Llega un momento

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 28/02/2006 14:24
Lega un momento

Llega un momento en tu vida en que finalmente te das cuenta ………..
Cuando en el medio de todos tus miedos e insania te detienes de repente en tu camino y en algún lado tu voz interior grita ¡¡¡BASTA!!!

Basta de pelear, de llorar y forcejear para mantenerte en ese lugar; entonces tu sollozo se apaga, te limpias las lágrimas y comienzas a mirar el mundo a través de nuevos ojos. Esto, es “tu despertar”.

Te das cuenta que llegó el tiempo de dejar de esperar y esperanzarte por los cambios, la felicidad, la seguridad o la protección que van a venir a tu encuentro alguna vez.

Llegas a la conclusión que ella o él no es Princesa o Príncipe y, que tú no eres Cenicienta o Ceniciento; que en el mundo real no siempre hay finales justos (o comienzos) y que cualquier garantía de “felicidad eterna” comienza únicamente por ti misma(o) … …y durante este proceso, una sensación de serenidad nace de la aceptación.

Te despiertas a la realidad que no eres perfecta(o), y los demás no siempre van a amar, apreciar o aprobar quien eres, y eso está bien.

Dejas de criticar y maldecir a otras personas por las cosas que te hicieron o dejaron de hacer, y aprendes que lo único con lo que cuentas es lo inesperado.

Aprendes que la gente no siempre dice lo que piensa o piensa lo que dice, y que no todos van a estar para ti, y que no siempre se trata de ti. Entonces aprendes a sostenerte por ti misma(o) y a cuidarte … y en el proceso nace la confianza.

Dejas de juzgar y apuntar con el dedo y comienzas a aceptar a la gente como es, con sus defectos y debilidades … y en el proceso, una sensación de paz y contento nace del perdón.

Te das cuenta que mucho de la manera en que te ves a ti misma(o)o y al mundo que te rodea, es el resultado de todos los mensajes y opiniones que implantaron en tu mente.

Aprendes a abrirte a nuevos mundos y nuevos puntos de vista. Empiezas a redefinirte y reestimar quien y qué eres, y para qué estás.
Aprendes la diferencia entre desear y necesitar, y de a poco descartas doctrinas y principios que nunca deberías haber adoptado y en el proceso, aprendes a confiar en tu propio conocimiento.

Aprendes que es dando que recibimos. Que hay un poder y gloria en crear y contribuir y dejas de maniobrar atravesando la vida como un mero consumidor.

Aprendes que principios como honestidad e integridad no son ideales obsoletos de una era pasada, sino los cimientos que sostienen la fundación a partir de la que debes construir tu vida.

Aprendes que no lo sabes todo, que no es tu trabajo salvar el mundo.

Aprendes a distinguir entre culpabilidad y responsabilidad y la importancia de poner límites y decir no.

Aprendes que la única cruz a cargar es la que elegiste llevar y que los mártires son quemados en la hoguera.
Entonces aprendes sobre el amor, el romántico y el familiar.
Aprendes cómo amar, cuándo dar en el amor o cuándo alejarte y ya no proyectas tus necesidades en una relación.

Aprendes que no vas a ser más hermoso, más inteligente, más adorable o importante por la mujer o el hombre que va de tu brazo o el niño que lleva tu nombre. Que así como las personas crecen o cambian, así sucede con el amor.

Aprendes que estar sola(o) no significa estar en soledad y te miras al espejo y te das cuenta que tal vez nunca vas a tener una talla de “top model” o ser un perfecto 10 y dejas de competir con la imagen implantada en tu cabeza.

Aprendes que sentir que tienes derechos está bien, como lo está querer y pedir por lo que quieres.

Llegas a la conclusión que mereces ser tratada(o) con amor, cuidado, sensibilidad y respeto … y no vas a aceptar menos que eso.

Aprendes que tu cuerpo es tu templo. Comienzas a cuidarlo y tratarlo con respeto, alimentándote de manera equilibrada, tomando más agua y dándote más tiempo para ejercitarte.

Aprendes que la fatiga disminuye el espíritu y puede crear duda y miedo, entonces tomas más tiempo para descansar. Así como la comida alimenta al cuerpo, reír alimenta tu alma, entonces tomas más tiempo para reír y jugar.

Aprendes que por cualquier objetivo que vale la pena alcanzar, vale la pena luchar y que querer que algo suceda es diferente a trabajar para su concreción.
Más importante aún, aprendes que para alcanzar el éxito, necesitas dirección, disciplina,perseverancia. Que no se puede hacer todo solo y que está bien arriesgarse y pedir ayuda.

Aprendes que lo único que debes temer es al miedo en sí mismo. Atraviesas tus miedos porque sabes que puedes superar lo que suceda y porque rendirse al miedo es rendirse a tu derecho de vivir la vida en tus propios términos.

Aprendes que vivir no siempre es justo, que no siempre obtendrás lo que piensas que mereces y que a veces malas cosas suceden a buenas personas.
Aprendes que nadie te castiga o falla en responder tus plegarias, sólo es la vida sucediendo.

Aprendes a lidiar con lo malo en su más primario estado:
“el ego”.
Aprendes que sentimientos negativos como rabia, envidia y resentimiento deben ser entendidos y redirigidos o sofocarán tu vida envenenando el universo que te rodea.
Aprendes a admitir tus equivocaciones y a construir puentes, no paredes.

Aprendes a ser agradecido y a disfrutar de cosas que no tomamos en cuenta, cosas que millones de personas apenas si pueden soñar: el frigo lleno, agua potable, una cama tibia y blanda, o una ducha caliente.

Lentamente comienzas a tomar responsabilidad de ti misma(o) por ti misma(o) y te prometes nunca traicionarte y nunca, pero nunca valorarte por menos de lo que tu corazón desea.

Entonces cuelgas un llamador de ángeles afuera de tu ventana o a la entrada de la casa para que cada vez que lo escuches, te recuerde que: debes seguir sonriendo ,debes seguir creyendo y debes seguir abierto a toda maravillosa posibilidad.

Finalmente, con coraje en tu corazón y la fe de tu lado, te pones de pie, respiras profundamente y comienzas a diseñar la vida que quieres vivir de la mejor manera posible.
¡¡¡ Que la Luz de Dios ilumine tu vida hoy y siempre !!!