Un dia mas

Amadísimo diario ésta mañana al levantarme para ir a trabajar sentí un fuerte dolor en el costado derecho debido a un golpe que me di hace una semana. No quiero ir al medico no sea que me de la baja del trabajo y entonces será peor el remedio que la enfermedad.

Me gusta trabajar barriendo la suciedad porque es el único momento del día que puedo dedicármelo por completo a mí. Mientras barro las calles la atención está dirigida a lo interno y a lo externo, tengo el gran privilegio de poder escuchar a esas horas de la madrugada el dulce cantar de los pájaros, que entre los arboles del paseo pareciesen hablarle al hombre que todas las mañanas los despierta con el ruido de la pala cuando roza el suelo, en muchas ocasiones me planteo el no hacer tanto ruido para así no despertarlos, pero pienso que seria lo mismo, ellos saben que a esa hora yo siempre estoy por allí.

En la madrugada se percibe ya el calor intenso que va hacer al medio día y unas leves gotas de sudor empiezan a resbalar por mi frente. En esos momentos hay un estado de alerta que inmediatamente se convierte en atención a todo el proceso del pensar. A medida que avanzo con el cepillo percibo como cada uno de los pensamientos sacuden mi aun dormida mente, uno tras otros los escucho como el amigo escucha a su amigo, prestándole toda la atención que se merece por ser tu amigo. Uno sabe que no se puede enfrentar a sí mismo, uno no debe de luchar contra sí mismo ¿qué guerrero se enfrentaría contra sí?. Uno ve los pensamientos y los observa en la distancia sin identificarse con ellos, tan solo observando todo el proceso del pensar.

Ya he pasado la parte más difícil la que más porquería suele tener y el sudor comienza a empapar la camisa. El dolor continúa ahí acompañándome desde la mañana, es un dolor a veces muy fuerte, para agacharme tengo que hacerlo de cuclillas, pero pronto pararé para almorzar.

Hay un pensamiento que me acompaña desde hace varios días, y que parece disfrutar paseándose por la pantalla de mi mente. Es constante y repetitivo siempre es el mismo. Ya comienza la gente a levantarse para ir a trabajar, las luces de las casas se empiezan a ver desde el paseo, éste cada vez esta mas concurrido de gente que con paso firme y rápido pasan a mi lado saludándome.

En esos momentos mi mente está quieta, no hay nada que la perturbe, es silencio, vacío desde el cual surge la atención completa.

De pronto un pensamiento aflora inquieto y preguntón ¿Qué es el amor?. La mente se aquieta de nuevo porque no hay respuesta no busca en la memoria, en los recuerdos, en el ayer, para que buscar ahí, ese no es el lugar para encontrar semejante respuesta. El amor no es deseo ni apego, el amor a de estar libre de ataduras, el amor nos hace ser esclavos al uno del otro.

Cuando decimos te quiero estamos pidiendo que seas mío (a) y no hay nada que sea nuestro. Mi vida que es lo más importante, no es mía no me pertenece, entonces ¿Cómo puede pertenecerle a otra persona, como dársela? El amor es amor y no podemos decir es mío, me pertenece. El amor es de la humanidad y para la humanidad y no tiene propietarios no puede tenerlos. El amor o es total, global, universal o no es amor.

El amor no divide lo que es de él de lo que no lo es, no se puede amar a una persona mas que a otra, porque entonces no seria amor. El amor que nosotros conocemos divide al que amo del que no amo, a los míos de los que no son míos, los que quiero de los que no quiero.

Ya en el bar y mientras almuerzo la dueña que es una señora mayor trata de hablar conmigo sacando una conversación bastante trivial a lo que yo le respondo de la misma manera. Cuando la mente está quieta esa misma quietud le asusta, ella que es todo movimiento necesita estar siempre rodeada de ese movimiento, aunque no tenga sentido lo que está diciendo ella le da una gran importancia, porque al menos se mueve, que es lo que necesita en ese momento.

Una vez terminado el almuerzo continuo la labor de limpiar de suciedad las calles de esta tranquila ciudad. El dolor continúa pero ya de una forma quizás más débil. Lo siento bastante distante, alejado como si fuese el dolor de otro y que yo cargase con él. El vacío continúa envolviéndolo todo con algún que otro pensamiento que lo atraviesa sin dejar ningún tipo de huella o señal de su paso, puedo percibir como la mente quieta y la mente en silencio es la misma no hay diferencia alguna ambas son la misma.

Ya estoy casi llegando al final del paseo, ya se empiezan a ver las primeras mujeres que comienzan su andadura cotidiana, su rutina del carrillo de la compra para llenarlo de la comida que su trabajador marido degustara plácidamente cuando llegue a su hogar, querido hogar (¿Cómo no?) La sumisa esclava que ahora se siente liberada porque cuatro chulos que no tiene otro apelativo les dejan que trabajen, que ocupen un puesto en la sociedad (Dicen que para integrar a la mujer ja ja ja ) que avispados somos y que ingenuas son. Antes trabajaban solo en casa y ahora lo hacen en las dos partes. Aun no ha llegado la liberación de la mujer ni llegara mientras que el hombre como ser individual claudique como amo y señor de todas las cosas, y vea por si mismo que la mujer y el hombre son uno. La mujer aunque no se sienta esclava sigue siéndolo y el hombre aunque no se sienta amo sigue siéndolo, ambos tiene la misma capacidad que es la de pensar, la diferencia está en que el hombre piensa mas con la cabeza que con el corazón.

Una señora embarazada entraba en ese momento en el paseo arrastrando un carrito y su bebe en él, cuando estaba a mi altura se detuvo ante mí para preguntarme una dirección. En aquellos momentos estaba tan abstraído en el tiempo que no me percate de la pregunta, y mirándola fijamente a los ojos pude ver la profundidad de los suyos clavados en los míos esperando una respuesta que no salía, porque la mente estaba quieta, con una quietud inusitada, no había ningún movimiento de la mente que fuese en busca de la respuesta a la memoria, entonces tuve que pedirle disculpas y decirle que no lo sabia. La observación, la atención del instante te lleva directamente a la intuición y aquella señora intuía en aquel breve momento que algo estaba aconteciendo en mi interior.

Después de despedirme e ir a descargar las bolsas de basura que llevaba en el carro continúe la limpieza del barrio. Ya el sol estaba apretando en demasía y ya no quedaban arboles en los que cobijarme a su sombra. El sueño y el cansancio estaban empezando a hacer mella en mi, los párpados pesados y las piernas temblorosas me decían que era el momento de un leve descanso antes de ir al control a entregar el carro e irme para mi casa