“EL CUERPO COMO INSTRUMENTO DE LA INICIACION SHAMÁNICA

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:10

“EL CUERPO COMO INSTRUMENTO DE LA INICIACION SHAMÁNICA”

por Jacques M. Mabit

1. Introducción

Queremos dar a conocer brevemente unos elementos de los resultados de
una investigación que llevamos a cabo desde hace dos años en la Selva
Alta del Perú, en Tarapoto, Departamento de San Martín.

Quise acercarme a las prácticas de los curanderos de esta zona con el
ojo del médico y con la sensibilidad del hombre.

Para conocer desde adentro las prácticas curanderiles de los
curanderos mestizos de la zona y de los indígenas de los pueblos de
Lamas y Chazuta hemos escogido la investigación participante que
supone en este caso volverse aprendiz de un “maestro” y seguir las
pautas que nos indique éste para lograr introducirnos en el sistema
de representaciones mentales y en las prácticas curativas.

En toda la hoya amazónica, el verdadero shamán se inicia mediante
técnicas precisas y rigurosas en las cuales se compromete totalmente,
utilizando su propio cuerpo como receptor del macrocosmos y de las
fuerzas que lo animan y a la vez inductor de una auto-exploración de
sus bloqueos personales ligados a su historia personal, sus herencias
familiares, culturales, colectivas : en suma del microcosmos del cual
es portador.

El acercamiento puramente racionalista de la realidad shamánica deja
oculto el mundo llamado “mágico” demasiado rápidamente encasillado
bajo conceptos o sistematizaciones reduccionistas que no hacen más
que aplicar un discurso sobre una realidad que no encaja en la
estrechez del vocabulario convencional o del logos lineal causalista.

2. Qué propone el maestro?

La enseñanza del maestro no se hace a través de las palabras, del
discurso: el maestro habla muy poco y sólo controla las experiencias
para evitar al aprendiz perderse en los laberintos de su inconsciente
o del espacio-tiempo mítico en el cual recién se adentra su
discípulo.

Por lo tanto, la enseñanza es un auto-descubrimiento conseguido
mediante técnicas cuya finalidad es provocar modificaciones de
estados mentales que dan al alumno la capacidad de percibir
directamente, sin intermediario, los aspectos de la realidad que
generalmente escapan su conciencia ordinaria, cotidiana y “normal”,
especialmente cuando se trata de personas como yo, que viven en un
medio urbano, occidentalizado donde se han perdido los vínculos con
la naturaleza.

Se acrecientan las percepciones de los sentidos (5) habituales para
permitir ver, escuchar, oler, tocar y saborear más allá de la
realidad fenomenal (el mundo de las apariencias o maya de la
filosofía hindú) y descubrir tras de ella los otros aspectos de la
realidad invisible, ocultos, enmascarados solamente en la medida que
hemos apagado las funciones del cerebro derecho.

Para un médico formado en una universidad francesa, educado en un
medio formal, racionalista, positivista, el acceso a un nuevo
pensamiento exige una gimnasia mental muy exigente. El instrumento de
la lógica causalista no permite abarcar todo los aspectos del
universo mitológico que hace sumamente difícil la aventura de la
investigación en este campo obligando al abandono momentáneo de su
formación para ir hacia una verdadera “información” en el sentido
etimológico de la palabra que es “formación desde adentro”, donde
surge la “verdad” del conocimiento ancestral gravado en las
profundidades de nuestras células en el código genético, engramado en
las estructuras básicas de las zonas prehistóricas de nuestro cerebro
como el rinencéfalo, el paleo-cerebro, los núcleos grises y lo que se
considera clásicamente y en forma atrevida como vestigios atrofiados
de nuestro pasado biológico.

En la universidad, se nos enseña que lo mental tiene que ver con el
cerebro o el sistema nervioso y en base a ello ha estructurado
especialidades como la psiquiatría, la psicología, la psico-
farmacología, etc.

Sin embargo, lo que llama la atención es que el shamán nunca se
refiere a esta dualidad de cuerpo y mente sino que evoca únicamente
el cuerpo, como receptáculo a la vez de la materialidad como de la
psique. Agrega además una tercera dimensión, la del espíritu que
trasciende a ambas, constituye la esencia del ser humano y si bien
esta vinculado al soma, en otras palabras está encarnado, preexiste a
éste y no depende definitivamente de él. En otros términos el enfoque
sumamente pragmático del shamán considera que el cuerpo es el mental
localizado, que el pensamiento, los afectos, las emociones están
ubicados dentro del espacio-tiempo en la materialidad del cuerpo. Más
bien el espíritu es inmaterial, inalterable, trascendental y por lo
tanto permanece cuando desaparecen cuerpo y mente.

Ahí es sumamente importante distinguir mente y espíritu (o alma). El
espíritu no se deja perturbar o afectar por las emociones, los
sentimientos, no tiene localización en el espacio-tiempo de Euclides,
pertenece al tiempo-espacio mítico caracterizado por su infinidad, su
eternidad que en otros términos diríamos como a-temporal, carente de
la noción de distancia y de duración.

3. Métodos de enseñanza y trabajo

En su vida terrestre, el individuo tiene por única posesión su propio
cuerpo. Este constituye la materia prima que permite acceder a la
plena consciencia, al espíritu realizado e iluminado si es que se
utiliza en forma correcta.

En la zona amazónica, la iniciación shamánica “trabaja” sobre el
cuerpo mediante técnicas empíricas cuyo núcleo es el empleo de
sustancias psicotrópicas. La más importante es el Ayahuasca o
Banisteriopsis caapi, liana amarga que se prepara en una mezcla con
otras plantas cocinadas hasta conseguir un brebaje espeso y amargo
que se toma en sesiones nocturnas.

Esta preparación se llama comúnmente la “purga” porque produce una
intoxicación controlada permitiendo limpiar el “cuerpo-mente”.

La toma de Ayahuasca para fines curativos o iniciáticos supone una
serie de reglas muy estrictas, períodos de aislamiento en la selva,
ayunos, dietas, evitamiento del sol, de la lluvia, del contacto con
el fuego, la abstinencia sexual, el evitamiento de olores fuertes,
dieta sin sal…Todos esos métodos no son meramente simbólicos, no
constituyen una manera metafórica de concebir la vida, una simbología
con alcances culturales…sino expresan un conocimiento sumamente
fino y elaborado del manejo del cuerpo, un conocimiento también de
los riesgos, de los peligros de la intoxicación descontrolada para la
cual existe todo un cuerpo de técnicas preventivas y de emergencia.

La ingestión de estos brebajes inducen nuevos estados mentales sin
pérdida de la consciencia, sin desubicación en el espacio-tiempo, sin
desvanecimiento de la identidad de sí mismo, sino más bien una
amplificación de esa, una superación del ego freudiano al gran EGO
impersonal (ELLO) en el cual el mundo mítico presenta cualidades
siempre ambivalentes (y no ambiguas).

En otros términos, la solución de continuidad, la separación que
introduce la sistematización racionalista, desaparece y se
reconstruye una unidad del ser (borra la neurosis), una reintegración
de la persona al cosmos (borra aspectos disociativos psicoides). La
exploración de su micro-cosmos vuelve a ser a la vez una lectura
también del macro-cosmos, el ser humano siendo portador en su cuerpo-
mente de todas las fuerzas y estructuras del universo.

El conocimiento de si mismo es ante todo un conocimiento de su
propio “cuerpo” o como lo llaman las tradiciones de “sus cuerpos” (a
veces llamados cuerpo vital, astral, energético, espiritual…).

El restablecimiento de la continuidad con el macrocosmos permite
entonces comunicarse con las “energías, fuerzas, espíritus,
genios…” que animan la naturaleza, las plantas, los animales y el
mundo calificado en forma abusiva de inanimado.

Son entonces las plantas o mejor dicho el “espíritu” de las plantas,
sus “madre”, que enseña directamente al iniciado, que le reintroduce
en un estado de estrecha empatía en el cual el “lenguaje” de la
naturaleza se vuelve de nuevo comprensible.

De un punto de vista médico diríamos que es echa de nuevo un puente
entre los dos cerebros, el izquierdo y el derecho. El izquierdo es el
único utilizado y educado, adiestrado en la sociedad occidental
contemporánea. EL cerebro derecho, el cerebro de la intuición, del
arte, de la capacidad mediumnica, divinatoria, queda generalmente
atrofiado.

Las pócimas que caracterizamos peyorativamente de alucinógenas
permiten despertar y reeducar el cerebro derecho. Entonces, las
funciones latentes, el potencial dormido se anima de nuevo y nos da
acceso a un conocimiento complementario de la realidad.

El uso de las sustancias psicotrópicas en el marco ritual, con las
precauciones de la iniciación, no induce jamás una dependencia o una
adicción.

El ser moderno funciona de manera destabilizada, con un solo cerebro
hipertrofiado y otro atrofiado. Es un cojo mental como lo es
el “diablo” o satanás de la biblia o el “chullachaki” en la mitología
selvática.

Los sueños y la visiones inducidos por el ayahuasca son
representaciones de la realidad profunda que tienen un carácter
pedagógico para quién sabe manejarlas. Ese es el trabajo del maestro.
Sólo son accesibles con el enfoque del cerebro derecho. La
interpretación racionalista del cerebro izquierdo lo reduce a
conceptos “folklóricos”, poéticos… en fin lo traduce como un
conocimiento vano, inútil e ineficaz.

El shamán es un ser ante todo pragmático y realista, sumamente eficaz
y concreto cuando tuvo una seria iniciación y se comprometió con
ella. El trabajo sobre el cuerpo es de gran exigencia y el
crecimiento del poder se conquista, no se puede robar.

4. Uso del cuerpo

Su cuerpo siendo “preparado”, las energías circulan, el shamán las
consigue desde la naturaleza (los aliados). Luego utilizan su propio
cuerpo para curar, asimilando las energías desubicadas de su paciente
y equilibrando, armonizando la fuerza vital del paciente.

Su cuerpo se vuelve receptor o emisor de “energías”.

Las energías perturbadas provocan disturbios a la vez físicos y
mentales. Un disturbio mental necesita en primer lugar de un
cuidado “físico”. Nos encontramos al punto exactamente opuesto a las
técnicas convencionales de psicoterapia que se mantienen generalmente
a distancia del cuerpo (control de la transferencia y contra-
transferencia) y se focalizan en la mente, el discurso del paciente,
el logos, la palabra, el verbo.

Dichas energías pueden ser perturbadas también por elementos de la
naturaleza (cargas energética de sitios especiales, de ciertos
animales, de olores, de objetos…0 o voluntariamente es actos de
brujería que consisten a introducirse en forma sutil en el “cuerpo”
del enemigo para desestabilizarlo.

La curación del shamán considera entonces no solamente el cuerpo del
individuo pero también el lugar donde esta su casa, la limpieza de su
negocio…La mala suerte vuelve a ser un elemento constitutivo del
cuerpo de uno y se puede igualmente curar en base de un trabajo
físico.

5. Conclusiones

El entender las prácticas y representaciones del shamanismo pasa en
forma obligatoria por un trabajo su propio cuerpo, o sea por una auto-
experimentación.

Los conceptos de los shamanes pueden ser experimentados por
cualquiera y por lo tanto constituyen un cuerpo de conocimiento
asequible al estudio científico mediante la auto-experimentación
controlada.

Los discursos “simbólicos”, las explicaciones “socio-económicas” o la
interpretación metafórica del mundo shamánico no dan cuenta de la
realidad pragmática, realista, concreta, eficiente y coherente de la
práctica shamánica y tienden a reducirla a una poesía obsoleta, un
cuento cultural, una religiosidad primitiva cuyos alcances no
presentan mayor interés para nuestra sociedad “civilizada”.

Todo ello, lo formulamos luego de haber practicado con los
curanderos, experimentado sobre nuestro cuerpo, vivido íntimamente el
proceso iniciático y comprobado en carne y hueso los conceptos
expresados por los curanderos a través de su discurso mitológico,
poetizado…en fin sensible y bello.

Existe una necesidad de revisar los instrumentos conceptuales que
utilizamos tanto en medicina como en ciencias sociales para
comprender las medicinas tradicionales. Las nociones de “bio-
energía”, el cerebro holográfico de Karl Pribam, los Campos
morfogenéticos de Rupert Sheldrake, la Psicología Traspersonal…Por
ejemplo pueden constituir pistas a explorar para profundizar un campo
que nos queda ampliamente desconocido.”