Para los que aun se confunden en el transitar del camino terrenal

“Para los que aún se confunden en
el transitar del camino terrenal”.

Comprendo que en esta forma humana,
he vivido negándome a mi misma
el placer de compartir las mañanas,
el amor que encierra el abismo
entre lo dulce y lo agrio, la vida y la muerte,
en cada beso dado, en cada abrazo fuerte.
Supe ser tal como el quebracho en su dureza,
pero hoy siento que faltan los hechos
que transforman las ideas en vivencias.
Te vi -hablamos- y ¡qué extraño!,
te presiento, te adivino, te pienso y no hace daño!
En las noches cuando miro el cielo,
quiero llamarte para pedir consejo y preguntarte:
“¿Puede una amiga decirte sin mentiras
y sin que tus ojos vea oscurecidos,
que necesito un beso, un tierno beso,
que me urge un abrazo, un dulce abrazo,
apretado, sin tiempo, sin urgencias,
y con las manos dado, de tal suerte,
que las palmas suaves
recorran la estrechez de la cintura
hasta saber que la amistad se muda
en un clamor de amor no conocido?
¿Puede una amiga pedir esto al amigo?
No respondas, te lo ruego; si es un No,
lo que pienses se transforme en la despedida
sin adioses fingidos…;
y si tú también lo desearas
de este modo anhelado,
¡sólo hazlo!,
y convierte tu respuesta
en susurros en mi oído.
Perdón, querido amigo;
Ya sé que mareo
con mi lógica aparente,
como nos marea la Sombra Indefinida
del engañoso Espejo de la Vida…!!