FALLAS DE LA BIBLIA 32

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 32
Agosto de 1985

COMENTARIO

¿EXISTIÓ JESÚS? (Parte 1 de 2)

Aunque normalmente esta revista no discute temas extrabíblicos, se han hecho excepciones y seguirán haciéndose. Entre tales cuestiones, una de las más importantes es si Jesús de Nazaret fue una persona real, viva, de carne y hueso, que caminó sobre la Tierra hace más o menos 2.000 años. Si no, el cristianismo sufriría un golpe irreparable. El aspecto más significativo de este asunto es que no hay ninguna referencia a Jesús de Nazaret en ningún texto no cristiano de la antigüedad. Podría recorrerse toda la gran literatura de la época y terminar sin prueba alguna de que el hombre hubiera existido. “No hay historia escrita en la época en que se dice que vivió Jesucristo que hable de la existencia de tal persona, siquiera como hombre” (The Life and Works of Paine,Vol 9, p. 271). “No sabemos nada cierto de Jesucristo. No sabemos nada de su niñez, nada de su juventud, y no estamos seguros de que tal persona siquiera haya existido” (Interviews, Ingersoll’s Works, Vol. 5, p. 273). Quien desee creer en la existencia real de Jesús tendrá que confiar en el Nuevo Testamento y nada más. No hay otras fuentes. Obviamente, los creyentes niegan esto con ardor, y citan a muchos escritores griegos, romanos y judíos de renombre para probar su argumento. Dada la primerísima importancia de la cuestión sobre la existencia real del personaje fundamental del cristianismo, habrá que tener en cuenta cada una de las citas apologéticas importantes. La primera, quizás la más notable, proviene del historiador judío Josefo, a quien se atribuye haber dicho:

“Ahora bien, vivió en aquel tiempo Jesús, un hombre sabio, si es propio llamarle hombre, pues fue hacedor de obras maravillosas, maestro de quienes reciben con gusto la verdad. Atrajo a sí a muchos de los judíos y de los gentiles. Era el Cristo, y cuando Pilatos, incitado por los principales hombres entre nosotros, lo hubo condenado a la cruz, quienes lo amaban en un principio no lo desampararon; pues se les volvió a aparecer vivo en el tercer día; como habían predicho los profetas divinos sobre ésta y diez mil maravillas más concernientes a él. Y la tribu de los cristianos, así llamados en su honor, no se ha extinguido hasta este día.” (Antigüedades Judías, Libro 18, Cap. 3, Sec. 3)

Los problemas propios de este párrafo son numerosos y fatales para su credibilidad:

1) El supuesto autor, Josefo, fue un judió devoto, lo que haría que cualquier persona familiarizada con los principios básicos del judaísmo se preguntara: ¿Un judío devoto daría a entender que un hombre no era humano sino divino? ¿Diría que un hombre hizo milagros, que era el Cristo y que se levantó de los muertos? ¿Y un judío devoto de ese tiempo diría que las profecías mesiánicas se referían expresamente a un hombre?

2) Las obras de Josefo son voluminosas y completas. Abarcan casi veinte libros. Se dedican páginas enteras a ladrones patéticos y líderes sediciosos desconocidos. Se dedican casi cuarenta capítulos a un solo rey. Pero despacha a Jesús con unos cuantos renglones.

3) Este pasaje no se encuentra en las primeras copias de Josefo. No nos topamos con él hasta la Historia Eclesiástica de Eusebio (año 320). Éste es el mismo Eusebio que dijo que era lícito mentir y engañar por la causa de Cristo: “He repetido lo que pudiera redundar en gloria, y suprimido todo lo que pudiera traer desgracia para nuestra religión” (Cap. 31, Libro 12 de Prae Paratio Evangelica).

4) Los padres de la Iglesia, como Justino Mártir, Tertuliano, Clemente de Alejandría y Orígenes, estaban familiarizados con los escritos de Josefo y parece razonable concluir que habrían citado ese pasaje si hubiera existido. Al parecer, Eusebio fue el primero en usarlo, pues no existió durante los siglos II y III. San Juan Crisóstomo citó con frecuencia a Josefo y es altamente improbable que hubiera omitido el párrafo, de haber existido. Fotio no citó el texto a pesar de haber escrito tres artículos sobre Josefo y haber llegado a afirmar expresamente que Josefo, siendo judío, no se había interesado en Cristo para nada.

5) Ni Justino en su diálogo con Trifón el judío, ni Orígenes contra Celso mencionó jamás este pasaje. Ni Tertuliano ni Cipriano citaron ni una vez a Josefo como testigo en sus controversias con los judíos y paganos, y Orígenes expresamente afirmó que Josefo, quien no había mencionado a Juan el Bautista, no reconocía a Jesús como mesías (Contra Celsum, I, 47).

6) El famoso historiador Gibbon sostiene, como muchos teólogos que este pasaje es una falsificación.

7) El pasaje interrumpe la narración. Inmediatamente antes, Josefo habla de una rebelión de los judíos a causa de su rencor ante el proceder de Pilatos, y su sangrienta supresión a manos del poder reinante. Las palabras que siguen inmediatamente al pasaje son: “Por aquel tiempo, otra desgracia sobrevino también a los judíos”, y se nos cuenta la expulsión de los judíos de Roma por Tiberio debido a la conducta de algunos de sus compatriotas. ¿Cuál es la conexión entre la referencia a Jesús y estos dos relatos? Huelga decir que debe de haberla si un escritor de la talla de Josefo escribió el pasaje sobre Jesús. Josefo siempre tenía cuidado de tener una conexión lógica entre sus afirmaciones, y desde un punto de vista racional no hay lugar a poner el pasaje sobre Jesús en la conexión en que lo encontramos.

8) El lenguaje de este pasaje es bastante cristiano, y en su mayoría es blasfemo desde un punto de vista judío.

9) En ningún otro lado menciona Josefo la palabra Cristo, excepto al referirse a Santiago, el hermano de Jesús (Antigüedades, Libro 20, Cap. 9,1).

10) Para terminar, la traducción al árabe de este texto, que muchos consideran más exacta, es:

“En aquel tiempo hubo un hombre sabio, llamado Jesús. Y su conducta fue buena, y su virtud fue conocida. Y muchos de entre los judíos y las otras naciones se volvieron sus discípulos. Pilatos lo condenó a ser crucificado y a morir. Y quienes se habían vuelto discípulos suyos no cesaron de seguirle. Ellos cuentan que se les apareció tres días después de su crucifixión y que estaba vivo; de ser así, posiblemente era el Mesías sobre quien los profetas han hablado narrado maravillas.”

Los textos tienen las siguientes diferencias evidentes:

1) El primero dice que era el Cristo, mientras que la versión árabe dice que quizás lo era.
2) El primero dice que se les apareció en el tercer día; el segundo dice que ellos comentaban haberlo visto.
3) El primero dice que él suministraba la verdad con gozo; el segundo no menciona nada al respecto.
4) La segunda narración no le atribuye a Jesús ningún carácter sobrehumano.
5) Finalmente, la segunda narración dice que su conducta era buena, mientras que la primera dice que fue un “hacedor de obras maravillosas” que pueden interpretarse como milagros.

Otro gran historiador a quien suelen citar los apologetas para justificar su creencia en un Jesús histórico es el romano Suetonio (años 77-140), quien dijo:

“Como los judíos hacían disturbios constantemente, instigados por Cresto, [el emperador Claudio] los expulsó de Roma.” (Vida de Claudio, Sec. 25.4)

Tampoco esto es una referencia a Jesús, porque:

1) El nombre en el texto no es Cristo sino Cresto, que de ningun manera es el apelativo usual de Jesús. Era un nombre común, especialmente entre los ciudadanos romanos libres. En consecuencia, el pasaje entero podría ser ajeno al cristianismo.

2) No creo que nadie vaya a decir que Cristo estaba provocando disturbios en Roma quince años después de supuestamente haber sido crucificado en Jerusalén. ¿Y por qué seguirían los judíos a Jesús, en primer lugar?

3) Este pasaje no contiene evidencia alguna de la historicidad de Jesús, incluso sustituyendo Cresto por Cristo. Cristo no es más que la traducción grecolatina de Mesías, y la frase “instigados por Cristo” podía referirse al Mesías en general, y no necesariamente a un Mesías particular, como la figura histórica de Jesús.

4) Cresto no sólo era un nombre personal, sino que también era el nombre del dios egipcio Serapis, u Osiris, quien tenía muchos seguidores en Roma, en especial entre el pueblo. Por tanto, “cristianos” podrían haber sido los seguidores de un hombre llamado Cresto, o de Serapis. Los historiadores saben cuánta mala fama tenían en roma los egipcios, mayoritariamente de Alejandría. Mientras que otros cultos extranjeros que habían entrado a Roma gozaban de total tolerancia, el culto a Serapis e Isis estuvo expuesto a persecución varias veces. La laxa moralidad asociada con su adoración de los dioses egipcios y el fanatismo de sus adoradores repugnaban a los romanos, y despertó su sospecha de que su culto pudiera dirigirse contra el Estado.

5) Vopisco dijo: “Quienes adoran a Serapis y los crestianos (…) son un conjunto de hombres turbulentos, inflamados e impíos”. ¿No es posible que la referencia a Cresto y los crestianos se haya aplicado a Cristo y los cristianos con excesiva precipitación? Los crestianos, detestados por el pueblo por sus crímenes, no son cristianos en absoluto, sino seguidores de Cresto, la escoria de Egipto, los apaches de Roma, un pueblo sobre el cual Nerón pudo perfectamente lanzar la sospecha de haber incendiado la ciudad.

El último autor de este mes a quien se usa para probar que Jesús existió es Plinio el Joven. En su correspondencia con el emperador Trajano (alrededor del año 113), que tuvo que ver con cómo Plinio, como procónsul de la provincia de Bitinia en Asia Menor (hoy Turquía), debía tratar a los cristianos, Plinio dijo:

“He dispuesto esta regla al tratar con quienes han sido traídos ante mi presencia por ser cristianos. Les preguntaba si eran cristianos; si confesaban, les preguntaba por segunda y tercera vez, amenazándoles con castigos; si perseveraban, ordenaba su ejecución (…) Me aseguraban que su único crimen o error era éste, que debían reunirse en cierto día antes del alba, y cantar en turno, entre ellos, un himno a Cristo, como a un dios, y atarse a un juramento: no hacer nada perverso, no cometer robos, asaltos, o adulterio, ni faltar a su palabra, ni negar la devolución de nada que se les hubiera confiado (…) Consideré, por tanto, más necesario aún extraer la verdad torturando a dos esclavas a quienes llaman diaconisas. Pero no encontré más que una malvada y excesiva superstición (…) los ritos sagrados que [ellos se] habían permitido abandonar se están volviendo a llevar a cabo, y en todas partes se vende carne de víctimas sacrificadas, aunque hasta tiempo reciente no se encontraba a casi nadie que la comprara.”

Es difícil entender por qué los apologetas citan este pasaje:

1) No prueba nada sobre la existencia de Jesús; sólo afirma la existencia de los cristianos.
2) Si el pasaje se refiere a los cristianos, entonces también dice que los cristianos vendían carne de víctimas sacrificadas.
3) Las leyes romanas garantizaban libertad religiosa para todos. Antes de Constantino no hubo ninguna ley en contra de la libertad de pensamiento.
4) Trajano fue uno de los emperadores romanos más tolerantes.
5) Universalmente se admite que Plinio era uno de los hombres más compasivos. Es altamente improbable que hubiera torturado a dos mujeres. En la Roma pagana se tenía en alta estima la persona y carácter de las mujeres.
6) La carta da a entender que Bitinia tenía una extensa población cristiana, lo cual era imposible en época tan temprana.
7) El pasaje da a entender que Trajano no estaba enterado de las creencias y costumbres cristianas, a pesar de que la presencia cristiana era notable en la capital.
8) Es improbable que se encontraran cristianos en una provincia tan remota antes de haber adquirido notoriedad en Roma.
9) Plinio dice que cantaban un himno a Cristo como a un dios, lo cual habría sido blasfemo para los cristianos de la época de Plinio, quienes sólo consideraban a Jesús como humano. Su divinidad no se estableció hasta el año 325
10) Esta carta se encuentra sóo en una copia antigua de Plinio.
11) Los más instruidos literatos alemanes afirman que la epístola no es genuina.
12) La autenticidad de esta correspondencia entre Plinio y Trajano no está clara para nada. La tendencia de las cartas a poner a los cristianos en una luz tan favorable como fuera posible es demasiado obvia como para no despertar sospechas. Por ésta y otras razones, los expertos consideraron como espuria esta correspondencia incluso en el tiempo de su primera publicación en el siglo XVI.
13) Es innegable que algunos de los primeros cristianos eran de los más grandes falsificadores de la historia. Esta carta fue citada por primera vez por Tertuliano y la época inmediatamente anterior a él es conocida por la cantidad de escritos fraudulentos. Tertuliano y Eusebio, quienes apoyaban la autenticidad de este pasaje, no eran las fuentes más confiables, ni mucho menos.

RESEÑA

En la página 83 de Evidence that Demands a Verdict, el apologeta Josh McDowell suministra otra cita antigua que suele mencionarse:

“… Como Ananías era de una disposición tal, pensó que tenía ahora buena oportunidad, con Festo muerto y Albino aún en camino; de modo que reunió a un concilio de jueces, y les trajo al hermano de Jesús, el llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, junto con otros, y habiéndolos acusado de quebrantar la ley, los envió a ser apedreados.” (Antigüedades, Josefo, 20.9)

Pero McDowell no demostró que este pasaje se refiriera específicamente a Jesús de Nazaret o que el Santiago mencionado fuera el hermano de Jesús de Nazaret. Santiago y Jesús eran nombres comunes entonces. Es más: la cita anterior de Josefo decía: “era el Cristo”. Ahora es “el llamado Cristo”. ¿Cuál representa al verdadero Josefo? Si este Santiago era el hermano de Jesús de Nazaret, ¿por qué apedrearlo, si a Jesús supuestamente lo habían crucificado?

En la misma página McDowell cita a Suetonio, quien dijo:

“Sobrevino a los cristianos, clase de hombres entregada a una nueva y maliciosa superstición, el castigo de Nerón.” (Vidas de los Césares, 26.2)

De nuevo, la presencia de seguidores de Jesús no prueba su existencia más de lo que puede probar la existencia de creyentes en Zeus.

En la página 84 McDowell ofrece una carta bien débil, escrita por un sirio llamado Mara Bar-Serapion a su hijo Serapion, donde se dice:

“… ¿Qué beneficio rindió a los hombres de Samos sepultar a Pitágoras? En un momento su tierra estuvo cubierta de arena. ¿Qué beneficio rindió a los judíos ejecutar a su sabio Rey? Apenas después, su reino fue abolido.”

McDowell omitió mencionar que los judíos sólo ayudaron a la ejecución de Jesús según la Biblia y que Jesús nunca fue su rey. Entonces, ¿cómo pudo ser el rey de esta cita?

En la página 82 McDowell cita a Luciano de Samosata, quien dijo:

“… el hombre que fue crucificado en Palestina por haber introducido al mundo este culto nuevo…”

Pero muchas personas fueron sometidas a la pena capital por haber introducido cultos nuevos. ¿Por qué suponer que éste era Jesús?

Por último, en la página 83 McDowell cita al poco confiable Tertuliano, quien dijo:

“En aquellos días el nombre cristiano entró en el mundo, y [el emperador] Tiberio, habiendo recibido él mismo inteligencia de la verdad de la divinidad de Cristo, llevó el asunto ante el senado, con su propia decisión a favor de Cristo. El senado, como no lo había aprobado por sí mismo, rechazó su propuesta. César se aferró a su opinión, amenazando con furia a todos los acusadores de los cristianos.” (Apología, V. 2)

A continuacón McDowell admitió que “algunos historiadores dudan de la historicidad de este pasaje”. Una cantidad razonable de honestidad intelectual le habría hecho admitir que casi todos los historiadores expresan esa duda. ¿Vamos a creer que el mismo César Tiberio quiso obligar al senado romano a creer en la divinidad de Jesús?

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De C. F. en Easton, Pennsylvania (Parte 1)

[En referencia al comentario sobre Isaías 53:8–“… porque cortado fue de la tierra de los vivientes…” en el número de junio.] Si el siervo en Isaías 53 son los judíos, según sugiere usted, ¿cómo explica que este siervo fuera cortado de la tierra de los vivientes, como dice Isaías 53:8? Si los judíos fueron cortados, ¿por qué siguen existiendo?

Respuesta del Editor (Parte 1)

¿Cuándo sugerí que los judíos fueran el siervo doliente de ese capítulo? Ésa es una creencia judía, no mía. Lo que yo dije era que no se trataba de Jesús. Nunca dije ni sé quién era.

(Parte 2)

Dijo usted también […] que “En ninguna parte dice el Nuevo Testamento que Jesús hubiera tenido siquiera un dolor de cabeza antes de llegar a la cruz…” Lo escribió en referencia a Isaías 53:3, “experimentado en quebranto”. Me gustaría preguntarle algo: ¿se dejaría vendar los ojos y golpear repetidas veces y luego se iría caminando sin sufrir dolor de cabeza? El rostro de Jesús fue golpeado en este modo (Lucas 22:63-64). Ésa sería una buena prueba de su fe, o falta de ella.

Respuesta del Editor (Parte 2)

[…] Lucas 22:63-64 dice: “Y los hombres que tenían a Jesús, se burlaban de él hiriéndole; y cubriéndole, herían su rostro…”. ¿Por qué suponer que los golpes eran repetidos? Muchas personas han sido golpeadas así sin sufrir dolor de cabeza. ¿Por qué suponer que ése tiene que ser el resultado? Me he golpeado en la cara varias veces sin causarme un dolor de cabeza. La única versión que tengo que siquiera menciona golpes en la cara es la King James. En cualquier caso, usted no ha captado mi argumento. “Antes de llegar a la cruz” quería decir antes de los eventos inmediatamente relacionados con el juicio y posterior suerte de Jesús, no del momento específico de ser clavado de pies y manos. Estoy bien enterado del relato bíblico de los maltratos que precedieron inmediatamente a su sentencia.

(Parte 3)

¿Es cierto que no se le permitió tener una mesa en una convención de ateos?

Respuesta del Editor (Parte 3)

Cierto, a Fallas de la Biblia no sólo se le ha negado ese espacio, sino que los periódicos ateos se han negado a poner nuestra publicidad. Es irónico, porque Christianity Today, Christian Century, Commonweal y otras publicaciones cristianas han reseñado nuestro material y también nos han negado la oportunidad de anunciarnos. Aunque es asombroso, parece que algunos ateos nos ven como gente religiosa, mientras que muchos de los religiosos nos ven como ateos. Estos últimos nos han insultado bastante.

De I. F. en Vacaville, California

[En la sección de Diálogo y Debate del mes pasado, I. F. sostuvo que en esta revista debía darse más espacio a los temas extrabíblicos y debía usarse la evidencia histórica contra los defensores de la Biblia.] En su respuesta a mi carta de julio, dijo que muchos eventos extraordinarios habían sucedido en la historia sin la presencia de historiadores que los registraran. Por favor, indíquenos qué eventos extraordinarios nunca fueron registrados por los historiadores. Cuéntenos qué eventos nos llegaron por línea oral sin participación de historiadores. Yo sí creo que todo evento significativo fue registrado por historiadores. ¿Conoce usted de alguno que no? (…) Sé que los apologetas bíblicos tienen mucha determinación, pero ésta no sustituye a la verdad. ¿Cómo pudieron los evangelistas citar textualmente a Jesús décadas después de su supuesta muerte cuando algunos de los autores ni siquiera habían nacido? ¿A quién estaban citando? ¿Sobre qué autoridad aceptable? (…) Si los 16 salvadores nacidos de vírgenes anteriores a Jesús fueron falsos, ¿no podría serlo también Jesús? Los evangelios nunca citan a Jesús diciendo que había nacido de una virgen. ¿Su madre nunca se lo dijo? Entre mis amigos, la discusión de temas religiosos es tabú. Son de los que asisten a la iglesia o a la sinagoga. Quieren un Dios aunque nunca haya existido. Quieren un apoyo, infinitamente lejano en el espacio, sobre el cual apoyarse…

Respuesta del Editor

Vale la pena comentar varios de sus argumentos. Primero, ¿está diciendo en serio que todos los eventos significativos de la historia fueron anotados por los historiadores? ¿Cómo puede ser así, si la Tierra misma, de acuerdo con la mayoría de los científicos, tiene aproximadamente cuatro mil millones de años de antigüedad, mientras que el hombre sólo ha existido por más o menos un millón, una cuatromilésima parte de ese tiempo? Es más: los registros históricos son un fenómeno relativamente reciente en la historia humana y ciertamente muchos eventos presenciados por el hombre primitivo no fueron guardados para la posteridad. Su argumento me recuerda al problema filosófico que discutíamos en la universidad: Si un árbol cae en el bosque y nadie está presente para oírlo, ¿hubo ruido? La respuesta es un obvio sí. La presencia humana no es prerrequisito para la ocurrencia de los eventos. No puedo narrar eventos ignorados por los historiadores más de lo que puedo probar que ese árbol hizo ruido, pero sería tonto que creyera otra cosa. Segundo, repite usted su anterior afirmación de que a Jesús no se le pudo citar textualmente décadas después de su supuesta muerte. Como mencioné en referencia a George Washington, es bastante posible. ¿Por qué insiste en su imposibilidad? Y tercero, el nacimiento de Jesús también pudo ser una impostura. Estamos de acuerdo. Pero, como ya dije, es probable que los apologetas respondan a esto con una letanía de obras y profecías que harían a Jesús sobresalir entre el resto.

CARTAS AL EDITOR

De John Sikos, P.O. box 443, Romeo, Michigan 48065-0443 (Parte 2)

… A partir de mi experiencia, Dennis, puedo decirle que para los religiosos, en especial los fundamentalistas y pentecostales, despedazar lenta pero certeramente la Biblia es el ÚNICO método para llevarlos paso a paso a la realidad. Sobre ellos no surte efecto alguno todo el discurso sobre el absurdo de que Dios “ha existido siempre” y se sintió aburrido y decidió crear una Tierra para jugar, etcétera. Tratar de exaltar el humanismo y el materialismo es también inútil, pues estos tipos ya están programados para no responder favorablemente. Sólo funciona usar la Biblia y abrirla sin miedo de usarla (…) Una vez una creyente me declaró que yo debía “probar” que la lógica y el razonamiento humano eran más confiables que la palabra inspirada de Dios. ¿Cómo puede tratarse con esta gente? Me apena decir que no es su culpa, que los hicieron así sus padres y sus iglesias. (…) Los cristianos enseñan que uno debe creer por FE. Como dijo una vez un predicador en la radio, “la fe es la evidencia”. (Repitió esto cuatro veces seguidas.) Dado que NO HAY evidencia, uno tiene que depositar su fe en las escrituras. La fe es la ÚNICA evidencia. (¡Otra perla del lenguaje engañoso! Me pregunto si los rumores sirven como pruebas.) (…) Después de bombear palabras como éstas en las cabezas de mortales inocentes, no es difícil ver por qué los creyentes insisten tercamente en su posición cuando gente racional como nosotros los enfrenta (…) Después de todo, pensarán que sólo es Satanás que trata de engañarlos. (…) Casi desde el comienzo, los niños criados en este tipo de ambiente aprenden a filtrar los hechos usando ambigüedades religiosas. Si la realidad contradice a la Bibla, entonces la realidad se equivoca (…) Y como la ciencia, por definición, no se ocupa de asuntos espirituales, no puede desafiar a la Biblia. Entonces, ¿por qué escuchar a la ciencia? He visto ese tipo de “razonamiento” robarse a muchas personas del mundo de los hombres normales. Según ellos, un reloj necesita un relojero. (Utilizan terminología científica para convencerse de la validez de sus propias afirmaciones.) La Tierra implica a un creador de la Tierra. Así que yo pregunto: “Dios implica a un creador de Dios?”.

De F. G. en East Pittsburgh, Pennsylvania

[…] Me pareció lúcido y atrayente el artículo “Qué Hace Falta” [del número 31]. ¿Pero tiene usted idea de la magnitud de la labor hercúlea que propone? Debe deshacer casi todo lo que la derecha religiosa ha hecho en los últimos siete años [escrito en 1985], yendo en contra de las simpatías el gobierno. La burocracia federal ha estado llena de fundamentalistas por ya varios años…

Respuesta del Editor

[…] Tiene razón sobre lo que sugerí en el artículo “Qué Hace Falta” del número pasado. Se necesitaría gran esfuerzo para deshacer no siete sino muchos años de adoctrinamiento. No he visto ningún programa actual que haga más que irritar ligeramente a los religiosos en general y a los fundamentalistas en particular, pero me encantaría escuchar cualquier idea que tanga usted.

De J. G. en Chicago, Illinois

Disfruté su artículo sobre la manera como debe enfrentarse la influencia de la Biblia y la religión en general. He querido hacerle comentarios sobre sus ideas y compartir algunos de mis propios pensamientos (…) Los ateos, agnósticos, humanistas y otros libres pensadores deben detener sus querellas filosóficas y debates ideológicos y unirse (…) El problema está en que los libres pensadores son por su misma naturaleza tolerantes y razonables. Cuánta razón tiene usted, Dennis, al describir la actitud de “que los demás crean en ese absurdo si lo desean”. Si los libres pensadores se dieran cuenta de que el cristianismo de derecha es una enfermedad psicosocial… Es una amenaza a las premisas e ideales básicos de una democracia pluralista y no tiene lugar en el siglo XX; debería ser destruida como el cáncer que es. Y debo decir que Fallas de la Biblia es la mejor forma de “quimioterapia” que he visto (…) [Sobre las apariciones radiales] en nuestro país existe una ley tácita pero difundida que dice que es inaceptable ofender los conceptos básicos de una persona (…) No creo que sea tanto una cuestión de que los medios se inclinen más al lado fundamentalista que nosotros como de su tendencia colectiva a emitir contenido para el menor denominador común para evitar ofender a alguien.

Respuesta del Editor

Puede tener razón en eso último, J. G., pero aún me siento inclinado a pensar diferente.