LA HISTORIA DE MANATAKA

LA HISTORIA DE MANATAKA

por Lee Standing Bear Moore

EL SITIO DE LA PAZ

La Montaña Sagrada y el Valle de los Vapores

Por miles de años este magnífico lugar fue el sitio de reunión de muchas naciones. Los líderes tribales y los ancianos espirituales peregrinaban a la Gran Montaña Ma-na-ta-ka para sentarse en grandes concilios con otras tribus. Algunos venían cada siete años, otros cada once años, mientras que otros hacían el viaje con más frecuencia, dependiendo de las constumbres locales.

Líderes tribales oraban, y hacían ofrendas de paz al Creador, a la Gran Montaña Manataka (el Sitio de la Paz) y entre ellos. Se danzaba y se cantaba alrededor de grandes hogueras que se hacían en el estrecho valle situado entre la montaña Manataka y su hermana, hoy día conocida como Montaña del Norte. Su otra hermana, ahora llamada la Montaña Indígena, montaba guardia al este. Las hijas de las primeras naciones recogían hierbas medicinales raras que crecían en abundancia, formando un círculo alrededor de Manataka. Sus hijos encontraban preciosos cristales claros, oro, plata, pirita y otras piedras.

Los ancianos espirituales también traían con ellos regalos de sus tribus. Algunos de estos tenían como propósito establecer amistad y lazos diplomáticos con los diferentes pueblos y naciones. Otros eran regalos personales intercambiados entre amigos de muchos años. También se acostumbraba efectuar trueque entre las tribus. Los objetos traídos para esta forma de intercambio se ponían sobre unas frazadas frente a las docenas de campamentos que se levantaban a las afueras del valle sagrado. Se traían, además, valiosos regalos para ser ofrendados a la Montaña Sagrada en ceremonias.

Ha sido dicho por los abuelos que en la montaña Manataka habían siete cuevas sagradas. La cueva central está recubierta de cristales luminosos, con mensajes en forma de símbolos de los seres de las estrellas. Dentro de esta cueva hay siete cristales cónicos, montados sobre un altar de cristal. Cada uno contiene mensajes secretos y siete escudos.

Tribus antiguas venían a Manataka en peregrinación para depositar objetos ceremoniales en cinco de las cuevas. La gente del sur ponía

sus ofrendas en la cueva al extremo sur y la gente del norte en la cueva que estaba al extremo norte. Otras dos cuevas eran usadas por la gente del oeste y del este para efectuar ceremonias. La cueva que estaba a la izquierda de la cueva central era usada por los indígenas tTula, de Tanico, — “Los Guardianes de Manataka” –, que vivían en áreas adyacentes, y por otras tribus cercanas, como los Caddo, Quapau, Osage, Tunica y Pawnee. A la derecha de la cueva de los cristales estaba una cueva ceremonial reservada para las ofrendas que traían los otros pueblos y naciones de esta tierra, incluyendo las ofrendas de los seres animales, pájaros, peces, insectos, plantas, piedras y elementos de otra naturaleza. Nunca nadie se acercaba a la cueva de los cristales, la más sagrada, pues se decía que este era el sitio de trabajo de los seres de las estrellas y el sitio de descanso de muchos otros seres espirituales.

La cueva más al sur, la más próxima a la superficie de la tierra, se dice que una vez guardó la Piedra de Manataka — o la Piedra Calendario, como la denominó el Servicio de Parques Forestales –, que fue traída por la gente del sur. La Piedra Calendario fue removida de este lugar luego de la Guerra Civil Americana por los que vinieron para apropiarse de las aguas sagradas de Nowasalon y construir en sus alrededores baños termales para los ricos. A principios del siglo veinte, unos trabajadores del lugar encontraron una muñeca de barro antiquísima, la que hoy día se encuentra “prestada” al museo Smithonian, en Washington, D.C. Cada una de las siete cuevas ha ido desapareciendo a manos de los invasores desde que comenzó la colonización a principios del Siglo XVI, y también por causas naturales o sobrenaturales.

Todos venían a las aguas termales de Nó-wa-sa-lon (Aliento de Salud) en búsqueda de sanación, o para el disfrute, en estas aguas “mágicas” que emanaban de los costados de la Montañna Sagrada, creando pequeñas lagunas cristalinas. A nadie se le permitía entrar al Valle de los Vapores llevando un arma a ese lugar sagrado, ya que había sido decretado por el Gran Misterio como el “Sitio de la Paz”. Ni discordias, ni peleas, eran permitidas ahí. Si alguien osaba violentar esta ley, se le llevaba fuera del valle y se le castigaba severamente.

Se decía que “La Dama del Arcoiris” (a la que los maya llaman Ix Chel), había presidido sobre la paz en el valle. Vestida con una piel blanca y sosteniendo una pluma en cada mano, estaba en los alto de la montaña , supervisando para asegurar que reinara la paz.

Cuando surgía una disputa, como una advertencia de la violación del decreto del Gran Misterio al atardecer se podía tener una visión de la Dama del Arcoiris entre los vapores que emanaban del repositorio más alto de las aguas termales. Si el responsable de la disputa no hacia caso a este aviso, la Dama del Arcoiris de su mano le dejaba caer a sus pies una pluma, como señal de que lo mejor era que se fuera de ese lugar enseguida, antes de que de nuevo fuera a quebrantar la paz. Si esto no lograba su objetivo, la Dama dejaba caer una segunda pluma como señal a los familiares del transgresor, y a otros, para que lo sacaran de inmediato del Sitio de la Paz por los medios que fuesen necesarios.

Nuestros abuelos pudieron ver los densos verdes bosques que rodeaban el estrecho valle. El vapor de agua se levantaba de las lagunas formadas por las aguas termales, ascendiendo con fuerza por los costados de la misteriosa montaña. Este vapor humedecía los arbustos y subía por los árboles del valle, arropándolos. A veces se fundía con las nubes, flotando sobre el valle el conjunto y formando un contraste con el color rosado del cielo al atardecer. En otras ocasiones la neblina formada se mantenía como una suave manta sobre el suelo o circulando sobre las aguas burbujeantes de las lagunas cristalinas.

Manataka era un lugar de una belleza mística y rara. Por todos lados las cascadas de agua creaban una música sensual al deslizarse salpicando por las rocas desnudas y fragmentadas a los costados de la Montaña, para luego llegar hasta los riachuelos en su falda. En los puntos donde el agua salía directamente de las rocas, se podía notar áreas cubiertas de musgos exóticos, sobresaliendo en éstos los tonos anaranjado y rojo, como si fueran pinturas en dichas rocas. Las partículas de sílica en éstas reflejaban los rayos del sol y brillaban pareciendo miles de diamantes, mientras que de los fragmentos de pirita dimanaban destellos fugaces, como si estuvieran prendidos en fuego.

Quizá la visión más impresionante de Manataka se obtenía desde puntos a millas de distancia. Los anciandos espirituales en sus peregrinaciones pudieron haberle hecho la siguiente expresión a sus compañeros de viaje: — “Sabremos que hemos llegado cuando aparezca la señal en el cielo”. La señal a que se referían era el inmenso e impresionante arcoiris que cubría todo el valle.

Los arcoiris de Manataka no desaparecían después de unos minutos de gloria con el sol, como sucede normalmente. El arcoiris de Manataka crecía y crecía, y sus colores se tornaban más intensos a medida que avanzaba el día por razón del constante fluir de manatiales con aguas termales y frías.

Los arcoiris de Manataka no solamente eran una maravilla natural en el mundo y una vista mágica, sino que además tenían un significado muy especial. Nosotros creemos que el arcoiris tiene un propósito sagrado. El arcoiris es una señal de la Gran Bendición del Creador.

Dondequiera que el arcoiris aparecía era un señal de que el sitio habia sido designado por el Gran Espíritu-Creador para que la gente se reuniera , en particular aquellos de difertentes orígenes e intereses. Era un sitio donde aún los enemigos debían sentarse juntos en paz. Es en Manataka, bajo el arcoiris, donde las naciones se reúnen dirigidas por el Creador para lograr Su propósito.

Manataka es verdaderamente el sitio de la paz para todas las gentes. El área era un centro cultural y de intercambio de todos los pueblos nativos — un sitio donde convergía en grande la cultura indígena americana –. El Valle de los Vapores era un territorio neutral que ninguna tribu reclamaba. El Gran Espíritu había decretado que todo el que visitara este sitio tenía que deponer las armas y al tomar los baños curativos en las aguas termales, hacerlo como hermanos. Aún las tribus que eran hostiles unas contra otras, entraban en un estado de tregua mientras estaban en el Sitio de la Paz.

Los Caddo era el grupo dominante en el área que rodeaba el valle. Los Quapaw. Osage, Tunica, Natchez,Pawnee y Shawnee vivían cerca. Existe un desacuerdo entre los arqueólogos, los etnólogos y los historiadores sobre el número de tribus que visitaban este valle. Algunos aseveran que podían haber habido hasta treinta y cuatro grupos linguísticos diferentes que reconocían el valle como un territorio sagrado. En un esfuerzo por evitar que en un futuro se reclame a Manataka como tal, algunos investigadores llegan hasta negar que haya habido tribus que visitaran este sitio. Sinembargo, hoy día todavía en algunas tribus existen historias que hacen referencia al valle sagrado. Aquellas que ya no hablan su lengua ancestral, perdida desde que fueron invadidas por europeos, se refieren a Manataka como un sitio mitológico.

Al comienzo de los mil quinientos, los conquistadores españoles organizaron una expedición para encontrar el legendario manantial cuyas aguas mágicas habían escuchado decir podían rejuvenecer a los ancianos y curar a los enfermos. En el 1512 el conquistador Ponce de León fracasó en su intento por encontrar el misterioso valle que tenía las aguas curativas y a la que se hacía referencia como “La fuente de la juventud”. En el 1541, Hernando de Soto, su correligionario, fue el primer europeo blanco invasor que entró al Valle de los Vapores. Los cronistas de H. de Soto escribieron sobre lo asombroso que vieron. Hasta donde podían divisar habían tiendas y pabellones que representaban tribus de todas partes del continente. Los vistosos atuendos eran diferentes de un grupo a otro y se escuchaban diferentes lenguas. Danzas ceremoniales, algunas particulares de las tribus, eran ejecutadas en una plaza central y los ancianos se sentaban en círculo para fumar la pipa tradicional.

Tan pronto como se inició el primer contacto con los conquistadores, los habitantes originales comenzaron a desaparecer. Los invasores europeos saquearon los territorios, esparcieron enfermedades e incitaron a la guerra entre las diferentes tribus. Como resultado, fue diezmando la población nativa en el transcurso de los dos siglos y medio siguientes.

Después de la compra de Luisiana en el 1803 por los Estados Unidos, invasores blancos comenzaron a establecerse en el Valle de los Vapores. En 1832, el presidente Jackson, quien fue el que ingenió el infame evento conocido como el Sendero de Lágrimas (Trail of Tears) y otras atrocidades racistas más, estaba buscando la manera de demoralizar y desorientar totalmente a las poblaciones nativas del continente. También le interesaba a Manataka desde un punto de vista militar estratégico. Jackson no quería arriesgarse a que miles de víctimas del Sendero de Lágrimas se reunieran en dicho sitio sagrado y montaran una rebelión. Ante esta posibilidad, Jackson forzó al Congreso a tomar una medida sin precedentes en la historia de la nación, la que en efecto permitió confiscar el sitio más sagrado del mundo indígena americano, Manataka, convirtiéndolo en la primera reservación federal de la nación.

La confiscación de Manataka por Jackson fue una acción contraria a los términos de la compra-venta del terrotorio de Luisiana y violatoria de la misma Constitución de los Estados Unidos. En las negociaciones previas a la compra, el gobierno de los Estados Unidos le prometió a los franceses, a los españoles y a las tribus nativas, que el gobierno federal no violaría los sitios sagrados. El juez Marshall, entonces presidente de la Corte Supema de los Estados Unidos, advirtió a Jackson que la Constitución prohibía que el gobierno fuera dueño de tierras. [A la fecha de hoy no hay una disposición en dicha constitución que permita que el gobierno posea tierras.]

Por tal motivo, la única manera que Jackson podía ejecutar la apropiación de este lugar era aprobando una ley “provisional” que soslayara los tratados con otras naciones y la Constitución de los E.U. Como un presidente popular y famoso combatiente de indígenas, esto resultó ser una tarea fácil ante los miembros del Congreso, los que optaron por mirar hacia otro lado ante esta acción.

Durante las cuatro décadas siguientes el gobierno de los E.U. permitió a los colonizadores que construyeran casas de baño y residencias alrededor de los manantiales de Manataka, pero en el 1875 obligó a estos nuevos pobladores a abandonar el lugar y más tarde comenzó a vender los mejores terrenos y sitios de la localidad a hombres de negocio escogidos.

Lo que quedó de la Reserva Federal de Hot Springs después de los actos de usurpación efectuados por los colonizadores y por los agentes avariciosos del gobierno, fue entregado en el 1921 al recién creado sistema de parques nacionales, convirtiéndose en el segundo parque nacional, después de Yellow Stone. Hoy día se conoce como Hot Springs National Park, Arkansas.

Los colonizadores y el gobierno de los Estados Unidos destruyeron el círculo sagrado y saquearon las siete cuevas ceremoniales que guardaban la Piedra de Manataka y los otros artefactos que habían sido ofrendados a Manataka por las tribus de los ancestros. Algunos artefactos robados fueron vendidos por agentes del gobierno, lucrándose con esta actividad. Para encubrir la negligencia crasa y los actos vandálicos del pasado, burócratas del gobierno alegan que nunca hubo cuevas en la Montaña, a pesar de toda la evidencia al contrario.

De los cuarenta y siete manantiales de aguas termales que sobrevivieron el saqueo inicial efectuado por los colonizadores, sólo dos se dejaron abiertos. El gobierno selló los otros con placas de metal y concreto, alegando que era para “proteger a los visitantes y el ambiente”. En realidad, esta acción es para controlar, con fines de lucro, las aguas sagradas de Manataka. Ahora las aguas están controladas y son bombeadas a las casas de baño privadas y a los hoteles, donde puede ser vendida.

Los vapores que una vez arropaban el valle, han desaparecido. Los asombrosos arcoiris que cubrían a Manataka no han vuelto a formarse desde que los burócratas del gobierno decidieron proteger los manantiales de la contaminación ambiental y el escape de gas radón. No obstante, la llamada base científica que se ha aducido para la conservación de los manantiales, recubriéndolos, puede ser desacreditada por cualquier estudiante novato de escuela superior.

Los pequeños lagos cristalinos de aguas curativas ahora están ocultados por las estridentes casas de baño para los ricos.

A través de los años el gobierno de los Estados Unidos ha tratado, sistemáticamente, de eliminar de Manataka toda traza de la cultura indígena. Niegan que este sitio sea un lugar sagrado y distorsionan la realidad con una supuesta gran autoridad para desalentar a las personas a que reclamen lo que es su herencia. Un historiador de los Parques Nacionales recientemente escribió un informe en el que alegaba que los indígenas temían a las aguas termales porque estas venían del diablo. [La idea del diablo es ajena a las creencias de los indígenas americanos.] La realidad es que estas tierras y sus aguas son demasiado valiosas comercialmente. Es por motivo de la avaricia, y no el de la conservación, que la Gran Manataka ha sido secuestrada.

El gobierno federal ha encubierto la Historia de Manataka por cerca de doscientos años. Agentes del gobierno se mostraron particularmente agresivos en este esfuerzo justamente antes, e inmediatamente después, de las Remociones (Vereda de Lágrimas), cuando cientos de artefactos antiguos y objetos religiosos fueron vendidos, destruídos o se perdieron. A pesar de estos hechos, las piezas de “museo” que retiene el Servicio de Parques Nacionales suma a más de 414,000 objetos, de los cualkes el 46% permanece sin catalogar, o almacenados en edificios dilapidados e inseguros.

El afán por remover toda traza de las culturas indígenas ha pasado de la avaricia frenética, a la indiferencia sórdida y la negación categórica de que nuestros ancestros siquiera hubieran estado en este sitio sagrado. En fechas recientes una táctica aún más insidiosa ha sido ingeniar material promocional sobre este parque, manifestando que: “.. Por doscientos años la gente ha usado las aguas termales de los manantiales…”, como si nadie hubiera estado ahí anteriormente.

Otro ejemplo sobre como el gobierno intenta enterrar la verdad sobre este sitio sagrado es el hecho de que le da nombres indígenas falsos. Burócratas del gobierno pusieron, para los turistas, dos placas de bronce en el centro de la ciudad de Hot Springs, las que dan información contradictoria o conflictiva sobre el nombre de este sitio antiguo. La primera dice que los indígenas llamaban este valle Nowasalon (Aliento de Sanación). Este nombre sólo se refiere a las aguas curativas y no a todo el área. La segunda placa dice que los indígenas llamaban Tanico a este sitio. Esto también es incorrecto. Tanico era el nombre de la aldea principal de la gente de Tula, que vivía a lo largo del río Caddo y cerca de lo que hoy día se llama el pueblo de Caddo Gap, localizado aproximadamente a 45 millas al suroeste de Hot Springs. Actualmente una estatua grande de un indígena se levanta en el centro de Caddo Gap, declarando que el área era conocidoa como “Tanico” por los indigenas de la localidad.

No hay estatuas ni placas designando el área de Manataka (el Sitio de la Paz) como tal. No obstante, los burócratas saben que este es su nombre sagrado.

Hoy día no hay monumentos a la gente amable y pacífica que custodiaba a Manataka. Apenas hay recuerdos del poder espiritual que la Gran Manataka le daba a la gente. Esta tierra sagrada tenía un gran significado para los pueblos nativos y es parte de su historia antigua.

¿Permanecerá Manataka siempre cautiva de los burócratas del gobierno para que nunca más pueda volver a respirar? ¿Volverá a despertar la Mujer del Arcoiris que permanece dormida en las profundidades de esta montaña? ¿Volverá a despertar el espíritu gigante del indígena americano y su fuerza extraordinaria, para una vez liberada restituirle la vida a la gente de esta tierra?

Se están manifestando muchas señales de la capacidad de recuperación de las culturas nativas. Nuestros hijos e hijas están retornando a las formas ancestrales en búsqueda de paz en sus vidas diarias. A donde quiera que se mira se encuentra un interés renovado en la cultura nativa. Esto había sido predicho que iba a ser así.

Es nuestra oración que la gente de la tierra va a regresar. Anhelamos el día en que las tribus de muchas naciones vengan a estas tierras nuevamente. No vendrán entonces como turistas para meramente recrease con las vistas extraordinarias de este lugar, sino como hermanos en búsqueda de orientación , mientras reverencian y manifiestan fe en el Gran Espíritu que reside en este sitio sagrado.

Añoramos que llegue el tiempo en que tribus se reunirán, no para lograr un objetivo político o económico, sino para aprender los unos de los otros y compartir la fuerza de nuestras culturas. Oramos porque llegue el tiempo cuando los líderes de nuestras naciones unan sus manos en el Gran Círculo de la Paz y le den gracias al Creador.

IRA

¿Deben los indígenas americanos sentir ira por lo del pasado? ¿Debemos hacerle a otros lo que no han hecho a nosotros? En Manataka la contestación es: No. ¿Por qué?

No, porque somos agua sagrada, dada por el Creador de Todo lo Que Es. Nacimos en agua y nuestros cuerpos están compuestos mayormente de agua. Tenemos que tomar agua para mantenernos. El agua es necesaria para la vida. Pero el agua a veces viene en inundaciones y se lleva nuestras casas y nuestra comida. Las aguas de las inundaciones en ocasiones nos traen enfermedades. Después que las aguas retroceden, nos quedamos tristes.

No, porque nosotros somos viento sagrado que nos ha sido dado por el Creador de Todo lo Que es. Cada célula de nuestro cuerpo contiene el viento. Para mantenernos vivos, tenemos que respirar el viento en todo momento. Pero a veces este viene como un tornado, y nos lleva nuestra casa y mata a nuestros seres queridos. Después que los tornados pasan, nos quedamos tristes.

La cultura judeo/cristiana blanca europea vino a nosotros como el agua y el viento. Nos inundaron con suciedad y avaricia, y mataron a nuestros niños indígenas y a nuestras abuelas, en nombre de la religión. Legaron a nosotros como el tornado que trae el hedor de los remolinos de guerra y la vergüenza de los caminos falsos.

¿Acaso debemos odiar a los invasores blancos ignorantes que llegaron como una inundación sin sentido que se llevó nuestros hogares y los sitios sagrados de nuestros ancestros? ¿Debemos odiar a sus hijos, que continúan violando a nuestra sagrada Madre Tierra y cometen terribles injusticias contra nosotros? ¿Debemos despreciar al gobierno que vino como un terrible tornado, mató a nuestra gente y desacró nuestros sitios sagrados?

Queridos amigos, nosotros como indígenas americanos no podemos sentir ira hacia las aguas sagradas y el viento, porque estos fueron hechos por el Creador. Sólo podemos estar tristes.

De la misma manera, la cultura judeo/cristiana blanca europea y su gobierno fueron hechos por el Creador. Por esta razón, tampoco debemos odiarlos.

LÁGRIMAS

En Manataka ya no derramamos más lagrimas por el pasado.

¿Por qué es que no debemos derramar más lágrimas por todo lo que se ha perdido?

¡Porque nuestra cultura no se perdió! Florece y crece más fuerte cada año que pasa. Mire a su alrededor. La cultura indígena americana está esparciéndose por todos lados.

No debemos llorar por nuestros ancestros, ya que estos no se han ido. Están aquí ahora, con nosotros. Albergamos sus espíritus en nuestro interior. Son nuestros labios mientras hablamos. Están en la punta de nuestros dedos mientras realizamos la labor de preservar nuestra herencia. Nosotros los honramos. No lloramos por ellos. Celebramos con ellos.

El Gran Espiritu-Creador causó que nuestro círculo se rompiera. En Manataka conocemos la razón por esto. Es por esta razón que estamos aquí, manteniendo vivo el espírtu.

Juntos, podemos despertar la gran fuerza de todas las razas ancestrales, re-encendiendo el fuego de Manataka. Los manantiales de aguas termales todavía están vivos. Las plantas medicinales, los cristales de cuarzo, las piedras preciosas y la belleza todavía están aquí. Y las bellas aguas de Nowasalon aún fluyen en abundancia.

Wakantanka niya waste pelo !

PREGUNTAS

¿Por qué los ancianos de muchas naciones hacían pereginaciones a Manataka regularmente?

¿Era para bañarse en las aguas curativas? ¿Era para recolectar hierbas medicinales, piedras sanadoras o barro para curaciones? ¿Acaso la gran belleza de Manataka era lo que inducía a los ancianos a viajar grandes distancias, cruzando ríos turbulentos, soportando tormentas de nieve, tormentas de arena, algunas veces pasando hambre en el camino y otras veces perdiendo algún familiar durante el viaje?

De acuerdo al Servicio Nacional de Parques (SNP) la razón por la cual la gente de esta tierra venía a Manataka era para bañarse en las aguas termales por cuestiones de salud. El SNP dice también que los pueblos y las naciones venían para hacer la paz. (“… Como usted sabe, estos salvajes siempre estaban en guerra los unos con los otros, así que ¿por qué otra razón este lugar iba a ser llamado El Sitio de la Paz?”) Otros burócratas del SPN contradicen esta alegación, diciendo que los ancianos indígenas americanos nunca consideraron a Manataka como un sitio sagrado y que pocas tribus venían a este lugar. Todas estas alegaciones son falsas.

¿Saben ustedes por que las naciones enviaban a sus ancianos a Manataka?

La contestación a esta importantísima pregunta no se puede ofrecer por respeto a nuestros ancestros, a nuestra cultura y a la naturaleza sagrada de la historia de Manataka. La contestación sólo se puede ofrecer de ojo a ojo, de corazón a corazón, a todos aquellos que vienen de la manera correcta a este sitio de la paz tan especial. La contestación a esta pregunta los va a sorprender y llenará el resto de sus días con un profundo respeto y entendimiento de la forma de vida del indígena americano.

NOTAS:

En el 1996, por primera vez en más de 200 años, tres ancianos de los pueblos maya, Cherokee y Cheyenne vinieron en peregrinación a Manataka.

En el 1997 y el 1998, otros tres ancianos espirituales oraron y efectuaron ceremonias en la Montaña Sagrada.

En el 1999, otros cuatro ancianos espirituales más celebraron ceremonias espirituales antiguas en Manataka.

En el año 2000, cinco hombres venerables hicieron la peregrinación. En abril de ese año, el primer Encuentro de Manataka público fue auspiciado por el Consejo Indígena Americano de Manataka (CIAM). El segundo Encuentro se llevó a cabo en septiembre y fue encabezado por el Gran Jefe Woableza La Batte, un líder espiritual lLakota que preside el Consejo Mundial de Ancianos Espirituales. Más de 2,500 indígenas americanos oraron en la Montaña.

En el 2001, seis otros ancianos espirituales oraron en Manataka, dos Encuentros fueron llevados a cabo y más de 4,500 indígenas americanos realizaron peregrinaciones a este sitio sagrado.

En el 2002, siete ancianos viajaron a la Montaña Sagrada y dos encuentros fueron auspiciados por CIAM. En el último Encuentro, en noviembre del 2002, Zintkala Oyate, Peter V. Catches-the-Enemy , un lLakota líder espiritual de la Danza-Sol del Águila con Manchas (“Spotted Eagle Sundance”) y de trigésima cuarta (34) generación, ofició ceremonias. Cerca de 7,000 personas, de muchas razas y denominaciones religiosas, vinieron a orar a la montaña sagrada. ¡Los colores del arcoiris se reunen de nuevo!

En el 2003, hasta mayo, cinco ancianos habían venido a Manataka a orar. En junio el Encuentro de Verano de Manataka anual será dirigido por el Gran Jefe Woableza y Omeakaehekatl, un alto sacerdote maya Guardián del Día, quien oficiará ritos antiguos. La Sociedad de la Danza de la Guerra Caballo Pintado (“Painted Horse War Dance Society”) de Oklahoma actuará como guardia de los colores y ejecutará danzas de exhibición. El jefe Lobo Gris [“Grey Wolf”] Henson (retirado), anterior jefe de la Unión de Bandas de Indígenas Cherokee Keetoowah, liderearán la Danza del Fuego.

Alrededor de junio del 2004, doce ancianos espirituales vinieron a Manataka a celebrar ceremonias antiguas , sentando las bases y completando lo requerido para llevar a cabo la limpieza de Manataka. La Sociedad de Guerra de los Saginaw Chippewa vinieron con sus familias para unir esfuerzos en el círculo sagrado de Manataka, junto con indígenas de otros pueblos.

Hoy día los Guardianes de Manataka y miembros de CIAM están pendientes y aguardando por otros Encuentros, en preparación para el Gran Despertar y el Gran Encuentro en el Sitio de la Paz. ¿Quiere unirse a nosotros?

@ Derechos reservados, Lee Standing Bear Moore, 1992-2006.

*Algún material usado en este artículo fue tomado del Indian Folklore Atlas, Phillips/Long, 1994, U.S. government records, del Garland County Historial Society, y de cuentos narrados por el jefe Benito Greyhorse [“Caballo Gris”] y por los ancianos de muchas otras naciones.

** Las notas al calce correponden a la fecha en que originalmente se publicó este artículo. A tal efecto, algunas actividades anunciadas para llevarse a cabo prospectivamente, fueron celebradas luego. – Los editores de esta publicación.)