La reecarnación segun el budismo

La reencarnación según el budismo.

Las teorías que conciernen a la supervivencia y a los sujetos que las conocen, y que encontraremos en el Tíbet, no son totalmente extrañas a los occidentales. El Tíbet, cruce donde se encontraron y mezclaron inmigrantes venidos de los cuatro puntos cardinales y también, según ciertas leyendas, de regiones extraterrestres, ofrece una notable diversidad de estas creencias, ya que cada grupo de inmigrantes trajo consigo concepciones sobre el tema capital de la perennidad indefinida, universalmente deseada, de la vida individual.

El budismo no cree de la existencia de un alma individual y eterna.

El ser humano es sólo el transmisor de un incesante flujo, de una energía ininterrumpida, de una corriente, siempre cambiante, de “fuerzas” acumuladas durante existencias anteriores. El sufrimiento proviene del absurdo deseo de querer ser “yo” en el seno de un mundo donde todo es ilusión (maya).

Este deseo de permanencia, de estabilidad, de individualidad es la causa de los renacimientos en el mundo del dolor.

Existe un medio de liberación, el que encontró el propio buda (Buda significa “el despierto”)

Primero es preciso conocer la verdadera naturaleza del mundo, saber que todo es ilusión y suprimir cualquier deseo para alcanzar la liberación y fundirse en lo Absoluto: el Nirvana.

Estar libre de pasiones, deseos, de la individualidad, de las ilusiones del mundo, éste es el estado de bienaventurado (bodhisattva) que puede alcanzarse en este mundo y en vida, sin hacer intervenir las nociones de paraíso e infierno. Sin embargo, esta ascesis física e intelectual no basta para la liberación: También deben practicarse un conjunto de obligaciones rituales.

La ley del Karma es, también ahí, fundamental. Es el factor determinante de la existencia de un individuo. El hombre que muere renacerá en un estado agradable o desagradable, según las acciones que haya cometido en su vida aquí abajo. Pero -y es esencial comprenderlo bien- el que renace nada tiene que ver con el muerto, puesto que no hay preservación alguna de la individualidad. Es una entidad espiritual ligada al cuerpo material, pero no enteramente dependiente de él, que se separa cuando éste muere y cesa de ser utilizado por ella. Este Namshes entonces emigra, para ir a vivir a otro cuerpo.

De todas maneras, el Namshes no es libre de elegir a su gusto el nuevo cuerpo en el que vivirá. Este le es impuesto por el juego automático de las causas y de los efectos: el “juego de la acción” (Karma).

Sin embargo, el grueso de los tibetanos ha hecho del Namshes un equivalente del Jîva indio, que desempeña el mismo papel. Este Jîva no debe ser considerado como el equivalente del alma de la que hablan las religiones occidentales. No es creada, particularmente, para cada individuo en el momento de su nacimiento.

Ningún poder supremo regula la reencarnación del Jîva-Namshes; éste es automáticamente conducido hacia el nuevo cuerpo que debe habitar. Solo los actos que realizó por intermedio del individuo al que estuvo unido, será la causa de su nueva reeencarnación.

En esta atmósfera de superstición se lee, el la mayoría de los hogares tibetanos, el Bardo todol, poema simbólico filosófico escrito por letrados para letrados y que sirve todavía, en nuestros días, de tema de estudio y de meditación a ciertos pensadores del alto “País de la nieves”.

El Bardo todol indica que el fallecido es un ser liberado si ha sabido reconocer la Luz fundamental y unirse a ella. En el preciso instante en que la fuerza psíquica escapa por la cúspide de la cabeza. El Principio Consciente elige su futuro receptáculo. Eso es, al parecer, lo que ocurre y permite comprender esta reencarnación que sigue siendo tan misteriosa como la vida misma.

Antigua pintura china que representa el séptimo infierno budista, donde las almas de los condenados son perseguidas por demonios y perros feroces hasta que se precipitan en un mortífero río.

Abstenerse de toda accion erronea

Solo tres palabras, algo muy simple: Sabba papassa akaranam.

Abstenerse de toda acción errónea.

Ésta es la enseñanza de todos los Budas. Este es el corazón del Budismo. Pero la gente sigue saltándoselo,no quiere eso. La renunciación de toda acción errónea, grande y pequeña, de las acciones físicas, verbales y mentales… ésa, es la enseñanza de los Budas “Buscar Merito” es la frase tailandesa usada comúnmente. Se refiere a la costumbre tailandesa de ir a monasterios, o “wats”, ofreciendo sus respetos a maestros venerados y haciendo ofrendas. Si tuviéramos que teñir una tela tendríamos que lavarla primero. Pero la mayoría de la gente no hace eso. Sin mirar la tela, la sumerge en la tintura de buenas a primeras. Si la tela está sucia, el teñirla la hace salir aún peor que antes. Pensad sobre ello: Teñir un harapo sucio y viejo,¿se vería bien eso?

¿Lo veis? Así es como enseña el Budismo, pero la mayoría de la gente lo pasa por alto. Prefiere realizar solo buenas obras, pero no desea abandonar la ‘acción errónea’.

Es como decir “el hoyo es muy profundo”.

Todos dicen que el hoyo es muy profundo, nadie dice que su brazo es muy corto. Tenemos que volver a nosotros mismos. Con esta enseñanza tenéis que dar un paso atrás y veros a vosotros mismos.

A veces van en busca de méritos de a montones. Quizás hasta discutan en el ómnibus, o estén borrachos. Preguntadles adonde están yendo y dirán que están buscando mérito. Ellos quieren mérito pero no abandonan el vicio. ¡Nunca encontraran mérito de esa forma!

Así es la gente. Vosotros tenéis que miraros de cerca, miraros avosotros mismos. El Buda enseño a tener concentración y conciencia de uno mismo en todas las situaciones.

El mal surge de las acciones físicas, verbales y mentales. La fuente de todo bien, mal, bienestar y daño está en las acciones, las palabras y pensamientos. ¿Habéis traído vuestras acciones, palabras y pensamientos con vosotros hoy? ¿O los habéis dejado en casa? Ahí es donde tenéis que mirar, justo ahí. No tenéis que mirar muy lejos. Mirad para ver vuestras acciones, palabras y pensamientos. Mirad para ver si vuestra conducta es defectuosa o no.

La gente no mira realmente estas cosas. Como el ama de casa fregandolos platos con el ceño fruncido. ¡Está tan dedicada a fregar los platos que no se da cuenta que su propia mente está sucia! ¿Habéis visto alguna vez esto? Ella sólo ve los platos.

Está mirando demasiado lejos, ¿no es cierto? Algunos de vosotros probablemente habéis experimentado esto, diría yo. Aquí es donde tenéis que mirar. Las personas se concentran en fregar los platos pero dejan que sus propias mentes se ensucien. Esto no es bueno, están olvidándose de ellas mismas.

Hortensia de la Torre

Orden del Budismo Chan

Los impedimentos mentales

Los Impedimentos Mentales

Supongamos que un hombre fuera a tomar un prèstamo y su negocio prosperara de tal manera que pudiera pagar todo el dinero del préstamo y le quedara suficiente dinero como para mantener una esposa; tiempo después cuando considerara esto, se sentiría muy feliz y lleno de alegría.

Supongamos que a un hombre lo fueran a enviar a prisión pero después de un tiempo lo dejaran libre, sano y salvo, sin haber perdido nada de su propiedad; tiempo después, cuando considerara esto, se sentiría feliz y lleno de alegría.

De la misma manera, cuando los impedimentos mentales (avaricia, ira, aburrimiento, preocupación, duda) se han abandonado, uno experimenta como si se pagará una deuda o como si lo liberaran de la prisión.

Buda Gautama

Cuatro formas para enfrentar las cosas

Cuatro formas para enfrentar las cosas.

¿Cuáles son éstas cuatro formas?

Hay una forma de enfrentar las cosas que es placentera en el presente, y en el futuro madura en dolor.

Hay otra forma de enfrentar las cosas que es dolorosa en el presente, y en el futuro madura como dolor.

Hay una forma de enfrentar las cosas que es dolorosa en el presente, y en el futuro madura en una placentera.

Hay una forma de enfrentar las cosas que es placentera en el presente, y en el futuro madura como placentera.

M. Buda Gautama

El triple entendimiento

El Triple Entendimiento

* La observación de una genuina moralidad
* El cultivo de la mente.
* El desarrollo de la Sabiduría

* Una genuina ética

O auténtica moralidad nada tiene que ver con la moralidad convencional, cambiante según las épocas, latitudes, y gobiernos. La genuina ética consiste en poner los medios para que todos los seres sean felices y en evitar en lo posible daño a cualquier ser sintiente. Todo ser sintiente busca la felicidad y a ninguno le gusta el sufrimiento. Cuando una persona comprende vivencialmente esa realidad, se identifica con las otras criaturas y las respeta profundamente.

La genuina moralidad lleva consigo los preceptos morales básicos adecuados, como no matar ni robar, y el correcto sustento de vida, evitando modos de sustento que dañen a los otros, comoel tráfico de armas o la venta de tóxicos. Pero la genuina moralidad por si misma no es suficiente para recobrar la naturaleza búdica. Es de gran ayuda para la mente pura y favorecer incluso la meditación y la sabiduría, pero no basta con observar genuina moralidad para completar la evolución interna. No obstante, la observancia de la genuina ética evita ulteriores corrupciones mentales y nuevos condicionamientos.

* El Cultivo Metódico de la Mente

Es la meditación,o sea un definido y preciso adiestramiento psicomental para reorganizar la psiquisa un nivel más saludable y sabio y para erradicar las raíces de lo negativo, superar las trabas mentales y desencadenar la visión lúcida. Toda mente humana está llena de condicionamientos que producen desdicha y empañan la visión. Sólo mediantela meditación se van erradicando los condicionamientos y modificando el eje de la mente para ésta pueda conquistar la visión esclarecida y la percepción iluminadora. En la esenañanza del M. Buda se le concede primordial importancia a la práctica de la meditación, para superar así los condicionamientos que generan ofuscación y esclavitud de la mente. Sólo en la medida en en que la mente se va purificando, surge la visión cabal.

* La Senda hacia la sabiduría

La Sabiduría no es conocimiento ordinario, ni erudición, ni cultura, ni saber libresco. Todo ello no libera ni afloja los grilletes que encandenan a la mente. La comprensión intelectual sólo es válida si nos permite entender que hay que hallar otro modo de comprensión más existencial y fiable. La sabiduría consiste en ver las cosas como son desde la pureza de la mente. Es la captación directa de las tres características de la existencia y de la Cuatro Noble Verdades. Así como el conocimiento no tiene capacidad liberadora,
la Sabiduría integra y libera.

Cada vislumbre de comprensión real, modifica la mente y el comportamiento.

Genuina ética y cultivo mental conducen a la Sabiduría, el practicante comprende mejor la necesidad de una genuina ética y del cultivo de la mente. Por ello genuina moralidad, cultivo mental y Sabiduría se ensamblan y conforman el denominado triple entendimiento. Los tres factores son necesarios.

El Triple Entendimiento o Triple Disciplina conduce al practicante a la visión supraconsciente de que “Todo lo constituido entraña sufrimiento, todo lo constituido es sin entidad”. Libre de ofuscación, avidez y odio, resueltos los condicionamientos y superadas las trabas, el practicante degusta el sabor sublime de la libertad total.

En la medida que ha ido recorriendo el camino de la purificación, su mente se ha ido desempeñando y su visión se ha ido clarificando.
Esta la visión liberadora y denominada por Buda…”Vipassana”; es la visión pura, que desencadena todos los condicionamientos y da la comprensión clara

La observación del Triple Entendimiento
es la clave y el secreto. Estos factores de Iluminación son los grandes aliados y auxiliares en la ruta hacia lo incondicionado.

Budismo para principiantes

EL BUDISMO (Buda Sasana)

“En el budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con un espíritu devoto y confiado, pueden adquirir, ya sea el estado de perfecta liberación, ya sea la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos o apoyados en un auxilio superior. (N.A.2)

Introducción

01.jpg (38750 bytes)Concebido en Asia y extendido por toda ella, el budismo es la expresión histórica de un ideal humano universal. Ofrece al individuo y a la sociedad un sistema de pensamiento y de conducta, basado en el análisis de la existencia influida y limitada por las circunstancias exteriores. Su sistema requiere el máximo esfuerzo humano para lograr la libertad y alcanzar así una existencia perfecta.

Los budistas del sur hablan del “Buda Sasana” (o enseñanza, doctrina, disciplina o religión de Buda) que es lo equivalente a la palabra moderna “budismo”.

El pensamiento de Buda no es totalmente original. Durante siglos aparece en la India una lucha entre concepciones que se esfuerzan para abrirse paso. Existe una cierta “budificación” de las instituciones, ideas o sentimientos que eran plenamente de carácter hindú y que influyen en la doctrina de Sakhyamuni (el Buda). La misma doctrina de la Transmigración de las almas, y de la acción y recompensa de las acciones, son una refundición de las doctrinas brahmánicas.

Al lado de esas dependencias un planteamiento totalmente reformista hará del budismo una doctrina fascinante. Su anti-ritualismo, su negación de Dios, su alta moralidad, su pensmiento pesimista, su reacción anti-casta lo harán universal ya que rompe con muchas de las instituciones hinduístas (típicamente nacionales).

02-Stupa_Laos_JPEG.jpg (25276 bytes)El pensamiento de Buda ha sido interpretado de diferentes modos y maneras por parte de sus seguidores por lo que en el espacio de 25 siglos ha tomado diferentes modos o familias marcando fuertes diferencias y aun contradicciones. La fascinación que ejerció fue tal que se expandió con fuerza por toda Asia y saltó al Japón hizo que los hombres convirtieran al mismo Buda de un mero hombre “iluminado”, un maestro, en un dios. Las familias y escuelas budistas son numerosas lo que hacen del movimiento budista algo apasionante.

El hombre occidental, de todas formas, tiende a considerar el Budismo como una filosofía o una ética de la vida, debido a su fuerte preocupación humanística y su nula referencia a los dioses. Entiende mejor el Buda primitivo que las derivaciones posteriores.

1. El fundador

1.1. Siddharta Gautama, el Sakyamuni.

1buda.jpg (27534 bytes)En el año 563 a J.C. nace en Kapilavastu (Norte de la India) dentro de la familia Gautama, Siddhartha que más tarde se le conocería por los sobrenombres de Sakhyamuni (el asceta de la tribu de los Sakhyas), que llegará a ser conocido universalmente por “Buda” (el iluminado).

La infancia y la juventud de Siddharta transcurrieron dentro de un ambiente de lujo, molicie y opulencia, propio de una familia de la alcurnia de los Gautama. A los 29 años abandonó todo, familia, riqueza, carrera… y se lanzó a una apasionante búsqueda de la verdad, como asceta errante por los polvorientos caminos de la India.

“Me educaron mal, muy mal. Me ungía solamente con sándalo de Benarés, y sólo vestía telas de Benarés. Día y noche tenía abierta sobre mí una sombrilla. Tenía un palacio de verano y otro de invierno, y otro más para la temporada de lluvia. Durante los cuatro meses de lluvia no dejaba el palacio para nada y allí permanecía rodeado de mujeres que tocaban música.”

La tradición explica tan radical decisión debido al fuerte impacto que le produjo el encontrarse con la cruda realidad de la muerte, la vejez, la enfermedad. Los cuadros de la miseria tan típicos en la India se le revelaron con virulencia y le hicieron pensar. Pero en una nueva salida se encontró con un asceta mendicante que pedía limosna dentro de una tranquilidad y serenidad sin límites. El asqueo de la vida sin sentido, el fuerte impacto de la miseria humana, y la alternativa del mendicante le decidieron a buscar su propio camino como mendicante y asceta.

De ese primer contacto con el dolor Gautama concluyó:

“La existencia del hombre está llena de sufrimiento.
Incluso el más feliz de los hombres se ve continuamente amenazado por el dolor y la muerte”.

Una vez regresado a su palacio Gautama sintió una torturante preocupación. Le inquietaba con fuerza la pregunta:

“¿Cómo puede el hombre liberarse del sufrimiento?”

2buda.jpg (32451 bytes)Pero no encontraba respuesta. Más tarde descubrió que el fasto de su vida le impedía hallar la respuesta. Y se decidió a marchar, abandonando esposa, hijo y palacios. Dejó las vestiduras de príncipe y se vistió como los anacoretas, se cortó el cabello y comenzó la vida de un monje mendicante.

1.2. Buda, el iluminado.

3buda.jpg (32948 bytes)Pero Siddharta Gautama, ahora convertido en el asceta silencioso de los Sakyas (“Sakyamuni”), buscará en el Brahmanismo ortodoxo y en otros movimientos heterodoxos como el Jainismo (el culto y la reflexión intelectual) y los abandona por su tremenda frialdad teórica. Busca luego en el yoga (en la dura ascesis de dominio del cuerpo) que le pusieron al borde de la muerte por sus durísimos ayunos.

Los monjes mendicantes y los ermitaños se oponían públicamente al sistema de las castas. Estaban en contra de la división de los hombres en diversos grupos sociales y raciales, en contra de la doctrina por la que no se podía cambiar de casta. Predicaban en cambio la igualdad de derechos para todos los hombres.

Dentro del fenómeno social de las castas existía el dominio religioso de los brahmanes, quienes decían: La salvación de los hombres se efectúa de manera decisiva mediante ritos, las ofrendas, sacrificios y magia que realizamos nosotros los sacerdotes. Por eso la salvación de cada hombre se halla en nuestras manos”. Los monjes y eremitas, también se oponían a esa teoría y opinaban : “Cada hombre realiza él mismo su salvación mediante el esfuerzo personal por una vida espiritual y moral, independientemente de los ritos y ofrendas y las magias de los sacerdotes”

Un tercer punto que se oponían los monjes a los brahmanes era el de que las castas altas disfrutaban de sus riquezas con opulencia. Decían los brahmanes: “nuestros bienes terrenales, y el haber nacido en esta casta, son méritos que hemos contraído en la vida anterior”. Los monjes mendicantes y eremitas contestaban diciendo: “Todas las cosas de este mundo no son más que apariencia, que apartan al hombre de Dios. Hay que despreciarlas. Hemos de subyugar nuestras pasiones, castigar nuestro cuerpo, dirigir nuestro espíritu solamente a Dios”.

Gautama vivió durante siete años entre los eremitas. En este tiempo su actitud quedó definitivamente marcada por un absoluto rechazo del brahmanismo. Junto con ellos buscaba la respuesta a la pregunta: “¿Cómo puede el hombre liberase del sufrimiento?”. Con ellos ayunaba, renunciaba a los placeres del mundo de forma que casi llegó a morir de hambre. Pero no encontraba respuesta satisfactoria. Desengañado dejó de ayunar. Los cinco ascetas que le habían acompañado escandalizados le abandonaron. Gautama siguió solo su búsqueda.

Se da cuenta que ninguna de estas vías le lleva a la liberación y ensaya la “vida media”, una conducta, tan alejada del intelectualismo y de la molicie como de las mortificaciones extremas. Los otros discípulos lo abandonan. El sólo, con sus 35 años, ensaya bajo una higuera a las afueras de la ciudad de Bodh-Gaya, y durante 49 días, esta línea de moderación y reflexión profunda.

Su meditación se basa en buscarle una salida a la existencia ya que Siddharta Gautama comprendió que el sufrimiento era universal (“todo es dolor”). Había que forzar una salida a esa situación, una liberación (“¿Cómo puede el hombre liberarse de su sufrimiento?”). Bajo aquella higuera (la higuera de la sabiduría de la ciudad de Bodh-Gaya), Sakyamuni llegó a la iluminación, a la extinción de todo deseo de vivir esa vida y alcanzó el “nirvana” (la beatitud) mediante el control total de sí mismo, por “la vía media”.

De todas formas Buda no quiso quedarse para él sólo el camino que había encontrado y dedicó 45 años en dar a conocer su descubrimiento, el “dharma” (la verdad, la doctrina, la ley). Lo primero que hizo fue ir a Benarés en busca de sus antiguos compañeros que permanecían en las prácticas del ascetismo del yoga. Allí predicó su primer y famoso sermón “el Sermón de las cuatro nobles verdades”

“He hallado la verdad. Ahora tengo ya respuesta a la pregunta de cómo puede el hombre librarse del sufrimiento”

Acto seguido Gautama dirige a los cinco ascetas la primera predicación de su nueva doctrina. Cuando hubo terminado, los cinco ascetas le rodearon con entusiasmo y le saludaron como el “iluminadísimo”, al hombre que enseña el camino de la liberación del sufrimiento. Desde ahora Gautama será llamado “Buda”, es decir “El Iluminado”.

Los discípulos se le van uniendo a medida que predica por la llanura del Ganges. Las túnicas azafrán de sus seguidores empiezan a ser populares y dicen mucho del impacto que obtuvo. En las épocas de las lluvias Buda organiza la comunidad (“Shanga”) de los “bhikkhus” (o ascetas errantes o como diríamos en occidente, los monjes) que esperaban obtener la liberación por el camino transmitido por el maestro Buda.

Buda murió en Kusinagara (cerca del Nepal) en el año 483 a J.C., a los 80 años de edad, alcanzando el “paranirvana” o extinción completa y definitiva. Su cadáver fue incinerado, siguiendo la tradición india, y sus cenizas repartidas entre sus seguidores que las guardaron como reliquias, enterrándolas y cubriéndolas con un túmulo o “stupa”, lugares que más tarde se convertirían en centros de peregrinación budista.

2. La doctrina

2.1. “Las cuatro nobles verdades”

Buda es hijo de su tiempo y de su cultura. En el “Sermón de las Cuatro Verdades” (centro del Budismo) usa la metodología tradicional de un médico indio. Diagnóstico, busca del origen de la enfermedad, curación y terapia que debe seguir el paciente. Buda se presenta así como un médico universal para curar la enfermedad que aqueja a la humanidad:

Parte doctrinal:

-El dolor y el sufrimiento (primera verdad)

-Cuya causa es el “ansia de vivir” y de gozar (segunda verdad)

-La curación consiste en el cese de esta ansia (tercera verdad)

Parte práctica:

-La terapia a seguir será el “óctuplo camino” (cuarta verdad).

08-mini_Buda_JPEG.jpg (6188 bytes)• Primera verdad: “DUKKA” (Todo es dolor…)

El dolor, el sufrimiento, la imperfección es “Dukka”. El dolor lo invade todo y es universal. No niega la existencia de felicidad sino que ella es impermanente y por lo tanto está incluida en el dolor (“Dukka”). El hombre en este estado de sufrimiento debe liberarse de dicho dolor (del dolor físico, vejez, enfermedad, preocupaciones de la vida…; del dolor del cambio: la felicidad pasajera…; del dolor del egoísmo…)

El dolor minimiza al hombre y lo destruye. Es la causa de toda la infelicidad. Ahí radica la fuente. Quien se da cuenta de todo eso se da cuenta de que todo le habla de frustración, todo es “Dukka”.

“Ahora, ¡oh, bhikkhus!, esta es la noble verdad que se refiere al sufrimiento: el nacimiento va acompañado de dolor, la destrucción es dolorosa, la enfermedad es dolorosa, la muerte es dolorosa.

La unión con el desagradable es dolorosa, dolorosa la separación del agradable; y cualquier deseo ardiente que no ha sido satisfecho, también es doloroso. En suma, las condiciones corporales que surgen de la adhesión, son dolorosas.

Esta es pues, ¡oh bhikkhus!, la noble verdad respecto al sufrimiento” (Mahavagga I ,449)

09-mini_Hilera de budas_JPEG.jpg (5930 bytes)• Segunda verdad: “TAÑHA” (El ansia o sed de vivir…)

“Tañha” es el ansia de vivir (el deseo, el apego por los placeres de los sentidos, la codicia de riqueza y de poder, las ideas e ideales…) Es la auténtica causa del dolor. Todo es sed, todo es “Tañha”.

Esa ansia nos induce a actuar, acumulando “karman” que nos arrastrará al devenir de la rueda de las reencarnaciones (“samsara”).Esa imprevisión o ignorancia debe desaparecer.

Hay que atacar el mal en la propia raíz para verse libre del insoportable ciclo de la transmigración del alma. Si no se logra hacer desaparecer la causa, la enfermedad durará y aun más, crecerá. El dolor (“dukka”) será potenciado por esa ansia ignorante, ese espejismo que es “tañha”.

“Ahora esta, ¡oh bhikkhus!, es la noble verdad respecto del origen del sufrimiento: Verdaderamente, es aquel deseo que causa la renovación de la existencia, acompañado por el goce sensual, buscando la satisfacción ora allí, ora allá, el deseo por la satisfacción de las pasiones, el deseo por una vida futura, y el deseo por la felicidad en esta vida.

Esta, pues, ¡oh bhikkhus!, es la noble verdad concerniente al origen del sufrimiento” (Mahavagga I ,449)

10-mini_Stupa Bangkok_JPEG.jpg (3698 bytes)•Tercera verdad: “NIRODHA” (El cese del dolor, la libertad)

¿El dolor (“dukka”) puede dejar de existir? ¿El hombre se puede liberar de esa realidad?.

“Nirodha” significa cese y a la vez conquista de la libertad. Es como un fuego que llega a extinguirse cuando los carbones se extinguen.

“Ahora ésta, ¡oh bhikkhus!, es la noble verdad respecto de la destrucción del sufrimiento: Verdaderamente, es la destrucción de las pasiones, de esta sed tan real; es el apartarse, el estar libre, el no detenerse por más tiempo cerca de la sed.

Esta, entonces, ¡oh bhikkhus!, es la noble verdad respecto de la destrucción del sufrimiento” ((Mahavagga I ,449))

El estado de cesación de esta llama o dolor es el “nirvana” o estado de cesación del dolor. Tiene dos estadios: la cesación del dolor en esta vida o “nirvana” y la fase definitiva después de la muerte física que es la fase de “paranirvana”.

Para llegar a esa situación de felicidad permanente hay que pasar por la lucha del “Nirodha” o cesación del dolor por rompimiento de la concatenación causal: Tañha-Dukka-Nirhoda-Nirvana.

Pero hay que precisar que el Nirhora no es nihilismo sino autocontrol interno, serenidad y ascesis.

11-mini_Monjes tailand_JPEG.jpg (5468 bytes)• Cuarta verdad: “MAGGA” (El óctuple sendero…)

“Magga” es el camino para llegar al “nirvana”. El camino posee ocho sendas (el “óctuple camino”) y no es más que una ética de la liberación, un proceder para llegar al “nirvana”. Es un camino lleno de exigencia y moderación. Buda huye de las mortificaciones y penitencias exageradas, que nada logran, y de la vida “instalada” y muelle que te embota y destruye. Entre ambas se abre la alternativa equilibrada que se formula así:

“Esta es, ¡oh bhikkhus!, la noble verdad respecto al camino que guía a la destrucción de la pena. Verdaderamente, este es el noble camino óctuple, es decir:

La verdadera opinión; la verdadera aspiración; el verdadero lenguaje; el verdadero comportamiento; la verdadera subsistencia; el verdadero esfuerzo; los verdaderos pensamientos y la verdadera contemplación.

Esta, entonces, ¡oh bhikkhus!, es la noble verdad respecto de la destitución de las tristezas’. ((Mahavagga I ,449))

~2.2. “Tri-Sikkha” (o Triple Ejercicio u Óctuple Camino)

Ejercicio 1º : Conducta ética (“Sila”) :

14-Buda_bn_JPEG.jpg (42184 bytes)(1)-Rectas palabras

(2)-Recta acción

(3)-Rectos medios de vida

El respeto a los seres vivos (mandamiento “Ahimsa”), a la propiedad de otros, a su dignidad humana y un comportamiento de dominio de sí mismo es básico en el budista. La ética budista es un comportamiento social basado en la finura y la delicadeza, en el respeto al otro y al pacifismo.

Ejercicio 2º: Disciplina mental (“Samadhi”)

(4)-Recto esfuerzo

(5)-Recta atención

(6)-Recta concentración

Este estrato toca más de lleno a la interioridad individual de la persona. Es la lucha del corazón, la lucha por la serenidad interior y la concentración religiosa. Es un instrumento para elevarse a la perfección del nirvana.

Ejercicio 3º : Introspección (“Pañña”)

(7)-Recto pensamiento

(8)-Recta comprensión

Es la adquisición de la más alta sabiduría y de la emancipación espiritual. Culmina en la extinción completa de las causa de la transmigración (la rueda de las reencarnaciones) y nos lanza a la inmortalidad o “nirvana”. Este estrato sólo es posible cuando dominamos toda ignorancia, fuente de todo dolor.

Este Óctuple Camino, brindado por Buda a toda persona que quiera seguirlo (disciplina corporal, verbal y mental) es capaz de autodesarrollar y purificar al hombre.2.2. El “Nirvana”

15-Buda acostado_nirvana_JPEG.jpg (50138 bytes)Toda la doctrina de Buda está identificada con este problema. Este constituye el centro donde conectan todas las demás explicaciones. Así pues estudiar el “nirvana” es estudiar el budismo.

Pero es un término difícil de explicar con claridad. El mismo Buda tuvo que recurrir a parábolas sibilinas para intentar explicarlo.

La palabra proviene del brahmanismo hindú y significa “extinción”. Al igual que se extingue una lámpara al faltarle el aceite, el hombre que no alienta sus deseos apaga la causa de sus males y estos se apagan definitivamente. Entonces el hombre logra librarse de las reencarnacione (entra en un estado de “nirvana”).

La liberación se puede obtener aquí en la tierra, en vida (“Nirvana”) y se puede obtener más allá de la muerte física del cuerpo una vez alcanzado el primero (“Paranirvana”). Son como dos fases de un mismo proceso, una provisional y otra definitiva.

De todas formas más que entender qué es el “nirvana” lo que importa es buscarlo. Por eso el budismo es más una concepción fenomenológica , una disciplina ética para alcanzar la suprema serenidad.

Muchos han llegado a la conclusión de que el Nirvana es la nada. Pero esta conclusión es falsa. El Nirvana no es de la tierra; por esa razón fallan todos lo conceptos terrenales que intentan describirlo. Del nirvana sólo podemos saber una cosa:

“Quien consigue el nirvana, lo experimenta como una felicidad indescriptible. Pero si en la hora de la muerte el deseo todavía influye sobre el hombre, éste no consigue llegar al Nirvana, sino que los elementos agregados que constituyen su cuerpo pasan a formar otro cuerpo que ha de vivir nuevamente y volver a sufrir”

Todo esto entendió Gautama en la iluminación recibida bajo el árbol Pippala. Al principio guardó para sí estos conocimientos, pero más tarde sintió el impulso de compartir con otros hombres la verdad salvadora. Pasados unos días después de la iluminación Gautama se fue a Benarés. En un parque de la ciudad santa encontró a aquellos cinco.

3. Las fuentes

17-Canon Palí(ti-pitaka)_JPEG.jpg (31427 bytes)Buda no escribió nada. Sus discípulos recogieron sus máximas y dichos, su enseñanza y los guardaron en su memoria. Solo cuando se empezó a debilitar el recuerdo se pusieron por escrito.

Durante mucho tiempo se ha considerado el Canon Palí (“Theravada”) como el transmisor auténtico y fidedigno del pensamiento y dichos de Buda. El Canon Palí se divide en tres partes o cestos llamadas “pitakas” (tri-pitaka):

3.1.- SUTTA-PITAKA:

Cesto o colección del “Discurso”, en el cual están compilados los dichos de Buda. Constituye la colección dogmática del budismo. Se divide en cuatro colecciones secundarias o “nikayas” donde se recogen las enseñanzas de Buda: De esta larga obra se ha hecho popular en occidente el “Dhammapada” o “camino de la verdad” (especie de resumen o antología de dichos y sentencias donde se expone lo más esencial del budismo para llegar al “nirvana”)

3.2.- VINAYA-PITAKA: Normas o disciplina de la cofraternidad o monacato budista. Muy útil para la descripción de las reglas monásticas, las ceremonias, las devociones, las sanciones …etc. Esta sección no alcanza el interés de los laicos que siguen las enseñanzas del maestro pero sin una reglamentación precisa.

3.3.- ABHIDHAMMA-PITAKA: Constituye una investigación supletoria. Una serie de tratados más detallados donde se hace una explicación de más alto nivel a base de diálogos entre discípulos y maestros, como en los catecismos clásicos.

4.LOS MONJES BUDISTAS

monjes.jpg (81918 bytes)Los cinco ascetas, que pasaron a la posteridad como los primeros discípulos de Buda, constituyeron el núcleo de una comunidad monacal que día tras día iría aumentado. Sin duda alguna el tipo ideal de los budistas sigue siendo hoy el monje, en oposición al brahmanismo que tiene como ideal al brahmán: el hombre rico y dominador, orgulloso de su casta que, primorosamente ataviado, realiza las ofrendas. Los monjes budistas viven retirados en sus monasterios. No pueden tomar parte en danzas profanas, sesiones de teatro, fiestas en general. No pueden llevar adornos, no pueden usar ungüentos y perfumes.

Ataviados con su típica túnica azafrán, con algún utensilio para la reparación del vestido, rasurada la cabeza y con un cordón de 108 bolas para rezar y una escudilla para mendigar el alimento… el monje caracteriza al budismo.

El monje ha de mendigar el alimento de cada día. Al pedir limosna hace un favor al laico pues le ofrece ocasión de realizar una buena obra. Por esa razón es el laico quien le da las gracias al monje a la par que le ofrece el alimento.

El ideal de vida de un budista no es llegar a ser hombre santo, sino hombre “iluminado”. Toda la austeridad se encamina sólo a apagar el deseo interior con el fin de poseer la ansiada libertad por el ejercicio de la meditación.

Es esta meditación por donde llegará a la experiencia profunda del yo y del no-yo. La perfección consiste en que el monje pierda conciencia de todo. Entonces sobreviene la liberación. Así llega a percibir cómo el mundo y su cambio constante, con todo el sufrimiento, no es más que una apariencia. De este modo llega a pregustar la alegría eterna del Nirvana. Cuando despierte de la meditación a la vida normal, volverá al mundo del sufrimiento, pero habrá experimentado un poco la felicidad del Nirvana. Con la repetición irá anulando dentro de si todo deseo. Si al morir está libre de los afanes de la vida, entrará definitivamente en el Nirvana.

Los que no tienen fueras para una forma de vida tan difícil y tan llena de renuncias viven en familia como unos laicos budistas. Estos, sin abandonar la vida del mundo, deben atenerse a los cinco preceptos morales de Buda:

-No matarás ninguna vida;

-No cogerás lo que no se te ha dado;

-No practicarás la impureza;

-No dirás mentiras;

-No tomarás bebidas fuertes ni licores intoxicantes que causen somnolencia.”

5. El “A-Teísmo” de Buda

Buda nunca dio respuesta a la pregunta sobre Dios. Cuando le preguntaban si había o no Dios, si había o no alma… su respuesta siempre fue:

“Nada digo sobre las dos cosas. No diré ninguna respuesta sobre ello, porque yo no sé nada seguro sobre Dios y sobre el alma”.

19.jpg (29507 bytes)Buda es un ateo frente a la religión brahmánica ya que no acepta la doctrina del “Alma Universal”(Brahma) y la identidad del alma individual con Brahma, porque -según aquella- se logra la liberación de la Rueda de las Reencarnaciones

Buda sin embargo, no niega la existencia de los dioses. Pero éstos nada pueden hacer por el hombre ya que ellos también están sujetos a la Ley del Karman y a la transitoriedad. Estos dioses son para él una de las cinco posibilidades de las reencarnaciones (plantas, animales, espíritus inferiores, hombres y dioses)

Los Devas o dioses son así seres inferiores al “nirvanado” (aquellos que han logrado liberarse del Dolor mediante las enseñanzas de Buda). Los dioses “sienten envidia del ‘arhant'”. Por eso Buda aconsejó a sus discípulos que no tuvieran pensamiento alguno sobre esas cuestiones. Les decía:

“¿Por qué no he enseñado a mis discípulos si el mundo acabará o no acabará, o si el santo después de la muerte continuará viviendo o no?. Porque el conocimiento de estas cosas no aporta ningún provecho en el camino de la liberación ya que no sirve para la paz y para la iluminación. Mirad, lo que Buda ha enseñado a los suyos es la verdad sobre el sufrimiento y sobre la liberación del sufrimiento. Por tanto a vosotros monjes, queda como no revelado lo que no os ha sido por mi revelado.”

6. La expansión del Budismo

20-Expansión Budismo_Mapa_JPEG.jpg (36019 bytes)Para la época en que murió Buda, a la edad de 80 años, el budismo había echado raíces y se había convertido en una fuerza moral efectiva en la India. El rey Asoka fue uno de los grandes propulsores en el s. III a J.C. Y esa fuerza duró mil años. Cuando el propio hinduismo instituyó, por fin ciertas reformas, reconquistó su primitivo dominio en el pueblo y la influencia del budismo en la India empezó a disminuir. Por ese tiempo el budismo había penetrado en Ceilán, Birmania y Tailandia (Hinnayana), China, Corea y Japón (Mahayana), y Tíbet (Tántrico). desde el final de la II Guerra Mundial parece que el budismo se recupera en la India sobre todo desde el VI Concilio Budista celebrado en Rangún de 1954 al 56.

Cada país en donde penetraba el budismo sentía el impacto de la fuerza moral de esta religión, pero a la vez recibía influencias de las condiciones locales con que se topaba, cambiando así sus ritos, culto y monacato. Poco a poco las escisiones se fueron haciendo patentes no solo en lo cultual sino también en las interpretaciones de las enseñanzas de Buda. Dichas escisiones nunca afectan a los dogmas básicos. Vemos pues la enorme capacidad de adaptación que tuvo el budismo a los ambientes y a las épocas diferentes.

Centrémonos en las dos grandes divisiones del Budismo: el Hinnayana (o pequeño vehículo de salvación) y el Mahayana ( o gran vehículo de salvación).

6.1. EL BUDISMO “THERAVADA” (o Hinnayana)

21-Stupa de Ananda_JPEG.jpg (32862 bytes)Extendido por el sur asiático (Ceilán, , Camboya, Tailandia y Vietnam) merece llamarse budismo estricto o literal. Es la práctica ortodoxa de las reglas de Buda, tal como habían sido fijadas por su discípulo preferido Ananda. Es el “Theravada” o doctrina de los antíguos que constituye la doctrina ortodoxa aprobada por los concilios de monjes, especialmente el Concilio de Pataliputra que fija el Canon Palí.

El Theravada preocupado por la salvación de los monjes cree que cada individuo debe buscar y hallar su propia salvación al modo de los “arhat” o santones solitarios). Su principal guía es la cabeza o capacidad racional y su camino es la sabiduría. Es, por lo tanto una vía más intelectual, propia de los monjes. Buda es considerado como un hombre santo y un maestro pero jamás se le deifica como acontece en el Mahayana. El pequeño camino evita los rituales y las plegarias. Es por lo tanto un ejercicio ético de exigencia muy personal.

Para el Hinnayana Buda es un hombre que, gracias su especial iluminación, conoció el misterio básico del mundo y ha enseñado el camino para conseguir la liberación del sufrimiento. Los santuarios erigidos lo son no para adorarlo sino para recordar a Buda (un hombre iluminado, un maestro a seguir)

6.2. EL BUDISMO “MAHAYANA”

25-Buda_tapìz meditacion_JPEG.jpg (60065 bytes)Las primeras manifestaciones del Mahayana (o vehículo que aspira a la salvación universal de todos los hombres) están fechadas alrededor del s. I a J.C. Al comienzo se denominó “Sendero de los Boddhisattvas” (Boddhissattva = persona que se halla muy cerca del Nirvana, modelo de bondad y de compasión que pospone indefinidamente su liberación personal para facilitar la salvación de los demás, como lo hizo Buda).

Un bodhissattva es, pues, un salvador. Un bodhissattva gana méritos para la humanidad practicando las «Seis Virtudes», o ÒParamirasÓ. limosna, moralidad, paciencia, coraje ante las dificultades, meditación y sabiduría. Una virtud es practicada a la perfección cuando se lleva a cabo con la mente libre de remordimientos, motivos ulteriores o egoísmo.

Los bodhissattvas pueden reencarnarse como humanos o, incluso, como animales. Pero los bodhissattvas más poderosos son los que están en el Cielo. E1 budismo mahayana desarrolló la idea de un cielo poblado de bodhissattvas a los que se podía adorar y hacerles peticiones mediante la plegaria. En los cielos hay también budas de tiempos anteriores (iluminados) y un barda del futuro Maitreya.

El boddhissattva no exige de sus devotos el camino austero del monje, sino que fomenta la devoción personal. Es el sendero de los laicos. La religión es así trabajo de todos ya que ningún hombre vive solo. La salvación personal debe estar involucrada a la salvación de los otros. Su principal guía es el corazón (la experiencia y el sentimiento interior) y su camino es la compasión. Es por lo tanto un camino menos estricto y más popular. Y como popular considera a Buda como un Salvador( un Boddhdissattva) llenando sus manifestaciones religiosos de un complejo ritual y de numerosos oraciones personales.

El Mahayana da una enorme importancia a la devoción laica y a las mitologías de liberación. Los Boddissattvas son venerados como maestros e incluso divinizados por la piedad popular. Algunos como Amitabda (venerado en la India a partir del s. I y después del s. VIII en el resto de Asia) propone el lograr la salvación (una especie de estado intermedio antes de llegar al nirvana, con sólo acordarse de él en el momento de la muerte. Una vez allí la liberación final está asegurada, sin mediar esfuerzo. Es pues el triunfo total de la devoción. Sus teólogos son muy audaces sobre todo si recordamos el rigorismo de la predicación de Buda.

A través de las dos escuelas las ideas del budismo mahayana ofrecían una religión de dos niveles. Una para los intelectuales , Yogakara, (exigente y minoritaria) y otra, Madyamika, a nivel popular basada en devoción a los budas y bodhissattvas. (más asequible para la mayoría). Hoy el Mahayana está extendido por China, Tíbet, Corea y Japón. En el Tíbet existe una variante muy interesante, el lamaísmo, y en el Japón triunfa con las variantes de las sectas Zen.

Diferencias entre el Budismo Hinnayana y el Mahayana
Tema Theravada (Hinnayana)

Mahayana
1. El ideal arhat bodhisattva.
2. La meta el Nirvana (Óctuple Camino) la budización (por la devoción)
3. Consecución de la liberación el esfuerzo individual la fe y la ayuda por la oración…
4. Buda un maestro humano con esencia divina
5. Movimiento principal la Sangha (monjes) el laicado (más popular)
6. El más alto atributo adquirir la sabiduría adquirir la compasión
7. Escrituras sólo Theravanda (en palí) añaden otros libros (en sánscrito)
8. Pensamiento religioso Una escuela (unidad) Varias escuelas (pluralidad)
9. Expansión Meridional Septentrional

6.3. EL BUDISMO Tántrico o “lamaísmo”

27-Mandala tibetano-1_JPEG.jpg (27485 bytes)Alrededor del siglo V de nuestra era surgió en la India una nueva variedad de budismo. Se llamaba Vajrayana, (“el rayo”) o budismo tántrico (“vehículo diamante”). La filosofía mahayana es la razón fundamental del Vajrayana, aunque éste utilizaba una nueva técnica para alcanzar la salvación: el tantra.

Tantra es el nombre con que se denominan los manuales o guías que contienen las técnicas para alcanzar la Iluminación. E1 tantrismo desarrolló un sistema de creencias y prácticas comprendidas sólo por sus adeptos, llamados gurus, los cuales eran expertos en el uso de manuales. Los tantras utilizaban hechizos mágicos (mantras), diagramas ocultos (mándalas) y gestos manuales simbólicos (mudras). La meta consistía en alcanzar una unión mística con la realidad más allá de la realidad cotidiana. Por eso se simboliza esta unión mística como la unión entre un bodhisattvas y su consorte femenino. A través de la meditación, el devoto alcanzaba una unidad interior con el bodhisattva, experimentando la felicidad y la Realidad Suprema.

El Vajrayana se extendió por el Nepal, China y Japón. Pero su gran desarrollo y elaboración tuvo lugar en el Tíbet donde a los budistas se les llamó “lamas” . Un lama no necesitaba ser monje. Los conocimientos del tantra eran todo lo que se requería. E1 lama llegó a tener tanta importancia en el Tíbet que a su religión se la llama a veces lamaísmo.

29-Dalai Lama-4 JPEG.jpg (34083 bytes)En el siglo XV, un líder religioso llamado Tsong-kha-pa fundó la escuela Ge-luk-pa que fue importante por que fundó monasterios cerca de Lhasa, la capital, e hizo de esta ciudad el centro de su grupo religioso, y porque de sus sucesores surgió el primer Dalai Lama (“Océano de Sabiduría”) que es a la vez jefe espiritual y político del Tíbet. (actualmente en el exilio desde que el gobierno comunista chino ocupó el país en 1959).

La doctrina tibetana reconoce tres caminos para alcanzar la meta final del budismo. Los métodos tienen en cuenta los diferentes niveles de preparación espiritual de los practicantes. El primero de estos métodos es el Theravada, el cual lleva al devoto, a través de su autodisciplina, al objetivo de la autoemancipación. Muchos monjes practican esta disciplina. El segundo es el Mahayana, que es el camino que lleva al discernimiento filosófico para la misión de salvar a otros. El tercero es el Vajrayana, camino de ritos tántricos y meditaciones místicas. En un nivel superior, se asumen los tres caminos como escalones para llegar al ÓVeh’culo ònico” (Ekayana).

Los lamas dedican gran parte de su vida a estudiar los primeros dos vehículos antes de considerarse preparados para abordar los tantras que explican los rituales, la meditación mística y la magia que puede llevar a la Sabiduría Suprema y aún así necesitan la guía de los grandes maestros para acceder a este grado tan sublime de sabiduría . Los tres caminos del Tíbet han hecho de este país un auténtico resumen vivo del budismo.

BIBLIOGRAFÍA:

*
* BUDA: Dhamapada.- Ed. Debate.- M. 1999
* Coomaraswamy, Ananda K.; Buddha y el evangelio budista.- Paidós, 1999
* Coomaraswamy, Ananda K. Hinduísmo y Budismo.- Paidós, 1999
* Glasenapp, H: El Budismo, una religión sin dios. Barral, 1974
* Hattstein, Markus: Religiones del mundo . Könemann, 1997
* Kotler, Arnold: Lecturas budistas ( I y II).- Paidós. Col. Orientalia. Barna. 1998
* Sangharakshita: Introducción al budismo tiebetano., Oniro, Barna. 1996
Schvon, Frithjof: Tesoros del budismo. Paidós. Col. Col. Orientalia. Barna, 1998

La espada de la sabiduria del discernimiento

El Bodhisattva con la Espada de la Sabiduría del Discernimiento

La percepción de la verdad no es para todas las mentes

Estas son condiciones que la excluyen forzosamente:
el deseo, la avaricia, la ignorancia y el orgullo,
la dicha en la sensación,
el amor al pasado,
el miedo al futuro,
la ira del presente,
la incapacidad de ver
con claridad.
Estas son condiciones que la hacen más próxima:
la esperanza, el gozo en el cambio, el amor a todas las acciones creativas,
el crecimiento individual,
la aceptación de nuevas ideas,
la capacidad de comprender
lo posible.
Estas son características de cuando la verdad está aquí:
la aceptación de que todas las formas tienen una idéntica realidad, una visión clara a través de la distancia,
amor por todo los que es y lo que no es, dicha en lo que existe
Con mi espada Yo derribaré a aquellos que presumen haber viajado a lugares que les son prohibidos.
Yo decido el mérito del discípulo, el talento del maestro, la distancia que ambos deben andar.
Mi libro registra el karma de cada uno de sus actos
y determina el mundo en que deben ellos habitar.

Yo custodio la puerta de la Verdad inextinguible.
Ni la misericordia ni el poder puede hacerme cambiar mis decisiones.
Yo llevo el atuendo del juez y del jurado.
A través del abismo sostengo mi dorada escalera para auxiliar al que es digno
mientras que el indigno que trata de cruzar
encuentra únicamente arenas movedizas a su alrededor.

Soy azul y dorado, y también soy blanco: no me doblo ni a la derecha ni a la izquierda.
Si deseas ascender a la verdad, entonces debe hacer esto:
Observa en lo profundo de tu corazón, siente todas las cadenas que te atan, que te detienen como un ancla
a los planos de la ilusión,
no dejaré que un solo eslabón cruce las puertas sagradas.
Un entendimiento imparcial, grandioso en la sabiduría de muchos mundos sólo a estos
Yo les permitiré pasar.
Que ellos puedan tener sabiduría para cambiarla
por La Verdad.

Yo no dejaré pasar a través mío ni dramas, ni mantras.
Aquellos que están listos pasarán.
El resto deberá seguir esforzándose, insatisfechos, peleando entre ellos,
dejando salir su auténtica naturaleza a la superficie;
y se preguntarán:
¿Por qué no fui yo escogido?

Tú que deseas ascender sigue el camino
a la cueva del recogimiento,
en las montañas del ‘yo’,
y cuando hayas encontrado lo Escondido vuelve a mí y
Yo te bendeciré y te señalaré
tu camino.

Excelente traducción al español por el estudiante y amigo Dr. Ricardo de León, de México.

Rev.Yin Zhi Shakya, OHY
Jueves, 14 de octubre de 2004

Diez toros (budismo zen)

DIEZ TOROS

por Kakuan 
Copiado por  Nyogen Senzaki y Paul Reps . 
Ilustrado por Tomikichiro Tokuriki
 
 
—– 
Prólogo 
 
por Nyogen Senzaki y Paul Reps 
 
La iluminación que busca el Zen, y por la que el Zen existe, viene de sí mismo. 
Como consciencia, no existe el instante, lo produce la sucesión. Pero el hombre físico camina en el tiempo igual que anda en el lodo arrastrando sus pies en su verdadera naturaleza. 
De la misma manera el Zen deber comprometerse y reconocer los pasos progresivos de la conciencia que conducen de forma progresiva al instante de la iluminación. 
 
De esto trata este libro. En siglo XII el maestro Chino Kakuan dibujó los cuadros de los diez toros, basándose en los anteriores toros Taoistas y escribió los comentarios en prosa y verso que aquí se han traducido.  Su versión era puro Zen, yendo más allá de las versiones anteriores, que habían terminado con la nada del octavo cuadro. Desde siempre ha sido una fuente constante de inspiración para estudiosos, y muchas ilustraciones de los toros de Kakuan se han hecho a  través de los siglos.   
 
Las ilustraciones que se reproducen aquí son las versiones modernas de Kyoto tomadas de notas del artista Tomikichiro Tokuriki, descendiente de una larga línea de artistas y propietarios de la casa de té Daruma-do (Daruma es el nombre Japonés para Bodhidharma, el primer patriarca Zen). Sus grabados son tan deliciosos, sugerentes y al mimo tiempo significativos como deben haber sido los cuadros originales de Kakuan. 
 
El texto es la adaptación y traducción de la primera edición de Nyogen Senzaki y Paul Reps. 
 
El toro es el principio eterno de vida, verdad en la acción. Los diez toros representan la secuencia de pasos en la realización de la verdadera naturaleza de uno mismo. 
 
Esta sucesión es tan potente hoy como lo era cuando Kakuan (1100-1200) la desarrolló a partir de trabajos anteriores e hizo sus cuadros de toros. En occidente desarrollamos un trabajo similar ocho siglos después para conservar el vigor de este proceso ilustrado por el toro. [Tal como en Kyoto,  hizo Tokuriki ocho siglos antes.] 
 
La comprensión del principio creativo trasciende cualquier tiempo o lugar. Los diez Toros son más que poesía, más que cuadros. Es una revelación espiritual que se manifiesta de forma paralela en cada Biblia de experiencia humana. Pueda el lector, como el patriarca Chino, descubrir las huellas de su potencial interno y, llevando su báculo y el odre de vino de su deseo más profundo, frecuentar el mercado y facilitar la iluminación a otros. 

LA COMPASION INFINITA DEL BODHISATTVA

LA COMPASION INFINITA DEL BODHISATTVA
Shikshasamuccaya, 280-282 [Vajradhvaha-sutra]. Ext. de E. Conze, “Buddhist Texts through the Ages” (Oxford, 1954).
Un Bodhisattva resuelve: Tomo sobre mí el peso de todo sufrimiento. Estoy resuelto a hacerlo así. Lo soportaré. No me volveré, ni me echaré atrás, ni temblaré, ni me asustaré, ni temeré, ni volveré la espalda, ni desistiré.
¿Y por qué? A cualquier precio habré de llevar las cargas de todos los seres. Con ello no sigo mis propias inclinaciones. He hecho el voto de salvar a todos los seres. He de liberar a todos los seres. He de redimir a todo el mundo de los seres vivos de los terrores del nacer, el envejecer, el enfermar, de la muerte y el renacimiento, de todas las formas de la culpa moral, de todos los estados desgraciados, de todo el ciclo del nacer y el morir, de la maraña de las opiniones falsas, de la pérdida de los dharmas benéficos, de las secuelas de la ignorancia. De todos estos terrores he de redimir a todos los seres… Me comportaré de tal modo que se edifique para todos los seres el reino del conocimiento insuperable. Mis esfuerzos no se encaminan meramente a mi propia liberación. Porque con la ayuda de la barca del pleno conocimiento salvaré a estos seres de la corriente de Samsara, tan difícil de cruzar, los apartaré del gran precipicio, los liberaré de toda calamidad, los llevaré a través de la corriente de Samsara. Lucharé con la masa de los dolores de todos los seres. Hasta los límites de capacidad de sufrimiento experimentaré todas las situaciones calamitosas que puedan darse en cualquier sistema cósmico, todas las moradas del dolor. Y no negaré a ninguno de los seres mi reserva de méritos, pues tengo resuelto vivir cada uno de los estados calamitosos por innumerables eones. De este modo ayudaré a todos los seres a liberarse, en todos los estados calamitosos que puedan darse en todos los sistemas cósmicos.
¿Y por qué? Porque ciertamente vale más que sufra yo solo y no que todos estos seres caigan en situaciones calamitosas. Por eso tengo que entregarme como prenda de redención para todo el mundo, para que sea redimido de los terrores de los infiernos, del nacimiento como animales, del mundo de Yama, y con mi propio cuerpo tengo que experimentar, para bien de todos los seres, la masa toda de los sentimientos penosos. Para bien y para seguridad de todos los seres lo hago, y hablo con sinceridad y con verdad, y no me vuelvo atrás de mi palabra. No abandonaré a todos los seres.
¿Y por qué? Porque en mí ha brotado la decisión de alcanzar todo conocimiento, con todos los seres como su objeto, es decir, para liberar a todo el mundo de los seres. Y no me propongo alcanzar la iluminación suprema por deseo de gozar sus delicias, ni porque espere gustar las calidades de los cinco sentidos, ni porque desee entregarme a los placeres de los sentidos. No emprendo el camino de un Bodhisattva a fin de lograr el cúmulo de delicias que puede hallarse en los diversos mundos del deseo sensual.
¿Y por qué? Porque no hay placer en todos los placeres del mundo. Porque entregarse a los placeres de los sentidos es cosa que entra en la esfera de Mara.

Credo tibetano del morir y del renacer

Padma Sambava
Credo tibetano del nacer y del morir

Editado por Miguel Grinberg

ÍNDICE

I. Vida y obra de Padma Sambava, el Segundo Buda

II. Meditación visualizadora del Maestro de los Tres Cuerpos

III. La liberación natural mediante la visión desnuda, que identifica la inteligencia

IV. Credo Tibetano del Morir y del Renacer

V. Invocaciones y plegarias

VI. Padma Sambava se despide del Tibet

VII. Testamento de Padma Sambava al pueblo tibetano; de las generaciones futuras

Simbología de la bandera del Tibet.

I
Vida y obra de Padma Sambava, el Segundo Buda

No crean nada, oh monjes, simplemente porque se lo dieron… o porque es tradicional, o porque lo imaginaron. No crean lo que su maestro les dice, simplemente por respeto al maestro. Pero luego de la indagación y el análisis, en razón de todo lo que descubran como conductor hacia el bien, el beneficio y el bienestar de todos los se res, crean en esa doctrina, adhiéranse a ella, y tómenla como su guía. Sidarta Gautama

Una siembra luminosa
Entre los imponderables tesoros espirituales que el budismo tibetano guarda en su tradición, se debe al maestro Padma Sambava un vasto y revelador tratado titulado La Liberación Natural Mediante la Contemplación de los Budas Iracundos y Apacibles. A él se le reconoce la introducción de las enseñanzas de Buda al Tibet durante el siglo VIII de la era presente.
Según las crónicas de la época, antaño en ese país regían cultos religiosos bárbaros ante los cuales, un emperador esclarecido llamado Trisong Detsen (755-797) decidió encaminar el destino tibetano en dirección de las enseñanzas budistas, cuya trayectoria en la India ya llevaba doce siglos de fértil implantación. En ese sentido, su obra de esclarecimiento fue facilitada por la visión de otro emperador que lo precedió, Songtzen Gambo (627-749), quien en la culminación de una época de alta beligerancia nacional apuntada a neutralizar tendencias militaristas feudales, decidió abrir su país a la cultura de la India, después de explorar el acervo espiritual del Asia.
Gambo, con la intención de proporcionarle al Tibet el lenguaje escrito que no poseía, envió a los eruditos más dotados de su reino a aprender sánscrito en centros religiosos indios, como paso previo para la traducción de los máximos textos budistas. Creía firmemente que un clima nacional de “sacralidad” podría orientar a su nación hacia la cohesión social y la grandeza moral.
El budismo es una de las más refinadas filosofías antiguas y hace 2.500 años que constituye una reveladora corriente religiosa. Iniciada en la India por el príncipe Sidarta Gautama, posee como elementos primordiales una bondad amorosa universal, el culto de la no-violencia, un impulso de paz e indulgencia, Asimismo, estimula a los seres conscientes a que se basen en sólidos principios éticos y a que durante su existencia terrena se enfoquen hacia la búsqueda de la verdad y el significado de la vida. Sus enseñanzas contienen una profunda comprensión de la mente humana y proponen múltiples disciplinas meditativas. Esto último se encuentra tan arraigado en las tradiciones budistas, que es tomado como obvio. De allí que se dé por sobreentendida la práctica de la meditación, y que se enfatice su aprendizaje bajo la guía de maestros idóneos.
La práctica de la meditación, especialmente dentro del budismo tibetano, apunta a que el discípulo descubra en sí mismo las zonas de conflicto, que comprenda la naturaleza de su ser y que desarrolle al máximo el potencial de su mente. El objetivo predominante es que la vida se colme de significados y de realizaciones, no simplemente para el bienestar personal, sino para el beneficio de todo el mundo.
En la esfera devocional, a Padma Sambava. (que en sánscrito significa nacido de un loto), se lo considera como el Segundo Buda, porque cuando Sidarta estaba a punto de fundirse en el parinirvana, le dijo a sus seguidores: Esta vida mundana es transitoria, y la separación resulta inevitable. Pero en el centro de un lago inmaculado situado en las tierras de Udíyana, aparecerá alguien que será más sabio y poderoso que yo. Nacerá en el centro de una flor de loto, será conocido como Padma Sambava, y revelará enseñanzas de los Mantras Secretos que liberarán a todos los seres de la precariedad material.
El término sánscrito parinirvana define la meta suprema de las aspiraciones budistas: la paz total, el reposo eterno. Sobreviene tras la muerte del cuerpo físico, una vez alcanzadas la plena purificación moral, la sabiduría suprema y el nirvana. Es un estado inefable e indescriptible. Implica el cese absoluto de la existencia mundana, la decadencia corporal, la muerte, el nacimiento y la repetición de los cielos encarnados.
El nirvana es un estado de liberación suprema del sufrimiento y constituye el objetivo de todas las prácticas budistas. Es la finalización del samsara o cielo infinito de la existencia: el budismo sostiene que todos los seres no realizados transmigran continuamente de una vida a otra, que los cuerpos mueren pero las mentes son eternas y están atadas a tal ciclo por la ignorancia, los deseos y las ilusiones. El nirvana está al alcance de todos porque es la verdad implícita de la condición humana y los maestros afirman que para una mente iluminada y despierta nirvana y samsara no son más que dos caras de la misma moneda. Algunas escuelas budistas lo sitúan más allá de este mundo, pero la línea universalista del budismo tibetano (y de otras latitudes del Asia) lo asumen como parte de la vida corriente donde se producen los fenómenos sensoriales. De modo que quien alcanza el nirvana transforma los sucesos relativos cotidianos en una dimensión perfecta, extraordinaria, llamada estado de Buda o Budidad.
Impresionado por las doctrinas budistas enseñadas en la universidad de Nalanda de la India, el rey tibetano Detsen le pidió apoyo a su rector, el maestro indio Khenpo Shantarakshita, para construir un primer monasterio en Samye. El sabio verificó que sus poderes eran insuficientes para enfrentar la reacción mágica y demoníaca de los chamanes adeptos a la antigua religión Bon, y convocó a Padma Sambava para concretar el difícil emprendimiento. Lo ligaban lazos de familia, pues el Segundo Buda tenía como consorte y discípula a la princesa Mandarava, hermana de Shantarakshita.
Considerado como una emanación del habla de Buda Avalokitesvara (señor de la Compasión Universal), de la mente de Buda Amitaba (señor de la Luz Inconmensurable) y del cuerpo de Buda Sakyamuni (Gautama, el fundador, sabio del clan Sakya), las biografías de Padma Sambava exceden los matices de cualquier personaje histórico pues, a la par de sus acciones físicas entre los seres vivos, ostentaba los poderes de ocho apariencias distintas de carácter sobrenatural.
La doctrina explica que todos los Budas de las Diez- Direcciones (cenit y nadir, norte, sur, este, oeste, noreste y noroeste, sudeste y sudoeste) y de los Tres Tiempos (pasado, presente y futuro) son en esencia idénticos y se unificaron en la figura de Padma Sambava, conocido también en la India como Gurú Padma y en el Tibet como Gurú Rinpoche. Las enseñanzas esenciales de Buda son siempre iguales para todos, pero según sea el estado de la evolución espiritual de los involucrados, pueden interpretarse de manera diferente. De allí las innumerables variaciones y corrientes del budismo. Padma Sambava se presentaba de modos disímiles, adecuados a la receptividad de los buscadores de la iluminación y de la consiguiente liberación del sufrimiento.
Creció, igual que Buda, en un contexto palaciego como hijo adoptivo de Indrabodi, rey de Odiyana, quien lo visualizaba como su heredero y se negaba a permitirle una vida de peregrinaje iniciático y de exploración religiosa. Para librarse de tal designio, Padma Sambava quebró la ley del reino: durante una ceremonia real se sumergió en una danza alucinada y clavó de modo letal un tridente en el pecho del hijo de un ministro. Se lo condenó al exilio en lo que se consideraba el peor lugar del reino: los crematorios. Pero allí se reunían los adeptos al Tantra (en el budismo, disciplina contemplativa vivencial ajena a la abstracción filosófica) y se vinculó con infinidad de dakinís (emanaciones femeninas de la sabiduría búdica, angelicales o feroces según las circunstancias, eventualmente eróticas). Desde ese momento, sus conexiones con múltiples divinidades fueron espontáneas y constantes. Distintos maestros lo fueron iniciando en matices sutiles de la epopeya espiritual, en tanto perfeccionaba ceremonialmente el tantrismo con su consorte Mandarava. A cierta altura, desentrañó los secretos de la longevidad, trascendió los márgenes de la vida y de la muerte y, por consiguiente, se volvió inmortal.
Cuando regresó a Odiyana disfrazado de mendigo, fue descubierto y el ministro cuyo hijo había muerto lo condenó a sucumbir en una gran pira, situación de la que Padma Sambava y Mandarava salieron totalmente ilesos. Hay otras versiones del incidente, y una de ellas narra que Mandarava era abadesa de un convento con 500 monjas, e hija del rey de lo que hoy es Mandi. El maestro entró al convento y la tomó como consorte, violando la ley. Ese monarca ordenó quemarlo pero las llamas se transformaron en un lago.
En consecuencia, y deslumbrado, el rey de Odiyana se convirtió en discípulo de su hijo. Dondequiera éste aparecía, revertía radicalmente mediante la fe situaciones de odio y violencia. Viajaba de modo incesante y así llegó a ser un máximo maestro tántrico en Nalanda.
El Tantra es un método meditativo apuntado a lograr la experiencia iniciática que precede a la iluminación. Abarca cuatro dinámicas esenciales: el mandala (cosmograma gráfico que permite captar la realidad cósmica inductora de la realización espiritual del practicante), las asanas (posturas correctas para la meditación), el mudra (gesto de carácter ritual consumado con las manos y los brazos) y el mantra (invocación mental edificante ligada al acto meditativo).
Padma Sambava diluyó de modo avasallador todas las fuerzas demoníacas que se mancomunaron para impedir que introdujera el budismo en el Tibet, y las crónicas señalan que trasmutaba sin cesar cuanta manifestación de negatividad aparecía en su área de influencia. No bien lo acometían los poderes imperantes basados en creencias míticas primitivas, Padma Sambava no cedía ante las fuerzas naturales hostiles desatadas en su contra, ni resultaba vulnerable a los designios mágicos destructivos.
Sin cesar, cuando era enfrentado con el entendimiento antiguo, proporcionaba nuevas explicaciones y exponía -con obstinación hábil y transparente- las facetas místicas y luminosas de la existencia humana. Sabía de los ritos primitivos de los tibetanos que procuraba iniciar en el budismo hoy conocido como Escuela Vajrayana (diamantina, joya de la sabiduría que expresa la realidad suprema y que manifiesta una compasión universal). El budismo afirma que las deidades celestiales (budas apacibles) o las formas demoníacas (budas iracundos) son expresiones de la mente humana. Por lo tanto, la neutralización de tales potencialidades requiere que se domen las, propias emociones.
No bien se consolidó una situación favorable al budismo en el Tibet, Shantarakshita asumió como abad del flamante monasterio de Samye, y comenzó la traducción sistemática al idioma tibetano de todas las enseñanzas del Buda preservadas en sánscrito. Muchos tibetanos fueron a estudiar a Nalanda, y numerosos maestros indios se radicaron en el Tibet.
No hay acuerdo entre los cronistas sobre el tiempo que Padma Saraava permaneció entre los tibetanos, y así como algunos lo miden en meses, otros lo establecen en décadas. En un documento histórico llamado ‘Declaración de Ba” se resuelve la discordancia mediante esta explicación: parecía que el maestro abandonaba el Tibet pero lo que en verdad partía eran proyecciones creadas por Padma Sambava, que se recluía en cavernas distantes, o continuaba su labor misionera en Nepal y Bhután, para la transmisión colectiva del Darma (la Enseñanza o Verdad). Sostenía siempre que el conocimiento espiritual debe personalizarse y convertirse en testimonio individual, pues si se mantiene en mera teoría no cumple función provechosa alguna.
Dados sus poderes magnos, suele explicarse, concretaba grandes realizaciones que supuestamente demandarían mucho tiempo, cosa que en la práctica se volvía relativo. Hacía mucho en un instante, y cada instante equivalía a la eternidad. Y su leyenda afirma que Padma Sambava continúa viviendo como maestro en esté mundo, para beneficiar con su luz a todos los seres sensibles como gran regente del Vajrasatva (cúspide de los budas apacibles, custodios de los misterios sublimes) y para garantizar con su presencia que la genuina esencia del Darma permanezca para siempre en la tierra.
El tratado La Liberación Natural Mediante la Contemplación de los Budas Iracundos y Apacibles detalla con profundidad e intensidad las cúspides del credo tibetano sobre el arte de morir y renacer, corno forma de superar progresivamente los obstáculos que traban el desarrollo espiritual. Su recopilación inicial se debe a la princesa Yeshe Togyel, consorte y discípula tibetana principal del maestro Padma Sambava, quien no sólo transcribió sus enseñanzas orales – en un lenguaje codificado que hoy se denominan escrituras de dakini- sino que Togyel los ocultó en cavernas y otros lugares secretos e inaccesibles cuando el maestro vaticinó que vendría una época muy adversa para las enseñanzas del Buda en la región, cosa que efectivamente ocurrió a partir del siglo IX.
Los llamados termas (tesoros o reminiscencias de la Visión Pura), no sólo quedaron guardados en lugares conocidos apenas por sus discípulos más cercanos, que en encarnaciones posteriores los localizaron como reveladores de tesoros o tertones, sino que al mismo tiempo algunos quedaron como sembrados en la mente de otros iniciados, que los corporizaron en el futuro cuando las condiciones fueron mejores, En la práctica, el terma es inmaterial y permanece protegido en profundos niveles mentales, hasta que súbitamente lo devela uno de sus herederos espirituales. Hay siete tipos: algunos fueron escondidos en el seno de rocas, tierra o agua; otros quedaron como reminiscencias latentes; y otros fueron transmitidos de mente a mente (de maestro a discípulo).
Uno de los tertones más famoso fue Karma Lingpa, quien localizó esta enseñanza en una cueva montañosa de la zona tibetana central, en el siglo XIV. Época luminosa, que el tibetólogo Robert Thurman describe así: “Todos aquellos lamas eran eruditos, santos, científicos y exploradores psiconáuticos (navegantes de la mente). Se cree que una gran cantidad de ellos había conquistado la capacidad que llamamos ‘muerte lúcida’. Habían practicado a la perfección los yogas esenciales que se alcanzan durante una vida de enfoque total en la iluminación… Esos lamas eran los científicos más avanzados, santos hombres y mujeres carismáticos al extremo, respetados líderes sociales, y los más amados miembros de la sociedad tíbetana “. Cabe señalar que se llama lama a todo maestro espiritual, sea o no un monje.
Siglos después de su recuperación en aquellos tiempos más propicios, una fracción funeraria de los mismos (el Bardo Thodol, que significa “liberación mediante el escuchar en el plano posmortem”) fue traducido al inglés y publicado en Europa en 1927 bajo el título arbitrario de Libro Tíbetano de los Muertos.
La tarea básica fue realizada por el lama Kazi Dawa Samdup, que el profesor británico W. Y. Evans-Wentz, del Jesus College de Oxford, compiló y publicó firmando el resultado con su nombre. Recién al publicarse la tercera edición en 1955, en
Estados Unidos un oportuno prefacio del lama Anagarika Govinda colocaba a Padma Sambava en su justo lugar corno autor original del trabajo. Evans-Wentz, que por cierto había querido emular al Libro Egipcio de los Muertos (otro título arbitrario con el que algunos egiptólogos del siglo XIX bautizaron a un papiro en verdad titulado Libro de la Salida al Día), puso algunas cosas en su lugar en 1954 con la edición de otra fracción de las enseñanzas de Padma Sambava, bajo el título Libro Tíbetano de la Gran Revelación incluyó algunas secciones d la biografía del Gurú Rinpoche escrita por la dakini Yeshe Togyel. Pero en general, la sobrecarga de interpretaciones intelectuales que elaboró este divulgador europeo de formación cristiana, tornó bastante indigeribles sus dos aportes divulgatorios.
Para corregir ese fárrago retórico que en vez de esclarecer en Occidente las avanzadas enseñanzas del sabio Padma Sambava las oscurecía, el segmento de las ceremonias mortuorias de su prédica fue traducido de nuevo al inglés en 1975 por el lama Chógyam Trungpa y la investigadora Francesca Fremantle. La psicointerpretación del erudito lama contemporáneo resultó más extensa que el texto básico comentado: aclaró muchas zonas puestas en penumbra por Evans-Wentz, pero planteaba un problema nuevo. En vez de ir al “alma” del texto, se esmeraba en enumerar eruditamente en sánscrito el nombre de infinitas deidades totalmente desconocidas por lectores occidentales no budistas que sólo saben que el Tibet existe gracias a la prédica infatigable del Dalai Lama. Que no tienen la menor intención de adherir al ascetismo budista y que no saben qué pensar cuando Trungpa les expresa que “Ahora, los principios de los cinco Tagháta se transforman en los Héruka y sus consortes… Vajrapaní se manifestó como Hayagriva, la roja figura colérica con cabeza de caballo, y emitió tres relinchos para proclamar su presencia en el reino de Rudra, Luego penetró en el cuerpo de Rudra por el ano, y Rudra quedó humillado en extremo…
Por fortuna, en 1994, Robert Thurman tradujo, con mayor amplitud temática la obra original y recuperó una gran cantidad de plegarias y visiones de Padma Sambava desechadas por las dos versiones precedentes. Allí reside su mérito: no dejó afuera la poesía espiritual del Nacido de un Loto, quien dijo: ‘Vine como lluvia que cae por el mundo en formas innumerables para quienes estén listos para recibirme. Las acciones de los Iluminados son incomprensibles. ¿Quién puede definirlas o medirlas?’

El Libro Tibetano de los Muertos
Uno de los preceptos centrales de la religión tibetana se basa en el concepto de reencarnación, lo cual incorpora a la muerte no como el fin de todas las cosas, sino como una etapa esencial de la evolución humana. Las traducciones más divulgadas del Bardo Thodol (a las que pueden agregarse otras tres: la de Giovanni Tucci, la de Eva K. Dargyay y la mancomunada de Stephen Hodge y Martin Boord) ponen en primer plano rituales a ser practicados con los difuntos, en especial una serie de recitados que tienen por finalidad guiar al fallecido hacia la consumación del nirvana en otras órbitas. Caso contrario, volverá a encarnar en este mundo de los seres pasibles de sufrimiento.
En tibetano, bardo significa entre dos, estado intermedio o zona de transición. En el contexto más estricto, se asume como el interludio entre el acto de morir y la asunción de la vida siguiente.
Las enseñanzas de Padma Sambava se inscriben en una de las tres grandes corrientes budistas, la Vajrayana (budismo Tántrico o Esotérico). Llamada también “vehículo de diamante”, recurre a conjuros, rituales altamente sofisticados, símbolos y la adquisición de poderes sobrenaturales, a fin de alcanzar el estado de Iluminación. Todas estas técnicas psicofísicas se transmiten oralmente del maestro al discípulo, no hay manuales integrales al respecto. Los existentes son insuficientes sin la enseñanza oral. El practicante se identifica con Buda y puede alcanzar la Iluminación en una sola vida. Las prácticas tántricas se caracterizan por la inclusión de la vida sexual (shakti). Thurman propone que etimológicamente, Tantra significa red y establece una concordancia entre el mundo exterior y el interior, entre las deidades y los seres comunes. Las doctrinas tántricas detallan prácticas rituales en pos de realidades supremas. Así mismo, en tibetano el Tantra se conoce como rgyud, que significa continuidad.
Las otras dos corrientes son el budismo Hinayana (o Theravada), denominado “pequeño vehículo”, que enfatiza la austera vida individual en el seno de un monasterio como manera de emular a Buda (quien desechó el ascetismo extremo), conquistar la santidad mediante la práctica meditativa y extinguir el deseo y los residuos kármicos al final de la vida. El karma es una ley de la causa y el efecto: todas las acciones positivas o negativas pesan sobre cada individuo y lo condicionan a sufrir sus consecuencias durante una o varias existencias. El objetivo espiritual consiste en librarse del cielo de las existencias.
En cambio, el budismo Mahayana o “gran vehículo” no admite la liberación personal como objetivo exclusivo y se aboca con la compasión como herramienta altruista principal a avanzar hacia la Iluminación junto a los semejantes, todas las vidas que haga falta.
En las prácticas Vajrayana se identifican seis bardos: 1. el proceso del fallecimiento (intervalo desde el instante en que el individuo comienza a morir hasta que tiene lugar la separación de la mente y el cuerpo) y la eventual percepción de la Luz Clara (naturaleza búdica); 2. las visiones apacibles e iracundas (proyecciones de la mente humana que toman características de deidades del cielo o del infierno, semejantes a los estados psicodélicos); 3. período de devenir o renacimiento (donde la conciencia desciende y la mente -por la fuerza del karma- asume un nuevo cuerpo donde nacer: el budismo no postula la continuidad de una entidad que se reencarna sino que habla del renacimiento de un flujo de conciencia o emanación en un nuevo cuerpo); 4. la transición entre el nacimiento y la muerte (la conciencia común, despierta en la vida corriente); 5. el estado de sueño (lo que se experimenta cuando se duerme); y 6. la concentración meditativa (estabilidad durante los ejercicios de introspección).
Lo singular del Bardo Thodol en su versión integral (con los votos y plegarias) es que deja de ser un manual funerario y se vuelve una guía para el acto de vivir. En todo momento de su crecimiento y evolución como ser humano, cada individuo muere en relación a su pasado, deja atrás facetas de su ego antiguo, y si no lo hace le resultará imposible encontrar su lugar en la nueva vida espiritual que le cabe como iniciado.
Por eso el lama Govinda resalta que todos los que están ilustrados sobre la filosofía budista reconocen que el nacimiento y la muerte no son fenómenos que ocurren una sola vez en la vida; se producen ininterrumpidamente. En cada instante algo muere en nosotros y algo renace. Por lo tanto, los diferentes bardos representan distintos estados de conciencia en nuestra vida. El estar despierto con la conciencia normal de haber nacido en el mundo humano, el estado de inmersión en el sueño, el trance durante la. meditación profunda, la experiencia de morir, la experiencia de la realidad, la experiencia de renacer. Hay mucho para hacer en esta vida, que no se trata de una misa por los muertos, cosa a la cual se redujo al Bardo Thodol en los últimos tiempos. La obra se dirige no sólo a quienes ven que se aproxima el final de su vida, o que están cerca de la muerte, sino a quienes todavía tienen muchos años de vida encarnada, y que, por primera vez, advierten el significado de su vida como seres humanos. Nacer como ser humano es un privilegio, según la enseñanza de Buda, porque ello ofrece una rara oportunidad de: liberación a través del propio esfuerzo decisivo, a través de un darse vuelta en el profundísimo asiento de la conciencia.
William Hart, en su obra sobre la meditación Vipassana, dice que el universo existe para cada uno tan sólo cuando lo experimentamos con el cuerpo o con la mente. No está en parte alguna, está siempre en el aquí y el ahora. Y la exploración de nuestro aquí y ahora es la única forma en la que podemos explorar el mundo, porque a menos que exploremos nuestro mundo interno, nunca podremos conocer la realidad. En la antigua lengua pali de la India, Vipassana significa visión cabal. Constituye la esencia de la enseñanza del Buda la experimentación real de las verdades que enunció. Sus palabras son la expresión de su experiencia meditativa y también instrucciones detalladas de la forma en que debe practicarse para alcanzar la meta que él alcanzó: la experiencia de la verdad. Muy por encima de los cultos tanatológicos imperantes en estos tiempos degenerados, las enseñanzas de Padma Sambava revelan los secretos de la vida. Lo cual les otorga un inmenso valor espiritual a la vez que las reviste de una infinita proyección universal.
En cualquier aprendizaje general, un discípulo se da vuelta, se revierte: escucha, reflexiona y medita. Pero aquí se trata de algo distinto al escuchar en el contexto de la escucha, la reflexión y la meditación. Equivale a cierto tipo de enseñanza del Vajrayana que tiene la capacidad de provocar la liberación. Esta liberación “mediante el escuchar” no alude al acto físico, al uso del sentido del oído, por parte de alguna persona que escucha la lectura de la enseñanza de alguien llamado Buda. Más bien se trata de una experiencia de alguien que acepta la enseñanza con su corazón, se apropia de ella, y con ella se embebe, se empapa y se embriaga.
Escuchar, en este caso, es abrirse con total permeabilidad. Es dejar que el corazón vibre y se colme infinitamente, con fe, sinceridad, devoción y entrega.
Lo que tal vez comienza de modo intuitivo, va transformándose en entendimiento: el sentimiento se fusiona con el pensamiento. El corazón y la mente accionan de modo unísono. Por fin, la captación intuitiva y el discernimiento mental pasan a accionar en la experiencia directa del individuo, que convierte la enseñanza en una realidad viva, expansiva, ilimitada. Y es aquí que resuena expandida la premisa de Padma Sambava: “el conocimiento espiritual debe personalizarse y convertirse en testimonio individual, pues si se mantiene en mera teoría no cumple función provechosa alguna”. O como expresa el Lama Govinda: “así, la convicción intelectual crece y se vuelve certeza espiritual, en un conocimiento donde el conocedor se vuelve uno con lo conocido”.
La liberación natural consiste en identificarse con lo que es, tal cual es, porque por encima de lo ilusorio de la vida y la muerte, el secreto consiste en librarse de la ignorancia. El Darma budista, clave de eternidad, de llama inagotable, de luz infinita, disipa las nubes del temor, abre camino a la llegada de un sol que trasmuta las fibras del ser. La muerte es algo ilusorio porque uno se ha identificado con una forma transitoria, temporal. Desde el momento de nacer comienza la hora de morir. Hecho inapelable que llega cuando y como sea, sin dar posibilidad de fuga. Es cuando las fantasías físicas, mentales o emocionales del individuo dejan paso a las vibraciones de unificación con el universo. Que en el budismo se denomina bodichita: una conciencia del despertar del espíritu suprapersonal que lo abarca todo, y que reside en todo ser vivo en estado potencial.
Morimos y nacemos ininterrumpidamente. En la enseñanza tántrica que se produce es la muerte simbólica del “iniciado”, que se abre a otras formas de percepción. Lo que llamamos iluminarse es darse a luz, conscientemente. No una vez sino infinitas veces, lejos de toda instancia de cristalización.
La “liberación”, dice por fin el Bardo Thodol, es un acto mental basado en reconocer claramente, que no hay otras ataduras que las que tejemos nosotros mismos a nuestro alrededor. Que los cielos, los infiernos, los dioses y los demonios -y también esta misma vida- no son sino fabricaciones de nuestra imaginación.
Todos los textos de Padma Sambava incluidos en esta selección, fueron concebidos para ser recitados. Para el que quiera escucharlos y para que los escuche quien los recite. No una vez: muchas veces. Porque en última instancia, sólo de la confluencia de la sabiduría y la compasión surge el destello inconmensurable del Buda Amitaba, señor del Paraíso de Occidente (un estado de conciencia denominado también de la Tierra Pura). Igualmente conocido como Amitayus: el Buda de la longevidad inconmensurable.
Morir, renacer.. en el devenir de la vida infinita no hay principio ni fin. En el budismo, mente y alma o espíritu son sinónimos. Y constituyen itinerarios intemporales que una luz clara y compasiva nutre como una madre celestial, eterna.

Miguel Grinberg

II
Meditación visualizadora del Maestro de los Tres Cuerpos
La inconcebible realidad de Buda se resume en tres luminosidades o cuerpos que confluyen en la Iluminación: la realidad suprema, la beatitud personal y la emanación creativa en beneficio de todos los seres. Al mismo tiempo que el budismo tibetano remarca el valor de un Mentor (O maestro) personal, indica que existen tres venenos (la codicia, el odio y la ilusión) que fuerzan ciclos de vida carentes de luminosidad y encadenados al sufrimiento. La Iluminación liberadora se produce solamente cuando se los elimina de manera integral, como modo de acceder a la transformación inmediata del ser con base a las enseñanzas budistas sobre la Gran Perfección. He aquí la plegaria propuesta por el Maestro Padma Sambava en pos de tal visualización, prerrequisito de toda consumación.

¡OM!
Al Mentor del Cuerpo de la Verdad, no nacido,
no desarrollado,
en el palacio del perfecto Reino de la Verdad que
todo lo impregna,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía asido a la ilusión de
p
las ideas falsas,
acepto libremente la bendición del perfecto
Cuerpo de la Verdad,
como sabiduría primordial, sin esfuerzo, sin artificios.

Al Mentor del Cuerpo Beatífico, inmortal, embeleso supremo,
en el palacio de 1a resplandeciente beatitud universal, sabiduría pura,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía dominado por
deseos y apegos,
acepto libremente la bendición sin esfuerzo del Cuerpo Beatífico,
como liberación natural de la sabiduría interna de la beatitud universal.

Al Mentor del Cuerpo Emanador, inefable, creado por sí mismo,
en el palacio del loto perfecto e inmaculado,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía impregnado de odio
y de prejuicios,
acepto libremente la bendición sin esfuerzo del Cuerpo Emanador.
como prueba neta de la sabiduría introspectivo
de la autoiluminación.

A la imparcial beatitud grandiosa del Mentor del Triple Cuerpo,
en el palacio de la genuina Luz Clara de la introspección,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, sin abandonar el dualismo entre sujeto y objeto,
acepto libremente la bendición del éxtasis del Triple Cuerpo,
como espontaneidad de la sabiduría original del Triple Cuerpo.

Oh, compasión para estos seres conscientes que sufren,
que vagan por los cielos de la vida, enceguecidos
por ilusiones,
sin saber que sus propias mentes son el infinito
Cuerpo de la Verdad:
¡que todos ellos logren el Cuerpo de la Verdad!
Oh, compasión para estos seres conscientes,
confundidos por deseos,
que vagan por los cielos de la vida identificados con deseos y apegos,
sin saber que su conciencia aloja el gran deleite del Cuerpo Beatífico:
¡que todos ellos logren el Cuerpo de la Beatitud!

Oh, compasión para estos seres equivocados,
que vagan por los cielos de la vida con la mente
dualista del odio,
sin saber que sus propias mentes son el Cuerpo Emanador nacido libre:
¡que todos ellos logren el Cuerpo Emanador!

Oh, compasión por todos los seres que todavía no son Budas,
prisioneros del hábito finito de velos adictivos a los objetos,
sin saber que sus propias mentes son los Tres Cuerpos indivisibles:
¡que todos ellos alcancen los Tres Cuerpos del estado de Budidad!

III

La liberación natural mediante la visión desnuda, que identifica la inteligencia

¡Homenaje a la Deidad Tricorpórea (1), claridad natural de la inteligencia!

Esto enseña la Liberación Natural mediante la Visión Desnuda que Identifica la Inteligencia, desde la Enseñanza Profunda de la Liberación Natural mediante la Contemplación de las Deidades Búdicas Apacibles y Feroces. Así, al identificar tu propia inteligencia, contémplala bien. ¡Oh hijo afortunado!

¡ema hoh!
(expresión de portento y gozo)
La mente única que impregna toda la vida y la liberación,
aunque constituye la naturaleza primordial, no es reconocida.
Aunque su reluciente inteligencia no sufre interrupción, no es asumida.
Aunque surge sin cesar en todo lugar, no es acatada.
Para dar a conocer su naturaleza objetiva,
los tres veces dos (2) Victoriosos proclamaron las
inconcebibles
ochenta y cuatro mil Enseñanzas del Darma (3),
que no enseñan otra cosa que esta realización.
Aunque las Escrituras son inconmensurables
como el cielo,
su sentido son pocas palabras que identifican la
inteligencia.
Ésta es la introducción directa a la intención de
los Victoriosos:
Sólo ella constituye el acceso a la liberación de las
vidas progresivas.
ikyai ho!
(Proclama de alerta)
¡Hijos afortunados! ¡Presten atención!
La “mente” – aunque tanto se conoce esta gran
palabra-
es algo que la gente desconoce, conoce mal o sólo
en partes;
y al no conocer su realidad con precisión,
plantea inconcebibles proclamas filosóficas.
El individuo común y alienado, al no advertirlo,
al no entender por sí mismo su propia naturaleza,
sufre mientras vaga por seis formas (4) de vida en
tres reinos,
tal es la falla de no advertir esta realidad de la mente.

Discípulos y Budas ermitaños (5) proclaman la realización
de un no egoísmo parcial, pero no lo conocen con
precisión.
Amarrados a las demandas de sus tratados y sus
teorías,
no contemplan la transparencia de la luz pura.
Discípulos y ermitaños se excluyen por aferrarse al sujeto y al objeto,
el extremismo sobre esas dos realidades aísla a
los centristas;
los Tantristas del rito y la ceremonia,
por extremismos en el servicio y la práctica,
y los Tantristas Magnos y Penetrantes (6),
al aferrarse a la dualidad del ámbito y la inteligencia,
se equivocan por permanecer dualistas en la no
dualidad,
y desconectados de la no dualidad, no despiertan.
Con toda la vida y la liberación inseparables de
sus mentes, deambulan por el ciclo vital en vehículos de
abandono y discriminación,
En consecuencia, ¡absorbe todo lo creado en tu
libre inacción,
realiza la enorme liberación natural de todo
basándote en esta enseñanza
de la liberación natural mediante la
contemplación desnuda de tu propia inteligencia!
¡Así, en la Inmensa Perfección, todo es perfecto!

¡samaya gya gya gya!
(voto de protección angelical)

La “mente”, este brillante proceso de inteligencia,
en un sentido existe y en otro sentido no existe.
Origina el placer y el dolor del vivir y liberarse.
Se acepta como esencial, en los once Vehículos (7) de la liberación.
Sus nombres son incontables en varios contextos.
Algunos llaman a esta mente “la mente-realidad”.
Algunos esencialistas la mencionan como “ego”.
Algunos discípulos la llaman “ausencia de ego”.
Los idealistas le dan el nombre de “mente”.
Algunos la llaman “sabiduría trascendente”.
Algunos la denominan “naturaleza de Buda”.
Otros la llaman “el Gran Sello”.
Algunos la denominan “Goteo del Alma’.
Algunos la llaman “el Reino de la Verdad”.
Algunos la consideran como “el Cimiento”.
Otros la llaman ‘lo Ordinario”.
Para presentar el ingresó por tres puntos (8) o esto mismo:
asumamos la conciencia pasada como algo sin
huella, claro y vacío,
la percepción futura como no producida
y nueva,
y la conciencia presente como algo en estado
natural, no plasmado.

De este modo, al conocer el tiempo en su modo común,
cuando te contemplas en plena desnudez,
tu aspecto es transparente, no hay nada para ver,
es la inteligencia desnuda, inmediata, clara.

Es una vacuidad clara sin nada establecido,
pureza de una no dualidad de claridad-vacío;
impermanente, libre de toda entidad intrínseca,
no aniquilada, brillante y diferenciada,
no una unidad, sino claridad multidiscernida,
sin pluralidad, indivisible, de único sabor,
no derivada, consciente de sí misma, en su
realidad genuina.

Esta identificación objetiva de la realidad de las cosas
contiene completo en uno los indivisibles Tres
Cuerpos.
El Cuerpo Verdad: vacío exento de entidad intrínseca.
El Cuerpo Beatífico: que brilla con la energía natural de la libertad.
El Cuerpo Emanación: que surge sin cesar en todas partes.
Su realidad proviene de los tres en uno.

Para presentar el método potente de acceso a esta genuina realidad,
¡ ahora mismo tu propia conciencia es sólo esto!
Esto que consiste apenas en una claridad natural
no tramada.
¿Por qué dices “no entiendo la naturaleza de la mente”,
si aquí, en esta clara inteligencia sin fisuras, no hay nada sobre lo cual meditar?
¿Por qué dices “no veo la realidad de la mente”,
dado que el pensador en la mente es sólo esto?
¿Por qué dices “hasta cuando la busco no la
encuentro”,
si aquí no hay nada para hacer?
¿Por qué dices ‘haga lo que haga, no funciona”,
si basta quedarse quieto sin tramar nada?
¿Por qué dices “no puedo quedarme quieto”,
si es correcto contentarse con la inacción?
¿Por qué dices “soy incapaz de hacerlo”,
si la claridad, lo consciente y el vacío son
automáticamente indivisibles?
¿Por qué dices “la práctica no resulta eficaz”,
si es algo natural, espontáneo, libre de causa y
estipulación?
¿Por qué dices “se busca, pero no se encuentra”,
si el pensamiento y la liberación natural son
simultáneos?
¿Por qué dices “los remedios son ineficaces”?
Si tu propia inteligencia es apenas esto,
¿por qué dices “esto no lo conozco”?

Ten certeza de que la naturaleza de la mente es una
vacuidad sin bases;
tu mente es insustancial como, un espacio vacío…
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
No te ciñas al panorama de la vacuidad
aniquiladora.
Ten certeza de que la sabiduría espontánea fue
siempre clara:
es espontánea en sí misma como la esencia del sol…
Asegúrate de que no se interrumpa la sabiduría
Inteligente,
que sea como la corriente continua de un río…
¡Te guste o no, observa tu propia mente!

Ten la seguridad de que no la conocerás
pensando razones diversas,
su movimiento es insustancial como las brisas en
el cielo…
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
Asegúrate de que lo que aparece es tu pronta
percepción.
Lo que aparece es percepción natural, como un
reflejo en el espejo…
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
Asegúrate de que todos los signos se liberen en el
instante,
autooriginados, autopronunciados, como nubes
en el cielo…
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
No hay nada que no esté incluido en la mente.
¿Dónde se produce la meditación sino en la mente?
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existe otra enseñanza para practicar salvo la
práctica de la mente.
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existen compromisos que mantener fuera de la mente.
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existe meta que alcanzar fuera de la mente.
¡Observa otra vez! ¡Observa otra vez! ¡Observa
tu propia mente!
Si buscas afuera en el ámbito del espacio,
de la mente no emanarán sus reflexiones.
Cuando buscas aquí dentro de tu propia mente,
no hay emanador de las emanaciones de la mente.
Tu mente es claridad sin alucinaciones.
Es el Cuerpo-Verdad, consciente de sí mismo,
vacuidad de luz clara,
sin nubes y translúcido como el amanecer
en el cielo,
no restringido por las formas, es distinguido
claramente en todas partes.
Que adviertas o no este punto, establece
una enorme diferencia.

Luz clara, espontánea, de primordialidad no fabricada,
¡asombra que esta hija de la conciencia no tenga padres!
Esta sabiduría espontánea, ¡asombra que nadie la haya hecho!
Como no conoció el nacimiento, ¡asombra que nunca vaya a morir!
Obviamente clara, ¡asombra que carezca de alguien que la vea!
Al deambular por el cielo, ¡asombra que no sea
un mal real!
Al sustentar la naturaleza de Buda, ¡asombra que
no sea un bien real!
Al estar en todas partes, ¡asombra que no
conozca la realidad!
Más allá de esto, ¡asombra que anhele otros frutos!
Puesto que tú eres ella, ¡asombra que la busques
en otras partes!

¡Ema!

Esta no-cosa brillante, conciencia de! ahora:
¡he aquí el pináculo de todas las visiones!
Esta libertad total, no-perceptora, universal:
¡he aquí el pináculo de toda meditación
Este relajado abordaje de la vida, no planeado,
¡he aquí el pináculo de toda conducta!
Este logro sin esfuerzo, primordial, no buscado,
¡he aquí el pináculo de todos los logros!

Cuatro puntos inequívocos de la enseñanza del
Vehículo Universal:
La visión de este gran vehículo no sufre error,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada “vehículo” pues es clara e inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en la
meditación,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada “vehículo” pues es clara e inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en la conducta,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada “vehículo” pues es clara e inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en el gozo,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada “vehículo” pues es clara e inequívoca.

Enseñanza de los cuatro grandes designios de la
inmutabilidad:
Este gran designio de la visión inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada “designio” por su firmeza en los tres tiempos.
Este gran designio de la meditación inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada “designio” por su firmeza en los tres tiempos.
Este gran designio de la conducta inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada “designio” por su firmeza en los tres tiempos.
Este gran designio del gozo inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada “designio” por su firmeza en los tres tiempos.
Instrucción que enseña la unicidad de los tres
tiempos:
abandona la noción “pasado” no siguiendo las
sendas antiguas;
corta las conexiones mentales, no siguiendo
planes futuros;
no te aferres al ahora, quédate en la experiencia
del espacio.
Libre de la meditación, no medites en absoluto,
básate en la mente despierta, no distraído por la
distracción,
libre de la concentración y la distracción, contempla en desnudez.
Brillantez autoconsciente, que se conoce a sí
misma, con claridad propia,
pues eso que emerge es “espíritu iluminado”,
inmeditable, más allá de los objetos del
conocimiento,
imposible de distraer, claridad brillante y natural.
La visión de la vacuidad de la liberación natural
es el brillante y vacío Cuerpo de la Verdad.
La realización de la Budidad no se logra
mediante caminos:
el Buda Purificador puede verse ahora mismo.

Instrucción para acabar con los seis extremos:
aunque existe gran cantidad de consideraciones
discordantes,
en esta mente autoconsciente, en esta sabiduría
de originalidad propia,
no hay dualidad entre la visión y lo visto.
Busca al que ve en el ver y el no ver.
Cuando se busca al que ve no se lo encuentra,
entonces se alcanza el final de los vislumbres.
¡El impacto de lo visto desemboca justo en eso!
En la total ausencia de algo para ver,
no te alucines con el falso vacío de la nada
absoluta
es el claro destello de la conciencia del ahora, del
autodespertar.
¡Es así como se ve la Gran Perfección!
Aquí no existe la dualidad del darse cuenta y del
no darse cuenta.

Aunque en el sendero ascendente de la conciencia
común consciente de sí misma,
existe una gran cantidad de meditaciones
discordantes,
no hay dualidad entre la meditación y lo
meditado.
Al procurar el vehículo del meditar y no meditar,
cuando buscas al meditador y no lo encuentras,
entonces se alcanza el final de las meditaciones.
¡El impacto de la meditación desemboca justo
en eso!
En la total ausencia de la meditación y lo meditado,
no sucumbas a la salvaje tenebrosidad de la
desilusión.

En el claro brillo no planeado de la conciencia del ahora,
aquí, no hay dualismo permanente-impermanente.
Aunque existe un enorme número de éticas
discordantes,
en la exclusiva gota de la sabiduría consciente de
sí misma
no hay dualidad entre el actor y lo actuado.
Al buscar al agente de la actuación y la no actuación,
la procura del propio actor no da resultado,
entonces alcanzas el final de las acciones éticas.
¡La esencia de la ética desemboca justo en eso!
En la absoluta ausencia de la acción y lo actuado,
no sucumbas a los errores del instinto impulsivo.
En el claro brillo no planeado de la conciencia
del ahora,
sin elegir ni ser decepcionado por el artilugio,
en eso consiste la perfecta acción ética.
Libre del dualismo de lo perfecto y lo imperfecto.

Aunque haya una gran cantidad de goces discordantes,
en la mente despierta, en sí los Tres Cuerpos sin esfuerzo,
no existe dualidad entre el logro y lo logrado.
¡Busca a quien disfruta el goce!
Cuando se busca al que disfruta, no se lo encuentra.

Así se alcanza el fin de los goces proyectados.
La esencia del goce es justamente eso.
En la absoluta ausencia del logro del goce,
no sucumbas a la preocupación sobre el
abandono y el empeño.
Este claro brillo no planeado de la conciencia del
ahora,
es en sí mismo la realización de los Tres Cuerpos
manifiestos.
Es en sí mismo el goce de la Budidad primordial.

Este conocimiento, libre de ocho extremos (9) como
el ser y la nada,
es llamado el centro, no colapsa en extremo alguno;
es llamado inteligencia despierta, lucidez no
interrumpida.
Como contiene la esencia del vacío y la lucidez,
es llamado “esencia de los Señores Beatíficos”.
Cuando conoces este significado, lo trasciendes todo.
De allí que se llame Sabiduría Trascendente.
¡Como sobrepasa la mente, libre de límites y
origen,
es llamado el Gran Sello!

Así, realizarlo o no realizarlo es la base
de la liberación o de la vida apegada, de la
felicidad o del sufrimiento:
por eso se lo llama base universal.
Dado que no se sujeta a algo especial,
este espacio interno de lo normal,
esta brillante y diferenciada conciencia de sí
mismo,
recibe el nombre de conciencia normal.
Sea. cual fuere el acertado nombre poético que se le
asigne,
de hecho, no es más que conciencia despierta del
ahora:
¿quién podría anhelar más que eso?
Es como si trataras de buscar sus huellas cuando
un elefante pisotea el mundo entero: es imposible
hallarlas.
Salvo con la mente, es imposible hallar la
Budidad.
Si no reconoces esto, si buscas la mente afuera.
En pos de cualquier cosa, ¿cómo podrá hallarse a
sí misma?
Es como un tonto que divaga entre una multitud,
olvidándose a sí mismo en su seno,
sin reconocerse, buscándose,
confundiéndose, viéndose en los demás.
Si no percibes la realidad básica de las cosas,
si no distingues tus percepciones como tu propia
mente,
te sumerges en el cielo de lo viviente.
Al no distinguir tu mente como Buda, oscureces
el nirvana.
Vida y liberación, al conocer y no conocer,
en un instante se esfuma la distinción entre ellas.
Ver la propia mente en otro lugar es un error;
pero divagar y no divagar son en verdad lo
mismo.
Un ser no posee una segunda continuidad de la
mente;
al dejar la mente en si misma, se la libera.
Si no distingues al propio error como mente,
jamás advertirás el impacto de la realidad:
surgido de sí mismo, creado por sí mismo,
el ser observa al ser.
¿De dónde emergieron primero estas visiones?
¿Dónde permanecen entretanto?
Finalmente, ¿hacia dónde van?
Es como el reflejo de un cuervo en un lago;
se aleja volando, pero el reflejo no se va.
Así manan las percepciones desde la mente;
al alzarse desde la mente, se liberan en la mente.

La mente en sí, este claro vacío que todo lo conoce,
consciente de todo, es como el cielo:
una claridad-vacío primordial, indivisible.
En la claridad de la sabiduría intuitiva original,
justamente esa determinación es la realidad.
La razón es que toda apariencia y toda existencia
se conoce como tu propia mente, y la mente en sí
se realiza, de modo espacial, en su inteligencia y su
claridad.
Aunque el ejemplo del espacio se refiere a la realidad,
es sólo un símbolo que lo hace más bien
parcialmente.
En sí misma, la mente es universalmente clara,
vacía e inteligente.
Y el espacio es un vacío ininteligible, libre de
objetos sólidos.
Por ello, el espacio no puede ilustrar plenamente
la eclosión de la mente:
no vaciles, sólo enfócate en la realidad actual de
la mente.

Toda esta apariencia superficial
es exclusivamente un estado ajeno a la verdad,
como el miedo.
Por ejemplo, toda apariencia y existencia, la vida y
la liberación,
se asumen únicamente como tu mente natural.
Entonces, sólo transformando el proceso de tu
mente
puedes percibir tu transformación en el mundo
externo.
Por lo tanto, todo es la percepción de la mente,
cada una de las seis migraciones (10) tiene
percepciones específicas,
y los fundamentalistas externos tienen sus
absolutismos y nihilismos.
Cada uno de los nueve vehículos (11) tiene sus
vislumbres individuales.
Advierten la variedad, distinguen la variedad,
yerran al sostener dicotomías y al aferrarse a las
distinciones.
Al entender todas las apariencias como mente,
al verlo todo sin aferrarse a nada, uno despierta.

Uno no yerra cuando percibe, yerra cuando se
aferra;
pero al saber que el aferrarse es mente, se libera.
Todo lo que percibes es la percepción de la mente.
Los objetos aparentemente inanimados del
entorno son mente.
Los seis tipos aparentes de seres animados son mente.
La aparente felicidad de los humanos elevados y
los dioses es mente.
Los aparentes sufrimientos espeluznantes son mente.
Los aparentes cinco venenos (12) adictivos que
confunden son mente.
La aparente inteligencia sabia original es mente.
La aparente realización de la bondad y la
liberación es mente.
Las aparentes obstrucciones de demonios y
fantasmas son mente.
La aparente bondad de las deidades y los logros
son mente.
Las aparentes variadas purezas son mente.
El aparente enfoque enfático y no conceptual es
mente.
Los aparentes signos y colores de las cosas son
mente.
La aparente no elaboración sin significados es
mente.
La aparente no dualidad de uno y muchos es mente.
La aparente ausencia del ser y el estado de nada
son mente.

Fuera de la mente, nada es aparente.
La realidad de la mente brota incesantemente
como apariencia.
Al emerger, sin dualidad como el agua y las olas
de los océanos,
queda libre en la realidad experiencias de la mente.
Aunque sin cesar se designen nombres como
referentes,
objetivamente nada existe fuera de la unidad de
la mente.
Esa unidad es libre: carece de suelo y de raíces.
No puede verse en una visión ni en alguna
dirección.
No puede verse como algo, pues no posee estado
alguno.
No puede verse como vacío, pues brilla como
claridad inteligente.
Y no puede verse separada, pues no hay dualidad
entre vacío y claridad.
Ahora: tu propia conciencia es clara y distinta:
aunque actúa de tal modo, su agente es
desconocido.
Si bien no posee realidad intrínseca, las
experiencias se perciben.
Si practicas esto, serás plenamente liberado.
Te realizarás pese a la agudeza de tus facultades.
Si bien tanto el sésamo como la leche producen
aceite o manteca,
eso no sucederá sin presionar o sin batir.
Aunque todos los seres son la esencia real de la Budidad,
no despertarán si no efectúan prácticas.
Sin la práctica, despertará hasta un boyero,
pero no podrá explicarlo, apenas lo determinará
directamente.
Cuando pruebas el azúcar en tu boca,
no necesitas que los otros te lo expliquen.
Si ellos no entienden esta realidad, hasta los más
expertos se equivocarán.
Aunque sean hábiles en explicar los nueve vehículos,
será como describir con rumores un lugar donde
nunca estuvieron:
no estuvieron cerca de la Budidad ni por un instante.

Si percibes esta realidad, quedarás libre de la
virtud y del vicio.
Si no lo haces, todas tus virtudes y vicios
obtendrán vida en cielos o infiernos.
Al realizar tu mente como un vacío de sabiduría intuitiva,
la virtud y el vicio no pueden imponer sus efectos.
Así como una fuente no puede manar desde un
cielo hueco,
así en la vacuidad la virtud y el vicio dejan de ser objetos.

Por lo tanto, para ver intuitivamente tu propia
inteligencia desnuda,
esta Liberación Natural Mediante la Visión
Desnuda es extremadamente profunda.
Así que explora esta realidad de tu propia
inteligencia.
¡Profunda! ¡Sellada!
¡Ema!

Oh Maravilla,
Inteligencia Identificadora,
la Liberación Natural Mediante la Visión Desnuda,
es para el beneficio de las últimas generaciones
de todos mis Tantras (13), Escrituras e
Instrucciones,
si bien pocas y breves, con ellas en la mente.
Aunque las alcanzo recién ahora, las oculté como
Tesoros:
¡que aquellos con una buena evolución las descubran¡
¡samaya gya gya gya!

¡Que este tratado que identifica con claridad la inteligencia, llamado La Liberación Natural mediante la Visión Desnuda, compuesto por el Mentor de Odiyana, Padma Sambava, jamás se pierda hasta que acabe el ciclo de la vida!
IV
Credo Tibetano del Morir y del Renacer
Introducción
El Bardo Thodol tibetano es un texto religioso sagrado que en general forma parte de un rito funerario. El oficiante (un lama o maestro, que puede o no ser un monje) lo recita durante 49 días, y en etapas, al difunto, en presencia o ausencia. Describe una serie de visiones que se producen en la conciencia del fallecido durante ese período, para ayudarlo a ubicarse en el proceso de la transición (o estado intermedio). Si su vida ha sido ejemplar, puede salir del cielo de los nacimientos en sucesivas encarnaciones. Caso contrario, el recitado apunta a que descubra su verdadera naturaleza y que así enfocado asuma una transformación purificadora entre su cuerpo pasado y su cuerpo futuro.
Cada bardo (o plano existencias) que atraviese el difunto le exigirá la aceptación de un nuevo plano luminoso: en cada uno de ellos el viajero por la luz será abordado por el Buda de ese plano. La visión de la deidad pertinente puede ser benévola y amorosa, pero también puede resultar tremenda e intimidante. La recomendación central consiste en no dejarse abrumar por la visión, ni permitir que la misma lo absorba. Se resalta que todas las imágenes no provienen de otro lugar que la propia mente de¡ protagonista de los bardos, o sea, son proyecciones de su memoria en marcha hacia la llamada Luz Clara.
La travesía por los diversos planos se extiende hasta que el viajero alcanza una visión cuyo potencial de atracción, casi magnética, lo absorbe. Se sostiene que para el puro de corazón la meta será como una portentosa mansión universal y eterna. En cambio, si su existencia estuvo cargada de negatividades, puede brindársela un reingreso a la vida en un nuevo cuerpo, con los potenciales necesarios para una existencia compasiva.
El ciclo de morir y el renacer implícito en el Bardo Thodol es un viaje por la propia conciencia. Los maestros señalan qué “el viaje por la Luz se basa en la capacidad de saber que las transiciones o bardos son la única dinámica posible. Se viaja sin cesar por la propia percepción. Al perder el cuerpo físico cuando fallecemos, ello nos fuerza a encarar nuestros valores espirituales. Y regresamos a una vida física para descubrir el modo de existir honrando tales valores. Ése es el bardo del ciclo de los renacimientos. Nuestro anhelo mantiene activa la rueda de la vida. Nuestra identificación nos impulsa hacía delante como sí se tratara de una especie de imán del alma. Impulsamos nuestra realidad al tiempo presente porque aspiramos a colmar una lección implícita. La libertad reside en aceptarla, aprenderla y ejecutarla”.
Independientemente de que se admita o no el cielo mencionado, más allá de las convicciones religiosas que se tengan en lo referido a las cuestiones del morir y el renacer, se crea o no en la posibilidad de emanar hacia un nuevo cuerpo, este Credo también puede ser recitado en vida por quien quiera hacerlo. En todo caso, permite abrir una reflexión constante sobre el sentido de la vida y, dado que todos deberemos morir en algún momento, nos prepara para una despedida armónica. Toda vida bien vivida es un pasaporte hacia la Luz Clara, que ilumina y libera.

Recitado tradicional
Oye, hijo dilecto. Es la hora de que busques tu camino. Cuando tu respiración se detenga, vislumbrará la luz radiante de la primera transición, tal como te la describió tu maestro en vida. Tu respiración externa se detiene y experimentas la realidad en sí, vacía y sin adornos como el espacio: es tu inmaculado conciencia desnuda, tu mente despojada de eje y de horizonte. Pura vacuidad luminosa. En ese instante, reconócela como quien eres, permanece en ese estado. Cuando suceda, te ayudaré a asumirlo.
El espejismo que enfrentas es como si la tierra se disolviera en el agua. El humo indica que el agua se disuelve en el fuego. Las luciérnagas son la señal del fuego diluyéndose en el aire. La llama de la vela parpadea como signos del viento que se diluye en la conciencia. El ciclo iluminado por la luna señala que la conciencia se disuelve en lo luminiscente (lo aparente). El cielo iluminado por el sol indica que la luminosidad se diluye en lo radiante (lo agregado). El cielo oscuro es señal de que lo radiante se disuelve en lo inminente (el logro). La nochecita que precede al amanecer indica que lo inminente se disuelve en la Luz Clara.
Ahora que alcanzas la llamada “muerte”, debes conducirte de acuerdo con tu concepción del espíritu de la iluminación. Piensa así: “Llegué al momento de morir. Desde aquí, confiaré en esta experiencia y desarrollaré mi espíritu sólo mediante la contemplación del espíritu de la iluminación por el amor y la compasión. Por el bien del gran espacio colmado de seres, procuraré la Budidad perfecta.
En especial, debes pensar concentrado en lo siguiente: “Ahora, por el bien de todos los seres, reconoceré a la radiante Luz Clara de la muerte como el Cuerpo de la Verdad. Dentro de este estado, procuraré la realización suprema del Gran Sello (la estructura espiritual del ser) para colmar los propósitos de todos los seres. Sí no lo consiguiese, entonces asumiré apenas que estoy en la etapa intermedia. Y manifestaré que el Gran Sello de la Integración o estructura espiritual del ser es indisoluble ante la muerte. Entonces procederé en beneficio de todos los seres del espacio ¡limitado manifestándome con la forma más adecuada para cumplir ese propósito. Sin permitir que se pierda la voluntad de esta concepción espiritual, debes recordar la experiencia de todas las instrucciones que hayas practicado previamente.
Oh, hijo dilecto. La pura Luz Clara de la realidad amanece para ti. ¡Reconócela! Esta conciencia actual, pura e incorruptible, percepción natural del vacío puro, carente de toda sustancia, color o atributo, es la realidad Madre, Buda de todas las Benevolencias. Y esta conciencia tuya de la vacuidad natural incorruptible no debe sucumbir ante la falsa vacuidad aniquiladora, pues es incesante, brillante, distinta y vibrante, Esta conciencia es el Padre, mente primordial, iluminación, Buda de todas las Benevolencias. Esta presencia de la indivisible vacuidad naturalmente insustancial de tu percepción y de la vibrante presencia brillante de tu conciencia despierta: ¡tal es el Cuerpo de la Verdad del Buda! Tu conciencia perdura así en esta vasta masa de luz, claridad-vacío indivisible, no sujeta al nacimiento ni a la muerte: ¡tal es el Buda de la Luz Inmutable! Resulta suficiente saber esto. Reconocer este aspecto puro de tu conciencia como el Buda sin que pierdas tu naturaleza, es habitar en la realización suprema de todos los Budas.
Oh, hijo dilecto. ¡Medítalo centrado en tu deidad arquetipo! No te distraigas. Apunta toda tu voluntad hacia ella. Medítalo como algo aparente aunque inconsistente como el reflejo de la luna en el agua. ¡No lo medites como algo material!
¡Medita en el Señor de la Gran Compasión!
Escucha, hijo dilecto, con intensa concentración. Hay seis tipos de transiciones: la vida natural, el sueño, la contemplación, el momento de la muerte, la realidad intermedia, y la existencia emergente.
Escucha con mucha atención. Despuntarán sobre ti tres transiciones: la de la muerte, la de la realidad y la de la nueva existencia. Ayer no reconociste, la luminosidad radiante de la muerte, y por eso desembocaste aquí. No te distraigas ante lo que voy a describir. Luego despuntarán para ti la realidad intermedia y la transición hacia la existencia.
Oh, hijo dilecto. Ahora experimentas la llamada “muerte”. Vas desde este mundo hacia el más allá. Pero no estás solo: le ocurre a todos los seres. Que no te tienten el apego y la insistencia sobre esta vida. Aunque te atraiga y persistas en el anhelo, no tienes el poder para permanecer aquí, no podrás interrumpir tu migración por el cielo de la vida.¡ No anheles! ¡No te aferres! Ten presentes las Tres Joyas: el Buda, la Enseñanza, la Comunidad.
Oh, niño querido. Por más terroríficas que sean las visiones de la realidad intermedia que caigan sobre ti, no olvides las palabras que siguen. Evoca en tu mente su significado sin cesar. En ellas está la clave del reconocimiento.
“Ahora que ingreso a la realidad intermedia, abandonar las alucinaciones del terror instintivo, reconoceré que todos los objetos que surgen ante mí son un vislumbre de mi propia mente, y lo entenderé como, una etapa de la transición. Ahora, en el momento más crítico, más crucial, donde todo cesa, no temeré mis propias visiones de las deidades apacibles y furiosa

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