FALLAS DE LA BIBLIA 22

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 22
Octubre de 1984

COMENTARIO

LOS RELATOS DE LA CREACIÓN (Parte 2 de 2)

El Comentario del número pasado sobre los problemas científicos relacionados con el relato bíblico de la creación señaló que hay otra versión de lo que ocurrió. Tenemos dos narraciones: la primera comienza en Génesis 1:1 y termina en Génesis 2:3; la segunda comienza en Génesis 2:4 y llega al final del capítulo. Lo notable es que no sólo tienen desacuerdos en varios puntos, sino que internamente tampoco se sostienen. De ello pueden darse muchos ejemplos:

(1) “E hizo Dios animales de la tierra…” (Génesis 1:25) y “… creó Dios al hombre a su imagen…” (Génesis 1:27)

Versus

“Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra…” (Génesis 2:7) y “Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas a Adán…” (Génesis 2:19)

Según la primera narración, el hombre fue creado después de los animales. Según la segunda, fue creado antes. De otro modo, ¿cómo pudo Dios haberle llevado los animales recién creados?

(2) “Y creó Dios (…) toda ave alada…” (Génesis 1:21) y “… creó Dios al hombre a su imagen…” (Génesis 1:27)

Versus

“Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra…” (Génesis 2:7) y “Formó, pues, Jehová Dios (…) toda ave de los cielos…” (Génesis 2:19)

En la primera creación, Dios hizo las aves y después al hombre. En la segunda, hizo al hombre y luego las aves.

(3) “Y produjo la tierra (…) árbol que da fruto (…) el día tercero.” (Génesis 1:12-13) y “… creó Dios al hombre a su imagen (…) el día sexto.” (Génesis 1:27, 31)

Versus

“Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra…” (Génesis 2:7) y “Y había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol (…) bueno para comer…” (Génesis 2:9)

En la primera creación, Dios hizo los árboles frutales en el tercer día y creó al hombre tres días después. En la segunda creación, Dios hizo al hombre antes que a los árboles.

(4) “Y dijo Dios: Produzcan las aguas (…) aves que vuelen…” (Génesis 1:20)

Versus

“Formó, pues, Jehová Dios de la tierra (…) toda ave de los cielos…” (Génesis 2:19)

Según la primera creación, todas las aves fueron creadas del agua. Pero el segundo relato dice que todas las aves fueron creadas de la tierra.

(5) “E hizo Dios (…) toda ave alada (…) el quinto día.” (Génesis 1:21, 23) y “… todo animal que anda arrastrando sobre la tierra (…) el día sexto” (Génesis 1:25, 31)

Versus

“Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos…” (Génesis 2:19)

Según la primera creación, las aves fueron creadas en el quinto día y las bestias terrestres en el sexto. Bajo la segunda creación, todos fueron hechos al mismo tiempo en un solo acto creativo.

(6) “Y dijo Dios: He aquí que os he dado (…) todo árbol en que hay fruto que da simiente, seros ha para comer.” (Génesis 1:29)

Versus

“… del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás…” (Génesis 2:17)

En la primera creación, Adán podía comer de cualquier árbol frutal; en la segunda no podía comer de todos.

(7) “Y creó Dios al hombre a su imagen…” (Génesis 1:27)

Versus

“Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:5) y “… dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de Nos sabiendo el bien y el mal…” (Génesis 3:22)

En la primera creación, el hombre es hecho a imagen de Dios; en la segunda, esa semejanza se adquiere aprendiendo el bien y el mal.

(8) “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:27)

Versus

“… para Adán no halló ayuda que estuviese idónea para él. Y Jehová Dios hizo caer sueño sobre Adán, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas (…) Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer…” (Génesis 2:20-22)

En la primera creación, el hombre y la mujer aparecieron juntos en la tierra; en la segunda, el hombre vino primero y se le extrajo una costilla para hacer a la mujer.

(9) “Y la tierra estaba desordenada y vacía (…) Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” (Génesis 1:2) y “Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca: y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares…” (Génesis 1:9-10)

Versus

“… el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos (…) porque aun no había Jehová Dios hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra; mas subía de la tierra un vapor, que regaba toda la faz de la tierra.” (Génesis 2:4-6)

En la primera narración, la tierra recién creada estaba cubierta de agua y la tierra seca no apareció hasta el tercer día. En el segundo relato, al principio no había agua: la tierra estaba seca.

(10) “Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente; árbol de fruto que dé fruto según su género (…) sobre la tierra…” (Génesis 1:11)

Versus

“… el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese…” (Génesis. 2:4-5)

En la primera creación, las plantas surgieron de la tierra: fueron producto de ella. En la segunda creación, las plantas fueron creadas independientemente de la tierra y fueron después transferidas a ella. “Antes que fuese en la tierra” muestra que las plantas fueron creadas antes de tener contacto con la tierra.

Vale la pena anotar dos inconsistencias adicionales, aunque no son necesariamente contradictorias:

(11) “Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread (…) en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28)

Versus

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. ” (Génesis 2:15)

Bajo la primera creación, Dios les dio al hombre y la mujer dominio sobre todas las cosas y les ordenó someter la tierra. Bajo la segunda creación, Dios los confinó al cuidado de un jardín.

(12) En la primera creación, a Dios siempre se le llama “Dios”; en la segunda, siempre se le llama “Señor Dios” o “Jehová Dios”.

Además de las contradicciones e incoherencias entre los dos relatos, cada uno tiene también sus propios puntos débiles. Con respecto al primero, son de anotar los siguientes:

(1) “Y vio Dios que la luz era buena: y apartó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche: y fue la tarde y la mañana un día.” (Génesis 1:4-5)

Versus

“Y dijo Dios: Sean lumbreras en la expansión de los cielos para apartar el día y la noche (…) E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche (…) el día cuarto.” (Génesis 1:14-16, 19)

¿Por qué necesitaría Dios dividir el día de la noche en el cuarto día, si ya lo había hecho en el primero?

(2) “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1)

Versus

“E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrea menor para ue señorease en la noche (…) el día cuarto” (Génesis 1:16, 19)

Según la ciencia, la Tierra empezó a existir después del sol, no antes. Pero Génesis dice que el sol fue creado tres días después que la Tierra.

(3) “Y produjo la tierra hierba verde (…) árbol que da fruto (…) el día tercero.” (Génesis 1:12-13)

Versus

“Y crió Dios las grandes ballenas, y toda cosa viva que anda arrastrando, que las aguas produjeron (…) el día quinto.” (Génesis 1:21, 23)

Hay pocos científicos respetables que sean capaces de decir que la tierra estaba cubierta de árboles frutales antes de que apareciera vida animal en los mares.

(4) “Y llamó Dios a la expansión Cielos…” (Génesis 1:8)

Versus

“… en la expansión de los cielos…” (Génesis 1:14, 17)

¿El cielo y la expansión [firmamento, en algunas traducciones] son idénticos? La frase “expansión de los cielos” parece indicar lo contrario.

(5) “Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra…” (Génesis 1:28)

[En las traducciones inglesas de este verso, el verbo que significa “henchid” es “replenish”, que le da a la orden un sentido de “volver a llenar”. Esto significaría que habían existido personas antes de Adán.]

(6) “Y acabó Dios en el día séptimo su obra (…) y reposó el día séptimo…” (Génesis 2:2)

Si Dios terminó su obra en el día séptimo, entonces en ese día también debió haber trabajado. A menos que hubiera estado trabajando en el séptimo día, no pudo haber acabado su trabajo en ese mismo día. Por lo tanto, Dios trabajó toda la semana. Trabajó en el día sagrado.

(7) “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…” (Génesis 1:31)

Entonces, ¿cómo pudo haber entrado el mal en un mundo que era bueno, y en gran manera, cuando fue creado?

(8) “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (…) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27)

¿Dios es uno o muchos?

(9) Génesis 1:26 (“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”) parece contradecir a Isaías 40:25 (“¿A qué, pues, me haréis semejante, o seré asimilado? dice el Santo”) y 46:9 (… yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay a mí semejante”).

A la segunda narración tampoco le faltan problemas internos. Por ejemplo: “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás” (Génesis 2:17) versus “… la serpiente dijo a la mujer: No moriréis…” (Génesis 3:4) y “… vivió Adán novecientos y treinta años, y murió” (Gen. 5:5). Adán comió la fruta prohibida y no murió. La serpiente dijo la verdad, no Dios. Si el significado era, como sostienen muchos, una muerte espiritual, ¿por qué no aplicar ese sentido también a 2 Samuel 12:13-14 (“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado: no morirás. Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente”)? Como muestra el resto del capítulo, Natán no hablaba en absoluto de una muerte espiritual: “Y al séptimo día murió el niño…” (2 Samuel 12:18).

El relato de los eventos del jardín del Edén, que aparece en la segunda narración, tampoco carece de problemas:

(1) “… tomó de su fruto, y comió; y dió también á su marido, el cual comió…” (Génesis 3:6)

Versus

“[Dios] es la Roca, cuya obra es perfecta…” (Deuteronomio 32:4)

Si la obra de Dios es perfecta, y él creó a Adán y Eva, entonces ellos eran perfectos. ¿Cómo, entonces, pudieron haber pecado?

(2) “Entonces la serpiente dijo a la mujer: (…) sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:4-5) y “… dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de Nos sabiendo el bien y el mal…” (Génesis 3:22)

En efecto, en Génesis 3:22 Dios está diciendo que la serpiente dijo la verdad, que los humanos aprenderían el bien y el mal. Pero en Juan 8:44 se nos dice que el diablo es incapaz de decir la verdad: “Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él (…) porque es mentiroso, y padre de mentira.”

(3) “… escondióse el hombre y su mujer [aunque Génesis no dice que se hubieran casado] de la presencia de Jehová Dios (…) Y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:8-9)

Versus

“No hay tinieblas (…) donde se encubran los que obran maldad.” (Job 34:22)

Al parecer, los malvados sí pueden esconderse, o Dios no decía la verdad.

LA APUESTA DE PASCAL

Mientras sostenía un debate con un par de ministros hace algún tiempo, el editor de Fallas de la Biblia oyó una vez más una frase trillada similar a la que dijo el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal. Éste suponía que se debe creer, porque podría ser cierto. Si no lo es, no se ha perdido nada; si lo es, se ha ganado todo. Entonces, ¿por qué no creer y “jugar a lo seguro”? El gran problema aquí es: ¿creer en qué? Los miembros de casi todas las denominaciones y religiones sostienen que hay que creer a su manera para llegar a la tierra prometida. Hay quienes creen que para llegar al cielo solamente hay que aceptar a Jesús como salvador; otros creen que se requieren varios sacramentos; la Iglesia de Cristo, por ejemplo, cree que el bautismo es obligatorio. El enfoque de “jugar a lo seguro” obliga a adoptar las creencias de prácticamente todas las religiones existentes. Ya escogidas las creencias de una religión sobre las demás, ya no se está “jugando a lo seguro”. Se está apostando a que se escogió el camino correcto a la salvación entre cientos disponibles. Si el bautismo es necesario, como sostienen algunos, o deben cumplirse otros sacramentos, entonces millones de personas, cristianos incluidos, están perdidos. Incluso si uno decidiera “jugar a lo seguro” aceptando todas las creencias, se llegaría a una situación imposible, pues muchas creencias se excluyen mutuamente. Desde la perspectiva musulmana, por ejemplo, todos los creyentes en la trinidad, lo que incluiría a la mayoría de los cristianos, están destinados a la perdición por cometer la blasfemia más grave: “Ciertamente están en blasfemia los que dicen que Dios es Cristo hijo de María.” (Sura 5:17 del Corán). “Blasfeman los que dicen: Dios es Cristo hijo de María (…) A quien ponga otros dioses junto a Dios, Dios les prohibirá entrar al Jardín, y en el Fuego habitarán. No habrá nadie que ayude a los malhechores. Blasfeman los que dicen: Dios es uno de tres en una Trinidad: porque no hay más Dios que Un Dios. Si no desisten de sus palabras, de verdad un grave castigo caerá sobre los blasfemos entre ellos. ¿Por qué no se vuelven a Dios, y buscan Su perdón? (…) Cristo hijo de María no fue más que un apóstol.” (Sura 5:72-75) “¡Ellos dicen: Dios ha engendrado un hijo! ¡Ciertamente han declarado una gran monstruosidad! Ante ella los cielos están prestos a estallar, y la tierra a resquebrajarse (…) porque no es propio de la majestad de Dios (…) que engendre un hijo.” (Sura 19:88-92). “Ciertamente andan en blasfemia los que dicen que Dios es Cristo hijo de María.” (Sura 5:17)

Los cristianos que creen “jugar a lo seguro” en realidad están metidos en muchas apuestas. Están apostando a que los requisitos de su religión particular son los correctos entre centenares que existen, están apostando a que los musulmanes se equivocan al reservarles el infierno por creer en la trinidad, están apostando a que algunos sacramentos no son necesarios, y hasta están apostando a que la Biblia es la palabra de Dios, a pesar de la pésima imagen que le da. Toman más riesgos que los banqueros de Wall Street. Si no es la obra de Dios y Dios no existe, uno sólo puede sentir pena por ellos. Si un grupo de gente estuviera vendiendo un libro que lo mostrara a usted como “amigo falso, juez injusto, arrogante, hipócrita, tirano, de odio sincero, celoso, vanidoso y vengativo, falso en sus promesas y honesto en sus maldiciones, suspicaz, ignorante, infame y espantoso” (Some Mistakes of Moses por Ingersoll, ver también el número de Fallas de la Biblia de abril de 1983) y dijera que la obra fue escrita y aprobada por usted, ¿cómo los trataría, si tuviera la oportunidad? Cualquier creyente, cristiano o de otra fe, que piense que no está apostando, que de alguna manera está “jugando a lo seguro”, solamente se engaña a sí mismo.

RESEÑA

En Answers to Tough Questions, Josh McDowell presentó dos defensas importantes y comunes para explicar el dilema de las “dos creaciones”: los relatos son complementarios, y el segundo no está ordenado cronológicamente. “Es un error suponer que las dos narraciones de Génesis son duplicados, porque en realidad se complementan mutuamente. La primera delineó los procesos generales de la creación (…) mientras que la segunda dedicó mayor énfasis a la creación del hombre y lo ubicó con su pareja en una localización geográfica específica” (p. 177). “Gran parte del problema resulta de la suposición de los críticos de que la secuencia del capítulo 2 es cronológica, pero su intención nunca fue ser interpretada de esa manera” (Ibid. p. 185).

Estas explicaciones presentan varios problemas. Primero, los versos de la primera narración comienzan con la palabra “Y”, que claramente se utiliza para denotar secuencia y cronología. Esto pasó, y entonces esto otro pasó. En la segunda narración, los versos que comienzan con “Y” cumplen la misma función. No hay nada que justifique la suposición de los apologetas de que el primer grupo de versos con “Y” denota secuencia y el segundo no. Segundo, sólo se necesita leer el capítulo 2 a partir del verso 4 para ver que los eventos se organizan en secuencia: el verso 7 (la creación del hombre) sigue lógicamente después del verso 5; el verso 9 sigue al 8 (el jardín); el verso 15 va después del 7 (la creación del hombre) y el 8 (el jardín del Edén); el 17 sigue al 16; el 20 sigue al 19 (los nombres de los animales); el 22 sigue al 21 (la costilla) y el 23 sigue al 22 (la mujer). En realidad, sería bien difícil entender el segundo relato de la creación si los eventos no se vieran en secuencia. Tercero, Génesis 2:19 (“Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas a Adam, para que viese cómo les había de llamar…”) seguiría siendo contradictorio aunque esta narración no estuviera en orden cronológico. Como se dijo antes, ¿cómo pudo Dios llevar a los animales con Adán, a menos que Adán ya estuviera existiendo? Pero, de acuerdo con la primera narración, el hombre fue el último ser creado. McDowell intenta huir de este problema cambiando el verbo “formó” a “había formado”. Sostiene él que “… en el texto de Génesis 2:19 no hay una justificación explícita para suponer que los animales hubieran sido creados inmediatamente antes de recibir sus nombres (…) El equivalente correcto del primer verbo de Génesis 2:19 es el pluscuamperfecto (‘había formado’).” (Ibid. p. 186). Parece que McDowell cree saber más hebreo que los eruditos que tradujeron las versiones King James, Revised Standard, Living Bible, American Standard, New American, New American Standard y el texto masorético judío. Ninguna dice “había formado”. Todas dicen “formó”. Cuarto, incluso si el segundo relato fuera menos general y se enfocara más específicamente en el hombre, eso no cambia las diferencias en el orden de los sucesos. Cuando dos narraciones presentan los mismos hechos, las secuencias deben concordar. Ambas mencionan al hombre, las aves, las bestias, los árboles, la mujer y la hierba.

Una de las diferencias específicas de las que se ocupa McDowell es la creación del hombre y la mujer: “Las diferencias en la secuencia de la creación del hombre y la mujer también son un gran punto de discusión, pero el problema se desvanece si se entiende correctamente (…) La simple frase “varón y hembra los creó” no explica cómo los creó ni si fue al mismo tiempo. Sólo está la afirmación indefinida de que fueron creados. En el segundo relato, cuando el escritor profundiza en la historia del origen de la humanidad, se explica en detalle cómo se formaron respectivamente el hombre y la mujer. Ésta no es una cuestión de incoherencia, sino de una declaración general seguida de un registro detallado…” (Ibid. p. 184) McDowell ignoró, convenientemente, el verso inmediatamente posterior a Génesis 1:27. Luego de que “varón y hembra los creó”, leemos: “Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad…” Fueron creados simultánetamente y Dios los bendijo inmediatamente después, y les ordenó multiplicarse. No sólo el “Y” al comienzo del verso 28 denota continuidad, sino que la bendición sigue lógicamente después de su creación. Es más: la orden de multiplicarse se escribe no sólo como el primer mandato de Dios a Adán y Eva, sino como un mandato dirigido a ambos. Por el otro lado, Génesis 2:16-18 muestra a Dios hablando con Adán antes siquiera de que existiera Eva. En otras palabras: a diferencia de lo que narra el segundo relato, el primero muestra que ellos fueron creados juntos, como parte de un solo acto.

En Dificultades Bíblicas, el apologeta Arndt dijo: “A todos los ataques que se hacen a la narración que Moisés presenta de la historia de la Creación, el cristiano puede responder, en primer lugar, que para él es más importante el testimonio de Dios sobre el origen del mundo que los discursos de los científicos. En segundo lugar (…) ninguno de esos críticos estuvo presente cuando el universo fue creado…” (Page 109). El primer comentario de Arndt demuestra la mente cerrada tan típica del pensamiento apologético. “No me importa qué evidencia tengas: si contradice a la Biblia, es falso.” Precisamente por esa razón Fallas de la Biblia se limita, primeramente, a un análisis interno del libro. Segundo, Arndt alega que ningún crítico presenció la creación del mundo. Cierto, pero Moisés tampoco estuvo allí. Al menos los científicos pueden mostrar rocas, fósiles y demás evidencia material que estuvo presente y que nos permite hacer juicios. Moisés no nos dejó más que un libro, suponiendo que él lo hubiera escrito.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De V. T. en Huron, California (Parte 1)

[Luego de criticar a Paine e Ingersoll.] Si uno pudiera destruir la Biblia, de un plumazo destruiría a toda la Iglesia Cristiana. Ése ha sido por largo tiempo el fin y propósito de todos los grupos de lucha anticristiana. Destruir y dividir y desarmar podría ser el grito de batalla de quienes desean apostatar de la Biblia. La meta del humanismo secular es destronar a Dios y elevar al hombre. Si usted no se considera humanista, para mí sí ocupa el lugar de uno. Los humanistas piensan, hablan y responden a la Biblia exactamente como usted. Rechazan toda creencia relacionada con el Dios de la Biblia.

Respuesta del Editor (Parte 1)

Hay varios puntos en su carta que deben responderse. Primero, ¿cómo conoce las motivaciones de la gente? ¿Piensa que todos los que se oponen a la Biblia tienen intenciones ocultas y en realidad quieren destruir el cristianismo? ¿Qué evidencia tiene? ¿Una encuesta? Las motivaciones varían ampliamente, y es presuntuoso hacer generalizaciones. Fallas de la Biblia en particular pretende exponer la Biblia a un análisis y refutación críticos. Si la abolición del cristianismo es un resultado inevitable, entonces el cristianismo no tiene más validez que el libro en el que se apoya, y merece la misma suerte. Segundo, el grito de batalla de los opositores de la Biblia sería más exactamente “Leer, refutar y revelar”. La educación apologética que usted ha recibido lo hace negarse a aceptar a cualquier crítico de la Biblia como un cuestionador justo y honesto con evidencia válida y justificable. Tercero, los humanistas seculares son capaces de hablar por sí mismos, pero yo tengo que desmentir su comentario de que busco destronar a Dios y elevarme a mí mismo. Usted ha destronado a Dios al atribuirle un libro que no sólo lo muestra bajo la peor imagen pensable, sino que pone en su boca un número increíble de contradicciones y falsedades. En realidad, toda la historia de esta publicación se ha dedicado a una refutación pormenorizada de aquello que usted afirma sin evidencias. No se limite a decir que la Biblia es la palabra de Dios; pruébelo como si estuviera en un tribunal. ¿Por cuál razonamiento concluye usted que me he elevado a mí mismo exponiendo la Biblia? ¿Está diciendo que la información que divulga esta publicación debería ocultarse del público? ¿Eso quiere usted? ¿Está diciendo que el clero también lo hará? Recientemente, tras dar un discurso a cincuenta personas, oí a una señora decir que mis enseñanzas sacudirían o destruirían la fe de la gente y las dejaría sin nada que creer, nada a qué aferrarse. Yo le pregunté: ¿Está diciendo que a la gente no se le deberían decir los múltiples problemas del libro, que deberían permanecer en la ignorancia y que no deberían tener la oportunidad de juzgar por sí mismos lo que es válido y lo que no? ¿Eso quiere usted? ¿Está diciendo que alguien más debería pensar por ellos? ¿Está diciendo que es mejor que la gente crea en algo falso que en otra cosa, o en nada? ¿Está diciendo que la exactitud no importa mientras los creyentes estén contentos y se porten bien? ¿Está diciendo que el fin justifica los medios? ¿Tener personas pacíficas, ordenadas y controladas (en la Biblia se les llama esclavos y ovejas) justifica el engaño, la falsedad y las racionalizaciones? ¿Prefiere eso?
Cientos de clérigos y teólogos en la historia han notado la tremenda cantidad de problemas en la Biblia. Pueden leer tan bien como cualquiera, y no les falta conocimiento ni inteligencia. Pero han ignorado, racionalizado y distorsionado el significado de los versos hasta hacerlos irreconocibles. ¿Por qué? Principalmente, porque han creído sinceramente que la otra alternativa es peor. Desde su perspectiva, la única alternativa es el caos moral: sin Biblia, sin controles, sin moralidad. Así que han aceptado al libro, a sabiendas de sus imperfecciones, mal guiados por la creencia de que la moralidad surge de las palabras que oye uno y no del ambiente en el que vive. Y finalmente, los humanistas y yo no somos los únicos en rechazar toda creencia en el dios de la Biblia. Dios mismo, sin duda, también la rechaza. Usted haría bien en imitarlo.

(Esta carta continuará en el próximo número.)

CARTAS AL EDITOR

De J. W. en Mobile, Alabama (Parte 2)

Fui criada en el fundamentalismo bautista, asistí a una iglesia “cristiana” y creí con fervor en todas esas cosas; ahora que lo veo en retrospectiva, recuerdo haberme hecho muchas preguntas, pero me las guardaba debido a lo que me enseñaban: que eso era perfecto. Así que cualquier duda que pudiera haber tenido era porque Dios era tan inteligente y superior a mí que yo no podía entender lo que él me decía. Sólo empecé una búsqueda sincera cuando mi amigo (ahora esposo) me empezó a hacer preguntas que no pude responder. Y juntos, lentamente, llegamos a la misma conclusión. Por ejemplo, me preguntó sobre el orden de la creación: la hierba fue creada antes que el sol; ¿cómo hacía fotosíntesis? Gradualmente, cuanto más estudiaba, más aprendía, aprendía de verdad, y he sacado mis propias conclusiones (…) De hecho, ahora la Biblia es un tema mucho más interesante que cuando me consideraba “cristiana renacida”. Y fui muy devota (…) Me ha tomado 6 ó 7 años llegar tan lejos. Tengo 26 años. Los creyentes dicen: “La verdad os hará libres”, y tienen razón. Soy más libre y feliz de lo que fui en mis días de culpabilidad bíblica (…) Siento que usted le ha dado el verdadero sentido al estudio bíblico. Apreciamos mucho su trabajo. Siga haciéndolo.