Cumple 50 años La filosofía náhuatl de León-Portilla

Cumple 50 años La filosofía náhuatl de León-Portilla

JOSE GALAN

La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, obra de Miguel León-Portilla, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, cumplió 50 años de su publicación. Por su relevancia, esta tesis de doctorado en filosofía con especialización en historia prehispánica -que le valió el reconocimiento Summa cum Laude- ha sido reditada en 10 ocasiones por esta casa de estudios, y también traducida al ruso, alemán, francés e inglés y, más recientemente, al checo.

Con esa investigación, el destacado universitario se convirtió en el primer especialista en tratar dicho tema de forma sistemática, ya que hasta entonces sólo se habían hecho alusiones de su existencia. Por ejemplo, en un manuscrito en náhuatl que está en la Biblioteca del Palacio Real, en España, Fray Bernardino de Sahagún mencionó en un margen a “los filósofos”.

El libro, expuso su autor, consiste en el estudio de los planteamientos que los antiguos mexicanos se hicieron referentes a problemas como cuál es la raíz de los seres humanos, qué hay en el más allá, qué se puede decir de la divinidad, qué es lo más valioso en la Tierra, y otra serie de reflexiones que pensadores de todas las latitudes se han hecho.

Los pueblos nahuas tenían una visión propia del mundo y una concepción del tiempo y del espacio; sobre los seres humanos pensaban acerca de educación, historia, derecho, moral o arte, como se plasma en las páginas del libro, subrayó. Ahí también se abordan los orígenes de ese pensamiento, desde los teotihuacanos y toltecas; y en las recientes ediciones, se hacen consideraciones críticas en torno a la filosofía náhuatl, añadió el investigador.

A diferencia de hace 50 años, refirió, hoy la sociedad acepta la existencia de un corpus filosófico náhuatl. “Al principio hubo gente que se reía y decía que estaba loco, que cómo los indios lo iban a tener, que eran casi salvajes”. A ello, su maestro y tutor de tesis doctoral, Angel María Garibay, respondía: “Esos hombres, creadores de un arte extraordinario, de Teotihuacán, Monte Albán, Cholula o Palenque, ¿no pensaban?”