento.

El problema con la simbología bíblica y la relación Dios-animal como representación telúrica, presenta serios inconvenientes que no podemos dejar de aclarar si queremos hacer un abordaje temático serio. Yahvé en el culto profético era irrepresentable. Su naturaleza era totalmente ajena a cualquier elemento mágico o natural. En las visiones aparece como la figura de un hombre cuyo rostro no puede ser distinguido, y por lo tanto, representado. La figura animal es refractada a sus criaturas angélicas, como aquellas que espejan sus atributos superiores. Claro que esta concepción se dio en un marco de una especulación teológica hermética, de donde procede el único documento sagrado que disponemos. Sin embargo, creo que este estudio abre la cuestión de sí se puede hablar de que los israelitas hayan tenido en el ámbito de lo popular, de lo subterráneo, de lo proscrito, algún sistema totémico del culto al toro o a la serpiente de cobre. Las limitaciones que nos presentan la arqueología y el silencio de sus fuentes escritas al respecto hacen que existan serias dudas acerca de encontrar algún día una respuesta satisfactoria.

Notas:

J. F. Free hace referencias interesantes sobre la domesticación en épocas bíblicas. Albright: “Midranite Donkey Caravans” 156 pág 62-64.

Ver sobre el origen divino del hombre en la mitología nórdica. “Historia Danesa” siglo XIII compilación de Tácito y Gramático.

S. Fuster: “Cielo y Zodíaco” publicado en Temakel

M. De Jonnes: “Los tiempos mitológicos” Barcelona. Ed.Olimpo 1998.

Maimonedes “Tratado de idolatría”. El Targún de Palestina dice ” Esta fue la generación en cuyos días ellos comenzaron a descarriarse y hacerse ídolos y a llamar a sus ídolos por el nombre de la palabra del Señor”

Juan Bergua: “Historia de las religiones” Madrid, Ed. S. Matin 1964, pág 93.

F. Schwarz “Geografía Sagrada…” Bs. As. Ed. Errepar. 1996.

Op. Nota 4. Pág. 40.

Malken o Moloc significa rey. Según Diodoro Sículo tenia la forma del toro. Corresponde al cartaginés Crono. Biblioteca Historica XX 14: 4-6-16.

Eliade a hecho un interesante trabajo sobre los sacrificios metalúrgicos. “Herreros y alquimistas”Madrid, Alianza. 1974

Graves-Pati: “Los mitos hebreos” Madrid. Ed Alianza. 1986 Pág 25.

J. B. Pritchard: “Sabiduría del Antiguo Oriente” 1966 Pág 196-197. (nota).

John Roberson “La Biblia” Barcelona, Ed. Folio. 1993 Volumen II Pág. 125.

E. W. Vine: “Diccionario Expositivo de las palabras del Antiguo Testamento”. Colombia. Ed Caribe 1994. Pág 32.

J. Sicre: “Profetas” Pág. 1270.

Insight on the Scriptures. Usa. W.T. 1991. Tomo I, Pág 318-338.

Ibídem

Vila Esculain: “Diccionario bíblico ilustrado” Clie.

Op. Nota 16

Filón. “Sobre la embajada de Cayo” XXXVIII, 299-305.

“El Libro de las bestias”. Sufí. Madrid 1997 pág. 1102.

To Daniel’s prophecy. W.T. 1994. USA

The Wycliffe Bible Comentary

“Revelation its grand climax at hand”. W. T. 1998 Pág 186. Rene Guemon “Sobre los números y la matemática” Ed Symbolos. Cuadernos de Gnosis N-4 Guatemala 1994 Pág 42.

“Estudio sobre simbología cristiana” Ed. Mallorca 1983.

N. Ennecavé: “Los rollos del Mar Muerto” Vol. I Ed. La Luz Bs. As. 1946.

F. Nicolay “His de las creencias” Bs. As. Ed. Anaconda. 1946.

C. Lassay ” El bestiario de Cristo: simbolismo animal”, Ed Mallorca

Estaciones de radio indigena-58

Es quizá en la simbología cristiana donde se recurre con mayor frecuencia a la figura del dragón para expresar la noción del ego, su tremendo poder y la terrible amenaza que supone para la vida humana. Y esta interpretación del dragón como materialización simbólica del ego cobra un especial relieve en las formulaciones doctrinales de la mística y el esoterismo cristianos, y sobre todo en los autores representativos de la llamada «Teosofía cristiana», que son los que dedican mayor atención al análisis y explicación de dicho simbolismo.
  Aclaremos, para evitar de antemano cualquier malentendido, que por «Teosofía cristiana» ha de entenderse -de acuerdo a su genuina significación etimológica: «Sabiduría de Dios»; a la vez Sabiduría acerca de Dios y Sabiduría recibida de Dios- aquella corriente místico-esotérica; que se desarrolla dentro de la tradición cristiana, tanto en clima protestante como católico, a partir del siglo XVl y que en modo alguno hay que confundir con el Teosofismo, aberración espiritualista de los tiempos modernos que usurpó el nombre de tan preclara rama tradicional de Occidente, al tiempo que desvirtuaba y adulteraba su doctrina.
  Para Jakob Bohme, al que sin lugar dudas se puede considerar como el más preclaro representante de la Teosofía Cristiana y una de las máximas figuras del esoterismo occidental, el dragón es el símbolo de lo que él llama Selbheit o Eigenheit, esto es, la egoidad, ipseidad o propia particularidad individual: “la falsa voluntad del yo particular”; “la propia voluntad” que se revela como una “potencia de la ira” y como “un fundamento de la mentira y la hostilidad”; “la voluntad falsa, figurada y desviada de la propia conveniencia”.

  Explicando el significado del dragón de siete cabezas sobre el que cabalga la prostituta babilónica, según el Apocalipsis, el filósofo teutónico dirá que dicho monstruo no representa sino “la voluntad propia y adánica” que se convierte en asesina y mata en el hombre la imanen divina. En una de sus típicas imágenes simbólicas, con las que pretende describir la experiencia del renacimiento interior. Bohme afirma que el “nuevo Adán”, el “hijo de la Virgen”, que marcha como forastero y peregrino por este mundo, se ve acechado por el “viejo Adán”, el cual alza su cabeza como “un feroz y horrible dragón que únicamente busca devorar”, arrojando por su boca agua y fuego para acabar con “la imagen de la Virgen”. La lucha con el dragón -escribe en una de sus Epístolas teosóficas-, es la lucha que Cristo y el Amor divino libran en la naturaleza del hombre contra el amor propio, contra esa voluntad del ego o “propio yo” que, al distanciarse de la Voluntad de Dios y pretender erigirse en centro independiente, enciende la Ira o Cólera divina, cuya propiedad es el luego devorador, o, lo que es lo mismo, “la angustia, la discordia y el conflicto”. Fue la búsqueda de sí mismo, el endiosamiento de la egoidad, lo que ocasionó la pérdida del Paraíso. Por ello -advierte Bohme-, para que el Paraíso vuelva a verdear y a fructificar en nosotros, para que se abra de nuevo las puertas de la inmortalidad y del Cielo divino que están grabadas en el microcosmos, “hay que matar de antemano al dragón”.

  William Law, siguiendo la senda trazada por el gran maestro teutónico, proclama asimismo que el fiery dragon (“dragón ígneo”) y la devouring beast (“bestia devoradora”) descritos de forma tan sobrecogedora en el Apocalipsis no son otra cosa que el yo, the self, en el cual está la fuente misma del pecado y la raíz de todos los males que acosan a la vida humana. “El orgullo, la persecución, la ira, el odio y la envidia son la esencia misma del dragón de fuego”. Todo hombre que nace en el mundo -dice el místico anglicano- “tiene dentro de sí todos los enemigos a los que ha de vencer”, pues en el propio ego está contenido “todo lo que el ser humano debe temer y odiar, resistir y evitar”. No hay otro dragón ni otro peligro que nos pueda amenazar -sostiene Law- que el que portamos dentro de nosotros. Es tu propio dragón, tu propia bestia o tu propio anticristo, “que vive en la sangre de tu propio corazón, el único que puede dañarte”. El dragón es, ni más ni menos, la “naturaleza humana caída”, lo que es tanto como decir, “el propio interés y la auto-exaltación”, “la codicia y sensualidad de cualquier clase”, la religión anti-divina que, gobernada por un ánimo mercantil y mundano, no va orientada más que a “gratificar el interés parcial de la carne y la sangre”.

    Law, que recoge la doctrina bohmiana de la pugna entre la Cólera y el Amor divinos, vuelve a insistir en la verdad fundamental de que la vida egótica se encuentra  del lado de la primera, por haber dado la espalda al segundo, al Amor que aplaca la Cólera. Sobre esta idea básica, elabora su doctrina de la naturaleza del ser humano, según la cual todo hombre porta en sí dos naturalezas hostiles y en continuo combate: por una parte, la naturaleza luminosa, unida al amor, la alegría y la gloria, y, frente a ella, la naturaleza tenebrosa, que porta consigo la ira, el fuego, la oscuridad y el mal de la vida creatural separada de Dios. De un lado, la semilla o sed de la vida celestial y divina, “el de Dios dentro de ti”, el Cristo interior, el Cordero de Dios que es “un poder redentor”; de otro, “la bestia de los placeres carnales, la serpiente de la astucia y del engaño, el dragón de la ira ardiente”  que rodea la semilla divina buscando asfixiarla, para evitar el nacimiento de Cristo del alma. He aquí, concluye Law, el gran combate y la gran prueba de la vida humana, en la que se decide si la victoria va a conseguirla el dragón ígneo y airado o la Luz y el Amor de Dios; si en el interior del hombre nacerá y  se impondrá “el reino del yo”, que es el reino del pecado, o “el Reino de Cristo”, que es el reino de la paz y del amor.      Reflexiones similares encontrarnos en Gichtel, otro eminente representante de la Teosofía alemana, el cual define a la egoidad o “voluntad propia” como “un dragón de enemistad que resiste a Dios en sus actos y su conducta toda”. El místico alemán, adoptando la terminología apocalíptica, emplea las expresiones “dragón rojo” y “dragón de ego” para referirse al ego, al que considera responsable dc la caída de los orígenes. En él, dice, está el dragón “contra el que debe luchar el hombre por la fuerza de Jesús”. Cuando la voluntad creatural se separa de la Voluntad divina, de su Luz y de su Amor que son el verdadero fundamento de toda vida creada, aquélla “se transforma en un dragón colérico, ígneo y exaltado”; pues, al separarse del Amor, abre el propio ser a la Cólera. Por eso, tenemos que combatir hasta el derramamiento de nuestra sangre contra “el dragón de la voluntad” que nos amenaza de muerte, y esforzarnos para dar muerte a la egoidad con la ayuda de Dios. Cuando la egoidad muere, afirma Gichtcl, “el dragón de fuego pierde su reino y su trono”. Entonces irrumpen la alegría y el contento en la vida del hombre porque ha sido derrotado un monstruo que ocultaba la Luz divina a uno mismo y a los demás. De nuevo queda expedito el camino que conduce al Paraíso y el vencedor en el combate santo podría “despertar a la prometida”, la Sophia o Sabiduría divina de la que nos separó la prevaricación egocéntrica. La Sophia celeste, termina diciendo Gichtel en un lenguaje que recuerda a los antiguos libros de caballería, coronará con los laureles de la victoria a quienes lucharon valerosamente movidos por el Amor y pondrá una guirnalda angélica “sobre la cabeza de todos sus fieles caballeros que vencieron en ellos al dragón del egoísmo, la Cólera de Dios”.

  En la misma idea insiste Gottfried Arnold, otro de los grandes exponentes de la doctrina sofiánica que tanto arraigo encontró en tierras teutónicas. Para Arnold, “el gran dragón”, ese dragón que siente un odio furibundo contra la Sophia divina y que procura por todos los medios destruir la correspondencia y comunidad del alma con la Mensajera celestial, no es otro que “el hombre viejo”. Por eso, asevera el místico protestante, para quienes deseen alcanzar la perfección y restablecer la unión con la Sophia, es indispensable “la renuncia a sí mismos”… No es posible el reencuentro con la Amada divina sin haber vencido antes al dragón que, desde dentro de nosotros mismos, se opone con todas sus fuerzas a tal encuentro.

…A William Blake, el gran poeta y pintor visionario inglés, debemos una de las más sugestivas formulaciones de la imagen dracónica dcl ego, que él nos muestra envuelta en su compleja constelación de símbolos y alegorías, no siempre fáciles de comprender o de interpretar. Para Blake, la egoidad o yoidad se identifica con Satanás, que es una misma cosa con “el Espectro” del ser humano, con el Dragón y “el Gusano de la tierra”. El autor de Cielo e Infierno se refiere con insistencia a lo que él llama “la Gran Egoidad Satán”, que predica el materialismo y se autoproclama Dios exigiendo sumisión absoluta de todo y de todos, señalando que su meta no es otra que “matar a la Humanidad divina”, asfixiar el germen sobrenatural y eterno latente en el ser humano. Le da también a veces el nombre de Caos (Chaos), término que aplica de manera especial a “la mente confusa del hombre sin visión”, es decir, privado de esa visión lúcida que dan la verdad y el amor. Por eso esa egoidad caótica, que es el egoísmo larvado e innato con que nacemos, no puede ser considerado en modo alguno como la esencia de la Humanidad, sino que más bien se opone a ella: al desarrollarse se convierte en “el Espectro”, que es el Satán de uno mismo, “el poder devorador”, “el pólipo de la muerte”. Ese Earth-worm, dragón o gusano de la tierra, que es el ego-satán crece hasta convertirse en una “serpiente marcada”, la cual va convirtiéndose en un venenoso dragón alado.

  Junto a la serpiente y el gusano, el dragón ocupa un puesto relevante en la iconografía de William Blake, figurando con profusión en dibujos, acuarelas y grabados. Acaso la más representativa de sus imaginativas ilustraciones sobre el dragón sea el grabado The Old Dragon (“El Viejo Dragón”), en el que la bestia infernal aparece con forma humana, cual ogro o gigante con siete cabezas, varias de ellas femeninas, y con una larga y poderosa cola de saurio o reptil que llega hasta el cielo. En dicho grabado, por la fusión de lo humano y lo bestial, podemos ver una excelente plasmación de la idea del ego-dragón: en su mano derecha el gigante adragonado detenta un cetro, símbolo de esa majestad suprema que el ego ilegítimamente se arroga, mientras que en la mano izquierda porta una espada, emblema de la violencia en que el ego basa su existencia. En el pensamiento y la obra de Blake, la egoidad se perfila por tanto como el dragón que amenaza la existencia del hombre sobre la tierra.
  …Podemos, pues, concluir que en le dragón es el símbolo del ego como potencia entenebrecedora, separadora y disociadora. En ese monstruo deforme se halla simbolizado Satán, el Inicuo, el maligno, el Separador, el enemigo de Dios, del hombre y del cosmos; el agente de la muerte, que se enfrenta a la vida. Es el símbolo de la fuerza negativa, viciosa o pecaminosa que, actuando desde el interior mismo del alma, aleja al hombre de sí mismo y de su Raíz, de su Principio y Fin, entregándole a las potencias del mal con toda su consecuencias desgarradoras.

    La misma fuerza antihumana y antidivina que, según la doctrina cristiana, ocasionó la caída de Adán, el primer hombre. Es interesante, a este respecto, constatar que, en algunas obras de arte medievales, el momento de la caída del primer hombre, o sea, del “pecado original”, es representado reproduciendo, junto a la figura más usual de la serpiente tentadora, un pequeño dragón que acecha a espaldas de Adán, como puede verse, por ejemplo, en los relieves románicos de la Bemwardstür o “Puerta de San Bernward”. en la catedral de Hildesheim. (*)

(*) Fuente: Antonio Medrano, La lucha con el dragón. La tiranía del ego y la gesta heroica interior, Madrid, Ediciones Yatay, 1999.

Ilustraciones (de arriba hacia abajo): 1: Fuente de San Jorge y el dragón en el Patio de los Naranjos de Palau de la Generalitat, en Barcelona. Foto de Jordi Bedmar para portada de La lucha contra el dragón, obra de la que procede el texto de este item; 2: San Jorge matando al dragón en versión de Alberto Durero; 3: Imagen de mujer y dragón de William Blake.

Temazcal el dia de mañana domingo-57

Los Siete Sermones a los muertos de Carl Gustav Jung.
Septem Sermones ad Mortuos.
Jung publicó los “Septem Sermones ad Mortuos” (“Siete sermones [palabras] a los muertos”) como opúsculo en una edición privada. Lo regalaba en ocasiones a sus amigos. En la librería no podía adquirirse. El lenguaje corresponde aproximadamente al del “Rotes Buch”. Frente a las inacabables conversaciones con figuras internas en el “Rotes Buch” los “Septem Sermones ad Mortuos” representan un todo encerrado en sí. Por ello se eligieron como ejemplo. Transmiten una impresión, aunque fragmentaria, de lo que preocupó a Jung mientras transcurría paralela la Primera Guerra Mundial y lo que entonces creó. El escrito contiene indicaciones plásticas o procesos de ideas que posteriormente desempeñaron una función en la obra científica de Jung, particularmente la naturaleza contradictoria del espíritu, de la vida y de la expresión psicológica. El pensamiento en paradojas es lo que Jung tomó de los gnósticos (principios del s. II de nuestra era) y se mantuvo en esta terminología en parte, por ejemplo, Dios como ABRAXAS. Esto correspondía a una mistificación reflexiva e intencionada. Jung dio su permiso para la publicación en su libro de memorias después de dudar y sólo “en aras a la honradez”. Pero no permitió que se publicara la solución del anagrama que se encuentra al final del 7º Sermón.
VII SERMONES AD MORTUOS:
Las siete enseñanzas de los muertos. Escritas por Basílides de Alejandría, la ciudad en que Oriente linda con el Occidente.
Los muertos regresaron de Jerusalén, donde no hallaron lo que buscaban. Me pidieron permiso para entrar y solicitaron enseñanza de mí y así yo les enseñé: Oíd: yo comienzo en la nada. La Nada es lo mismo que la Plenitud. En la infinitud hay tanto lleno como vacío. La Nada es vacía y llena. Vosotros podríais igualmente decir otra cosa de la nada, por ejemplo que es blanca o negra, o que no existe o que existe. Lo infinito y eterno no tiene propiedades porque tiene todas las propiedades. La Nada o lo Pleno lo llamamos nosotros PLEROMA. Ahí dentro se deja de pensar y de existir, pues lo infinito y eterno no tiene propiedad alguna. En él no existe nadie, pues entonces se distinguiría del Pleroma y tendría propiedades que le diferenciarían como algo del Pleroma. En el Pleroma es nada y todo: no es posible pensar sobre el Pleroma, pues ello significaría diluirse a sí mismo. La CREATUR no es en el Pleroma sino en sí. El Pleroma es principio y fin de la Creatur. Atraviesa por ella y por entre ella, como la luz del sol penetra el aire por todas partes. Aunque el Pleroma la penetra totalmente, la Creatur no tiene, sin embargo, parte alguna en ello, del mismo modo que un cuerpo completamente transparente no deviene claro ni oscuro por la luz que le atraviesa. Pero nosotros mismos somos el Pleroma, pues somos parte de lo eterno e infinito. Pero no tenemos participación en ello sino que estamos distanciados del Pleroma infinitamente, no espacial o temporalmente sino ESENCIALMENTE, en cuanto nos diferenciamos en esencia del Pleroma como Creatur, que está limitada en el espacio y en el tiempo. Sin embargo, en cuanto somos parte del Pleroma, también el Pleroma está en nosotros. Incluso en el punto más pequeño el Pleroma es infinito, eterno y completo, pues pequeño y grande son propiedades que están contenidas en él. Es la Nada que es en todas partes total e inevitable. Por ello hablo yo de la Creatur como una parte del Pleroma sólo a modo de imagen, pues el Pleroma no está realmente dividido en ningún aspecto, pues es la Nada. Nosotros somos también todo el Pleroma, pues, a modo de imagen, el Pleroma es el punto más pequeño sólo apuntado, no existente, en nosotros y la infinita bóveda del mundo que está a nuestro alrededor. ¿Por qué, sin embargo, hablamos del Pleroma en general, si es todo y nada? Hablo de ello por empezar en algún sitio, y para desengañaros de que en algún sitio, fuera o dentro, exista algo determinado de antemano fijamente o de algún modo. Todo lo denominado fijo o determinado es sólo relativo. Sólo lo que está arrojado al cambio es fijo y determinado. Pero lo cambiable es la Creatur; es, pues, ella lo único fijo y determinado, pues tiene propiedades, ella misma es Propiedad.
Planteamos la cuestión: ¿Cómo surgió la Creatur? Las creaturas han surgido, pero no la Creatur, pues es la propiedad del Pleroma mismo, como también la no-creación, la muerte eterna. Creatur existe siempre y en todas partes, Muerte existe siempre y en todas partes. El Pleroma lo tiene todo, diferenciación e indiferenciación. La diferenciación es la Creatur. Es diferenciada. Diferenciación es su esencia, por ello se diferencia ella también. Por ello se diferencia el Hombre, pues su esencia es diferenciable. Por ello diferencia él también las propiedades del Pleroma que no existen. Las diferencia a partir de su esencia. Por ello el Hombre debe hablar de las propiedades del Pleroma, que no existen. Los muertos seguían por la noche a lo largo de los muros y gritaban: Sobre Dios queremos saber. ¿Dónde está Dios? ¿Está muerto Dios? Dios no está muerto, es tan vivo como siempre. Dios es Creatur, pues es algo determinado y por ello diferenciado del Pleroma. Dios es propiedad del Pleroma y todo cuanto digo de la Creatur, vale también para Él. Sin embargo, se distingue de la Creatur en que es mucho menos claro y más indeterminado que la Creatur. Es menos diferenciado que la Creatur, pues el principio de su esencia es plenitud verdadera y sólo en cuanto es determinado y diferenciado es Creatur y en cuanto es la patentización de la verdadera plenitud del Pleroma. Todo cuanto no diferenciamos cae en el Pleroma y se anula con su oposición. Por ello cuando no diferenciamos a Dios, la verdadera plenitud deja de existir para nosotros. Dios es también el Pleroma mismo, del mismo modo que cada punto ~o en lo creado y en lo increado es el Pleroma mismo. El vacío actuante es la esencia del Diablo. Dios y Diablo son las primeras patentizaciones de la Nada, que nosotros llamamos Pleroma. Es indiferente si el Pleroma existe o no existe, pues se anula a sí mismo en todo. No es así con la Creatur. Dios y Diablo, en cuanto son Creaturas, no se anulan, sino que existen opuestamente como contra ríos actuantes. No necesitamos prueba alguna de su existencia, basta que debemos siempre hablar de ellos de nuevo. Incluso aunque ambos no existieran, la Creatur, a partir de su naturaleza de diferenciación, los diferenciaría de nuevo M Pleroma. Todo lo que adquiere su diferenciación a partir M Pleroma es antinomia, por ello siempre a Dios le corresponde el Diablo. Esta mutua pertenencia es tan íntima y, como vosotros habéis experimentado, también tan indisoluble en vuestra vida como el Pleroma mismo. Ello proviene de que ambos están muy próximos al Pleroma, en el que todos los contrarios dejan de existir y son uno. Dios y Diablo son distintos por el lleno y el vacío, engendramiento y destrucción. Lo ACTUANTE les es común. Lo Actuante les une. Por ello lo Actuante está por encima de ellos y es un Dios por encima de Dios, pues unifica lo Pleno y el Vacío en su acción. Éste es un Dios del que vosotros nada sabíais, pues los hombres lo olvidaron. Nosotros le denominamos por su nombre: ABRAXAS. Es todavía más indeterminado que Dios y Diablo. Para diferenciar a Dios de él, llamamos a Dios HELIOS o Sol. Abraxas es acción, frente a él no hay nada sino lo irreal, por ello su naturaleza activa se despliega libre. Lo irreal no existe y no se opone. Abraxas está por encima del Sol y por encima del Diablo. Es, lo improbable, probable; lo irreal, activo. Si el Pleroma tuviera una esencia, Abraxas sería su manifestación. Es ciertamente lo activo mismo, pero ninguna acción determinada, sino acción en general. Es irreal activo, porque no tiene acción determinada alguna. Es también Creatur, puesto que se diferencia del Pleroma. El Sol tiene una acción determinada, al igual que el Diablo; por ello nos parecen mucho más actuantes que el Abraxas indeterminable. Es Fuerza, Duración, Transformación. Aquí los muertos levantaron un gran tumulto, pues eran cristianos. Los muertos avanzaron como niebla a través de los pantanos y gritaron: Háblanos más sobre el supremo Dios. Abraxas es el Dios difícilmente reconocible. Su poder es el supremo, pues el Hombre no lo ve. Del Sol ve el summum bonum, del Diablo el infimum malum, de Abraxas, sin embargo, la VIDA indeterminada en todos los aspectos que es la madre del bien y del mal. La Vida parece ser más pequeña y más débil que el summum bonum, razón por la cual resulta difícil pensar que Abraxas supere en poder incluso al Sol, que es, sin embargo, la fuente iluminante de toda fuerza de vida misma. Abraxas es el Sol y a la vez el abismo eternamente arrollador del Vacío, del empequeñecedor y disgregador, del Diablo. El poder de Abraxas es ambivalente. Vosotros no lo veis pues en vuestros ojos lo opuestamente orientado de este poder deja de ser. Lo que Dios Sol dice es vida. Lo que dice el Diablo es muerte. Abraxas, sin embargo, dice la palabra digna y condenada, que es a la vez vida y muerte. Abraxas produce verdad y mentira, bien y mal, luz y tinieblas en la misma palabra y en el mismo acto. Por ello es Abraxas temible. Es soberbio como el león en el instante en que vence a su víctima. Es bello como un día de primavera. Sí, es el gran Pan mismo y el pequeño. Es Príapo. Es el monstruo del averno, un pólipo con mil brazos, serpiente alada, furia. Es el Hermafrodita del principio más inferior. Es el Señor de las ranas y los sapos, que viven en el agua y suben a la tierra, que cantan al mediodía y a medianoche. Es el Lleno que se une con el Vacío. Es la cópula sagrada, es el amor y su homicidio, es el santo y su traidor. Es la más clara luz del día y la más profunda noche del absurdo. Verle significa ceguera, conocerle significa enfermedad, rezarle significa muerte, temerle significa sabiduría, no oponerse a Él significa salvación. Dios vive detrás del sol, el Diablo vive detrás de la noche. Lo que Dios engendra a partir de la luz, el Diablo lo arrastra a la noche. Pero Abraxas es el mundo, su devenir y dejar de ser mismo. A cada ofrenda del Dios Sol el Diablo presenta su maldición. Todo cuanto solicitáis de Dios Sol, produce un acto del Diablo. Todo cuanto creáis con Dios da al Diablo poder de actuación. Esto es el terrible Abraxas. Es la Creatur más poderosa y en él la Creatur se horroriza a sí misma. Es la colisión patente de la Creatur contra el Pleroma y su nada. Es el horror del hijo ante la madre. Es el amor de la madre por el hijo. Es el encanto de la tierra y la crueldad del cielo. El Hombre queda paralizado ante su semblante. Ante él no hay preguntas ni respuestas. Es la vida de la Creatur. Es la acción de la diferenciación. Es el amor de los hombres. Es el habla de los hombres. Es la claridad y la sombra del hombre. Es la realidad cambiante. Aquí los muertos aullaron y se enfurecieron, pues eran imperfectos. Los muertos llenaron el espacio de quejas y dijeron: Háblanos de los Dioses y Diablos, réprobo. Dios Sol es el supremo bien, el Diablo lo contrario, así pues tenéis dos dioses. Sin embargo, hay muchos bienes elevados y muchos males graves, y bajo ello hay dos dios-diablo: uno es lo ARDIENTE y el otro lo CRECIENTE. Lo Ardiente es el Eros en la forma de llama. Alumbra al consumirse. Lo Creciente es el ÁRBOL DE LA VIDA, reverdece al acumular materia viva. El Eros llamea y muere por ello; el Árbol de la vida, por el contrario, crece lenta y constantemente a través de los tiempos incalculables. Bien y mal se unen en la llama. Bien y mal se unen en el crecimiento del árbol. Vida y amor se enfrentan en su divinidad. Incalculable, como es el ejército de estrellas, es el número de dioses y diablos. Cada estrella es un dios y cada espacio que llena una estrella es un diablo. Pero el lleno-vacío del todo es el Pleroma. La acción del todo es Abraxas, sólo lo irreal se contrapone a él. Cuatro es el número de los dioses principales, pues cuatro es el número de las medidas del mundo. Uno es el principio, el Dios Sol. Dios es el Eros, pues unifica a dos y se extiende iluminante. Tres es el Árbol de la vida, pues llena el espacio con cuerpos. Cuatro es el Diablo, pues abre todo lo cerrado; disuelve todo lo configurado y corporal; es el destructor en el que todo deviene nada. Feliz yo, a quien es dado conocer la pluralidad y diversidad de los dioses. Desgraciados vosotros, que sustituís esta indestructible pluralidad por un Dios. De este modo origináis el tormento de la no-comprensión y la mutilación de la Creatur, cuya esencia y a~ es diferenciación. ¿En qué sois fieles a vuestra esencia, a queréis convertir al mucho en uno? Lo que hacéis con los dioses os sucede también a vosotros. Todos os volvéis iguales y vuestra esencia se mutila. Por la voluntad del Hombre impera igualdad y no por la voluntad de Dios, pues las de los dioses son muchas; en cambio, las de los hombres son pocas. Los dioses son poderosos y soportan su diversidad, pues, como las estrellas, están aislados y a una inmensa distancia entre sí. Los hombres son débiles y no soportan su diversidad, pues habitan casi juntos y necesitan la comunidad para poder soportar su carácter peculiar. Para la salvación os enseño lo inadmisible por causa de lo cual soy condenado. La pluralidad de dioses corresponde a la pluralidad de hombres. Innumerables dioses aguardan devenir hombres. Innumerables dioses han llegado a ser hombres. El Hombre participa de la esencia de la diosa, proviene de los dioses y va a Dios. Del mismo modo que no resulta posible meditar sobre el Pleroma, tampoco es posible adorar a la multiplicidad de los dioses. Siquiera es posible adorar al primer Dios, la Plenitud activa y el summum bonum. Nosotros no podemos hacer nada para ello ni tomar nada de ello, pues el vacío activo lo traga todo en sí. Los dioses diáfanos forman el mundo del cielo, éste es plurifacético y se extiende y amplía infinitamente. Su señor supremo es el Dios Sol. Los dioses oscuros forman el mundo de la tierra. Son simples y se empequeñecen y disminuyen infinitamente. Su señor supremo es el Diablo, el espíritu de la luna, el satélite de la tierra, más pequeño y más frío que la tierra. No existe diferencia alguna entre el poder de los dioses del cielo y de la tierra. Los del cielo engrandecen, los de la tierra empequeñecen. Incalculable es la dirección de ambos. Los muertos se burlaron y gritaron: instrúyenos, bufón, acerca de la Iglesia y de la santa comunidad. El mundo de los dioses se manifiesta en la espiritualidad y en la sexualidad. Los del cielo aparecen en la espiritualidad, los terrenales en la sexualidad. Espiritualidad recibe y capta. Es femenina y por ello la denominamos la MATER CAELESTIS, la madre celestial. Sexualidad produce y crea. Es masculina y por ello la denominamos FALO, el padre terrenal. La sexualidad del hombre es más terrena, la sexualidad de la mujer es más espiritual. La espiritualidad del hombre es más celestial aspira a lo más grande. La espiritualidad de la mujer es más terrena, te dirige a lo pequeño. Mentirosa y diabólica es la espiritualidad del hombre que se dirige a lo pequeño. Mentirosa y diabólica es la espiritualidad de la mujer que se dirige a lo grande. Cada uno debe orientarse a su lugar. Hombre y mujer se convierten en diablo cuando no separan sus caminos espirituales, pues la esencia de la Creatur es diferenciación. La sexualidad del hombre se dirige a lo terreno, la sexualidad de la mujer se dirige a lo espiritual. Hombre y mujer se convierten mutuamente en diablo cuando no separan su sexualidad. El hombre conoce lo pequeño, la mujer lo grande. El hombre se diferencia de la espiritualidad y de la sexualidad. Llama a la espiritualidad Madre y la sitúa entre el cielo y la tierra. Llama a la sexualidad Falo y la sitúa entre él y la Tierra, pues la madre y el Falo son demonios sobrehumanos y patentizaciones del mundo de los dioses. No son más eficaces que los dioses porque están más próximamente unidos a nuestra esencia. Si no os distinguís de la sexualidad y de la espiritualidad, ni las consideráis como esencia sobre vosotros, entonces las degradáis con propiedades del Pleroma. Espiritualidad y sexualidad no son vuestras propiedades, no son cosas que poseáis y abarquéis, sino que os poseen y abarcan a vosotros, pues son poderosos demonios, formas de manifestación de los dioses, y por ello cosas que van más allá de vosotros y existen por sí mismas. No se trata de que uno tenga una espiritualidad para sí o una sexualidad para sí, sino que se encuentra bajo la ley de la espiritualidad y de la sexualidad. Por ello ninguno puede ir en contra de estos demonios. Vosotros debéis verlos como demonios y como asunto y peligro común, como lastre común que la vida os ha impuesto. Así también la vida os es asunto y peligro común, al igual que los dioses y principalmente el temible Abraxas. El Hombre es débil, por ello es comunitario inevitablemente; la comunidad si no está bajo el signo de la madre entonces está bajo el signo del Falo. Ninguna comunidad es desgracia y enfermedad. Comunidad en cada uno es ruptura y disolución. La diferenciación conduce al ser único. El ser único se enfrenta a la comunidad. Pero, en virtud de la debilidad del hombre frente a los dioses y demonios y a su ley invencible, es necesaria la comunidad. Por ello sois tan sociales como es necesario no por la voluntad de los hombres, sino a causa de los dioses. Los dioses os fuerzan a la comunidad. En la medida en que os fuerzan, la comunidad origina necesidad, más desgracia hay. En la comunidad cada uno se clasifica por encima de otro, de modo que cada uno llegue a sí mismo y evite la esclavitud. En la comunidad rige abstención, en el estar solo rige disipación. La comunidad es lo profundo, el aislamiento es la altura. La medida correcta de comunidad purifica y clarifica. La medida correcta de aislamiento purifica y complementa. La comunidad nos da el calor, La soledad nos da la luz. El demon de la sexualidad entra en nuestra alma como una serpiente. Es como la mitad del alma humana y significa deseo de pensamiento. El demon de la espiritualidad se sumerge en nuestra alma como el pájaro blanco. Es la mitad del alma humana y se llama pensamiento de deseo. La serpiente es un alma terrena, semidemoníaca, un espíritu, y unifica los espíritus de los muertos. Al igual que éstos, revolotea en las cosas de la tierra y origina que nosotros las temamos, o que inciten nuestra concupiscencia. La serpiente es de naturaleza femenina y busca siempre la comunidad de los muertos que están retenidos en la tierra, aquellos que no hallaron el camino que lleva más allá, a saber: a la soledad. La serpiente es una puta y tiene amoríos con el diablo y con los malos espíritus, un maligno tirano y espíritu de tortura, siempre seduciendo a la peor comunidad. El pájaro blanco es un alma semidivina del hombre. Permanece junto a la madre y de vez en cuando se eleva. El pájaro es masculino y es idea actuante. Es casto y solitario, un mensajero de la madre. Vuela muy por encima de la tierra. Ordena la soledad. Trae de las lejanías noticias que han sucedido ya, lleva nuestras palabras a la madre. Hace de intercesora, advierte, pero no tiene poder alguno frente a los dioses. Es un recipiente del sol. La serpiente desciende y paraliza con astucia al demon fálico o lo incita. Eleva las ideas clarividentes de lo terreno, que se originan por todas partes y que con codicia se aspiran por todas partes. La serpiente no quiere, pero debe sernos útil. Libera nuestro encadenamiento y de este modo nos muestra el camino que no hallábamos a partir del ingenio de los hombres. Los muertos me miraron con desprecio y dijeron: Deja de hablar de dioses, demonios y almas. Todo esto en general lo sabíamos ya desde hace tiempo. Por la noche, sin embargo, volvieron los muertos con ademanes acusatorios y dijeron: Olvidamos hablar de una cosa, instrúyenos acerca de los hombres. El hombre es una puerta a través de la cual penetran del mundo externo los dioses, demonios y almas en el mundo interno, del mundo grande al mundo pequeño. Pequeñez y nadería es el hombre, vosotros lo habéis ya pasado, pero volvéis a encontraros en el espacio infinito, en la pequeña o interna infinitud. A distancia incalculable está una estrella sola en el cenit. Éste es el Dios de este uno, éste es su mundo, su Pleroma, su divinidad. En este mundo el hombre es el Abraxas, que da a luz o devora su mundo. Esta estrella es el Dios y el fin de los hombres. Ate es su Dios que le guía, o él va el hombre para hallar descanso, o él conduce el largo viaje del alma hacia la muerte, en él todo brilla como luz, todo cuanto remite al hombre al gran mundo. A éste reza el hombre. El rezo acrecienta la luz de la estrella, lanza un puente sobre la muerte, prepara la vida del mundo pequeño, y aminora el deseo falto de esperanza del gran mundo. Cuando el gran mundo se torna frío, la estrella ilumina. No hay nada entre el hombre y su Dios, en cuanto el Hombre puede separar su mirada del espectáculo llameante de Abraxas. Aquí Hombre, allí Dios. Aquí debilidad y nadería, allí eterna fuerza creadora. Aquí oscuridad total y frío húmedo, Allí Sol pleno. A esto los muertos guardaron silencio y se elevaron hacia arriba como humo sobre el fuego del pastor, que por la noche esperaba a su rebaño.
ANAGRAMA: NAHTRIHECCUNDE GAHINNEVERAHTUNIN ZEHGESSURKLACH ZUNNUS.

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