Tres vehiculos

En el Daojiao, al igual que en el Budismo, existen tres vehículos o senderos que conducen al Tao. Pero a diferencia del Buddha Dharma, en el Taoísmo éstos son entendidos de modo un tanto diverso. El primer vehículo es el de la Acción, en el que se procura seguir un código ético en el que el beneficio de todos los seres es el motivo de cada palabra, gesto, pensamiento y acción en el mundo. El practicante del primer vehículo taoísta busca siempre hacer el bien a los demás, aún a costa del propio bienestar. Mide cada uno de sus movimientos en conformidad con el De, el Camino de la Gran Virtud, por opocisión al camino Confucianista de la virtud menor, basada en premios y castigos, en un orden social jerárquico y en normas absolutas para la conducta. El Taoísta del primer vehículo se esfuerza por no esforzarse, busca hacer el bien al otro y apenas termina la obra, huye a toda prisa para no ser reconocido ni elogiado.
El segundo vehículo es el de la Magia, el conocimiento de las fuerzas naturales y divinas, el empleo y confección de talismanes de protección y sanadores, la perfección en el desarrollo del ceremonial mágico, el encantamiento y los exorcismos. El mago taoísta será un experto guardián del bienestar de la comunidad, pondrá su poder al servicio de los demás y será capaz de movilizar fuerzas invisibles inmensas movido por su misericordia y sabiduría para protejer y ayudar al necesitado, al enfermo, al que sufre.
Finalmente, el tercer vehículo taoísta es el sendero Mayor de la Alquimia. En él se encuentra el secreto de la trascendencia y la Inmortalidad espiritual. Uniendo sus esencias Yang y Yin, los soplos Solar y Lunar dentro de sí, el adepto logra la formación de un “Cuerpo Indestructible” que supera la muerte y la reencarnación. Cabalgando sobre una blanca grulla celestial, se aleja para siempre del reino mortal y del polvo de este mundo. Algunos se quedan para ser Maestros de los hombres, otros viajan a los paraísos celestiales a servir en la Corte del Emperador de Jade.
Usualmente, el verdadero Taoísta sigue los tres vehículos al mismo tiempo, ya que éstos son incluyentes y complementarios. Pero cada uno debe saber cuál de ellos es el que le acomoda más. De todos modos, lo mejor que se puede hacer, si se desea una formación integral, es conocerlos todos. Es claro, desde luego, que el primero es imprescindible. Sin él ningún Maestro aceptaría jamás a un discípulo. Sin el segundo, las posibilidades de ayudar a los demás son muy limitadas. Sin el tercero y último, no hay logro espiritual duradero.
Bendiciones.