Evitar los encasillamientos

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 10/02/2006 18:00

Evitar los encasillamientos
La persona evolucionada está siempre abierta a la posibilidad del cambio, no se encasilla ni encasilla a los demás. El encasillamiento es una manera de rehuirse a las experiencias nuevas, de seguir siempre en la vieja rutina. El encasillamiento se consigue poniéndose etiquetas a sí mismo y poniéndoselas a los demás.

Las distintas etiquetas que una persona se puede aplicar a sí misma se refieren a sus características físicas, su carácter, su conducta social y sus hábitos. Todos tenemos una idea de lo que somos y cómo nos comportamos; esto es lo que se engloba en el concepto de sí mismo, el cual no tiene nada de malo y puede coincidir con la realidad. El problema se presenta cuando se usa el concepto de sí mismo para privarse de experiencias que podrían enriquecernos.

Por ejemplo, puedes opinar de ti mismo: que eres tímido o nervioso; que eres bueno para la música y malo para las matemáticas; que eres sano o enfermizo, gordo o delgado; que eres descuidado o meticuloso; que eres un aburrido o un solitario. Cualquiera de estas cosas puede ser verdadera o falsa, y en tanto no te perjudiquen puedes seguir pensando lo que quieras. Cuando se produce un conflicto, tienes que analizar si es verdadera o no la etiqueta que te has o te han adjudicado.

Supongamos que de niño tenías un pianito de juguete y un tío que te escuchó tocarlo dictaminó que no servías para músico. A partir de ahí nunca te acercaste a un instrumento musical. Ahora que ya eres adulto, si no tienes nada mejor que hacer, bien podrías tratar de ver si el tío estaba equivocado y consigues aprender a tocar algún instrumento.

Pueden ocurrir otros casos más importantes como, por ejemplo, que en el trabajo te propongan un ascenso si te trasladas a otra ciudad. Si tú eres del tipo de persona que prioriza la seguridad de lo conocido, que come siempre la misma comida, usa siempre la misma ropa, lee siempre los mismos diarios, perfectamente puedes negarte a que te asciendan con tal de no abandonar lo que ya conoces.

Hay personas que evitan sistemáticamente explorar lo desconocido y abrirse a nuevas experiencias, recurriendo a las etiquetas que llevan pegadas. Pueden decir “Yo soy así, siempre he sido así y no voy a cambiar” para negarse a considerar siquiera la posibilidad de emprender actividades diferentes de las que siempre han hecho. Por supuesto que si una persona tiene una constitución débil no es conveniente que se inscriba para correr en una maratón, so pretexto de vivir algo nuevo.

Sin embargo, muchas veces las etiquetas que nos endilgamos son incorrectas y producto de uno o más trastornos psíquicos como pueden ser la rigidez, los prejuicios y el perfeccionismo. Lo que tienen en común estos trastornos es que te mantienen atado a un esquema del que no puedes apartarte. La rigidez, por ejemplo, es lo contrario de la espontaneidad: consiste en no hacer nada que no esté rigurosamente planeado de antemano.

La persona que sufre de rigidez puede planear exhaustivamente un viaje de vacaciones porque está previsto que las personas tengan un período de vacaciones en el año. Lleva a cabo el viaje siguiendo al pie de la letra lo que traía planeado pero, si en el transcurso del mismo surge la posibilidad de visitar alguna atracción turística que no estaba contemplada, no se lo puede hacer porque eso no estaba dentro del plan.

El perfeccionismo también conspira contra la realización de nuevas actividades cuando alguien o tú mismo has determinado que no eres bueno para hacer algo. En vez de pensar que lo importante de una actividad es el placer que tú extraigas de ella, te niegas siquiera a emprenderla porque, si no haces algo perfectamente, no vale la pena que lo hagas.

Los prejuicios son la forma de decretar la inexistencia de una gran parte de la humanidad. Ya sea que se basen en el color de la piel, en la nacionalidad, en la religión, en la opinión política, etc., sirven de pretexto para que uno no tenga nada que ver con la gente que no coincide con nosotros en algunos de esos aspectos.

Si, basándote en que determinada persona tiene distinto color de piel que el tuyo o diferente religión que la tuya, te niegas a conocer y a tratar con esa persona, lo que estás diciendo es que quieres seguir tratándote con la misma gente que siempre has conocido y te estás privando de conocer a alguien que tal vez pueda enriquecer tu vida con nuevos conocimientos y puntos de vista.