tezcatlipoca el espejo humeante

tezcatlipoca

el espejo humeante
por: sebastián sánchez

Tezcatlipoca bajo el aspecto de pavo. (Códice Borbónico).Como en casi todos los nacimientos u orígenes de los dioses de diferentes mitologías, existen muchas versiones sobre el nacimiento del dios azteca Tezcatlipoca. Su padre y madre es el gran dios creador Ometeotl, dios de la dualidad, que al poseer tanto el principio creativo masculino como el femenino, también aparece representado por la pareja Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, señor y señora de Nuestro Sustento.
La versión expresada por la Historia de los mexicanos por sus pinturas y la Leyenda de los Soles sobre el nacimiento de Tezcatlipoca coincide con la que aparece en los monumentos aztecas: Dentro del decimotercer cielo, la pareja creadora dio a luz a cuatro hijos. El primero es el Tezcatlipoca Rojo; el segundo es el Tezcatlipoca Negro (el de mayor importancia en la mitología azteca); el tercer hijo es Quetzalcóatl; y el cuarto Huitzilopochtli, principal dios protector de los aztecas.
Otra versión considera que a partir del sacrificio voluntario de Ometeotl se engendran cuatro Tezcatlipocas, y que con ellos van sucediendo las cuatro edades (las cuatro creaciones del mundo humano). También se identifica a cada uno de los Tezcatlipocas con un color (negro, rojo, azul y blanco), y se los asocia con los cuatro rumbos del universo.
Tezcatlipoca es el dios del cielo nocturno, la luna y las estrellas, señor del fuego y de la muerte. Su nombre se traduce como espejo humeante, porque su ídolo estaba pintado con un tizne de reflejos metálicos, conocido como tezcapoctli, humo espejante. Esta idea de espejo de imagen brumosa e inestable, así como su relación con las actividades profanas, sugieren que Tezcatlipoca es un símbolo de la humanidad, un reflejo de nuestro mundo imperfecto.
Se le atribuye además, el nombre yáotl (el enemigo) y se lo asocia con las fuerzas de la destrucción y del mal. Por esta razón era uno de los dioses más temidos y respetados del panteón azteca. Se creía que andaba de noche aterrando a los cobardes o potenciando la fama de los “supuestos” valientes que soportaban la terrible y desagradable presencia del dios.
Una de sus características más relevantes es poseer la juventud eterna, por eso era llamado telpochtli (el siempre joven).
Era invisible, virtud por la que se lo creía omnipresente.
A tantos nombres complicados para nuestro lenguaje se le suma el de nécoc yáotl, que significa sembrador de discordias de ambas partes. Los aztecas consideraban que Tezcatlipoca incitaba a unos contra otros para que tuviesen guerras.
A pesar de todas las descripciones dantescas que lo caracterizan, Tezcatlipoca siempre equilibra su imagen con buenas acciones, como la creación del aire y la música.
Cuando el sol ingresa en la región de la gravedad y desciende hacia la materia acompañado de las divinidades del oeste, se producen varias etapas señaladas por las sucesivas representaciones del astro: el colibrí, signo de la plenitud, es reemplazado primero por el águila descendente, y luego por el tigre. El simbolismo de Tezcatlipoca recuerda al sol en esta cuarta porción del espacio, porque el tigre, imagen de las profundidades subterráneas, es su principal doble. El otro es el pavo y es probable que sea un símbolo del sol exilado sobre la Tierra, una encarnación del águila caída.
La condición de espejo resume a Tezcatlipoca, los contrastes y dualismos presiden todas sus funciones. Huitzilopochtli es el cielo azul, el cielo del día, y el guerrero del sur, mientras que Tezcatlipoca representa al cielo nocturno, al guerrero del norte.
Otro ejemplo de dualidad y contraste es la rivalidad entre Tezcatlipoca y su otro hermano. Quetzalcóatl, un dios benéfico, descubridor de la agricultura, preside el Calmécac, escuela de los nobles, de donde provienen los jefes cívicos, militares, sacerdotales y de la realeza. Mientras que Tezcatlipoca, el dios todo poderoso, multiforme y ubicuo, preside la casa de los guerreros jóvenes y solteros, el Telpuchcalli, escuela popular donde asisten plebeyos. Los dos dioses son creadores, en forma alternativa, del universo; el triunfo de uno representa la derrota para el otro. Tezcatlipoca fue quien obligó a Quetzalcóatl a huir de Tula, abrumando con pesadumbres a él y a su pueblo. En otra ocasión le regaló un espejo. Quetzalcóatl al ver por primera vez su rostro y descubrir que era un rostro humano temió ser un mortal más. Por eso se emborrachó y cometió incesto con su hermana.
Entre las obsesiones artísticas de Jorge Luis Borges se encontraban los tigres y los espejos, por extensión se encontraba Tezcatlipoca. Me parece una buena excusa honrar al dios azteca deleitándonos con la poesía de Borges “Al espejo”:
¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
El menor movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Eres el otro yo de que habla el griego
Y acechas desde siempre. En la tersura
Del agua incierta o del cristal que dura
Me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
Te agrega horror, cosa de magia que osas
Multiplicar la cifra de las cosas
Que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…
Entre las festividades con sacrificios en honor a Tezcatlipoca se destacaba el Tóxcatl, que era como la pascua de resurrección. En esta festividad se elegía a un prisionero joven y apuesto para vivir un año de lujuria y placer, luego la víctima disfrazada de Tezcatlipoca subía a lo alto del templo, donde se le extraía el corazón. El dios, sacrificado en la persona de un prisionero, renacía en otro hombre joven que lo representaba hasta morir el año siguiente.