El libro naranja (Osho 2 parte)

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 03/01/2005 7:34

COMIENZAN A HACER VIPASSANA

En Vipassana, puede suceder alguna vez que uno se sienta muy sensual, dado que estás tan silente y la energía no es disipada.
Comúnmente se disipa mucho la energía, y tú estás exhausto.
Cuando sólo te sientas, sin hacer nada, te conviertes en un estanque silente de energía. Y el estanque crece más y más y más. Casi llega a un punto en que se está desbordando… y entonces te sientes muy sensual.
Sientes una nueva sensibilidad… sensualidad… aun sexualidad… como si todos los sentidos se hubiesen refrescado… rejuvenecido… vitalizado; como si el polvo que tenías encima se hubiese caído y te hubieras dado un baño, y estuvieses siendo lavado por una ducha. Eso sucede.
De ahí que la gente, especialmente los monjes Budistas que han estado haciendo Vipassana durante siglos, no comen mucho. No lo necesitan.
Comen una vez, y es una comida muy escasa, muy frugal, a lo más lo puedes llamar un desayuno… y una ve al día. No duermen mucho, pero están llenos de energía. Y no son escapistas, trabajan duro. No es que no estén trabajando. Cortarán madera y trabajarán en el jardín, en el campo, en la finca; trabajarán todo el día.
Pero algo les ha sucedido, y ahora su energía no está siendo disipada.
Y la postura que asumen al sentarse conserva muchísimo la energía.
La posición de loto en la que los budistas se sientan es tal que todas las extremidades del cuerpo están unidas: pie sobre pie, mano sobre mano.
Estos son los puntos desde donde la energía se mueve y fluye hacia fuera.
Para que la energía fluya hacia fuera, se necesita algo puntiagudo. De allí que el órgano sexual masculino sea puntiagudo, porque debe despedir mucha energía. Es casi una válvula de seguridad.
Cuando tienes demasiada energía adentro y no puedes hacer nada, la liberas sexualmente.
En el acto sexual, una mujer nunca libera ninguna energía. Así, una mujer puede hacer el amor con muchas personas en una noche, pero no así un hombre. Una mujer puede inclusive conservar energía si sabe cómo hacerlo; incluso puede obtener energía de ese modo.
Tu cabeza no libera energía alguna hacia fuera. La naturaleza le ha dado una forma redonda. Así, el cerebro nunca pierde energía alguna, la conserva.
Porque eso es lo más importante: es el control central de tu cuerpo. Tiene que ser protegido, y el cráneo redondo lo protege.
La energía no puede escaparse de algo redondo. Es por eso que todos los planetas, Tierra y Sol y Luna y estrellas, son redondos. De otra manera, liberarían energía y morirían.
Cuando te sientas, te haces redondeado; las manos se tocan entre sí. Así, si una mano libera energía, esta entra en la otra mano. Los pies tocan los pies… y la forma en que te sientas se transforma casi en un círculo.
La energía se mueve dentro de ti. No va hacia fuera. Uno la conserva, uno se transforma poco a poco en un estanque.
Poco a poco, sentirás casi una saciedad en tu estómago. Puede que estés vacío, puede que no hayas comido, pero sentirás una cierta plenitud. Y entonces… la arremetida de la sensualidad.
Pero esto es una buena señal, una muy, muy buena señal. Así que disfrútala.

Tarde o temprano uno debe llegar a un
acuerdo con la propia sensación
melancólica de sentirse solo. Una vez
que la enfrentas, esta sensación
modifica su color, su cualidad, su sabor
se vuelve totalmente difícil. Se
transforma en soledad. Entonces deja de
ser aislamiento: es soledad. El
aislamiento conlleva sufrimiento;
la soledad contiene un espacio de dicha.

CONVIRTIENDOTE EN ASTRONAUTA
DEL ESPACIO INTERNO

M
uchas veces, en profunda meditación, de pronto sentirás como si la gravitación hubiera desaparecido. Como si nada te retuviera a la tierra; como si ahora te tocara a ti decidir si quieres volar o no… ahora depende de ti: si quieres, puedes simplemente volar hacia el cielo.
Todo el cielo es tuyo… pero cuando abres los ojos, de pronto el cuerpo está ahí, la tierra está ahí, la gravitación está ahí.
Cuando estabas meditando con los ojos cerrados, olvidaste el cuerpo, te moviste a una dimensión diferente: la dimensión de la Gracia.
Disfrútalo, permítelo, porque una vez que comiences a pensar que es una locura, lo detendrás y esa interrupción alterará tu meditación.
Disfrútala, como si volaras en un sueño.
Cierra los ojos. En la meditación, ve donde quieras, elévate más y más en el cielo. Y pronto muchas más cosas estarán a tu alcance. Y no te asustes: esta es la mayor aventura, más grande que ir a la Luna.
Convertirte en un astronauta del espacio interno es la aventura más grandiosa.

OSHO SUGIERE ESTA HERMOSA TÉCNICA
PARA AQUELLOS QUE SE VEN
PERTURBADOS POR SENSACIONES
DE INESTABILIDAD FÍSICA Y VUELO

Siéntate en tu cama por cinco o diez minutos, y visualiza con ojos cerrados…
Siente que tu cuerpo se está volviendo más, más, más y más grande. Hazlo tan grande como sea posible, tan grande que casi comience a tocar las paredes del cuarto.
Comenzarás a sentir que no puedes mover tus manos, es difícil… tu cabeza está tocando el cielo raso.
Primero, durante dos o tres días, limítate a sentir esto.
Entonces, comienza a expandirte fuera del cuarto.
Llena la casa completa, y sentirás que el cuarto está dentro de ti. Entonces, expándete fuera de la casa: llena todo el vecindario, y siente todo el vecindario en tu interior. Y entonces llena el cielo dentro de ti.
Haces esto durante diez, doce días. Poco a poco, lentamente, llena el cielo completo.
El día que hayas llenado todo el cielo,
Comienza el proceso inverso.
Durante dos días, hazte pequeño nuevamente. En el proceso inverso, siéntate y comienza a imaginar que te estás volviendo muy pequeño. Simplemente, ve en el otro sentido.
Tu cuerpo no es tan grande como parece: ahora tiene 35 centímetros de alto.
Eres como un pequeño juguete, y lo sentirás así.
Si puedes imaginarte la enormidad, puedes imaginar la pequeñez. Entonces… aún más pequeño, tan pequeño que podrás sostenerte en tu mano.
Entonces, más y más pequeño… y aún más pequeño.
Y dentro de doce días, llega al punto en que no te puedes encontrar a ti mismo. Te has vuelto tan atómicamente pequeño que es imposible descubrir dónde estás.
Vuélvete tan vasto como el espacio entero, y entonces hazte tan pequeño como un átomo invisible: doce días uno, y doce días el otro.
Te sentirás tan hermoso,
tan contento, tan centrado
que no puedes imaginártelo.

UNO

P
rimer paso: relájate en una silla, haz que todo el cuerpo esté confortable.
Segundo paso: cierra los ojos.
Tercer paso: relaja la respiración. Hazla tan natural como sea posible.
Con cada exhalación, di: ¡Uno! Al exhalar, di: ¡Uno! Inhala y no digas nada. De manera que con cada exhalación dices “Uno…uno…uno…”
No te limites a decir, sino que también siente que la existencia entera es una… que es una unidad… no repitas eso, sólo ten esa sensación, y el decir “Uno” será útil.
Haz esto todos los días durante veinte minutos. Hazlo de forma que nadie te interrumpa mientras estás haciendo esto.
Puedes abrir los ojos y mirar al reloj, pero no pongas la alarma.
Cualquier cosa que te dé un sobresalto será malo, de manera que no tengas el teléfono en el cuarto en que lo estás haciendo, y nadie debe golpear la puerta.
Durante estos veinte minutos debes estar absolutamente relajado. Si hay mucho ruido a tu alrededor, usa tapones para los oídos.
El decir “Uno” con cada exacción te pondrá tan calmado, quieto y centrado que no puedes imaginártelo. Haz esto durante el día, nunca de noche. De otra forma tu sueño se verá alterado, pues esto será tan relajante que no te sentirás soñoliento. Te sentirás fresco. La mejor hora es la mañana, o bien en la tarde; pero nunca de noche.

LA SONRISA INTERNA

C
uando quiera que estés sentado y no tengas nada que hacer, simplemente relaja tu mandíbula inferior y abre ligeramente la boca.
Comienza a respirar con la boca… pero no profundamente.
Sólo permite que el cuerpo respire, de modo que sea poco profundo y sea más y más superficial. Y cuando sientas que la respiración se ha vuelto muy superficial y la boca está abierta y tu mandíbula está relajada, tu cuerpo entero se sentirá muy relajado.
En ese momento, comienza a sentir una sonrisa, no en el rostro, sino sobre todo tu ser interno… y te será posible sentirla. No es una sonrisa que venga a tus labios… es una sonrisa existencial que se expande sólo en tu interior.
Inténtalo y sabrás qué es… porque no puede ser explicado. No hay necesidad de sonreír con los labios en el rostro, sino que es como si estuvieras sonriendo desde el vientre: el vientre está sonriendo… y es una sonrisa, no una risa; así que es muy, muy suave… delicada, frágil… como una pequeña rosa que se está abriendo en el vientre, y la fragancia se está expandiendo por todo el cuerpo.
Una vez que has conocido lo que es esta sonrisa, puedes permanecer alegre durante veinticuatro horas. Y en cualquier momento en que sientas que echas de menos esa felicidad, sólo cierra los ojos y encuentra nuevamente esa sonrisa, y estará allí.
Durante el día, puedes buscarla y encontrarla cuantas veces quieras. Está siempre allí.

OSHO

Con cada exhalación, di simplemente: “Osho” en tu interior; en voz no muy alta, sólo un susurro; hacia adentro, de manera que tú puedas oírlo.
Cuando el aire entre, limítate a esperar.
Cuando exhalas, tú llamas; y cuando el aire entre. Permíteme entrar.
No hagas nada, simplemente espera; así entonces, tú sólo trabajas cuando exhalas.
Cuando exhales, sal hacia el universo.
La exhalación es casi como dejar caer un cubo de agua dentro de un pozo… Y cuando el aliento entra, es como si sacaras un cubo de agua del pozo.
Esto es sólo durante veinte minutos.
Entonces, cuatro o cinco minutos para entrar en esto, y luego veinte minutos para permanecer en ello. Así que, como máximo, veinticinco minutos en total.
Puedes hacerlo en cualquier momento. Puedes hacerlo durante el día, durante la noche…

4 comentarios

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301
    Enviado: 03/01/2005 7:36

    ZAZEN

    A los que comienzan ha hacer Zazen se les sugiere que, en la meditación de una hora, dediquen los primeros cinco o diez minutos a contar las salidas del aire, para ayudar a que surja la relajación del estado de conciencia de la no elección.

    Puedes sentarte donde quieras, pero cualquier cosa que estés observando no debe ser demasiado excitante. Por ejemplo, las cosas no debieran moverse demasiado. Se convierten en una distracción. Puedes observar los árboles, eso no es problema, porque no se están moviendo y la escena permanece constante. Puedes observar el cielo o sentarte simplemente en un rincón, mirando a la pared.

    La segunda cosa es: no mires nada en especial… sólo el vacío, porque los ojos están ahí y uno tiene que mirar algo, pero no mires nada en especial. No enfoques la vista ni te concentres en nada, sólo una imagen difusa. Eso relaja muchísimo.

    Y tercero: relaja tu respiración. No lo hagas… permite que suceda. Deja que sea natural, y eso te relajará aún más.

    Cuarta cosa: permite que tu cuerpo permanezca tan inmóvil como sea posible. Primero encuentra una buena postura, puedes sentarte en una almohada o colchón o donde quieras, pero una vez que te sientes permanece inmóvil, porque si el cuerpo no se mueve la mente se silencia automáticamente. En un cuerpo en movimiento, la mente también continúa moviéndose, ya que el cuerpo-mente no son dos cosas. Son una sola… es una sola energía.

    Al comienzo parecerá un poco difícil, pero después de unos pocos días lo disfrutarás tremendamente. Poco a poco verás que, capa tras capa, la mente comienza a desvanecerse.
    Llega el momento en que estás simplemente allí, en la no-mente.
    Bodhidharma estuvo sentado durante nueve años, sólo mirando la pared, sin hacer nada… sólo sentado durante nueve años.
    La tradición afirma que sus piernas se marchitaron. Para mí, eso es simbólico. Simplemente significa que todos los movimientos se marchitaron, porque todas las motivaciones se secaron.
    El no iba a ninguna parte… no había ningún deseo de moverse… ninguna meta que alcanzar, y alcanzó lo más grandioso que es posible alcanzar.
    El es una de las almas más excepcionales que jamás hayan caminado sobre la tierra. Y tan sólo sentado ante una pared, lo alcanzó todo; sin hacer nada, sin técnica, sin método, nada. Esa fue la única técnica. Cuando no hay nada que ver, tu interés en ver desaparece poco a poco. Con sólo estar frente a una pared desnuda, surge dentro de ti un vacío y desnudez paralelas. Paralela a la pared se levanta otra pared, de no-pensamientos.

    SIENTETE RECEPTIVO

    Es muy significativo el que las manos asuman la postura de una taza, como un receptáculo. Te hace receptivo, te ayuda a estar receptivo. Esta es una de las posturas más viejas, antiguas: todos los Budas la han probado.
    Cuando quieras estar abierto, esta postura te ayudará. Siéntate en silencio y espera.
    Sé un receptáculo, un receptor. Tal como esperas en el teléfono: has llamado, esperas en el teléfono. Exactamente en ese ánimo, simplemente espera y dentro de dos o tres minutos verás que te rodea y que llena tu interior una energía totalmente diferente… cayendo sobre ti como la lluvia cae sobre la tierra y va penetrándola más y más profundo, y la tierra la absorbe.
    Las posturas son muy significativas. Si las personas no las transforman en un fetiche, son muy significativas. Ayudan a establecer una orientación en la energía de tu cuerpo.
    Con esta postura, por ejemplo, es muy difícil estar enojado. Cuando el cuerpo completo está relajado, es muy difícil ser agresivo, violento, y es muy fácil ser devoto.

    MIRANDO

    La meditación no es otra cosa que el arte de abrir los ojos, el arte de limpiar tus ojos, el arte de dejar caer el polvo que está acumulado en el espejo de tu conciencia.
    El hombre ha estado viajando y viajando durante miles de vidas, el polvo se acumula. Todos somos viajeros.
    Es mucho el polvo que se ha acumulado, en tal grado que el espejo ha desaparecido completamente. Hay sólo polvo sobre polvo, capas y capas de polvo, y no puedes ver el espejo. Pero el espejo está aún allí, no puede perderse, porque es tu naturaleza misma. Si se puede perder, entonces no puede ser tu naturaleza.
    No es que tú tengas un espejo; tú eres el espejo.
    El viajero es el espejo. No lo puedes perder, sólo puedes olvidarlo; a lo sumo, un olvido.
    El momento existencia es ahora mismo.
    Sólo ver la factualidad de algo determinado, de un estado determinado, es meditación.
    La meditación no tiene motivo; en consecuencia, no tiene un centro. Y dado que no hay motivo no hay centro, no hay un yo en ella. No funcionas desde un centro: en la meditación actúas a partir de la nada.
    La respuesta que surge de la nada es de lo que la meditación se trata… la mente concentrada actúa en base al pasado… la meditación actúa en el presente, en base al presente. Es una respuesta pura al presente; no es una reacción. No actúa en base a conclusiones… actúa viendo lo existencial.

    MIRANDO SIN PALABRAS

    En cosas pequeñas, intenta no incluir la mente.
    Miras una flor… simplemente miras…
    No traigas palabras, no verbalices… simplemente mira.
    La mente se sentirá incómoda e inquieta… la mente quisiera decir algo. Simplemente, dile a la mente:
    ¡Quédate en silencio, déjame ver, sólo echaré una mirada!
    Al principio será difícil, pero comienza con cosas en las que no estás demasiado involucrado.
    Será difícil mirar a tu esposa sin que aparezcan palabras… estás demasiado involucrado, demasiado apegado emocionalmente. Enojado o enamorado, pero demasiado involucrado.
    Observa cosas que te sean neutrales: una roca, una flor, un árbol, la salida del sol, un pájaro en vuelo, una nube moviéndose en el cielo.
    Sólo mira cosas con las que no estás tan comprometido, de las cuales puedas permanecer indiferente. Comienza con las cosas neutras, y sólo entonces muévete hacia situaciones emocionalmente cargadas.

    EL COLOR DEL SILENCIO

    Siempre que veas algo azul: el azul del cielo, el azul del río, siéntate en silencio y mira el azul. Y sentirás una profunda armonía con él. Un gran silencio descenderá en ti siempre que medites en el color azul.
    El azul es uno de los colores más espirituales, porque es el color del silencio, de la quietud… es el color de la tranquilidad… del descanso… de la relajación.
    De manera que, cuando quiera que estés realmente relajado… sentirás repentinamente dentro de ti una luminosidad azul.
    Y si puedes sentir una luminosidad azul, te sentirás relajado de inmediato.
    Resulta de ambas maneras.
    MIRA TU DOLOR DE CABEZA

    La próxima vez que tengas un dolor de cabeza, prueba esta pequeña técnica meditativa, sólo en forma experimental. Y luego podrás aplicarla a enfermedades y síntomas mayores.
    Cuando tengas un dolor de cabeza, prueba este pequeño experimento.
    Siéntate en silencio y observa… mira en su interior, no como si estuvieras mirando a un enemigo, no. Si estás mirando como a tu enemigo, no te será posible mirarlo correctamente. Evitarás: nadie mira al enemigo directamente. Míralo como a tu amigo. Es tu amigo: está a tu servicio. Está diciendo: “Algo anda mal; echa una mirada”.
    Sólo siéntate y mira en tu dolor de cabeza, sin pensar en detenerlo, sin desear que desaparezca, sin conflicto, sin lucha, sin antagonismo.
    Sólo míralo, mira lo que es.
    Observa de manera que, si hay algún mensaje interno, el dolor de cabeza pueda dártelo. Este tiene un mensaje codificado. Y si miras silenciosamente, te sorprenderás. Si miras silenciosamente, van a suceder tres cosas.
    Primero: mientras más mires, el dolor se volverá más fuerte. Y entonces te sentirás extrañado: “¿Cómo va a ser útil, si se está poniendo peor?”
    Se ha vuelto más doloroso porque lo has estado ignorando. Estaba allí, pero lo estabas evitando: ya lo estabas reprimiendo, aun sin la aspirina, lo estabas reprimiendo. Cuando lo miras, la represión desaparece. El dolor de cabeza aparecerá en su severidad natural. Entonces lo estarás escuchando con los oídos destapados, sin taparte las orejas.
    Primera cosa: se volverá más severo. Si se está tornando severo, puedes estar satisfecho: estás mirando correctamente. Si no empeora, significa que aún no lo estás mirando: aún lo estás evitando.
    Míralo: se vuelve severo. Esa es la primera indicación de que, sí, está en tu visión.
    La segunda cosa será que se volverá más localizado: no se extenderá a una superficie mayor. Primero estabas pensando: “Me duele toda la cabeza”. Ahora verás que no es toda la cabeza, que es sólo un pequeño punto. Esa es también una indicación de que estás contemplando esto en forma más profunda.
    La sensación extensa del dolor es un truco, esa es una manera de evitarlo.
    Si está en un solo punto, entonces será más severo. Entonces creas la ilusión de que toda la cabeza está doliendo.
    Si está extendido por toda la cabeza, el dolor no es tan intenso en ningún punto… estos son trucos que jugamos una y otra vez.
    Míralo, y el segundo paso será que se volverá más, más y más pequeño. Y llega un momento en que es sólo como la punta de una aguja, muy afilada, tremendamente afilada, muy dolorosa.
    Nunca has visto un dolor semejante en la cabeza. Sin embargo, está reducido a un punto pequeño. Sigue mirándolo allí.
    Y entonces ocurre la tercera etapa, y la más importante. Si sigues observando que el dolor es muy severo y confinado y concentrado en un punto, verás muchas veces que el dolor desaparece.
    Cuando tu mirada es perfecta, desaparecerá. Y cuando desaparece, vislumbrarás de dónde vino, cuál es la causa. Sucederá muchas veces. Volverá nuevamente. Tu contemplación ya no es tan alerta, tan concentrada, tan atenta; entonces volverá.
    Siempre que tu contemplación está realmente allí, desaparecerá; y cuando desaparece, encontrarás la causa escondida detrás. Y te sorprenderás: tu mente está lista para revelar cuáles la causa.
    Y puede haber mil y un motivos. El sistema de alarma es simple, así que emite la misma alarma. No hay muchos sistemas de alarma en tu cuerpo. Para diferentes causas surge la misma alarma. Puedes haber estado enojado recientemente y no haber expresado esa ira. De pronto como una revelación, esto estará allí parado. Verás toda la ira que has estado cargando, cargando… como pus en tu interior. Ahora es demasiado, y esa rabia quiere ser liberada. Necesita catarsis. ¡Haz catarsis! Inmediatamente verás que el dolor ha desaparecido. Y no habrá necesidad de aspirina, no habrá necesidad de tratamiento.

    ESCUCHANDO CON SIMPATÍA

    Permanece pasivo, sin hacer nada, sólo escuchando. Y escuchar no es un hacer. No tienes que hacer nada para escuchar algo, tus oídos están siempre abiertos. Para ver tienes que abrir los ojos: por lo menos eso debe hacerse. Para escuchar, ni siquiera tienes que hacer eso: los oídos están siempre abiertos. Siempre estás escuchando. No hagas nada y escucha.
    El escuchar es una profunda participación entre el cuerpo y el alma… es por esto que ha sido usado como uno de los métodos de meditación más potentes: porque tiende un puente entre los dos infinitos, el material y el espiritual… y deja que esta sea tu meditación; te ayudará.
    Cuando quiera que estés sentado, escucha cualquier cosa que esté pasando.
    Este es el bullicio de la ciudad y hay mucho tráfico y ruido, y el tren y el avión; escúchalo sin que la mente lo rechace por ser ruidoso.
    Escucha como si estuvieras escuchando música, con simpatía. Y de pronto verás que la cualidad del ruido ha cambiado. Ya no es distractor. Si se le escucha correctamente, aun el bullicio de la ciudad se convierte en una melodía.
    De manera que no importa lo que estás escuchando. El punto es que estás escuchando, no sólo oyendo.
    Aun si estás escuchando algo que nunca pensaste que valiera la pena escuchar, escúchalo muy gozoso, como si estuvieras escuchando una sonata de Beethoven. Y de pronto verás que has transformado su cualidad. Se vuelve hermoso. Y escuchando así, tu ego desaparecerá.

    COLUMNA DE ENERGÍA

    Si te paras en silencio, inmediatamente viene a ti cierto silencio. Pruébalo en un rincón de tu cuarto.
    En ese rincón párate en silencio, sin hacer nada. De repente, la energía también asumirá la postura en tu interior. Sentado, sentirás muchas perturbaciones en la mente, porque estar sentado es la postura de un pensador. De pie, la energía fluye como en una columna, y es distribuida igualitariamente por todo el cuerpo… ponerse de pie es hermoso.
    Pruébalo, porque algunos de ustedes lo encontrarán muy hermoso.
    Si puedes permanecer de pie durante una hora, es sencillamente maravilloso. Sólo por estar de pie sin hacer nada, sin moverte, encontrarás que algo se asienta dentro de ti, se vuelve silencioso; ocurre un centramiento y te sentirás como una columna de energía. El cuerpo desaparece.

    NUNCA SEAS UN MASOQUISTA

    Nunca seas un masoquista. No te tortures en nombre de absolutamente nada. La gente se ha torturado mucho a sí misma en nombre de la religión, y el nombre es tan hermoso que puedes seguir y seguir torturándote.
    De manera que recuerda: te enseño la felicidad ¡no la tortura!
    Si alguna vez sientes que algo se está volviendo pesado, difícil, que el camino se hace áspero, significa que hay que cambiar algo. Tendrás que cambiar muchas veces. Poco a poco llegarás a un punto en donde no será necesario ningún cambio. Entonces algo encajará perfectamente, no sólo con tu mente, con tu cuerpo, sino con tu alma.

    Toda la meditación es espera, toda la
    oración es infinita paciencia.
    Si le dices a la mente que espere, la
    meditación ocurre: si puedes convencer a
    la mente de que espere, estarás en
    oración, porque esperar significa no
    pensar. Significa limitarse a esperar en
    la orilla, sin hacer nada con la corriente
    de agua. ¿Qué puedes hacer? Cualquier
    cosa que hagas ensuciarás aún más.
    Si entras en el agua surgirán más
    problemas, así que espera.

    ATARDECER
    Sacudirse, bailar y cantar

    SACUDIRSE

    Meditación Kundalini.
    Esta meditación es la hermana muy querida de la Meditación Dinámica que se hace de madrugada. Consiste en cuatro etapas de 15 minutos cada una.

    Primera etapa: 15 minutos.

    Relájate y deja que todo tu cuerpo comience a sacudirse, sintiendo que la energía sube desde los pies. Suéltate totalmente y conviértete en las sacudidas. Puedes tener los ojos abiertos o cerrados.

    Segunda etapa: 15 minutos.

    Baila… de cualquier forma que desees, y deja que todo el cuerpo se mueva como quiera.

    Tercera etapa: 15 minutos.

    Cierra los ojos y permanece quieto, sentado o de pie… en actitud de testigo frente a todo lo que sucede dentro y fuera de ti.

    Cuarta etapa: 15 minutos.

    Manteniendo los ojos cerrados, tiéndete en el suelo y permanece quieto.

    Si estás practicando la Meditación Kundalini, debes permitir las sacudidas, no hacerlas tú.

    De pie, en silencio, siéntelas venir; y cuando tu cuerpo inicie un pequeño temblor, pero no lo hagas. Disfrútalo, siéntete dichoso con él, permítelo, recíbelo, dale la bienvenida, pero no lo desees.
    Si lo fuerzas, se convertirá en ejercicio, en un ejercicio físico… entonces las sacudidas estarán presentes, pero sólo en la superficie, no penetrarán en ti. Permanecerás sólido como piedra, como roca dentro de ti; seguirás siendo el manipulador, el que hace, y el cuerpo simplemente te estará siguiendo. No se trata del cuerpo: se trata de ti.
    Cuando yo te digo “agítate” me refiero a tu solidez, a que tu ser, que es como piedra, debe agitarse hasta sus mismos cimientos de modo de volverse líquido, fluido, derretirse y fluir. Y cuando ese ser de piedra se vuelve líquido, tu cuerpo le seguirá. Entonces ya no hay un sacudir, sólo está la sacudida. Entonces nadie lo está haciendo, simplemente está sucediendo. El que lo ocasiona ya no es.

    La Meditación Caótica o la Kundalini o la Nadabrahma: estas no son realmente meditaciones. Solamente te estás armonizando. Si has visto tocar a músicos clásicos indios, durante media hora o a veces aún más, verás que simplemente se dedican a ajustar sus instrumentos. Moverán los botones, apretarán o soltarán las cuerdas de sus instrumentos y el baterista verificará su batería una y otra vez; no importa si está o no perfecta. Durante media hora seguirán haciendo esto.
    Esto no es música, es sólo preparación.
    La Kundalini no es, en verdad, meditación. Es sólo preparación. Estás preparando tu instrumento.
    Cuando estás listo, te paras en silencio y comienza la meditación. Entonces estás totalmente allí.
    Te has despertado mediante los saltos, el baile, la respiración y los gritos, todos estos son sólo trucos para volverte un poso más alerta de lo que normalmente estás. Una vez que estás despierto, lo que haces es esperar.
    Esperar es meditación. Esperar en total conciencia.
    Y entonces llega. Desciende sobre ti, te envuelve, juega a tu alrededor, baila a tu alrededor, te limpia, te purifica, te transforma.

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301
    Enviado: 03/01/2005 7:37

    MEDITACIÓN DE LA OSCILACIÓN

    Primera etapa: 20 minutos.

    Siéntate con las piernas cruzadas y los ojos cerrados.
    Comienza a mecerte suavemente: primero a la izquierda y luego a la derecha. No es necesario que la oscilación involucre a todo tu cuerpo, pero inclínate lo más que puedas en forma confortable. Cuando llegues al punto más lejano, suelta el sonido “hu”, con tal fuerza, con una sacudida. Haz esto al final de cada oscilación, a ambos lados.

    Segunda etapa: 20 minutos.

    Permanece sentado en silencio, sin moverte.

    Tercera etapa: 20 minutos.

    Ponte de pie en un rincón, totalmente quieto.

    BAILE

    Cuando el movimiento se hace extático, entonces es una danza.
    Cuando el movimiento es tan total que no hay ego, entonces es danza.
    Y debes saber que el baile surgió en el mundo como una técnica de meditación.
    El baile inicial no era el baile: este debía alcanzar un éxtasis en donde el bailarín desaparecía y sólo quedaba el baile, sin ego, nadie manipulando, el cuerpo fluyendo espontáneamente.
    No es necesario hallar ninguna otra meditación. El baile mismo se convierte en meditación si el bailarín desaparece… todo el punto consiste en cómo hacerse desaparecer.
    Cómo o dónde logres eso no tiene importancia.
    Simplemente desaparece.
    Un punto llega en que tú no eres, y aún así las cosas siguen ocurriendo… como si estuvieras poseído.
    El baile es una de las cosas más bellas que pueden sucederle a un hombre.
    Así que no concibas la meditación como algo separado. La meditación es necesaria como algo separado para aquellos que no tienen energía creativa profunda; su energía no tiene dirección como para que puedan involucrarse tan profundamente como para desaparecer.
    Pero un bailarín, un pintor, un escultor no necesitan tener ninguna otra meditación. Todo lo que necesitan es hacer que su dimensión se vuelva tan profundamente penetrante que alcance un punto de trascendencia. Y no hay nada como el baile…
    Así es que por lo menos durante una hora al día, olvídate de todas las técnicas… limítate a bailarle a Dios.
    Simplemente bailarás como un niño pequeño… como una oración… entonces el baile tendrá una cualidad completamente diferente.
    Por primera vez sentirás que estás dando pasos que jamás habías dado anteriormente, que te estás moviendo en dimensiones que te son totalmente desconocidas. Atravesarás terreno que no te será familiar, a medida que te sintonices más y más con lo desconocido, todas las técnicas desaparecerán. Y sin técnicas, cuando es puro y simple, el baile es perfecto.
    Baila como si estuvieras enamorado del universo, como si bailaras con tu ser amado. Deja que Dios sea tu amado.

    BAILA EN GRUPO

    Puedes reunir un pequeño grupo de amigos que puedan bailar juntos. Eso será mejor, más útil.
    El hombre es tan débil que se le hace difícil continuar con algo si está solo. Es por eso que las escuelas son necesarias.
    Así, si un día no sientes deseo de hacerlo y los demás si quieren, la energía de los demás te moviliza, Otro día, alguien no tendrá deseos pero tú si querrás hacerlo: tu energía entra en juego.
    Si estás solo, el hombre es muy débil y carente de voluntad. Un día lo haces, y otro día te sientes cansado y tienes otras cosas que hacer.
    Las meditaciones traen resultados sólo cuando se las practica en forma persistente. Entonces, se sumergen en tu interior.
    Es tal como si cavaras un hoyo en la tierra… un día cavas en un lugar, otro día en otro lugar… entonces, puedes seguir cavando durante toda tu vida, pero el pozo nunca estará listo.
    Debes cavar siempre en el mismo lugar. Así que proponte hacerlo todos los días a la misma hora.
    Y si es posible hacerlo en el mismo lugar, será estupendo; el mismo cuarto, el mismo ambiente, quemando el mismo incienso… de modo que poco a poco el cuerpo aprenda y que poco a poco la mente obtenga esta sensación.
    Apenas entras en el cuarto, te sientes listo para comenzar a danzar. El cuarto está cargado, la hora está cargada.

    BAILA COMO UN ÁRBOL
    Levanta las manos y siéntete como un árbol enfrentado a un fuerte viento. Baila como un árbol en las lluvias y los vientos.
    Deja que toda tu energía se convierta en energía de baile, mécete y muévete con el viento: siente el viento pasando a través de ti.
    Olvida que tienes un cuerpo humano: eres un árbol, identifícate con el árbol.
    Sal a la intemperie si puedes, párate entre los árboles, transfórmate en un árbol y deja que el viento pase a través de ti.
    El identificarte con un árbol es tremendamente fortificante y nutritivo. Uno entra fácilmente a la conciencia primaria. Los árboles están aun allí. Habla con los árboles, abraza a los árboles y de pronto sentirás que todo ha vuelto. Y si no te es posible salir párate en medio de una habitación, visualízate a ti mismo como un árbol y comienza a bailar.

    DANZA CON TUS MANOS

    Siéntate en silencio y permite que tus dedos tengan su propio movimiento. Siente el movimiento desde adentro. No intentes verlo desde afuera, así que mantén los ojos cerrados.
    Permite que la energía fluya más y más a tus manos.
    Las manos están profundamente relacionadas con el cerebro: la mano derecha con el lado izquierdo del cerebro y la mano izquierda con el lado derecho del cerebro. Si a tus dedos se les permite libertad total de expresión, se descargan muchas, muchas tensiones acumuladas en el cerebro. Esa es la manera más fácil de liberar el mecanismo cerebral, sus represiones, su energía almacenada. Tus manos están perfectamente capacitadas para hacerlo.
    A veces encontrarás que la mano izquierda está levanta, y otras veces la derecha. No impongas un patrón: cualquiera sea la necesidad de la energía, cobrará esa forma.
    Cuando el lado izquierdo del cerebro quiere liberar energía, cobrará una forma. Cuando el lado derecho está muy cargado con energía, entonces el gesto será diferente.
    Puedes convertirte en un gran meditador a través de los gestos con las manos.
    Así que permaneciendo sentado en silencio, juega, deja que las manos se muevan por sí solas y te sorprenderás: es mágico. No es necesario brincar y trotar y hacer mucha meditación caótica. Las manos serán suficientes.
    DESPERTANDO LAS CAPAS SUTILES

    Si te mueves constantemente y nunca te sientas en silencio, también se te escapará algo.
    Cuando la energía ha comenzado a moverse, uno debería permanecer en total silencio: de lo contrario, el movimiento será tosco.
    El movimiento corporal es bueno, pero es un movimiento tosco; y si toda la energía se canaliza en el movimiento tosco, el movimiento sutil no se iniciará.
    Uno tiene que llegar al punto en donde el cuerpo está completamente quieto como una estatua, de modo que todo movimiento tosco se detenga, pero la energía está allí, lista para moverse. Como no hay salida para eso en el cuerpo, entonces busca una nueva apertura que no es del cuerpo… comienza a moverse en las capas sutiles.
    Pero primero es necesario el movimiento. Si la energía no se está moviendo, puedes sentarte como una piedra y nada sucederá.
    Lo primero es ayudar a la energía a moverse, y lo segundo es inmovilizar el cuerpo cuando la energía está realmente moviéndose. Cuando la energía está palpitando fuertemente y se halla lista para movilizarse, entonces tendrá que moverse hacia las capas sutiles, porque lo tosco ya no estará disponible.
    Así es que al principio hazlo en forma dinámica, y luego permite al cuerpo permanecer quieto para que el dinamismo entre más profundo, a la raíz misma, al centro mismo de tu ser.
    Haz una síntesis: veinte minutos de movimientos corporales y, al cabo de los veinte minutos, detente de improviso. Puedes tener una alarma y cuando esta comience a sonar, detente en el acto.
    El cuerpo está lleno de energía; pero ahora, dado que el cuerpo está congelado, la energía comenzará a buscar nuevos caminos… este es el método para trabajar hacia adentro.

    MEDITACIÓN DE GIRAR

    El giro Sufi es una de las técnicas más antiguas y una de las más enérgicas. Es tan cambiante totalmente.
    Gira con los ojos abiertos, tal como los niños giran, como si tu ser interior se hubiese convertido en una rueda, moviéndose: una rueda de alfarería en movimiento. Estás en el centro, pero todo el cuerpo se está moviendo.
    Se recomienda no consumir ni comida ni bebida por tres horas antes de girar. Es mejor estar descalzo y con ropa suelta.
    La meditación está dividida en dos etapas: girar y descansar. No hay tiempo determinado para girar, puede durar horas, pero se sugiere que continúes al menos por una hora para experimentar totalmente la sensación del remolino de energía.
    Los giros se realizan en el punto en donde uno está parado, en la dirección contraria a las manecillas del reloj, con el brazo derecho levantado y la palma de la mano mirando hacia arriba. Las personas que se sienten incómodas girando en contra de la dirección de las manecillas del reloj pueden girar en el otro sentido.
    Permite que tu cuerpo se relaje y deja los ojos abiertos pero sin enfocar, de modo que las imágenes se vuelvan borrosas y fluidas. Mantén silencio.
    Durante los primeros 15 minutos, gira lentamente. Y luego desarrolla gradualmente mayor velocidad durante los siguientes 30 minutos, hasta que el giro se apodere de ti y te transformes en un torbellino de energía: la periferia, una tormenta de movimiento: el testigo en el centro, silencioso y quieto.
    Cuando estés girando tan rápido que no puedas permanecer de pie, tu cuerpo se dejará caer por sí solo.
    No decidas tú cuándo caes.
    Rueda de inmediato sobre el estómago, de modo que tu ombligo desnudo esté en contacto con la tierra. Si alguien se siente muy incómodo tendido de esta forma, puede tenderse de espaldas.
    Siente que tu cuerpo se compenetra con la tierra, como un niño pequeño apretándose contra el seno de su madre.
    Mantén tus ojos cerrados y permanece pasivo y silencioso durante al menos 15 minutos.
    Después de la meditación debes permanecer tan callado e inactivo como puedas.
    Algunas personas pueden sentir náuseas durante esta meditación, pero esta sensación debiera desaparecer en dos o tres días. Sólo deja de practicar la meditación si esto persiste.

    CANTA

    Cantar es divino, una de las actividades más divinas. Solamente el baile compite con él, sólo el baile se le compara.
    Y ¿por qué el baile y el canto son actividades divinas? Porque estas son las actividades en que puedes perderte completamente… puedes sumergirte en el canto al punto que el cantante desaparezca y sólo permanezca la canción, o el bailarín desaparezca y sólo la danza permanezca.
    Y ese es el momento de la metamorfosis, de la transfiguración: cuando el cantante ya no es y sólo existe la canción… cuando tu totalidad se ha convertido en una canción o en baile, esa es la oración.
    No importa qué canción estás cantando; puede no ser una canción religiosa; pero si la cantas en forma total, es sagrada. Y viceversa: puedes estar cantando una canción religiosa, santificada desde tiempos inmemoriales, pero si no estás involucrado totalmente en ella es profana. El contenido de la canción no tiene importancia; lo que importa es la cualidad que traes al canto, la totalidad, la intensidad, el fuego.
    No repitas la canción de otra persona, porque ese no es tu corazón. Y esa no es la forma en que puedes derramar tu corazón a los divinos pies. Permite que surja tu propia canción.
    Olvida el compás y la gramática. Dios no es un gramático, y a El no le importa qué palabras utilizas… El está más interesado en tu corazón.

    MANTRA

    Si tienes oído para la música, si tienes un corazón que puede entender la música, no sólo entender, sino sentir, entonces un mantra será útil. Porque entonces podrás unificarte con los sonidos internos, entonces podrás moverte con esos sonidos hacia capas más y más sutiles. Luego llega un momento en que todos los sonidos desaparecen y sólo queda el sonido universal.
    Ese es “aum”.

    Una persona realmente meditativa es
    juguetona; para ella la vida es diversión,
    la vida es un juego… La disfruta
    tremendamente; no es seria, está relajada.
    La meditación es necesaria sólo porque no
    has escogido ser feliz, ninguna
    meditación será necesaria.
    La meditación tiene carácter medicinal.
    Si estás enfermo, necesitarás la medicina.
    Los budas no necesitan medicina.
    Una vez que has comenzado a escoger la
    felicidad, una vez que has decidido que
    debes ser feliz, la meditación comenzará a
    ocurrir por sí sola.

    EL NOMBRE DE JESUS

    Si el nombre de Jesús te conmueve, siéntate en silencio y permite que el nombre te conmueva.
    A veces di, silenciosamente ¡Jesús!, y luego espera. Esto se convertirá en tu mantra. Así es como nace un verdadero mantra.
    Nadie te puede dar un mantra: tienes que encontrar lo que te atrae, lo que te conmueve, lo que produce un gran impacto en tu alma. Si es ¡Jesús!, pues perfecto.
    A veces, sentado en silencio, repite ¡Jesús! Y espera, y deja que el nombre entre profundamente, más profundo, a los lugares recónditos de tu ser. Deja que entre a las entrañas de tu ser. ¡Y permite! Si comienzas a bailar, bien; si comienzas a llorar, bien. Si comienzas a reír, bien.
    Lo que sea que suceda con esto, deja que salga… permítelo, no interfieras, no manipules. Déjate llevar y tendrás tus primeros vislumbres de oración y meditación, y tus primeros vislumbres de Dios. Los primeros rayos comenzarán a penetrar la noche oscura de tu alma.
    Servirá cualquier sonido que se sienta estético y bello, cualquier sonido que produzca emoción y goce en el corazón. Aunque no pertenezca a ningún idioma; ese no es el punto, puedes encontrar sonidos puros que entren aún más profundo. Porque cuando usas una palabra determinada, esta tiene cierto significado, y esos significados se convierten en una limitación.
    Cuando usas un sonido puro, este no tiene limitación, es infinito.

    AUM

    Propónte sentarte en silencio durante al menos 20 minutos en la mañana y 20 minutos en la noche, con los ojos entreabiertos, y mirando hacia abajo.
    La respiración debe ser lenta y el cuerpo debe permanecer inmóvil. Comienza a cantar ¡aum! En tu interior. No hay necesidad de sacarlo afuera: será más penetrante con los labios cerrados; ni siquiera la lengua debería moverse. Canta ¡aum! Rápidamente: aum, aum, aum, aum; rápido y fuerte pero dentro de ti.
    Siente que vibra por todo tu cuerpo, después la cabeza, de la cabeza a los pies.
    Cada ¡aum! Cae en tu conciencia como una piedra arrojada a un pozo, y surgen ondulaciones que se expanden hasta el final. Las ondulaciones se siguen expandiendo hasta cubrir todo el cuerpo.
    Haciendo esto habrá momentos, y serán los momentos más hermosos, en que no estarás repitiendo y todo se habrá detenido… De pronto te darás cuenta de que no estás cantando… y que todo se ha detenido.
    ¡Disfrútalo! Si comienzan a surgir pensamientos, comienza a cantar otra vez.
    Y cuando lo hagas por la noche, hazlo por lo menos dos horas antes de dormir. De lo contrario, si lo haces justo antes de acostarte no podrás dormir, porque te sentirás tan fresco que no tendrás sueño. Tendrás la sensación de que es de mañana y has descansado bien, así que ¿para qué ir a dormir?
    Puedes encontrar tu propio ritmo. Al cabo de dos o tres días encontrarás el adecuado para ti; para algunas personas es muy rápido: aum, aum, aum, casi un ¡aum! Sobre otro, les va bien. Otros lo prefieren en forma muy lenta, así que depende de ti.
    Pero lo que sea que te guste, sigue haciéndolo.

    La música produce tal grado de armonía
    que hasta Dios comienza a hacerte
    señas, a decirte que sí.
    La música es sobrenatural… de pronto el
    cielo comienza a tocarte; te hallas
    abrumado por el más allá. Y cuando el
    más allá se acerca a ti, cuando se oyen
    las pisadas del más allá, algo en tu
    interior recoge el desafío y se vuelve
    silencioso, más quieto, más calmado,
    sereno, tranquilo.
    Una de las experiencias más grandiosas
    de la vida es aquella en que la música
    te rodea, te abruma, te inunda, y la
    meditación comienza a crecer en ti.
    Cuando la meditación y la música se
    encuentran, Dios y el mundo se encuen-
    tran, la materia y la conciencia se
    encuentran. Esa es la unión mística.

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301 Enviado: 03/01/2005 7:38
    MEDITA EN LA LUZ

    Mientras más medites en la luz, más te sorprenderás: algo comienza a abrirse en tu interior… como si un capullo estuviese abriéndose y transformándose en una flor.
    La meditación en la luz es una de las técnicas más antiguas.
    En todas las edades, en todos los países, en todas las religiones, ha sido puesta de relieve por una razón: porque apenas meditas en la luz, algo adentro de ti que permanecía en estado de capullo comienza a abrir sus pétalos.
    La sola meditación en la luz crea un espacio para su apertura.
    De manera que deja que esa sea tu meditación.
    Cuando sea que tengas tiempo, cierra tus ojos, visualiza luz.
    Cuando veas luz, sintonízate con ella. Simplemente, deja de ignorarla. Siente adoración hacia ella.
    Puede ser una salida del sol, puede ser sólo una vela en el cuarto; pero asume una actitud de oración hacia ella, y será mucho lo que obtendrás.
    Grande es la bendición si uno se siente en armonía con la luz.

    TRANSFORMATE EN UN BAMBU HUECO

    La meditación es una forma de hacerte amigo de tu aislamiento, tener un encuentro con tu propio aislamiento, sumergirse en él en vez de huir, y ver exactamente qué es. Y entonces tendrás una sorpresa.
    Si tú entras en tu aislamiento, te sorprenderás: en su mismo centro, no estás en absoluto aislado… allí reside la soledad, que es un fenómeno totalmente diferente.
    En la circunferencia está el aislamiento y en el centro está la soledad… en la circunferencia hay aislamiento y en el centro, soledad. Y cuando hayas conocido tu hermosa soledad, serás una persona totalmente diferente, nunca te sentirás solo. Aun en las montañas o en el desierto, en donde estarás absolutamente solo, no te sentirás solo, porque en tu soledad sabrás que Dios está contigo. En tu soledad estarás tan profundamente enraizado en Dios que ¿a quién le importa si hay alguien más allá afuera o no? Estás tan lleno adentro, hay tal riqueza en tu interior…
    Ahora mismo te encuentras aislado, incluso en medio de la multitud. Y yo estoy diciendo: si conoces tu soledad, ni aun en aislamiento te encontrarás aislado.
    Entonces uno comienza a rebalsar como una fuente de agua. De esa soledad surge la fragancia del amor, de esa soledad surge la creatividad, porque Dios comienza a fluir de esa soledad. Te transformas en un bambú hueco… El comienza a cantar. Pero la canción siempre es Suya.

    NOCHE
    Fantasía, oración y amor

    ¿QUÉ HACER CON LOS MOSQUITOS?

    Los mosquitos son antiguos meditadores que han fracasado. Por lo tanto, están en contra de cualquiera que esté teniendo éxito en la meditación. Son muy envidiosos. Así que cuando sea que medites estarán allí para molestar y distraer.
    Y esto no es nada nuevo; siempre ha sido así. ¡Esto se menciona en todas las antiguas escrituras!
    En particular en las escrituras Jainas, porque los monjes Jainas viven desnudos. Tan sólo piensa en un monje Jaina, desnudo, en la India. ¡Y los mosquitos!
    Mahavira tuvo que dar instrucciones específicas acerca de qué actitud tener al respecto a los mosquitos.
    Dijo a sus discípulos que, “cuando los mosquitos ataquen, acéptenlo”.
    Esta es la suprema distracción. Si puedes superar esto, entonces no habrá otra dificultad, no habrá una dificultad mayor. ¡Y cuando él lo dice, sabe de lo que habla!
    Vivir desnudo en la India es muy difícil.
    Una vez me quedé en Sarnita, donde Buda dio vuelta a la rueda del dhamma, donde Buda dio su primera prédica, la prédica más importante, que fue el inicio de una nueva tradición. Me estaba quedando con un monje budista.
    He visto mosquitos, pero nada comparado a los mosquitos de Sarnita. ¡Los mosquitos de Poona no son nada! ¡Siéntete muy contento respecto a esto! Tienes suerte de que no estoy en Sarnita. ¡Los mosquitos eran realmente grandes!
    Aun durante el día solíamos sentarnos debajo de los mosquitos. En una cama, bajo el mosquitero, se sentaba el monje budista; en la otra me sentaba yo, y luego hablábamos.
    Yo dije: ¡Nunca volveré!, porque él me pedía que volviera nuevamente y me quedara. Dije: “¡Nunca, nunca! Esta es mi primera y última vez”.
    El respondió: “Eso me recuerda que a través de los años, nosotros, los monjes budistas, nos hemos reído y bromeado acerca del motivo por el cual Buda nunca regresó a Sarnita. Solamente vino una vez: ¡dio su primera prédica y huyó!”
    El viajó muchas veces a otros sitios. Debe haber ido por lo menos treinta veces a Shravasti; debe haber ido por lo menos cuarenta veces a Rajgir, y así sucesivamente.
    Cada lugar que visitó, lo visitó una y otra vez… pero Sarnita, sólo en una ocasión. Nunca regresó a ese lugar.
    “Y, dijo el monje, es debido a estos mosquitos. Y tú también dices que nunca regresarás”.
    Yo le dije: “¡Por lo menos en una cosa yo sigo a Buda! No puedo seguirlo en otras cosas, debo ser una luz en mí mismo, pero respecto a este asunto ¡dejemos que él sea la luz!”
    Yo sé que es difícil, muy difícil, pero tendrás que aprender. No te distraigas. ¡Eso no significa que dejes que los mosquitos se aprovechen de ti! Pretéjete de todas las maneras posibles, pero sin ansiedad, sin irritación. Protégete, evita los mosquitos, aléjalos, sacúdelos, pero sin irritación. Ellos están haciendo su cosa. Y al menos eso debe ser aceptado. Ellos no están especialmente en tu contra.
    Alguien debe estar desayunando, almorzando o cenando, así que sé gentil. Tienes todo el derecho de protegerte, pero no es necesario estar irritado. La irritación alterará la meditación, no al mosquito.
    Puedes sacudirte al mosquito en forma muy meditativa, atenta, totalmente alerta, sin irritación.
    ¡Pruébalo!
    El verdadero problema nunca viene de afuera; el problema real siempre proviene de la irritación interna.
    Por ejemplo, los perros están ladrando afuera y tú estás meditando. Inmediatamente te enojas: “¡Estos perros estúpidos!”. Pero ellos no están perturbando tu meditación en forma alguna. ¡Simplemente están disfrutando su vida! ¡Deben haber visto un policía, un cartero o un sannyasin! Los perros están muy en contra de los uniformes, son muy anti-uniformes, y tienen todo el derecho a tener sus propias creencias.
    Pero no están tratando de distraerte a ti en especial.
    Los mosquitos están haciendo su propia cosa. Tienes que protegerte, tienes que hacer tu propia cosa, pero no te irrites. La irritación, es el único problema. Y entonces, si no te irritas, si no te distraes por toda la molestia que los mosquitos están creando alrededor de ti, hasta te sentirás agradecido de ellos: te han dado una llave secreta.
    Si los mosquitos no te distraen, nada puede distraerte. Entonces habrás llegado a un punto muy estable de la meditación.

    LA MEDITACIÓN NADABRAHMA

    La Nadabrahma es una antigua técnica Tibetana que originalmente se hacía en las primeras horas de la mañana. Puede ser hecha a cualquier hora del día, solo o con otros.
    Debes tener el estómago vacío y permanecer inactivo durante al menos 15 minutos después.
    La meditación dura una hora y tiene tres etapas.

    Primera etapa: 30 minutos.

    Siéntate en una posición relajada, con ojos y labios cerrados.
    Comienza a zumbar, produciendo un sonido lo suficientemente fuerte como para que otros te oigan y produzcan una vibración a través de tu cuerpo. Puedes visualizar un tubo hueco o un recipiente vacío, llenado sólo con las vibraciones del zumbido. Llegará el momento en que el zumbido continúa por sí solo y tú te conviertes en un oyente. No hay que respirar en ninguna forma especial, y puedes alterar el tono o mover tu cuerpo suave y lentamente, si así lo deseas.

    Segunda etapa: 15 minutos.

    La segunda etapa está dividida en dos segmentos de siete minutos y medio. Para la primera mitad, mueve tus manos, palmas hacia arriba, describiendo círculos hacia afuera.
    Comenzando a nivel del ombligo, las dos manos se mueven hacia el frente y luego se separan para formar dos círculos grandes, el uno frente a otro, a la izquierda y a la derecha. El movimiento debe ser tan lento que a veces parezca no haber movimiento.
    Siente que le estás dando energía al universo.
    Luego de siete minutos y medio gira las palmas hacia bajo, y comienza a moverlas en la dirección contraria. Ahora las manos se unirán hacia el ombligo y luego se separarán hacia fuera, a los lados del cuerpo. Siente que estás recibiendo energía. Tal como en la primera etapa, no reprimas ningún movimiento suave y lento en el resto de tu cuerpo.

    Tercera etapa: 15 minutos.

    Permanece sentado o acostado en absoluta quietud y silencio.

    Nadabrahma para parejas.

    Osho ha entregado una hermosa variante de esta para las parejas.

    La pareja se sienta cubierta por una sábana, mirándose el uno al otro y tomándose las manos entrecruzadas. Es mejor no tener ningún tipo de ropa. Ilumina la habitación sólo con cuatro velas y quema un incienso especial que tengas sólo para esta meditación.
    Cierren los ojos y zumben durante 30 minutos. Después de un breve lapso de tiempo, se sentirán que las energías se encuentran, se fusionan y se unen.
    ZUMBANDO

    El zumbido puede ser de tremenda ayuda, y lo puedes hacer donde quieras… Por lo menos una vez al día: si puedes hacerlo dos veces, sería mejor.
    Es una música interior tan grandiosa que trae paz a todo tu ser; entonces tus partes en conflicto comienzan a entrar en armonía y poco a poco comienzan a surgir en tu cuerpo una música sutil que puedes oír.
    Al cabo de tres o cuatro meses estarás sentado en silencio y comenzarás a oír una música sutil, una armonía interna, algo como un zumbido. Todo está funcionando perfectamente bien, tal como el zumbido del motor de un auto que funciona perfectamente.
    Un buen chofer sabe cuando algo anda mal… Puede que los pasajeros no se den cuenta, pero un buen chofer se percata de inmediato cuando el zumbido cambia… Entonces el zumbido deja de ser armonioso. Un nuevo sonido ha llegado. Nadie más se da cuenta, pero aquel al que le gusta conducir sabe de inmediato que algo anda mal. El motor no está funcionando como debe.
    Un buen zumbador poco a poco comienza a sentir cuando las cosas andan mal.
    Si has comido en exceso, encontrarás que tu armonía interior está ausente, y poco a poco tendrás que escoger: o comes demasiado o tienes armonía interna. Y la armonía interna es tan valiosa, tan divina, tan placentera, que ¿quién va a comer más?
    Y sin ningún esfuerzo por hacer dieta, encontrarás que estás comiendo en una forma más equilibrada.
    Entonces el zumbido se profundiza aún más.
    Podrás ver qué alimentos alteran tu zumbido: comes algo pesado y se queda demasiado tiempo en el sistema, y entonces el zumbido no es tan perfecto.
    Una vez que comiences a zumbar, te darás cuenta de cuándo surge el sexo y cuándo no surge.
    Si esposo y esposa están zumbando, te sorprenderá la gran armonía que surge entre dos personas, y como poco a poco desarrollan la intuición, como comienzan a captar cuándo el otro está triste.
    No hay necesidad de decirlo: cuando el esposo está cansado la esposa lo sabe instintivamente, porque ambos funcionan en la misma longitud de onda.

    UNA SACUDIDA BREVE Y ENERGICA

    Apaga la luz y permanece de pie en la oscuridad; entonces, comienza a sacudirte desde la cabeza: sólo la cabeza.
    Disfruta las sacudidas y observa cómo se sienten desde adentro.
    Sacude la parte superior del cuerpo: la cabeza, las manos, el torso; no sacudas la parte de abajo.
    Cuando sientas y disfrutes esto, entonces sacude la parte inferior. Y finalmente, cuando sientas y disfrutes eso, sacude el cuerpo completo.
    Así entonces, en tres partes: primero la cabeza, sólo la cabeza; luego el torso y, en tercer lugar, todo el cuerpo.
    Comienza con la cabeza porque allí lo puedes sentir más fácilmente al principio, dado que la conciencia está muy cerca y la observación se facilita… y disfrútalo.
    Cuando estés sacudiendo el cuerpo entero, observa cuál postura sientes que es la más llena de gracia, dónde te sientes muy, muy bello.
    Después de tres minutos, adopta esa postura, cualquier postura… manos levantadas, el cuerpo reclinado hacia el frente o hacia los lados, o lo que sea; y congela esa posición durante cuatro minutos.
    Esta e una meditación de diez minutos: un minuto sacudiendo la cabeza, dos minutos sacudiendo el torso, tres minutos el cuerpo entero, y por cuatro minutos quédate inmóvil, como si te hubieras convertido en una estatua.
    Siente cada una de las etapas, sacudiéndote, siente la energía agitada…
    Entonces el cuerpo entero se transforma en un torbellino de energía, un ciclón. Siéntelo: como si estuvieras dentro de un ciclón.
    Y entonces, de pronto, congela la posición y quédate como una estatua y entonces sentirás el centro.
    Así llegas al centro a través del ciclón.

    La meditación no es otra cosa que
    regresar a casa, darte un pequeño
    descanso en tu interior.
    No es el cántico de un mantra, ni
    siquiera es una oración: es sólo regresar
    a casa a descansar un poco.
    Meditación es no ir a ninguna parte,
    sólo estar donde estás.
    N hay otro “donde”, solamente estar
    donde estás… ocupar únicamente ese
    espacio en el que estás…

    “SI, SI, SI”

    Has del “si” un mantra.
    Cada noche, antes de irte a dormir, repite “si, si”. Sintonízate con esto, mécete con esto, déjalo venir por todo tu ser, de pies a cabeza.
    Déjalo penetrar. Repite “sí, sí, sí”.
    Que por diez minutos esa sea tu oración en la noche; luego ve a dormir.
    Y temprano en la mañana, nuevamente, durante por lo menos tres minutos, siéntate en tu cama.
    Lo primero que hay que hacer es repetir “sí” y meterse en la sensación de esto.
    Durante el día, cuando sea que comiences a sentirte negativo, detente en el camino, en cualquier lugar…
    Si puedes decir en voz alta “sí, sí”, bien…
    De no ser así, al menos puedes decir “sí, sí” en silencio.

    SE TAN NEGATIVO COMO PUEDAS

    Prueba este método cada noche por sesenta minutos.
    Por cuarenta minutos, vuélvete negativo, tan negativo como puedas.
    Cierra las puertas, pon almohadones por el cuarto.
    Descuelga el teléfono y dile a todo el mundo que por una hora no has de ser molestado.
    Pon una nota en la puerta diciendo que te deben dejar totalmente solo durante una hora. Haz las cosas tan sombrías como sea posible. Pon alguna música lóbrega y siéntete muerto.
    Siéntate y siéntete negativo. Repite “No” como mantra.
    Imagina escenas del pasado, cuando estabas muy opaco y muerto y querías suicidarte, y no había deleite en tu vida, y exagéralas.
    Produce toda esta situación a tu alrededor.
    Tu mente te distraerá. Te dirá: “¿Qué estás haciendo? ¡La noche está tan hermosa, y hay luna llena!” No escuches a la mente. Dile que puede venir después, pero ahora tú te estás dedicando completamente a la negatividad. Sé religiosamente negativo. Llora… laméntate… grita…chilla… maldice… lo que sea que quieras hacer, pero recuerda una cosa: no te pongas contento, no permitas ninguna alegría. Si te sorprendes en eso ¡date una bofetada de inmediato! Fuérzate a regresar a la negatividad, y comienza a pegarle a las almohadas, a pelear con ellas, a saltar.
    ¡Ponte detestable!
    Encontrarás que es muy, muy difícil, ser negativo durante esos cuarenta minutos.
    Esta es una de las leyes básicas de la mente: cualquier cosa que hagas en forma consciente, no puedes hacerla. Pero hazla, y cuando la hagas conscientemente, sentirás una separación.
    Lo estás haciendo, pero aún eres un testigo; no estás perdido en esto. Surge una distancia, y esa distancia es tremendamente hermosa.
    No estoy diciendo que haya que crear esa distancia. Ese es un producto lateral, no necesitas preocuparte por esto.
    Después de cuarenta minutos, de improviso, salta fuera de la negatividad.
    Tira lejos las almohadas, prende las luces, pon música hermosa y baila durante veinte minutos.
    Sólo di: “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!” Deja que ese sea tu mantra. Y luego toma una buena ducha. Esta sacará toda la negatividad de raíz, y te dará un nuevo vislumbre del decir “si”. Y llegar a decir “si” es de lo que la religión se trata.
    Hemos sido entrenados a decir “no”, así es como la sociedad entera se ha vuelto fea.
    De manera que esto te limpiará completamente. Tienes energía, pero esa energía está totalmente rodeada por rocas negativas, y estas no la dejan salir. Una vez que estas rocas sean quitadas, tendrás un hermoso flujo. Está ahí, lista para salir, pero primero tienes que entrar en la negatividad. Sin ir profundamente en el “no” nadie puede llegar a la cima del “si”. Tienes que llegar a decirle “no” a todo; entonces el decir “si” surgirá de eso.

    ¡SE UN ANIMAL!

    Comienza una meditación en la noche. Siente como si no fueras en absoluto un ser humano.
    Pues escoger cualquier animal que te guste. Si te gusta un gato, bien. Si te gusta un perro, bien. Un tigre, macho, hembra… Cualquier cosa que te guste. Simplemente elige pero luego mantén tu elección.
    Conviértete en ese animal. Muévete en cuatro patas por el cuarto y conviértete en ese animal.
    Durante quince minutos disfruta lo más que puedas de la fantasía. Si eres un perro, ladra y haz las cosas que se espera que un perro haga… ¡Y lo haces realmente! Disfrútalo. Y no lo controles, porque un perro no puede controlar. Un perro significa absoluta libertad, de manera que cualquier cosa que suceda en ese momento, hazla. En ese momento no traigas el elemento humano del control. Sé realmente, aperradamente, un perro.
    Durante quince minutos vaga por el cuarto… ladra… brinca. Eso te ayudará. Necesitas un poco más de energía animal. Eres demasiado sofisticado, demasiado civilizado, y eso te está paralizando. Demasiada civilización resulta paralizante. Es bueno en pequeñas dosis, pero demasiado de esto es peligroso.
    Uno siempre debiera ser capaz de ser un animal.
    Tu animal debe ser liberado.
    Si puedes aprender a ser un poco salvaje, todos tus problemas desaparecen. Comienza desde esta noche ¡y disfrútalo!

    UNA MEDITACIÓN AL INTERIOR
    DE OTRA MEDITACIÓN

    En la noche, apaga la luz, siéntate en tu cama y cierra los ojos. Imagínate a ti mismo en un bosque… árboles grandes, verdes, salvajes. Imagínate que estás parado allí, y luego comienza a moverte.
    Deja que las cosas ocurran, no las fuerces. No digas: “Quisiera acercarme a ese árbol”. No, sólo déjate llevar por el movimiento.
    Caminando en el bosque durante cinco o siete minutos, llegarás cerca de una cueva.
    Siente todo en detalle: la tierra debajo, toca con tu mano las paredes de piedra de la cueva, siente la textura, la frialdad. Cerca de la cueva hay una cascada. La encontrarás. Una pequeña cascada… y el sonido del agua cayendo. Escúchala y escucha el silencio del bosque y los pájaros. Bríndale la experiencia total.
    Entonces, siéntate en la cueva y comienza a meditar.
    Esta es una meditación dentro de otra meditación.
    ¿Has visto las cajas chinas? Una caja dentro de otra caja, dentro de otra caja….

    FANTASÍA TODO ES IRREAL

    Alguna vez inténtalo en un cine. Esta es una buena meditación.
    Sólo trata de recordar que es irreal, que es irreal… sigue recordando que esto es irreal y que la pantalla está vacía, y te sorprenderás: durante unos segundos puedes recordar… y otra vez te olvidas, otra vez esto se transforma en una realidad.
    Cada vez que te olvidas de ti mismo, el sueño se vuelve real. Cada vez que te acuerdas de ti mismo, que yo soy real, te da una sacudida. La pantalla se vuelve irreal, y todo lo que está sucediendo se vuelve irreal.

    La meditación es aventura, la mayor
    aventura que puede emprender la mente
    humana…
    Meditación es sólo ser, sin hacer nada,
    sin atención, sin pensamientos, sin emoción.
    Tú sólo eres y este es un goce consumado.
    ¿De dónde surge este goce si no estás
    haciendo nada? No viene de ninguna
    parte; o bien, surge de todas partes.
    No tiene causalidad, porque
    la existencia está hecha de la
    sustancia llamada alegría.

  • ArjunaV

    De: The_dark_crow_v301 Enviado: 03/01/2005 7:40
    VE A DORMIR SIENDO EL UNIVERSO

    Sentado en silencio, medita en el hecho de que tú eres ilimitado, que los límites del universo son tus límites. Siéntete expandido, incluye todo en esa sensación: el sol se levanta en ti, las estrellas se mueven dentro de ti, los árboles crecen y los mundos vienen y desaparecen.
    Siéntete inmensamente bendito en ese estado expandido de conciencia. Y eso se convertirá en tu meditación.
    De manera que cuando sea que tengas tiempo y no estés haciendo nada, siéntate en silencio y siéntete expandido.
    Al principio, por unos días, esto parecerá loco, porque nos hemos acostumbrado demasiado a los límites. En realidad, no hay límites. La limitación es una limitación de la mente. Las cosas son así porque creemos que son así.
    Siente esta expansión oceánica cuantas veces sea posible, y pronto comenzarás a estar en sintonía con ella. Entonces, sólo un pequeño desplazamiento y allí estará.
    Cada noche, cuando te vas a dormir, ve con esta conciencia expandida.
    Ve a dormir como si las estrellas se movieran dentro de ti; el mundo está viniendo y desapareciendo en ti.
    Ve a dormir siendo el universo.
    Y en el día también, recuérdalo cuantas veces puedas.

    LA MEDITACIÓN LUNÁTICA

    Comienza esto tres días antes de la próxima luna llena.
    Ve afuera, al cielo abierto, mira la luna y comienza a mecerte.
    Siente como si le hubieras dejado todo a la luna, vuélvete poseído.
    Mira la luna. Relájate, dile que estás a su disposición y pídele a la luna que haga cualquier cosa que quiera.
    Entonces, cualquier cosa que suceda, permítela.
    Si sientes deseos de mecerte, mécete; si sientes que quieres bailar o cantar, hazlo.
    Pero todo debe ser como si estuvieras poseído: no eres tú quien lo hace, sólo está sucediendo.
    Eres sólo un instrumento que está siendo tocado.
    Haz esto durante los tres días previos a la luna llena, y a medida que la luna se va llenando más y más, comenzarás a sentir más y más energía.
    Te sentirás más y más poseído.
    Para la noche de luna llena ya estarás completamente loco. Con sólo una hora de baile y locura, te sentirás relajado como nunca antes has estado.

    ACOGE UNA ESTRELLA EN TU INTERIOR

    Ponte más y más en sintonía con las estrellas.
    Cuando sea que haya estrellas y que la noche esté clara, simplemente recuéstate en la tierra y mira las estrellas.
    Si sientes atracción hacia una estrella determinada, concéntrate en ella.
    Mientras te concentras en ella, imagina que eres un pequeño lago, y que la estrella es reflejada en tus profundidades.
    De manera que ves la estrella y la vez reflejada dentro de ti. Esto se convertirá en tu meditación y de ello surgirá una gran alegría.
    Una vez que te sintonices con ella, puedes simplemente cerrar tus ojos y ver esa estrella: tu estrella.
    Pero primero tienes que encontrarla.
    En Oriente tienen un mito: afirman que todo el mundo tiene una estrella determinada… Todas esas estrellas no son para todo el mundo… cada uno tiene su estrella particular. Ese mito es hermoso.
    Al menos en cuando a la meditación respecta, puedes encontrar una estrella que te pertenezca y a la cual tú pertenezcas.
    Surgirá una cierta afinidad entre tú y la estrella porque nosotros estamos hechos de luz, tal como las estrellas. Nosotros vibramos como luz, como hacen las estrellas.
    Siempre puedes encontrar una estrella con la que simplemente te sientas en armonía; que está en tu misma longitud de onda. Esa es tu estrella, medita en ella.
    Poco a poco, acógela en tu interior.
    Mírala y luego cierra los ojos y mírala adentro.
    Abre los ojos: mírala.
    Cierra los ojos: mírala adentro. Pronto vas a encontrar que está dentro de ti.
    Entonces, cuando quiera que cierres los ojos, la vas a encontrar allí.
    Y cuando comiences a sentirla adentro, siéntela cerca del ombligo: cinco centímetros por debajo del ombligo.
    Deposítala allí, deposítala una y otra vez y pronto vas a sentir que surge una gran luz dentro de ti, como si una estrella en verdad hubiera ya estallado. Y no sólo tú sentirás esto, otros comenzarán a sentirlo: que algún tipo de luz ha comenzado a rodear tu cuerpo y que tu cara se ha convertido en ella.
    Mira durante unas pocas noches y te será posible encontrar tu estrella.

    SHIVA NETRA

    Esta meditación del tercer ojo se hace en dos etapas que se repiten tres veces: en total, seis etapas de diez minutos cada una.

    Primera etapa: 10 minutos.

    Siéntate totalmente inmóvil y, enfocando los ojos en forma relajada, mira una luz azul.

    Segunda etapa: 10 minutos.

    Cierra los ojos y, lenta y suavemente, mécete de un lado a otro.

    Repítelo tres veces.

    FIJA LA VISTA EN EL SER DEL BUDA

    Mantén una pequeña estatua del Buda en tu cuarto y cuando tengas tiempo, mira la estatua. La estatua del Buda no fue creada sólo como una imagen: fue creada como un objeto para meditación. No representa al Buda real, él no era así. Esta es una metáfora.
    Más que representar la forma física del Buda, representa su gracia interna.
    No es que él fuese de esa misma forma física, que tuviese ese mismo rostro, la misma nariz y ojos; ese no es en absoluto el punto.
    Esto no es realista, es surrealista. Dice algo de lo real que está más allá de la mal llamada realidad, así que es un yantra.
    Con sólo mirarlo uno puede entrar en meditación.
    Ese es el motivo por el cual se crearon cientos de estatuas budistas: ningún otro hombre tiene tantas estatuas como Buda.
    Hay templos que tienen diez mil estatuas de Buda, sólo para crear una atmósfera de estado meditativo.
    Donde quiera que mires ves a Buda, por todos lados la forma del Buda… el ser del Buda… ese silencio… esa gracia… esos ojos cerrados… esa postura quieta… ese equilibrio… esa simetría…
    Esas estatuas de Buda son música en mármol…
    Sermones en las piedras.

    MIRAR UN ESPEJO

    Cierra las puertas de tu cuarto y coloca un gran espejo frete a ti.
    El cuarto debe estar oscuro. Y entonces coloca una pequeña llama a un lado del espejo, de tal manera que no se refleje directamente en él.
    Sólo tu cara es reflejada en el espejo, no la llama.
    Entonces fija la mirada en tus propios ojos en el espejo. No pestañees.
    Este es un experimento de cuarenta minutos, y dentro de los o tres días te será posible mantener tus ojos sin pestañear.
    Aun si las lágrimas llegan, deja que lleguen, pero sigue sin pestañear y sigue mirando tus ojos. Dentro de dos o tres días observarás un fenómeno muy extraño… Tu cara comenzará a tomar nuevas formas. Puede que incluso antes. La cara en el espejo comenzará a cambiar.
    A veces aparecerá una cara muy diferente, que tú nunca has conocido como tuya. Pero, en realidad, todas estas caras te pertenecen. Ahora la mente subconsciente está comenzando a estallar.
    Estas caras, estás máscaras, son tuyas. A veces incluso puede aparecer una cara que pertenezca a una vida anterior.
    Luego de una semana de mirar constantemente durante cuarenta minutos, tu rostro se convertirá en un flujo tal como el flujo de una película.
    Muchas caras vendrán y se irán constantemente.
    Después de tres semanas, no te será posible recordar cual es tu cara. No podrás recordar cuál es tu cara, porque has visto tantas caras yendo y viniendo…
    Si continúas, después de tres semanas sucede, cualquier día, la cosa más extraña: de pronto no hay rostro en el espejo.
    El espejo está vacío, estás mirando el vacío.
    No hay rostro alguno.
    Este es el momento: cierra tus ojos y encuéntrate con el inconsciente.
    Estarás desnudo, completamente desnudo, tal como eres… Caerán todos los engaños.

    TRATAK: LA TÉCNICA DE FIJAR LA MIRADA

    Si miras una llama durante un período prolongado, durante algunos meses, y una hora al día, tu tercer ojo comienza a funcionar perfectamente.
    Comienzas a estar más alerta, más lleno de luz.
    La palabra “tratak” proviene de la raíz que significa lágrimas… de manera que tienes que mirar a la llama hasta que las lágrimas comiencen a brotar de tus ojos. Sigue contemplando, sin pestañear, y el tercer ojo comenzará a vibrar.
    La técnica de fijar la mirada no tiene realmente nada que ver con el objeto: guarda relación con la contemplación misma. Pues tú te pones a foco cuando miras in que tus ojos pestañeen, y la naturaleza de la mente es estar constantemente en movimiento.
    Si tienes la mirada realmente fija, totalmente inmóvil, la mente se verá en problemas necesariamente.
    La naturaleza de la mente es moverse de un objeto a otro, moverse constantemente. Si contemplas la oscuridad o la luz o alguna otra cosa, si realmente tienes la vista fija, el movimiento de la mente se detiene.
    Si la mente se sigue moviendo, significa que su contemplación no está allí; estarás pasando por alto el objeto.
    Cuando la mente se va a algún otro lugar, te olvidarás, no podrás recordar qué cosa estabas mirando. El objeto, físicamente, estará allí, pero para ti habrá desaparecido, porque tú no estás allí; te has movido en el pensamiento.
    Fijar la vista, tratak, significa no permitir que tu conciencia se mueva.
    Cuando no estás permitiendo que la mente se mueva, esta lucha. Al comienzo lucha arduamente, pero si sigues practicando el fijar la vista, poco a poco la mente deja de luchar. Por momentos de detiene. Y cuando la mente se detiene, deja de haber mente, pues esta puede existir sólo en movimiento.
    Cuando no hay movimiento, el pensamiento desaparece… no puedes pensar, porque pensar significa movimiento… moverse de un pensamiento a otro. Es un proceso.
    Si fijas la vista continuamente en una cosa, totalmente consciente y alerta… Porque puedes fijar la vista con los ojos muertos, y entonces podrás seguir pensando. Puedes mirar con los ojos de un muerto, pero tu mente se estará moviendo. Eso no será de ninguna ayuda. El fijar la vista significa que no sólo tus ojos, sino que toda tu mente está enfocada a través de los ojos.
    Entonces, cualquiera sea el objeto (este depende si a ti te gusta la luz, está muy bien, si te gusta la oscuridad, bien), el objeto es, en realidad, irrelevante, de lo que se trata es de detener completamente la mente en tu mirada, de enfocarla de modo que el movimiento interno… la intranquilidad, se detenga… que la fluctuación interna se detenga.
    Estás simplemente mirando, sin hacer nada… ese mirar profundo te cambiará completamente… se convertirá en una meditación.

    QUITATE LA ARMADURA

    En la noche, cuando vas a dormir, quítate la ropa y, mientras te la vas quitando, imagina que no sólo te quitas la ropa, sino también la armadura. Realmente hazlo.
    Sácatela y respira profundamente, y entonces ve a dormir sin armaduras, sin nada en tu cuerpo y sin limitaciones.

    OH

    Antes de irte a dormir, apaga las luces, siéntate en tu cama, cierra los ojos y exhala profundamente a través de la boca, con el sonido “oh”. Tu estómago entra, el aire sale: tú sigues produciendo el sonido “oh”. Recuerda: no estoy diciendo “aum”, simplemente estoy diciendo “oh”. Se convertirá en “aum” automáticamente; no es necesario que tú lo conviertas en “aum”. Entonces sería falso. “Tú simplemente produces el sonido “oh”.
    Te vas a ir relajando, y tu sueño tendrá una cualidad diferente, del todo diferente. Y tu sueño debe ser modificado. Sólo entonces puedes volverte más alerta y despierto. Así que comenzaremos por modificar el sueño.
    Cuando has exhalado completamente haciendo el sonido “oh” y sientes que ahora ya no puedes exhalar más, cuando el aliento ha salido, deténte por un instante. No inhales; no exhales. ¡Deténte! En esa detención tú eres lo divino… en esa detención no estás haciendo nada, ni siquiera respirando… en esa detención te encuentras en el océano.
    El tiempo ya no está allí, porque el tiempo se mueve con la respiración. Es como si la existencia entera se hubiese detenido contigo. En esa detención puedes llegar a percibir la fuente más profunda de tu ser y energía. De manera que detente por un instante.
    Entonces, inhala a través de la nariz. Pero no hagas ningún esfuerzo por inhalar. Recuerda, haz todo el esfuerzo por exhalar, pero no hagas ningún esfuerzo por inhalar.
    Deja que el cuerpo inhale. Tú simplemente relaja tu retención del aire y deja que el cuerpo haga la inhalación. Tú no haces nada.
    La vida respira por sí sola; se mueve por sí misma, en su propio curso. Es un río; tú la empujas en forma innecesaria. Verás que el cuerpo está inhalando… Tú esfuerzo no es necesario… tu ego no es necesario… tú no eres necesario… Tú simplemente te conviertes en un observador. Tú simplemente ves el cuerpo tomando una inhalación. Se sentirá un profundo silencio.
    Cuando el cuerpo ha tomado una inhalación completa, deténte nuevamente por un instante… Entonces observa otra vez…
    Estos dos momentos son totalmente diferentes.
    Cuando hayas exhalado completamente y te hayas detenido, ese detenerse es tal como la muerte. Cuando has inhalado totalmente y luego te has detenido, esa detención es un clímax de vida. Recuerda: la inhalación equivale a la vida, la exhalación equivale a la muerte.
    ¡Siéntelo! Siente ambos momentos. Por eso es que te digo que te detengas dos veces: una vez después de haber exhalado y otra vez después de haber inhalado; de manera que puedas sentir ambas: vida y muerte.
    Una vez que sabes que “esto” es vida, que “esto” es muerte, has trascendido ambas.
    El testigo no es ni la vida ni la muerte. El testigo nunca nace y nunca muere. Tú te has convertido en el tercero.
    Haz esta meditación por veinte minutos, y entonces recuéstate y duérmete.

    MEDITACIONES DE LA VIDA Y LA MUERTE

    En la noche, antes de irte a dormir, haz esta meditación de quince minutos. Es una meditación de la muerte.
    Recuéstate y relaja tu cuerpo. Siéntate como si estuvieras muriendo, y que no puedes mover tu cuerpo porque estás muerto. Crea el sentimiento de que estás despareciendo del cuerpo.
    Hazlo durante diez, quince minutos, y dentro de una semana vas a comenzar a sentirlo.
    Meditando de esa manera, duérmete. No lo cortes. Deja que la meditación pase al sueño, y si el sueño te vence, déjate llevar.
    En la mañana, apenas sientas que estás despierto, no abras tus ojos, haz la meditación de la vida. Siente que te estás volviendo totalmente vivo, que la vida está regresando y que el cuerpo entero está lleno de vitalidad y energía. Comienza amoverte, meciéndote en la cama con los ojos cerrados… siente que la vida está fluyendo en ti… siente que el cuerpo tiene una gran energía fluyendo, justo lo puesto de la meditación de la muerte.
    Entonces, haz la meditación de la muerte en la noche, antes de quedarte dormido, y la meditación de la vida justo antes de levantarte.
    Con la meditación de la vida puedes tomar profundas inhalaciones. Siéntete lleno de energía… la vida entra junto con la inhalación.
    Siéntete lleno y muy contento, vivo… después de quince minutos, levántate.

    Nunca estés avergonzado de tu
    naturaleza.
    Sé respetuoso con tu naturaleza; nunca
    tengas un tono condenatorio.
    Yo deseo devolverte tu respeto por ti
    mismo, tu dignidad, tu danza, tu llanto,
    tu amor, tu alegría, tu tristeza,
    tu silencio.
    Yo deseo que seas tan rico como sea
    posible. Todos los sentimientos,
    emociones y humores son tu tesoro.
    Nada debe ser negado, todo debe ser
    absorbido, nada tiene que ser
    descartado, todo debe ser considerado
    parte de tu orquesta.

    ENFRENTANDOTE A TU MIEDO
    ENTRA EN TU MIEDO

    C
    ada noche, durante cuarenta minutos, vive tu miedo. Siéntate en el cuarto, apaga la luz y comienza a asustarte.
    Piensa en todo tipo de cosas horribles, fantasmas y demonios y cualquier cosa que puedas imaginar. Créalos, imagina que bailan a tu alrededor y tratan de apoderarse de ti para todas las formas del mal.
    Realmente asústate por tu propia imaginación, y llega al extremo: te están matando, están tratando de violarte, te están sofocando.
    Y no uno o dos, sino muchos, por todos lados te están haciendo cosas.
    Entra en el miedo tan profundamente como puedas, y cualquier cosa que suceda, entra en ella.
    Y la segunda cosa: en el día o en cualquier otro momento, cuando sea que surja el miedo, acéptalo. No lo rechaces. No pienses que es algo negativo que tienes que superar; esto es natural.
    Al aceptarlo y al expresarlo por la noche, las cosas comenzarán a cambiar.

    ENTRAR EN TU VACÍO

    P
    ropónte cada noche, antes de ir a dormir, cerrar los ojos y entrar en tu vacío por veinte minutos. Acéptalo, permítele estar allí.
    El miedo surge: deja que también eso esté allí. Tiembla de miedo, pero no rechaces este espacio que está naciendo allí.
    Dentro de dos o tres semanas te será posible sentir su belleza, te será posible percibir su bendición.
    Una vez que hayas tocado esa bendición, el miedo desaparecerá por sí solo. No se trata de que luches contra él.
    Dentro de tres semanas, un día verás que surgen de pronto tales bendiciones, un repunte de energía tan grande, tal cualidad de alborozo en tu ser… como si la noche se hubiese acabado y el sol hubiese aparecido en el horizonte.

    REGRESA AL ÚTERO

    A
    ntes de irte a dormir, siéntate en tu cama, siéntate en forma relajada, y cierra los ojos. Siente el cuerpo relajándose… Si el cuerpo comienza a inclinarse hacia delante, permíteselo, puede inclinarse hacia delante.
    Puede que desee adoptar la posición fetal, la que tiene un niño cuando está en el vientre de su madre. Si sientes deseos de eso, simplemente adopta esa postura: conviértete en un niño pequeño en el vientre de la madre.
    Y entonces, sólo escucha tu respiración, nada más. Sólo escúchala: la respiración entrando, la respiración saliendo, la respiración entrando, la respiración saliendo.
    No estoy diciendo que lo digas: sólo siéntela entrando; cuando está saliendo, siéntela saliendo.
    Sólo siéntela, y en esa sensación sentirás que surge un tremendo silencio y claridad.
    Esto es sólo durante diez a veinte minutos, mínimo diez, máximo veinte, y luego ve a dormir.

    DEJANDO QUE TUS VOCES SALGAN

    C
    uando la meditación libere energía en ti, ésta encontrará todo tipo de formas de expresión. Si eres un pintor y la meditación libera energía en ti, pintarás más, pintarás con locura, olvidarás todo, al mundo entero. Tu energía entera se volcará en la pintura.
    Si eres un bailarín, tu meditación te convertirá en un bailarín muy profundo.
    Depende de tu capacidad, talento, individualidad, personalidad… así que nadie sabe qué sucederá.
    A veces ocurrirán cambios repentinos. Una persona que era muy silenciosa, que nunca hablaba, de pronto se pone locuaz. Esto pudo haber estado reprimido; puede que jamás se le haya permitido hablar. Cuando la energía ascienda y fluya, puede que comience a hablar.
    Cada noche y antes de irte a dormir, durante cuarenta minutos siéntate de frente a la pared y comienza a hablar, habla en voz alta. Disfrútalo… involúcrate en esto. Si encuentras que hay dos voces, entonces habla desde ambos lados. Dale apoyo a este lado y luego contesta desde el otro lado, y ve como puedes crear un diálogo hermoso.
    No trates de manipularlo, pues no estás diciendo esto para nadie. Si esto va ser loco, deja que sea así. No trates de cortar nada o censurar nada, porque entonces todo el propósito de la meditación se pierde.
    Hazlo al menos por diez días. Pon toda tu energía en esto.