Minutos de sabiduria

Visita a los pobres y a los enfermos.

Por lo menos una vez por semana dedica unas horas para consolar un corazón afligido.

Ese consuelo que tú llevas con sacrificio de tu parte, es la garantía de que estás cumpliendo con un deber.

No esperes a que te lo pidan para actuar fraternalmente, o para amparar a los débiles y consolar a los afligidos.

Nunca pienses que tú estás dando más de lo que recibes.

Quien consuela un corazón triste, en realidad recibe mucho más de lo que da.