El sendero iniciatico

l Sendero Iniciático
(Texto tomado de la obra la Filosofía del Fuego del DR. R. S. Clymer, Segunda edición en español, Editorial Kier, S.A., Buenos Aires, 1980, páginas 61 a 69.)

El primer paso serio del Neófito en el Sendero es buscar él mismo cabalmente la razón que le indujo a ir en pos del conocimiento oculto.
En muchos casos, el incentivo es indudablemente algún motivo egoísta. Esto puede ser inocente en sí mismo y conducir hacia algo más profundo y elevado. Cuando el motivo es realmente malo, el Sendero se vuelve peligroso para la mente y la razón, y sería mucho mejor para ellas abandonar su búsqueda, evitando así el castigo que tarde o temprano pagarán Todos los que buscan dirigir lo Espiritual hacia fines ulteriores.
Una vez que el Neófito entró en el Sendero, no hay vuelta atrás. Las experiencias probaron ampliamente que, de los muchos que entraron en el “Camino de la Vida” hay numerosos que amaron demasiado bien las “Ollas de Egipto” e intentaron volver atrás. Esto lo encuentran imposible. La Ley que se pone en movimiento, cuando se toma el voto, no puede retardarse ni cesar su movimiento hacia delante. Aunque el Neófito cese en todos sus esfuerzos, el impulso interno, la constante insatisfacción con la vida, indica que la Ley continúa funcionando y en un tiempo u otro obligará al Acólito infiel a reingresar en el Sendero y cumplir la misión de su vida.
La Ley Arcana puede declararse de este modo:
“Al Neófito que acepta la obligación y es admitido en los Misterios, no le está permitida una retirada exitosa. En algunos casos, como donde se viola el voto mismo, puede perderse la vida misma debido a los poderes del mal que se liberan cuando el hombre se deshonra quebrantando un juramento solemne.”
El Neófito sincero, que en su corazón anhela la vida mejor y más elevada, no permitirá que ninguna persona o cosa influyan sobre él. Este deseo deberá ser en procura de la Sabiduría y la iluminación, el conocimiento que viene como resultado de las experiencias que tendrá, incluidos el dolor el sufrimiento que pueden ser parte de su destino. Tales buscadores no saben de temor. Si éste surgiese temporariamente, se dominarían con prontitud y seguirían su camino.
Dentro del hombre, dentro de cada uno de nosotros, se ocultan todas las pasiones del reino animal. Todos los animales que el hombre conoce están representados dentro de su ser, como tan clara e inteligentemente lo describe la inmortal obra maestra de Bunyan “Pilgrim Progress”, que deberían leer no sólo los estudiantes de lo Oculto y los Misterios sino todos los hombres. Aunque estas pasiones estén dormidas en un hombre, están presentes y, tarde o temprano, DESPIERTAN Y TODA CRIATURA HUMANA DEBERA DOMINARLAS, O SERA DOMINADA POR ELLAS. Esta es la suerte o la herencia DE TODO SER HUMANO VIVO. Al entrar en el Sendero, estas “criaturas” despiertan (a no ser que previamente hayan sido sometidas) para que las pasiones carnales puedan transmutarse en la Pasión Divina, en los FUEGOS DEL ALMA convertidos en la Iluminación o en el MANTO con el que se vestirán todos los iniciados.
De esta manera, por ejemplo, es enteramente posible que uno haya llevado una vida ejemplar en lo que concierne a la naturaleza sexual y haya estado casi enteramente libre de tentación. Al entrar en el Sendero, esta naturaleza creativa dentro de él puede despertar muchísimo y es posible que se le cruce en el camino una tentación y otra. Esto no se debe q que haya tendido hasta ahora ningún gran cambio dentro de él sino porque él salió a “matar”, esto es, a dominar al Dragón, para que, como resultado, entre en posesión del Dragón. Ha puesto en movimiento una ley con la que deberá armonizarse o volverse su esclavo en vez del amo. Todos deberán encontrarse con la Tentadora, y el Hado es descripto como peculiarmente femenino. Mientras el hombre sea débil, ella le tentará, le traicionará, le arruinará y se reirá de él por su docilidad; pero una vez que ella tome conocimiento de que él no cederá más a ninguno de sus avances, ella se transformará en una sierva complaciente.
Así como ocurre con todas las pasiones del hombre. Aparentemente, el hombre es una unidad, un solo ser. De hecho, es formidablemente compuesto. Dentro de él habitan, principalmente inertes, todas las cosas de la creación. El es, en verdad, el Microcosmos del Macrocosmos, el duplicado pequeño y algo insignificante del mundo mayor. Mientras él vive la vida totalmente material, estas fuerzas permanecen dormidas en gran medida. El poder de él es meramente nominal. Una vez que él despierta gradualmente a todas estas fuerzas ocultas; y cuando él domina una tras otra, sus energías, fuerzas y poderes aumentan hasta que, finalmente, cuando ha dominado y doblegado a su Voluntad a todos los que habitan dentro de él, poseerá la Voluntad y los poderes de los dioses, y así fue escrito que “el hombre se convertirá en el amo de las bestias del campo, etcétera.”
Mientras gana el dominio sobre las criaturas ocultas dentro de él, se da otro paso igualmente importante, el de buscar dentro del yo más recóndito las debilidades ocultas que seguramente estarán presentes y que también deberá ser eliminadas a fin de convertirse verdaderamente en un hombre. Tal como dentro del hombre se ocultan todas las pasiones y todas las formas de debilidad, así también se ocultan todos los poderes, fuerzas y la Sabiduría de las Edades. Los Antiguos, plenamente sabedores de que esto es cierto, tenían sobre sus templos de Iniciación el precepto: HOMBRE CONOCETE A TI MISMO, tomando conocimiento como resultado de sus experiencias que, una vez que el hombre realiza exitosamente la búsqueda de la Sabiduría, su “compañera” será la Sophía Divina, i.e. la Sabiduría encarnada.
Esta búsqueda y este viaje por el Sendero abren al Neófito mundos desconocidos, lo mismo que oscuras cavernas, y un conocimiento de que está despertando a algo hasta entonces totalmente incógnito. Como resultado, nace dentro del sentimiento, el anhelo y la soledad que parece llenar de dolor todo el ser. Por esta razón se dice que el Nazareno lloró mucho y fue un hombre del dolor. Este es el preludio del despertar del Alma misma. EN TODA LA VIDA, LAS TINIEBLAS DEBERÁ PRESEDER A LA LUZ, COM OLA NOCHE PRECEDE AL DIA.
El conocimiento de que el Neófito deberá, en última instancia, atravesar esta cámara de las tinieblas, donde habita la sombra, así como tuvo que atravesar la cámara de la creación animal dentro, y sus pasiones, por ningún medio impedirá que alguien entre en el Sendero, pues de otro modo ni la consciencia del Alma ni la Inmortalidad podrán alcanzarse. Además, tarde o temprano toda Alma viva deberá atravesar exitosamente estas experiencias o perder su identidad personal. Cuanto más pronto el hombre despierte a esta necesidad y a su deseabilidad, más rápido alcanzará la meta que conocemos como Iniciación.
Aparentemente, no hay nada más terrible que el aislamiento y la soledad para quienes tienen consciencia de ninguna otra fase de la vida que la de la sensación externa y que hasta entonces no pueden crear su propio mundo de pensamientos; especialmente si en su medio ambiente no hay nada que atraiga y retenga su atención y les haga pensar. El pensar es un Arte. Realmente, pocos piensan por sí mismos. Inconscientemente aceptan las ideas de otros, creyendo que éstas son sus propios pensamientos. Los pensamientos que piensa, con frecuencia no son más que las reacciones de sus pasiones animales o carnales, los apetitos nativos del cuerpo físico, o como resultado de las cosas que desean y no las cosas que ellos saben que son su beneficio.
Los pensamientos bienvenidos e indeseables entran en el reino mental. Ni vienen cuando el hombre lo ordena ni se marchan porque no se los quiera. Son como huéspedes trubulentos que no observan las reglas de la buena conducta. Esto da por resultado, confusión y engaño, y es una de las razones por las que el hombre es débil, enfermizo y esclavo de las condiciones y el medio ambiente. El Sendero exige y conduce hacia la concentración; hacia la centralización; hacia el dominio del pensamiento y el poder para crear ideas nuevas y retenerlas hasta que manifiesten resultados.
Como es natural, al principio puede sobrevenir confusión, la cual parecer ser destructiva. La mente, que despierta de sus siglos de inercia y confusión, intenta, en gran medida como la madre de una gran familia de hijos sin instrucción, sacar el orden del caos, para hallar solamente que el alboroto es demasiado grande para los primeros esfuerzos. Cuando se realizan esfuerzos continuados, se produce lenta pero gradualmente la separación de los ordenados respecto de los turbulentos, cada cual es ubicado en su propio nicho o esfera de acción, y cuando al fin cada cual es colocado correctamente, se establece el orden en el círculo familiar. Así ocurre con la mente. Lo constructivo deberá ser separado de lo destructivo, los destructivo deberá ser eliminado y convertido en constructivo; y cuando se produce el orden, vendrán pensamientos nuevos, ideas nuevas, imágenes mentales nuevas de cosas a cumplir o realizar.
La vida se vuelve sistematizada y comienza a tomar un aspecto enteramente nuevo. Este es el despertar de la mente. Es el bautismo de Juan mediante el agua. El bautismo del Espíritu mediante el Fuego, seguirá después si se continúa el esfuerzo.
Una vez que la mente despertó y surgió hacia una consciencia nueva, se introduce en la existencia la capacidad mental de visualizar un mundo nuevo con criaturas nuevas o Renacidas, queriendo todas trabajar en armonía por un bien común. Entonces el hombre empieza a mirar dentro de su propia Alma y una nueva Esfera se abre ante él. Sus facultades formadoras de imágenes se fortalecen. Las visiones mentales se presentan ante el ojo interior, para aceptación o rechazo; si se la acepta, se vuelve objetiva y se concreta en el mundo externo. El comprende como un hecho que tiene el poder para introducir en la manifestación física algo nuevo y deseable.
Este es el Sendero del conocimiento. Pero no debemos olvidar enteramente la posibilidad de que haya visiones que sean indeseables, sí, horribles, y que constituyen el Terror, pero tales visiones no son posibles si los deseos son puros, si la consciencia está libre. Sólo quien ha limpiado cabalmente su Templo puede estar enteramente libre de visiones perturbadoras, y, afortunada o infortunadamente, esto es igualmente cierto respecto de los profanos que en sus sueños tienen las visiones de los males que asedian sus mentes y deseos durante las horas de vigilia.
En consecuencia, como obligación primera está la limpieza del Templo (el legendario establo de Augías) como el Nazareno hizo limpiar el templo de los “ladrones cambistas” de su época. Hasta él tuvo obligación de purificar el templo de la suciedad, de las condiciones degradantes y del medio ambiente indeseable.
¿Qué es el dúctil poder de la imaginación, y qué quieren decir los hombre llamando a las imágenes subjetivas “obras meramente de la imaginación”? ¿El hombre puede imaginar algo que no existe? ¿Las creaciones de nuestros pensamientos son menos reales que las cosas que creó la imaginación de los demás, puesto que todas las cosas deben existir primero en la imaginación? ¿No es el universo mismo un producto de la imaginación de Dios? ¿No podemos ser dioses en nuestro mundo interior, capaces de crear formas de lo que aparentemente aún no existe? ¿No dijo el gran Maestro a través de San Juan: “Mas a los muchos que le recibieron, les dio potestad de convertirse en los hijos de Dios”?
“Gradualmente, a medida que el hombre se encuentra, contempla aún dentro de su mundo interior otro mundo, con espacio tan infinito como el del mundo externo, con montañas y llanuras, con océanos y ríos, con criaturas que le miran como su dios –porque él se ha convertido en el amo. Estas sacan vida de su Voluntad y alimento de sus pensamientos y sentimientos, de la misma manera que el hombre recibe ahora poder e ideas del Autor del universo, apareciéndosele quizá en sus contemplaciones mientras está dormido y en visiones mientras está despierto.”-
Lytton.
El próximo paso en el Sendero es poder cerrar los sentidos y los deseos del mundo material, dando de ese modo a los deseos Espirituales una oportunidad para que se los sienta. Este no es un trabajo de un día o una semana, sino un resultado del esfuerzo y del desarrollo.
Ninguna visión es posible, ni se abrirá la vista Espiritual a los Neófitos a no ser que hayan aprendido primero, a través de instrucción y concentración prolongadas, a SILENCIAS los sentidos y pasiones del yo mortal. Habiendo abierto la visión y la vista Espiritual, el Neófito está bien en el Sendero para ganar conocimiento y obtener poder.
El conocimiento no podrá ganarse mediante inculcación. El Neófito toma la palabra del maestro por todo lo que puede enseñarle pero no puede conocer, amenos que las percepciones interiores, el Alma misma tenga el sentimiento y sienta que es así. A partir del ser interior, a partir del yo Espiritual y a través de la experiencia personal sola podrá ganarse conocimiento y comprensión. Sentir es conocer. Sufrir es conocer. Crear es conocer. Ver meramente puede ser un engaño.
El materialista que no ha despertado al yo Espiritual dentro no tiene el derecho, la capacidad ni el poder para conocer las verdades interiores. Sólo quién, a través de preparación y vida recta (viviendo la vida como se enseña) ha sido capacitado para despertar a la Silente Vocecilla, al ser interior, podrá entender las verdades Espirituales.
El estudiante deberá cerrar firmemente todas las puertas (los sentidos externos) y excluir a todos los profanos, los sofistas y los escarnecedores: a la sofística. ¡Abrid vuestra percepción Espiritual! Cuidaos de la pasión y los malos deseos; evitad las opiniones erróneas y los prejuicios intelectuales. Mantened la mente dirigida continuamente hacia la fuente Divina de toda la existencia; empeñáos en pos de una realización continua de la presencia del Supremo; y, en el deseo de caminar por el Sendero de la Luz hacia la Inmortalidad, no olvidéis ni siquiera por un momento que vivís en la consciencia de El cuyo poder creó el mundo. El es todas las cosas y todas las cosas son en El. Es autoexistente, conocimiento puro, sabiduría suprema; y, aunque ningún hombre Le ve, salvo en la Luz o Fuego dentro de vuestro propio Centro, en el Universo no hay nada que pueda ocultarse de Su vista.
El próximo paso es entrar en una comprensión de las Leyes de la Naturaleza y una comprensión de que, dentro de ella, nada está muerto; de que todas las formas son manifestaciones de la única fuente Universal de la Vida. Aprended a conocer la causa de los fenómenos físicos que ocurren en el mundo de los fenómenos, la naturaleza de la luz y el calor, del sonido y la fuerza, y el espíritu que es vida.
El Neófito deberá buscar resolver el misterio de su naturaleza Espiritual y las Leyes que gobiernan su ser, entre las cuales las principales son el Karma y la Reencarnación, la generación y la Regeneración. Ha de saber cómo el Nómada humano y la Chispa Divina desciende una y otra vez para asumir una forma física y, en cada encarnación en la tierra, intenta en sumo grado construir la personalidad dentro de una Individualidad, el “gusano” de la tierra dentro de un dios; una mera criatura humana dentro de un hombre real plenamente dotado de la virilidad que Dios se propuso que todos los hombres poseyeran; un genio irresponsable, quebrantador de sus votos y destructivo dentro de quien, debido a un impulso interior, es totalmente responsable de todos sus actos; cuya palabra es sagrada ante Dios y el hombre; cuyo voto no es un mero pedazo de papel, sino irrevocable e inanulable y que vuelca sus esfuerzos en la construcción y sólo se defiende cuando es atacado. Ha de aprender cómo la criatura nacida de la tierra y de la mujer, aunque sea una acumulación siempre mutable de materia (de otro modo no podría ascender a las estrellas) es, no obstante, también siempre mutable en su consciencia y, en última instancia, en el Espíritu individual e incorruptible que conocemos como el Alma y alcanza la Iluminación.
Deberá aprender la significación de los signos simbólicos Arcanos, incluido el del misterio del Triángulo, el Triángulo entrelazado y doble, la Tau de los egipcios, la Serpiente Entrelazada de la india y lo que significa montar guardia en los portales del hombre para que nada impuro entre en el Templo, y para que jamás nadie sea admitido en el Santuario del Templo interior (el Santo de los Santos) a menos que primeo demuestre que es uno de los allí Iniciados.
Estará constantemente en guardia para excluir todos los pensamientos y deseos malos que natural y continuamente buscan entrar en la mente y convertirse en parte del Alma.
Aprenderá que éstos y otros enemigos del Alma pueden mantenerse lejos de los Portales Sagrados si sus aspiraciones son por cosas más profundas y más elevadas que la mera satisfacción de los apetitos sensuales y la adquisición de bienes materiales, o la deseabilidad de cualquier forma corpórea, por agradable que esto sea para el ojo; aprenderá que no deberá permitir que estas cosas le esclavicen bajo circunstancia alguna. Además, aprenderá a comprender que la hermosura del Espíritu, que al ser atacado, se retira rápidamente al Trono del Alma cuando llega la tentación, es inmune a estos destructivos agentes de la carne.
Quien no ha sido tentado no puede conocer el poder de la tentación. El hombre que nunca descendió en las “cuevas” inferiores de la suprema tentadora hala difícil comprender los misterios del yo Espiritual. Que nadie se enorgullezca de su fortaleza hasta que haya sido frecuente y cabalmente sometido a prueba; ni que condene a quienes han caído. Más bien proceda a ayudar a sus hermanos para que ellos también puedan caminar hacia arriba. Que busque dentro de sí mismo sus propias debilidades (con seguridad son numerosas) y cuide que dentro de sí no quede abierta ninguna entrada secreta por la que una pasión favorita pueda entrar con el disfraz de un amigo o un beneficio. Si la tentadora gana la entrada durante los momentos en que no se está en guardia, él deberá estar preparado para llamar en guardia para rechazar al intruso indeseado. Entonces, las puertas del Alma se abrirán, la razón se entronizará y la Luz de la Sabiduría Divina le guiará. Para que no lo olvidemos, estemos siempre atentos al hecho de que la tentadora no se nos presenta anunciando sus intenciones con un sonar de trompetas sino en silencio, cuando todo parece estar bien.
Pocos son los hombres que conocen realmente su debilidad, que no hayan descendido en las profundidades de sus Almas donde, sin saberlo pueden hallarlas infectadas con “serpientes venenosas” y “reptiles ponzoñosos”, símbolos de la ralea de las pasiones y de los espíritus de todos los malos deseos. Aun así, si los hombres saben cómo llamar en su auxilio a la Sophía Divina, al Espíritu de la Sabiduría, estos males y debilidades serán descartados y darán lugar a los deseos santos y a las aspiraciones elevadas, y la paz se establecerá dentro de su dominio.
Durante el progreso de la Iniciación, el Neófito será introducido en una realización plena de que cuanto haga o piense producirá, a su tiempo, una reacción correspondiente sobre él y sobre todas las cosas con que esté aliado o conectado. Quien es beneficioso para los demás, realmente se beneficia de ese modo a sí mismo, mientras quien obra en perjuicio de los demás, aunque sea muy levemente, de ese modo está decretando su propio castigo. Eternamente y siempre, las acciones de los hombres son la simbolización externa de sus propias vidas interiores, y todo pensamiento y todo acto tienen la tendencia de repetirse.
El trabajo principal del Neófito, junto con la autopurificación y la transmutación de lo carnal en lo Inmortal, es el cultivo de todos los poderes y fuerzas de su ser. Deberá abrir, por así decirlo, la fuente interior del conocimiento y de la Sabiduría ganados durante muchas encarnaciones. Aquellos están ocultos tan hondamente bajo escombros como para ser casi inalcanzables. A través de este trabajo, él aprende a conocer la Verdad y llegar a la Sabiduría; tal sabiduría es casi independiente de la búsqueda externa y sin la necesidad de adoptar las opiniones de los demás. Luego, aprende el arte de entrar en comunicación directa con las Jerarquías de la Hermandad Invisible de los Iniciados: los Hermanos de la Llama.
Finalmente, el Neófito deberá ganar una comprensión clara de que no hay bien relativo sin mal relativo. No existe un hombre tan puro que no albergue, dentro de su ser, elementos carnales. No habiendo nadie así libre, el hombre avanza Espiritualmente por medio de la transmutación de los elementos carnales dentro de él. Mediante la “quema” de lo indeseable, el yo Espiritual gana la Luz.
Por ejemplo, para grabar esto, las raíces del lirio encajadas en el lodo de las aguas, lo transmutan y él obtiene el material para “dar a luz” las magníficas y hermosas flores para alegrar los corazones de los amantes de lo bello.
No destruir nada, sino hacer uso de los elementos del mal para producir el bien, es el objeto del proceso alquímico empleado por el Iniciado y Maestro.
Cuando el yo superior empieza a despertar dentro y la Luz del Espíritu penetra en las regiones de los elementos carnales, el ego animal empieza a rebelarse e interferir en los esfuerzos que se hacen. Estos males pueden incluso manifestarse de forma objetiva como el legendario Terror del Umbral, el producto de la imaginación del hombre coloreada por los males que hay dentro, que hasta ahora no han sido transmutados, y que pueden disiparse prestamente mediante la exaltación de los pensamientos y deseos y el ejercicio de la Voluntad.
Uno de los Iniciados, escribiendo sobre el tema, ha expresado bien:
“Hay una buena región del Alma del hombre en la que residen estos habitantes. En personas degradadas, esta esfera rebosa principios vivos, semidesarrollados o plenamente desarrollados y monstruosidades subjetivas de toda índole. Bajo ciertas condiciones, especialmente si el organismo físico está debilitado por la enfermedad, pueden por así decirlo, salir de su centro y asumir una forma objetiva, vistiéndose con los elementos más groseros de la materia y convertirse en visibles incluso para los sentidos externos.
La materialización del Espiritualismo moderno provee un ejemplo de esto. La obsesión es otra manifestación, y es frecuentemente curable por quien tenga experiencia, mediante el control durante ese tiempo, por un medio y otro, de la mente del obseso y la liberación de la víctima respecto de la obsesión, ilusión o neurosis.”
No es necesario decir que hay mucho mal (conocido ocultistamente como “entidades”) entre todos los hombres, como para que sea bueno prestar atención a la advertencia del Nazareno:
“Cuando estéis de pie, cuidaos de no caer.”