FALLAS DE LA BIBLIA 17

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 17
Mayo de 1984

COMENTARIO

ENSEÑANZAS IGNORADAS (Parte 2 de 3)

El Comentario del último número señaló varias enseñanzas bíblicas que los creyentes ignoran con frecuencia. Existen, además, muchas otras que pueden dividirse entre las que ignoran los liberales, las que ignoran los conservadores y las que ignoran las dos partes. Como las etiquetas “liberal” y “conservador”, lo que sigue es variado y con matices, pero los principios subyacentes siguen siendo válidos.

La primera categoría incluye aquellas normas ignoradas por muchos liberales. Una prohíbe que los hombres lleven largo el cabello (1 Corintios 11:14: “La misma naturaleza ¿no os enseña que al hombre sea deshonesto criar cabello?”). Los hombres de cabello largo suelen ser de tendencia más liberal, aunque hay excepciones. Uno se desconcierta ante las pinturas y estatuas que muestran a un Jesús con cabellera. Otra norma prohíbe claramente que las mujeres sean ministras o que hablen siquiera en las iglesias (1 Corintios 14:34: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar…”). Es difícil pensar que Pablo hubiera apoyado el movimiento actual por la ordenación de mujeres. Y una tercera norma prohíbe que los hombres y las mujeres vistan la misma ropa (Deuteronomio 22:5: “No vestirá la mujer hábito de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”). Hasta hace pocos años, los pantalones eran en Occidente una prenda masculina. Uno puede debatir qué es el cabello largo o la ropa de hombre, pero cada grupo cristiano les ha dado una definición, y los liberales han sido casi siempre los primeros en discrepar.

Una segunda categoría incluye aquellas normas que son evitadas primero por los conservadores y fundamentalistas. La derecha suele defender con más vehemencia que los liberales las campañas militares y la pena de muerte, y, por tanto, son los primeros en desacatar 1 Corintios 3:16-17, que dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal: porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”. Los conservadores también hacen oraciones repetitivas y monótonas, violando Mateo 6:7, que dice: “Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos”.

Una última categoría abarca los mandatos que tanto liberales como conservadores ignoran: a) Los cristianos no deben llevar sus diferencias ante tribunales civiles (1 Corintios 6:1: “Osa alguno de vosotros, teniendo algo con otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?”); b) las mujeres cristianas deben vestirse discretamente (1 Timoteo 2:9: “Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos…”; 1 Pedro 3:3: “El adorno (…) no sea exterior con encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni en compostura de ropas”). Las violaciones de estas normas son demasiado numerosas como para mencionarlas.

Una última categoría abarca varias enseñanzas que no son violadas permanentemente por las partes implicadas, pero que serían muy difíciles de acatar en cualquier caso:

a) Los creyentes no deben juzgar a los demás (Mateo 7:1: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”; Lucas 6:37: “No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados”), a pesar de que los jueces, jurados, votantes, empleados, profesores, etcétera, juzgan todo el tiempo.
b) Los creyentes deben odiar a sus padres al seguir a Jesús (Lucas 14:26: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede”).
c) No deben enfrentarse a la maldad (Mateo 5:39: “Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes a cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra”). Si siguiéramos esto, aboliríamos las fuerzas del orden.
d) Los creyentes no deben ser violentos (Mateo 26:52: “Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomaren espada, a espada perecerán”). La magnitud con que los cristianos han violado esta máxima llenaría tomos enteros.
e) Los creyentes no deben llamar padre a nadie (Mateo 23:9: “Y vuestro padre no llaméis a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos”). No sólo se ignora esta regla, sino que el catolicismo usa específicamente “padre” como título.
f) Los cristianos no deben planear ni anticipar. Dios proveerá (Mateo 6:25-34: “… No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir (…) Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?”; Lucas 12:22-31).
g) Por último, Jesús, quien claramente es más importante que Pablo, dijo que la ley de Moisés permanecería en vigor hasta que pasaran el cielo y la tierra y se cumpliera todo (Mateo 5:18-19: “Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos”). El cielo y la tierra siguen existiendo y muchas profecías quedan por cumplirse. Por lo tanto, los creyentes deberían seguir obedeciendo la ley de Moisés.

En el comentario final del próximo mes se dirá más acerca de las enseñanzas ignoradas.

LA BIBLIA BAJO PRUEBA

Una de las grandes debilidades de la Biblia es que ella misma contiene mecanismos tangibles para refutar su veracidad. Dentro de sus páginas hay versos que pueden usarse para someter a prueba la validez del libro. Pueden agruparse en general en dos categorías amplias: las que prometen poderes tremendos a los creyentes y las que prometen respuesta a las oraciones y peticiones. El verso más notable de la primera categoría es Marcos 16:17-18 (“Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”). Muchos creyentes sinceros han manipulado serpientes peligrosas y han bebido venenos sólo para descubrir que la Biblia es tan errada como peligrosa. Varias cortes en Illinois, Tennessee y otros estados han prohibido las prácticas de este tipo por la amenaza letal que representan. Pídanles a los creyentes que beban venenos o manipulen serpientes mortíferas y de inmediato verá cuán poco en serio se toman el libro. Marcos 16:17-18 dice claramente que pueden hacerlo si creen. Pero pónganlos a prueba y presenciará muchas racionalizaciones.

Otros versos de la primera categoría les prometen poderes increíbles a quienes tengan fe, como Mateo 17:20 (“… si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será imposible”) y Lucas 17:6 (“Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, diréis a este sicomoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá”) También hay que mencionar a Mateo 21:21. Y a pesar de tan tremendas promesas, las personas con la fe más fuerte suelen ser las más débiles e indefensas de la sociedad. Con frecuencia, recurren a la fe porque todo lo demás les ha fallado.

La segunda categoría abarca los versos que otorgan poderes ilimitados a quienes oran a Dios por ayuda. Entre éstos hay los siguientes:

a) “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá. ” Mateo 7:7-8, Lucas 11:9-10
b) “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.” Juan 16:23
c) “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” Mateo 21:22

Otros más son Juan 14:12-14, 1 Juan 3:22, Marcos 11:23-24 y Santiago 5:15. Para contrarrestar la clara falsedad de estas promesas, los apologetas buscan modificarlas usando a Santiago 4:3 y 1 Juan 5:14. El primero dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. En otras palabras, la razón por la cual no hay respuesta para las oraciones de los enfermos, los ancianos, los afligidos, etcétera, es que éstas se basaban en la codicia, el deseo y otras motivaciones egoístas. Es difícil creer que hasta los apologetas más férreos se crean esta historia. Del otro lado, 1 Juan 5:14 (“… si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. “) representa una treta más sutil. Las oraciones no reciben respuesta porque no se ajustan a los deseos de Dios. Los problemas con esta explicación son:

a) Los versos anteriores no decían nada sobre la voluntad de Dios o la necesidad de satisfacer sus deseos.
b) A juzgar por las muchas plegarias que parecen ser respondidas, uno no puede evitar cuestionar la moralidad de Dios. Pedir, por ejemplo, que un pariente muera para heredar su fortuna, y ver cumplirse ese deseo, no habla bien de Dios.

RESEÑA

El apologeta Gleason Archer sostiene que los versos mencionados, que se oponen a la guerra y la pena de muerte (1 Corintios 3:16-17) y a la violencia (Mateo 26:52) “… tienen que ver con la conducta personal del cristiano (…) Pero tienen poco peso sobre el deber del Estado de preservar la ley y el orden y de proteger los derechos de todos sus ciudadanos”. (Encyclopedia of Biblical Difficulties, p. 341). Esta explicación conlleva varios problemas. ¿Dónde dicen esos versos, o sugieren siquiera, que no tengan que ver con el Estado? Segundo, ¿qué es el Estado, sino un conjunto de individuos? El ejército y la policía están compuestos de individuos. Cada soldado mata individualmente o ayuda a que otros lo hagan. Alguien mueve el interruptor de cada ejecución. En ninguna parte dicen estos versos que trabajar para el gobierno confiere alguna exoneración. Es más: incluso si fuera válida la distinción que hace Archer, sería arbitrario separar la conducta personal del servicio al Estado. ¿Qué es un gobierno? Por ejemplo, si una junta militar se tomara el poder y ordenara al señor A matar al señor B, ¿el señor A podría ignorar 1 Corintios 3:16-17 y Mateo 26:52? En la página, Archer dice: “Si Mateo 5:39 (No oponer resistencia a la maldad) se aplicara al gobierno humano, entonces el principio de “no resistáis al mal” significaría la abolición de todas las fuerzas del orden (…) Inmediatamente, toda la sociedad caería presa de los elementos caóticos y criminales de la sociedad, y el resultado sería la anarquía. Nada podría estar más lejos de la intención de Cristo…” Archer no nos explica cómo sabe qué pensaba Cristo. Pero, más importante aún, los apologetas deberían ocupar más tiempo en ver lo que dice realmente un verso y menos diseñando una interpretación que se ajuste a lo que según ellos debería decir. Mateo 5:39 dice: “… No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra”. ¿Dónde revelan estas palabras una intención aparte de lo que afirman? El que los versos no sean aplicables a la sociedad actual no significa que no hubieran sido relevantes cuando se redactaron.
El apologeta Carl Johnson también intentó alterar algunos de los mandatos bíblicos que hemos citado y que los cristianos ignoran con regularidad. Su manera de resolver la prohibición de juzgar a los demás (Mateo 7:1) es: “el juicio que Jesús prohíbe es el juicio ilícito, que examina de manera pretenciosa, hipócrita, apresurada, injusta y cruel. No debemos juzgar las intenciones de los demás” (So the Bible Is Full of Contradictions, p. 62). La verdad es que este verso no dice nada sobre un tipo “ilícito” de juicio, ni sobre juzgar de manera apresurada, injusta o cruel. Uno apenas se preguntaría por cuál razonamiento cree Johnson que puede agregar estos calificativos. Ni siquiera se mencionan las “intenciones de los demás”. Aun así, apologetas como Johnson acusan a los críticos de interpretar según su conveniencia.
La explicación que Johnson da a Lucas 14:26 (Odia a tus parientes) es:
“La Biblia usa a veces la palabra ‘odiar’ en el sentido de amar menos. En el Antiguo Testamento se decía que Jacob ‘a Raquel (…) amóla más que a Lea: y sirvió con [Labán] aún otros siete años (Génesis 29:30)’. El siguiente verso dice que Lea era ‘aborrecida’, lo que quiere decir que era amada menos que Raquel. Ciertamente, Cristo no nos estaba diciendo que odiáramos a nuestra familia en el sentido de aborrecerla o detestarla (Ibid.p. 77).”
La debilidad del análisis de Johnson está en que, cuando Génesis 29:30 dice que “a Raquel (…) amóla más que a Lea,” no significa necesariamente que siquiera amara a Lea. Este verso no dice en ningún lado que a Lea le tuviera amor alguno. Amar menos podría significar no amar en absoluto, es decir, odiar. Si yo digo que amo a Pepe más que a Paco, ¿por qué tendría que sentir algo por Paco? Más importante aún: si Jacob odiaba a Lea, ¿qué grado de amor podía haberle tenido? Si la amaba siquiera un poco, entonces en realidad no la odiaba. Johnson quiere que las dos cosas sean posibles.
La explicación del apologeta M.R. DeHaan para la prohibición de Mateo 23:9 (No llamar padre a nadie) es bien simple y directa: “En lo que concierne a Mateo 23:9, la referencia aquí es definitivamente a la vida religiosa, y no creo que se aplique a la vida familiar. Llamar a alguien padre en sentido espiritual padre a alguien es negar la paternidad espiritual de Dios. Por esta razón, la Iglesia Católica está equivocada (508 Answers to Bible Questions, p. 115)”. ¿Qué parte del verso lo restringe a los asuntos religiosos? “No creo que se aplique a la vida familiar” no es prueba de nada. Un “creo” es una mera opinión. También podría decirse: “Creo que sí se aplica a la vida familiar”.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De E. L. F. (Parte 2)

Tengo que hacer otra crítica importante: usted parece estar trabajando con traducciones inglesas de la Biblia sin siquiera verificar si están correctas (…) Sus comentarios sobre “No matarás” son un ejemplo clásico. ¿Cómo puede decir algo tan simplista como “el verso no habla de asesinato. Dice: No matarás”? (…) Un análisis profundo de los significados que se le conocen a esta palabra muestra que el verbo hebreo usado en “No matarás” es uno que usualmente se traduce mejor como “asesinar”, con un signifcado secundario, “masacrar”. No se usó el verbo hebreo que equivale con más aproximación a “matar”. Por supuesto, la versión King James no tiene prácticamente ninguna autoridad sobre temas académicos como éste, y la Revised Standard suele negarse férreamente a discrepar de la King James. Las traducciones bíblicas modernas descartan la lectura que la King James hace de este verso, no porque les convenga hacerlo, sino porque no hacerlo sería apoyar la tradición en contra del proceder académico.

Respuesta del Editor (Parte 2)

Su desacuerdo es con los hebraístas que tradujeron las versiones King James, Revised Standard, Catholic New American Bible, Jerusalem Bible, Geneva Bible y Douay. Todas ellas dicen “matar” en vez de “asesinar” y, obviamente, no concuerdan con usted en que “el verbo hebreo usado en ‘No matarás’ es uno que usualmente se traduce mejor como ‘asesinar’, con un signifcado secundario, ‘masacrar'”. Su comentario de que “la Revised Standard suele negarse férreamente a discrepar de la King James” es disputado con ardor por muchos fundamentalistas. Sin faltarles algo de verdad, han escrito ampliamente sobre la frecuente tendencia de los traductores de la Revised Standard a distanciarse de la King James. De hecho, sería difícil encontrar una traducción conocida que se alejara más de la King James. Repitiendo: el uso de “asesinar” en vez de “matar” en las versiones recientes, como la New American Standard y la New International, se basa más en la conveniencia que en la investigación. Las traducciones de la Biblia no son ajenas a las consideraciones políticas y las condiciones sociales vigentes.

(Parte 3)

Además, si la traducción correcta fuera “matar”, su argumento todavía carecería de sentido. Mucho antes de la época de Jesús, existían principios para resolver conflictos reales o aparentes entre las leyes. Uno de estos principios es que “la regla más específica se sobrepone (es decir, es excepción) a la regla general”. A la luz de esto, está claro que la guerra y la pena de muerte serían excepciones válidas a la regla “No matarás”. Corriendo el riesgo de insistir en lo obvio, tengo que señalar que la tradición judeocristiana interpretaba unánimemente este mandamiento en el sentido que he explicado.

Respuesta del Editor (Parte 3)

Se ha salido de la Biblia y ha buscado normas humanas para modificar el contenido de la “Palabra de Dios”. De esto acusan los fundamentalistas a los liberales y modernistas. ¿Dónde afirma la Biblia el principio de modificación que alega usted? ¿Dónde dice que algunas de sus reglas específicas se sobreponen a las más generales? La Biblia es notable por hablar en términos absolutos. Segundo, ¿qué versos especifican que la guerra y la pena de muerte deban verse como excepciones válidas al mandamiento que prohíbe matar? También podría decirse que el asesinato es una excepción, pues Moisés mató a un egipcio y Dios lo escogió como líder. Tercero, según usted, la guerra y la pena de muerte son excepciones válidas. Entonces, ¿debo suponer que, bajo su hipótesis, el homicidio accidental o en defensa propia no es una excepción válida? ¿Por qué sólo menciona dos casos? Y, por último, ¿cómo puede hablar de unanimidad judeocristiana, cuando tantos académicos prefieren el verbo “matar” al verbo “asesinar”? ¿Le parece que no conocen la diferencia? Los pacifistas cristianos, los cuáqueros y otras comunidades estarían en desacuerdo con su interpretación de Éxodo 20:13, y ciertamente unanimidad no hay.

(Parte 4)

Me disgusta sobremanera que se refiera a la Biblia como un “libro”. El nombre “Biblia” viene del griego, que significa “libros” (en plural). Llamarla “libro” es un invento de quienes creen en una autoría divina común para todos esos libros (…) No veo razón por la cual gente como usted y yo, que no creemos en ningún origen divino para esos libros, deba usar la terminología de los creyentes.

Respuesta del Editor (Parte 4)

¿Esto importa algo, E. L. F.? La mayoría de la gente sabe que la Biblia es una colección de libros escritos a lo largo de un lapso de 1.500 años. ¿Qué nombre prefiere? ¿Cómo quiere que me refiera a la Biblia? ¿”Los libros”? ¿Cómo llamaríamos a una antología? Creo que usted está exagerando.

(Parte 5)

a) Usted dice: “si va a enseñar moral usando la Biblia, va a tener que suavizar o ignorar una porción gigantesca del libro”. Es cierto, pero no no es muy significativo. Siempre que alguien enseña algo, se enfatiza en unas partes más que en otras.
b) Usted se refiere a la “oposición a la resistencia ante los gobiernos opresivos” de la Biblia. De aquí deduzco que trabaja con una Biblia protestante. Los dos libros de los Macabeos, que aparecen en la Biblia católica, son una epopeya de lucha por la libertad contra un poder opresor.
c) Usted pregunta: “¿Por qué adoptar la Biblia en vez del Corán, por ejemplo?” Temo que la pregunta es inútil. Más de mil millones de personas han adoptado la Biblia como su guía, aunque pueda variar su grado de lealtad a ella (…) La Biblia tiene una posición establecida como fuente común de creencias, así que tenemos que considerar si se justifica el enorme esfuerzo que se necesita para cambiar este hecho.
d) Usted pregunta: “¿De verdad necesita que un libro le diga la diferencia entre el bien y el mal?” ¡Por supuesto que sí! Empezando con Platón y Aristóteles, se han escrito volúmenes enteros sobre ética (…) Yo tengo un doctorado con una especialización en ética..

Respuesta del Editor (Parte 5)

a) Cuando se tiene que ignorar o suavizar una “porción gigantesca” de un libro supuestamente perfecto, la “palabra de Dios”, eso es bien significativo, amigo mío. No estamos hablando de una simple recopilación. Se trata de lo que millones creen que es inspiración.
b) Sí, trabajo principalmente con versiones protestantes de la Biblia porque quienes creen en su infalibilidad e intentan convencer a los demás de ella son por lo general protestantes. Estoy enterado de la rebelión macabea, pero es una excepción aislada en una narración relativamente secundaria.
c) Su comentario sobre la inutilidad de mi pregunta revela su parcialidad, E. L. F. En vez de contestar explicando por qué hay que adoptar la Biblia en lugar del Corán, alega que mil millones de personas lo han hecho y pregunta por qué tendríamos que tomarnos el trabajo de cambiar la situación. Así piensan las turbas que hacen linchamientos. Si así lo quiere la mayoría, ¿cómo pueden estar errados?
d) Por milenios han existido pueblos primitivos, como los indígenas de América, sin tratados sobre ética y en sus sociedades prácticamente se desconoce el comportamiento corrupto (mentir, robar, engañar, violar, asesinar, etcétera). No le faltaba razón al comentario indígena de que los invasores hablaban con lenguas bífidas.

CARTAS AL EDITOR

De D. B. en Ontario, California

Fallas de la Biblia me ha sido muy útil. Me suscribí el mes pasado, compré sus números anteriores y los devoré todos. Me he dado cuenta de que tampoco me canso de releerlos, en especial cuando necesito municiones. (…)
Dos observaciones: Primero, menciona usted que el no haber sido nunca cristiano podría favorecer su perspectiva. Tal vez tenga razón. Pero yo siento que el hecho de haber sido un buen cristiano durante muchos años me permite conocer desde dentro el funcionamiento de la mente religiosa. Ya no soy cristiano. Mi conversión a la vida sin fe fue lenta y dolorosa, y creo haber aprendido algunas cosas sobre por qué la religión tiene tanto poder. La fe religiosa es extremadamente poderosa: puede dominar toda la visión de mundo de uno, todo su esquema mental, su habilidad de razonar correctamente. Me criaron en un buen hogar cristiano. Tuve una vida cristiana positiva y satisfactoria. Me sentía afortunado de haber nacido dentro de la verdad. De hecho, decidí que valía la pena dedicar mi vida a ello. Fui a una universidad bíblica, me especialicé en religión y filosofía, fui ministro ordenado, pasé dos años en trabajo misional, unos años en predicación de tiempo completo y luego escribí música cristiana que ha sido distribuida por varias compañías en todo el mundo. Estaba muy orgulloso de mi trabajo. No me sentía oprimido ni limitado. Me sentía totalmente libre en la vida. Oraba a diario, veía mis plegarias contestadas, vi a gente ser curada (una vez por mi propia palabra), fui responsable, literalmente, de la conversión de centenares de personas a Jesucristo, y motivé a muchos jóvenes a que consideraran el servicio cristiano de tiempo completo. Hay un gran número de trabajadores cristianos que me consideran un factor decisivo en su decisión de convertirse en ministros. Me gustaba mi vida cristiana. Tenía un propósito, tenía diversión, viajes, cierto prestigio y, sobre todo, la certeza de estar cerca de la voluntad de Dios, de la verdad absoluta.
Pero esos días se fueron. Mi visión ha cambiado. No puedo contar la historia completa aquí, pero puedo decir que fue una transformación difícil. Tuve que reestructurar todo mi esquema de la realidad. El tejido mismo de la existencia parecía estar desgarrándose. Pero fue una experiencia muy positiva, motivada por nada más que la razón. A veces extraño mi vida anterior, la comodidad y seguridad de mis antiguas creencias. La mayoría de mis amigos y parientes cristianos (que son muchos) no alcanzan a comprender qué me ha pasado. No lo ven. Tratan de señalar alguna razón subyacente para mi “desviación”. Sugieren orgullo, decepción, culpa, amargura, ataques de Satanás y muchos otros inventos. No quieren enfrentar los argumentos racionales que les doy, sino que buscan una salida por alguna motivación “oculta” de mi parte. Suponen que no puedo estar en lo cierto, así que debo de estar ocultando algún pecado que, si pudiera hallarse, debería extirparse. ¡Pero los entiendo! ¡Yo hacía lo mismo! Hubo un tiempo en que no había razones que me convencieran de la falsedad del cristianismo. Algunos se atreven a decir que nunca fui un verdadero cristiano, pues de otro modo no habría renunciado. Si hubiera “conocido realmente a Dios” en persona, me sería imposible rechazarlo. Pero yo sí creía conocerlo. Y mi vida manifestó los frutos de la cristiandad por 17 años. No fui el mayor cristiano de la historia, pero no era ningún haragán. La Biblia dice que conoceremos a la gente por sus frutos. Si yo no fui cristiano, nadie lo es.
Ahora una de las cosas más difíciles es que no me toman en serio. Antes me respetaban muchísimo. Ahora me tienen lástima. Se podría pensar que tendrían en cuenta mi experiencia, pero ni siquiera me someten a cuestionamientos. Me someten a sus listas de oración. Bueno, no todos. Hay algunos cristianos por ahí que no tienen miedo de enfrentar los hechos, pero son raros. Lo que yo digo es que he puesto a prueba al cristianismo y la Biblia, y no resistieron. No sin el sostén de la fe ciega (…) Supongo que lo que trato de decir es que hay esperanza. Si me pasó a mí, puede pasarles a otros. Fue difícil, pero logré hallar una salida racional a una fe muy fuerte y resistente. Si me hubieran presentado su publicación hace tres años, tal vez no habría leído más que un par de frases antes de quemarla. Ahora la almaceno en un archivador especial.