APLICACIONES MÉDICAS Y PSICOLÓGICAS DEL YAGE O AYAHUASCA (VISIÓN OCCIDENTAL)

APLICACIONES MÉDICAS Y PSICOLÓGICAS DEL YAGE O AYAHUASCA (VISIÓN OCCIDENTAL)

Por: Ralph Metzner.

En el contexto de la Amazonía tomar Yage o Ayahuasca es algo así como el remedio maestro para todas las enfermedades. Esto no significa que la planta en sí misma y el tipo de medicina que conlleva funcionen como una panacea, pero sí lo hacen como guías o maestros para los curadores humanos, indicando cuales son las plantas quizás necesarias en cada caso, permitiéndole al curador un éxito relativo en su trabajo. Este tipo de prácticas presuponen una manera de comprender la enfermedad y la medicina completamente diferente a la occidental. A pesar de esto, incluso desde nuestro punto de vista hemos podido constatar en los últimos tiempos, que existe un campo de curaciones físicas y psicológicas que pueden tener lugar a partir de esta medicina que no necesariamente surge de nuestros laboratorios urbanos. Hay muchas anécdotas de cómo el ayahuasca ha tenido éxito en curaciones de cáncer, parkinson y otras enfermedades de este tipo, pero al mismo tiempo hay que tener en claro que han sido prácticas realizadas en un contexto psicosocial de elementos chamánicos del cual es imposible separarlas. De todas maneras en los niveles psicológicos existe una evidencia de los cambios terapéuticos positivos que han sido inducidos por la ingestión ritual de ayahuasca. Ciertamente muchas de las historias recogidas últimamente sostienen la noción de que bajo la influencia del ayahuasca la gente está capacitada para comprenderse mejor a ellos mismos, para pensar más claramente sobre sus relaciones, sobre la naturaleza del cosmos y sobre su propio lugar en el universo. La purga provocada por el ayahuasca les otorga a los “usuarios” un sentimiento y una experiencia corporal vinculada a la fuerza llamada “mariri” por algunos ayahuasqueros; y esto no es una cuestión muscular, sino más una especie de fuerza intestinal, una relajación, una especie de sentimiento cálido como de estar en la profundidad instintiva de las raíces de la propia naturaleza física. Muchas de las personas que beben por primer vez ayahuasca tienen que superar la inhibición primaria de vomitar, por su usual asociación de esta acción con los síntomas de una enfermedad. Una vez que la superan encuentran que la purga es sencilla y no requiere demasiado esfuerzo y no va necesariamente acompañada de nauseas y desagradables sensaciones.

Al mismo tiempo existe una convergencia interesante que ocurre entre la purga física y la psíquica. La gente que llega con una carga tóxica considerable en el cuerpo, como pueden ser semanas de antibióticos, tabaco en exceso, etc, suele vomitar en relación a estos aspectos; pero aquellos que no tienen una toxicidad apreciable en su organismo antes de la toma, transforman el vómito que los purga en algo más bien psíquico y “sueltan” cuestiones más emocionalmente intensas. Esta combinación de purga física y psíquica que ocurre generalmente con el ayahuasca me alienta a pensar que potencialmente una de las posibilidades más útiles de aplicación de esta medicina en la sociedad occidental estaría vinculada a los tratamientos de adicción y alcoholismo. Hay proyectos realizados en América que confirman este tema. El descenso de alcoholismo en los participantes de la “Iglesia Hoasca Brasileña”, y entre los miembros usuarios de peyote en la Iglesia Nativa Americana de los Estados Unidos apoyan en cierta manera esta tesis primera. Si bien somos conscientes de que aquí es tan importante la planta como el contexto y la vuelta al entorno ritual por parte de los individuos, no podemos negar los resultados prácticos de la cuestión. Y si miramos hacia atrás en la historia de las investigaciones con sustancias “psicotrópicas” en occidente, veremos que los más alentadores resultados terapéuticos del LSD se han dado en casos de alcoholismo. Sin embargo hay evidencia para afirmar que la purga provocada por el peyote y la ayahuasca es inclusive más efectiva que el LSD a la hora de tratar esas aflicciones de adicción. El adicto necesita purgar no sólo los residuos tóxicos del alcohol u otras drogas en su organismo, sino también los patrones de sus reacciones y los hábitos mentales, emocionales y perceptuales. El programa “Takiwasi” iniciado por el Dr. Jacques Mabit en Perú trata a los adictos a la cocaína en un entorno que envuelve sesiones de ayahuasca y trabajos físicos en jardines y contextos ceremoniales. Yo creo particularmente que hay una fuerte probabilidad de que los programas de tratamientos que utilizan ayahuasca en un ambiente que incluya labores físicas, dietas, ejercicio y prácticas psicoespirituales contra el alcoholismo y las adicciones, pueden establecerse en los próximos años como efectivos y llevarse a cabo allí en donde la política antidrogas y su histeria sean menos intensas.

Cosmología chamánica enteogénica

Si nos preguntamos por la realidad cosmológica que es revelada a través de las visiones y experiencias de personas occidentales con ayahuasca, encontramos que son relativamente similares a aquellas compartidas por las culturas chamánicas. Específicamente en aquellas que han continuado con un uso del ayahuasca más o menos sistemático frente a las maneras de curarse, explorar la propia conciencia e intentar búsquedas espirituales. Y son esas personas las que al mismo tiempo han desarrollado una visión del mundo que difiere bastante de los paradigmas occidentales del cientificismo moderno. Para aquellos que ideológicamente aún comparten perspectivas cartesianas–newtonianas, las descripciones de los ayahuasqueros no serán más que alucinaciones imposibles de ser evaluadas científicamente. Pero desde una perspectiva fenomenológica es posible entender el fenómeno en todos sus aspectos. Contrariamente a las presunciones de la ciencia materialista, podemos ser objetivos ante las propias experiencias subjetivas. En realidad, la meditación Budista por ejemplo es una práctica diseñada para ayudar a aprender justamente eso. Al mismo tiempo, me gustaría puntualizar también que muchos de los elementos de la visión del mundo que surge del chamanismo tradicional revisado en la actualidad, parecen ser muy compatibles con las más recientes teorías postmodernas de la ciencia. Al respecto solo me gustaría mencionar la teoría de morfogénesis de Rupert Sheldrake, y la interpretación de David Bohm de la teoría del caos y la dinámica no lineal, entre otros.

Elementos esenciales

La realidad fundamental del universo es un continuum, un campo unificado de energía y conciencia que está más allá de el tiempo, el espacio y todas las formas. Simultáneamente la realidad está de alguna manera dentro de esas formas, y es al mismo tiempo trascendente e inmanente. En las religiones tradicionales asiáticas, este campo unificador es nombrado como Tao, o Atman-Brahman, o Tantra, etc,. Algunos nativos de Norte América lo llaman Wakan–Tanka mientras que en los sistemas de lenguaje de la ciencia postmoderna es visto como un infinito sistema complejo de interrelaciones, o una web de vida.
El cosmos es multidimensional, es un espectro de muchos mundos. En la mayoría de las tradiciones chamánicas existen mundos altos, medios y bajos. En algunas otras tenemos más de 9 o 10 mundos siempre girando alrededor de uno central. Durante la experimentación con o sin sustancias de las prácticas chamánicas es normal visitar esos “otros mundos”. Desde el momento que esos mundos son nomateriales, transtemporales y transespaciales no son considerados accesibles para la investigación científica. Y a partir de esto, muchas veces se los considera no realmente existentes. El término psiquiátrico para la percepción de otras realidades es “desrealización”. De cualquier manera, los exploradores de conciencia, reportan que estos otros mundos existen verdaderamente y son tan reales como el mundo material familiar al cual nosotros estamos mas acostumbrados por vivirlo en la mayoría del tiempo. El acercamiento del conocimiento de la realidad sobre otros mundos que la ciencia postmoderna nos da, se materializa a partir de los sistemas de teorías holísticas que hablan de los múltiples niveles de agujeros y partes que existen en todos los compuestos del universo. Por ejemplo, si en verdad en el nivel planetario existe la biosfera, el ecosistema, la población, las especies; si en el nivel humano y social, existen sociedades, subculturas, organizaciones, tribus y familias, etc.; si en el nivel del organismo existen órganos, partículas, moléculas, etc.; ¿cómo es posible que en el nivel de la conciencia pretendamos que existe sólo un elemento unificado, sin partes e inmutable? Allí reside la cuestión.
Reconociendo y capitalizando como conocimiento la existencia de realidad de esos otros mundos, los exploradores chamánicos enteogénicos también reconocen la realidad no material de esos seres con quienes es posible comunicarse.

EL YAGÉ: UNA PLANTA DE PODER…

“En el tiempo primigenio toda la tierra estuvo a oscuras. Ya estaba poblada de todos los seres incluyendo el hombre. Pero éste carecía de inteligencia y erraba a tientas buscando los alimentos. Realizando una tarea, los hombres tropezaron con el bejuco del Yagé; lo partieron justo a la mitad y le dieron a probar a las mujeres y ellas tuvieron la menstruación Cuando los hombres probaron se quedaron extasiados viendo cómo el pedazo que les sobró empezó a crecer y a trepar hacia el cielo. Poco a poco, las sombras tomaron contorno y las siluetas empezaron a dar pequeños destellos y vieron que en el cielo el Yagé penetraba una flor inmensa que, al ser fecundada, se transformó en un color distinto. Cuando llegaron a la tierra se dispersaron y cada uno depositó la luz y el color en dada ser. Y cuando el mundo estuvo iluminado, toda esa sinfonía de colores y música hizo brotar el entendimiento en todos los hombres, creándose así la inteligencia y el lenguaje. Desde entonces, los Sinchis usan el yagé porque así se ve el mundo como es, y la inteligencia se expande haciéndose todo claro y armónico en el espíritu del Sinchi o Yacha.”

(Mitología Ingana. Benjamín Jacanamijoy;10:1993)

En términos generales puede afirmarse que el universo simbólico y material de los originarios del Abya Yala es explicable a partir del conocimiento reciproco con las plantas. Este es el caso de los runas del Piedemonte Amazónico, donde por diversas causas históricas, culturales y geográficas, pudieron conservar sus tradiciones ancestrales de espiritualidad basadas en muchas vivencias colectivas, tal es el de la planta sagrada liana de la selva conocida como el yagé, ayahuasca, natema o ambiwasca. De todos estos grupos, se reconocen actualmente los Kamsá, los Siona, los Kofanes, los Coreguaje, los muinane o uitotos y los inganos en el Chinchaysuyu – Tawa Inti Suyu – Colombia.

Mediante su uso es posible convivir con las fuerzas sobrenaturales que influyen en la vida de los seres humanos runas en los que las enfermedades del alma se reflejan en el cuerpo, de tal manera que el Tayta Sinchi- chamán debe iniciar un largo recorrido de conocimiento y apropiación del lenguaje propio de las fuerzas sobrenaturales que interactuan con su vida y la de su Pueblo.

De las plantas sagradas, el Yagé es pilar fundamental dentro de la cosmovisión de los originarios del amazonas, y es el chamán quien maneja esta fuerza. El conocimiento que el Tayta Sinchi – chamán tenga de los mundos, es el que ha adquirido a través del uso del Yagé, pero no es la simple ingestión lo que conduce a la experiencia trascendental de percibir la esencia del mundo; junto con las tomas frecuentes de la preparación basada en esta planta de poder, hay un largo proceso de entrenamiento en los distintos aspectos a tener en cuenta en el momento de manejar con propiedad la práctica de este ritual que constituye toda una disciplina.

El uso del yagé produce en quien lo manipula la percepción de varias realidades simultáneamente, aprender a manejar esta situación, además de las emociones reprimidas, los afectos experimentados, las compenetraciones cosmicas y las emociones de todo tipo, exige un gran equilibrio mental.

Convertirse en un chamán requiere de un entrenamiento arduo que no dura menos de 15 años y se perfecciona durante toda la vida.

Actualmente las tomas de Yagé, se convocan esencialmente con intenciones curativas y la frecuencia con que se practica es relativa.

Para preparar el Yagé, el Tayta Sinchi – chamán se interna en la selva durante todo el día con uno o dos de sus aprendices y regresa al atardecer a la casa en la que se va a desarrollar el ritual –en algunas comunidades todavía hay casas destinadas únicamente para este fin.

Antes de comenzar, el médico tradicional dispone sobre una mesa los implementos que usará durante la ceremonia: una copa, cerámica o una olla donde reposa el Yagé; un matecito de totumo en el que se reparte la bebida a los asistentes; agua, caña de azúcar usada para pasar su sabor amargo; una escoba hecha de hojas con las que se ventea a los enfermos; tabacos para la curación de enfermos y hojas de ortiga para estabilizar la borrachera. Algunos Tayta Sinchi chamán todavía usan una corona de plumas, collares de chaquira y colmillos de tigre, aretes y pulseras de hierbas aromáticas.

Las sesiones tardan toda la noche y una vez se inician, el chamán sopla el Yagé para alejar los malos espíritus, toma su primer trago y luego procede a llamar a los asistentes a quienes les suministra un poco de la bebida.

El chamán canta durante toda la toma con el fin de invocar a los espíritus amigos. Solo luego de varias horas llama a los enfermos a quienes coloca de espaldas a el con el torso desnudo y los ventea con la escoba de hojas mientras canta, hace gestos que simulan atrapar la enfermedad, para luego expulsarla mediante una exhalación fuerte de aire.

Esta posibilidad que tiene el chamán de viajar al terreno de los espíritus, es definida por la ciencia occidental como el “trance”.

Sin embargo desde el punto de vista histórico resulta innegable que desde hace miles de años en todas la culturas, el ser humano ha hecho ingentes esfuerzos por hallar mecanismos que produzcan cambios en su conciencia en búsqueda de una comunicación con la realidad espiritual que permita una percepción distinta y una explicación de la realidad material. Es así que en muchas tradiciones religiosas se induce el trance a través de mecanismos como la oración, los mantras, la meditación, y el ayuno entre otros.

Las investigaciones sobre el uso de plantas sagradas, establecen que constituyen una de las variadas formas para lograr el trance o estados similares que conducen a tener la sensación de ver y contactar con lo sobrenatural, es pues, este fenómeno de vital importancia dentro de la lógica mágico religiosa de los pueblos inmersos dentro de la cultura que se construye alrededor del yagé.

La civilización occidental, produjo un progresivo distanciamiento con el uso de las plantas sagradas.

El interés creciente por los poderes del Yagé ha suscitado en los últimos cien años, nuevas formas de concebir y de manipular la planta, personas de manera particular y otras organizadas en colectividades religiosas o científicas la han irrespetado como planta sagrada, hacen un uso distinto en su esencia del que se hace por los originarios que milenariamente se ha venido guardando la tradición ancestral.

El uso del yagé en prácticas de sincretismo religioso, es otro ejemplo de esta nueva forma de asumir el uso de esta planta de uso tradicinal. En Brasil han surgido religiones que si bien es cierto conservan el contexto sagrado de la planta, dejan de lado la cosmovisión original de uso y el ritual asociado a él. Es así como el yagé, abandona su esencia chamánica para convertirse en una forma de neo – religión, representada en iglesias conocidas como del Santo Daime, ente otras tantas.

Un nuevo humanismo filosófico, abanderado por investigadores y académicos que después de adquirir un profundo conocimiento del chamanismo, mediante el contacto permanente con culturas que lo practican ha surgido conocido como neochamanismo. Carlos Castaneda y Michael Harner son dos representantes de esta nueva tendencia.

Estas nuevas formas de uso del yagé, representan una AMENAZA para la permanencia de la esencia de la cultura chamánica. La sociedad mayoritaria se apropia de los recursos y los conocimientos milenarios, sin entender que el conocimiento y aprendizaje del universo simbólico que se construye alrededor del yagé, requiere de un largo proceso en el que el requisito fundamental es despojarse de toda clase de prejuicios morales, científicos o culturales, en un esfuerzo que permita comprender con cierta precisión el significado y el valor del yagé y de la sabiduría que lo rodea.

Sólo si se logra una aproximación real y respetuosa al Yagé en su contexto espiritual, es posible aprovechar en su verdadera dimensión este hermoso regalo de Dios en la Madre Naturaleza en sus múltiples dimensiones de poder y conocimiento.