silencio interior

silencio interior
saludos Carlos

Dices estar preocupado porque no logras detenr tu diálogo interno. No sé si lo sabes, pero el consejo que te dio tu amigo, casi con toda seguridad, proviene de lo que don Juan le enseñó a Carlos Castaneda. El brujo, o como quieras llamarlo, le recomendó caminar durante horas con la vista ligeramente levantada sobre el horizonte, sin concentrar su atención en ningún objeto en particular, simplemente intentando abarcar todo de un golpe de vista. Al hacer esto todo tu atención queda concentrada en la tarea, impidiendo que te concentres en tus propios pensamientos, como solemos hacer. Solemos estar absortos con nuestras imágens internas, con nuestras pequeñas interminables discusiones absurdas, mientras nos perdemos lo que está ocurriendo alrededor.

He estado practicando esta técnica durante varios años ya. No es necesario ir al campo para hacerlo, ni siquiera caminar. Suelo hacerlo cuando viajo en autobus desde mi casa a mi lugar de trabajo, que es un trayecto bastante largo, de más de una hora. En ocasiones, por unos segundos tal vez, dejo de estar valorándolo todo en términos de recuerdos, es decir, dejo de asociar mis recuerdos a los objetos o situaciones que veo. también dejo de valorarlo todo en términos dicotómicos como bueno-malo, agradable-desagradable, atractivo-repelente, etc.. Cuando eso ocurre siento una leve presión en las sienes que se desaplza luego al interior de mi cabeza. es como si la cabeza se me hinchara. No duele, simplemente siento que se me hincha un poco.

Cuando bajo del autobus y he alcanzado aquella sensación, me siento más liviano. Mi cuerpo no pesa tanto.Durante el tiempo que mi diálogo interno disminuye en intensidad, no creo que haya alcanzado plenamente el silencio interior, el mundo se expande tremendamente. Cantidades de detalles aparecen ante mi campo perceptivo. No sólo visual, sino también auditivo, olfativo y táctil. Pequeños destellos luminosos, refeljos en los cristales, leves movieminetos de las personas o de los objetos, sonidos sutiles que parecían estar escondidos detrás de los más ruidosos, el contacto de mi ropa con la piel, mis respiración y mi rítmo cardiáco, todo esto emerge de golpe. El gran esfuerzo es no iniciar el díalogo nuevamente sobre los detalles que aparecen, sino tratar de percibirlo todo al mismo tiempo.

El mundo se percibe literalmente más amplio, más extenso cuando disminuye ese ruido constante que llevamos en la cabeza. Incluso adquiere otro sentido. No sé explicarlo, pero es como si el cielo, los edificios, la gente, los coches, todo se impregnara de otro color, otro carácter. Es algo sutil. A veces todo parece absurdo, otras como que la tierra siguiera su camino a pesar del ajetreo de la ciudad. No sé como explicar algo que se siente cuando no estás concentrado en las palabras que se repiten sin parar en tu mente.

Al describirlo necesariamente tengo que dividirlo, compartimentarlo, decirlo por partes, una palabra tras otra. Cuando se vive es todo al mismo tiempo. El lenguaje es muy lento y cargoso. La experiencia es inmediata, completa. El lenguaje no hace más que analizar, dividir, ralentizar la experiencia.

Si en algún tiempo los hombres vivían sin estar tan ocupados consigo mismos, seguro que eran hombres pacíficos y serenos.

Alcanzar la interrupción del diálogo interno requiere de un largo y sostenido esfuerzo. No es necesario encontrar las condiciones ideales para intentarlo. La vida diara es la vida. La vida no está en niguna otra parte. lentamente pequeños cambios empiezan a ocurrir. Pequeñas cosas cambian. No sé como decirlo. Lo que se siente cuando no hay palabras no se puede transformar en palabras.

Pedro Arias