Taoísmo ¿De qué estamos hablando?

Taoísmo
¿De qué estamos hablando?

    No es sencillo aclarar tantas y tantas dudas, errores y prejuicios acerca del Taoísmo, conocido como Daojiao (pronunciado Taochiao) en su tierra de origen: China. El Taoísmo es probablemente la religión más mal comprendida, falsificada y deformada por los eruditos y legos occidentales. El velo de absoluta ignorancia que por décadas enteras se ha cernido sobre él es poderosamente denso y obscurecedor. Cuesta creer que nuestros orgullosos pero “sabios” Sinólogos y letrados no hallan podido comprender ni penetrar  remotamente en el verdadero ámbito del Daojiao. Pero una vez que entendemos nuestra cultura moderna todo parece esclarecerse. ¿Qué es el Taoísmo? Si buscamos respuestas en un diccionario o en una enciclopedia (incluyendo las mejores y más acreditadas) difícilmente encontremos algo fidedigno. ¿Por qué? El Occidente moderno, cristiano en origen, secular y agnóstico en su devenir ha optado por tirar a la basura y despreciar todo aquello que suene a religión, esa palabra desgastada y aborrecida por el hombre contemporáneo. Los estudios sociológicos muestran que a pesar de que el hombre actual abandonó la vida religiosa no ha perdido para nada el interés por lo espiritual. ¿Que indica esto? Que para la modernidad, Religión y Espiritualidad ya no son lo mismo. Esto puede parecernos obvio a todos, pero no nos apresuremos pues no siempre ha sido así. Para el europeo o americano del siglo XIX estos dos vocablos eran sinónimos. ¿Cuál es la religión (y por ende la “espiritualidad”) que conocen los hombres del Occidente? El Cristianismo. La cuestión es ¿podemos juzgar a la espiritualidad como separada necesariamente de la religión? Atención, que hablamos de la Religión genéricamente y no del Cristianismo. ¿A qué viene todo esto? Viene por el hecho de que por muchísimos años se ha pretendido analizar al Taoísmo de un modo meramente intelectual desde una perspectiva cristiana o influída por el modo de entender los fenómenos de la religiosidad y la espiritualidad en el Cristianismo. Esto es un gran error. Ambas tradiciones son completamente diferentes y no guardan relación histórica alguna.

    ¿Que ha hecho el hombre moderno para vivir su espiritualidad? Decepcionado de la “religión” (léase Cristianismo) generalizó más allá de lo razonable y recortó fragmentos de una y otra tradición espiritual, especialmente de aquellas del Asia, y conformó un nuevo modo de entender su espiritualidad a través de un eclecticismo de dudosa coherencia que lo mantuvo alejado de la institucionalidad religiosa y de las jerarquías eclesiásticas. Sin embargo, persistió en su suspicacia hacia todo lo que tuviera olor a religión. ¡Y que mala suerte! Al mismo tiempo esto se juntó con el desprecio que se fue alimentando durante toda la Dinastía Qing (la última Casa Imperial que gobernara China antes del Comunismo), y la propaganda política e intelectual de los estudiosos Qing que favorecían al Budismo como religión del Estado mientras que difamaban al Taoísmo por ser un sistema para las masas incultas y supersticiosas (Aquellos que representaban a las anteriores dinastías Chinas – Recordemos que los Qing eran Manchúes, una etnia del Noreste considerada entonces extranjera por los mayoritarios chinos Han). Asi fue como los primeros y únicos textos chinos a los que tuvieron acceso los primeros y posteriores exploradores occidentales fueron redactados por la oficialidad Qing. En ellos el Taoísmo era presentado como un elemento corruptor de la sociedad China debido a los nexos que lo unían con las dinastías anteriores y siempre enemigas de las pretenciones políticas de los Qing. Esto explica por qué aún hoy es posible encontrar en casi todas las enciclopedias esa extraña y artificiosa división entre el Taoísmo Filosófico y el Taoísmo Religioso. El primero, representado por tres libros importantes, el Dao De Jing, el Zhuang Zi, y el Lie Zi fueron estimulados por los Qing, su estudio y lectura fue promovido. En cambio el aspecto religioso del Taoísmo, representado en la literatura por todo el extenso Dao Tzang (el canon Taoísta en el que se incluyen las tres obras de filosofía antes mencionadas junto a miles de otras más) fue denigrado y relegado. El advenimiento del Partido Comunista Chino en el gobierno en nada mejoró la situación. Mao Zedong y su “Revolución Cultural” destruyeron casi todos los templos Confucianos, Budistas y Taoístas del territorio Chino, obligando a monjes y sacerdotes a dejar sus hábitos e integrarse al orden laboral comunista. Todo fue saqueado, quemado o derribado. Lo poco que se salvó fue convertido en oficinas del partido o en museos.

    ¿Existe entonces algo llamado Taoísmo Filosófico? La verdad es que NO. Esta distinción es parte de los inventos propagandísticos de la Dinastía Qing y de la imaginación de los estudiosos Occidentales. Esto no significa que no exista un aspecto filosófico en el Taoísmo. Por supuesto que existe y es muy bello y profundo, pero no es algo separado de lo que es el Taoísmo en realidad, esto es, una religión, o si se prefiere una Tradición Religiosa. Esta última corrección obedece al hecho de que el Taoísmo se parece poco a lo que entendemos por Religión en Occidente. Algunos estudiosos han realizado listados de características y condiciones que definen lo que es una religión propiamente tal y el Daojiao o Taoísmo no las cumple muy exactamente, tal como le sucede al Budismo, una tradición muy emparentada y cercana, tanto por historia como por contenido.

    En resumen, el Taoísmo, tal como se lo entiende y practica en China, es una tradición religiosa que incluye en su haber a un cuerpo filosófico propio que ha fascinado a tanta gente en este lado del mundo. De hecho el famoso Dao De Jing (o Tao Te King) de Lao Zi (o Lao Tse) es uno de los libros con más traducciones y comentarios de toda la historia de la literatura.  A pesar de las adversas circunstancias políticas y sociales en su país de origen, el Taoísmo se salvó de la extinción gracias a celosos sacerdotes y ascetas que guardaron sus tesoros y secretos de la destrucción y las persecuciones y está lentamente renasciendo de entre las cenizas y escombros. Hoy se propaga por todos lados pero debe enfrentarse con tan grandes preconcepciones acerca de lo que es y no es, que su llegada a Occidente no ha sido tan fácil ni rápida como en el caso de otras tradiciones.

    Es indudable que el hombre moderno está sediento de sabiduría y espiritualidad. La vida competitiva y despiadada de las urbes lo está volviendo loco. Ha vuelto su mirada hacia el Este, en busca de un poco de luz para su desencantado espíritu. Pero necesita pisar suelo firme y seguro, necesita buscar entre tradiciones genuinas. Más allá de las modas pasajeras y de los fraudes comerciales existen los senderos verdaderos. El Taoísmo es uno de ellos. ¡Larga vida y felicidad a todos!