El dolor de una separación

De: LUNA200620  (Mensaje original)
Enviado: 03/02/2006 12:52

Un saludo a toda la comunidad
Navegando un poquito por la red, encontré este texto, el cual me pareció por demás interesante, por ello quise compartirlo con Uds .ya que considero que todos en algún momento de nuestra vida hemos padecido el dolor de una separación…..

Por ello y con el debido respeto que merecemos cualquiera de los que hayamos vivido un momento igual o parecido, a esta sensación de dolor, ….es que transcribo integro este texto y además agrego al final , alguna palabras que expresan mi sentir…….

El rompimiento

Cuando una pareja rompe su relación no lo hace generalmente sin dolor. Cualquier rompimiento implica abandonar cosas de nuestra vida, dejar atrás un pasado y reconocer alguna clase de equivocación por parte nuestra.

Es inevitable, incluso, sentir cierta sensación de fracaso y hasta de desolación. Me refiero, por supuesto, a esas parejas que llevan algún tiempo juntas; no hablo de esas relaciones del momento, pasajeras y circunstanciales, aunque en esos casos también puede sobrevenir el sufrimiento y la frustración.

Creer que una ruptura amorosa se concreta fácilmente es una ilusión. Siempre hay un desgarramiento, por eso cuesta tanto concretarla y por eso, aunque esto no se dé por igual en ambos miembros de la pareja, se sufre mucho.

Aún en los casos en que ese rompimiento sea para bien, una separación no se logra así como así. Y esto pese a la madurez que puedan tener los involucrados y aunque todo lo resuelvan sin choques violentos o reproches y odios irreconciliables.

Nos aferramos a los objetos; ¡cómo no nos vamos a aferrar a un ser a quien pudimos amar y con quien compartimos tantas ilusiones y proyectos! Por eso después de la separación quedan dos caminos: hundirnos en el dolor y no salir de allí, o recomponer la fe e iniciar una nueva vida.

Me interesa dejar sentado lo siguiente, y deseo resaltarlo porque es útil que tomen conciencia de ello: si una separación es inevitable, habrá que estar preparado para sobrellevar y superar el dolor que acarrea un rompimiento.

Según las circunstancias puede haber un alivio en uno o ambos miembros de una pareja que se separa, eso no lo negamos. Pues las tensiones son tan grandes entre dos personas que se llevan mal, que se vuelven insoportables. Sin embargo no se crea que todo serán risas, principalmente durante el tiempo inmediato al rompimiento.

Vacío y depresión

Es saludable tener alguna idea de lo que nos puede ocurrir luego de una separación. Por de pronto, reconocer que pese a las diferencias de género, el varón y la mujer llegan a sufrir con la misma intensidad. El dolor, en asuntos de fracasos amorosos, no es privativo de lo femenino o de lo masculino.

No siempre el rompimiento es previsible. A veces una pareja se deshace abruptamente, casi de un día para el otro, sin que uno de los miembros ni siquiera hubiera sospechado tal desenlace.

En otros casos no: La separación se planifica con tiempo, de común acuerdo y armoniosamente. Son circunstancias diferentes, pero que sin embargo tienen un punto de contacto: el rompimiento acarrea sensación de vacío.

Todo el pasado de una vida en la mente y los recuerdos nos abruman; desearíamos volver atrás, desandar los acontecimientos y hasta soñamos con modificarlos. En esta etapa puede surgir la idea casi obsesiva de pretender reparar, de volver a empezar la relación, de mejorarla y retomarla.

Esos deseos podrían hacer que negáramos la realidad, y en lugar de fortalecernos, nos debilitaríamos. Hay cosas que jamás vuelven atrás, y cuando finalmente nos damos cuenta de ello puede sobrevenirnos una depresión aun mayor que la que sentimos al tener que separarnos.

La evidencia de que será inútil tratar de recuperar lo perdido hará que toda nuestra omnipotencia se derrumbe. Habíamos creído que podíamos torcer los hechos y de pronto advertimos que es imposible hacerlo. El dolor se renueva; la sensación de vacío aumenta.

El tiempo que dure esta situación de tristeza depende de cada caso, pero debemos aceptar que en mayor o menor grado le sucede a toda persona que se separa. Estar preparado para afrontarlo fortalece la decisión; sirve de apoyo para animarnos a decir “basta” cuando una relación se torna insostenible y necesitamos ponerle fin.

Asumiendo la soledad

Supongamos un caso extremo: el de una persona que haya sido abandonada abrupta y sorpresivamente por su pareja. Es natural que quede sumida en la soledad y el agobio; si intenta negarlo, lo más seguro es que caiga en el escapismo.

Probablemente buscará aturdirse, ya sea en la búsqueda compulsiva de nuevos amores, de amistades indiscriminadas o de paseos sin ton ni son. Quizás encuentre un fugaz consuelo, aunque esos sustitutos serán de corto alcance y no la ayudarán a salir de la depresión.

La otra posibilidad es que se hunda en la angustia y que todo se le vuelva sombrío y sin salida. En estos casos, esas personas pierden la autoestima, se sienten despreciadas y creen que el amor quedó vedado para ellas definitivamente, que nadie las volverá a querer. ¡Hasta tienen miedo de enamorarse por temor a sufrir otra decepción! Han sufrido una pérdida y han quedado bloqueadas, fijadas a la experiencia dolorosa.

Pero el momento de inflexión existe, y es allí cuando surge la posibilidad de un cambio. Cumplida la etapa de duelo y una vez que esa persona ha podido asumir y elaborar las frustraciones sin tratar de negarlas o de encerrarse en un caparazón falsamente protector, recobrará fuerzas, volverá a energizarse, y buscará la luz.

No borrará al pasado, pues el pasado no se puede borrar ni es saludable querer hacerlo, pero lo dejará atrás y no le impedirá mirar hacia delante, proyectarse en el amor y en la alegría de vivir.

El fin de la crisis

He trazado una descripción de lo que puede devenir luego de un rompimiento amoroso. No pretendo agotar aquí el tema ni dar todos los ejemplos posibles; lo sustancial que deseo transmitir, a ti lector, es que no pierdas de vista lo siguiente: la persona que padece una situación como las que he indicado, está pasando -nada más y nada menos- que por una etapa de crisis

El mismo recuerdo del amor frustrado, pasado el momento de pesimismo, nos retrotrae a los instantes felices y esperanzados de aquella relación, pues es difícil que dos personas que se unen -y por peor que se hayan llevado- no hayan pasado también por instantes de alegría y plenitud. Esos recuerdos positivos nos reanimarán y nos liberarán del encierro, impulsando nuestros deseos de volver a empezar y de disfrutar los dones del amor. Y si la crisis nos ha servido para desarrollarnos, terminaremos fortalecidos por la experiencia y la confianza.

Recuerden que debemos reconocernos como personas capacitadas, para reponernos de las frustraciones y para amar y ser amados con dignidad.

AUTOR : LEONERK

***Podría decir tantas cosas, pero me limitaré a expresar mi sentir ante la pena que causa la separación ya bien sea entre amigos, un gran amor o nuestros familiares.

No deja de ser doloroso la separación…Nos sentimos de pronto aprisionados, incapacitados, desprovistos y quisiéramos recobrar lo que hemos perdido. Nuestro corazón se resiste a aceptarlo.

¡ Es un dolor tan grande!

Pero con el tiempo he aprendido a madurar mucho en ese sentido, por entender que nada es permanente en nuestras vidas, si perdemos un amor, nos duele, pero que bello es recordar los hermosos momentos  vividos, si perdemos un familiar cercano, lo es aun más, pero nos consuela el saber que siempre vivirá con nosotros su recuerdo y naturalmente perder un buen amigo o amiga, causa una tristeza muy grande pues nos sentimos desprovistos de esa persona que tanto ha compartido con nosotros y que ya no está más…

También he aprendido, en el camino de mi crecimiento espiritual a comprender y a lidiar con estas situaciones.He asumido que para ser feliz no necesito de nadie más, que no puedo basar mi tranquilidad ni mi felicidad en otras personas , que no puedo responsabilizar a la persona que se encuentre a mi lado en ese momento ya sea , novio , esposo ,pareja , amante, o como quieras llamarle. No es que me haya vuelto insensible al dolor, eso jamás, si nuestra Santa Madre lloró al ver a su hijo humillado y maltratado, como no lo he de hacer yo que soy un ser imperfecto , pero que termino por aceptar y entender que ha sido la voluntad de Dios , quien para que crezcamos en amor, ha puesto estas personas en nuestras vidas para que nos sintamos felices llenando ese espacio que todos necesitamos; el de amar y ser amados.

Nada es para siempre, somos gente privilegiada, disfrutemos de ese amor que Dios nos brinda, la separación es momentánea , pues nuevamente volveremos a sonreír y disfrutar de la compañía de otros seres , que llegarán a nuestras vidas , trayendo lo mismo o quizás mucho más de lo que hemos perdido………

“No se van de nuestro lado los seres que tanto hemos amado, se quedan para siempre en nuestro corazón”

¡¡¡ Dios les bendiga hoy y siempre!!!