medicina maya
LA MEDICINA MAYA
Ciertamente poco se sabe de la medicina de los mayas.
La destrucción por parte de conquistadores y religiosos de los códices y casi todo el material escrito y/o dibujado, se llevó consigo casi todo el saber médico del pueblo maya. A pesar de ello, y dejando claro que las extrapolaciones de conceptos médicos de otros pueblos precolombinos próximos al área maya o de los pueblos mayas actuales no son nunca válidos, intentaremos exponer un resumen de lo poco que se conoce sobre la MEDICINA MAYA.
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MEDICINA: MAGIA Y RELIGION
Los mayas y los pueblos de área maya veían la vida como una constante lucha entre el Bien y el Mal, entre dioses benévolos y malévolos. Esto creaba importantes conexiones interdependientes entre salud, enfermedad y religión. Para cada enfermedad había una deidad que la provocaba y otra que protegía a la persona enferma.
Realmente es muy difícil establecer un único y directo Dios de la Medicina.
Aunque el dios creador era Hunab Ku, ésta era una deidad remota que se inhibió de todo tras acabar su obra creadora. Más relevancia tiene su hijo, Itzamná, el dios sol, el señor del cielo, dios de la vida y por ello asociado a la fertilidad, que se interesaba más por las cosas terrenales que su padre, y se le suponía el inventor de la escritura jeroglífica y de los libros de augurios; era adorado como dios de la medicina durante el mes maya zip, septiembre. Entre los mayas lacandones se llamaba Chi Chac Chob o Ah Kan Chob.
Ixchel, su esposa, era considerada la diosa de la luna, del agua y de las inundaciones; quizá la que más se acerca al honor de llamarse Diosa de la Medicina, pues era su protectora así como de las parturientas, se le suponía inventora del arte de tejer. Entre los mayas lacandones se llamaba Akna.
Otra diosa a considerar era Ixtab, diosa de los ahorcados (suicidas), ya que los afligidos por el dolor y que consideraban incurable su mal, se suicidaban ahorcándose para que la diosa los llevara al cielo.
Otros dioses de la medicina eran Cit Bolon Tun y Ahau Chamahez. En el área yucateca aparece otro dios llamado Sacal Puc, dios de los yerbateros, los que curan con hierbas, personajes de gran importancia en la medicina maya.
Dioses menores en medicina eran los llamados Bacabs, cuatro hermanos que colocados en cada uno de los puntos cardinales sostenían el universo, y que se asociaban a fenómenos naturales como la lluvia y el viento que también podían traer enfermedades.
Dioses mayas
En la parte opuesta, la de los dioses malvados, destaca el llamado dios de la muerte Ah Puch (también llamado Cum Hau, Hum Hau, Ah Kisin), que representado en su forma corpórea como Yum Cimil (o Yum Kimil), acechaba dando vueltas alrededor de los enfermos.
En el Popol-Vuh, libro de crónicas de los mayas quichés, aparecen otros dioses demoníacos que vivían en Xibalbá (ver las entradas “Diccionario Maya” y “Un paseo por Xibalbá”), el mundo inferior regido por Hun Camé y Vucub Camé. Entre estos estaban Ahalcaná, que causaba la hidropesía y la ictericia, y Ahalpuh, el que producía el pus; Ahalmez y Ahaltocob, que herían a los hombres para que les sucediera el mal y murieran boca abajo, en la puerta de su casa o detrás de ella; Cuchumaquic y Xiquiripat que eran causa de las hemorragias; Chamiabac y Chamiaholom, que debilitaban a los hombres hasta que se quedaran en los huesos y murieran; Patán y Quicxic, que provocaban la muerte repentina y los vómitos de sangre.
Entre los mayas cakchiqueles existían otros dioses productores de enfermedades como Ahal puh, Ahal Tecob, Ahal Xic y Ahal Canyá.
Si ya nos parecen muchos los dioses que intervienen en la la salud y en la enfermedad, todavía son pocos. No podremos olvidar que los mayas deificaron el calendario, creando diversos dioses para cada día, mes y año, de donde podemos deducir que posiblemente también fueron adorados en su momento oportuno en ralación con cualquier mal, enfermedad o epidemia.
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SACERDOTES, CHAMANES,
CURANDEROS Y PARTERAS
Los chamanes mayas formaban parte de la clase sacerdotal; era una profesión hereditaria, por los que los hijos se educaban con el padre, chamán de máxima categoría o Ah men (“el que comprende”). Este mantenía una íntima relación con el Chilam Balam, depositorio de las tradiciones del pueblo y de los códices calendáricos, de esta forma aprendían las técnicas de curación y el manejo terapéutico de animales, plantas y minerales. Era al final un experto en las prácticas adivinatorias y en la relación astrológica de las enfermedades y epidemias. Llevaban en su bolsa de medicinas las hierbas medicinales, ídolos de los dioses y una piedras para echar suertes llamadas Am
que se asociaban al culto a Ixchel, con las que pronosticaban la evolución de las enfermedades.
Los chilanes eran en definitiva los adivinos que daban la respuesta divina al pueblo, los ahmen serían los intermediarios entre las fuerzas sobrenaturales y el hombre.
Dentro de la clase sacerdotal son de destacar, por las acciones terapéuticas comunitarias que veremos luego, el Ah kin, secerdote que preparaba los sacrificios, el nacom, el encargado de sacrificar a las víctimas, y los chaces que ayudaban en la ceremonia del sacrificio sujetando a la víctima por los brazos y las piernas.
Probablemente en el conocimiento de la anatomía humana entre los mayas ayudó sobremanera la práctica de los sacrificios humanos (que se supone aprendieron de sus vecinos los aztecas). Se tiene conocimiento más de 150 vocablos anatómicos utilizados por los mayas yucatecos; he aquí un breve muestrario:
– comel: cerebro
– ichpuzikal: estómago
– hognel: intestino
– kah: bilis
– nactam: pericardio
– pek: bazo
– puczikal: corazón
– tammel: hígado
– tem ix: vejiga
– yhin: placenta
– zacol: pulmones
– zayonal: útero
Sacerdote maya
También existían curanderos como los “yerbateros” con un importante conocimiento sobre las hierbas medicinales, o los kas bac, especializados en componer luxaciones y fracturas óseas.
Curandera maya Las mujeres también podían actuar como curanderas, aunque entre ellas destacaban las parteras, x alanzab, que predecían el momento del parto y colocaban una estatuilla de la diosa Ixchel debajo del lecho de las parturientas pues se suponían que la diosa “hacía a las criaturas”. Ayudaban durante el parto y practicaban habitualmente los masajes abdominales para facilitar el trance. Cuando nacía el niño se encargaban de lavarlo así como de aplastarles el cráneo mediante unas tablillas para deformárselo, lo que de adultos se consideraba un signo estético de elegancia así como el estrabismo, para lo cual le colocaban un hilo con una bolita colgada sobre la frente entre los ojos. Luego cogían al niño y lo llevaban ante el Chilam Balam, que se encargaba de predecir el destino del recién nacido, la profesión que debía seguir y le daba su nombre de niño.
LAS ENFERMEDADES
En la medicina maya las enfermedades podían tener diversos orígenes.
Por una parte estaba la etiología divina, donde la enfermedad se producía como castigo por haber ofendido directamente a los dioses o a sus leyes, ya sea por la violación de diversos tabúes, por desobedecer a los padres, por cometer abusos sexuales con parientes cosanguíneos o por practicar la sodomía.
Era frecuente que los dioses, especialmente el dios de la muerte, adoptara diversas formas semihumanas para provocar el mal entre los hombres. Entre los zotziles tomaba la forma de ik´al, un hombre enano y negro que olía a cuervo y se alimentaba de carne humana, vivía en las cuevas de las montañas y acechaba a los hombres y mujeres fuera de los poblados o en caminos solitarios, anunciando siempre su presencia lanzándoles piedras o silbándoles. Otras veces se manifestaba como natikiljol, un indio con una larga cabellera que le llegaba hasta el suelo; como nalapatok, un demonio alto con dos caras y dos pares de pies, o como mukta-pishol, un ser diabólico cuyo nombre se traduce como “sombrero grande”. También podía tomar forma de mujer vieja, me´chamel, la madre de la enfermedad, o como una mujer joven y hermosa, shpakinté, que atrapaba a los hombres al volver del trabajo.
Hechicero maya En la etiología humana destacaba la producida por efecto de la magia negra, el ah pul yaah o mal de ojo, que era practicada por algún hechicero o chamán maligno al que se le había ofendido directamente o al que recurría otra persona para que lanzara la enfermedad contra su vecino.
La etiología natural incluía el frío y el calor, especialmente los alimentos fríos y calientes, como las causas más comunes de enfermedad. El viento también era una causa habitual, especialmente si éste adoptaba formas de animales. Las plantas también eran origen de enfermedades, no sólo las tóxicas, venenosas o urticantes, sino también aquellas que habían sido utilizadas por los hechiceros en sus ceremonias de curación a un enfermo y que posteriormente abandonaban en medio de un sendero y que podían ser pisadas accidentalmente.
Se conocen en la actualidad multitud de términos del vocabulario maya que definían diversos signos clínicos, síntomas y enfermedades:
* balbuthil: indigestión
* banbancimil (también takcimil y nohyaahil): epidemias
* chacamil: fiebre
* chaenich: afecciones dentales
* chech (también taacan): leishmaniosis cutánea
* chich: hemiplejia
* chihil: dolor precordial
* chuganal: ictericia
* chuhual: acidez gástrica
* citam: epilepsia
* cob: sifílides
* coc: disnea, asma
* cooil: locura
* coothan: delirio
* cunnulba: malestar general
* hubnak: diarrea
* izcab: catarro bronquial
* kabak: hemorroides
* kamyaah: enfermedad contagiosa
* kikhubnak: diarrea sanguinolenta
* kuxpolil: dolor de cabeza
* makem-chikim: sordera
* moshki-lek: pérdida de visión
* nelish: estrabismo
* oxkokoltzeck: alucinaciones
* ppool: vesículas
* tabnakil: cólicos
* tamacazil: frenesí
* tamcaz (también canchapahal): convulsiones
* thuhuzen: tos bronquial
* tu-pem-sat: ceguera
* tzeniolal: melancolía
* ueez: sarna
* uyul: parálisis facial
* xaankik: hemorragias
* xekik: vómito de sangre, hematemesis
* yaah: bubas, chancros
* yaxcel: escalofrío
* yumulkahil (también zemil): enfermedad pulmonar crónica
* zac hanay: mal de Pinto
* zaccimil: desmayo
* zakil: prúrito
* zal: bubón
* zen: tos laríngea
* zot: hidropesía
* zuucnakil: estreñimiento
Los tratamientos de las enfermedades pasaban, casi necesariamente, por la terapéutica religiosa. Tanto los señores principales como los artesanos y campesinos, tenían en sus casas una figurillas representando a los dioses a los que rezaban oraciones cuando estaban enfermos. Estas peticiones de salud también se realizaban en los templos dedicados a las divinidades (son clásicos los de Itzamná en Chichen Itzá, Mayapán o Mani; los de Ixchel en la Isla de las Mujeres y Cozumel; el de Ah Puch en Chichen Itzá…). A los dioses les ofrecían vasijas así como figurillas o miembros humanos de cerámica en calidad de exvotos para obtener o agradecer la curación de ciertos males.
El Ritual de los Bacabs (publicado por Roys, 1965), recoge casi 50 encantamientos médicos donde se ruega u ordena a estos dioses menores la curación del asma, la gota, las erupciones de la piel, las picaduras de insectos, las quemaduras, las inflamaciones dentales, la locura, e incluso de complejas enfermedades como son las pulsaciones en el vientre, los malos aires, los males del viajero o simplemente de la lujuria.
Especialmente por la relación que existía entre la medicina y la religión, cuando caían enfermos la primera acción terapéutica era la confesión de los pecados con el chamán que los atendía. En otras ocasiones, especialmente si la enfermedad era originada por castigo divino o por la transgresión de tabúes, mientras el chamán cantaba y decía sus ensalmos, ofrecían autosacrificios de purificación a los dioses, perforándose la lengua, las orejas o el pene, ya con cuchillos o pasando una cuerda con espinas a su través.
Automutilación de las orejas
Ofrenda de sangre de la lengua Además del autosacrificio, los mayas también practicaban la expiación comunal. En épocas de epidemias, por ejemplo, una persona anciana era sacada del pueblo y confesaba gritando sus pecados; posterioemente el chamán lo mataba golpeándolo en la cabeza y finalmente los vecinos cubrían su cadáver con piedras, quedando así limpios de cuerpo. En otras ocasiones sujetaban a la víctima a unas estacas mientras el pueblo bailaba a su alrededor; luego el sacerdote le clavaba una flecha en los genitales, recogía su sangre y la frotaba sobre el rostro del ídolo que representaba al dios; la ceremonia terminaba asaetándo a la víctima.
También era habitual el sacrificio de víctimas para aplacar a los dioses, muchas veces arrojándolos a los pozos o cenotes sagrados junto con diversos objetos valiosos a modo de exvotos.
Pero posiblemente lo más conocido son los sacrificios humanos que se realizaban en los templos de una forma muy similar a los practicados por los aztecas. Los chaces eran los encargados de coger a la víctima, pintada de azul y con un tocado puntiagudo especial, Sacrificio humano de los mayas por las manos y los pies al que colocaban en opistónonos forzado sobre el altar de los sacrificios. El nacom con un cuchillo abría el pecho de la víctima por el reborde costal izquierdo, introducía la mano y, a través del diafragma, extraía el corazón ptodavía palpitante que entregaba al chilam, el cual restregaba el corazón sangrante sobre el rostro del dios. Luego se despellejaba el cadáver excepto las manos y los pies que se reservaban para el chilam, y lo arrojaban por las escaleras desde lo alto del templo. Finalmente el cadáver era descuartizado y comido por los presentes.
No siempre los tratamientos eran tan drásticos ni incluían obligatoriamente la sangre.
Para las enfermedades que tenían un origen más natural utilizaban con frecuencia la “medicina de las similitudes”, la que busca la sanación con los parecidos. Así, por ejemplo, una erupción cutánea similar a una picadura de avispa se trataba con nidos de avispa aplastados, para las mordeduras de serpientes utilizaban cierto tipo de lianas serpenteantes, o para la ictericia unos frutos amarillos.
También practicaban la “succión” de la zona afectada por la enfermedad, práctica muy antigua y extendida por todo el continente americano, con el fin de extraerle el mal o el cuerpo extraño que se suponía causante de la misma.
Utilizaban en ocasiones la “hidroterapia” mediante baños de vapor, zampulche, con el fin de sudar y curar diversas enfermedades; eran pequeños recintos donde entraba el paciente y se vertía agua sobre piedras calientes para que se generara el vapor.
Plantas en el Códice Cortesiano Pero posiblemente una de las tradiciones más importantes en la terapéutica mayística era la de las “plantas medicinales”. Curiosamente para ello aplicaban un tratamiento numérico relacionado, cómo no, con los dioses: los hombres se trataban durante 13 días (en alusión a los 13 dioses del cielo) mientras que las mujeres tenían que mantener los tratamientos durante 9 días (correspondientes a los 9 dioses del inframundo).
Posiblemente muchas de las plantas utilizadas por los mayas actuales en terapéutica sean heredadas por tradición de los antiguos mayas; en este sentido sobreviven especialmente el xanay mucny (identificada como Euphorbia hirga) y el chacab (Bursera simaruba). El tabaco (Nicotiana tabacum) también fue muy utilizado durante los ritos y ceremonias mágicas (tanto los 4 bacabs como el dios Ah Puch, eran fumadores empedernidos), así como en terapéutica.
Como amuleto y para tratar diversas enfermedades utilizaban la corteza de tancazhe. Para las cataratas utilizaban el chicalote. Para enfermedades dérmicas el mangle rojo. Hojas de isiquequi para provocar una hemorragia nasal y hojas de xique para detenerla. El itzlint se usaba para favorecer la secreción láctea en las recién paridas. Para los malos aires se usaba como prevención la semilla de oxal, y para tratarlos el zipche. Para las llagas viejas una hierba llamada iaxpalialché. Partes de árboles denominados zon para la enfermedad de bubas. Una fruta delgada como un pepino, según la descripción de fray Diego de Landa, de obtenía de pequeños árboles espinosos y se usaba para las enfermedades de las mujeres.
Con el fin de eliminar las impurezas de los enfermos, usaban en ocasiones el balché, una bebida fermentada a base de miel y corteza de árbol balché (Lonchocarpus violaceus) que consideraban sagrada.
La corteza de las raíces de chacmum (Rauwolfia heterophyla Willad) se aplicaban contra los dientes para tratar la caries y las molestias dentales; con el mismo fin se usaba la raíz de muc-eeh o la corteza de tamay, aunque también utilizaron otros analgésicos dentales como las cenizas de iguana quemada viva, el hollín pulverizado envuelto en algodón en rama, el diente de una serpiente de cascabel puesto en vinagre o la hiel de ciertas ranas.
En la terapéutica con productos animales también estaba el uso de excrementos de iguana para las “nubes de los ojos” (posiblemente cataratas o queratitis), un ungüento amarillo que se obtenía tras el maceramiento de un gusano de color rojizo y que se utilizaba para las hinchazones y llagas, así como la enjundia de ciertas aves para las heridas y “pasmo de los miembros” por causa de heridas.
Terminaremos diciendo que los mayas creían en la sobrevivencia después de la muerte; lo que se moría era la parte del espíritu impulsiva e inconsciente, mientras que sobrevivía la parte racional y consciente que era inmortal. Esta última era la que tras la muerte del cuerpo iba al Mitnal, el nivel más bajo del inframundo, al Cielo, donde acompañaba al sol en su recorrido, o al Paraíso de la Ceiba, un lugar terrenal repleto de placeres naturales.
Debido a estas creencias los mayas cuidaban también la salud del espíritu, por lo que colocaban en las sepulturas vasijas con agua y alimentos, joyas, vestidos, cadáveres de perros para que acompañaran al fallecido y objetos sagrados para defender al espíritu de los males del Más Allá.
Urna funeraria maya
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