La hora del Ayarachiy

3-05-2005
Cultura Runa del Tawantinsuyu

La hora del Ayarachiy

Jose Huaman Turpo

Si nuestras culturas promoviesen el comprendernos en carne y alma, por lo menos el momento no sería de pugnas infructuosas que nos lleven a tipificar los pueblos de salvajes e incivilizados, sencillamente resurgiría el respeto mutuo.

Si las urbes se obstinan en involucrarnos en sus formas de vida, en sus formas de concebir el mundo, la verdad, el desarrollo y los paradigmas sociales, nosotros los “runa” tenemos lo propio y las puertas abiertas de nuestros corazones pétreos, para cobijarlos en nuestros propósitos. Ven y participa de este proceso que no es sino el de convivir armónicamente entre “incivilizados”.

L a cultura, entendida como el conjunto de conocimientos y maneras de vida que toman los pueblos, las familias o las personas dentro de un territorio y su propia cosmovisión hacen que seamos distintos unos de otros. Esta diversidad de (filosofar) y desfilosofar sobre el entorno y el universo, promueve que las culturas convivan, supervivan y encuentren puntos a veces coincidentes, a veces contradictorios y hasta diametralmente opuestos, dentro del equilibrio natural de la vida social que se encapricha en el tiempo.

En una de estas perspectivas, la cultura “RUNA” vive y se desarrolla enmarcada como una de las diversidades de la cultura universal que cohabita en su lecho, con el valor, la ética la conciencia dual pluralista y sostenible hasta el momento; pero ello es totalmente adversa a la concepción y a las aspiraciones urbano- centralistas y hasta hipercentralistas. Su visión y su actuar, no sólo es incomprendido, más bien es juzgado, hasta considerado como obstáculo para el “desarrollo del país”, obviamente inaceptable en nuestra concepción Entonces esta claro, que es momento que los indios tengan la oportunidad no sólo de buscar espacios o de mendigar comprensiones, sino de protagonizar iniciativas propias y acciones convenidas que permitan reconquistar nuestra autoestima colectiva como pueblos y como individuos inherentes y cobijados en una lengua dulce, expresiva, aglutinante y adecuada a nuestras esperanzas sociales.

Se agradece a las personas que pensaron y piensan en la sangre india o runa, que actúan en nombre de millones que andan confundidos con los Apus, los Awkis y la pachamama*; re-autodescubriendonos como raza en el tiempo y en el espacio actual circundante. Hoy, es nuestra obligación moral (para) auto reanimarnos, auto impulsarnos y fortalecer nuestro legado histórico, no para petrificar o fosilizarlo más bien para dinamizar y reinvidicarnos ante el mundo, rehaciendo, perfilando y puliendo nuestra cultura en la contemporaneidad universal, apoyados en la gran experiencia científica y cultural de nuestros ancestros que se tiene, de sur a norte, de este a oeste, momentáneamente enterrada. Es hora del “AYARACHIY”, es hora de exhumar espiritualmente a los Ñaupaq Kausaqkunaq (seres ancestrales) para que oxigenen y revitalicen nuestra sangre y nuestro pensamiento.

No es para nosotros favorable la manera de existir o coexistir, imitando concepciones occidentales de economía, traducidos solamente en lo monetario y no en la productividad integral solidaria del ser humano. Necesitamos creer en nuestras propias capacidades y confiarnos entre nosotros los indios, lejos de seguir creyendo y obedeciendo al poder eterno como lo venimos haciendo hoy. Nos empecinamos en aquello que muchos prefieren resumir en el concepto de que la única forma de subsistir en el mercado globalizado es siendo “competitivos” con esta aseveración sencillamente ya por inanición estaríamos fuera de ello, porque ¿Quién pone las reglas de juego en la Globalización?, por ejemplo el ALCA, a pesar de que muchos prefieren aceptar que ya somos globalizados creo que más que globalizados somos las albúminas que servimos para cebar las economías de algunas culturas que dicen ser desarrolladas que pregonan humanismo sin embargo sus prácticas son contrarias.

Definitivamente, lo único que tenemos en las manos es nuestra potencialidad histórica y cultural. Estas potencialidades tienen que ser desarrolladas de manera creativa no sólo para integrarnos sino para actuar protagónicamente dentro de ello, sin caer en el oportunismo. Pensaríen el eterno orgullo de nuestro pasado seria como haber muerto en carne y alma o dar a entender que los herederos de una cultura milenaria nos hemos quedado en el Conformismo “Añorando” nuestro pasado.

El indio de hoy debe ser el AWKI (espíritu) viviente del presente siglo, que se alimenta de su historia para mirar con determinación el futuro adverso y con firmeza convertirlo en prominente y coherente la visión cultural india, labrada en roca firme que perdura en el tiempo, construyendo y reconstruyendo inquebrantablemente con las generaciones venideras de acuerdo a los contextos, sin perder la raíz de nuestro árbol genealógico, con una identidad ideológica y cultural. Por ello invoco a las organizaciones indígenas a luchar por un movimiento cultural de unidad indígena.

¡Multipliquémonos para sumarnos, no para dividirnos!

Ayarachiy aya: alma

Rachiy: rasguito, arañar que deja huella profunda

* Jose Huaman Turpo: originario Qechua desendiente de las culturas ltiawanako, lucre y wari que dan origen a la cultura andina. Qosqo, en tiempo atras capital de las confederaciones de pueblos del Tawntinsuyo.