Mexico surrealista: Tlahuac o cuando la gente se pone loca

El linchamiento en Tláhuac

Hace como 3 años iba viajando en un microbús –que iba despacio- cuando oí desde la calle que una señora gritaba “¡se roban a mi hijo!”. Como estaba cerca de la puerta, me bajé junto con otros pasajeros y detuvimos al supuesto secuestrador –que iba en un auto viejísimo. Resultó que el señor era el esposo de la tipa –que estaba borracha- y se habían peleado, así que decidió llevarse al niño. Nosotros perdimos el tiempo, nos sentimos como inútiles y todo se arregló con la llegada de un policía de tránsito (que nada tenía que hacer ahí).

Este ejemplo muy tonto me va a servir para dar mi opinión acerca del caso Tláhuac. Para el que no lo sepa, es un asunto que se dio en la Ciudad de México y cuya historia resumida es así: unos policías estaban tomando fotos afuera de una escuela primaria, supuestamente porque estaban tratando de descubrir a unos vendedores de droga. Alguien se dio cuenta de que apuntaban hacia donde estaban los niños y gritó “¡son robachicos!”. Resultado: la gente se les fue encima, los golpearon y a dos de ellos los quemaron ¡vivos!. El tercer policía está muy grave y al parecer no la va a librar.

Hay varias cosas más que decir: las cámaras de televisión grabaron cuando los policías pedían ayuda. Los refuerzos nunca llegaron y la ejecución se llevó a cabo en vivo, en un noticiero, ya que había un helicóptero grabando todo. Desde el momento en que agarraron a los supuestos robachicos, hasta que llegaron los refuerzos pasaron 3 horas ¿por qué? Misterio…

El ejemplo que di al principio me viene como anillo al dedo, porque en ese caso yo –sin deberla ni temerla- me fui sobre el supuesto secuestrador, ya que pensé que la víctima era la mujer ¿qué me llevó a actuar así? No lo sé, pero me imagino que en Tláhuac la gente fue alborotada con el mismo principio: alguien grita, y todos van a la bola.

Claro que yo nunca pensé en quemar vivo al tipo, como lo hicieron con los policías. Ahí fue donde la situación se le salió de las manos a los habitantes de Tláhuac y se convirtió en un drama de equivocaciones: los golpearon, pensaron que no fue suficiente y los asesinaron. Las policía llega, y como no sabe a quien agarrar, se lleva a los que quiere y mete a todos a la cárcel. Pero como los refuerzos nunca llegaron a tiempo, el presidente decide quitar al jefe de la policía, por inútil. El jefe de la policía pide que también se despida al jefe de la seguridad a nivel federal porque tampoco llegó. Error tras error.

Total que todo lo que hagan no va a hacer que los policías asesinados recuperen la vida. Entiendo que hay frustración porque la seguridad de la capital está francamente mal pero eso no debe llevarnos a portarnos como cavernícolas. Y para los que digan que violencia no genera violencia: a los pocos días en dos lugares distintos pensaban hacer lo mismo, tomando la justicia por su propia mano ¿Llegaremos a un punto donde será todos contra todos? esperemos que no.