Fragmentos de una mente holotropica

El siguiente texto está extraido del octavo capítulo de La mente
holotrópica de Stanislav Grof:

Para la mayor parte de quienes hemos nacido y crecido al amparo de las
tradiciones occidentales, la creencia en el karma y en las vidas
pasadas resulta extraña, por no decir ingenua y extravagante. Pero
resulta difícil ignorar el hecho de que los textos religiosos de las
sociedades más avanzadas del planeta se hayan ocupado, a lo largo de
los siglos, de las vidas anteriores, la reencarnación y el karma, y
hayan descrito su impacto en nuestras vidas presentes. Desde su punto
de vista, no venimos a esta vida como tabulas rasas ya que nuestra
vida actual forma parte de un continuo que se remonta a vidas
anteriores y que, probablemente, se extenderá también hacia otras
vidas futuras. Por otra parte, los recuerdos de vidas pasadas de
quienes han atravesado por estados no ordinarios de conciencia suelen
estar entremezclados con experiencias de su nacimiento, infancia,
niñez y adolescencia actual.

Somos muy conscientes de que el cristianismo y la ciencia ortodoxa
niegan e incluso ridiculizan este tipo de creencias. Pero nuestra
investigación en el dominio de lo transpersonal no deja de
proporcionarnos abundante evidencia de que esta área de estudio es un
verdadero tesoro, repleto de conocimientos sobre la naturaleza del
psiquismo humano. Las pruebas a favor de la evidencia de este tipo de
factores son tan decisivas que sólo podemos concluir que quienes se
niegan a considerarlas están insuficientemente informados o tienen un
amentalidad excesivamente estrecha.

Después de muchos años de trabajo con personas que han atravesado por
este tipo de experiencias, no tengo la menor duda de la relevancia de
este fascinante campo de estudio. Es por ello que quisiera destacar su
importancia para resolver ciertos conflictos y mejorar, con ello,
nuestra vida cotidiana […].

Por lo general, el proceso de experimentación de episodios de vidas
pasadas permite que las personas encuentren alivio a los síntomas
físicos y emocionales que aquejan su vida presente. En numerosas
ocasiones he podido comprobar la reducción o incluso la eliminación
completa de depresiones crónicas de origen psicológico, asmas, fobias,
migrañas severas, dolores psicosomáticos y otros síntomas similares
después de una experiencia en la que el sujeto revivía una vida
anterior. A la luz de todo ello, no resulta tan aventurado formular la
hipótesis de que el recuerdo de vidas anteriores puede ayudarnos a
resolver simbólicamente ciertos problemas de nuestro psiquismo […]

Todo lo que acabamos de describir en torno a las experiencias
relativas a vidas pasadas suscita interesantes cuestiones sobre el
tema de la reencarnación. ¿Las experiencias kármicas constituyen
necesariamente una demostración de que hemos vivido anteriormente?
¿Significa que nuestra vida actual forma parte de una larga secuencia
de vidas? ¿Quiere acaso decir que, de una vida a otra seguimos siendo
responsables de nuestras acciones? Para tratar de responder a todas
estas preguntas será necesario examinar las evidencias que apoyan o
refutan estas creencias y también convendría revisar nuestras
opiniones y prejuicios al respecto. Con demasiada frecuencia, nuestra
visión sobre este tipo de fenómenos -que no pueden ser demostrados por
las matemáticas ni verificados mediante los sentidos físicos- depende
más de lo que nos han enseñado a creer que del examen imparcial de la
evidencia objetiva.

Comencemos recordando que el karma y la reencarnación constituyen la
piedra angular de las principales religiones de la India, el
hinduismo, el budismo, el jainismo, el shinkismo y el zoroastrismo, y
que también forman parte del budismo vajrayana, el budismo esotérico
japonés y la mayoría de las escuelas budistas del sudeste asiático. Y
que la misma doctrina fue adoptada por los esenios, los fariseos, los
karaitas y otras sectas judías o filojudías.

En la antigua Grecia, por su parte, la creencia en la reencarnación
fue asumida por diversas escuelas de pensamiento, entre las cuales
cabe destacar a los pitagóricos, los órficos y los platónicos.
Posteriormente, la reencarnación pasó a ser un dogma fundamental entre
los gnósticos y los neoplatónicos y formó parte de la teología
cabalística del judaísmo medieval. Del mismo modo, también podemos
encontrar nociones similares entre grupos tan dispares histórica,
geográfica y culturalmente como las tribus africanas, los rastafaris
jamaiquinos, los indios americanos, las culturas precolombinas, los
kahunas polinesios, los practicantes de la umbanda brasileña, los
celtas y los druidas.

En la sociedad occidental, la teoría de la reencarnación ha sido
adoptada por los teósofos, los antropósofos y algunos grupos
espiritistas. Aunque a primera vista pudiera parecer que la creencia
en la reencarnación es ajena -o incluso incompatible- con la fe
cristiana, éste no ha sido siempre el caso ya que los primeros
místicos cristianos creían en la reencarnación. Según san Jerónimo, un
santo que vivió entre los siglos IV y V, la reencarnación requería una
interpretación esotérica que sólo resultaba accesible a la élite
eclesiástica.

Orígenes -uno de los más famosos Padres de la Iglesia- fue el
pensador más sobresaliente de quienes especularon sobre la existencia
de almas que regresan a la Tierra. Todos sus libros, y principalmente
el titulado De los primeros principios, escrito en el siglo III,
fueron condenados en el Segundo Concilio de Constantinopla, llevado a
cabo en el año 553 bajo el patronato del emperador Justinio. El
veredicto sentenciaba: “Si alguien afirmara la fabulosa pre-existencia
de las almas y se adhiriese a esa doctrina monstruosa, ¡sea anatema!”
Aunque este edicto estableciera la naturaleza herética de la doctrina
de la reencarnación, los estudiosos de la religión encuentran huellas
de nociones similares en los escritos de san Agustín, san Gregorio y
san Francisco de Asís.

En los tres últimos siglos, el rechazo de la cultura occidental hacia
la reencarnación ha encontrado el apoyo manifiesto de la ciencia
newtoniana. Así pues, el prejuicio prevalente de nuestro
industrializado mundo contemporáneo nos lleva a rechazar toda forma de
espiritualidad como algo engañoso y erróneo. De este modo, el mundo
parece dividirse entre los que creen firmemente en la reencarnación,
los que se muestran neutrales o simplemente indiferentes y los que la
rechazan de pleno.

Volvamos ahora a nuestra pregunta original sin olvidar los prejuicios
y las creencias con respecto al tema de la reencarnación. ¿Acaso la
moderna investigación sobre la conciencia puede proporcionarnos algún
dato que contribuya a resolver el problema? En mi opinión, su
principal contribución consiste en permitirnos comprender que no
resulta útil ni correcto plantear el tema de la reencarnación como una
simple “creencia”.

Pero expliquémonos con más detenimiento. La doctrina de la
reencarnación no constituye una mera creencia sino que supone, por el
contrario, el resultado de tratar de encontrar un marco conceptual
adecuado en el que encuadrar observaciones y experiencias muy
concretas y específicas relacionadas con vidas anteriores. Cualquier
investigador serio familiarizado con los estados no ordinarios de
conciencia puede constatar sin muchas dificultades la existencia de
este tipo de experiencias. Pero, como siempre ocurre en cualquier
investigación científica, la experiencia puede ser interpretada de muy
diversas maneras. Después de todo, la teoría de la gravedad no es lo
mismo que la gravedad. Desde este punto de vista, aunque no podamos
negar que los objetos caen porque no nos agrada la teoría de la
gravedad, seguimos negándonos, sin embargo, a considerar siquiera la
posible existencia de experiencias relativas a vidas anteriores porque
nos desagrada la doctrina de la reencarnación.

Existen datos manifiestos sobre el tema de la reencarnación. Sabemos
por ejemplo que, en estados no ordinarios de conciencia, suelen tener
lugar -de manera espontánea y al margen de cualquier programación o
conocimiento previo sobre el tema- experiencias relacionadas con vidas
anteriores. En la mayor parte de los casos, estas experiencias nos
proporcionan una información exacta y minuciosa sobre épocas pasadas
que puede ser sometida a una verificación objetiva. Por otra parte, la
práctica clínica también indica que numerosos problemas emocionales no
parecen originarse en la vida presente sino en experiencias acaecidas
en vidas anteriores y que, por consiguiente, los síntomas que
acompañan esos desórdenes se alivian o desaparecen completamente
después de revivir las experiencias subyacentes de vidas anteriores.
Por último, la investigación de Ian Stevenson con niños que pretendían
recordar acontecimientos de sus vidas anteriores también nos
proporciona una evidencia insoslayable sobre la importancia de esta
área de estudio.

La creencia de que la conciencia individual sobreviene a la muerte
del cuerpo físico constituye una posible explicación de este tipo de
experiencias. Sin embargo, cometeríamos un grave error si
considerásemos que es posible hablar de “pruebas” concluyentes.
Debemos recordar que la ciencia nunca “demuestra” nada sino que tan
sólo se limita a “aprobar” o “refutar” las teorías existentes. La
historia de la ciencia nos enseña que ninguna teoría completa puede
explicar todos los aspectos de un fenómeno y que siempre es necesario
recurrir a teorías alternativas para poder dar cuenta de todos los
aspectos de un fenómeno y que siempre es necesario recurrir a teorías
alternativas para poder dar cuenta de todos los hechos observados.

El trabajo de Brian Weiss, psiquiatra especializado en regresiones
hipnóticas

El doctor Brian Weiss, graduado de las universidades de Columbia como
médico y de Yale como psiquiatra, es catedrático de psicofarmacología
y psiquiatría biológica, y ha escrito tres libros, Muchas vidas,
muchos maestros, Lazos de amor y A través del tiempo. En todos ellos
relata su descubrimiento de una técnica de regresión hipnótica y la
afinación de la misma para curar casos graves de fobias, ansiedades,
depresiones y adicciones.

En el prólogo de su primer libro, el doctor Weiss confiesa que le
llevó mucho tiempo decidirse a escribir sobre esto, “cuatro años
reunir valor para aceptar el riesgo profesional de revelar esta
información nada ortodoxa”. Posteriormente relata su primer caso
espectacular de regresiones hipnóticas hacia lo que en la literatura
esotérica y las religiones orientales se conoce desde hace siglos como
“vidas pasadas”.

Tras varios años de utilizar la hipnosis como herramienta
terapéutica, Weiss la probó para buscar el origen de la ansiedad, los
ataques de pánico y las fobias de una paciente llamada Catherine. El
doctor relata cómo fue que bajo hipnosis Catherine recuperó recuerdos
de “vidas pasadas” que resultaron ser los factores causantes de sus
síntomas. También actuó como conducto para recibir información
procedente de “entidades espirituales” altamente evolucionados que
ofrecieron datos necesarios para su recuperación y la de otros
pacientes y en pocos meses sus síntomas desaparecieron “y reanudó su
vida más feliz que nunca”.

Cuenta el doctor que cuando estos hechos comenzaron a suceder se
sintió absolutamente asombrado y desconcertado, pues en sus estudios
no había nada que le hubiese preparado para algo semejante:

No tengo explicaciones científicas de lo que ocurrió. En la mente
humana hay demasiadas cosas que están más allá de nuestra comprensión.
Tal vez Catherine, bajo hipnosis, pudo centrarse en esa parte de su
mente subconciente que acumulaba verdaderos recuerdos de vidas
pasadas; tal vez utilizó aquello que el psicoanalista Carl Jung
denominó ‘inconciente colectivo’: la fuente de energía que nos rodea y
contiene los recuerdos de toda la raza humana…

Weiss no es el único profesional de la psiquiatría que se ha topado
con estas cuestiones, pero quizá es uno de los primeros que se ha
atrevido a escribir al respecto. Otros casos significativos son los
del doctor Stanislav Grof, cofundador de la Psicología Transpersonal,
el doctor Roger Woolger (autor de Otras vidas, otras identidades); los
doctores C.J. Ducasse, Martin Ebon, Helen Wambach, Gertrude Schmeider,
Frederick Lenz, Edith Fiore, Barbara Ann Brennan (autora de Manos que
curan y Hágase la luz) y el doctor Ian Stevenson quien ha reunido más
de dos mil ejemplos de niños con recuerdos y experiencias del tipo de
la reencarnación, como xenoglosia, que es la capacidad de hablar un
idioma extranjero al que nunca se ha estado expuesto.

No obstante, como asegura el mismo Weiss, “la investigación
científicamente rigurosa de estos temas está todavía en mantillas. Si
bien se están dando grandes pasos para descubrir esta información, el
proceso es lento y encuentra mucha resistencia tanto por parte de los
científicos como de los legos.”

Mientras se lleva a cabo esta investigación, el doctor Weiss se dedica
a sentar precedentes curando a cientos de personas que se ponen en sus
manos.

La hipnosis que practica Weiss no es de tipo sugestiva (de aquellas
cuyo objetivo es reprogamar los hábitos de la persona), sino
regresiva. Esto significa que bajo el estado de receptividad y
relajación inducido por hipnosis, se puede acceder a los recuerdos que
guardan relación con el origen del problema o la conducta a tratar, ya
sea en esta vida o en vidas pasadas. Según ha comprobado Weiss, cuando
un paciente logra llegar a las verdaderas causas de sus miedos
subyacentes liberando las emociones retenidas, invariablemente se cura
el transtorno de manera permanente.

“El mecanismo curativo central de la terapia de regresión a vidas
pasadas es la transmutación del miedo en amor. Este es el mensaje de
curación que quienes han experimentado la regresión a vidas pasadas
difunden y practican.” Y ¿cómo se lleva a cabo esta transmutación?
“Conociéndose a sí mismo. Mirando hacia adentro y viendo con claridad.
Comprendiendo y adquiriendo sabiduría. Esto nos ayuda a ser más
alegres y apacibles. Ésta es la esencia de cualquier curación de vidas
pasadas.”

El enfoque de Barbara Ann Brenan

Barbara Ann Brennan se doctoró en física atmosférica y trabajó como
investigadora en la NASA. Durante los últimos quince años se ha
dedicado a estudiar el campo de la energía humana y a practicar la
terapia bioenergética. Es autora de dos libros, Manos que curan y
Hágase la luz, que se han convertido en pilares tanto de la nueva
medicina como de la literatura New Age.

Barbara ha comenzado a demostrar científicamente la existencia de lo
que los antiguos textos místicos y esotéricos llamaban el aura humana,
mismo que ella denomina el Campo Energético Humano (CEH). Siendo
investigadora empezó utilizando diversos aparatos para detectarlo y
medirlo y posteriormente desarrolló su propia percepción sensorial
hasta lograr ver este campo y distinguir sus diversas capas. De hecho
asegura que cualquiera que se lo proponga puede hacerlo mediante los
ejercicios que sugiere en Manos que curan.

Gracias a sus observaciones, que coinciden con las de otras personas
capaces de ver el aura, ha descubierto que las ideas y las emociones
asociadas a dichas ideas presentan determinadas configuraciones
específicas en el campo energético del ser humano.

Según explica, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan
en el CEH como bloques oscuros o configuraciones aurales de diversos
tonos turbios vinculados con el tipo de emociones que se hallen en
conflicto, cuyo origen radica en las ideas negativas que mantenga una
persona en un momento dado. Si estas configuraciones persisten en el
CEH sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el
cuerpo físico de la persona causando una enfermedad.

De acuerdo a sus observaciones, diversas enfermedades crónicas o
síntomas raros así como los problemas congénitos del cuerpo físico
tienen origen en vidas anteriores. Como sus libros están orientados a
la curación dice: “tan pronto como el sanador sepa que el trauma
procede de una vida anterior, deba ayudar al cliente a conectar las
cuestiones de su vida presente con la experiencia de las anteriores”
Recomienda comenzar por tratar los problemas a nivel físico y
psicodinámico, “trabajo que conducirá más adelante al aspecto
espiritual que, en primer lugar, ha encarnado el alma para resolver ya
que lo que se persigue no es sólo curar el cuerpo físico, lo
importante es curar el alma”.

Entre las formas que ella ha desarrollado para saber si el trauma
procede de una vida anterior explica:

He descubierto un procedimiento para ‘leer’ la causa de un problema
físico determinado. Combina dos técnicas: la primera es la manera
normal de evocar la memoria. Basta con volver la vista atrás, a cuando
uno era más joven. Elija entonces la edad determinada, o un lugar
concreto en el que haya vivido y recuérdelo. Recuerde ahora una época
anterior a ésta. ¿Qué proceso interno emplea para evocar los
recuerdos? ¿Qué le parecen? Yo, para recordar algo sobre mi pasado,
utilizo mi mente de manera particular. Sé lo que se siente. Retengo
mis recuerdos en forma de sentimientos, imágenes o sonidos. “Recorrer
el tiempo hacia atrás” es fácil; todos lo hacemos. La mayoría cree que
sólo se puede hacer con los recuerdos de uno mismo, no con los de los
demás. Se trata simplemente de una creencia limitada. He descubierto
que es este proceso interno de retroceder en el tiempo el que se
emplea para leer los antecedentes de una enfermedad.

La segunda técnica consiste en utilizar la conexión kinestésica y la
visión interna. Lo primero que hago es conectar con la parte del
cuerpo de que se trate utilizando mi sentido quinestésico.
Seguidamente, obtengo una imagen del área problemática para descubiri
sus actuales condiciones. Retengo esta conexión y retrocedo en el
tiempo, leo el pasado y soy testigo de la historia de esa parte del
cuerpo. Sigo siéndolo a medida que retrocedo en el pasado y,
finalmente “leo” la causa del problema. Por ejemplo, veo un
traumatismo que se produjo en una parte del cuerpo del paciente en
algún momento anterior de su vida. Luego veo otro, en algún momento
más remoto, y así sucesivamente. La mayoría de las enfermedades graves
son el resultado de una serie de esos traumatismos. Lo que hago,
sencillamente, es ir hacia atrás hasta un momento anterior a que se
produjera cualquier traumatismo en esa parte del cuerpo. El primero
que sufrió es la causa primigenia del problema actual y suele
encontrarse en una vida anterior.

Según Barbara Ann Brennan, a lo largo de sus diferentes vidas, el
alma va aprendiendo lecciones específicas y contribuye con ello al
desarrollo de la humanidad en su conjunto:

El proceso de encarnación está dirigido por el yo superior. Esta
pauta vital está contenida en la séptima capa del aura, el nivel del
patrón cetérico. Se trata de un patrón que cambia constantemente a
medida que el individuo realiza elecciones espontáneas en su proceso
vital y de crecimiento. Al crecer, el individuo amplía su capacidad de
sustentar niveles más altos de vibraciones/energía/conciencia hacia y
a través de sus vehículos, sus cuerpos aurales y sus chakras. De este
modo se beneficia de realidades cada vez más extensas a medida que
avanza por el sendero de la vida. Con el progreso de cada individuo
progresa toda la humanidad. En general, cada nueva generación es capaz
de soportar vibraciones más altas que la precedente, de manera que la
humanidad toda se desplaza en su plano evolutivo hacia vibraciones más
altas y realidades expandidas. Muchos textos religiosos, como la
Cábala, el Bhagavad Gita o los Upanishads, mencionan este principio de
la progresión de la raza humana.

El proceso de encarnación anterior a la concepción ha sido expuesto
por Madame Blavatsky y, más recientemente, por Alice Bailey, Phoebe
Bendit y Eva Pierrakos. Según esta última, el alma que se va a
encarnar se reúne con sus guías espirituales para planificar la vida
futura. En esta reunión, el alma y sus guías estudian las tareas que
necesita la primera para lograr el crecimiento, el karma que debe
encontrar para asociarse y los sistemas de creencias negativas que
requiere para pasar por la experiencia. Este trabajo vital se conoce
generalmente como la tarea personal.

Así, por ejemplo, una persona tal vez necesite desarrollar la
capacidad de liderazgo. Al entrar en la vida material, esa persona se
encontrará en situaciones en las que el liderazgo será una cuestión
clave. Las circunstancias serán totalmente distintas para cada cual,
pero la atención se centrará en el liderazgo […]

Según Eva Pierrakos, la cantidad de asesoramiento que recibe un alma
de sus guías en la determinación de las circunstancias de su vida
futura depende de su madurez. Se eligen padres que aporten las
experiencias ambiental y física necesarias. Estas elecciones
determinan la mezcla de energías que finalmente formará el vehículo
físico en el que se encarnará el alma para realizar su tarea. Tales
energías son muy precisas y equipan el alma con lo que necesita
exactamente para dicha tarea. El alma se ocupa a su vez de una tarea
personal de aprendizaje individual (como el liderazgo) y de una “tarea
en el mundo” que implica un don para la vida en sociedad. El diseño es
tan exclusivo que al cumplir la tarea personal se encuentra uno
preparado para hacer lo propio con la tarea del mundo. La tarea
personal libera al alma dejando escapar las energías que se emplean
para realizar la tarea en el mundo […]

El plan vital contiene muchas realidades probables, lo que permite la
libre elección entre numerosas opciones […] Cuando empezamos a
liberar nuestros bloqueos realizamos nuestra tarea personal. Se libera
nuestra energía de manera que podemos hacer lo que siempre deseamos en
la vida: ese profundo anhelo que hemos tenido desde la infancia, ese
sueño secreto; esa es la misión de uno en la vida. Eso que usted ha
querido hacer más que cualquier otra cosa es su tarea vital. Es para
hacerlo, es para lo que vino. Al despejar sus bloqueoos personales
abre el camino hacia la consecusión de su más profundo anhelo. Deje
que sea éste el que le guíe. .

Usted ha proyectado su cuerpo y su sistema energético como una
herramienta para realizar su tarea vital. Dicha herramienta está
formada por la combinación de energía-conciencia que mejor convenga a
aquello para cuya realización se ha encarnado usted. Nadie más posee
esa combinación, y ninguna otra persona desea hacer precisamente eso
que usted anhela. Usted es único. Cuando desbloquee el flujo
energético del sistema de energía que ha creado para su tarea, también
pone trabas a ésta. Las pautas generales del bloqueo que hacen las
personas se denominan estructuras de carácter y sistemas de defensa.
Son todas las formas en las que habitualmente se separa a sí mismo de
lo que vino a hacer a nivel de tarea en el mundo. También son
manifestaciones directas de aquello que no conoce en la vida y que ha
venido a aprender. Por tanto, tiene la lección cristalizada en su
cuerpo y su sistema energético. Ha construido y adaptado su cuarto de
estudio de acuerdo con sus propias especificaciones. Vive dentro de él.

Como aprenderá, los bloqueos energéticos conducen en su momento al
desorden físico. Por contra, se pueden rastrear esos desórdenes hasta
su estructura de carácter o la forma en que bloquea sus energías
creativas. En consecuencia, cualquier enfermedad que tenga puede estar
directamente relacionada con su tarea vital. Se relaciona, a través de
su sistema energético, con su anhelo más profundo. Está enfermo porque
no consigue ese deseo más hondo. Por tanto, le pregunto de nuevo qué
es lo que más anhela hacer en su vida, más que ninguna otra cosa en el
mundo. Averigüe cómo se detiene a sí mismo. Despeje esos bloqueos.
Haga lo que desea y se sentirá bien y podrá entregar entonces su
contribución a la humanidad.