Realidad del alma

TEXTO DE DE WAMANI
“REALIDAD DEL ALMA”
Función crítica del esquizoanalista

Introducción
Esto que se presenta en este escrito, intenta ser trazos, líneas de lo que nos viene convocando. Crisis y situaciones extremas donde la vida se nos presenta como un continuo Kairós encubierto que nos propone reinventarnos y reinventar formas de intervención en dispositivos que representen estados actuales –vitales- donde operar desde el saber-hacer nuestro.
Interrogantes que intervienen en cada paso dado –tanto de manera grupal, como la síntesis de vida de cada uno-; trazos –como decía al comienzo, líneas- que dan cuenta de mapas en plena transformación en incesante movilidad.
Producción colectiva invitando a transitar cartografías en espíritu de disposición de enunciación contribuyendo a la producción de subjetividad en efectos maquínicos; arriesgando conjeturas.
Laboratorios de producción de deseos montado en casas, en lugares de trabajo comunes y no tan comunes. Laboratorios que por sus características y por su especificidad pueden estar presentes aún cuando las circunstancias denoten otra cosa, deviniendo dispositivos grupales abiertos y naturales al alcance de visiones y manos, formando parte de una red infinita e invisible desde donde agenciarse de los aportes de la lectura de la realidad desde la “realidad del alma” mas su implicancia existencial; llamado a poner el cuerpo y andar.
Me propongo una relectura del espacio psicológico y su intervención articulando la relectura de “Realidad del Alma” (Carl Gustav Jung) la implicancia del descubrimiento del motivo de la especificidad de la materia desde función crítica, ecovisión del esquizoanalista.
“Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás…
En este trabajo articularé la cuestión realidad del alma “puesto que el alma mediante la expansión de sus propias energías y la expresión simbólica de sus propios impulsos. El inconsciente colectivo sería el depósito de energía del cual se forma la consciencia individual y el conjunto de relaciones entre ésta y la consciencia social, que designamos con el nombre de persona”1. Está planteado desde una perspectiva Latinoamericana tomando como referencia a los pueblos originarios de América y su multiplicidad. Teniendo presente a lo largo del trabajo en sus diferentes enfoques y dinámicas que el “objeto de la psicología es el alma”2. Proponiendo una psicología con alma considerando lo Bio-Psico-Social-Cultural-Espiritual como un espacio común de la especificidad de la materia.
De esta manera el mapa se irá tornando multiabarcativo con posibilidades a despertar, a activar hipervínculos (los propios), reconocer y activar otos; de esta manera, acceder al descubrimiento de universos favorecido por el estímulo de lo distinto.

Malestar y bienestar
… Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción.
Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.
Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta.
Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición.”
Se tiende a creer, debido a un discurso preponderante instalado, que las dudas existenciales básicas de la humanidad no son comunes a todos, dudas que pasan por saber de dónde venimos hacia donde vamos. Como habitantes de Latinoamérica vemos el mundo desde una perspectiva que hemos adoptado y creemos propia, pero que es concebida desde una forma de pensamiento diferente al nuestro.
Tal vez deberíamos bucear en esa mañana dudosa en que los buscadores el oro perdido posaron sus pies en las orillas del mar dulce, trayendo consigo todo un bagaje cultural distinto del que por estas tierras se vivía. Sabemos que culturalmente, por ascendencia, la cultura europea –occidental- nos ha legado una modalidad de pensar, de sentir y hacer bastante distinta a la de los nativos de nuestra propia tierra.
Desde tiempos remotos los griegos, los filósofos y pensadores del viejo mundo se preocuparon por tratar de llegar a discernir la razón de la existencia del hombre a través del Ser: soy – quién soy – qué soy. Como antecesor del: ser – hacer y tener.
Todo nuestro sistema racional, lógico y occidental está basado en esta premisa, al punto que el: pienso, luego existo de Descartes dio base a la fragmentación de todo el conocimiento que, por otro lado permitió la evolución del conocimiento, llegando la civilización al punto que todos vivenciamos, evolución relativa dado que el hombre no ha evolucionado de manera igualitaria a la adquisición de conocimiento.
Las culturas de los pueblos originarios de la Abya Yala Pacha, íntimamente ligadas al culto a la tierra, a la Pacha, desarrollaron llamativamente otra premisa: ¿dónde estoy?, Estoy o no estoy. Me propongo, a partir de esta base, desarrollar el malestar y bienestar desde la perspectiva de la cultura de los pueblos originarios en particular desde la visión Latinoamericana.
La forma de abordar la realidad se modifica radicalmente, si partimos de concepciones distintas. De esta manera y bajo esta misma visión se modifica la forma de abordar la salud y la enfermedad… mal-estar y bien-estar.
“…los norteamericanos deben de estar locos, al creer que los pensamientos se hallan en la cabeza. A su juicio todo hombre cuerdo piensa con el corazón”3.
Estas culturas tradicionales definen a la enfermedad como malestar, pero no un malestar como lo entendemos desde nuestra óptica del sentirse mal, sino como “mal estar” en contraposición a un “bien estar” con respecto a la Pacha. Decir Pacha – Tierra – Gaia es nombrarlo conforme a todo lo que nos rodea. Somos cuerpo y pensamiento, sin embargo, cuerpo y pensamiento no siempre están en armonía, y de esto deviene “mal estar”; connotando “no estar”.
Si nos ubicamos en coordenadas de tiempo y espacio se puede decir que acá estamos con cuerpo y pensamiento, sin embargo, este pensamiento puede estar en otro momento, en el pasado, a través del recuerdo, o en el futuro a través de la imaginación; lo que en cierta forma da cuenta que no se está aquí y ahora, también de que si no se está aquí y ahora es porque hay algo que afecta la relación con este presente. “Bien estar” implicaría hacer, responder con plena responsabilidad e imaginación creativa en el aquí y ahora.

Accesando al proceso de conocimiento
…En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción.
Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor.
Entonces le cantan su canción…
Rodolfo Kusch filósofo argentino, plantea la diferencia entre el pensar y el sentir adquirido de las civilizaciones europeas sobre el que se debería haber heredado de las culturas originarias. Kusch plantea que en la adquisición de conocimiento en occidente se observan cuatro momentos:
– La realidad que acontece, lo hace en el afuera.
– Apropiación del conocimiento de esa realidad.
– Saber de esa realidad resulta de administrar el conocimiento y la ciencia.
– Apropiado ese conocimiento se actúa sobre la realidad para modificarla.
Esto implica que afuera acontece todo y hay que recurrir a lo exterior para resolverlo. Cuando algo acontece adentro se compensa con el plus del afuera. Cualquier desequilibrio interior se debe –en consecuencia- a que falla el afuera en nuestra relación con el mundo.
En el idioma aborigen no hay palabras para definir a objetos propiamente dichos, sino que cuando se habla de objetos se refieren al aspecto favorable o desfavorable en el intercambio de energía de éstos con respecto a la persona, con relación a lo fasto o nefasto que puede ser para ésta. Es decir registra acontecimientos, en su decir el aborigen se refiere al modo en que se hace, y no al hacer, desplegando e imprimiendo un sentir emocional sobre lo que ve. Ve para sentir, no es la realidad del objeto sino del acontecer.
Cada uno tiene una forma distinta de estar en el mundo. Al estar me refiero al punto desde el cual abordamos lo que nos rodea y a nosotros mismos. Estar bien, o “bien estar” implica que cuerpo, mente y alma puedan estar en el lugar que están en un momento dado.

El espacio que nos habita
“…La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros…”
Desde donde estamos en la vida vemos al mundo de manera particular. Esta forma de ver el mundo está dada por la educación, experiencia y fundamentalmente por las creencias, que al mismo tiempo son el producto de lo que se ha vivido. Se mide el mundo de acuerdo a lo que se cree que es, y por lo tanto “se crea la realidad a partir de esto”. Carlos Castaneda en su Don Juan dice: “el mundo es así porque te enseñaron que es así, lo que no significa que no pueda ser de otra manera”4. Desde una mirada perceptual, la realidad es la forma de percibir el mundo a través de las creencias, creencias que requieren de un consenso determinado que se adquiere a través del mundo y de la gente. El lugar desde donde se mira al mundo es el punto de encaje, la particular manera de ver y manejar la realidad. Es el esquema de conceptos y referencias, y desde él se opera. Es desde donde se está en relación con el mundo, con la gente y con los objetos. La vinculación con el mundo es de acuerdo a necesidades y deseo a objetos, o sujetos.
Generalmente es el tiempo el que hace que esta forma de mirar el mundo se transforme en una rutina. La rutina es lo que se considera normalidad, y se crea la rutina y la normalidad precisamente para evitar el miedo a lo desconocido, a la pérdida, a la muerte, al futuro. Sin embargo hay otra mirada desde la cual ver el mundo.
Consecuencia de llevar el inconsciente a flor de piel con intensidad angustiosa que el ciudadano común no conoce. El ciudadano encuentra posibilidades de esquivar y distraer instancias de su inconsciente.
El indígena no cuenta con estructuras que lo evadan psíquicamente y por esto está inmerso en un mundo de angustia, de esta misma dimensión toma camino para transitar por el filo de la navaja que lindan hombre-mundo; vida-muerte; luz-noche; consciencia-inconsciencia.
El aborigen latinoamericano, se vincula con lo externo desde otro proceso, desde el “ser” que tiene que ver con el “estar” con respecto al mundo. La cultura occidental, o quienes tienen insertada una educación con base filosófica europea, ante una necesidad recurren a los objetos, a lo externo, como complemento de la carencia, carencia que por otra parte nunca se logra satisfacer a través de esos objetos.
…Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás…
Cada cultura tiene sus propias pautas, y la estructura psíquica creada por la cultura se desarrolla de manera diferente. Jung decía que la diferencia entre el pensamiento occidental, residía en que el oriental tiene una mayor percepción y desarrollo de su relación con el inconsciente colectivo, por lo que la disolución del ego le permite un mayor desenvolvimiento de las fuerzas arquetípicas a nivel consciente. Occidente por el contrario, más apoyado en el desarrollo del ego, genera una proyección de sombra sobre el mundo externo cada vez más fuerte, y por ende una mayor rigidez en uno de sus polos.
La estructura de la psiquis de los pueblos originarios está más cerca del significado simbólico, o de arquetipos colectivos, de los mitos que son la expresión consciente de lo simbólico e inconsciente. Hablo de culturas que no cultivaban el desarrollo del ego, sino del mayor contacto e inmersión en ese inconsciente. El desarrollo del ego y de la individualidad en las culturas occidentales fortaleció la barrera entre la consciencia, el inconsciente personal y colectivo. Sin embargo, una de las teorías más fuertes sobre la psiquis del hombre “civilizado”, apoya la mayor parte de su estructura en el desarrollo del mito y en el mundo de los sueños (¿visiones?). Entonces, no debería asombrar que culturas más primitivas, más cercanas psíquicamente al material inconsciente, sobre todo al inconsciente colectivo, manejen lenguajes tales como, el de los mitos, el de los sueños y lúdico en sus diferentes expresiones como algo natural. La disociación instrumental como herramienta permite dejar por un rato la objetividad de la consciencia para apoyarse en el campo perceptual y el intuitivo, ambos campos pertenecientes al orden de lo irracional.
Del mismo modo los chamanes alteran su estado de consciencia ordinario para comprender pautas, tanto del orden cotidiano como de lo universal, sin que lo racional, que polariza las situaciones las interprete e intervenga.

Cartografías: rituales… intervención nómade
…Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sentís culpable y tu propósito cuando estás confundido…
Las culturas de los pueblos originarios basan la búsqueda de sus necesidades en las vivencias de su propio ser. Lo que la cultura occidental se conoce como ritual, es precisamente tomado como una forma de protegerse de lo desconocido, pero esto que desde lo científico se asocia a la enfermedad o a lo místico, desde el punto de vista aborigen se lo toma como forma de obtener, concentrar y dirigir energía para enfrentar y resolver el miedo… lo desconocido.
Una manera de dispositivo.
Lugar desde donde se ve el mundo.
Cuando los vínculos con el mundo se transforman en rutina se rigidizan. Si existen con los objetos vínculos muy rígidos e inmodificables, esta rigidez se transforma en inmovilidad, inmovilidad de la identidad. Enfermedad.
La razón reclama espacio y control absoluto de la percepción del sujeto, quiere tenerlo todo en su lugar y sin espacio para la sorpresa, para lo nuevo y para el cambio. No permite precisamente, el ejercicio de adaptación activa a esa realidad.
A través de las rutinas quedan a la vista las defensas y resistencias emergiendo también los miedos ocultos. Una vez movilizados los mecanismos de defensa y resistencias, el chamán abre la puerta de entrada para descubrir esos miedos, porque es el miedo el que inmoviliza e incrementa los razonamientos, pensamientos lógicos y formales para defenderse de lo inesperado.
El chamán usualmente favorece esta incrementación de la racionalidad a través de preguntas que hacen que se arme una estructura racional –ya que las estructuras racionales se arman para defender los aspectos irracionales- pero al mismo tiempo está viendo por donde entrar al campo perceptual –aspecto irracional-.
Dado que lo racional no puede abarcar todo el campo, los sectores no defendidos serían aquellos aspectos mas bien míticos o irracionales (religión, creencias mágicas, etc.)
La técnica de pregunta y huída llega a agotar al paciente dando lugar a otro tipo de manifestaciones de orden somático tales como mareos o dolores de cabeza. Es este el momento en que el chamán comienza a entrar en el campo perceptual del paciente a través de técnicas que abordan de forma completa el campo irracional. Estas técnicas pueden ser de orden ritual, como por ejemplo danzas, rituales, cantos, masajes, hasta provocar una regresión. A mayor grado de regresión mayor grado de transferencia de energía hacia la figura del chamán. De esta manera el chamán corre al paciente del campo racional, no solamente desde la forma sino también desde adentro desplazando de esta manera el punto en donde se centra la razón y su certeza. Cuando se logra estar en el lugar desde donde se relaciona con el mundo, también descubre el centro de su mitología, de su identidad. Descubre quien fijó esa identidad en el paciente, tomando su lugar y reparando o reconstruyendo su mitología desde el lugar de la salud.
El mal estar es estar parado en el lugar incorrecto, es tener un esquema de conceptos y referencias que llevan a operar en forma errada. Cuando la mirada sobre el mundo produce malestar, solo resta encontrar el lugar correcto en el que se pueda “estar bien”. Cuando el malestar llega a su punto extremo, y la impotencia no permite modificar la realidad, ni correrse del lugar de la enfermedad, ni modificar la relación con el mundo, se comienza a imaginar otro mundo, otra realidad, en la imaginación pero como si fuera real. Esta es otra manera de describir un brote psicótico, de mostrar la entrada en el delirio. Y en el delirio se está solo, nadie comparte esa realidad, por eso es delirio: vacío.
Esta particular forma de describir a la enfermedad es conocida por el chamán, y antes de que el individuo llegue a la ruptura definitiva, comienza a intentar desestructurarlo, intenta que se corra del lugar en el que “está mal”, y para eso utiliza todas sus argucias, porque corriendo al enfermo del lugar de la enfermedad, sacándolo de su punto particular de visión del mundo, logra al mismo tiempo que comience a mirar-se de una forma diferente, desde un “estar” distinto.
El chamán desplaza a través de técnicas al sujeto del lugar y ocupa y pasa a ocuparlo él, tomando el lugar de la enfermedad de manera provisoria. Se produce el espejo. Quien sufría la enfermedad puede verse a sí mismo en la figura del chamán, tomando consciencia que el lugar de la enfermedad está siendo ocupado por otro, y que el lugar que ocupa ahora es el de la salud, el del “bien estar”. Descubre su forma de estar en el mundo, que sus conceptos y sus referencias eran producto del lugar en que estaba parado, y que ahora desde este nuevo lugar tiene la oportunidad de rearmar su mitología, sus creencias y conceptos, pero teniendo el aprendizaje de que solo uno –a veces solo otras con ayuda- puede dar el paso inicial que lleve al espacio de salud.
Por su parte el chamán es capaz de entrar y salir de la enfermedad tantas veces sea necesario, sabiendo que la realidad se modifica ante cada mirada. Entra y se pone en el lugar del otro, pero no se queda ahí.
Sobre planicie, final abierto
“…No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla en mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado”
Nuestra Propia Canción. Tolba Phanem (poeta africana)
El ser humano no sólo está integrado al contexto del universo tan solo como un eslabón más de esta cadena cósmica, puede trabajar y redimensionar las diferentes multiversidades de esta relación con el universo, a partir de su reconocimiento, del reconocimiento del camino de regreso a sí mismo, del reconocimiento de su “estar” formando parte de este universo tomando postura ética en tanto y en cuanto su subjetividad.
Puede darle sentido a toda la infinita red de relaciones estableciendo y desarrollando una experiencia con conciencia de autoimagen, verse reflejado en su dimensión global enriqueciendo su propia experiencia humana en comunidad, religando la búsqueda de espiritualidad a partir de una experiencia vívida y radical cuestionando lo instituido y redimensionando el proceso en toda esta vivencia.

Dimensión global y dimensión local
“No hay lugar para el temor ni para la esperanza, solo cabe buscar nuevas armas”
Giles Deleuze
El ser humano es en su propia dimensión divina un vehículo de re-encuentro con lo sagrado que está en lo más profundo de su humanidad. Ya no lejano, extraño ni ajeno de sí mismo (enajenado), mas bien al alcance de la mano. De la misma manera que el terapeuta deberá conectarse con su propia alma para saber lo que al otro le pasa, deberá, también, conectarse a través del paciente con esa alma, con el dolor, para ayudarlo a recuperar su alma. Redefinir este espacio sagrado forma parte de esta articulación a modo de dispositivo témporo-espacial integrador de la experiencia humana en su definición cósmica. Pues el ser humano es el ser de la trascendencia, rompe barreras y prohibiciones en pos de la mismísima búsqueda de sí mismo. De su singularidad en ser persona y de su sed de estar siempre haciéndose; en gestación constante, habitado por el deseo infinito de trascender todo lo que este mundo le pueda dar, siempre va en pos de más. Ese más, algunos lo llaman Dios o con otros nombres de acuerdo al lugar y momento en que el individuo de cuenta de ello. El hecho en sí, es que ese algo llena y hace funcionar el imaginario. Es como el amado que noche tras noche antes de dormirnos llena el corazón de valores y de sentido, nos colma de sueños y deseo; en el despertar moviliza hacia la aventura de vivir y a ser testigos válidos de esta relación. Es aquí donde el espacio habitable adquiere un redimensionamiento sagrado, como el lugar donde se establecen los vínculos donde cada uno existe para el otro y es individuo edificando comunidad entrelazados como las hebras de un tapiz.
En este contexto de relaciones se presenta el modo en que foráneamente al ser humano se le impone el modo de relación en un sistema mercantilista y utilitario. Este sistema dice y hace decir: tengo, poseo esto y/o aquello; soy tal o cual cosa. Artilugio de una lógica del utilitarismo, del uso y de acumular en una maquinaria encaminada a la captura y apropiación individual atentando a lo colectivo. En contraposición al estar y a descubrir las herramientas del mecanismo que hace que se pueda establecer relación con el medio y los elementos, descubrir lo que puede establecer desde este “estar” en reciprocidad permitiendo un encuentro en comunión cósmica con todo lo creado. Haciendo partícipe a la suma de subjetividades negada por la predica del individualismo, reconociendo la alteridad del otro.
Esto llama a estar disponible y abierto, compromete en la toma de responsabilidad, desafiando la capacidad de ser responsables ante la propuesta que viene del otro. “Estar”, presente en densidad humana en una dialéctica de la reciprocidad.
Y, también en una reciprocidad cósmica ajustando los sentidos para poder escuchar cómo el universo habla –me habla- y actuar en consonancia y esto no es un acto aislado sino con dimensión comunitaria en orden a una convivencia en comunión responsable, ética-estética, política. De manera de poder realizar una lectura de los signos de los tiempos, poder comunicar esto de manera legible a la comunidad esta buena nueva. Redimensionar lo humano dándole espacio donde habitar comenzando a co-crear junto y con otros. Lo comunitario, lugar donde lo sagrado y lo profano son meras dimensiones conceptuales que cuestionan el adentro como el afuera; reconocidos ámbitos comunes.
Más arriba hice mención a la función del Chamán, diciendo que el pensamiento y la forma propuesta por el mundo arcaico con relación al chamán establece contacto con las energías cósmicas. Ahora bien, podemos decir que nadie es reconocido como tal sin haber sido sometido a una rigurosa instrucción en varios sentidos.
El punto es que ser chamán es cumplir con una función ganada a través de una experiencia vital, transpersonal que lo marca en una determinada comunidad que reconoce su función dotada de una sensibilidad exquisita para estar a disposición de las necesidades personales que en esta cosmovisión son comunitarias.
Para poder llegar a ser reconocido en una comunidad específica debe de someterse a un adiestramiento especial que permita de manera personal “conocer” el lugar de origen de un determinado mal, saber acerca de la topografía donde se encuentra para poder adentrarse en ese terreno, por otro lado y en esta etapa, ya conocido por él.
Vivir la experiencia de su propia muerte –simbólica- y ver como cada parte de su cuerpo es restablecida en su lugar. Poder entrar en comunión de manera de realizar lectura del síntoma. Hacerse conocedor de los males con los que tratará a menudo, conocer la energía particular que debe restituir para su normal circulación. Establecer contacto y hacer consciente de lo que padece quien consulta. Solo conociendo a fondo la causa de la enfermedad se puede diagnosticar. Saber de dónde viene, reconocer su dimensión divina y profana; para qué está y hacia dónde va.
Son éstos “momentos” en la fase de aprendizaje en que debe pasar y someterse el aspirante a chamán a modo de terapeuta de la comunidad.

Intervención ecopsycológica
De todo lo dicho hasta ahora destaco la importancia de reconocer aspectos vitales que pueden verse tanto en lo grupal como en lo individual.
Ser esquizoanalista es ser sanador de almas, para eso es imprescindible –de acuerdo a lo dicho anteriormente- conocer de manera experimental distintas fases de un proceso de aprendizaje, reconocer las crisis y sus momentos.
Para poder procurar aprendizaje –el que sea- es necesario un cambio, cambio que no podría producirse si no se llegara a modificar cosas personales. Desestructuración para acceder a lo nuevo de manera de poder estructurarse y posicionarse en lo nuevo. Movimiento dialéctico que comparte de manera sensible una conservación de lo anterior, supresión de esto mismo para acceder a la superación y transformación.
escuartizamiento para poder estar en condición de ver las cosas, leer los signos desde otro lugar. Dimensionarlos y nombrarlos con otro lenguaje.
En esta dinámica se experimenta el asalto de la renuncia a lo que es junto al temor de ser tomado –invadido- por otra cosa por otro lado desconocida –o sin querer conocer-. Si tenemos en cuenta lo dicho anteriormente con relación a la tensión puesta por esta sociedad en torno a lo individual, este temor se exacerba en temor a la pérdida, se es poseedor de algo y “alguien” me lo quiere quitar…, el otro puede ser un enemigo en potencia.
El poder atravesar este momento y llegar despojado de sí (vacío) a la otra orilla (sentido de vacuidad), puede propiciar un entendimiento de situaciones concretas y re-establecer, religar-se simultáneamente el medio y sus actores.
Reunidos en círculo sagrado
Se cuentan historias.
Representan sus historias.
De uso chamánico común a muchas tradiciones –comprobado por quienes han tenido esta experiencia- es la música del tambor, la danza, el recitado de historias dictadas por el espíritu y socializadas a la asamblea toda. Cada elemento utilizado tiene y cumple una función específica dentro de este círculo sagrado, todo lo utilizado en él adquiere y propicia una forma especial de relación dicta un especial sentido. Y todo esto utilizado tiene vida y se relaciona de manera especial con quienes participan del ritual del encuentro.
Es de importancia resaltar que todo tiene energía, tan solo hay que tener el oído para escuchar su voz que relata; ojos para ver la manera en que esa energía se manifiesta y dónde fluye, cómo poder operar con ella.
En la representación psicodramática, la danza, se revive el estado y la posibilidad de modificar-se y modificar el entorno.
La civilización en la que vivimos ha establecido pautas donde se hace hincapié en lo individual, en lo institucionalizado y normativo, en pautas en torno a tener una visión del mundo donde la tecnología ocupa lo central y es utilizada para violentar un mundo basado en la apropiación de energía –sea ésta en la modalidad en que esté- dando un sentido utilitario de valor de uso fetichista y mercantil.
Estamos en un mundo y una sociedad donde cualquier vaca de la comunidad europea tiene un ingreso superior a buena parte de los habitantes de los países del Sur: recibe un subsidio de 2,2 dólares diarios, una cifra que supera con comodidad a los menos de 2 dólares por día con que sobrevive la mitad de la población mundial. Esto habla a las claras de modelos y prioridades.
Ante esta visión de enajenación del mundo y sus habitantes, desde la ecopsycología la propuesta en la práctica ezquizoanalítica es la de poder establecer y modificar elementos formulados en esquemas de aprendizajes instituidos, dando paso a un modelo de encuentro dialógico a modo de instancias iniciáticas. Encuentro dialógico en tanto dos –mínimo- seres humanos a través de un proceso comunicacional establecen un intercambio de conceptos y experiencias, dando paso a lo experimental en descubrir y encontrar vías de sentido.
Descubrir el sentido del ritual –del encuentro, de la voz y el silencio- iniciático para que el quehacer obtenga materialización en comunión de humanos en un ecosistema específico y natural a la comunidad en la que esos humanos establecen sus vínculos en este proceso de lo personal e integración de la apertura a la trascendencia. El terapeuta esquizoanalista opera los rituales iniciáticos que generan sentido y establecen pautas de pertenencia.
El punto –momento- a donde se intenta llegar/partir es a la co-construcción de vínculos que plenifiquen al sujeto, propicie reglas propias que rijan la vida común. En el momento de resignificar las formas sociales que direccionan la vida común en que habita este colectivo no solo surgen posibilidades de interrogación, puesta en cuestión sino también la socialización del deseo de generar condiciones para la gestación de reglas que excedan al universo previo pre-establecido. En este ejercicio de reapropiación colectiva es factible el establecer un terreno donde sea propicio lo distinto.
Dispositivo que compromete lo grupal a modo de colectivo: grupos de debate, terapéuticos, asambleas barriales, emprendimientos colectivos autosustentables, multiplicación dramática, teatro, talleres donde el sujeto adquiera grados de libertad a su expresión comprometida y responsable. Espacios de autogestión para la reapropiación de condiciones históricas-deseantes, con la idea de acercarse a la construcción de subjetividades diferenciales respecto a lo planteado como modelo impuesto donde el sujeto es sujetado.
Por esto se plantea la construcción del pensamiento crítico, en tanto no se pierdan los parámetros socio-históricos de los cuales se viene y en los cuales se es planteado este pensamiento crítico, se estimula la proyección y trascendencia cósmica.
Quien escribe comprende que se hace imprescindible que todo terapeuta, sea de la disciplina que sea, debe apropiarse y contar con las herramientas necesarias para poder intervenir de manera de facilitar la circulación y religado de la energía propicia para la manifestación de subjetividades sociocósmicas.
Promoviendo un desenvolvimiento sustentable que tenga en cuenta las carencias básicas del sujeto sin capturar el capital natural de la Pacha, planificando intervenciones a futuro e incumbencias con vínculos que enaltezcan el potencial humano con respeto y humildad ante todo lo creado.

Multiplicación… deslizamientos
Escenario móvil
La idea es que a partir de lo cotidiano y la especificidad pertinente a cada uno se pueda
–podamos- dar intervención al compartir de dudas e inventar respuestas a esas dudas, ya no con la respuesta preconcebida y sin tonicidad sino inventando-nos espacios –donde pensar lo posible- donde actuar esta realidad con sus tempos para poder acceder a múltiples niveles de conocimiento.

Encuentros, cruces de caminos
La programática y planificada pobreza trae alienación, fragmentación de lo colectivo, alimentando la distancia sin optimar su cercanía. Gira loco –muchos sobre sus propios ejes- y se marea en sí mismo.
El encuentro con otras subjetividades confronta reconoce topografías, accesa deseo… nómade. Reinventa historias posibles en cada encuentro en la escucha múltiple proponiendo estados posibles donde la comunión con el otro da como producto algo que los representa pero distintos de ambos. Hidrógeno y Oxígeno mezclados en forma alquímica devienen agua.
Encuentro que salva del virus del aislamiento y la marginalidad estableciendo trazos de fuga… otros decires de un boceto en continua construcción.

Dispositivos de acceso
Trozos de imágenes que imprimen en los sentidos y lo modifican, con su humor con su indigencia.
Chicos que se desmayan en la entrada a la escuela. Docentes preparando desayunos… imposibilidades de cambios. Propuestas a intervenciones. Planes donde el trabajar está excluido del programa.
Hospitales pensados para escenarios que no existen, con actores ausentes.
Secuestros mediatizados inyectados en retinas que hacen virar la vista hacia el propio ombligo… el otro es peligroso, invade territorio. Atómico.
Cortes de ruta en busca de nuevos horizontes conformando nuevos trazos en mapa nunca antes transitado. Rostros de los sin rostro. Rostros que le ponen rostro al hambre del hombre; su impotencia.
Escenarios a modo de dispositivos en donde germinar y perderse para encontrarse. Devenir deseo en el encuentro posible, perder el miedo y enseñar a los instintos a caminar en y con lo distinto.
Momentos que imprimen y se deslizan por epidermis y hacen presente la corporalidad, sus límites mas su horizonte, siempre aventura colectiva que da cuenta del choque con otros y la multiplicación; el dar-se cuenta.
Algo sucede. Nada queda igual luego de la reunión en torno a la fogata rompiendo trazos duros ante la propuesta del colectivo social. Molecular.
Captura
El riesgo captura, paraliza y toma de rehén.
Puertas cerradas para aislar cuerpos cansados, en vista a un respiro… sobre stress tieso.
Fuga
Todo viviente es poeta, artista, artífice de cambiar y convinar historias. En cada pincelada de estos desconocidos artistas de lo cotidiano se agujerean la tela, la pantalla de TV y un nuevo viento deja re-ordenar lo conocido.
Fuego que a su paso devora lo que debe ser devorado.
Pensamiento creativo, pinceladas invocando y repoblando microterritorios desde donde reinventar nuevos mundos con nuevas formas de participación en un continuo acto poético de imaginación activa. Micropolítica de la resistencia.
DescEntrando
Idea mandálica del hombre
Lo abarcativo.
Integradora.
Mágica experiencia ante Lo desconocido.
Marcha al interior del espíritu.
Distancia de la cercanía óptima.
Bosques y océanos… espacios donde descubrir el nuevo sonido, su silencio. En comunidad escuchan su canto y en comunidad danzan abrazados en fuego sagrado.
Tejen redes
con las manos,
con los pies,
con el movimiento y el silencio.
Con la sangre y con el cuerpo iluminan espacios lúcidos e implacables.
Territorios liberados.
Construyendo una narrativa que aporta una distintiva forma de corporalidad en el estar, cuestionando el entramado sobrecodificado.
Un espacio de transmutación donde no se trata de cambiar por cambiar sino de la inauguración de un-a movi(da)miento que permita una forma distinta de relacionarse en la complejidad de un sentido nuevo, mutante.

Bibliografía utilizada
A thousand plateous. Capitalism and schizophrenia. Gilles Deleuze, Fleix Guattari. University of Minnesota Press –Minneapolis, 2000 –London.
América profunda. Rodolfo Kusch. Editorial Biblos, 1990. Buenos Aires.
Las tres ecologías. Felix Guattari. Pre-Textos, 1990. Valencia, España.
Lo inconsciente. Carl Gustav Jung. Editorial Lozada, 1938. Buenos Aires.
Realidad del alma. Carl Gustav Jung. Editorial Lozada, 1940. Buenos Aires.

¡Mitakuye Oyasin!
Wamani
1 Jung 1940
2Jung 1940
3 Jung 1940
4 Carlos Castaneda. 1979
E-mail: wamani@ecopsycologiasocial