El Mexico surrealista: El pais de las colas

El país de las colas

Si hay algo que caracteriza a nuestro país es la manía de hacer cola en todos lados. La “cola” para el que no lo sepa y viva en otro país, es hacer fila, hacer línea o formarse una persona atrás de otra (como le quieran decir). La “cola” se forma en cualquier lugar y con cualquier motivo: hay colas memorables, como la cola para comprar tortillas o la cola para pagar el teléfono.

Estamos tan acostumbrados a las colas que las incorporamos a la vida mundana sin mayor problema. Si estás formado en el banco y necesitas llenar un papelito le puedes encargar tu lugar en la cola a la persona de adelante (“¿me guarda mi cola?”). Sin embargo la cola es algo de respeto: sabemos que para inscribirte en la escuela hay que llegar temprano a hacer la cola, o que una película en el cine es muy buena cuando hay cola.

Si de repente ves mucha gente amontonada en un puesto de tacos, puedes preguntar al de hasta atrás que dónde va la cola para formarte. O el taquero puede decir “hagan cola” para poner orden (y no, como seguro muchos pensarán, que le dijeron a Jennifer López de niña “haz cola, mi’ hijita”).

El lugar en la cola es algo sagrado. No te puedes mover ni un centímetro a un lado porque el de atrás ya te ganó el lugar. Además tienes que estar atento a avanzar en cuanto lo haga el de adelante, porque te pueden saltar o gritar. Lo imperdonable en México es tratar de meterte en la cola: si llegaste tarde o tienes un amigo hasta adelante de la cola tienes que ser muy discreto para poder meterte porque o si no todos los de atrás comenzarán con la rebatinga de “¡vete a la cola!” “¡a la cola, a la cola!”.

Hay veces en que la cola es enormeee, como cuando hay que pagar la luz o te quieres inscribir en un concurso de belleza. Muchas veces la cola sigue por calles y calles y ahí no tienes más remedio que aguantarte a que llegue tu turno. Sin embargo lo peor que te puede pasar en una cola es que:

1) te toque un mal vecino de cola: gruñon, que huela mal, que haga payasadas, que se enoje de todo o que esté renegando que está formado
ó
2) que hayas estado formado muchísimo tiempo en la cola para que al final te des cuenta que debiste formarte en otra cola o que cerraron justo cuando ibas a llegar. De muerte.

Sin embargo la característica más admirable de la cola es que tienen vida propia. Yo lo he comprobado en numerosos experimentos científicos controlados (casi): si estás en un lugar cualquiera y te paras como haciendo una cola, siempre habrá gente que se forme atrás de tí aunque no sepa para qué se está formando. Comprobadísimo, lo juro. Y lo mejor: si tienes un montón de personas atrás y te mueves de un lado a otro sin avanzar (sólo hacer como que estás avanzando) la cola empezará a moverse como por arte de magia. Chécalo la siguiente vez que hagas cola.