FALLAS DE LA BIBLIA 7

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 7
Julio de 1983

COMENTARIO

EL PECADO ORIGINAL

En el quinto capítulo de Romanos, Pablo creó un concepto, el pecado original, que es crucial para el cristianismo. Según él, la humanidad está bajo una maldición por causa del error de Adán en el jardín de Edén. “… así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron (Romanos  5:12).” “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados (1 Corintios 15:22).” (Ver también Romanos 5:17-19). Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de Pablo, es difícil ver cómo las condenas pronunciadas sobre Adán, Eva y la serpiente en el capítulo tercero de Génesis (Génesis  3:14-19) hubieran condenado a toda la humanidad a un castigo eterno. El relato no apoya la interpretación de Pablo. Génesis 3:14, por ejemplo, dice: “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. Claramente, esto no pone ninguna maldición sobre Adán y no afecta materialmente a la serpiente. ¿Cómo se movía antes la serpiente, si no era arrastrándose? Es difícil imaginar una serpiente de pie o una que coma polvo. Incluso si hubiera tenido patas, la alteración es ajena al asunto. Lo que importa es la maldición que cae sobre Adán.
Génesis 3:15 dice: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Estas maldiciones suenan graves, pero tienen poco peso por varias razones. En primer lugar, la serpiente, es decir, el diablo, no tuvo descendientes. Según el cristianismo, la batalla entre el bien y el mal es entre el diablo y todos los demás. Nada se dice sobre los hijos del diablo. Segundo, si “la mujer” es Eva, su simiente podría ser cualquier persona que haya vivido. ¿Por cuál razonamiento dice Pablo que este verso se refiere a un individuo específico, Jesús, que vivió siglos después en otro lugar del mundo? Si “su simiente” no se refiere a una persona, se refiere a todos los descendientes de Eva, así que, ¿a quién se refiere? Tercero, el asunto se enturbia más aún por el uso del término “su semilla” o “su simiente” en varias versiones bíblicas, y la semilla o simiente tiene siempre un significado plural en el Antiguo Testamento. Nunca se utiliza para referirse a una sola persona, como Jesús. Y, por último, esta descendencia no pudo haber sido Jesús, como sostiene Pablo, pues Jesús nunca le aplastó la cabeza a Satanás. Si lo hubiera hecho, ¿cómo podría haber todavía pecadores, y cómo podría la serpiente seguir haciendo daño? Romanos 16:20 (“Y el Dios de paz quebrantará presto a Satanás debajo de vuestros pies”) y 1 Tesalonicenses 2:18 (“Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo a la verdad, una vez y otra; mas Satanás nos estorbó”) muestran que, incluso después de la muerte de Jesús, Satanás seguía viviendo y ejerciendo control sobre la gente. Lo mejor que pueden hacer los cristianos con este problema es decir que Jesús destruirá a Satanás cuando regrese. Sin embargo, suponer su regreso es pura especulación basada en esperanzas y promesas.
Génesis 3:16 dice: “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.” Incluso si este verso fuera cierto, no marcaría el inicio del pecado original. Solamente explica por qué las mujeres sienten dolor durante el parto y han sido dominadas por los hombres. “A tu marido será tu deseo” no suena como maldición ni como castigo.
Génesis 3:17 dice: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo, No comerás de él; maldita será la tierra por ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” Este verso no hace más que condenar al hombre a trabajar para vivir y maldecir el suelo donde trabaja.
Génesis 3:18 dice: “Espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo.” De acuerdo con Génesis 1:29 (“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer”), las plantas del campo ya estaban destinadas a la alimentación del hombre. Es difícil ver esto como maldición alguna.
Génesis 3:19 dice: “En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra… “. Comer pan en el sudor de su rostro o trabajar para producir comida explica en parte por qué el hombre fue creado en primer lugar. Génesis 2:5 (“…ni había hombre para que labrase la tierra”) y Génesis 2:15 (“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”) muestran que el hombre fue puesto en el jardín de Edén para trabajar: una bendición de trabajo saludable en lugar de una existencia sedentaria. Aparte de tener que trabajar para vivir, esto no es ninguna maldición sobre Adán ni sobre la humanidad.
En resumen, gran parte de la “maldición” cae sobre la tierra indefensa que Yavé acababa de crear. No hay una sola palabra que haga referencia al pecado, la muerte o la condenación eterna. Ninguna cláusula de la “maldición” es maldición alguna. Dios le dijo a Adán que por lo que había hecho la tierra estaba maldita, tendría que trabajar para comer, recibiría espinos y cardos, y que tendría que comer las plantas del campo. ¿Dónde está la maldición del pecado original?
Desde la primera maldición en Génesis 3 hasta el final de Malaquías, en medio de todas las invasiones que amenazaban con exterminar al pueblo escogido, no hay en todo el Antiguo Testamento ni la referencia más remota a la historia de la serpiente, la maldición de Adán, la caída de la humanidad, o la necesidad de redención del pecado original y las llamas del infierno. El infierno y sus llamas están totalmente ausentes del panorama hebreo. Todas las furias divinas son terrores temporales y acaban con la muerte del acusado. Jesús ni una sola vez mencionó a Adán o la supuesta maldición y caída. Nunca dio a entender que su misión era deshacer lo que Adán había hecho. Ninguno de los evangelistas dijo nada sobre Adán, la maldición, o la redención.

LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS

Los apologetas cristianos  sostienen que sólo un hombre en la historia, Jesús, cumplió las profecías del Antiguo Testamento con respecto al Mesías. Desde su perspectiva, sólo él satisface todos los requisitos que se deben cumplir para ser el anunciado salvador de la humanidad. Pero, ¿los hechos confirman esta afirmación? ¿Puede Jesús decir ciertamente que él es el Mesías descrito en el Antiguo Testamento? Esta pregunta puede contestarse analizando las profecías que parecen dar el mayor apoyo a esta afirmación. Entre las que suelen mencionarse, ninguna es más relevante para el asunto que las de Isaías 7, Miqueas 5 e Isaías 53. Si éstas no resisten un análisis crítico, si no pueden aplicarse a Jesús, ninguna profecía puede. Dado que cada una de ellas es específica, detallada y algo extensa, se tratarán en éste y posteriores números de Fallas de la Biblia.

Miqueas 5
El quinto capítulo de Miqueas, una de las secciones que más se citan de todo el Antiguo Testamento, es un buen lugar para comenzar el análisis de las profecías mesiánicas. Aunque se anuncia como fuente de verdades y predicciones, es difícil ver cómo se aplica a Jesús. Miqueas 5:2, por ejemplo, dice: “Mas tú, Belén Efrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel.” Los apologetas sonríen de gusto ante el hecho de que el nacimiento de Jesús en Belén parezca haber sido predicho siglos antes de ocurrir. Pero, si hubieran leído más, habrían visto que Belén era el nombre de un hombre cuyo padre se llamaba Efrata. 1 Crónicas 4:4 dice: “Estos fueron los hijos de Hur, primogénito de Efrata, padre de Belén.” 1 Crónicas 2:50 también muestra que Belén era un descendiente de Efrata. Y, dado que ni Belén ni Efrata aparecen en las genealogías de Mateo 1 o Lucas 3, no pudieron ser antepasados de Jesús, y Jesús no pudo ser el Señor anunciado. Belén es el nombre de un hombre y el nombre de una ciudad. Otro problema con Miqueas 5:2 está en que en Belén han nacido miles de niños, pero eso no le da a ninguno de ellos el derecho de llamarse Mesías. Tercero, Jesús nunca gobernó Israel. Muy al contrario, él fue sometido y llevado a la muerte. Miqueas 5:2 continúa: “… y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.” Algunas versiones traducen “desde la eternidad”, pero ésa no es una traducción correcta. La palabra hebrea significa desde el principio, igual que en Amós 9:11, Isaías 63:9, Malaquías 3:4 y Deuteronomio 32:7. Ningún escritor judío del Antiguo Testamento dijo que el Mesías fuera divino o que su origen fuera la eternidad. La traducción literal del hebreo es “desde los días de épocas antiguas”. No sólo el texto hebreo masorético, sino varias versiones cristianas dicen “desde los días pasados”.  Aunque estas ediciones hayan traducido correctamente este verso hebreo, han caído en un dilema. ¿Cómo podría “desde los días pasados” referirse a Jesús, si él es supuestamente Dios, y Dios existe desde antes de los días pasados? Dios es eterno, sin comienzo. Miqueas 5:4 dice: “y asentarán; porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra”. Este verso muestra que el Mesías traerá paz y seguridad al mundo, como dice Isaías 2:4. Pero, si este verso se refiere a Jesús, ¿por qué no trajo la paz? Más importante aún es que Jesús dijo que que no había venido a traer paz, sino una espada (Mateo 10:34). Pero el verso verdaderamente crucial es Miqueas 5:6, que dice: “… y nos librará del Asirio, cuando viniere contra nuestra tierra…”. Si algún verso prueba que el quinto capítulo de Miqueas no tiene nada que ver con Jesús, éste es. En primer lugar, Nínive, la capital de Asiria, fue destruida, y con ella el poder asirio, 606 años antes de que naciera Jesús. Segundo, Jesús nunca fue un líder militar. Tercero, quienes conquistaron la tierra de Judá en tiempos de Jesús no fueron los asirios, sino los romanos. Jesús se opuso a los romanos, no a los asirios. Finalmente, Jesús no expulsó a nadie, en especial a los romanos. Al contrario, ellos firmaron su ejecución. En números futuros de Fallas de la Biblia se hablara más sobre las profecías “irrebatibles” acerca de Jesús. Los apologetas suelen acusar a sus opositores de sacar los versos de su contexto, pero eso es precisamente lo que han hecho con Miqueas 5.

INFALIBILIDAD DE LA BIBLIA

En la página 23 de Reasons Skeptics Should Consider Christianity, McDowell y Stewart dan una lista de 8 razones comunes que se esgrimen para creer en la infalibilidad de la Biblia:
“La evidencia de que las palabras de la Biblia nos han sido dadas por Dios puede resumirse como sigue: (1) es lo que afirma el texto clásico 2 Timoteo 3:16; (2) Pablo testifica enfáticamente haber hablado en palabras (…) que el Espíritu le enseñó (1 Corintios 2:13); (3) es evidente en la repetición de la fórmula “Está escrito” ; (4) Jesús dijo que lo escrito en todo el Antiguo Testamento se refería a Él (Lucas 24:27, 44, Juan 5:39, Hebreos 10:7); (5) el Nuevo Testamento iguala una y otra vez la Palabra de Dios con las Escrituras (Mateo 21:42, Romanos 15:4); (6) Jesús indicó que no podría dejarse de cumplir ni la más mínima letra del texto hebreo (Mateo 5:18); (7) el Nuevo Testamento se refiere al registro escrito como palabra de Dios (Romanos 3:2, Hebreos 5:12); (8) y, ocasionalmente, a los escritores se les decía que no omitieran ni una palabra (Jeremías 26:2); Juan incluso pronunció un anatema contra quienes añadieran o retiraran parte alguna del libro.”
Aquí la falacia está en que las 8 razones dadas repiten el mismo argumento con distintas palabras: la Biblia está inspirada porque ella lo dice, lo que, por supuesto, no es prueba de nada. Muchos escritos de la historia han afirmado poseer perfección divina, pero ningún observador prudente lo aceptaría por esa sola razón. McDowell y Stewart lo admiten en la página 1 de Tough Questions Skeptics Ask: “… la Biblia dice ser un registro de las palabras y actos de Dios, de modo que la Biblia se describe a sí misma como la Palabra de Dios. El solo hecho de que la Biblia diga ser la Palabra de Dios no prueba que lo sea, pues hay otros libros que hacen afirmaciones similares”.

LA RESURRECCIÓN

En Tough Questions Skeptics Ask, McDowell y Stewart trataron de contestar la cuestión de cómo explicar las contradicciones en el relato de la resurrección. Su respuesta es casi tan increíble como la resurreción misma:
“Una objeción común a la (…) resurrección es que las cuatro narraciones de los evangelios contienen contradicciones insalvables. Si los cuatro relatos se pusieran en columnas paralelas, se haría evidente un conjunto de diferencias aparentes. Sin embargo, estas diferencias aparentes terminan confirmando la veracidad de estos testimonios, en vez de refutarlos. Si los cuatro evangelios dieran exactamente la misma historia, en el mismo exacto orden, con los mismos exactos detalles, sería inmediatamente razón para sospechar.”
Al contrario: lo sabio es que uno sospeche cuando los relatos no coinciden. Con sospechas o sin ellas, si se trata de evitar las contradicciones, los evangelios deben relatar la misma historia. De qué manera las contradicciones, ocultas bajo el eufemismo de “diferencias”, logran confirmar la veracidad y la concordancia es algo difícil de conjeturar. McDowell y Stewart continúan:
“Está bastante claro que todos los Evangelios pintan sus retratos de Jesús de manera diferente. Es lo esperable. Si cuatro testigos (o periodistas) presenciaran una serie de eventos, nunca los escribirían de la misma manera, detalle por detalle. Si lo hicieran, habría una colisión obvia.”
Invariablemente, cada vez que he aparecido en radio, algún oyente llama y da el argumento de “los testigos del accidente de tránsito”, que no es ninguna prueba. No se resuelve nada diciendo que la gente siempre da información contradictoria sobre los accidentes de tránsito. Cuando hay contradicciones, alguien no está diciendo la verdad, y eso es todo lo que importa. Cuando el testigo A dice que había 4 personas en el carro que iba hacia el norte y el testigo B dice que eran 2 personas, cuando el testigo A dice que el accidente ocurrió a las 2 en punto y el testigo B dice 3 en punto, algo anda mal. Ni siquiera importa que haya colisiones. Todo lo que importa es si las historias concuerdan o no. La defensa de McDowell y Stewart prosigue:
“Si las diferencias tuvieran que ver con los puntos principales de la historia, habría justificación para dudar, pero cuando todos los testigos concuerdan en los puntos notables, las diferencias insignificantes, en vez de restar, añaden validez.”
Ninguna diferencia, grande o pequeña, puede añadirle validez a una historia. Más importante aún es que los relatos difieren en casi todos los puntos principales. No concuerdan sobre quiénes visitaron la tumba, cuándo llegaron, quién estaba allí, cómo estaba la tumba, etcétera. Y McDowell y Stewart afirman: “También debe observarse que ninguno de estos detalles contradice necesariamente a los demás, sino que de alguna forma probable se correlacionan para suministrar una imagen general completa”. Si ellos realmente creen esto, los reto a escribir una historia coherente que incorpore las narraciones de los cuatro evangelios. Los detalles son por completo incompatibles y sólo confunden la imagen general. Ellos prosiguen:
“Una de las aparentes contradicciones que perturban a la gente se refiere a la hora a la que las mujeres llegaron a la tumba, hecho que Juan y Marcos narran de manera distinta. El relato de Marcos muestra que las mujeres llegaron a la tumba al amanecer, mientras que Juan dice que María la Magdalena llegó a la tumba cuando estaba oscuro. Esta dificultad se resuelve si recordamos que las mujeres tenían que caminar una distancia considerable para llegar a la tumba, pues estaban alojadas en Jerusalén o Betania. Estaba oscuro cuando salieron de su lugar de alojamiento, pero cuando llegaron a la tumba el sol ya empezaba a salir. De modo que Marcos habla de su llegada, mientras que Juan se refiere a su partida.”
Parece que a McDowell y Stewart se les dificulta leer en su propio idioma. Por su bien, voy a citar las palabras exactas de Marcos y Juan: “Y muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido el sol” (Marcos 16:2). “Y el primer día de la semana, María Magdalena vino de mañana, siendo aún obscuro, al sepulcro…” (Juan 20:1). Es claro que ambos relatos se refieren a la hora de su llegada, y el momento de su partida no tiene importancia en absoluto.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De J. S. en Santa Barbara, California

Apreciado Dennis: Al leer su publicación Fallas de la Biblia [número 2, febrero de 1983], encontré varios errores evidentes en su razonamiento. Por ejemplo, en su explicación de los apologetas, usted dice que “el argumento del testigo del accidente de tránsito es irrelevante, pues dos versiones diametralmente opuestas y mutuamente excluyentes del mismo evento no pueden ser simultáneamente exactas. Una de las dos es falsa”. [Eso es todo lo que este lector dijo sobre este asunto.]

Respuesta del Editor

Sí, J. S., dije eso. ¿Y dónde está mi error? Se le olvidó decir dónde se supone que me equivoqué. Sostengo esa frase y siempre lo haré.

CARTAS AL EDITOR

De N. S. en Richmond, Indiana

Apreciado Dennis: (…) Soy agnóstico, ateo, o lo que quiera usted llamarme, pero he tenido problemas para responder a algunos de los argumentos de mis amigos cristianos. Siempre he sabido que se equivocan, y en realidad compadezco a quienes no cuestionan lo que leen en la Biblia. Eso fue lo primero que me hizo reaccionar. Nunca abrí una biblia hasta hace 4 ó 5 años, y cuanto más leía más me espantaba de sus hipocresías e inmundicias. Les agradezco a mis padres, que no eran religiosos, el que no lo hubieran sido. Así pude ver a través de toda esta basura (y así debo llamarla), pues no recibí un adoctrinamiento de por vida. Por cierto, no soy ningún niño; tengo 55 años. Como usted dice, millones de personas sólo reciben un lado de la historia, y qué historia tan lamentable es. Gracias por algo tan necesario.

Respuesta del Editor

Veo que usted concuerda con Thomas Paine, N. S. “Basura”, “suciedad” e “hipocresía” me recuerdan algunos de sus comentarios: “¡Y es esta basura la que la Iglesia le impone al mundo como PALABRA DE DIOS; es esta colección de mentiras y contradicciones la que se llama SAGRADA BIBLIA! ¡Ésta es la basura que llaman RELIGIÓN REVELADA!”. (The Life and Works of Thomas Paine, Vol. 9, p.201.) “… pero si confías en el libro que se llama las Escrituras, confías en el podrido epítome de la fantasía y la falsedad”. (The Life and Works of Thomas Paine, Vol. 9, p. 248)

De S. S. en Vienna, Virginia

Por mucho tiempo he estado enterado de las atrocidades de Dios en la Biblia. Si la gente tan sólo se tomara el trabajo de LEER el maldito libro y dejarlo hablar por sí mismo, no habría más dudas de que la llamada “Palabra de Dios” está entre las colecciones de escritos más profanas y repugnantes que han existido. Me refiero a los sacrificios humanos en Levítico, Jueces y 2 Samuel, la aprobación de la esclavitud en Éxodo y Levítido, la venta de hijas, el asesinato de brujas, la muerte por herejía y por violar el sábado, todas ellas en Éxodo. Y para todos los machistas fanáticos de la Biblia, muerte por no ser casta al momento de casarse: UN CASTIGO IMPUESTO SOLAMENTE A LAS MUJERES (Deuteronomio 22:20-21).
Y en lo que concierne al Nuevo Testamento, es un compendio de contradicciones tanto históricas como lógicas (lean a S. G. F. Brandon, Joel Carmichael, o G.A. Wells), lleno de paganismo y antiguas supersticiones. La pascua es una celebración de la antigua diosa de la primavera, Istar. La Navidad cae en el solsticio de invierno, que es cuando se solían celebrar los festivales de Saturno.
Y podría seguir, como podría hacer cualquier crítico aficionado. El asunto es que, cuanto más lee uno cuidadosamente, más absurda y ridícula se vuelve la Biblia. Quien crea que es la palabra de algún dios no se puede llamar un ser racional. Parafraseando a Clarence Darrow, ¿qué futuro le espera a la humanidad si existe tal desdén por la racionalidad?
(…) Por favor, continúe la excelente labor que está haciendo. Este país necesita más personas de pensamiento libre y mente independiente como usted. No sorprende que la Biblia nos advierta de que “El simple cree a toda palabra” (Proverbios 14:15). De hecho, sólo una mente simple puede tragarse fábulas y mitos tan gastados como los que se encuentran en la no tan sagrada Biblia.

Respuesta del Editor

Veo que usted también concuerda con Paine, quien dijo:
“En general, la gente ignora cuántas maldades hay en la supuesta palabra de Dios. Criados en hábitos supersticiosos, dan por sentado que la Biblia es cierta y buena, y no se permiten dudarlo, y llevan las ideas que se forman sobre la benevolencia del Todopoderoso al libro que se les ha enseñado a creer que fue escrito por su autoridad.  ¡Por Dios! Es otra cosa completamente; es un libro de mentiras, maldad y blasfemia, pues ninguna blasfemia puede ser mayor que atribuir la perversión del hombre a los mandatos del Todopoderoso.” (The Age of Reason, Paine, p. 103)