chamanes

Chamanes

Probablemente es en el Centro y Norte de Asia donde el chamanismo
conserva sus aspectos más antiguos, considerando muchos autores que
pudo ser en estas regiones donde tuvo lugar el comienzo de ésta que
como hemos dicho Mircea Eliade consideraba la “técnica del éxtasis”.
El chamanismo en estas regiones desde tiempo inmemorial sabe utilizar
los poderes secretos que el hombre posee dentro de sí y de los que en
las sociedades modernas se ha perdido el conocimiento. Durante muchos
milenios en aquellas regiones se ha sabido desarrollar el psiquismo
hasta límites insospechados. En este universo que el hombre de
aquellas aisladas culturas se ha creado no puede encontrarse el menor
parecido con la lógica de nuestra cultura occidental. Es como si
hubiesen pasado “al otro lado del espejo” y encontrado allí una nueva
dimensión, un universo de recursos inmensos. Fúndase este chamanismo
norasiático en la seguridad de que existe un espacio sobrenatural al
que el chamán puede acceder por medio de sus técnicas entre las que
desempeña un papel principal la del éxtasis, el vuelo chamánico.

Cuando el chamán por cualquiera de los procedimientos a que haya
accedido a su profesión, termina su aprendizaje y es iniciado tras
duras pruebas, “realiza proezas ante las que la lógica se rebela”
como decía Mircea Eliade, tales como volar por los aires, salirse de
sí mismo, separar el alma del cuerpo, atravesar las llamas sin
quemarse, guiar a los muertos hasta las regiones subterráneas,
ponerse en contacto con las divinidades del mundo del más allá, guiar
a su pueblo y curar sus enfermedades del cuerpo y del alma. Sus
grandes colaboradores son los Espíritus a los que conoce por el
nombre de cada uno y sus mayores enemigos los abasy o demonios. Para
ponerse en relación con estos seres llega a ser un “maestro del
éxtasis”, del trance, unas veces de tipo cataléptico durante el que
queda tan rígido como un cadáver, otras de tipo dramático. Este
trance exige de él un enorme gasto psíquico, nervioso y físico, sin
embargo no muestra la menor fatiga una vez ha terminado.

El chamán en Asia además de curar las enfermedades, es requerido para
dirigir el ritual del nacimiento, del matrimonio y de la muerte,
momentos en los que su fuerza aleja a los malos espíritus. En la
enfermedad que es interpretada como el robo del alma por las
potencias del mal, su acción irá encaminada a recuperar ese alma y
devolverla a su propietario. Esto se realiza por medio de la
ceremonia organizada por el chamán y que recibe el nombre genérico en
muchas tribus de “kamlenie de curación”, palabra que procede el turco
siberiano kam, nombre que recibe el chamán en aquella cultura. Otra
de sus prerrogativas es la adivinación y la precognición, practica la
telepatía y múltiples ritos de caza y pesca para hacerlas propicias.

La palabra chamán ha sido muy estudiada especialmente buscando su
origen. Es indudable que es palabra de la lengua tungús, pero se ha
encontrado el término sánscrito çramana antiquísimo sacado de los
términos pali çramana que significa “monje mendicante”. También se ha
encontrado en la antigua lengua china una palabra sa-men que podría
también estar en la línea etimológica del término.

Entre los Buriatos, Mongoles y Kalmukos al chamán se le llama bö;
entre los Yakutos, ojun; entre los turco-tártaros kam y entre los
esquimales o innuit, se le llama angakok. También hay mujeres
chamanas a las que se llama odügan. Incluso las más viejas
tradiciones de aquellas etnias señalan que el primer chamán fué una
mujer que disponía de poderes maravillosos, y entre los Yakutos,
Ostiakos, Buriatos y Tunguses siempre han sido muy numerosas las
mujeres chamanes. Pero quizás con el tiempo ha disminuído su poder,
debido según refieren los hombres de estas tribus a que la mujer
tiene que dedicar mucho tiempo a la educación y cuidado de los hijos,
a que tienen épocas impuras cuando menstrúan, y que los embarazos les
impiden la práctica del chamanismo. Los autores que han estudiado
estas tribus siempre quedaron sorprendidos de que los vestidos
rituales de los chamanes fuesen femeninos. Esto se explica quizás por
el origen femenino del chamanismo. Entre estas tribus también por el
mismo motivo se ha dado gran relieve a los poderes chamánicos que
desarrollan los homosexuales. Entre los Tchouktches y los Tongas, hay
una clase especial de chamanes homosexuales que son muy apreciados
por sus poderes y que siempre van vestidos de mujer realizando además
tareas de mujeres. Los espíritus les proporcionan los ademanes
propios de las mujeres. Es probable que los anariaeos

de los que hablaba ya Herodoto, y que vivían en el Ponto Euxino
actuando en todo como homosexuales fuesen este tipo de chamanes.

Se llega a ser chamán entre los Lapones, Nenetz, Yakutos, Samoyedos,
Tchouktches, Koriakos, Buriatos, Tunguses, Ostiakos, Aleutas,
Esquimales, Orotches, Yogules, Yukaghires y otros grupos siberianos y
asiáticos del Norte, de diversas maneras.

Unas veces se presenta en un adolescente un instinto, un deseo
irresistible e inexplicable, una vocación espontánea de ser chamán.
Es la llamada de Dios, por regla general desde la infancia en la que
ya se distingue de los otros niños por su deseo de permanecer
aislado, por ser taciturno, encerrado en sí mismo, tiene visiones y
pesadillas, manifestaciones histéricas o epilépticas. Nadie se
inquieta en la casa al verlo así, ya que todos piensan que está
llamado por los Espíritus para ser chamán. Ha sido elegido. Los
espíritus se han apoderado de él. Le será inculcado el saber
necesario después que los Espíritus le torturen una y otra vez.
Tendrá que sufrir muerte y resurrección para llegar a formarse
totalmente. Quedará por horas y aún por días inconsciente, tendido en
un rincón de la yurta que es la vivienda habitual en estas latitudes.

Otra forma de acceder al chamanismo es la transmisión hereditaria.
Los hijos de un chamán ven desde su infancia a su padre actuar y
llegan a aficionarse, si no todos, alguno con más capacidades. La
disciplina y el estudio impuestos por su padre harán de él un buen
chamán.

Puede tratarse de una decisión personal, que es otra forma de
vocación quizás más tardía, adquiriendo por sus propios medios la
habilidad del chamán. Más tarde tendrá que demostrar ésta ante la
asamblea de la tribu, siendo aceptado solamente si pasa las pruebas
exigidas entre las que la más importante es el trance chamánico.

Todavía en algunos casos existe la forma de elección por la tribu o
el clan. Generalmente esto sucede cuando muere el chamán viejo sin
haber dejado a ningún otro formado por él. La elección recaerá sobre
el más preparado del grupo que deberá demostrar que puede ser chamán,
es decir realizar el trance extático.

En todos los casos, un chamán con gran experiencia ha de ser
el “maestro” bajo cuyas órdenes se pondrá el aspirante y del que
recibirá las enseñanzas que va a necesitar. El maestro le enseñará
las “recetas” de plantas u otros medios para curar, los cantos, los
rituales, el toque del tambor, y la técnica del éxtasis. Pero el acto
más importante es el trance durante el cual el maestro producirá la
muerte del discípulo, le extraerá las vísceras cambiándolas por
órganos nuevos, será cortado en fragmentos por los espíritus y luego
reconstruído y resucitado. Así se logra provocar una fuerte crisis
espiritual que modifica su personalidad totalmente.

Entre los Youraks-Samoyedos, el niño nace ya siendo chamán y esto se
aprecia por algún rasgo anómalo que presente al nacer como las
secundinas sobre la cabeza u otros signos. Cuando vaya creciendo, los
trastornos que presenta son considerados como parte del poder que
está desarrollando.

Entre los Tunguses de Manchuria el niño poseído por un espíritu que
le impulsa al chamanismo, huye a la montaña, donde permanece una
semana o más alimentándose de animales que come crudos o de hojas de
árboles. Al cabo de ese tiempo aparece en el poblado todo destrozado,
herida su piel por las ramas, sucio, los cabellos revueltos,
sangrando por las heridas que se ha autoinferido, los ojos perdidos
como si estuviera demente y sin hablar palabra. Su familia le cuida
con esmero porque saben que todo aquello es la posesión por los
Espíritus que le han elegido.

Entre los Tunguses, el alma de un chamán muerto se aparece al joven
candidato y le cuenta que ha sido elegido por los dioses para
sucederle. Puede que el demonio Karghi le visite también con la misma
noticia.

En algunas culturas como entre los Esquimales, la iniciación tiene
lugar en circunstancias muy extrañas. Rassmussen cuenta el caso de
una chamana que lo fué desde que estando un día fuera de su igloo,
vió venir una bola de fuego desde el cielo que se introdujo dentro de
su cuerpo iluminándola interiormente y dándole el don de la segunda
vista. Perdió el conocimiento, y al recobrarlo estaba dotada de todos
los poderes de un chamán. Su hijo también fué chamán después de haber
sido mordido por una morsa. Estas iniciaciones son excepcionales pero
a veces suceden. Ambos caían en trance durante el cual contaban cosas
que parecían imposibles a quienes les escuchaban. Otro esquimal
estuvo cinco días dentro del agua helada y salió vivo al cabo de ese
tiempo sin haberse mojado siquiera las ropas. Desde entonces fué un
chamán con plenos poderes.

Se ha pensado durante mucho tiempo que los chamanes sufrían en común
una forma de esquizofrenia propia del Artico y muchos investigadores
estaban convencidos de la existencia de graves trastornos nerviosos
entre los chamanes. No sólo en estas regiones sino en otras partes
del mundo como en el Sudán los epilépticos son los adivinos, entre
los Chinos y los Hindúes se elige para chamán a los sujetos más
débiles, de salud precaria y de equilibrio psíquico inestable. Pero
sin ir tan lejos, en el curso de unas investigaciones realizadas por
un grupo de mis alumnos de la Universidad, pudieron determinar que en
la provincia de Toledo un elevado porcentaje de curanderos eran
epilépticos que habían llegado a la práctica de curar por imposición
de manos y otras técnicas después de haber comenzado a sufrir sus
ataques. Todos afirmaron al ser interrogados que se sentían mucho
mejor de sus propios males cuando curaban a otros enfermos.

Durante la iniciación chamánica en el Norte de Asia, uno de los
momentos cruciales para el futuro chamán es cuando su espíritu tiene
que descender al Infierno. Las fuerzas allí desatadas, los Espíritus
con los que se encuentra, producen en él auténtico terror y no son
todos los que pueden resistir esta experiencia. Pero si lo soporta,
llega a intimar con aquellas fuerzas que acaban por serle familiares
y útiles en su trabajo futuro. Será así que a través de la enfermedad
nerviosa, sueños, éxtasis, y otros caminos más allá de lo natural,
recibirá los conocimientos que harán de él un experto y que le
proporcionarán los poderes extraordinarios que luego utilizará en las
diversas circunstancias de su vida.

Quizás después del trance iniciático aparecerán en su cuerpo una
serie de estigmas, tales como sangre o manchas rojizas en la piel,
que son expresión de su lucha en los infiernos donde adquiere el don
de la curación.

El maestro le enseña a tocar el tambor mágico, instrumento
inseparable del chamán siberiano. El sonido de este tambor atrae a
los espíritus que le rodean y le induce al trance.

Cuando uno observa una ceremonia chamánica en estas regiones, lo
primero que llama la atención es que, después de haber leído tantas
veces que el chamán es un “enfermo” o un “débil”, se lleva la
sorpresa de que el chamán no aparemnta serlo sino todo lo contrario,
incluso cuando es viejo puede pasarse horas enteras danzando,
cantando, sin mostrar el menor signos de fatiga a pesar de los trajes
que llevan llenos de objetos de metal que pesarán sus buenos 10 o 15
kilogramos. Demuestran una resistencia física y una vitalidad
increíbles.

Una práctica común entre ellos es la de pasar sobre carbones
ardientes o simplemente comerlos como si fuesen caramelos.

En la mayoría de las tribus, el chamán siberiano es el depositario de
las tradiciones de la tribu, aprendidas de viva voz de su o sus
maestros. Son poetas, cantores, músicos, adivinos, sacerdotes,
médicos, verdaderos psicólogos y muchas veces los jefes del grupo.
Como he podido apreciar entre los indios cuna y otras tribus, el
poder chamánico les ha llevado al poder político. Sin embargo, no
viven de su chamanismo, sino que como cualquier otra persona de su
tribu, trabajan el campo, hacen la recolección, cuidan del ganado y
tienen sus medios de subsistencia por medio del trabajo diario.

El chamán necesita sin embargo realizar actos chamánicos puros, ya
que de otra forma, la fuerza psíquica se almacena en su cuerpo y
puede llegar a destruirle. Tiene necesidad de liberar energía.

Conoce los secretos de la sugestión y de la hipnosis, como lo
demuestran el tipo de intervenciones que a veces realizan con un
cuchillo, abriendo el abdomen del paciente, metiendo su brazo en el
interior y extrayendo fuera los intestinos, buscando la parte dañada
y extrayéndola o cambiándola. Luego terminada la intervención sólo
queda su brazo manchado de sangre y la piel del enfermo sin ninguna
cicatriz como si no le hubiese abierto. Como se comprenderá
esta “intervención” es “sugerida” a los que presencian la escena y al
enfermo mismo que no siente la más leve molestia durante la misma.

Loa chamanes siberianos conocen el efecto alucinógeno de la Amanita
muscaria que crece abundante en los bosques de coníferas. Los
kamchadales elaboran un costosísimo licor hecho a base de amanitas
con las que se drogan cuando van a realizar alguna de las ceremonias
como la “kamlenie” de curación. La muscarina se elimina por la orina
sin destruirse después de haber producido su efecto. Esa orina puede
ser bebida por un discípulo que a su vez queda drogado. Durante la
ceremonia se suelen poner una máscara metálica o de madera sobre el
rostro o cerrar los ojos para concentrarse mejor. El vestido
chamánico está recubierto de campanitas, talismanes metálicos y otros
objetos que a veces pesan de 10 a 15 Kg

Las poblaciones siberianas creen en una deidad creadora única, Art-
Toïon-Aga (Padre o Jefe del Mundo) que reside en lo más profundo del
cielo, y que no suele intervenir en la vida de los hombres. Es un
Deus ociosus o Deus sedentis. Pero hay otras deidades o emisarios que
son servidores de ese Dios todopoderoso y que son quienes se ponen en
contacto con los chamanes. Hay otros grandes dioses en las capas del
mundo subterráneo dominadas por Oulou-Toïon, el temible dios negro
del Oeste, que no significa que haga daño a los hombres, por el
contrario fué quien les enseñó el uso del fuego y otras muchas cosas
útiles. Hay otro dios, Baï-Ulgan, que es un dios telúrico, que tiene
esposa e hijos y a quien se ofrecen sacrificios para que dé buenas
cosechas y proteja el ganado.

El chamán siberiano nunca abandona su tambor, elemento fundamental en
todas sus ceremonias, no sólo para llamar a los espíritus sino para
obtener energía vital o entrar en trance. Estos tambores son redondos
en el Norte, y de forma oval en el Sur de Siberia, hechos de piel de
reno o caballo, con el bastidor de madera o de junco trenzado. El
ritmo que determina el tambor al ser batido por el chamán, es
acompañado por las palmadas de los presentes. El chamán, inducido así
al trance comienza a danzar y a emitir sonidos de animales, gruñendo
como un oso, golpeando el suelo con el pie como un caballo, bramando
como un ciervo y ululando como un buho. Otras veces imitará a la
serpiente reptando por el suelo. Más tarde imitará a una paloma, a un
cuervo y otras aves para terminar aullando como un lobo. A cualquiera
que presencia esta escena le parece que quiere imitar los sonidos de
los animales, pero en realidad lo que hace es hablar su lengua, la
lengua de los animales y conversar con ellos, lo que le permite
conocer los secretos de la Naturaleza.

El chamán ostenta durante sus ceremonias unos bastones rematados por
una talla que entre los Buriatos es una cabeza de caballo y entre los
Tunguses una cabeza de reno. El bastón buriato se llama amilka (que
significa “dador de vida”). Estos bastones llevan colgando
campanillas y amuletos como el vestido chamánico. El vestido
chamánico con sus numerosos colgantes es una especie de microcosmos,
un universo emblemático.

Magia, chamanismo, técnicas del éxtasis, trances, vuelos y
penetraciones de un más allá, al otro lado del espejo, ceremonias
iniciáticas cargadas de misterio, rituales extraños, conservación de
la Historia más remota de estas tribus. Todo esto ha llegado hasta
nuestro tiempo de avances tecnológicos, todo esto se refugia en los
más apartados rincones del planeta y es a esos lugares a veces muy
poco accesibles, donde llega el antropólogo deseoso de conocer la
vida de estos hombres de la prehistoria, como si hiciese un viaje por
el túnel del tiempo a una dimensión diferente de la que vivimos.
Mucho se ha estudiado ya en el mundo entero, pero mucho es lo que aún
constituye un enigma en ese misterio de misterios que es el
chamanismo.