Visualizaciones de encuentro con Elementales – Ted Andrews

Fuente: “El Mundo de los Elementales”, de Ted Andrews, ed. Robin Book.

(…) Los ejercicios más “avanzados” que propone son el encuentro con los Reyes Elementales. Vuelve a sugerir que se haga al aire libre, en algún lugar en el que se esté en contacto directo con el elemento con el que se va a trabajar. Tranquilidad, toma y circulación de energía, cerrar los ojos y sentir la conexión con el elemento, luego empieza a visualizar. El autor  (o tal vez el traductor) a esto de visualizar lo llama “meditar”…

Las visualizaciones de encuentro con los Reyes Elementales siguen todas un esquema fijo, de todos modos hay una sutil diferencia entre las primeras y las últimas (como si el autor hubiera escogido un avance progresivo en complicación al avanzar también el libro; por ejemplo, el último elemento es el fuego… y de fuego hay más ejercicios que de los otros elementos).

1. Situarse en un escenario asociado al elemento, ( a veces es significativo que no sea “ni de día ni de noche”).

2. Aparición de “bruma” .

3. Se pronuncia el nombre del Rey Elemental tres veces; por cada vez que se pronuncia la bruma va convirtiéndose en una figura más definida hasta que resulta ser el Rey Elemental en cuestión.  Que el autor se encarga de definir detalladamente… (debe ser un libro para gente con poca imaginación).

4. El Rey Elemental coge un símbolo de su elemento (una concha, una llama, etc) y te lo muestra, soltando a veces una especie de discurso ecologista ( deduzco que esto lo ha introducido el autor por su cuenta y riesgo).

5. Después hace una introducción sobre su elemento, lo que significa trabajar con él.

6. Toma otro “objeto simbólico” y te lo ofrece; no es sólo un regalo, es un compromiso que se puede aceptar o no. El advierte de las ventajas y desventajas de aceptarlo. Y te da la oportunidad de no aceptar.

7. Luego desaparece progresivamente en la bruma , mientras uno piensa si lo acepta o no. Si no lo acepta deja el objeto simbólico allí, si acepta se lo queda. Una vez se ha tomado la decisión poco a poco regresa al escenario del principio de la visualización.

Ahora paso a transcrir las visualizaciones en concreto, las copio tal como están en el libro, aunque hay bastantes faltas de expresión ( deben haberlo traducido prácticamente de un modo literal) 

4 comentarios

  • ArjunaV

    Encuentro con el Rey de los Gnomos

    1. Comienza esta meditación encontrando un momento y un sitio dónde no te molesten. Esta meditación es más efectiva cuando se realiza al aire libre cerca de objetos de la tierra: hierba, rocas, árboles, etc. Un lugar dónde puedas colocar tus pies en el barro o ser capaz de sentir la hierba en tus manos es mucho mejor.

    2. Cierra los ojos y realiza unas cuantas respiraciones profundas. Puedes desear  sentir oler la tierra a tu alrededor para ayudarte a contactar más profundamente con ella.

    3. Comienza una relajación lenta y progresiva. Empieza en lo alto de tu cabeza y envía energía cálida y relajante a cada rincón de tu cuerpo, hasta llegar a los pies. Tómate tu tiempo. Cuanto más relajado te encuentres, mayor efectividad tendrá la meditación.

    4. Ahora coloca tus manos sobre la tierra. Mantén los ojos cerrados durante todo el proceso. Percibe sus características: su temperatura, su textura, su solidez. Imagina que puedes sentir un lento y profundo latido que se eleva desde el mismo corazón de la Tierra. Siente cómo estás conectado sólidamente con la Tierra y ese latido interno.

    5. Respira profundamente y sencillamente relájate, permitiendo que las siguientes imágenes se formen en tu mente:

    Te visualizas de pie dentro de un círculo de antiguos robles. Sus inmensas ramas y troncos te hacen parecer un enano. O corteza está retorcida y nudosa como la piel de un ser viejo y gigante. La parte superior de las raíces sobresale, pero tú sabes que deben extenderse hasta el mismo corazón de la Tierra.

    Mientras te colocas debajo de ellos, mirando hacia arriba, parecen no acabar nunca. Te maravillas de que un árbol pueda ser tan grande. Parece como si formaran un muro contra cualquier objeto exterior. Es como si este círculo interior fuera un punto de separación. Mientras observas los árboles gigantes, te maravillas. Si hay árboles que alojaran a gnomos y elfos, éste seria uno de ellos.

    Los árboles son tan grandes que sólo una luz difusa penetra entre ellos. No sabes si es de día o de noche. Podría ser cualquiera de los dos. En esta hondonada parecería perpetuarse el tiempo “Intermedio”. O es el anochecer ni el amanecer, y nunca cambia.

    Es entonces cuando notas una suave bruma que se forma en el suelo. Es como si te hiciera cosquillas mientras se forma, y de pronto la hierba y tus pies desaparecen de tu vista. Giras lentamente dentro de este círculo, observando la cambiante bruma mientras envuelve la ase de los árboles. Y giras en sentido contrario, a través de la bruma ves formarse un rostro y una figura dentro del árbol más cercano.

    De alguna manera comprendes que debe ser Ghob, el rey del elemento tierra. Susurras su nombre, y la bruma responde girando y danzando, y la figura se hace más clara dentro del árbol.

    Por segunda vez pronuncias su nombre, esta vez un poco más alto y con más confianza. La bruma gira alrededor de la base del árbol, y comienzas a ver cómo se mueve la figura.

    Todavía utilizas el nombre una tercera vez. Lo haces de forma firme y clara, y al hacerlo, la bruma se aparta y Ghob sale del mismo árbol.

    Él es tan alto como un humano de estatura media, y está vestido como un gnomo del folklore tradicional. Lleva los colores de la tierra, verdes y marrones, y sobre su cabeza hay una gorra. Su cabello y barba son largos, y sus rasgos son morenos y envejecidos. Su rostro está arrugado y marcado, y sus ojos te examinan intensamente. No estás seguro de que debería haber respondido a tu llamada.

    Él percibe tu incertidumbre, y sus ojos centellean, suavizando su mirada, pero sólo por un instante. Luego regresa a su compostura. Te indica que te sientes. Él escoge una posición frente a ti. Extiende su mano hacia abajo, y la introduce dentro de la tierra como si fuera sencillamente agua. Cuando la saca tiene un puñado de tierra.

    “Cada grano de arena y de tierra es como una de las millones de células que conforman nuestro cuerpo. Todos los minerales de la Tierra también se encuentran dentro de ti. Así estás conectado a ella y ella a ti. Todo lo que le pase a ella regresará a ti”.

    Tierra su mano alrededor de la tierra, y cuando la abre, ves que la ha transformado en un perfecto diamante. Reluce y brilla atrayendo tu mirada hacia él. Lo sostiene ante ti, y cuando lo observas comienza a aparecer y desaparecer un collage de los abusos de los humanos sobre la Tierra.

    Observas la Tierra despojada y desamparada ante la erosión por la minería y la codicia desmesuradas. Contemplas campos de cultivo faltos de minerales por el uso de productos químicos y la explotación excesiva. Observas raras y preciosas plantas y animales desaparecer sin casi pensar en las repercusiones a largo plazo sobre la humanidad. Luego ves alimentos enriquecidos artificialmente, porque los minerales son escasos. Presencias cómo la mayoría de la población sufre anemia y hambre. Ves imágenes de personas morir porque las plantas que los hubieran curado se han extinguido. Tu cuerpo te duele en respuesta a esas imágenes.

    Entonces Ghob cierra su mano sobre el diamante, y luego vuelve a abrirla, revelando arena y tierra sueltas. Nuevamente vuelve a cerrarla, y al abrirla, yace en su palma una exquisita esmeralda, lujosa, cálida y brillante. Irradia su esplendor por todas partes, y en tu mente comienzas a ver nuevas imágenes. 

    Observas los entes de vida de cada flor y planta. Ves a humanos trabajando y caminando con esos entes. Contemplas a las hadas de las flores y los elfos de los árboles. Ve a los espíritus del agua y devas del bosque. Observas a los humanos honrando la vida en todas sus formas. Contemplas cómo se restituyen las tierras abusadas. Ves tierra enriquecida y fértil y observas a los humanos viviendo en armonía con ella. Y te das cuenta de que los dolores que habías sentido antes han desaparecido.

    “Estás conectado a la Tierra, al igual que todas las cosas sobre la Tierra están conectadas contigo. Lo que le ocurre a una, le ocurre a las demás. Al formar todos parte del gran todo, lo que le ocurre a un aspecto le ocurre a todo. Esto se siente como estrés y tensión que frecuentemente son ignorados. Pero es real. Cuando una persona aprende a trabajar con el mundo natural más plena y alegremente, esto influye también al todo.

    Cuando te abres a los habitantes de mi reino, abres el camino y también se lo facilitas a otros. Al desarrollar una relación con aquellos que llamas elfos y hadas, otros sentirán sus efectos. Será sutil al principio, e incluso podrá ser ignorado, al igual que son ignorados los efectos personales del abuso de la Tierra. No tendrás que convencerles, porque cuando te abres a este reino, en algún nivel del subconsciente, aquellos que están a tu alrededor también lo sabrán”.

    Ghob se pone de pie y te indica que hagas lo mismo. Cierra su puño alrededor de la esmeralda, y con su mano toma la tuya y la sostiene con la palma hacia arriba. Entonces él abre su puño y deja caer sobre tu palma una bola de cristal perfecta. Al mirar en ella, ves que tiene las marcas del planeta Tierra.

    “Ésta es una señal de mi compromiso a trabajar contigo y ayudar a abrirte a la Tierra y todos sus misterios. Pero no bromees con ello porque encierra una gran responsabilidad. Si la aceptas, debes prometer cumplir con tu parte. Si no estás todavía seguro o no lo tienes claro, simplemente deposítala sobre el suelo cerca de tus pies al marcharte. Allí permanecerá hasta que estés preparado.”

    Ghob se aleja hacia el árbol del cual emergió. La bruma comienza a levantarse. Gira suave y delicadamente. Él asiente y por un momento incluso alcanzas a ver una dulce sonrisa y luego ya es una simple forma dentro del árbol. Incluso ésta desaparece, hasta que vuelves a estar de pie en el círculo de robles sosteniendo el cristal del planeta.

    Piensas en las responsabilidades y todo lo que puedes hacer, y tomas tu decisión. Mientras lo haces, la imagen de la hondonada dentro del circulo de viejos robles comienza a desaparecer y te encuentras de regreso allí donde comenzaste, al principio de la meditación.

  • ArjunaV

    Encuentro con el Rey de las Ondinas

    1. Comienza esta meditación de la misma forma que en el ejercicio anterior. Encuentra un momento y un lugar al aire libre, si es posible, dónde puedas estar tranquilo. Un sitio dónde puedas introducir tus pies en el agua es lo más óptimo.

    2. Ahora cierra los ojos y relájate. Siente el contacto con el agua. Quizás quieras mojarte levemente tu rostro. Recuerda que mientras lo haces estás activando tus propios elementos acuosos.

    3. Mientras te relajas, con los ojos cerrados, visualízate sentado a orillas del mar. El sonido de las olas es reconfortante en su continuidad. La roca sobre la cual estás sentado es cogida de vez en cuando por una ola que rompe y sientes la espuma salpicar tu rostro. Es estimulante, y el agua tiene una pizca de sabor a sal. Te hace comprender que en ese lugar se cruzan el agua y la tierra.

    El mar ante ti es verdoso, suave y rico, fértil en vida invisible. El sol no se distingue en el horizonte distante, y o estás seguro de si es el amanecer o el anochecer. El aire del mar es suave, y mientras contemplas la extensión del agua, comienzas a distinguir bucles de bruma y niebla.

    Al principio están dispersos, pero comienzan a crecer y a juntarse. Giran y danzan, como si en realidad cobraran vida des del mar. Comienzan a formarse a lo largo de la playa por lo que no puedes distinguir dónde termina la orilla y dónde comienza el agua.

    Dentro de la cambiante bruma marina comienzas a distinguir una forma vaga. La bruma parece danzar alrededor de ella, como si fuera el centro de su vida y actividad. De alguna manera reconoces que tiene que ser Niksa, el rey del elemento agua. Susurras su nombre, más para ti que para el agua, pero la bruma marina responde, girando y danzando alrededor de la figura. Ésta se hace más definida.

    Por segunda vez pronuncias el nombre, esta vez un poco más fuerte. Lo haces para observar si la bruma girará y danzará como respuesta. La bruma se curva alrededor de la figura, y ves como se mueve.

    Incluso pronuncias el nombre de Niksa una tercera vez, fuerte y claramente. La bruma marina se parte, y Niksa sale del agua hasta la orilla donde te encuentras. Su rostro tiene un suave tonalidad verde, y su ropa es de un fuerte y colorido verde, bordeado con la misma espuma del mar. Su rostro cambia y se transforma, casi como respuesta a cada ola del océano. A pesar de todo, sus ojos mantienen la atención con gran compasión.

    Te señala que le sigas, y tu te pones de pie y caminas a su lado por la costa. En poco tiempo llegáis a una zona rocosa que contiene varias charcas de marea. Él te indica que te sientes cerca de una, y se introduce en medio de ella. Se inclina y recoge algo de agua entre sus manos y la sostiene delante de ti.

    “Ésta es la sangre de la vida de la Tierra. Sin ella, ninguna forma de vida existiría aquí. Sin ella no podrías existir. En su nivel más elemental, tu propia sangre no es diferente de la que sostengo en mis manos. Todos los fluidos están conectados, y una fuente de fluido de vida afecta a las otras”.

    Niksa gira sus manos y devuelve el agua a la charca de marea que tiene debajo. Mueve su mano sobre la superficie de la charca y comienzan a aparecer escenas. Observas la esencia de la vida y energía del agua e todas partes. Ves ríos, arroyos y estanques de todo el mundo, y luego ves la Tierra como si se observara desde una estrella distante con las aguas azules cubriendo casi toda su superficie.

    Nuevamente, pasa su mano sobre la charca y las imágenes cambian. Distingues ríos y otras fuentes naturales de agua contaminadas con productos químicos y residuos tóxicos, descubres seres extraños y desfigurados por tales actividades. Observas cómo la vida de los mares muere, y cómo se debilita la vitalidad de cultivos y alimentos por el agua de mala calidad.  Entonces distingues la imagen de un cuerpo humano  superpuesto sobre las aguas del mundo natural. Cuando esta agua cambian el cuerpo responde.

    Mientras observas, el cuerpo envejece ante tus ojos. Eres incluso capaz  de observar el flujo sanguíneo a través de las veas y arterias y hacia todos los órganos del cuerpo Al principio la sangre es de una tonalidad roja y brillante, fuerte y sana. Al envejecer el cuerpo y exponerse a las aguas impuras y a los alimentos cultivados por ellas, la sangre cambia de brillante a una tonalidad más apagada. Las aguas naturales del mundo repercuten sobre el cuerpo humano. Te hacen sentirte cansado, sucio, y sediento de aguas puras.

    “Cuando se contamina un torrente en el mundo también otro torrente dentro de tu cuerpo se contamina. Cuando las aguas son respetadas y recogidas, tu propia vida es respetada y proporciona grandes cosechas. Aunque los humanos intenten creer otra cosa, ninguna parte del mundo está separada de ellos. Todo influye en todo.”

    Una vez más pasa su mano sobre la charca de marea. Ahora distingues imágenes de las fuentes del mundo que tú nunca esperabas. Ves formas, tenues y delicadas, danzando sobre las crestas de las olas. Observas criaturas del fondo del océano vitales y vibrantes. Te enseñan bellos devas y nimfas que rodean y habitan cada fuente natural del agua.  Distingues criaturas del agua y de la orilla que traen salud y una nueva compasión al mundo. Te ves a ti mismo, fuerte y vital, trabajando, jugando y viviendo con ellos. Presencias un esfuerzo conjunto de ambos reinos trabajando juntos, y observas cómo las aguas en todas partes fluyen más fuertes, limpias y puras.

    “Del agua proviene mucha vida, abundancia y salud. Al abrirte al mundo acuoso, tendrás la oportunidad de trabajar con los seres de este reino, para cambiar lo que se ha hecho anteriormente. Aprenderás a sacar de las aguas del propio entorno de tu vida una nueva inspiración y abundancia”.

    Niksa vuelve a su mano en la charca de marea y saca una hermosa concha de color coral. Luego la llena con agua de la charca y deja caer un poco sobre tu cabeza. Está fría, y mientras desciende por tu rostro, sientes un pequeño escozor en tus ojos, pero desaparece rápidamente.

    Te secas los ojos y miras nuevamente a Niksa. Sigue de pie más luminoso y fuerte ante ti. Observas y sientes su energía profunda dentro de tu alma más intensamente, como nunca antes. El agua ha limpiado tu visión.

    El mundo a tu alrededor ha cambiado. Todo está más limpio. A la distancia, flotando sobre la superficie marina, hay varias hermosas oceánidas, con sus ojos amorosamente fijados sobre ti. Varios delfines saltan de las profundidades a poca distancia de la costa, y estás convencido de que hay hadas cabalgando sobre ellos. Observas diminutos trasgos de agua cabalgando sobre la cresta de las olas, emitiendo una suave risa musical, mientras las olas rompen sobre la orilla.
    Niksa te acerca la concha, aún con agua, hasta tu boca y bebes. Es dulce y fresca. Nunca creíste que el agua podía saber así. Te llena de amor por las aguas y aquellos seres que las habitan. También te deja un cierto anhelo por más. Niksa coloca entonces la concha sobre tu mano.

    “Ésta es una señal de mi promesa de trabajar contigo y ayudarte a descubrir los misterios del agua. Sin embargo no te dejes engañar, ya que significa una gran responsabilidad. El agua es un elixir embriagador, y si aceptas esto, te estás comprometiendo a sumergirte en ella y llenar tu vida con ella. Al aceptar esta concha, aceptas las responsabilidades y las alegrías de trabajar con mi reino y los seres que lo conforman para el bien de todos.
    Si no estás segur de este compromiso, deja la concha dentro de la charca de marea. Aquí permanecerá para ti hasta que llegue el momento que hayas escogido para ello. La elección es siempre tuya.”

    Niksa vuelve a pasar su mano sobre la charca de marea y la bruma marina vuelve a levantarse. Al rodearle y envolverle desaparece en ella, y cuando la bruma se disipa, no hay señal de él Estás de pie con la concha en la mano.
    Observas el océano, y allí de pie sobre la cresa de una ola distingues la figura de Niksa. Rodeándole hay trasgos y seres del elemento agua. Una ballena pasa muy cerca detrás suyo, cubriéndole con una lluvia de agua. Luego no queda más que océano.

    Vuelves a mirar la charca de marea a tus pies. Piensas sobre el elemento agua y todo lo que Niksa te ha contado. Examinas la belleza simple de la concha en tu mano y todo su significado. Y tomas tu decisión. Mientras lo haces, la imagen del océano y la orilla comienza a desvanecerse, y te vuelves a encontrar allí dónde comenzaste tu meditación.

  • ArjunaV

    Encuentro con el Rey de las Sílfides

    1. Empieza esta meditación de igual forma en que lo hiciste con el ejercicio anterior. Encuentra un momento y lugar al aire libre, preferiblemente en un día ventoso y donde nadie te moleste.

    2. Ahora cierra los ojos y realiza varias respiraciones profundas para relajarte. Podrías incluso querer hacer una relajación progresiva en este momento. Con cada respiración, recuerda que este acto sólo es posible gracias a las sílfides.
    Con tus ojos cerrados, siente el aire, la atmósfera a tu alrededor. Nota cómo la brisa acaricia tu rostro. Si hay brisa, escucha atentamente. ¿Puedes escuchar su paso a través de los árboles? Imagina que está hablando contigo. Ahora respira profundamente el aire una vez más, y recuerda mientras lo haces que estás llamando a tu propia sílfide personal para que te ayude a encontrarte con el rey de las sílfides.

    3. Mientras te relajas, comienza a visualizar el cambio del escenario a tu alrededor. Mírate cómo escalas hasta la cima de un acantilado rocoso. El aire es más fuerte allí. El cielo se ve muy cercano y azul. Incluso parecería que puedes tocar las nubes.

    Escalas las últimas rocas, y te encuentras al borde del acantilado. Desde esta perspectiva, puedes ver todo el mundo que te rodea. El aire es fresco  dulce, y respirar profundamente, sintiendo que te energetiza y vitaliza. Te percibes totalmente despierto, como después de un sueño profundo.

    La experiencia del viento mientras sopla y bufa a estas alturas es estimulante. Te hace imaginar como si pudieras hacerte crecer alas y volar. Incluso elevas los brazos lentamente como si fueran alas y cierras los ojos. Imaginas por un momento que eres un águila a punto de elevarse por el acantilado. Puedes incluso sentir el viento frío agitar tus plumas. Es persuasivo y poderoso, y sabes que debes ser cuidadoso o el poder del aire podría realmente echarte del acantilado.
    Abres los ojos y observas las nuves girando y danzando frente a tus ojos. Parecen estar acercándose. Son tan espesas y suaves, sientes como si pudieras fácilmente abandonar el acantilado y ser sostenido por ellas.

    Comienzan a amontonarse ante ti, como las nubes antes de una tormenta. Dentro de las nubes que giran, comienzas a distinguir una forma vaga. Las nubes en realidad parecen estar girando alrededor de ella, como si fuera el centro de su vida y actividad. De alguna manera sabes que tiene que ser Paralda, el rey del elemento aire.

    Susurra su nombre, más para ti que para las nubes, pero ellas responden. Sientes una suave ráfaga de aire que sopla sobre ti, y las nubes giran aún más. A figura del centro se hace más definida.

    Pronuncias su nombre por segunda vez, esta vez un poco más alto y resueltamente. Sientes una ráfaga de aire más fuerte y las nubes contestan girando y danzando. Se retiran un poco, y ves que la figura se hace más marcada e incluso comienza a moverse.

    Incluso pronuncias el nombre de Paralda por tercera vez Lo haces en  voz alta y clara, sabiendo que el aire lo podría llevar a kilómetros de distancia a estas alturas. As nubes se dividen y Paralda sale del medio de ellas y se desplaza hasta el borde del acantilado hasta quedarse justo enfrente de ti. Es alto y delgado con rostro de elfo. Los ojos son plateados, pero cambian como las nubes moviéndose por el cielo. Su pelo es largo y canoso y se mueve alrededor de él como si estuviera constantemente de pie en medio del viento. Viste una túnica blanca con rayas azules que ondea a su alrededor, danzando constantemente con cada movimiento del aire por suave que sea.

    Se mueve para colocarse junto a ti en el acantilado, mirando la extensión del cielo. Eleva su mano y una nube se forma dentro de ella, y él la baja y la sostiene frente a ti. Cuando te acercas para tocarla, sopla una brisa suave y la nube se disipa. Paralda ríe dulcemente ante tu srpresa, y el viento sopla en respuesta a su risa.

    “Sin aire, no existe la vida. Tú no podrías existir, ni tampoco nada sobre el planeta. Allí dónde exista un espacio en el planeta hay aire, porque no existimos en el vacío. Estos humanos deben aún aprender. Respiramos aire. Nos movemos a través del aire. Y utilizamos aire cada vez que hablamos o pensamos.”

    Su voz s expresiva y cambia, y con ella cambia el aire que te rodea. Sus palabras llenan la atmósfera que te rodea con grandes vientos en un momento y brisas suaves al siguiente.
    “Todos nos vemos afectados por el tipo de aire, o atmósfera, al que estamos expuestos. Dejamos huellas de nuestro ser en el aire, allí dónde vamos. Las palabras que pronunciamos, los pensamientos que formulamos y las actitudes que asumimos afectan la atmósfera. Incluso si sólo respiramos, produces un efecto o eres afectado.”

    Paralda te indica que mires por el borde del precipicio. Mientras lo haces, las nubes comienzan otra vez a acumularse, y comienzan a modelarse. Comienzan a surgir imágenes de su seno. Observas la atmósfera que rodea la Tierra y el movimiento de las corrientes de aire.

    Entonces las imágenes cambian, distingues lugares de tu vida que te hacen sentir incómodo. Ves el aire en esos entornos espeso, descolorido y errático. Observas escenas en que individuos te hablan de forma negativa, y presencias cómo el aire a tu alrededor se oscurece y espesa. Te ves acarreando conyigo el aire descolorido de esos lugares. Ves aquellas ocasiones en las cuales pensaste o hablaste mal de otras personas, y observas cómo esas palabras y pensamientos arrastrados por corrientes invisibles infectan la atmósfera alrededor del individuo. Nunca te imaginaste que las palabras y los pensamientos pudieran tener tanto poder.

    Observas aquellos momentos en los que hiciste sentir bien a otras personas por algo que dijiste. Ves momentos en los que pensaste positivamente de individuos y situaciones, y observas todos los efectos sobre ellos. Observas lugares sobre la Tierra donde hay pensamiento positivo, se rezan oraciones y se llevan a cabo rituales, y percibes cómo otras personas que visitaron esos lugares, sin conocer su historia, se marchan con una esperanza renovada. Recuerdas los momentos, lugares y personas en tu vida que te han hecho sentir mejor. Y percibes la atmósfera –el aire- que les rodea a ellos y a ti en dichas ocasiones. Empiezas a comprender.

    “Para la mayoría de personas, estas corrientes son temporales, y se disipan rápidamente, pero cuanto más abrigamos ciertos pensamientos o proferimos ciertas palabras, más grandes y poderosos son sus efectos. Cuando las personas viven y respiran esos pensamientos y palabras, más comienzan a afectarles en el plano físico, para bien o para mal.”

    Nuevamente, las nubes cambian y comienzan a aparecer diferentes escenas. Distingues lugares en la Tierra espesos por las nubes tóxicas y el humo. Distingues a personas en esas zonas desfiguradas por tal contaminación. Observa cómo la vida y la vitalidad se asfixian, cómo la atmósfera se ahoga. Ves cómo tienen lugar rupturas de comunicación en todo el mundo como resultado de ello.

    “Al aprender a sintonizar con el elemento aire y con los seres que trabajamos a través de él, puedes volverte más sensible a todos los entornos en los que entras. Puedes reconocer qué entornos deseas evitar, qué personas pueden causar problemas y quienes son beneficiosas. Aprenderás a cambiar  el entorno a través de la palabra, el sonido, el pensamiento y la respiración.”

    Nuevamente se forman imágenes en la nube que está frente a ti. Te ves enviando pensamientos vibrantes y coloridos para curar y bendecir a otras personas cercanas y lejanas. Percibes bellos seres del aire que traen inspiración y vitalidad frescas. Te ves trabajando con ellos, y al hacerlo observas cómo se reponen comunicaciones rotas. Observas todas las atmósferas frescas, lozanas y limpias.

    Paralda extiende su mano fuera del acantilado y desaparece en las nubes. Al sacarla, observas que sostiene una hermosa pluma plateada. La coloca detrás de tu oreja. El viento comienza a girar y danzar y los seres del aire se acercan. Les escuchas cantar en la brisa y eso te llena de alegría. El cielo está lleno de pájaros que se elevan con el viento, cantándote, y tu les comprendes.

    “Esta es una señal de mi promesa de trabajar contigo y ayudarte a descubrir los misterios del aire. El aire es poderoso y muchas sociedades han adorado el aire como fuente de toda vida. Es estimulante y puede manifestar muchas cosas. Cuando aprendes a trabajar con él, puedes descubrir el verdadero poder cretivo que yace detrás del pensamiento y la palabra.
    Esto conlleva grandes responsabilidades. Porque si lo aceptas, tus palabras y pensamientos se fortalecerán con cada instante que pasa. Cada brisa te conferirá más poder. Aquello que pronuncias y piensas afectuosamente será más amoroso. Los pensamientos y palabras mordaces herirán más profundamente.
    Si no estás seguro de tu compromiso, deja la pluma sobre este acantilado. Aquí permanecerá hasta el momento en que decidas recogerla. La elección es siempre tuya.”

    El viento en el acantilado comienza a soplar con fuerza. Paralda se aparta del acantilado y flota en el aire ante ti. Él asiente y las nubes le envuelven. Entonces una ráfaga sopla a través de las nubes, moviéndose hacia el horizonte distante, y las nubes se disipan. La única señal de Paralda es el sonido del viento.

    Coges la pluma de detrás de tu oreja. Miras el horizonte, y observas a los pájaros elevarse. Contemplas la simple belleza de la pluma y te asombras de que esta creación les permita volar. Tan sencilla y sin embargo tan poderosa. Tomas una decisión. Mientras lo haces, la imagen del acantilado y el cielo comienza a desvanecerse. Te encuentras de vuelta allí donde comenzaste al principio de tu meditación.

  • ArjunaV

    Encuentro con el rey de las Salamandras

    1. Comienza esta meditación de la misma manera que en el ejercicio anterior. Encuentra un momento y un lugar al aire libre, preferiblemente en un día soleado, o donde puedas sentarte frente a un fuego.

    2. Ahora cierra los ojos y realiza varias respiraciones profundas para relajarte. Respira en el sol. Recuerda que con cada respiración te estás alienando más estrechamente con el elemento fuego. Siente la atmósfera a tu alrededor.
    Percibe cómo danza el sol sobre tu rostro y cuerpo. ¿Puedes sentirlo mientras te acaricia? Ahora respira profundamente otra vez la energía del sol y recuerda que mientras lo haces estás llamando a tu propia salamandra personal para que te ayude a encontrar al rey del elemento fuego.

    3. Mientras te relajas, comienza a visualizar que la escena a tu alrededor cambia. Estás de pie en la base de un gran volcán. La tierra a tu alrededor está reseca. El vapor escapa de las fracturas de la tierra. El sol brilla fuerte sobre tu rostro. Toda la zona parece marchita y sin vida, pero te sientes estimulado y sabes que esto no sería así si no hubiera vida allí.

    Aunque el sol sobre ti es cálido, no llega a ser incómodo. De hecho, lo encuentras estimulante y poderoso. Con cada respiración, pareces atraer más energía hacia ti, como si pudieras extraerla y volverla a irradiar.

    Mientras respiras profundamente, la tierra bajo tus pies tiembla. Elevas los ojos hasta la boca del volcán. Vapor y llamas surgen abruptamente de él, llenando el aire de calor y luz. Los colores de las llamas son intensos, tan fuertes que el sol desaparece tras ellos. Y luego, de pronto, todo esta en calma.

    No tienes miedo. Intuitivamente sabes que a pesar de la actividad, no existe peligro. De hecho, estás emocionado. Y te sientes más vivo que nunca.

    Nuevamente, la tierra tiembla bajo tus pies. Algunas de las fisuras y grietas de tu alrededor se ensanchan. Fuego y vapor surgen de ellas. Es hermoso. Te asombra el movimiento de las llamas a través del vapor mientras se eleva, girando y danzando. Y entonces notas que se acerca a ti.

    Al principio te preocupa su posible temperatura, te sorprende descubrir que es cálido y relajante. Existe una poderosa ternura e él que roza lo erótico pero que te energetiza a todos los niveles. Es fuego pero no quema.
    Mientras se acumula a tu alrededor, el volcán desaparece de tu vista, al igual que el sol. Estás inmerso en el vapor arremolinado y las llamas danzantes. Y entonces comienza a cambiar, y cuando escudriñas a través de ellos, ves el vago perfil de una forma. Las llamas y el vapor en realidad parecen estar danzando a su alrededor, como si fuera el centro de sus vidas y actividad. De alguna manera sabes que tiene que ser Djin, el rey del elemento fuego.

    Susurras su nombre, más para ti que para él, pero las llamas responden. Sientes una ráfaga de aire caliente sobre ti, como si alguien hubiera espirado sobre ti. Las llamas y el vapor giran aún más. La figura se vuelve más definida.

    Por segunda vez pronuncias su nombre, esta vez más alto, fuerte y directamente a la forma. Las llamas  se elevan como respuesta, incrementando su actividad y emitiendo más luz. El vapor gira y comienza a disiparse. La figura se vuelve más evidente y comienza a moverse.

    Por tercera vez pronuncias el nombre de Djin. Lo haces alto y claro, de forma apasionada, como si te estuvieras inflamando. El vapor desaparece, las llamas se elevan y luego se  van. Djin avanza hasta ponerse frente a ti.

    Es alto, y se parece al genio tradicional del saber popular. Viste con rojos y naranjas brillantes, y estás seguro de ver diminutas llamas danzar en sus ojos. Su rostro es apasionado y fuerte, y la energía fluye de él a oleadas, como el calor que se eleva de la carretera en un día de verano. De vez en cuando surgen llamas a su alrededor que luego desaparecen.
    Él indica con su mano que le sigas, y sientes una ráfaga de aire caliente. Comienza a moverse hacia la boca del volcán. Le sigues. En el borde, miras abajo y ves la tierra fundida y el fuego en su centro.

    Djin extiende su mano y recoge una pequeña llama del volcán. Luego coge una de tus manos y la sostiene con la palma hacia arriba. Tus ojos se agrandan, temerosos de lo que la llama pudiera ocasionar. Intentas retroceder, pero sus ojos se fijan en los tuyos y una ola de valor y fortaleza llena tu ser. Tu mano se calma y asientes con la cabeza. Él coloca la llama sobre la palma de tu  mano.

    Te ríes porque produce cosquillas. No quema para nada. Djin sonríe brevemente por tu sorpresa y asombro mientras observas a la llama danzar dentro de tu mano.

    “El fuego es esencial para la vida. Sí, puede quemar y destruir, pero también puede tranquilizar y crear. No puedes existir sin el fuego, ni nada en este planeta. Allí dónde existe vida, también hay fuego, desde el corazón del planeta hasta el corazón del ser humano.”

    Su voz está llena de una gran calidez y compasión. Esperabas que un ser de este elemento hablara con la fuerza de los grandes fuegos. Esperabas que su energía te abrumara.

    “Cuando aprendemos a controlar nuestras pasiones, tenemos control sobre aquello que creamos. Cuando no tenemos control sobre nuestras pasiones,  nuestro fuego interno, estamos a merced de cualquier fuego que esté ardiendo. Sin control, la vida juega contigo, en lugar de jugar tú con ella. La clave para controlar el resultado de nuestra vida es controlar los elementos del fuego. Debes desarrollar el valor para danzar con él, para quemar lo viejo en él y estimular un nuevo nacimiento.”

    Djin recoge la llama de la palma de tu mano y la deja caer dentro del volcán. Al tocar el centro, una onda de llamas se aleja desde ese punto formando un gran círculo de fuego. En el medio comienzan a surgir imágenes.
    Ves la Tierra y el Sol y la fuerza de su fuego como algo esencial para la vida en el planeta. Observas los cambios de estaciones y cómo el aumento y descenso de las temperaturas son un catalizador para las etapas de crecimiento, para las plantas, animales, y seres humanos. Luego te ves a ti y a los fuegos de tu propio metabolismo. Percibes cómo el ejercicio físico vigoroso estimula la actividad del elemento fuego dentro de ti. Descubres cómo se relaciona con la sexualidad y el erotismo, físico y místico.

    Luego la imagen cambia. Ves las pasiones que has tenido y no has reaccionado a ellas. Ves las veces que has utilizado tus fuegos para mostrar valor y fortaleza, aunque sólo haya sido para cumplir con las responsabilidades de tu vida. Observas los ideales que decidiste explorar, y el lugar en el cual te desviaste para escoger senderos más fáciles y seguros.
    Las imágenes vuelven a cambiar. Presencias los momentos en los que expresaste valor y hubiste éxito. Y te ves brillando con fuego en esos momentos. Observas los momentos en los cuales experimentaste grandes cambios y alteraciones, y ves a tus propios fuegos fortalecerse para ayudarte. Observas las muchas cosas que tocaron a su fin y la gente que abandonó tu vida, llevándose parte de tu fuego. Y ves las muchas veces en que surgieron nuevas personas y situaciones, estimulando nuevas chispas de fuego en ti.

    “La mayoría de personas nunca comprende cómo utilizar mi elemento. El fuego otorga valor y fortaleza cuando no existe nadie de quien depender. El fuego nos permite abandonar aquello que ya no es beneficioso. El fuego nos permite descubrir nuevas oportunidades. Sí, el fuego destruye, pero no puedes tener destrucción sin creación.
    Aprender a trabajar con el fuego es aprender a seguir tus propias pasiones y tus propios ritmos. Cada fuego arde de manera única. Posee su propio patrón de danza. Tiene su propio ritmo. Cuando sigues a tus propios ritmos, tus fuegos se fortalecen y descubres que lo que antes no funcionaba, ahora sí lo hace.
    Cuando aprendas a sintonizar con el elemento fuego y con aquellos de nosotros que trabajan y viven en él, tu pasión por la vida crecerá. Descubrirás tus propios ritmos de vida personales, y obtendrás el valor para seguirlos. Es entonces cuando la vida se viste con una nueva luz. Y no importa cuáles sean las cenizas de las circunstancias de tu vida presente, te elevarás de ellas cómo e fénix.”

    Desde del centro de ese círculo de llamas, una sola se extiende. Gira y se estira, elevándose por el aire más allá del volcán. Allí le ves adoptar la forma del pájaro mítico del renacimiento, el fénix. Luego desaparece.

    Djin vuelve a introducir su mano dentro de la lava líquida del volcán. Cuando la retira, observas que sostiene un trozo de pedernal. Lo coloca en tu mano, y mientras lo hace, llamas y vapor se elevan desde todas las fisuras alrededor del volcán. El sol se refleja en él, y por un momento estás seguro de que los destellos que despide el pedernal poseen un sonido musical.

    “Esta es la señal de mi promesa de trabajar contigo y ayudarte a abrir para ti los misterios del fuego. El fuego es poderoso, y muchas sociedades realizan sacrificios a los dioses y diosas de este elemento. Quema mientras sana destruye mientas crea. Fortalece y crea pasiones. Cuando aprendes a trabajar con él, aprendes a manifestar tus mayores pasiones. Aprenderás lo que tienes que liberar para poder lograrlo.
    Conlleva grandes responsabilidades. Si las aceptas, tus pasiones crecerán. Te volverás un catalizador para tu propia vida y de la vida de otras personas, para bien o para mal. Aprenderás a quemar la escoria de tu ida para revelar la luz dorada que yace debajo. Descubrirás la ley de causa y efecto manifestándose más clara y rápidamente, para bien o para mal. Aprenderás sobre la alquimia física y espiritual. Tu viejo ser morirá, para que pueda nacer el nuevo.
    Si no estás seguro de este compromiso, deja el pedernal sobre el borde del volcán. Aquí permanecerá siempre hasta el momento en que decidas comprometerte. La elección es siempre tuya.”

    Las llamas del volcán se elevan más de dos metros. Djin asiente ante ti, y se aleja del borde hacia las llamas. Éstas bailan a su alrededor, haciéndose más fuertes y brillantes, y después vuelven rápidamente a descender hasta el volcán. La única señal de Djin es la calidez que se eleva de la lava.

    Sostienes el trozo de pedernal ante ti y lo examinas. Observas las llamas de su volcán interno y los rayos de sol que danzan en sus bordes. El acto de golpear el pedernal para obtener fuego es poderoso y significativo. Respiras profundamente de los fuegos etéreos del aire que te envuelve. Tomas una decisión, y la imagen del volcán y del sol comienza a desvanecerse. Te encuentras en el mismo lugar donde empezaste al comienzo de esta meditación.