El Bello Arte de Morir
De: LUNA200620 (Mensaje original) Enviado: 03/07/2006 13:58
El Bello Arte de Morir
Cultivar el bello arte de morir es extremadamente difícil. Es algo que precisa una gran disciplina interior. Uno de los problemas con la presentación de ideas relacionadas con la muerte y el proceso de morir en el mundo occidental, es que en occidente realmente no hay una tradición de un estado de entre-vidas. De hecho, se puede decir que hay incluso un tabú en contra de conocer o de hablar sobre la experiencia de la muerte.
Tradicionalmente los tibetanos, con su libro clásico El Bardo Thödol, (literalmente: “la liberación mediante la escucha en el plano de la ultratumba”), se han entrenado para superar lo aparentemente ordinario del estado de entre-vidas para poder reconocer el Bardo de una forma supernatural con sus imágenes, formas y apariciones inusuales. Y la razón por la que lo hacen, es que sin este entrenamiento especial, el estado entre-vidas, en el cual viajamos por el Mundo Real, por la Eternidad, se parece mucho a la vida ordinaria para el viajero indisciplinado. El problema para nosotros es que las imágenes y los guías que son presentados en el Bardo Thödol tibetano, no son transferibles culturalmente a una sociedad occidental moderna. Una alucinación que para una cultura sea una pesadilla, resulta muy cotidiana para otra, y ciencia ficción o una imagen de una película clásica de horror para una tercera.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el individuo indisciplinado, que no se ha entrenado durante la vida normal para percibir las sutiles impresiones y sensaciones del Bardo, o sea, el mundo Macrodimensional, que durante la vida están ocluidas debajo de las sensaciones más densas del mundo fenomenal, es simplemente estar consciente de que siquiera está en el estado entre-vidas.
En la vida normal, el ser humano medio, que no está normalmente presente en el presente, no suele tener la más mínima idea de lo qué está sucediendo, ni de dónde está, ni de qué sucede a su alrededor, ni de sus sentimientos o sensaciones. De modo que, ¿cómo esperar que note que algo sea diferente en el Bardo, donde la única diferencia está en la CALIDAD de la experiencia, y no en las IMÁGENES mismas?
Ésta es la razón por la cual necesitamos prepararnos para sentir y percibirnos en nuestro entorno durante la vida. Por desgracia, nuestros mayores esfuerzos en la vida normalmente van dirigidos a realzar el efecto general que tenemos sobre los demás.
También es buena idea entrenarse con las imágenes del estado de entre-vidas, en vez de depender de nuestra actual sensibilidad hacia los cambios reconocidamente sutiles del cuerpo, mente y ambiente. Es muy parecido a soñar por la noche en el sueño horizontal: generalmente hay muchos indicios y pistas que nos dicen que estamos durmiendo y soñando, ya que la calidad de la experiencia suele ser diferente de lo normal; decimos y hacemos las cosas más disparatadas, vemos las cosas más extraordinarias, nos empecinamos en las tareas más absurdas, y sin embargo, lo damos por bueno, lo aceptamos todo como algo totalmente normal y real, igual que damos por bueno y aceptamos todo lo que suceda durante nuestras vidas normales cuando estamos “despiertos”, igual que daremos por bueno y aceptaremos todo cuando entremos en el estado de entre-vidas.
Otro hecho poco conocido es que este mundo no-fenoménico, el mundo macrodimensional, el Bardo, el mundo real, el mundo eterno, la eternidad, Nirvana, pertenezcas a la religión, tradición o filosofía que pertenezcas y lo llames como lo llames, va ocurriendo todo el tiempo. Sus vibraciones están siendo dominadas por las vibraciones fenomenales que son más pesadas y densas, y por lo tanto más fáciles de percibir con la consciencia disponible por la máquina biológica humana. Pongamos algunos de los términos en orden: el estado de entre-vidas realmente no significa entre vidas diferentes, o como lo dicen algunas religiones, la reencarnación, sino dentro de la misma vida, vivida una y otra vez, a lo largo de la Creación.
Nuestra idea original, la que hemos olvidado hace mucho tiempo, es mantener un hilo de consciencia ininterrumpido por toda nuestra existencia en el Universo. Sin embargo, suele resultar que, de algún modo, con todo lo brillante y reluciente que acompaña la existencia fenomenal, nos identificamos con las atracciones y distracciones que hay por ahí. Hay continuas demandas a nuestra atención e interés; algo capta nuestra atención durante algún tiempo, y allí estamos, arrastrados en ello.
Durante la vida, normalmente nos atrapamos por lo material tanto que se rompe nuestro hilo de consciencia, y ya no nos interesa en absoluto nuestro Propósito Primario como un Ser. Nuestro interés principal se ha tornado en: Cómo pasarlo bien más a menudo, o Cómo evitar sentirnos mal, y la acumulación de al menos un mínimo de juguetes electrónicos y unos cd’s guais. ¿Quién demonios tiene el tiempo para perder en estas tonterías poco prácticas, en esa mierda “espiritual”?. De modo que, no es que sólo lo hemos olvidado, pero cuando lo escuchamos, ya no lo creemos.
Así que, básicamente, se reduce a un juego en el que nosotros vamos a intentar librarnos de nuestra fijación, y el universo va hacer todo lo posible para “meter un palo en la rueda”. Por cada gramo de intención y voluntad hacia nuestra no-identificación personal con las cosas, el universo nos va a tirar mil millones de toneladas de contra-intención hacia nosotros.
Bueno, ¿qué tal va la cosa?. ¿Cuáles son nuestras posibilidades de hacer algo real para variar?. Bueno, hay varios problemas fundamentales en tratar con la muerte y sus resultados, es decir, la pérdida de la máquina biológica humana y de todas aquellas cosas relacionadas, tales como el fútbol, la pizza, la mente. . . ¡¡¡¿¿¿Cómo has dicho???!!!. ¿Perder la mente?.
Es una maladanza, pero el hecho es que nuestro centro intelectual, nuestro área de lógica, que más o menos forma nuestra personalidad durante la vida y que nos ayuda a funcionar en el mundo fenomenal, no precisamente hace este viaje con nosotros. No puede. Pertenece al sector humano del laberinto, y es demasiado gruesa para penetrar aquí, así que tendremos que recurrir a los hábitos del yo esencial, nuestro Ser.
Vale, de acuerdo, nadie te está apresurando. Quizás durante este paso actual que realizas por el sector humano del laberinto, sólo quieras escuchar estas ideas, algo así como volver a familiarizarte con esto, no involucrarte demasiado con ello. De modo que, lees un poco, asistes a un par de conferencias dadas por unos tipejos de aspecto y nombre raros, quizás hagas un poco de Yoga, un poco de meditación. Si deseas involucrarte más, quizás te hagas vegetariano . . . algo así . . .
Básicamente, el problema fundamental que se enfrenta en el estado de entre-vidas es la falta de experiencia práctica durante la vida. Hablando metafóricamente, deberíamos estar entrenando durante la semana para el partido venidero de domingo por la tarde, y en cambio, pasamos nuestro tiempo de juerga. Todo esto no es un secreto. Ha sido conocido por comunidades esotéricas a lo largo de la historia humana.
Confrontando la Luz Clara
Ahora yo estoy experimentando la Luz Clara de la realidad objetiva. Nada está sucediendo, nada ha sucedido nunca, ni sucederá jamás. Mi sentido presente del yo, el viajero, es en realidad el vacío mismo, sin cualidades ni características. Yo me recuerdo a mí mismo como el viajero, cuya naturaleza más profunda es la Luz Clara misma; yo soy uno; no hay otro. Yo soy la vacuidad del vacío, el eterno no nacido, el no creado, ni real ni irreal. Todo de lo que he sido consciente es de mi propio juego de consciencia, una danza de luz, patrones de luz girando en extensión infinita, infinidad interminable, el Absoluto más allá del cambio, de la existencia, de la realidad. Yo, el viajero, soy inseparable de la Luz Clara; Yo no puedo nacer, morir, existir o cambiar. Yo sé ahora que ésta es mi verdadera naturaleza.
Esta lectura ha sido extraída del Libro Contemporáneo de los Muertos y presentada aquí para el beneficio de todos los seres en todo lugar. Léelo en medio de congregaciones inmensas. Léelo para curar a los enfermos. Léelo para instruir a la gente mayor. Léelo para los muertos, o para los que se están muriendo, incluso aunque no sepan que se está leyendo para ellos-tus invocaciones y lectura están ayudándoles a lograr la liberación.
http://www.bardoworks.org/page47.htm