REFLEXION Y OPINEMOS

Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, memoriza esta parábola:

“Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo. Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y el se dió cuenta que iba a morir.
En un deseo repentino de salvarse comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso”.

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo… o a morir…
Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importan las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar alto y muy lejos del pantano.

Sin duda que esta parábola nos deja un mensaje muy cierto e importante. Y nos hace reflexionar un poco sobre el valor de las situaciones límite. El pájaro necesitó sentir en peligro su vida para decidirse a dar el gran salto y volar hacia un lugar mejor; y volar hacia…la libertad. Porque en definitiva estaba preso dentro de la celda conformada por sus propias limitaciones. ¡¿Cuántas veces a nosotros nos ocurre lo mismo?!! Muchas, sin duda. El miedo al cambio, la incertidumbre ante algo nuevo, el desconocimiento de lo diferente, frenan nuestras inquietudes de buscar algo mejor. Y muchas veces sólo reaccionamos cuando estamos entre la espada y la pared. ¿Avanzamos o perecemos?. Entonces avanzamos… y nos damos cuenta de que lo que había más allá es mucho mejor que lo que teníamos. Y entonces nos arrepentimos de no haber reaccionado antes. Pero la parábola nos enseña también que nunca es tarde. ¡Y cuánta razón hay en ello! Porque aunque sólo nos quede un día de vida…¿No vale la pena vivirlo mejor?.
Mi respuesta es: ¡Si! ¿Cuál es la tuya?…