Pueblos indigenas libres o no contactados

6-05-2005
Nomades del siglo XXI

Pueblos Indígenas Libres o No Contactados

Así como la situación actual nos muestra la realidad de los indígenas urbanos, en el extremo es necesario ubicar a aquellos indígenas que no mantienen contacto con las sociedades hegemónicas de los países en los que se ubican, sea porque no han sido todavía contactados o porque, por opción grupal, han decidido aislarse a causa de las experiencias negativas y de expoliación que trajo consigo el intercambio con la cultura nacional hegemónica. Tales experiencias pueden incluso remontarse a principios del Siglo XX y a los tiempos de la explotación del caucho o goma, pero permanecen vívidas en la conciencia de estos grupos. Se trata también de pueblos que hoy son acechados por algunos misioneros, que buscan sedentarizarlos y evangelizarlos, o por quienes se dedican a actividades extractivas y buscan expandir su acción hacia los territorios que ellos ocupan.

En algunos lugares de la Amazonía sobreviven pequeños grupos nómadas que evitan el contacto con lo que comúnmente conocemos por civilización. Se trata de los así llamados indígenas aislados, nocontactados, nómadas, grupos en aislamiento voluntario o forzado, pueblos libres o excluidos (Shepard 2002). Por su aparente desnudez, en el Perú peyorativamente se les conoce también como calatos (desnudos), chunchos (hoscos), bravos y hasta salvajes. Pero, escasa o reducida es aún la información que poseemos sobre ellos, su historia, su territorio, sus idiomas, sus modos de vivir y acerca de la visión que tienen sobre la población extraña que los rodea y los acecha.

En las selvas amazónicas de las regiones de Madre de Dios y de Ucayali en el Perú, donde habitan hasta 14 grupos distintos, clasificados como en aislamiento, a menudo se suscitan enfrentamientos con madereros que los desplazan cada vez más selva adentro a causa de la voracidad extractiva con la que penetran su hábitat, aun cuando se trate de reservas naturales, legalmente constituidas y reconocidas (Huertas 2002). En los últimos años, la organización que agrupa a todos los indígenas no-aislados que viven en las proximidades del Río Madre de Dios y sus afluentes en el sudeste amazónico peruano, se ha preocupado por su situación y su vulnerabilidad, y ha intercedido por ellos ante el Estado, incluyéndolos en la lucha por la consolidación territorial. Lo propio ha ocurrido al otro lado de la frontera; en el Brasil; la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) tramita el reconocimiento de territorios para indígenas aislados e incluso asigna funcionarios para que vigilen sus desplazamientos, pero no para integrarlos, sino para cuidarlos de la incursión o incluso del ataque de terceros.

Estos grupos se ven amenazados por agentes de diversas industrias extractivas, en su mayoría madereros y petroleras, por el avance del turismo de aventura, y por los persistentes misioneros que buscan reducirlos y evangelizarlos. Estas comunidades que, por lo general, no superan los 300 miembros, se aferran a su libertad y en sus desplazamientos se mueven por un territorio bastante extenso. El estudio también nos revela que entre ellos se encuentra un grupo del pueblo asháninka de la selva central peruana que vivió ante el acecho del grupo terrorista Sendero Luminoso y que habría decidido internarse selva adentro para aislarse y no correr la infausta suerte de sus paisanos. Lo propio debe haber ocurrido con los huaorani que habrían ingresado a territorio peruano, desde Ecuador, huyendo del avance de las petroleras en ese país. Otro de los peligros que confronta la mayoría de estos grupos es el avance de los buscadores de oro y de los narcotraficantes en la zona.

Los miembros de los pueblos indígenas en aislamiento se dedican a la caza y a la recolección y, como se ha señalado, circulan por un extenso territorio que, por considerarlo propio, delimitan a través de distintos tipos de marcas y señales que dan cuenta de su proximidad o trayectoria (Ibíd.).Habitan tanto en el Perú como en el Brasil y, según la Fundación Nacional del Indio del Brasil (FUNAI), en el Estado del Acre serían entre 600 y 1000 y pertenecerían a tres grupos etnolingüísticos diferentes. Lo cierto es que algunos piensan que “No son tan pocos como algunos madereros, periodistas, estudiosos y religiosos nos quieren hacer creer; […] migran por territorios extensos entre diferentes cuencas [..] y otras regiones remotas de la Amazonía, cazando, pescando y recolectando los recursos dispersos de la selva exuberante y cruel; […] algunos de ellos habrían abandonado la agricultura, quizás huyendo de las correrías de la fiebre de la guerra del caucho; […] no conocen el dinero, ni las cosas que el dinero compra, […] no tienen inmunidad contra enfermedades comunes como la gripe; […] no deben tener vergüenza de su propia desnudez pues con sus pinturas corporales y otros adornos no están desnudos, por lo menos, hasta que llegue alguien para enseñarles que sí lo están” (Shepard 2002: 11).

Como es de comprender, estos hombres, mujeres y niñas y niños amazónicos viven en completa libertad pero en una situación extremadamente frágil. Mantienen su organización social, su cultura y su lengua, aun cuando algunos de ellos tuvieran contacto con la sociedad occidental hace algún tiempo y, en consecuencia, hayan incorporado algunos elementos ajenos a su tradición (sobre todo, herramientas de metal como cuchillos y machetes). Pero, pese a todo ello, persisten en su voluntad de aislamiento y por medio de gestos o señales que envían a quienes quieren aproximárseles manifiestan que no desean contacto ni siquiera con sus hermanos indígenas ya contactados y que han sido integrados al sistema occidentalcriollo vigente. “No sabemos exactamente por qué. Sea por memorias remotas de la sangrienta época del caucho, sea por conflictos más recientes con invasores diversos, sea por miedo a la gripe, o simplemente porque se consideran los únicos seres humanos auténticos y que el resto somos unos bárbaros” (Ibíd.:12).

En Brasil, existe una polémica acerca de si se trata de indígenas libres o de indígenas excluidos (Huertas 2002).El gobierno del Perú los considera ciudadanos comunes y corrientes y, por tanto, no es necesario pensar ni en consideraciones especiales ni en ninguna legislación diferente, aun cuando se encuentren en serio riesgo de exterminio (Shepard 2002).

¿Cuál es el futuro de los indígenas aislados? Infelizmente, no hay necesidad de consultar una bola de cristal para predecir el futuro de estos pueblos desconocidos. Basta observar la historia de las últimas décadas, del último siglo, de los últimos quinientos años. Guerra, colonización, explotación brutal y depredadora de los indígenas y los recursos naturales, aniquilamiento de la población nativa por epidemias, dislocación territorial y finalmente, para los que tienen suerte, los sobrevivientes, asimilación, humillación y marginación por debajo del último escalón de la sociedad nacional. Mencionaremos [… a] los Yora, habitantes temidos del Alto Manu que rechazaron a los invasores madereros, petroleros, misiones y hasta la propia Marina de Guerra del Perú, hasta 1985, fecha en que fueron contactados forzadamente como resultado conjunto de todos los mencionados invasores. Murió más de la mitad de la población en los primeros años de contacto. H