Eliminar los hábitos nocivos

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 10/02/2006 18:26

Eliminar los hábitos nocivos
Todo cambio de vida significa cambiar unos hábitos por otros. Se ha dicho y repetido que el hombre es un animal de costumbres, por lo que no está de más estudiar un poco en qué consiste esto del hábito. Cuando recién llegamos a la vida y tenemos todavía todo por delante, no tenemos hábitos con los que contar o que nos estorben para algo. Los hábitos se van desarrollando a medida que vivimos, ya que un hábito es simplemente una forma predeterminada de actuar en una cierta situación.

Cuando vas recorriendo el camino de la vida, vas experimentando situaciones viejas y nuevas. Una situación vieja es una en la ya que has estado antes; una nueva, aquella en la que nunca te has encontrado. Ante cada situación es lógico que te preguntes cómo vas a reaccionar, dado que el hombre no tiene, como los animales, el instinto que le indica qué hacer en cada momento. Resulta agotador, ante cada situación, tener que estar pensando qué se va a hacer. Entonces tendemos a repetir aquellas conductas que, en ocasiones anteriores, nos han dado buenos resultados o, por lo menos, nos han permitido salir no tan mal del paso. De esta manera se va constituyendo un hábito.

Una de las decisiones que tiene que tomar el hombre más a menudo es con respecto al uso de su tiempo, en lo que puede disponer de él. Tomemos el caso del tiempo libre, aquel en que no tienes obligatoriamente que dedicarte a ganarte la vida o cumplir otras tareas que te imponga tu etapa de vida como puede ser el estudio. Llega un fin de semana y tienes que decidir qué hacer en él. Cuando no estás en un momento en que el desarrollo te brinde nuevas posibilidades, las que tienes son bastantes conocidas. Al cabo de varias pruebas, te decides por una de ellas y ésa es la eliges de ahí en más como tu actividad de fin de semana.

Los hábitos son generalmente influidos por las tendencias, es decir, por las características de nuestra personalidad que ya traemos al nacer. Mientras que una persona puede tener el hábito de sentarse a leer, otra puede tenerlo de salir a bailar. Cuando de cambiar hábitos se trata, hay que distinguir bien qué es lo que puedes cambiar y qué es lo que representa una tendencia profunda de tu personalidad. No debes ir en contra de tu personalidad por que el fracaso es casi seguro. Debes, en cambio, intentar conocer lo más que puedas de tu personalidad y sacar el mejor partido posible de ella.

Los hábitos de los que hay que tratar de librarse son aquellos que podemos llamar malos hábitos porque nos perjudican en nuestra posibilidad de ser más felices. Por ejemplo, ante una situación que te afecta negativamente, por ejemplo salir mal en un examen o una prueba para un trabajo, tu reacción puede ser lamentarte y quejarte de que el que te tomó la prueba no fue justo en su evaluación. Si miras hacia atrás, puedes comprobar que siempre que te ocurrió algo parecido, reaccionaste de la misma manera, con lamentaciones y quejas.

Se pone así en evidencia la existencia de un hábito o, en términos más técnicos, un patrón de conducta, que quiere decir lo mismo; cada vez que ocurre la situación A, reaccionas de la forma B, que puede ser buena o mala dependiendo de adónde quieras llegar. Si lo que quieres es seguir como estás, las lamentaciones y las quejas son una buena respuesta. Si lo que quieres es mejorar, no lo son.

Si tu intención es cambiar para mejor, ante una situación como la que he descripto, una buena respuesta es tratar de ver qué es lo que hiciste que pudo haber influido en el resultado adverso de la prueba o examen. Entonces puedes plantearte la conveniencia de cambiar el hábito de quejarte por el hábito de analizar las razones de tu fracaso, lo que seguramente aumentará tu posibilidad de ser feliz dado que en el próximo examen tendrás mas posibilidades de salir bien.

No siempre resulta fácil cambiar de hábitos, pero a veces no queda más remedio. Los hábitos son conductas arraigadas profundamente a fuerza de años de estar practicándolas, pero en el caso de los malos hábitos existe un límite en el perjuicio que te puedes hacer a ti mismo. Llega un momento en que la realidad se impone y hasta tu mismo cuerpo, a través de las enfermedades psicosomáticas, te indica que no puedes seguir comportándote de la misma manera.

Si repetidamente experimentas dolores de cabeza, dolores de espalda, úlceras, hipertensión, urticaria, erupciones o calambres, y los médicos no encuentran una causa para tus padecimientos, debes preguntarte qué es lo que estás haciendo para que tu cuerpo te reclame a través de esos medios. En ocasiones estas dolencias se curan simplemente a través de un cambio de hábitos de la persona que las sufre.

Actitudes tales como vivir recordando un pasado que no puede volver o esperando un acontecimiento que nunca llegará, lamentarse por cosas que hemos hecho y que no tienen ya remedio, desear cosas sin hacer nada por conseguirlas, son malos hábitos que pueden ser reemplazados por conductas más positivas. El trabajo de hacerlo nunca será fácil dado que hay que luchar contra costumbres de muchos años, pero ciertamente los resultados harán que valga la pena intentarlo.