La autogestión y la América proletaria

La autogestión y la América proletaria
Información de la COB (Brasil)
Mensaje de Fabio Luz a Secretariado, Secciones y Amigos de AIT, Porto Alegre 05/01/03  Sindicato de Oficios Varios FORGS-COB-AIT cobforgs@yahoo.com.br / publicado en http://periodicocnt.org/

1. La falsedad en la utilización de un concepto utilizado para engañar y acabar con los derechos de los trabajadores.

Vean cómo es utilizado el dinero de la nación para aumentar la miseria del pueblo.

Los organismos del capitalismo Proyectos de Autogestión y Cogestión, Gerencia Ejecutiva de Trabajo, Rendimiento y Desarrollo Local, comprendidos en las siglas AS/GETRE/BNDES, ofrecen el siguiente texto, destinado a confundir los propósitos de la lucha trabajadora:

Autogestión es un modelo administrativo en el cual el control de la empresa es ejercido por los trabajadores. El objetivo principal es la democratización del capital a través de soluciones colectivas para el mantenimiento de los puestos de trabajo, asociada al desarrollo y al crecimiento empresarial.

Los proyectos de autogestión se destinan a los trabajadores organizados, en su mayoría en asociaciones o cooperativas en los sectores industrial y de servicios.

El BNDES fomenta la asociación de trabajadores procedentes de empresas en proceso de desverticalización o de privatizaciones que adopten una estrategia de terciarización, apuntando al aprovechamiento de la experiencia de esos profesionales, de modo que se asegure la permanencia en mercado de trabajo.

Los principales requisitos para la financiación a empresas en proceso de autogestión son la viabilidad del negocio y el compromiso individual de cada uno de los socios con la estructura, que debe ser compatible con las demás empresas del sector.

Teniendo por misión estimular el surgimiento y consolidación de esas empresas, el BNDES, se dispone a examinar directamente operaciones con valores superiores a 150.000 dólares y a apoyar, en caso necesario la aportación técnica y gerencial de las organizaciones. Además de esto, posibilita la adquisición de máquinas y equipos usados y la obtención de crédito para capital de inversión.

El modelo de autogestión es aquel en el cual el control es ejercido totalmente por los trabajadores, y el de cogestión, es aquel donde los socios comparten el control con sus empleados.

La línea de financiación utilizada para este tipo de proyecto es el FINEM.

2. Explicando el concepto de autogestión.

Como la autogestión es una de las metas del anarquismo y del sindicalismo revolucionario es útil exponer lo que nosotros entendemos por esta idea y revisar sus problemas, alcances, posibilidades, etc.

La autogestión es un proyecto o movimiento social que tiene como método y objetivo que las empresas, la economía y la sociedad entera sean dirigidas por los trabajadores de todos los sectores, uniendo la producción y distribución de bienes y servicios, propugnando la administración y la democracia directa.

Examinemos nuestras afirmaciones anteriores: La autogestión se opone a “heterogestión”, que es una forma de conducir las empresas, la economía, las políticas o la sociedad al margen del conjunto de los trabajadores, como acontece ahora, cuando las empresas y la economía son dirigidas por el capital, la política por los partidos, y la sociedad por el estado.

Es un proyecto o movimiento. Ello quiere decir que no es un modelo inmediato. Su organización, estructura y también su funcionamiento serán fruto del deseo, del pensamiento y de la acción de los miembros del grupo implicado (una fábrica, una propiedad agrícola, una oficina o una sociedad entera) sin preconceptos ni imposiciones.

Es social por no ser individual. La administración es el procedimiento de diligencias para una cuestión, lo que implica la participación de más de una persona. Si esta administración es llevada a cabo en el seno de un grupo, por medio de acuerdos y sin coerciones externas, la libertad individual no es afectada, lo que está en la base para que un acuerdo no signifique ningún tipo de sumisión.

La autogestión es método y objetivo, quiere decir que su fin es la propia y plena participación del individuo en el conjunto social, asumiendo de forma directa y colectiva la conducción de su grupo. La única forma de alcanzarla es la ejecución de acciones autogestionarias. No hay un método que nos lleve a la autogestión más que su propio ejercicio en un medio colectivo.

Fueron mencionados dos aspectos, social y económico, y en este último dos niveles: macroeconómico y microeconómico. En el nivel microeconómico, la empresa autogestionada se caracteriza porque su dirección está en manos de los trabajadores y no en manos de los patrones, tanto privados como estatales. En el nivel macroeconómico lo anteriormente dicho se traduce en la total pérdida de peso del capital en las decisiones económicas (como lo es ahora), siendo los trabajadores y sus intereses colectivos los que pasen a dirigir la economía (colectivismo confederal de la COB/ACAT/AIT); creando para esto, si fuera necesario, nuevos sistemas de organización. Extender la autogestión a la sociedad implica hacer desaparecer todos los centros de poder que ahora se reservan a la administración político-social, tales como los partidos políticos, las burocracias sindicales, el estado, el ejército, etc.; poniendo en las manos de todos los miembros de la colectividad sus asuntos, sin intermediarios, dirigentes o líderes, organizándose de la mejor manera que juzguen necesaria o más apropiada.

3. ¿Autogestión o Cogestión?

Antes de definir lo que es la autogestión, tratamos de analizar su significado. Resumiendo, es la toma por parte de los trabajadores, en forma directa, de sus propios asuntos, tanto económicos como políticos, sociales y de defensa, sin la interferencia de otras instancias, como por ejemplo los representantes del capital, de los partidos políticos, del estado o del ejército.

Existe, en sentido opuesto, otro concepto que la burocracia sindical utiliza algunas veces y que es el de la cogestión. La cogestión es un modelo de participación caracterizado por la composición paritaria de las instituciones. En otras palabras, patrones y trabajadores participan en número igual de la dirección de la empresa (en el mejor y más hipotético de los casos), con un hombre “neutral” para resolver situaciones de empate. Este sistema opera en Alemania desde 1976 y en menor grado o más semejante en otros países.

La autogestión es algo muy diferente de la cogestión. Como dijimos, la cogestión es una forma de participación, o sea tener parte en una cosa. Pero tener parte, en este caso, significa admitir la validez de una estructura preexistente, la empresa o la fábrica, haciendo los trabajadores una contribución a la dirección de algo que no les pertenece. En la cogestión el patrón cede, inteligentemente, parte de su poder dictatorial para conciliar o superar conflictos entre los empleados y los propietarios. Pero de ninguna manera se pone en duda quién es el que manda, quién tiene la última palabra, o quién es el amo: el capital, tanto privado como estatal, nunca los trabajadores.

La autogestión no es ninguna participación. En la autogestión no hay dueño del capital, sea privado o estatal, mayoritario o minoritario que participe o no participe. Es solamente la totalidad de los trabajadores la que asume la dirección y la administración de la empresa. No se trata de limitar el factor capital en la conducción de la empresa sino de eliminarlo.

A esto se suma el hecho de que la autogestión también pretende una transformación total y radical de la sociedad, y no sólo de la empresa. Por otro lado la cogestión es un sistema de participación que puede coexistir con cualquier sistema político y adaptarse a cualquier organización social. La autogestión es una intención de modificar la organización social y la noción de política, pasando a las manos de todos y de cada uno, de una manera directa y sin intermediarios, todos sus asuntos.

4. Autodescubrimiento=Autogestión

Muchos fueron y serán los comentarios relativos al Quinto Centenario del 12 de octubre de 1492. Se le da diferentes nombres: descubrimiento de América, encuentro de dos mundos o la conquista salvaje de América. En cada caso, hay razones que justifican el que se considere de uno o de otro modo. El nombre de descubrimiento se fundamenta en que nuestro continente no era conocido en Europa. Calificarlo de encuentro de dos mundos minimiza los hechos de violencia que acompañaron el acontecimiento, como también reducir ello a conquista sangrienta ignora toda la contribución cultural que vino de la península ibérica a estas tierras y que es innegable sin ignorar la influencia que en algunas áreas de América tuvo la etnia africana que también es “invasora” (a pesar de haber sido forzada a ello).

El debate y la discusión de estos tópicos no deja de ser buena, pero yo pienso que no debería confundirnos de forma que nosotros no veamos lo que yo creo que debe ser nuestra principal preocupación. Medio milenio es mucho tiempo de mezcla entre íberos, indios y negros, así que sin negar la importancia de origen, surgió de esa mixtura un tipo singular de habitante del Planeta. Es fruto de esas culturas que lo conformaron, pero también de una geografía, de una historia, de experiencias, de éxitos y de fracasos, de luchas, de esperanzas que le son propias. Esta humanidad que aquí se desarrolló no es peninsular, ni indígena, ni negra, ni una mixtura de ellas. Es diferente. Diferente de otras situaciones en que se produjeron mixturas semejantes. Es un ser humano diferente, ni mejor ni peor que los otros, pero con aspectos positivos y negativos que le distinguen.

Este hombre latinoamericano, ya con quinientos años de historia, tiene en perspectiva una empresa de gran alcance para su futuro y los tiempos están ya maduros para que sea asumida. Yo llamo a esta empresa la de su AUTODESCUBRIMIENTO. Descubrirse a sí mismo pero no mirando al pasado, discutiendo su origen o contentos con las realizaciones de los que ya se han ido, sino atento al futuro. Se trata de procurar investigar en nosotros mismos lo que somos, lo bueno que tenemos y nuestros defectos, seleccionar las metas que nos lleven al futuro que nosotros queremos construir. Apuntar a lo que nosotros queremos, que no tenga necesariamente que ser lo que otros quieren, e intentar alcanzarlo del modo que mejor se adapte a lo que somos. Hace por lo menos cincuenta años que existe el sentimiento de estar persiguiendo algo que no es nuestro, usando modelos que no nos acaban de convencer, copiando erradamente las experiencias de otras personas, con el resultado de un deterioro económico, cultural y moral de nuestros hombres y mujeres. Son tiempos de retomar la obra que los más visionarios constructores de la independencia advirtieron, pero que no pudieron concluir: AUTODESCUBRIRNOS como humanidad latinoamericana, como primera condición para poder autogestionar nuestro futuro.

5. La perspectiva de una América proletaria, unida y libertaria.

Pensamos que el gran proyecto de este nuevo siglo pasa por liberarnos de la sumisión y vasallaje al imperio de los “amos” del poder-USA. Ella es una lucha que pasa por apoyar la lucha por la libertad de los propios americanos y contribuir a acabar con las guerras fomentadas por la avidez del capitalismo en el mundo entero.

Nuestras perspectiva económica y solidaria es la de la construcción de una grande unión y confederación, la de Asociación Continental Americana de los Trabajadores (Norte, Centro y Sur: ACAT). Vale igual el pueblo de Canadá, el de los Estados Unidos, el de los países de América Central, como los de América del Sur.

Latinos o anglosajones, todos hermanos de un gran proyecto de liberación.

La lucha por la emancipación de los trabajadores y de las naciones pasa por ayudarnos mutuamente para que esos objetivos se cumplan, lo que debe acontecer como la unión y la solidaridad de todos con las causas locales y nacionales.

Nos es necesario liberarnos del proyecto nazi-social-demócrata, fortalecedor de las estructuras de sumisión a las Religiones, a los Partidos y al Estado. Liberarnos del vasallaje a la hegemonía de los intereses de supervivencia del capitalismo, de las grandes corporaciones y empresas.

Debemos luchar por un gran proyecto de liberación, de intercambios y solidaridad internacional entre los trabajadores.

Nuestras luchas deben apuntar en el sentido de la construcción de una América PROLETARIA, UNIDAD Y LIBERTARIA en los términos que se proponen en los principios y finalidades de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT).

La lucha por la autogestión, por la conquista inmediata de los derechos obreros, por la reducción del trabajo a 30 horas semanales sin reducción salarial, por la unificación de las bases dadas a los distintos colectivos, por la paridad del dólar en la recuperación de los valores del salario mínimo y contra la imposición sindical que sustenta el hambre y la miseria de los trabajadores al mantener la sumisión al estado y a los patrones a través del seguidismo de las burocracias sindicales.