LOS 5 VENENOS

LOS 5 VENENOS
o aflicciones

Hay unos factores o emociones, que influyen enormemente en nuestro sufrimiento y que son sus principales causas. Son derivadas de la ignorancia, la causa principal. Estos factores son denominados los 5 venenos, y varian en nombre y matices dependiendo de la tradición o escuela. Pero hay 3 de estos cinco que son “fijos”. Estos son: el apego (o deseo-apego), el odio y la ignorancia. Aquí definiremos los otros como el orgullo y la envidia.
Todos son producidos por el aferramiento al ego.
Para combatirlos hay que aplicar unos antídotos que tienden a coincidir con los conceptos contrarios a estas aflicciones.

EL APEGO: esta aflicción está muy relacionada con el deseo. El apego es la tendencia a aferrarse (apegarse) a aquellas cosas que nos gustan. También va relacionado con la ignorancia de la impermanencia. Nos apegamos a personas, situaciones y objetos deseando que toda la vida perduren y toda la vida los poseamos nosotros. En nuestra cultura esto se puede ver muy claramente con los recuerdos. A veces damos extrema importancia a las fotos de tiempos felices o objetos que nos regaló alguien. Nos aferramos a esto y si lo perdemos parece que hayamos perdido la persona que nos lo regaló o parece que la situación que reflectaba aquella foto ya no hubiera existido jamás. Debemos conocer que estos recuerdos a veces carecen de importancia y ocupan demasiado espacio en nuestros cajones. Es bueno reflexionar sobre esto y no apegarse a nada.
En un libro, el Dalai Lama ponía el ejemplo de un reloj, este ejemplo también reflecta el sentimiento del ego. Si vamos a comprar un reloj, y el dependiente nos enseña modelo y mientras lo sujeta se le cae y se rompe pensaremos “qué pena, era muy bonito”. En cambio si ya lo hemos comprado, estamos saliendo de la tienda y se nos cae y se rompe, el sufrimiento será mucho mayor. Sentiremos una sensación triste muy fuerte por dentro. Debemos no dar tanta importancia a todo, es el problema de occidente.
Todo lo que conforta nuestra existencia se convierte en objeto de apego.

EL ODIO: es la versión del apego en el otro lado. ¿A qué me refiero? Lo sabrán enseguida. El odio es la tendencia a rechazar aquello que no nos gusta. Es el contrario del apego, es la misma “filosofía” aplicada a aquellas cosas que no deseamos. Parece que no podamos aceptar su existencia y que para otras personas este objeto de odio lo sea de apego y deseo para otros. Deberíamos aceptar más los conceptos y no juzgarlos de esta forma.
Todo lo que, por el contrario, parece que amenaza nuestro ego, se convierte en enemigo, objeto de odio y aversión.

LA IGNORANCIA: este veneno yo, personalmente, lo diferenciaría, porque no es intencionado. Me explico, el odio y el apego son creados por nosotros mismos y la educación, nuestro karma, es nuestra actitud la que deviene deseo o aversión. Lo mismo pasa con la envídia y el orgullo (estrechamente relacionadas). Con un poco de vigilancia, se puede intentar de que no nos invada todo esto, de no tener estas actitudes, de no poseer tales pensamientos. Pero la ignorancia es la causa de esto y es algo pasivo, que nos han dado, para decirlo de alguna manera. Es mucho más difícil salir de ella. Poco a poco, practicando y erradicando las otras, iremos ganando claridad. Pero nosotros somos víctimas de esta ignorancia y debemos despertar. Por medio de los diferentes métodos budistas, reflexionando e analizando los textos, conseguiremos acercarnos a nuestro objetivo.

EL ORGULLO: el orgullo, junto con la envídia, surgen del ego: esta entidad intransferible a ultranza que parece ser el eje de la vida universal, creada por nosotros mismo. De esta forma, no pueden atacarnos ni verbalmente, porque tenemos nuestro orgullo. No podemos rebajarnos y dar la iniciativa a solucionar los problemas porque nuestro orgullo está en un nivel más elevado que las amistades y seres queridos, porque nos jugamos el orgullo. ¡Dejémonos de tonterías y vayamos a los importante! Analicemos lo que queremos en la vida y actuemos en consecuencia. No deberíamos considerar nuestro ego superior a los otros: esto crea el orgullo, un grna obstáculo para muchas cosas.

LA ENVIDIA: en cambio, por la misma regla de tres, los otros no pueden tener méritos ni virtudes muy pronunciadas, porque nuestro ego está por encima. Cuando parece que una persona o una actitud puede atacar nuestro terreno o eclipsar nuestro “yo” para nosotros mismos, ¡eso no podemos permitirlo! Como el ogullo, esta actitud se debe al aferramiento al ego. Sería bueno ser más relativos y no dar tanta importancia a esto.
Frente a los logros de los demás, yo diferenciaría dos actitudes: la primera es la justificante: es la que intenta, inconscientemente, defender que no es un logro tan importante o ataca fenómenos relacionados con la acción o sus causas, como por ejemplo cómo lo ha conseguido: “si, pero si no hubiera sido por el SeñorX no habría ocurrido”, cuando esto tampoco resta mérito a la acción. Pero ya no de cara a los otros, sino que uno mismo no puede consentir logros externos, y debe justificarse y convencerse a sí mismo de que no hay para tanto). La otra actitud es la afirmante: que reconoce que es un gran mérito y desea haberlo conseguido él/ella; pero que en el fondo no acepta que sean otros los que realicen los logros. No intenta auto-justificarse; sino que acostumbra a reaccionar con odio hacia esa persona y tiende a pensar que él/ella mism@ también lo habría podido hacer, y hasta mejor. Aun así, es una actitud consciente de que alguien lo ha hecho mejor que uno mismo.