Ven y sigueme (parte cinco) Osho

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 19/03/2005 10:46

Y le dijo a otro: Sígueme: Al que no había dicho nada, le dice: sígueme.
Mas él dijo:
Señor, permite que primero vaya a sepultar a mí padre.
Al otro hombre Jesús le dice: “Sígueme” y este hombre no se lo había pedido. Pero este hombre estaba más dispuesto, estaba más preparado, estaba más maduro.
Hace sólo unos días, una mujer holandesa vino a verme. Una mujer muy simple y de buen corazón; de hecho, demasiado buen corazón. Hasta el buen corazón puede ser una enfermedad si es demasiado. Viene a verme una y otra vez, y escribe notas y cartas diciendo que no puede tolerar la pobreza. Cuando va a su hotel se encuentra con mendigos por el camino, y empieza a llorar y lamentarse, se siente culpable y sufre mucho. No puede meditar hasta en la meditación aparecen los rostros de esos mendigos. Ella piensa que es egoísta meditar mientras exista tanta pobreza.
Una mujer de muy buen corazón, pero no madura. Simple, buena pero infantil.
Le dije: “Puedes hacer una de dos cosas. Vete y primero elimina la pobreza del mundo; después, vuelve si ha sobrado tiempo y aún estoy aquí. Primero haz desaparecer la pobreza del mundo, y luego vuelve y medita: así no te sentirás culpable. O, si piensas que eso es imposible, abandona la idea. Medita, y con la base que la meditación te dé, entrégale a la gente toda la ayuda que puedas darles”.
.Después se preocupó respecto a sannyas. Quería tomar sannyas, y sin embargo tenía miedo su educación Cristiana. Entonces vino de nuevo, y dijo: “Hay un problema. Mí padre ha sido muy bueno conmigo. Me ha enseñado cómo ser. Ahora, si tomo sannyas, estaré traicionando a mi padre, a sus enseñanzas. Pero si no tomo sannyas, va a ser una constante obsesión para mí el pensar que debo tomar sannyas para poder ser transformada”.
Le dije: “Decide una cosa u otra”.
Respecto a eso tampoco pudo decidirse. Entonces un día vino muy preocupada, y entonces le dije: “Ahora una cosa es segura: que aunque pidas sannyas, no te lo voy a dar. Por lo tanto, ahora descansa. No te voy a dar sannyas”.
Desde entonces la he estado viendo no ha venido a verme, pero está aquí. Ahora parece preocupada puedo ver su cara de que si viene a pedírmelo, yo no le dé sannyas.
Buena, pero inmadura. El compromiso sólo puede nacer de la madurez. Una cierta madurez es necesaria.
Y Jesús le dijo a otro: Sígueme pero el padre de ese hombre había muerto. No pudo refrenarse; por eso debió ir al camino, al encuentro de Jesús. El pasaba por el pueblo, su padre yacía muerto, y dijo: Señor, permite que primero vaya a sepultar a mi padre.
Esta es una situación muy simbólica: el padre que ha dado nacimiento al cuerpo está muerto; y otro padre, que puede dar nacimiento al alma, se halla presente. La cuestión está entre el cuerpo y el alma, la cuestión está entre la vida y la muerte. De un padre mundano no obtendrás la vida. De hecho, has nacido para morir, has nacido para la muerte.
El padre está muerto. El hombre dijo: “Señor, permite que primero vaya a sepultar a mi padre una formalidad, pero permíteme hacerlo”.
Jesús le dijo uno de los más profundos y penetrantes dichos de Jesús :
Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ve y predica el reino de Dios.
Parece un poco áspero, no muestra compasión. El padre está muerto, y del hijo se espera que le entierre. Es una formalidad; una costumbre social y un deber. Pero Jesús dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos. Jesús dijo: “En el pueblo hay mucha gente muerta. Ellos lo harán. No te preocupes por eso. No es necesario que vayas”.
El significado simbólico es: que alguien que penetra en la religión no necesita molestarse con deberes, moralidad y formalidades, pues la moralidad es una religión inferior, el deber es una religión inferior, la formalidad es parte de la personalidad. Cuando entras en la religión, puedes tirar toda moralidad, porque estarás satisfaciendo algo más profundo y más alto. Ahora no es necesario respetar costumbres, no es necesario llevar etiqueta social. “Hay bastante gente muerta en el pueblo: ellos lo harán, y lo harán encantados. No te preocupes por eso. Deja que los muertos entierren a los muertos; pero tú ve a anunciar el reino de Dios”.
¿Qué clase de hombre es este Jesús? ¿El padre de un hombre yace muerto y quiere enviarle a anunciar el reino de Dios? ¿Es éste el momento para convertirse en predicador de Dios?
Pero esto es simbólico. El está diciendo: “No te preocupes por la muerte, preocúpate por Dios. Y no te preocupes por el padre que dio origen a tu cuerpo; piensa en el padre, ve y predica acerca del padre que te ha dado el alma”.
… pero tú ve y predica el reino de Dios.
En cierta forma, si reflexionas acerca de la muerte de alguien con quien has tenido mucha intimidad un padre, una madre, una esposa, un marido, un amigo muy íntimo que haya muerto sólo en ese momento es posible la conversión hacia Dios. Si dejas que ese momento se escape, estarás de nuevo en el revoltijo del mundo.
La muerte te produce un golpe. No existe nada que pueda producirte un golpe semejante la muerte es el más grande. Si ese golpe no te despierta, significa que eres incurable, imposible. Jesús utilizó ese momento. El es uno de los más grandes artistas que han pisado la tierra, el más grande alquimista.
La situación es: la muerte. El padre yace muerto en la casa, la familia debe estar llorando y lamentándose no es el momento para ir a anunciar el reino de Dios. Parece absurdo, parece duro. Jesús parece demasiado duro.
No lo es. Es debido a su compasión que dice esto. Sabe que si este momento de muerte se pierde en enterrar el cuerpo muerto se perderá la posibilidad de despertar. Es quizás por esto que se volvió hacia este hombre y le dijo: “Sígueme” Debió ver la muerte en sus ojos, debió sentir la muerte a su alrededor. Naturalmente, debió ser así: el padre estaba muerto.
Pero aún así, el hombre no pudo contenerse. Tuvo que ir a ver a este hombre, Jesús. Fue quizás debido a la muerte que Jesús se volvió significativo, quizás fue debido a la muerte que se dio cuenta de que todo el mundo va a morir. Fue quizás por eso que había ido a ver a Jesús, en busca de la vida.
El primer hombre era sólo un espectador; el segundo hombre estaba listo. La muerte te prepara. Si puedes usar la muerte, si puedes usar el dolor y la angustia, si puedes usar el sufrimiento, la desgracia, podrás convertir eso en un paso hacia lo divino.
Conmocionado, este hombre debió de estar ahí parado como si él mismo estuviera muerto. El pensamiento debió detenerse. Con un golpe como ése no puedes darte el lujo de pensar. Si el golpe es realmente total, ni siquiera las lágrimas podrán fluir. Si las lágrimas pueden fluir, el golpe no ha sido total. Si el golpe es total, uno está simplemente conmocionado. Nada se mueve; el tiempo se detiene, el mundo desaparece, los pensamientos desaparecen. Uno está atontado, uno sólo mira con ojos vacíos, huecos. Simplemente miras, sin mirar nada en especial.
¿Has visto alguna vez ese tipo de mirada en los ojos de los locos, o a veces, inmediatamente después de que alguien que era muy íntimo ha muerto?
Jesús debió observarlo; este hombre estaba listo. Déjame decírtelo: no estás listo, a menos que hayas tenido una experiencia con la muerte. La vida es muy superficial; está sólo en la periferia, sólo en la superficie. La muerte es profunda es tan profunda como Dios ; por lo tanto, sólo desde la muerte es la conversión posible. Sólo cambias en el momento de la muerte. Tu perspectiva cambia, tus actitudes cambian, el viejo mundo se vuelve ajeno. Buda fue transformado viendo un hombre muerto…
Jesús debió verlo Y le dijo a otro: Sígueme. Sólo el que ha conocido la muerte puede seguir a Jesús.
Si has conocido la muerte, sólo entonces podrás seguirme. Si has conocido el sufrimiento y la limpieza que surge del sufrimiento, sí has conocido el dolor y el golpe que es producto lateral del dolor, entonces y sólo entonces podrás estar conmigo. De lo contrario, tarde o temprano te dispersas, porque la vida te reclama otra vez; hay mil y una cosas que aún quedan por completar. Estarás volviendo continuamente hacia atrás.
Sólo cuando la muerte corta el puente y rompe todos los lazos con la vida; sólo entonces existe la posibilidad de que des un giro que vuelvas la espalda al mundo y te enfrentes a Dios. Es por ese motivo que, en una frase, Jesús dice dos cosas que en la superficie parecen extrañas Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ve y predica el reino de Dios.
Este hombre ni siquiera es un discípulo es un extraño parado al lado del camino y Jesús le dice: “Ve y predica el reino de Dios”. Esta es también mi observación: que la mejor manera de aprender una cosa es enseñarla.
La mejor manera de aprender una cosa es enseñarla, lo repito; porque cuando empiezas a enseñar, estás aprendiendo. Cuando estás simplemente aprendiendo, estás demasiado centrado en ti mismo, y ese centrarse en sí mismo se transforma en la barrera.
Cuando empiezas a enseñar, no estás centrado en ti mismo; miras al otro, miras la necesidad del otro. Miras y observas su problema. Estás completamente aparte, separado como un testigo. Y siempre que puedes convertirte en un testigo, Dios empieza a fluir desde ti.
Existe sólo una forma de aprender grandes cosas: enseñándolas. Por eso digo una y otra vez que, si has compartido mi ser de alguna manera, ve y difunde, ve y enseña, ve y ayuda a otra gente a meditar; y de pronto, un día, estarás sorprendido: la meditación más grandiosa te sucederá cuando estés ayudando a alguien a entrar en la meditación.
Mientras meditas, ocurrirán cosas. Mientras tú mismo estás meditando, muchas cosas sucederán, pero lo más grande sucederá sólo cuando seas capaz de enseñarle a alguien a meditar. En ese momento, te desapegas completamente y en ese desapego estás en completo silencio.
Estás tan lleno de compasión por eso estás ayudando al otro que algo te sucede de inmediato.
Jesús dijo:

3 comentarios

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301
    Enviado: 19/03/2005 10:47

    … pero tú ve y predica el reino de Dios.
    Y otro también dijo: Señor, te seguiré;
    mas primero permite que vaya a despedirme
    de los de mi casa.
    Y otro dijo: “Me gustaría irme contigo. Estoy dispuesto a seguirte, pero tendría que volver, al menos sólo para decirle adiós a mi familia, mis amigos, a aquellos que están en casa”.
    Y Jesús le respondió:
    Nadie que pone su mano en el arado
    y luego mira hacia atrás
    es apto para el reino de Dios.
    Ningún hombre que mira hacia atrás es apto para el reino de Dios ¿por qué? Porque ningún hombre que mira hacia el pasado puede ser capaz de estar en el presente.
    Un buscador Zen fue a ver a Rinzai, el gran Maestro. Quería meditar y quería iluminarse, pero Rinzai dijo: “Espera, primero unas pocas cosas. Lo primero es lo primero. ¿De dónde vienes?”.
    El hombre dijo: “Siempre destruyo los puentes después de cruzarlos”.
    Rinzai dijo: “De acuerdo; de dónde vengas no es importante. Pero, ¿cuál es el precio del arroz en estos días allí?
    El discípulo se rió y dijo: “No me provoques; de lo contrario, te daré una bofetada”.
    Rinzai se inclinó frente al buscador y dijo: “Eres aceptado” porque si un hombre aún recuerda el precio del arroz del sitio del que viene, significa que no es merecedor. Todo lo que traes del pasado es una carga, una barrera; no te permitirá abrirte al presente.
    Jesús dijo:
    Nadie que pone su mano en el arado
    y luego mira hacia atrás
    es apto para el reino de Dios.
    “Si quieres seguirme, sígueme. No hay forma de regresar. No hay necesidad; ¿qué sentido tiene decir adiós? ¿De qué va a servir? Si quieres seguirme” Jesús dice una y otra vez en el evangelio “entonces tendrás que negar a tu padre, a tu madre; tendrás que negar a tu familia”.
    A veces parece casi cruel. Un día estaba parado en el mercado del pueblo, y una multitud le rodeaba. Alguien dijo: “Señor, tu madre está esperando, al margen de la multitud”.
    Jesús respondió: “¿Quién es mi madre, quién es mi hermano, quién es mi padre? Aquellos que me siguen, aquellos que están conmigo: ellos son mi hermano, ellos son mi padre, ellos son mi madre”.
    Parece realmente cruel pero no lo era. No le está diciendo nada a su madre; está diciéndole a esa gente que si te aferras demasiado a la familia, la revolución interior no será posible, porque la familia es la primera atadura. Después, la religión a la que perteneces es la segunda atadura después, la nación a la que perteneces es la tercera atadura. Uno tiene que romperlas todas, uno tiene que trascenderlas todas. Sólo entonces puedes encontrar la fuente: la fuente que es la libertad, la fuente que es Dios.
    Nadie que pone su mano en el arado y luego mira hacia atrás es apto para el reino de Dios. Uno tiene que renunciar a todo lo que es fútil para obtener lo que tiene asignado.
    Una vez, un grupo de amigos estaban sentados hablando acerca de la cosa más esencial aquella a la que no se podía renunciar.
    Alguien dijo: “Yo no puedo renunciar a mi madre. Ella me ha dado la vida; a ella le debo la vida. Puedo renunciar a todo, excepto a mi madre”.
    Alguien más dijo: “Yo no puedo renunciar a mi esposa, porque el padre y la madre me fueron dados nunca fueron mi elección pero a mi esposa la he elegido yo. Tengo una responsabilidad hacia ella, no puedo renunciar a ella. Pero puedo renunciar a todos los demás”.
    Y así siguieron. Alguien dijo que no podía renunciar a su casa, alguien más dijo otra cosa. Mullá Nasrudín dijo: “Yo puedo prescindir de todo, excepto de mi ombligo
    Todo el mundo se quedó desconcertado ¿sólo un ombligo? Así que le presionaron para que se explicara.
    El dijo: ” ¡Siempre que es día de fiesta y estoy tranquilo y ocioso, me tumbo en la cama y como apio!”.
    Ellos dijeron: “Pero, ¿qué relación tiene eso con el ombligo? Puedes comer apio ……
    El dijo: “No entienden. Sin el ombligo, no tengo dónde poner la sal”. ¡Pone la sal en su ombligo cuando come apio!
    Pero todos tus apegos son así de absurdos. A todo se puede renunciar, excepto a tu consciencia más interna. No es que yo diga: “Renuncia a ello”, pero en lo profundo uno debería vivir en renuncia: uno debiera estar en el mundo, pero permaneciendo en constante renuncia.
    Puedes vivir con la familia, sin ser parte de ella; puedes vivir en la sociedad y, aún así, fuera de ella. Se trata de una actitud interna. No se trata de mudarte de lugar: se trata de cambiar la mente.
    Las cosas a las cuales estás demasiado apegado no son malas en sí, recuerda. Padre, madre, familia, esposa, hijos, dinero, casa: no son malas en sí mismas. El apego no es malo debido a que estas cosas sean malas, o que estas personas o estas relaciones lo sean: el apego es malo.
    Te pueden volver muy estúpido. Mullá Nasrudín se hizo rico de un día para otro: heredó una gran fortuna. Y, naturalmente, lo que sucede con los nuevos ricos le sucedió a él también: quería mostrarlo, exhibirlo.
    Llamó al pintor más grande del país para que le hiciera un retrato a su mujer. Nasrudín sólo le impuso una condición: “Recuerda, no lo olvides: las perlas deben aparecer en el cuadro”. Su esposa usaba muchas perlas y diamantes: había que mostrarlas. No estaba preocupado por la mujer cómo aparezca ella en el cuadro no es el punto pero las perlas y los diamantes deben salir.
    Después de un tiempo, cuando la pintura estuvo lista, el pintor trajo el cuadro. Mullá Nasrudín dijo: “Muy bueno, muy bueno. Sólo una cosa: ¿no puedes hacer los pechos un poco más pequeños y las perlas un poco más grandes’.
    La mente de un exhibicionista, la mente de quien desea mostrar que tiene algo precioso, valioso; la mente del ego. La cuestión no es el vivir en un palacio vive en un palacio, ése no es el punto o vive en una cabaña o al lado del camino: ése no es el punto. Es del ego que se trata.
    Puedes ser un exhibicionista en un palacio; puedes ser un exhibicionista en el camino. Si tu mente quiere que alguien sepa que posees algo o que has renunciado a algo, estarás en una profunda oscuridad, que deberá ser disipada.
    Jesús dice que uno no debe estar apegado, y que uno no debe mirar atrás. Mirar atrás es un viejo hábito de la mente humana: miras y miras atrás. O miras hacia atrás o miras hacia el futuro y así es como te pierdes el presente.
    El presente es divino. El pasado es recuerdo muerto; el futuro es sólo esperanza, ficción. La realidad está sólo en el presente. Esa realidad es Dios, esa realidad es el reino de Dios.
    Jesús dijo:
    Nadie que pone su mano en el arado
    y luego mira hacia atrás
    es apto para el reino de Dios.
    Sólo hay que entender esto; no es necesario hacer nada más. Sólo escúchame: sabes muy bien que el pasado es el pasado; que ya no es, que nada se puede hacer al respecto. No sigas rumiándolo, perdiendo tiempo y energía. Ese rumiar por el pasado crea una pantalla a tu alrededor, y no puedes ver lo que ya está aquí.
    Te lo has estado perdiendo, y se ha convertido en un hábito. Siempre que estás sentado, estás pensando en el pasado. ¡Sé consciente! No estoy diciendo que trates de dejar de hacer esto, porque si tratas de dejar de hacerlo, estarás aún involucrado en ello. Estoy diciendo: ¡desinvolúcrate de ello!
    ¿Así que qué es lo que harás? porque hagas lo que hagas, te involucrarás en ello.
    Sólo tienes que estar consciente. Cuando el pasado empiece a llegar a la mente, relájate, aquiétate, tranquilízate. Sólo permanece alerta, ni siquiera es necesario verbalizar. Sólo tienes que saber que el pasado se ha ido; es inútil seguir masticándolo una y otra vez.
    La gente usa el pasado como goma de mascar; lo mastican incesantemente. Nada sale de la goma no es nutritiva; es vana, inútil pero con el ejercicio de la boca uno se siente bien. Con sólo ejercitar la mente, uno siente que está haciendo algo valioso.
    Sólo permanece alerta; y si puedes estar alerta respecto al pasado, te darás cuenta de que, poco a poco, el futuro habrá automáticamente desaparecido. El futuro no es otra cosa que la proyección del pasado; el futuro es el deseo de tener esa parte del pasado que fue hermosa una y otra vez, en formas más bonitas; y no tener la parte de] pasado que fue dolorosa nunca tenerla de nuevo.
    Eso es lo que es el futuro. Estás escogiendo una parte del pasado, glorificándolo, decorándolo, e imaginando que en el futuro tendrás una y otra vez aquellos momentos de felicidad naturalmente, magnificados, más inflados. Y nunca tendrás el dolor que tuviste que experimentar en el pasado. Eso es lo que el futuro es.
    Una vez que el pasado desaparece, no desaparece solo. Se lleva consigo también al futuro. De repente estás aquí, ahora el tiempo se detiene. Este momento que no pertenece al tiempo es lo que yo llamo meditación… este momento que no pertenece al tiempo: Jesús lo llama “el reino de Dios”.
    Sólo recuérdalo más y más. No hay nada que hacer, sólo recordar una profunda recordación que te sigue como la respiración en lo que sea que estés haciendo, que permanece en alguna parte del corazón. Sólo una profunda recordación de que hay que arrojar el pasado y el futuro se va con él. Aquí/ahora es la puerta: del aquí/ahora vas del mundo hacia Dios, vas de lo exterior a lo interior.
    De repente, en el mercado, el templo desciende: el cielo se abre y el espíritu de Dios desciende como una paloma. Puede suceder en cualquier sitio. Cada lugar es santo y sagrado; sólo son necesarias tu madurez, tu consciencia.
    La palabra “consciencia” es la llave maestra. Nos cruzaremos con muchas situaciones en el evangelio en donde Jesús dice una y otra vez: ” ¡Despierta! ” ¡Permanece alerta!”. ” ¡Sé consciente!”. ” ¡Recuerda!”. Buda dice una y otra vez a sus discípulos: “Es necesaria la correcta atención”; Krishnamurti dice: “Consciencia”;
    Gurdjieff basa toda su enseñanza en una sola expresión: “el recuerdo de sí mismo”.
    Este es todo el evangelio: recordarse a sí mismo.

    CAPÍTULO 10

    ACERCANDOSE A LA CUALIDAD CRISTICA

    ¿Lloras alguna vez?
    Sí, siempre que les miro. Puede que no vean mis lágrimas, puede que no oigan mi llanto, pero siempre que les miro el llanto está presente. Por eso, sigo trabajando en ustedes. No es sólo para ayudarles a salir de su sufrimiento; también es para ayudarme a mí mismo. Si superan su sufrimiento, yo también superaré el sufrimiento creado por sus padecimientos.
    Se dice que cuando Buda llegó a la puerta de lo supremo, se detuvo allí; no quería entrar. La puerta estaba abierta; los devas, los dioses, estaban listos para darle la bienvenida, pero él no entraba. Los devas le preguntaron: “¿Por qué te quedas ahí? Entra. Hemos esperado por muchos siglos. Eres bienvenido. Has vuelto a casa”.
    Buda dijo: “Me quedaré aquí, tendré que quedarme aquí. Yo no podré entrar hasta que e! último ser humano pase delante de mí y entre por la puerta”.
    Esta es una hermosa parábola. No la tomes al pie de la letra…
    Pero es verdad. Una vez que te vuelves consciente, una vez que te conviertes en un ser una vez que eres una infinita compasión surge en ti. Buda ha hecho de la compasión el criterio de la iluminación. Cuando la has obtenido, no sufres por ti mismo, pero sufres por los demás viendo la desgracia a tu alrededor, viéndola en su total absurdo; viendo la posibilidad de que puedas salir de ella inmediatamente, ahora mismo, y que aún así te aferras a ella.
    Con una mano la alejas, con otra mano la acercas. Creas tus propias prisiones, y aún así te gustaría ser libre. Todo tu esfuerzo es contradictorio. Quieres venir al este y vas hacia el oeste.
    Viéndoles… sí, siempre lloro.
    Durante diez años me he identificado a mí mismo como un poeta. Sin embargo, desde que tomé sannyas hace diez días, el que vuelva o no a escribir otro verso ha dejado de tener importancia, a pesar de que con frecuencia te he oído alabar al poeta. ¿Qué ha pasado?
    Primero: no puedes estar identificado como poeta, porque la poesía sucede solamente cuando tú no estás ahí. Si tú estás presente, será sólo porquería. Sólo ocurre cuando estás ausente.
    Por eso es tan hermosa. Penetra en tu vaciedad; te llena llena tu vacío. Quedas preñado con lo desconocido, con lo extraño.
    El poeta es, simplemente, una madre. La madre no va a producir al hijo. El niño ha sido concebido; a lo más, la madre lo va a cuidar, protegiéndolo en lo profundo de su corazón, tratando de darle un cuerpo no el alma.
    La poesía te viene tal como un niño es concebido: en profundo amor. En profunda receptividad, te conviertes en un útero y la poesía es concebida. Es una preñez. Y uno tiene que tener mucho cuidado, porque el aborto siempre es posible; puedes abortar, puedes tener demasiado apuro y puedes destruirlo.
    Permite que se asiente dentro de tu ser. Tomará su tiempo; crecerá poco a poco. Crecerá en tu inconsciente. Tu consciente no es necesario; tu consciente sólo será una interferencia. Olvídate de él, déjalo crecer.
    Te sentirás pesado todo tu ser se sentirá como si estuvieras llevando una carga. Grato, agradable; pero aún así, una carga. Y entonces, un día, nace el niño. En ese momento, no s6lo nace el niño: también nace la madre.
    Cuando nace la poesía, también nace el poeta. No es el poeta el que escribe la poesía. En realidad, es el nacimiento de la poesía lo que crea al poeta. Antes no eras un poeta sólo lo eres cuando nace la poesía.
    Una mujer se convierte en madre. Ser madre es entrar en una categoría totalmente diferente de la de una mujer corriente. Una mujer es una mujer una madre es algo totalmente diferente. Ella ha concebido algo del más allá; ha llevado el más allá en su útero, y le ha dado un cuerpo.
    El poeta nace cuando nace la poesía, Es una sombra de la poesía, una consecuencia de la poesía. Sucede a la poesía, no la precede. Antes no hubo poeta, antes no hubo madre. Había un hombre, había una mujer; pero no había un poeta, no había una madre. La madre comienza a existir después de que la poesía ha sucedido.
    Pero normalmente, lo que llamas poesía no lo es. Es sólo una cosa mental. La piensas; la escribes. Todo lo que tú escribes es prosa, y todo lo que Dios escribe a través de ti es poesía. Puede que tenga forma de prosa no importa. Todo lo que dicen Buda o Jesús es poesía. La forma está en prosa: eso da igual. Es poesía, porque Dios la escribe; la totalidad la escribe a través de la parte; el océano trata de enviarte un mensaje a través de la gota.
    Siempre que escribes, es prosa prosa corriente. Cuando Dios escribe a través de ti, es poesía. Puede que sea prosa… pero aún así es poesía.
    No puedes identificarte como poeta. Eso será una molestia, destruirá toda la música y toda la armonía. Por lo tanto, es bueno bueno que la identificación se haya desmoronado, bueno que te hayas olvidado de la poesía, bueno que no parezca afectarte ahora en modo alguno el que escribas o no. Esta es la situación correcta. Ahora, por primera vez, existe la posibilidad de que la poesía pueda suceder.
    No puedo decir: “Sucederá”, porque la poesía no se puede predecir. Si la predices, nuevamente la mente comenzará a funcionar, y esperará y tratará de hacer algo al respecto. No, olvídate de ello completamente. Puede que tarde meses, puede que tarde años, puede que tarde toda tu vida, pero un día si en verdad has olvidado completamente tu identificación te convertirás en el canal. Algo fluirá a través de ti.
    Vendrá a través de ti, pero será algo del más allá. Entonces serás un observador, un testigo. No serás un poeta, serás un testigo. Y cuando la poesía nazca, una diferente cualidad de ser vendrá como secuela.
    Eso es lo que es un poeta. Todos los grandes poetas son humildes, no son pretenciosos.
    Los Upanishads ni siquiera están firmados nadie, sabe quién los escribió. La poesía más grande; y los más grandes poetas ni siquiera han tratado de firmarla, no han dejado sus firmas. Eso hubiera sido profano. Han dejado la poesía, pero no se han dado importancia. Fueron sólo vehículos.
    Un verdadero poeta es un vehículo, un medio. Por eso alabo tanto la poesía porque está muy cerca de la meditación, muy cerca de la religión es su vecino más cercano. El político trabaja con lo práctico, el científico con lo posible, el poeta con lo probable y el místico con lo imposible. Lo probable es el vecino más cercano de lo imposible es por ese motivo que alabo la poesía.
    Pero cuando la alabo, no estoy alabando a sus poetas. El noventa y nueve por ciento de ellos sólo escribe basura. Están haciendo algo mental, están en una empresa del ego. Se las arreglan para hacerlo, eso es todo pero la poesía no pasa a través de ellos.
    Puedes escribir poesía. Técnicamente, puede que hasta sea correcta, pero puede que esté muerta. A veces sucede que un poema no es técnicamente correcto, pero está vivo. ¿A quién le importa que algo sea técnicamente correcto o no? Lo importante es si está vivo o si no lo está.
    Si vas a ser madre, ¿te gustaría un niño técnicamente correcto pero muerto? Un niño de plástico; técnicamente, absolutamente correcto: no puedes encontrarle ni un solo defecto…
    De hecho, si quieres seres humanos técnicamente correctos, sólo serán posibles los seres de plástico. Sólo ellos pueden ser totalmente correctos. Un niño vivo, verdadero, tiene tantos defectos: está destinado a tenerlos, porque la vida existe con peligro y con muerte.
    Sólo una cosa muerta está fuera de peligro. La vida es siempre un riesgo; hay que atravesar mil y una dificultades, resolver enigmas. El fenómeno mismo de la existencia de la vida es un milagro, con tantas imperfecciones…
    La vida es imperfecta, porque la vida es algo que esta creciendo. Cualquier cosa que está creciendo será imperfecta; de lo contrario, ¿cómo va a crecer? Todo lo que es perfecto ya está muerto; está listo para la tumba no puedes hacer nada más con ello.
    El noventa y nueve por ciento de tus poetas sólo escriben basura: dan origen a niños muertos. Algunas veces y sólo rara vez, sólo a veces existe un poeta. Y cuando tal fenómeno existe lo que es un milagro en esta tierra a su lado encontrarás al místico. Un paso más y se convertirá en un místico.
    Si el poeta trata de levantar el vuelo un poco más, se convertirá en un místico. Y si el místico, en su compasión, desciende un paso hacia ti, él se convertirá en un poeta.

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301
    Enviado: 19/03/2005 10:49

    La poesía es la comunicación del misterio de la vida. A menos que lo hayas sentido, ¿cómo puedes comunicarlo? La poesía es una relación que estableces con lo absoluto. Algo se transmite entre la gota y el océano, entre la hoja y el árbol. Algo se transmite entre lo absoluto y la parte; y la parte empieza a danzar, la parte está tan rebosante de gozo que canta… tan encantada que sus movimientos se convierten en poesía. Ya no camina sobre la tierra: vuela.
    La prosa equivale a caminar sobre la tierra; la poesía es un vuelo hacia el cielo. La prosa es sólo caminar, la poesía es danza. Los movimientos son los mismos, pero la cualidad es tremendamente diferente.
    Estupendo eres bendito si la identificación ha desaparecido. Y eso es lo que estoy tratando de hacer con sannyas. Cuando tu antigua identificación se ha ido, te quedas en un vacío. Sólo en el vacío pueden las manos de Dios descender en ti y crear algo a partir del barro que eres, crear algo hermoso. No será algo tuyo: vendrá a través de ti.
    Alégrate de que la identificación se haya ido; no trates de hacerla volver. Olvídate completamente de ella, olvídate de todo lo que sabes en relación con la poesía, lo poético. Olvídate de todo sólo regocíjate de ser tú mismo.
    De repente, un día, entrarás en sintonía con lo absoluto un giro interno, una armonía interna, y una canción descenderá como una paloma. Entonces serás, por primera vez, un poeta. No pretenderás serlo, pero lo serás.
    Aquellos que lo son, no dicen serlo. Los que no lo son sólo ellos dicen serlo.

    Me siento como un actor en una obra, y no siempre me gusta mi papel. Justo cuando siento que esto está desapareciendo, me empujas adentro nuevamente, definiéndolo, definiéndome. Pareces darme una forma, mientras mi ser estalla por las costuras. Quiero explotar y expandirme. ¿Por qué me moldeas así?
    Lo primero: si realmente piensas que eres un actor en una obra, entonces no viene al caso el que te guste o no. Entonces no puedes decir: “A veces no me gusta mi papel, porque el gusto o el disgusto aparecen sólo cuando te concibes a ti mismo como un ejecutor, no como un actor.
    Para el actor, todos los papeles son iguales. ¿Qué diferencia hay si en una obra teatral te conviertes en Jesús o en Judas? Si realmente sabes que ésta es una obra, y que Judas y Jesús son iguales detrás del telón, detrás del escenario que es sólo una actuación entonces, ¿qué hay de malo en ser un Judas? ¿Cómo te puede desagradar? ¿Y qué hay de bueno en ser Jesús? ¿Por qué va a gustarte ?
    El gusto y disgusto existen sólo cuando piensas que eres el ejecutor. Entonces aparecen el bien y el mal; el juicio, la evaluación; aparecen entonces la condenación, el precio. Entre la dualidad; la dualidad sólo aparece si el ejecutor aparece. Si eres un actor, da lo mismo que seas Judas o Jesús.
    Una vez que entiendes que la vida es sólo un gran drama, has terminado con los gustos y disgustos. Entonces, todo lo que lo absoluto ordena, lo haces. Tú no eres el ejecutor; satisfaces el deseo de lo absoluto.
    Esa es una de las grandes enseñanzas de todas las religiones: convertirse en un actor en la vida. Entonces el gusto, el disgusto desaparece. Cuando el gusto/disgusto desaparece, la elección desaparece y cuando no eliges, eres libre. Se alcanza el moksha, el nirvana.
    Conviértete en un actor. Interpreta el papel, interprétalo hermosamente… porque cuando uno tiene que interpretarlo, ¿por qué no hacerlo hermosamente? Eres un Judas estupendo. Sé un Judas. Disfruta el papel y deja que el público también disfrute del papel. Detrás del escenario, Judas y Jesús se encuentran para tomar el té. Allí, son amigos. Tienen que serlo.
    De hecho, Jesús no puede ser sin Judas. Algo faltará en la historia, faltará algo muy esencial. Tan sólo imagina a Jesús sin Judas. El cristianismo no será posible.
    Puede que sin Judas no hubiera habido registro alguno de Jesús. Jesús ge crucificado porque él lo traicionó; y la crucifixión de Jesús golpeó fuertemente en el corazón de la humanidad.
    El cristianismo no nace debido a Cristo, sino debido a la cruz. Por lo tanto, preferiría que el cristianismo fuera llamado “Cruz tianismo”. No deberían conectarle con Cristo, sino con la cruz.
    Si observas a la Iglesia, verás que ponen la cruz más alto que a Jesús. Los obispos y los papas usan la cruz la Iglesia nace de la cruz. Pero si piensas en ello de esta forma, ¿quién será el autor de la crucifixión? Judas no Jesús.
    En el último momento en la cruz, justo antes de morir, Jesús dudó. La parte vaciló en disolverse en lo absoluto, el río vaciló en caer al océano. Es natural, es
    humano; Jesús es hijo del hombre e hijo de Dios.
    Todo río debe sentir tremenda aprensión y miedo cuando llega al océano. Se dirigía hacia allá todo el tiempo puede que haya viajado miles de millas para llegar al océano pero cuando el río cae al océano, necesariamente habrá un profundo alboroto en el corazón. El río va a desaparecer. El océano es tan vasto ¿dónde estará él?
    Se perderá, su identidad se habrá perdido; el nombre, la forma, los sueños, los deseos todo perdido. El océano es tan vasto: simplemente, él desaparecerá. Caer en el océano es la muerte. Es la cruz. Cuando el río cae al océano: ahí se encuentra la cruz.
    En el último momento, Jesús miró al cielo y dijo: “Dios, ¿me has abandonado? ¿Por qué me está pasando esto?” un profundo grito de angustia.
    “¿Por qué me has abandonado?”: esto muestra la humanidad de Jesús. Ahí es donde Jesús es tremendamente hermoso, incomparablemente hermoso.
    Buda es más inhumano. Puedes llamarle “superhumano”, pero es inhumano. Si hubiera tenido que morir en la cruz, nunca habría gritado hacia el cielo:”¿Por qué me has abandonado?”. Sabe que no hay nadie a quien gritarle, sabe que no existe ningún Dios, que ésas son sólo tonterías de la humanidad. Sabe que todo lo que nace tiene que morir; ha comprendido esto en forma total. El no gritará; simplemente se disolverá. El río de Buda no dudará, no vacilará ni un instante. No habrá una cruz.
    Buda es inhumano: se halla muy lejos del corazón humano. Mahavir es aún más inhumano. No son en absoluto de este mundo, son muy abstractos como si no fueran seres humanos concretos. Parecen ser ideas sin cuerpo. Parecen ficticios, parecen mitológicos no reales.
    Jesús es muy real. Es tan real como tú. Y este grito… Buda se hubiera reído. Si hubiera estado allí, se hubiera reído de lo tonto que era este hombre: “¿Porqué gritas? ¿A quién le gritas?”
    En el hermoso libro de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, hay un breve diálogo:
    Tweedledum le dice a Alicia: “¿Por qué estás llorando? Eres irreal sólo un sueño del rey”.
    Alicia le mira y responde: “Pero yo soy real”.
    Tweedledum se ríe y le dice: “Eres tonta. Si él el rey deja de soñar, ¿ a dónde irás a parar?”
    Alicia le contesta: “Estaré aquí, naturalmente”.
    Tweedledum se ríe nuevamente. Dice: “¡Tonta” Si deja de soñar, simplemente desaparecerás. Eres una invención de su sueño. No llores. ¿Cómo puedes llorar? no eres real”.
    Alicia sigue llorando. Dice: “Si no soy real, ¿quién está llorando? Si no soy real, ¿qué me dices acerca de estas lágrimas?”.
    Tweedledum responde: “Tonta, ¿crees acaso que estas lágrimas son reales o que tu llanto es real?”.
    Buda se hubiera reído de Jesús, Shankara se hubiera reído: ” ¿Qué estás haciendo? Todo este mundo es maya: el sueño del rey. Tú sólo eres una parte, una invención suya: no eres real, eres irreal. Limítate a desaparecer. ¿Por qué estás diciendo: “¿Me has abandonado?” ¿Quién hay allí para que te abandone?”.
    Pero no Jesús. El llora las lágrimas deben haber brotado de sus ojos. Es humano, tan humano como tú enraizado en la tierra, como tú. Es muy terrenal… pero no sólo terrenal, no meramente terrenal. El es más.
    El lloró. Durante un momento, hasta se puso furioso e irritado. Dijo: “¿Qué estás haciendo conmigo? ¿Me has abandonado?”. Y entonces entendió. El río vaciló, después entendió y se dirigió hacia el océano.
    Entonces él dijo: “Lo entiendo. Debe hacerse tu voluntad, no la mía”. La parte estaba lista para abandonarse a lo absoluto.
    El es terrenal y es divino: ambos. Es un gran puente. En el último instante lo entendió todo: sólo un papel que había que interpretar.
    “Debe hacerse tu voluntad, no la mía” entonces todo se convierte en una actuación. Si es tu voluntad, se transforma en un hacer. Esta es la diferencia.
    Me dices: “Me siento como un actor en una obra”. Debes estar pensando que te concibes a ti mismo como un actor en una obra, porque la siguiente parte de tu frase lo niega: “… y no siempre me gusta m¡ papel en ella” Si es sólo una obra, ¿por qué molestarse? Sé un Judas o sé un Jesús es lo mismo. ¿De dónde proviene la evaluación de gusto o disgusto?
    El ego existe en tus gustos o disgustos. El ego existe en la elección; cuando no eliges, el ego desaparece.
    Eso es lo que te estoy haciendo.
    “Cuando siento que esto está desapareciendo, me empujas adentro nuevamente” Te seguiré empujando hasta que la elección desaparezca por completo. No te resistas, porque si lo haces, no te será posible entender por mucho tiempo. No te enfades, y no digas: “¿Qué estás haciendo conmigo?”.
    Pareces darme una forma, mientras mi ser estalla por las costuras. Quiero explotar y expandirme”. Ese quiero” es la barrera para explotar y expandirse. El “yo” no puede explotar y no puede expandirse. Sólo puede pensar, sólo puede soñar.
    Todo mi esfuerzo está centrado en que tires el “yo” y te limites a ser. Entonces te expandirás; entonces no habrá barreras para ti, entonces podrás llegar a ser infinito. Eres infinito: el ego no te permitirá verlo, el ego no te permitirá ver la verdad.
    “¿Por qué me moldeas así?” Seguiré moldeándote de una forma a otra, y de nuevo de una forma a otra, para que puedas entender que no tienes forma.
    Sólo lo que no tiene forma puede ser moldeado a una forma. Si ya tienes una forma, no puedes ser moldeado a otra forma; estás ya establecido.
    Te resultará difícil moldear el acero; pero el barro puede ser moldeado con facilidad. ¿Por qué? ¿Por qué no el acero? El acero tiene una forma más estable. Puedes decirlo de esta manera: el acero cree en una forma más estable, el acero es engañado por una forma más estable. El barro no está tan engañado.
    Después está el agua; sin forma, fluida. La pones en una jarra; asume esa forma. La cambias a otra jarra; nunca, ni por un instante, se resiste asume otra forma. Es fluida.
    Permite que yo te moldee de muchas formas, porque solamente cambiando de una forma a otra en algún punto de este proceso llegarás a tomar consciencia de lo que no tiene forma. No hay otra manera de llegar a ser consciente de esto. Moverse de una forma a otra en algún punto intermedio, cuando la vieja forma se ha ido y la nueva aún no ha surgido en ese intervalo, algún día tomarás consciencia.
    Eso es lo que Dios mismo está haciendo. Cambia tus formas una y otra vez. Alguna vez fuiste una planta… después fuiste un pájaro… después te convertiste en un animal… Y luego te transformaste en un hombre: a veces una mujer, otras un hombre; a veces negro, a veces blanco; a veces estúpido, otras veces inteligente. Cambia tu forma una y otra vez, porque ésa es la única oportunidad…
    Al cambiar la forma, un día, en algún punto del proceso, tomarás consciencia. Entonces todo el asunto se convertirá simplemente en una actuación; entonces te será posible decir: “Debe hacerse tu voluntad, no la mía”.
    En ese momento te has liberado. Cuando puedes decir con todo tu corazón: “Que se haga tu voluntad, no la mía”, has desaparecido. El río ha llegado.

    Siento que he sido deshonesto y falso en todas mis relaciones a lo largo de mi vida. Sí señor, no he hecho justicia a mis padres, ni a mi esposa, ni a mis hijos, ni a mis amigos ni vecinos, etc. Ahora siento que no soy recto y sincero respecto a mi Maestro y mi sannyas. Este es motivo de gran sufrimiento para mí, para mi mente. ¿Qué debería hacer?
    Si empiezas a pensar en términos de hacer, serás de nuevo falso, porque en todo lo que has hecho, has sido falso. Tu hacer se ha corrompido.
    Por lo tanto, la primera cosa: ¡resiste la tentación de hacer algo! Sólo permanece alerta, alerta a tu falsedad. No tengas prisa en hacer nada, porque serás tú quien nuevamente haga eso; todo tu pasado estará involucrado en tu hacer.
    ¡Resiste! Limítate a permanecer con este sentimiento de que has sido falso: eso es suficiente. Es purificante, tiene una tremenda capacidad de purificarte y limpiarte.
    Sólo permanece con la sensación de que “He sido falso”, que “Soy falso” y no trates de hacer nada al respecto. Eso nuevamente equivale a intentar crear una buena imagen de ti mismo: que no eres falso, que eres un hombre sincero. Tu ego te está doliendo, porque has sido falso.
    Trata de tomar consciencia del hecho; no trates de hacer nada al respecto. A todo lo que hagas le faltará madurez. Es demasiado pronto. Limítate a permanecer con la idea; vive con ella.
    Vive con la idea de que eres falso. Si puedes vivir con esa idea la sola idea, la sola consciencia matará totalmente a tu ego. El ego no puede seguir vivo si crees que no eres sincero. El ego necesita una buena imagen: que eres un hombre sincero muy honesto. Eso es lo que el ego está diciendo: “Haz algo para que puedas repintar la imagen, renovar la imagen”.
    Has sido falso. Esto te ha sido revelado a través de la meditación. El ego corre ahora peligro de muerte. El ego dice: haz algo. A través de la acción, tratará de reclamar nuevamente su imagen caída, de re acomodarse con lo viejo, de modo de que puedas sentir nuevamente: “Soy bueno, soy hermoso. Soy sincero, soy moral, soy esto y aquello”.
    Lo primero muy difícil, arduo, pero tiene que hacerse: sólo permanece alerta a la insinceridad. Mira la idea de que eres insincero, y no te preocupes de modificarla.
    Cambiará por su propia cuenta, pues una vez que entiendes que no eres sincero, no puedes seguir siendo falso. Es imposible; nunca ha sucedido. No puede suceder: es imposible. Si sabes que eres falso, la falsedad se caerá por su propio peso. Así que si quieres que la situación siga igual, haz algo para crear el sentimiento de que eres sincero.
    Si sabes que eres un mentiroso, la mentira caerá por su propio peso. Sí sientes que eres inmoral, no trates de hacer nada: no te arrepientas, no te sientas culpable ésos son trucos. Permanece con la idea: el hecho desnudo de quién eres. No te muevas, no te entretengas en hacer algo. Permanece desnudo, con la idea desnuda, la realidad desnuda, y verás que está ocurriendo un cambio. No a través de algo que tú hagas…
    Y cuando un cambio que no se origine en tus actos viene a ti, proviene de Dios. Sólo Dios puede volverte moral, sincero; sólo Dios puede hacerte religioso; sólo Dios puede hacerte puro. Es prasad, es Su don; tú no lo puedes hacer.
    Todo tu hacer será un des hacer. Por favor, recuérdate a ti mismo una y otra vez que no debes hacer nada.
    Dices: “Es motivo de gran sufrimiento para mi mente” Sí, es motivo de gran sufrimiento para tu mente y para tu ego son lo mismo: mente y ego porque el ego se siente dañado. Tú ¿falso? Siempre creíste que eras un hombre muy sincero, siempre creíste que eras el pináculo de un hombre: un crescendo de la humanidad, el oro más puro. Siempre creíste eso.
    Ahora la meditación ha roto una ventana que destapa la falsedad. Has sido capaz de mirar dentro de ti mismo: la realidad. Te has cruzado con un espejo. Ahora, no trates de escapar de él, permanece con el hecho. Quien quiera que seas ésa es tu realidad. Permanece con el hecho. Si puedes permanecer con el hecho, cambiarás. Pero ese cambio no será producto de tus actos; sólo sucederá.
    Cuando una transformación llega a ti, tiene una gracia totalmente diferente. Todo lo que tú hagas será siempre pequeño, mediocre y, finalmente, inútil. Todo lo que Dios te haga es infinito. Sólo puede ser infinito lo que proviene de lo infinito.
    No trates de hacer nada. Acepta el hecho, permanece con él, relájate… y de pronto llegará una transformación.
    Yo enseño transformación repentina, y enseño la transformación a través de Dios, no a través de ti. Tú sólo tienes que permitírselo. Eso es todo lo que por tu parte tienes que hacer. Abre la puerta, espera. Sólo abre la puerta es todo lo que tienes que hacer.
    Permite… así, cuando El toque tu puerta puedes darle la bienvenida, cuando El venga puedas reconocerle, cuando El venga puedas hacerle entrar. Simplemente, no te quedes sentado con las puertas cerradas, eso es todo. La meditación no es otra cosa que eso: abrir la puerta.
    La meditación no te dará la iluminación, recuerda. Ninguna técnica podrá nunca darte la iluminación; la iluminación no es algo técnico. La meditación sólo puede preparar el terreno, la meditación sólo puede abrir la puerta. La meditación sólo puede hacer algo en forma negativa; lo positivo llegará. Una vez que estás listo, siempre llega.
    Por favor no trates de hacer nada. Limítate a ser.
    Dices que tu familia es la primera cosa a la que hay que renunciar. No entiendo por qué se nos dio prasad el día de la iniciación de tu padre.
    Hay que renunciar a la familia, eso es verdad. Yo he renunciado a mi familia. Pero mi familia es especial: ellos no han renunciado a mí. Y digo que es especial, porque no ha sucedido antes.
    El padre de Jesús nunca ge donde Jesús para ser iniciado. Juan el Bautista inició a muchos, pero su propio padre nunca ge para ser iniciado. El padre de Krishria no ge discípulo suyo.
    Mi padre es especial no porque sea mi padre; es simplemente extraordinario. Todas las posibilidades estaban…
    Tal como funciona la naturaleza humana, todas las posibilidades apuntan a que un padre no venga a inclinarse ante su propio hijo. Es casi humanamente imposible. El lo ha hecho. No encontrarás paralelo en toda la historia del hombre. Y puede que no suceda de nuevo.
    Pero estás ciego y no puedes ver los hechos, así que hasta el prasad se ha transformado en un problema para ti. Sólo piensa en inclinarte ante tu propio hijo, caer a los pies de tu propio hijo, ser iniciado por él. Se requiere de una tremenda humildad, una tremenda inocencia.
    Esa es una de las cosas más difíciles en las relaciones humanas. No es accidental que el padre de Jesús nunca viniera a él. Es simple: creer en el hijo a quien has dado la vida, a quien has visto desde el primer día, desde su primer llanto… ¿cómo puedes creer que se ha iluminado? ¿Tu propio hijo? imposible. ¿Tu propia sangre y huesos? imposible. ¿Cómo puedes pensar que ha llegado a ser algo, alguien de quien puedes aprender?
    Un hijo sigue siendo un hijo… y para un padre siempre sigue siendo un niño, porque la distancia siempre es la misma. Si mi padre tenía veinte años cuando nací, esos veinte años de distancia han permanecido igual; siempre seguirá igual. Si tengo cuarenta y cinco, él tendrá sesenta y cinco. No puedo acercarme a él en edad; siempre tendrá veinte años de experiencia más que yo.
    Y venir a mí y entregarse… ¡no puedes darte cuenta de la significación de eso! Por eso haces preguntas tan tontas. Es uno de los momentos más extraordinarios.
    Lo repito de nuevo: mi padre es especial no porque sea mi padre. Simplemente, es especial.
    ¿Llegó Jesús a convertirse en Cristo en la cruz, o cuando salió del río Jordán? ¿Existen también etapas en la cualidad crística?
    No hay etapas. La iluminación o cualidad de Cristo o cualidad de Buda sucede en una décima de segundo, no hay etapas graduales. Jesús inició el viaje no la cualidad de Cristo cuando ge bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán.
    La semilla empezó a movilizarse hacia el transformarse en un árbol, la semilla se rompió en la tierra. Ahora el árbol y su desarrollo es sólo cuestión de tiempo. No puedes decir que tienes un árbol cuando la semilla se rompe en la tierra no puedes decirlo, porque el árbol no está ahí.
    No puedes decir que el árbol existe. No puedes decirlo, porque ¿dónde puedes ver el árbol? No puedes descansar debajo de él, no puedes coger la fruta, no tienes la fragancia de las flores. El árbol no existe.
    Sí, en cierta forma, no puedes decir que el árbol es. Pero por otra parte, el árbol existe, porque la semilla está rota. El árbol está creciendo; está en camino. Ahora es sólo cuestión de tiempo. En cierta forma, el árbol ha llegado, porque el proceso de crecimiento ha comenzado.
    La semilla se rompió el día en que Juan el Bautista inició a Jesús. Los cielos se abrieron y el espíritu de Dios descendió como una paloma. Este ge el principio no de la cualidad de Cristo, sino el principio hacia la cualidad de Cristo; la semilla moviéndose hacia el árbol.
    Jesús se convirtió en Cristo en la cruz, cuando dijo: “Que se haga tu voluntad, no la mía”. Ese día él se convirtió en un árbol, se convirtió en un enorme y gigantesco árbol. Ahora, miles podían refugiarse debajo de él. El árbol floreció, llenó la tierra entera con su fragancia.
    Así que, en cierta forma, puedes decir que se logró el primer vislumbre cuando ge iniciado en el Río Jordán. En la cruz, el último. Depende de cómo lo quieres expresar. Pero creo que les he transmitido el significado: ese día empezó el viaje para ser un Cristo.
    También puedes llamarle Cristo desde ese día; depende de cómo quieras expresarlo. Pero yo señalo que él comenzó el camino hacia el ser un Cristo. Llegó a ser Cristo en la cruz.
    La cualidad del Cristo, la cualidad del Buda, o nirvana, moshka, iluminación suceden en una fracción de segundo, no es algo que suceda gradualmente. Son transformaciones repentinas.

    El retorno es enteramente un asunto personal. Incluso alguien muy cercano no puede entenderlo. Es, en realidad, más fácil y posible sólo para aquellos que han sufrido. Pero Señor, estás llamando a todos. ¿Es posible para ellos oír tu llamada de amor?

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301
    Enviado: 19/03/2005 10:50

    Esa no es la cuestión. Que la oigan o no la oigan no es el punto; debo seguir llamando. Puede que estén sordos, pero yo no estoy mudo. Si no me oyen, tendré que llamar más fuerte; eso es todo.
    Y cuando llamas a mil, solamente cien serán los que escuchen. Uno nunca puede saber quiénes serán esos cien. Llamas a mil cien escucharán. La misma naturaleza de la llamada es tal que sólo aquellos que están a punto de despertar pueden oírla. Sólo aquellos cuyo sueño casi se ha completado, que se acercan a la mañana y están preparándose para despertar: sólo ellos pueden escuchar. Pero no puedes ver cuáles serán éstos.
    Llama a mil: cien escucharán y sólo diez comenzarán a moverse. Noventa escucharán y aún así no se moverán. Escucharán, pero no entenderán o entenderán otra cosa o lo mal interpretarán. Diez empezarán a moverse. Y cuando diez se mueven, sólo uno llega; nueve se perderán en el camino. Llama a mil y sólo has llamado a uno. Pero así es como son las cosas; por lo tanto, uno tiene que seguir llamando.
    Así que no me importa ni una pizca si escuchas o no yo sigo llamando. Uno vendrá necesariamente, y eso es suficiente. Si llamas a mil y viene uno, si llamas a diez mil y llegan diez, eso es suficiente. Uno no debería pedir más; eso ya es demasiado.

    Tienes razón en eso de que sólo aquellos que han sufrido serán capaces de entenderme. El dolor purifica, el sufrimiento proporciona comprensión. El sufrimiento te da una cierta cristalización; a menos que sufras, no sabes lo que es la vida, a menos que sufras no sabes lo difícil que es salir de la vida.
    He estado leyendo la vida de un gran poeta japonés, Issa. El sufrió. Debió ser un hombre muy, muy sensible; ge un gran poeta, ge uno de los más grandes poetas haiku.
    Cuando sólo tenía treinta años, ya había perdido a sus cinco hijos; cinco hijos habían muerto cuando él llegó a los treinta años casi todos los años se le murió un hijo. Después murió su esposa, y casi enloqueció de angustia, de sufrimiento.
    ge a ver a un Maestro Zen. El Maestro Zen le preguntó: “¿Cuál es el problema?”. El Maestro Zen debió ser casi como Buda, no como Jesús. Uno que ha llegado pero que ha olvidado completamente el sufrimiento de la humanidad.
    Issa dijo: “Mis cinco hijos han muerto y ahora ha muerto mi esposa. ¿Por qué hay tanto sufrimiento? No puedo ver el motivo. ¿Cuál es la explicación? No le he hecho nada malo a nadie, he vivido lo más inocentemente posible. De hecho, he vivido muy apartado. No me relaciono mucho con la gente soy un poeta, vivo en mi propio mundo. No le he hecho nada malo a nadie”
    “He vivido una vida muy pobre, pero era feliz. Ahora, de pronto, mis cinco hijos han muerto y mi esposa también se ha ido ¿por qué hay tanto sufrimiento, y sin motivo alguno? Debe haber una explicación”.
    El Maestro Zen le dijo: “La vida es como una gota de rocío en la mañana. Está en la naturaleza de la vida el que la muerte ocurra. No hay explicación; la naturaleza de la vida es así. No es necesario dar ninguna razón en particular. La naturaleza de la vida es similar a la de una gota de rocío: queda suspendida durante un rato sobre una hoja de hierba; una pequeña brisa y ha desaparecido, sale el sol y se evapora. Es la naturaleza de la vida. Recuérdalo”.
    Issa era un hombre de profunda inteligencia. Lo entendió. Regresó y escribió un haiku. El haiku dice: “La vida, ¿una gota de rocío? Sí, lo entiendo. La vida es una gota de rocío. Sin embargo… y sin embargo … ».
    En ese “Sin embargo… y sin embargo…” está diciendo algo soberbiamente humano. “La vida es una gota de rocío lo entiendo. Y sin embargo……. ” La esposa se ha ido, los hijos se han ido, y los ojos están llenos de lágrimas: “Y sin embargo… y sin embargo ……”
    “Sí, la vida es una gota de rocío, pero…..”. Y ese “pero” es importante. Sólo aquellos que han sufrido pueden entender que la vida es una gota de rocío, pero aún así el “sin embargo, y sin embargo” permanece. Incluso cuando lo entiendes, la comprensión resulta difícil.
    ¿Y qué decirles a aquellos que no han sufrido? Viven una vida superficial. La felicidad es siempre superficial; no hay profundidad en ella. Sólo la tristeza tiene profundidad. La vida es superficial; sólo la muerte tiene profundidad.
    La vida es muy corriente: comer, ganar dinero, amar muy corriente. El sufrimiento tiene una profundidad: te despierta, te sacude, te saca de tu sueño.
    Sí; sólo aquellos que han sufrido entenderán lo que estoy diciendo. “Sin embargo, y sin embargo” incluso ellos puede que no entiendan. Pero es así, así es como es la vida. Si uno se desalienta debido a esto y piensa en no llamar, en no decir nada…
    Sucedió que cuando Buda se iluminó, permaneció en silencio durante siete días. Pensó: “¿Quién me escuchará?”. Pensó: “¿Qué es lo que voy a decir? ¿Quién me entenderá?”. Pensó: “Las cosas que me han sucedido si alguien me las hubiera dicho cuando aún no me habían pasado, ni siquiera yo las hubiera entendido. Por lo tanto, ¿quién lo va a entender? ¿Por qué molestarse?”.
    Durante siete días sólo estuvo sentado debajo del Árbol Bodhi. La tradición dice que los devas en el cielo se pusieron muy inquietos. ” ¿Por qué se mantiene en silencio? Es sólo después de miles de años que uno llega a iluminarse. ¿Por qué no está llamando a la gente?
    Ellos fueron es una hermosa historia. Se inclinaron ante Buda y dijeron: “Deberías decir algo. Has llegado; deberías llamar a la gente. Deberías difundir la palabra ¿por qué te quedas en silencio? Hemos esperado y esperado. Siete días han parecido siete siglos. ¿Qué estás haciendo? no pierdas tiempo. Sólo estarás aquí durante poco tiempo, y después desaparecerás para siempre. Antes de desaparecer, haz una llamada”.
    Buda dijo: “¿Quién escuchará? ¿Quién entenderá?”.
    Pero esos devas eran muy astutos. Y es bueno que fueran astutos. Discutieron, persuadieron. Dijeron: “Sí, tienes razón. Escasas escasas son las posibilidades de que alguien escuche, y aún más escasa es la posibilidad de que alguien entienda. Pero existe. Llama a mil; cien escucharán, noventa no entenderán; diez caminarán, nueve se perderán en el camino. En un punto u otro creerán que han llegado; se sentarán a un lado del camino y creerán haber llegado a casa. Sólo uno llegará pero uno es más que suficiente”.
    Buda entendió. Comenzó a predicar.
    Sé que es un esfuerzo muy carente de esperanzas. Teniendo muy claro que no entenderán, seguiré hablándoles. Es como hablarle a una pared.
    Cuando Bodhidharma se iluminó, estaba sentado cerca de una pared, con la espalda apoyada contra la pared. Inmediatamente se volvió y se puso de cara a la pared. Durante nueve años no se sentó de ninguna otra forma. Cuando fuera que se sentara, lo hacía mirando a la pared. Si alguien estaba Allí un investigador, un buscador tenía que hacer sus preguntas desde atrás.
    La gente preguntó: “¿Qué postura más absurda has elegido? Ha habido muchos Budas en el mundo, pero ninguno se ha sentado mirando a la pared. ¿Por qué estás sentado así? ¿Por qué eres tan loco?”.
    Bodhidharma respondía: “Hasta donde yo sé, todos los Budas han estado mirando a la pared porque donde sea que mires habrá una pared. Ese no es el punto.
    Bodhldharma decía: “Todos han mirado a la pared, pero eran un poco más corteses”. Decía: “Yo no soy tan cortés, eso es todo. No me importa en absoluto lo que ustedes piensen de mí. Sólo volveré la cara hacia ustedes cuando vea que hay alguien que pueda entenderme”.

    Durante nueve años estuvo mirando a la pared. Entonces llegó un hombre.
    El hombre dijo: “Vuélvete hacia mí o me mataré” tenía una espada en la mano. Pero Bodhidharma no se volvía. Se cortó la mano y dijo: “Mira, la mano se ha ido. La segunda cosa será la cabeza”.
    Entonces Bodhidharma se volvió. Le dijo: ” ¡Espera! Así que has venido” porque sólo aquellos que están dispuestos a cortarse la cabeza pueden entender.

    FIN.