LOS TRES FACTORES: EL SACRIFICIO

LOS TRES FACTORES: EL SACRIFICIO

“El tercer factor es el del Sacrificio por la Humanidad. Es necesario amar a nuestros semejantes, pero el amor hay que demostrarlo con hechos concretos, claros y definitivos. No basta decir que amamos a nuestros semejantes; no, hay que demostrarlo con hechos, hay que estar dispuestos a subir al ara del supremo sacrificio por la humanidad, hay que levantar la antorcha de la sabiduría, para iluminar el camino de otros; hay que estar dispuestos a dar hasta la última gota de sangre por todos nuestros semejantes, con amor verdadero, desinteresado, puro.”

“De manera que el tercer factor de la Revolución de la Conciencia es el Sacrificio por Nuestros Semejantes. Nacer, Morir y Sacrificarnos por la Humanidad, son los tres factores que nos convierten a nosotros en verdaderas encarnaciones del Cristo Cósmico. Esos tres factores nos vienen a convertir en Dioses, aunque tengamos cuerpos de hombres. Esos tres factores vienen a hacer de nosotros algo distinto: nos transforman en deidusos o Dioses inefables, Elohines, Daimones, etc. Si nosotros trabajáramos con el primer y segundo factor (el de nacer y morir), pero no amáramos a nuestros semejantes, no hiciéramos nada por llevar la luz del conocimiento a otras gentes, pueblos y lenguas, caeríamos en un egoísmo espiritual, muy refinado, que nos impediría todo avance interior. Pues si solamente nos preocupamos por nosotros y nada más que por nosotros, olvidándonos de tantos millones de seres que pueblan el mundo, incuestionablemente nos auto–encerramos en nuestro propio egoísmo. En esa forma, el Yo del egoísmo no nos permitiría la iluminación.”

“El egoísmo se puede presentar en formas sumamente refinadas, y hay que eliminarlas. En tanto tengamos egoísmo dentro de nosotros mismos, pues la iluminación no será posible. El egoísmo está formado por múltiples Yoes dentro de los cuales se haya enfrascada la Conciencia. ¿Que hay que desintegrar esa multiplicidad de Yoes egoístas? ¡Es verdad! Pues si no lo hiciéramos, la Conciencia continuará embotellada, estrecha, limitada, condicionada y cualquier posibilidad de iluminación sería anulada.”

“Nosotros debemos comprender que toda la humanidad es una gran familia. Desgraciadamente, estamos embotellados en muchos afectos y consideramos únicamente como familia a unas pocas personas que nos rodean, lo cual es egoísmo; porque todos los seres humanos, sin excepción de razas, credo, casta o color, somos una sola familia. Esa familia se llama «humanidad».”

“Si únicamente miramos como hermanos a los que nos rodearon desde la cuna, vamos muy mal. Si únicamente queremos redimir a esas gentes que se dicen «nuestros familiares», marchamos egoístamente. Se hace indispensable ver en cada persona un hermano. Esto que digo no es por mero sentimentalismo, sino porque en verdad todos somos hermanos. No es una frase meramente sentimentalista; es real, tal como se escucha: somos una familia, una sola gran familia que no debería estar dividida, una familia enorme que puebla la Tierra y que se llama «humanidad».”

“A esos, nuestros hermanos, necesitamos llevarles el conocimiento, mostrarles la senda, a fin de que algún día, ellos también puedan hollarla y llegar a la liberación final.”

“Si nosotros queremos la felicidad, debemos luchar por la felicidad de otros. Mientras uno más da, más recibe; pero el que nada da, hasta lo que no tiene le será quitado.”

“¿Cómo podríamos nosotros alcanzar la auténtica felicidad nirvánica o paranirvánica, aquí y ahora, si no trabajamos por la felicidad de otros? La auténtica felicidad del Ser no puede ser egoísta; se logra, únicamente, mediante el sacrificio por nuestros semejantes.”

“Así, quienes han logrado los estadios del Ser mas elevados, quienes han ingresado en los mundos paranirvánicos, maha paranirvánicos, o en el monádico o ádico, o quienes al fin han conseguido fusionarse con el Eterno Padre Cósmico Común, obviamente se sacrificaron en alguna forma por nuestros semejantes en el mundo, y esto les dio méritos suficientes como para lograr, en verdad, la dicha que no tiene límites ni orillas jamás.”

“No debe existir, en nosotros, eso que se llama «odio». Hay gentes que destilan y beben su propio veneno, sufren lo indecible. Y eso es grave. Uno no debe ser tan tonto. Aquel que está destilando y bebiendo su propio veneno, pues, es un tonto. Aquel que se ha forjado un «infiernito» en su mente y que lo que carga a toda hora es ese «infiernito» en su entendimiento, es un necio. Uno tiene que pensar que lo mejor es amar, pues si uno hace de su mente un infierno, no es dichoso jamás.”

“Las gentes están todas llenas de resentimientos, y eso es gravísimo, porque donde existe el Yo del resentimiento, no puede florecer el amor. No hay quien no tenga resentimiento; todo el mundo guarda en su corazón, palabras, hechos o sucesos dolorosos, acompañados naturalmente de sus secuencias o corolarios, que son los ya consabidos resentimientos.”

“¿Qué ganará el que carga con eso? En ese sentido, no sabe amar, es revanchista, no sabe amar. El que odia, está muy cerca de la maldición.”

“Hay que saber comprender a los demás, aprender a mirar el punto de vista ajeno, si es que queremos saber amar. Las gentes son incomprensivas, las gentes no quieren entender a otras gentes; sencillamente porque no saben ver el punto de vista ajeno. Si uno se sitúa en el punto de vista ajeno, aprende a perdonar, aprende a amar. Pero si uno no es capaz de perdonar a nadie, no sabe amar.”

“Ahora, perdonar en forma mecanicista, no sirve para nada. Uno podría perdonar, sencillamente, porque aprendió en la doctrina gnóstica que se debe perdonar, pero eso es automático, no sirve. En el fondo continuará con el mismo resentimiento, con el mismo odio, y hasta con el mismo deseo revanchista sofocado o reprimido.”

“Cuando se dice «perdonar», esto implica una eliminación. Uno no puede perdonar si no elimina el Yo del resentimiento, si no anula el Yo del rencor, si no reduce a polvareda cósmica el Yo de la revancha, el Yo que quiere «sacarse el clavo», etc. Mientras no haya eliminado tales Yoes, a través de la comprensión y con el auxilio de Kundalini Shakti, no es posible que de verdad perdone. Y si da perdón, éste es automático y perdón automático no es perdón.”

“Hay que sinceramos consigo mismos si queremos saber amar. Si uno no se sincera consigo mismo, si no es sincero consigo mismo, no puede amar jamás. Amar implica un trabajo, un trabajo dispendioso sobre sí mismo. ¿Cómo podría uno amar a otro si no trabaja sobre sí mismo, si no elimina de su interior los elementos de la discordia, de la revancha, del resentimiento, del odio, etc.? Cuando tales elementos infrahumanos existen en nuestra psiquis, la capacidad de amar queda anulada.”

Nosotros necesitamos amar, sí, a todos nuestros semejantes. Pero, repito, esto implica un trabajo. Uno no puede amar mientras existan los elementos del odio en sí mismo. Si queremos amar, debemos ser sinceros, autoexplorarnos, autoinvestigarnos para descubrir esos elementos que nos incapacitan para amar.”

“Hay mucho amor fingido en las distintas escuelas de tipo pseudo esotérico, pseudo ocultista. Nosotros los gnósticos no debemos aceptar amor fingido, debemos ser exigentes consigo mismos. ¿Vamos a amar a nuestros semejantes o no los vamos a amar? Seamos sinceros. No se trata de que nos dejemos llevar de sentimentalismos sublimes. Podríamos creer que sí amamos, cuando en realidad no estamos amando.”

“Cuando yo tuve la reencarnación de Tomas de Kempis, escribí en mi libro «Imitación de Cristo», en aquella antigua reencarnación, una frase que dice: «Yo no soy mas porque me alaben. Ni menos porque me vituperen, porque yo siempre soy lo que soy»… De manera que debemos permanecer impasibles ante la alabanza y el vituperio, ante el triunfo y ante la derrota; siempre serenos, impasibles, siempre dueños de sí mismos, de nuestros propios procesos psicológicos.”

“Así sí, marchando por ese camino, llegaremos a estar siempre estables en eso que se llama «amor». Necesitamos nosotros establecernos en el reino del amor, pero no podríamos hacerlo si no fuésemos dueños de nuestros propios procesos psicológicos. Pues si otros son capaces de hacernos rabiar cada vez que quieran, si otros son capaces de hacernos sentir odio, si otros son capaces de hacernos sentir el deseo de revancha, obviamente no somos dueños de sí mismos. En esas condiciones, jamás podríamos nosotros estar establecidos en el reino del amor. Estaríamos en el reino del odio, en el de la discordia, en el del egoísmo, en el de la violencia, pero jamás en el reino de eso que se llama «amor».”

“He conocido a muchas personas que sufren los problemas diversos de la vida; económicos, por ejemplo. Aquellos que tienen problemas económicos, incuestionablemente ocasionaron daños económicos a muchas gentes en el pasado, y ahora cosechan lo mismo que sembraron, «toman de su propio chocolate». Sin embargo, se quejan y protestan y blasfeman, y quieren mejorar la situación económica, pero no remedian el mal que hicieron, no forman parte de alguna Cooperativa, no son capaces de partir su pan, para dar la mitad al hambriento; no son capaces de quitarse una camisa para vestir a un desnudo, no son capaces de dar un consuelo a nadie, pero quieren mejorar económicamente. Claro, solicitan servicios, piden que les ayudemos en el trabajo de cambiar su situación, pero ellos no se preocupan por servir a nadie, son parásitos que existen bajo el Sol.”

“En esa forma, ¿cómo se podría mejorar económicamente? Toda causa trae su efecto. El Karma es el efecto de una causa anterior. Si se quiere anular el efecto, hay que empezar por anular la causa que lo produjo. Y se anula la causa con inteligencia, sabiendo anularla.”

“Con todas estas cosas se van a encontrar ustedes en el camino: unos que quieren que ustedes los curen, pero jamás se preocupan por curar a nadie; muchos que tienen gravísimos problemas económicos, pero nunca piensan cooperar en alguna forma con alguien, etc. Cada cual tiene sus problemas y los problemas los crea el Ego y nada más que el Ego desdichado. Uno puede anular todos los problemas si no tiene Ego; si no tiene Ego, no hay problemas. ¿Por qué? Porque no hay quien reaccione dentro de la mente de uno, no hay un revanchista que complique la situación, no hay nadie que odie en nosotros, o a través de nosotros. Entonces no hay problemas, los problemas los crea el Ego y nada más que el Ego.”

“Trabajando en favor de los demás, pues uno cancela viejos Karmas. El que sirve a otros, se sirve a sí mismo. El que da, recibe y mientras más da, más recibe; esa es la Ley. Al León de la Ley se combate con la balanza. Si en un platillo de la balanza pudiéramos nosotros poner buenas obras (en el platillo del Bien) e inclinar entonces la balanza a nuestro favor, quedaría anulado el Karma. En verdad que al León de la Ley hay que darle duro con la balanza. Esa es la clave para vencer el Karma. Como dicen los Señores de la Ley: «Has buenas obras para que pagues tus deudas». El que tiene con qué pagar, paga y sale bien en los negocios; pero el que no tiene con qué pagar, tiene que ir a la cárcel, perder todos sus bienes. Hay, pues, que hacer mucho bien para pagar nuestras deudas viejas. Con el capital de buenas obras, podemos pagar el Karma viejo sin necesidad de sufrir; no hay necesidad de amargarnos la vida.”

“Conozco a un sujeto XX. Sufre lo indecible: siempre en mala situación económica, siempre en la miseria. En cuanto negocio hay, fracasa; no hay negocio donde se meta que no fracase. Tiene mujer, tiene hijos, con ellos riñe incesantemente. El es del signo de Leo; ella también. No deberían reñirse, pero parece que los leones son así: pelean incesantemente, no están contentos. Yo los he visto en el Jardín Zoológico de Chapultepec: no dejan de pelear. Leo con Leo parece que no se entienden… Bueno, lo curioso del caso es que el sujeto XX cuyo nombre no menciono, siempre pide que se le ayude económicamente, que trabajemos por él en el mundo de las causas y efectos, pero no lo he visto jamás hacer nada en favor de sus semejantes. Pide, pero no da. Pide y pide y pide, pero jamás da, ni da, ni da. Y pide, ¿con qué derecho pide, si no da? Es como querer uno que le perdonen sus deudas y no es capaz de perdonar a sus semejantes.”

“Todos dicen, en la oración del Padre Nuestro: «perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores». Pero si uno no perdona a sus deudores, a sus enemigos, ¿con qué derecho pide al Padre que lo perdone? ¿Qué derecho le asiste, para pedir perdón, cuando no es capaz de dar perdón? ¿Con qué derecho pide piedad, cuando no es capaz de entregar piedad? ¿Con qué derecho pide caridad, si no es capaz de darla? Así son todos: piden, pero no dan, y eso es gravísimo.”

“Mediante las Cadenas mágicas, se puede ayudar a nuestros semejantes. Las Cadenas son maravillosas: ya para irradiar amor, ya para curar enfermos. Con las Cadenas se puede invocar a los Maestros de la Ciencia, para que ellos asistan a los enfermos. Con las Cadenas se puede invocar, por ejemplo, a Rafael, que es un gran sanador universal, el mismo que sanara al Patriarca Job; el mismo que curara a Tobías. Eso es él: un gran sanador mundial o universal, un gran médico… Con las Cadenas se pueden invocar también, a médicos como Hipócrates, a Galeno, a Felipe Teofastro Bombaste de Hohenheim (Aureola Paracelso), etc. Con las Cadenas se pueden invocar a las potencias de la luz, para que nos asistan en un momento dado: conjurar a las potencias de las tinieblas para que nos dejen en paz; etc. Las Cadenas mágicas son formidables: con la izquierda se recibe, con la derecha se da. La Cadena forma circuitos de fuerzas magnéticas extraordinarias. Con las Cadenas se pueden hacer grandes obras.”

“Nosotros estamos entregando a la humanidad el Evangelio de la Nueva Era del Acuarius. Habrá un gran cataclismo con la llegada de Hercólubus. Ese es un mundo gigante, seis veces más grande que Júpiter, miles de veces más grande que la Tierra. Pertenece al Sistema Solar Tylar, todo un sistema que viene viajando hacia nuestro Sistema Solar de Ors. Y claro, este mundo Hercólubus, tiene una órbita enorme, inmensa. Cada vez que se ha acercado a la Tierra, ha producido una catástrofe. Cuando se acercó a la Tierra en épocas del Continente Mu, se produjeron grandes terremotos, surgieron muchos volcanes, y al fin se hundió la Lemuria entre el fondo del Pacífico, a través de diez mil años. Cuando se acercó en épocas de la Atlántida, se hundió en el fondo del océano que lleva su nombre: en el Océano Atlántico. Se hundió la Atlántida con todos sus millones de habitantes. Ahora viene otra vez Hercólubus, y puedo asegurarles que va a producir una revolución total de los ejes de la Tierra. Cuando ya esté demasiado cerca, jalará con fuerza el fuego líquido del interior del mundo; entonces brotarán por doquiera volcanes en erupción, acompañados de terribles terremotos. Y acuérdense ustedes de lo que dijeron los antepasados de Anáhuac (eso es algo que para nosotros, los mexicanos, tiene un gran valor): «Los Hijos del Quinto Sol perecerán por el fuego y los terremotos».”

“Los océanos cambiarán de lecho, se desplazarán los mares, las tierras actuales quedarán bajo el fondo de las agua; no quedará nada, nada, nada, de esta perversa civilización de víboras, todo será destruído.”

“Claro, habrá un pequeño grupo que será salvado de las aguas. Nosotros estamos trabajando con e objeto de reorganizar ese pequeño grupo y los Misioneros Gnóstico tienen el deber de seguir trabajando. Ese grupo será el Ejército d Salvación Mundial, ese grupo será seleccionado en su momento y en su hora. Antes del cataclismo final, lo hermanos del Tíbet, entre los cuales estoy yo, mi insignificante persona, trabajaremos en equipo para sacar, de entre esta horrible civilización de víboras, a los que hayan trabajado sobre sí mismos, a los que hayan alcanzado, pues, la dignidad que corresponde.”

“A esos nos los llevaremos a un lugar secreto, en el Pacífico; un lugar donde no les sucederá nada. En eso estamos de acuerdo, los hermanos de algunas agrupaciones secretas de los Himalayas, y yo. Y esos que serán llevados a esa isla, se convertirán en el núcleo de la futura humanidad. Por aquellos días, digo, después del gran cataclismo, la Tierra quedará envuelta en fuego y vapor de agua, y los pocos que formarán aquel núcleo, vivirán, pues, entre la niebla. Podrán ser considerados como «hijos de la niebla», como los Nibelungos de los tiempos antiguos. Cuando resplandezca un doble arco iris en el azul, ya habrán tierras nuevas, emergidas del fondo de los mares, y en esas tierras nuevas vivirá una humanidad nueva, una humanidad inocente y pura, una humanidad perfecta. Entonces vendrá la Edad de Oro, anunciada por Virgilio, el Poeta de Mantua, cuando dijo: «Ya llegó la Edad de Oro y una nueva progenie manda»…”

“Los tiempos del fin ya empezaron y estamos en ellos. Hercólubus está a la vista de todos los Observatorios del mundo.”

“Ahora comprenderán ustedes por qué motivo nos preocupamos tanto, en estos instantes por llevar la enseñanza. Eso es claro: que necesitamos, pues, cooperar con el Sol. El Sol va a acabar con esta raza y va a plantar, sobre el mapa del mundo, una nueva raza, y nosotros necesitamos cooperar con el Sol. Esta raza ya dio sus frutos; lo que tenía que dar, ya lo dio. Estamos en la hora final: el reloj del destino está parado, el viejo Saturno, en forma de esqueleto, con su Guadaña en la mano, está parado junto al reloj. De un momento a otro, la catástrofe. Esa es la cruda realidad de los hechos, mis estimables hermanos, y por ahora doy por concluida esta plática con ustedes. ¡Paz Inverencial!” 1

1 Los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia. El Sacrificio por la Humanidad Colección Verbo de Oro.