Jacques Cousteau y el Amazonas-4364

El famoso oceanógrafo francés se preguntó sobre la relación entre el Amazonas y la humanidad.

Las tribus amazónicas siempre han tomado de su entorno únicamente lo necesario para su supervivencia.

El agua, del latín aqua , es una sustancia inodora, insípida e incolora compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Es fundamental para toda forma conocida de vida. Los humanos, como especie de seres vivos, la necesitamos. Compone entre el 58 y el 70 por ciento de nuestros cuerpos. Hay, sin embargo, algunos especímenes que superan el nivel de necesidad y desarrollan una relación extraordinaria con el agua. Jacques Cousteau, por ejemplo, le dedicó su vida.

Famoso oceanógrafo francés, fue un explorador e investigador de todo lo relacionado con las grandes masas de agua. Con Calypso , su inseparable barco, recorrió el planeta. Inventó, por ejemplo, el sistema de buceo conocido como Aqua lung , que dio al buzo la posibilidad de respirar a través de un tanque, con independencia de la superficie. También fue un precursor en el desarrollo de cámaras fotográficas y de video sumergibles, y las filmaciones de sus aventuras fueron transmitidas por televisión durante años.

Mientras recorría maravillado el río Amazonas, adentrado en la selva, Cousteau concluyó un texto que escribió durante el viaje y dejó planteado uno de los grandes debates que quedan sin resolver: “Entre aquellos que nos precedieron hay quienes retratan al Amazonas como un infierno verde, y quienes lo consideran el jardín del Edén. Me pregunto qué será para nosotros”.

Amante del agua en sus distintas formas extensas y de la naturaleza, en general, el viaje de Cousteau al Amazonas era, por lo menos, obviamente necesario. Como curiosidad extra, incluso cuando murió el marino francés, en 1997, el río Amazonas no era considerado el río más largo del mundo. De hecho, todos los libros publicados antes del año pasado atribuyen ese récord al Nilo, de Egipto. Una medición realizada hace algunos meses dictaminó que el río latinoamericano supera al africano en longitud por alrededor de 40 kilómetros. La Wikipedia ya lo actualizó y, por ende, es indiscutido y oficial hasta que alguien vuelva a establecer otra verdad indiscutida y oficial.

Las tribus amazónicas siempre han rendido tributo a la selva como origen de la vida y han tomado de ella sólo lo necesario. Más tarde, los europeos conquistadores, intimidados por su magnitud (6.000.000 de kilómetros cuadrados), la enfrentaron como un peligro más, un desafío que debía ser domado. Luego estuvieron quienes, como afirma Jacques, “han predicho que su fértil terreno terminará alimentando al mundo”. También están los otros que, con un menor sentido de fraternidad, han visto a la selva como un supermercado infinito de maderas y pieles de animales.

Entonces, “ ¿Qué será para nosotros? ”. En su texto, Cousteau no puede explicarse por qué, a pesar de los intentos, no se pudo llegar a ese “futuro dorado” donde la humanidad podría vivir de las bondades de la selva. Hay una respuesta posible. Por un lado, los conflictos humanos en todos los niveles (ya sea guerras mundiales o peleas entre hermanos) demuestran la enorme dificultad que significaría tomar decisiones que involucren a toda la humanidad, a toda la especie. Por otro lado, quizás la respuesta no será esperar que el Amazonas haga más cosas por nosotros, sino intentar proteger lo que ya es.

Sigmund Freud dijo: “La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros; siglos atrás, me hubiera quemado a mí”. Tal vez el Amazonas para nosotros no deba ser nada más que el Amazonas. ¿Será suficiente