FALLAS DE LA BIBLIA 20

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 20
Agosto de 1984

COMENTARIO

MOISÉS Y EL PENTATEUCO (Parte 2 de 2)

El Comentario del número pasado citaba un par de versos (Juan 1:17, 7:19) que se suelen usar para probar que Moisés escribió el Pentateuco, la Ley o la Torá. Otros ejemplos notables son Josué 8:32 (“También escribió allí en piedras la repetición de la ley de Moisés, la cual él había escrito delante de los hijos de Israel”), Marcos 12:19 (“Maestro, Moisés nos escribió…”), Romanos 10:5 (“Moisés describe…”), Juan 1:45 (“… de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas…”) y Juan 5:46-47 (“Porque si vosotros creyeseis a Moisés, creeríais a mí; porque de mí escribió él. Y si a sus escritos no creéis, ¿cómo creeréis a mis palabras?”).

Pero, con todo lo que se citan estos versos y muchos otros para probar que Moisés era el autor, existe evidencia sólida de que no lo era. En el número pasado se dieron dieciséis razones, y concluimos presentando las siguientes:

q) “… el libro de la ley de Moisés…” (Josué 8:31, Nehemías 8:1) Estos versos muestran que, si algo, Moisés escribió un libro, no cinco.
r) “Guarda la ordenanza de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés…” (1 Reyes 2:3). Este verso se refiere a las leyes y mandamientos de Moisés, pero no dice que haya escrito toda la Torá. Es más: “escrito en la ley de Moisés” no significa que él mismo la haya escrito.
s) “Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo (…) ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.” (Éxodo 20:10) ¿Cómo pudo haber escrito esto Moisés, si da a entender que el autor vivía en Palestina? No se podía hablar de “puertas” durante la errancia por el desierto, donde Moisés vivió.
t) “Y en Seir habitaron antes los Horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los destruyeron de delante de sí, y moraron en lugar de ellos; como hizo Israel en la tierra de su posesión que les dio Jehová.” (Deuteronomio 2:12) ¿Cómo pudo haber escrito esto Moisés, si las palabras presuponen un momento en que los israelitas ya poseían la tierra de Canaán y ya habían expulsado a sus ocupantes anteriores?
u) “Por éstos fueron repartidas las islas de los gentiles en sus tierras…” (Génesis 10:5) No existieron gentiles hasta que los judíos se convirtieron en nación, cuando Israel se separó de Judá y formó un reino independiente bajo Roboam, el hijo de Salomón. Los judíos no fueron identificados por su religión hasta la época de Salomón.
v) “Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino del Efrata, la cual es Belén. Y puso Jacob un título sobre su sepultura: este es el título de la sepultura de Raquel hasta hoy.” (Génesis 35:19-20). Moisés nunca vio la tumba de Raquel, y es poco probable que supiera que aún seguía intacta. Hasta el día de su muerte nunca miró del otro lado de la montaña para ver el lugar donde Raquel fue enterrada.
w) “Y murió Sara en Kiriath-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán…” (Génesis 23:2) Moisés no pudo haber escrito esto, pues la ciudad no recibió el nombre de Hebrón hasta que Caleb la recibió, luego de la división de la tierra, y la llamó Hebrón en honor a uno de sus hijos. Como dice Josué 14:13-15: “Josué entonces le bendijo, y dió a Caleb (…) Hebrón por heredad (…) Hebrón fue antes llamada Kiriath-arba…”
x) “Y levantóse Moisés, y Josué su ministro…” (Éxodo 24:13) Éstas no parecen palabras que hubiera escrito Moisés.
y) “Y oyó Abram que su hermano estaba prisionero, y armó sus criados (…) y siguiólos hasta Dan.” (Génesis 14:14) “… y mostróle Jehová [a Moisés] toda la tierra de Galaad hasta Dan.” (Deuteronomio 34:1) No existió ningún lugar llamado Dan hasta muchos años después de la muerte de Moisés. Dan fue construida después de muerto Salomón, 350 años después de Moisés. La ciudad se llamaba originalmente Lais. “Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre (…), bien que antes se llamaba la ciudad Lais.” (Jueces 18:29)
z) “Porque hurtado he sido de la tierra de los Hebreos…” (Génesis 40:15). Moisés no pudo haber escrito este verso, pues no existían “hebreos” en los tiempos de José ni de Moisés. El nombre “hebreos” no pudo aplicarse hasta la toma de Canaán, en tiempos de Josué.
aa) “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” (Números 12:3) Si Moisés escribió esto, no pudo haber sido muy manso. Es más: Números 31:17 (“Matad pues ahora todos los varones entre los niños: matad también toda mujer que haya conocido varón carnalmente”) no suena como la orden de un hombre manso.
bb) “Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara á cara.” (Deuteronomio 34:10) Este verso no sólo demuestra una sorprendente falta de mansedumbre en Moisés, lo que viola Números 12:3, sino que parece haber sido escrito después de su muerte. Además, es difícil ver cómo pudo haber dicho Moisés que de verdad le vio la cara a Dios, y haber escrito también Éxodo 33:20 (“No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá”).
cc) El argumento más fuerte para asegurar que Moisés no escribió la Torá se encuentra al final del último libro: “Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab (…) Y enterrólo en el valle (…) y ninguno sabe su sepulcro hasta hoy.” (Deuteronomio 34:5-6) ¿Cómo pudo haber descrito Moisés su propia muerte y entierro? Algunos académicos tratan de rehuir el dilema alegando que Josué escribió los versos finales de Deuteronomio. Por desgracia para ellos, esto incluiría Deuteronomio 34:9, que dice: “Y Josué hijo de Nun fué lleno de espíritu de sabiduría…” Es difícil ver cómo Josué pudo haber escrito esto, pues, si estaba lleno del espíritu de sabiduría, ciertamente le faltaba el espíritu de la modestia. Igualmente importante es que, al atribuirle el final de Deuteronomio a Josué, los apologetas admiten que Moisés no escribió toda la Torá.

Podría presentarse evidencia todavía más técnica, pero no es necesaria. En su lugar hay que hacer algunas observaciones generales. Primero, Moisés nunca dijo haber escrito el Pentateuco, ni la Biblia le atribuye la Torá. Sólo la “Ley” se le atribuye. Segundo, los libros están escritos en tercera persona. Moisés nunca dice: “Yo hice”, excepto cuando pronuncia un sermón. Tercero, ni las inscripciones de los manuscritos hebreos ni las copias impresas de la Biblia hebrea le atribuyen los libros del Pentateuco a Moisés. Ni la Septuaginta ni la Vulgata los llaman “Libros de Moisés”. Esto sólo sucede en las traducciones modernas. Cuarto, la gran cantidad de repeticiones del Pentateuco tiende a probar que hubo más de un autor. Los temas suelen presentarse como si no se hubieran mencionado antes, y muestran diferentes usos particulares del idioma. Y finalmente, no hay diferencia significativa entre el idioma del Pentateuco y el de los libros escritos poco después del regreso del cautiverio en Babilonia. Si hubo un intervalo de mil años, estos escritos presentan un suceso único en la historia de los idiomas: ¡mil años sin cambio alguno!

RESEÑA

En la Enciclopedia de Dificultades Bíblicas, Gleason Archer respondió a quienes dudan de la autoría mosaica de la Torá, afirmando enfáticamente: “Todo el Pentateuco es obra auténtica de Moisés, bajo inspiración de Dios y el Espíritu Santo” (p. 45). Su extensa defensa, sin embargo, no se dirige a los problemas que aquí hemos presentado, sino hacia los críticos que sostienen que el Pentateuco fue escrito por varios autores siglos después de Moisés, la hipótesis documental. Dado que su debate involucra gran cantidad de información extrabíblica, sólo hará falta mencionar los argumentos de Archer.

Primero, sostiene que el Pentateuco debió de haberse escrito durante la estancia en Egipto, y no siglos después en Palestina, porque (a) “el tiempo atmosférico referenciado en Éxodo es típicamente egipcio, no palestino”, (b) “los árboles y animales mencionados de Éxodo a Deuteronomio son nativos de Egipto o la Península del Sinaí, y ninguno de ellos es común en Palestina”, (c) “las referencias geográficas delatan la perspectiva de alguien sin familiaridad personal con Palestina, pero buen conocedor de Egipto” (Ibid. p. 46-47). Incluso si todo esto fuera cierto, lo cual niegan muchos, Archer no ha demostrado mucho. Cualquier contemporáneo de Moisés, cualquiera que hubiera vivido en Egipto o en el Sinaí, incluso siglos después, podría haber sido la fuente. Segundo, Archer afirma que “en el Pentateuco se encuentra un número mucho mayor de préstamos lingüísticos egipcios que en cualquier otra sección de las Escrituras. Eso es precisamente lo que esperaríamos de un autor criado en Egipto, que estuviera escribiendo para un pueblo que creció en el mismo ambiente que él” (Ibid. p. 48). Después de pasar siglos en Egipco, sin duda el idioma hebreo habría incorporado muchos términos egipcios, y cualquier escritor hebreo posterior, Moisés u otro, reflejaría esa influencia. Esto no justifica suponer que el autor era Moisés. Tercero, en la página 48 Archer sostiene que, si el Pentateuco se escribió siglos después de Moisés, cuando Jerusalén era la capital israelita (como afirma la hipótesis documental), entonces Jerusalén debería haberse mencionado en muchas ocasiones. “Un examen cuidadoso del texto completo de Génesis a Deuteronomio muestra el sorprendente resultado de que no se menciona el nombre de Jerusalén ni una sola vez.” No creo que Archer vaya a sugerir que un historiador estadounidense que describa, por ejemplo, la era napoleónica, deba mencionar a Washington D. C. por su importancia actual. ¿Por qué un autor del siglo VI A.C. que describiera al Egipto del siglo XIV A.C. tendría que mencionar a Jerusalén por su importancia en la Palestina del siglo VI A.C.? Finalmente, Archer sostiene que Moisés fue el autor porque “tenía precisamente las calificaciones exactas para redactar un texto como la Torá”. “Tuvo la fina educación de un príncipe”, “debió de haber sido instruido en la ley oral”, debió de haber “conocido todas las experiencias de los patriarcas” y, “como residente de Egipto y de la tierra de Madián en el Sinaí, debió de haber adquirido un conocimiento personal del clima, prácticas agrícolas y características geográficas de esas dos tierras, tal como se ve con claridad en el texto de [Éxodo a Deuteronomio].” Archer concluye: “Moisés tuvo, entonces, todas las motivaciones y las calificaciones para redactar esta notable pieza literaria” (Ibid. p. 51). Pero no menciona que esto podría aplicarse a cientos de sus contemporáneos. Archer obra como si, entre millares, Moisés hubiera sido el único israelita con educación.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De K. H. B. en Los Angeles, California

(Este lector nos envió una página de un diario católico, Our Sunday Visitor. A un vocero de la Iglesia Católica se le preguntó porqué se les decía padres a los sacerdotes, en vista de lo que dice Mateo 23:9 [“Y vuestro padre no llaméis a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos”]. Su respuesta fue la siguiente.) Al leer la Biblia tenemos que entender lo que hay tras las palabras; de otro modo, lo que leemos está sujeto a malas interpretaciones. El verso que cita usted hace parte de un pasaje en el que Jesús rechaza las instituciones religiosas judías (…) Condena el uso que hacen de tres títulos: rabbi (maestro), abba (padre) y morah (profesor), dando a entender que no merecen esos títulos. No quiere decir que no debas llamar padre a tu padre, o llamar profesor a tu profesor. Desde sus primeros días, las tradiciones cristianas han interpretado este pasaje en su sentido restringido: que los cristianos no deben aspirar a honores terrenales y que deben ser servidores uno del otro…

Respuesta del Editor

Según mis fuentes, la palabra “padre” proviene del latín “pater”, no de “abba.” En cualquier caso, el problema con la explicación de este vocero está en sus suposiciones injustificadas. Dijo que “tenemos que entender lo que hay tras las palabras”, e inmediatamente después insertó algo que no estaba en ellas. ¿Con qué base dice que el verso “no quiere decir que no debas llamar padre a tu padre”? El verso dice: “vuestro padre no llaméis a nadie”. El usar la tradición cristiana como interpretación última es tan confiable como recurrir a la Corte Suprema para determinar qué estaban pensando los fundadores de la nación cuando escribieron la Constitución. Las opiniones son muchas y varían considerablemente en muchos puntos. En este caso, la tradición puede decir que es permisible, pero la Biblia dice que no. No hay nada que justifique que la tradición cristiana interprete este verso en su “sentido restringido”, excepto la necesidad de aprobación pública. Pero si éste es el criterio, entonces habrá que modificar gran parte de la Biblia. El verso dice: “vuestro padre no llaméis a nadie” y, hasta que una fuente más sólida y autorizada que la tradición modifique mi conclusión, tendré que suponer que el libro dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice.

De E. M. M. en Lakewood, Ohio (Parte 1)

… Tengo algunas preguntas para usted, porque me gustaría conocerlo mejor. ¿Es agnóstico o ateo? ¿Es escéptico o rechaza la Biblia de plano? En cuanto a sus preguntas, ¿las hace porque no sabe y quiere saber la verdad, o las hace sólo por hacerlas? Si recibiera suficientes respuestas a sus preguntas, ¿se humillaría para recibir al Señor Jesucristo como su salvador? Si es así, ¿necesita respuestas a todas sus preguntas, o sólo para algunas de vital importancia?

Respuesta del Editor (Parte 1)

Su tendencia a poner preguntas en forma de selección múltiple y, además, limitar las opciones, es más bien engañosa. Supongo que usted me consideraría agnóstico, aunque Fallas de la Biblia se ocupa mucho más de la exactitud de la Biblia que de cuestiones teológicas intangibles sobre la existencia de Dios. Por lo general, las discusiones al estilo de “Sí, sí existe; No, no existe” no convencen a nadie y carecen de toda evidencia sólida. Pregunta usted si soy escéptico. “Escéptico” es un término de oprobio malintencionado que aplican los cristianos a sus oponentes para darle a la gente la impresión de que la Biblia es verdadera, mientras que sus oponentes son unos indecisos obsesivos y de mente cerrada que se rehúsan a reconocer las “verdades” de las escrituras. Desde mi perspectiva, los escépticos son quienes se aferran a la infalibilidad de la Biblia, porque se niegan a reconocer lo irracional de su posición. Son escépticos ante la sabiduría propia de un camino de objetividad, lógica y razón. ¿Rechazo la Biblia de plano? ¡De ninguna manera! No rechazo de plano nada hasta haberle dado una oportunidad. Casi todos los libros de un estante de librería tienen algo de verdad. Sin embargo, veo la Biblia en perspectiva y creo que la evidencia muestra con claridad que no es infalible ni es la palabra de Dios. No hago preguntas sólo para saber la verdad o por hacer preguntas. Pregunto para que todos los que me oyen reciban una percepción más exacta de los asuntos que se discuten. Pregunto buscando informar. Usted me pregunta si, en caso de obtener todas las respuestas que busco, aceptaría a Jesús. Amigo mío, yo creería en Papá Noel y el Ratón Pérez si me dieran evidencia suficiente. Y más o menos hay tanta posibilidad de que Jesús resulte ser nuestro salvador como de que la Biblia resulte ser infalible. Como me ha hecho preguntas, déjeme hacerle una. ¿Cuánta evidencia tendría que mostrarle para convencerlo de que Jesús y la Biblia no merecen la imagen que tienen?

(Parte 2)

… no creo que alcance a leer todos sus números anteriores, pero tomaré su consejo de comprarlos (…) Un tema que llamó mi atención fue el número 16, de mayo de 1984 (…) Decía que Hitler, Mussolini y el Ku Klux Klan eran cristianos. Yo entiendo que a veces los títulos se malinterpretan. Usted parece creer que esos dos individuos eran cristianos. ¿No creerá eso, verdad? Tanto Hitler como Mussolini eran católicos…

Respuesta del Editor (Parte 2)

E. M. M., ha tocado un tema que innumerables personas siguen malinterpretando. Supongamos que hay dos individuos, a quienes llamaremos Paco y Pepe. Paco es una de las personas más consideradas que han existido. Exhibe casi todas las características positivas imaginables. Es amable, moral, amoroso, generoso, honesto, leal, cooperador, veraz, aseado, puntual, confiable, trabajador y paciente. Bajo cualquier estándar que invente uno, es un tipo completamente decente. Pero nunca aceptó a Jesús como su salvador personal. Pepe, del otro lado, es el epítome de la degeneración. Ha dedicado toda su vida a mentir, robar, engañar, golpear, ser deshonesto, avaro, egoísta, violador y asesino. Es un matón salvaje que ha disfrutado de una brutalidad inclemente en cientos de ocasiones. Pero, un instante antes de ser ejecutado, se arrepintió de sus actos y aceptó a Jesucristo como su salvador personal. Ahora la cuestión es ésta: ¿Qué hombre pasará una eternidad de deleite celestial junto a Jesús? Dirán que Paco. ¡No, señores! ¿Qué hombre arderá eternamente en el infierno? Pepe, me dirán. ¡No de nuevo! Paco padecerá en el infierno y Pepe gozará en el cielo por toda la eternidad. ¿Por qué? Porque el comportamiento no tiene nada que ver con la salvación o con el ser cristiano. Uno es cristiano y se salva por virtud de sus creencias. Por tanto, quien haya aceptado a Jesús como su salvador es un cristiano y queda automáticamente salvado. Y esto incluye a personajes tan despreciables como Hitler, Mussolini y el Ku Klux Klan. En el formulario de membresía del Klan están las siguientes palabras: “Soy una persona blanca (…) y creo en la fe cristiana (…) juro por este medio que soy una persona blanca de linaje cristiano”. Como católicos, Hitler y Mussolini debieron de haber aceptado a Jesús como salvador. Y una vez salvo, siempre salvo. Así como la buena conducta no puede salvar, la mala conducta no puede condenar. Ese punto básico es común a casi todos los cristianos. Usted niega el cristianismo de Hitler y Mussolini, pero admite que eran católicos. ¿Está afirmando seriamente que el catolicismo romano no es cristiano? Por supuesto que Hitler, Mussolini y el Ku Klux Klan eran cristianos. Ser bueno no tiene nada que ver con ser cristiano. No es requisito previo ni consecuencia resultante.
Hasta donde estoy enterado, el cristianismo es la única gran religión que cree que la salvación se basa más en la fe que en las obras. Todas las demás enseñan que podemos ganar nuestro pasaje a la tierra prometida. La irracionalidad de la salvación por fe es difícil de entender para muchos creyentes, y les ha hecho moverse hacia la creencia, más racional, de que las buenas obras producen mayores recompensas. Es difícil entender por qué a los creyentes les importa tanto tener un buen historial para el día del juicio final, pues el veredicto queda sellado en el momento de morir. Frente a ello, todo lo demás es secundario. Es más: si uno de verdad creyera que la salvación proviene de aceptar a Cristo como salvador, entonces podríamos cometer toda clase de actos repugnantes después de someternos a Jesús, teniendo certeza plena de nuestra ulterior salvación. El comportamiento inmoral no anularía nada. Como defensa, los apologetas sostienen que, una vez que uno ha hecho un compromiso sincero con Jesús, sus creencias y conducta cambiarán en consecuencia. Si esto fuera cierto, ¿por qué los cristianos salvados y renacidos siguen pecando? ¡No estarán creyéndose perfectos! Y como sus decisiones siguen siendo pecaminosas, no son mejores que alguien que se aprovecha de su condición de salvación para pecar a gusto. En el mejor de los casos, la diferencia no es si pecan o no, sino cuánto.

CARTAS AL EDITOR

De Vacaville, California

Me doy cuenta de que su publicación mensual trata de las contradicciones, errores y falacias de la Biblia, pero, ¿no sería apropiado imprimir ocho razones por las cuales Jesucristo nunca existió y es un mero personaje mitológico? Sería interesante ver la reacción…

Respuesta del Editor

Aunque la historicidad de Jesús es un tema extrabíblico y no se relaciona directamente con la infalibilidad de la Biblia, sí merece consideración y se tratará en su momento.

De M. P. en Tulsa, Oklahoma

Supongamos por un momento que es cierto que “Jesús es Dios”. En Números 31, Dios le ordenó a Moisés que matara a los madianitas. ¿Qué responsabilidad tiene Jesús en todo eso?

De D. W. M. en Dayton, Ohio

(…) Usted ciertamente ha investigado. Gracias por hacer todo esto. Todavía no me explico lo que hacen algunos “en nombre de su religión”: rechazar las transfusiones, alejarse de la política, golpear a los hijos, manipular y recibir mordidas de serpientes venenosas, rechazar a los médicos, llamar a las vacunas pus de mono, negarse a los cuidados prenatales y pediátricos, lo que produce excesivas muertes de madres y bebés, la cuestión irlandesa, “ministros” marxistas de todas las fes, matrimonios homosexuales, y toda clase de locuras. Me hace sentir feliz de ser agnóstico.

De J. W. en Mobile, Alabama (Parte 1)

Su trabajo me parece nada menos que impresionante y sorprendente. He leído la mayor parte de las cosas sobre las que escribe, pero no he podido reunirlas como usted (…) Sé que hay momentos en que leo la Biblia y y no pienso realmente en lo que dice. A veces es algo difícil haber sido criada con la Biblia metida por los ojos toda la vida, porque se aprenden muchos versos de memoria y se piensa en las palabras que se recitan ni en lo que quieren decir. A veces escucho los predicadores de la televisión para entretenerme. Escucho sus sermones y pesco las falacias, conclusiones infundadas e incongruencias que tan a menudo predican. Están llenas de nimiedades y anécdotas que tienen poco que ver con el contenido de la Biblia. Una notable es la vez cuando estaba escuchando a Jimmy Swaggart hablar del verso de Génesis que dice “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Estaba diciendo que, según alguien con quien había conversado, Dios tenía una esposa y este verso lo demostraba. Y Swaggart contestaba: “No, se refiere a Jesús”. Dígame, ¿cómo llegó a esta conclusión? Es tan viable suponer que se refería a Jesús como a una esposa. No especifica a quién se le dijo “hagamos”. Podría ser cualquier persona o cosa. Sólo por estar en desacuerdo con lo que le habían enseñado a Jimmy, éste lo descartó automáticamente como algo equivocado. No veo cómo Swaggart creía tener más razón que la persona que dijo que Dios tenía una esposa, pero si queremos ponernos lógicos, parece que Dios la necesitaba (al menos una humana) si quería tener un hijo, pues hizo al hombre a “su” imagen, y los hombres no pueden tener hijos, así que tenía que existir una hembra de la especie. (Pero eso tampoco está en la Biblia.) Así que, si Swaggart va a suponer que el “hagamos” fue dicho a Jesús y sólo Jesús, ¿por qué no podemos suponer nosotros que el “hagamos” fue dicho a una esposa? ¿La lista tiene que limitarse a dos personas? Me asombra ver cómo la gente puede suponer tanto a partir de tan poco. La persona que cita usted, que escribía que ciertos versos probaban la rotación de la tierra (Número 13 de Fallas de la Biblia), estaba leyendo demasiadas cosas en esos versos (…) Los apologetas, sin embargo, siempre tienen una ruta de escape. Si no entienden la Biblia, entonces no es voluntad de Dios que sepamos algo. Dios no puede equivocarse, y ellos tuercen los hechos para ajustarse a la situación (…) Hay muchas personas que no quieren considerar lo que está escrito directamente en la Biblia. Rechazan los comentarios de antemano, sin cuestionar nada. Como se supone que es algo perfecto, tienen que insistir en que es así. También me gustaría saber si alguno de sus lectores le ha escrito para decirle que ha cambiado de opinión con respecto a la infalibilidad de la Biblia…

Respuesta del Editor (Parte 1)

Aprecio sus amables comentarios, y me gustaría responder el último. Abandonar la Biblia no es un acto instantáneo, sino el resultado de una extensa serie de revelaciones a lo largo de mucho tiempo. La gente está en un punto de un espectro que abarca de la creencia al escepticismo total. Es difícil determinar a partir de cuándo alguien ya no cree en la Biblia, y eso cambia de una persona a otra. Así que no tenemos manera de juzgar si alguien ha cambiado de opinión. De hecho, no estoy seguro de que muchas personas puedan evaluarse a sí mismas. Sí sé que proporcionar información como la de Fallas de la Biblia facilita el movimiento de muchos en el espectro. Nosotros damos información. Cómo la usen otros es decisión de ellos. Fallas de la Biblia no busca convertir a la gente al ateísmo, agnosticismo, humanismo ni ningún otro ismo. No es más que un foro donde se discute la validez de la Biblia. Si la gente descubre y adopta otra filosofía después de haber rechazado la Biblia, esta publicación no fue la causa.

(Esta carta continuará en el próximo número.)