Pensamiento-324

No te centres tanto en la carretera de la vida

que se te olvide que esa carretera

no es más que un camino

que te ha de conducir a tu destino final.

Existen muchos caminos

pero la mente despierta

sólo anhela un final.

Necesitamos

Un borrador, para borrar de nuestra historia todo lo que nos haga daño.

Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que usamos
a diario.

Unas tijeras, para cortar todo aquello que nos impide crecer.

Un pájaro, para que nos enseñe a volar alto y cantar con libertad.

Una tinaja, para añejar el cariño y la madurez del amor.

Un frasco transparente, para conservar las sonrisas, y sin tapa para escuchar su alegre sonido.

Unos lentes, correctores de la visión de la vida, que nos permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.

Una ardilla, que nos indique cómo trepar por las ramas del árbol de la sabiduría.

Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones.

Un cofre, para guardar todos los recuerdos que construyen y dan vida.

Un cierre (zipper), que permita abrir la mente cuando se desee encontrar respuestas, otro para cerrar nuestra boca cuando sea necesario, y un tercero para abrir nuestro corazón.

Un rebobinador de películas, para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.

Un reloj, para darle todo el tiempo al amor y al amar.

Zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quiera que vamos.

Una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado.

El sol y el viento

El Sol y el Viento

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El Sol y el Viento discutían sobre cual de los dos era más fuerte y el Viento dijo: “Le mostraré que soy más furrte. ¿Ve aquél viejo que viene allá abajo con un mantón? Le juego como puedo hacer con que él se quite el mantón más rápido que usted.”

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Entonces el Sol se recogió detrás de una nube y el Viento sopló hasta casi tornarse un huracán, pero cuanto más soplaba, más el viejo agarraba el mantón junto a si.
Finalmente el Viento se calmó y desistió de soplar; entonces el Sol salió de tras de la nube y sonrió bonachón para el viejo. Inmediatamente este se fregó el rostro y quitó su mantón.
El Sol entonces dijo al viento que la gentileza y la amistad son siempre más fuertes que la furia y la fuerza.

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Fábula de Esopo, contada por Dale Garnegie, en “Como desfrutar sua vida e seu trabalho”, Editora Nacional, SP, 1987 (pág.152-153)

El gato

El Gato

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Todas las noches, cuando el guru se sentaba para las oraciones, el gato del ashram entraba y perturbaba los presentes. Por eso, el guru pidió que el gato fuera atado durante el servicio de la noche.
Después de la muerte del guru, el gato continuó siendo atado durante el servicio de la noche.
Y, cuando murió el gato, se trajo un otro gato al ashram, para que pudiera ser propiamente atado durante el servicio de la noche.
Mucho siglos después, tratados eruditos fueran escritos por los alumnos del guru sobre el significado litúrgico de atarse gato durante la realización del servicio religioso.

Tus palabras

Que tus palabras sean como
aguas mansas pero en constante
movimiento, que con paciencia
se van abriendo camino.

Que sean una bendición para
los campos áridos, que sean
dadoras de vida para todas
las plantas que se nutran de
tus palabras convertidas
en agua.

Que con dulzura se introduzcan
en la vida de los sedientos, que
necesitan de un trago para seguir
viviendo, no te fijes quien se
aprovecha de ellas, simplemente
fluye.

Las palabras pueden ser una poesía,
una frase celebre, un consejo, un cuento,
una felicitación, una reflexión, incluso
hasta un chiste, sin embargo deben
seguir un cauce de amor para que
llegue a todos.

Tus palabras pueden ser también
en un momento dado, como las
aguas que bajan con fuerza, velocidad
y en grandes cantidades, destructivas
y mortales, pues a su paso se desbordan
y ahogan.

Esta diferencia la marca los sentimientos
que nos embargan en el momento que
las emitimos, de cada quien depende
que nuestras palabras den vida o por
el contrario destruyan  y asesinen.

Transformémonos igual que el agua,
que nuestras palabras y pensamientos
cuando no sean positivos se conviertan
en hielo, y queden mudas y estáticas.

Que cuando sean para compartir
éstas sean líquido, que se usa
para conservar y crear la vida.

Y que sean vapor, cuando queramos
que éstas lleguen a las alturas, para
que el Buen Dios, las distribuya más
sabiamente, en forma de lluvia, a
todos sin distinción.

Benditas sean todas las palabras
de amor que de tí procedan, pues
eso demuestra que tu corazón
esta en buenas manos…

se bueno

sé bueno

siempre se nos pide
entender el punto de vista de otra persona
sin importar
cuán anticuado
tonto
o
detestable sea.

se nos pide
ver
su más completo error
su vida desperdiciada
con
benevolencia,
especialmente
si son
ancianos.

pero la edad es la suma
de nuestro quehacer.
ellos han envejecido
equivocadamente
porque han vivido
fuera de foco,
se han rehusado a
ver.
que no es su culpa?

de quién entonces?

mía?

se me pide ocultar
mi punto de vista
de ellos
por miedo a su
miedo.

la edad no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
desperdiciada
deliberadamente

entre tantas
vidas
desperdiciadas
deliberadamente

lo es.

Charles BUKOWSKI

Solo le pido a dios

Sólo le pido a Dios
León Gieco
______________________________________________________
Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.

Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Miradas de dragon

Miradas de Dragón

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Algo extraño me impulsa ahora a escribir, quizás y más probablemente el buscar consuelo, si, el consuelo que siempre me han traído las palabras expresadas en letras, el silencio y la meditación que ahora me dan las cosas simples y sencillas. He salido al contacto con la ligera llovizna, como si con mi cuerpo pudiera ser por un leve y breve instante un pañuelo que pudiera limpiar y secar las lágrimas de ella, de Mi Ángel, todo esto mientras veo pasar cadenciosamente las figuras de los humanos.

Si, humano a final de cuentas; ahora que los veo mejor y que ya no llenan mi alma de tanto odio como en el pasado, quizás los he mirado mejor, con sus miradas en el camino que transitan, perdidos egoístamente en sus pensamientos tantas veces abstractos; esos pensamientos que quizás nunca compartirán con nadie, esas preocupaciones que les sujetan a su pequeño mundo real y que jamás  saldrán de sus mentes y corazones. Sin confianza, encontrando una tan obscena cercanía a otros como ellos, pero la forma sigue siendo igual que siempre a aquellos por los que tienen un sentimiento tanto interesado como desinteresado.

Un hombre se ha acercado a mi junto con su pequeña hija en una carreola, la trata de proteger con una pequeña sombrilla de colores. Me pregunta por mi madre, al parecer ese hombre nos conoce y sabía de las enfermedades de mi madre; me hace unas recomendaciones sencillas y cruzamos algunas frases triviales. Nos despedimos con un apretón de manos y lo veo alejarse bajo la leve llovizna.

Pienso por un instante que quizás las cosas no han sido tan malas, después de todo, habíamos conseguido amigos en esta tierra, pero solo es un pensamiento fugaz, reacciono ante la cruda verdad, pues ese hombre no puedo llamarle realmente amigo, después de todo, a pesar de haberme parecido un rostro familiar, como el de tantos otros, ¿qué tanto podía yo saber de él, si ni siquiera había sido capaz de reconocerlo y lo único que había yo hecho era responder a la breve charla y fingir una estúpida sonrisa de compromiso.

Me cuestioné entonces, ¿realmente a cuantos podía llamar como mis amigos?, quizás Slash, Lean, Janus, pensé un instante en tantos otros y mi mente centró a Yiza, pero, ¿en verdad podía pensar en ella como una amiga? Es cierto que en ella había encontrado muchas coincidencias a mi persona, pero, ¿no era en realidad solo una mera ilusión de encontrar a alguien como yo y eliminar el terrible dolor y vacío que genera sentirse solo sin nadie como yo?

Seguí mirando el interminable ir y venir de personas indiferentes caminando por la calle, los automóviles con el sonido de sus motores, tan diferentes unos de otros, desde un moderno y lujoso Camaro verde, hasta un modesto Caribe modelo 80, quizás 81, severamente maltratado, con su sucia carrocería pintada de un rojo chillón y opaco. Pero mi vista se centraba en las jóvenes y preciosas chicas, algunas casi niñas, con sus cuerpos apenas desarrollándose, todas con ropas llamativas, desde Jeans de un azul despintado, fieramente apretados a la carne de sus piernas, y tan provocativamente ajustados a sus nalgas, para dar una sensación de desnudez, como si toda su ropa fuera solo pintura. Otras, quizás las más jóvenes usando minifaldas que apenas les cubren medio muslo, con largas botas negras, quizás para dar una apariencia más madura siendo apenas seres atrapados en cuerpos que ya no son de niña, pero todavía no son de mujer. No puedo evitar la atracción que generan esos cuerpos, son dulces caramelos a la vista y a las miradas tantas veces morbosas de los insensatos. Y me pregunto, ¿antes tuve yo esas asquerosas miradas? Ahora para no son más que el arte de estatuas desnudas como la Venus de Milo o la Fuente de la Diana Cazadora, inalcanzables, sensuales, casi eróticas, pero dándose a respetar a pesar de su desnudez, incapaces ya de generar un pensamiento de lujuria para mi.

Los brillos de cristales esparcidos en el arrollo gris, dan la falsa visión de estrellas corruptas, como si la nada fuera mejor que ser lo que ahora son, pisoteadas y cada vez más desechas por los autos que pasan sobre de ellas, pero no siempre fueron las astillas a las que fueron reducidas, antes pertenecieron a algo, eran algo, contenedores de agua, llevarían el vital líquido a los humanos, servirían para que esa agua llegara a las bocas sedientas de hombres y mujeres, y un hombre humilde, sudoroso, pero trabajador, les haría llegar a su destino a bordo de un triciclo amarillo, pero, un chirrido de llantas frenando, metal crujiendo y el sonido del vidrio cuando se rompe había interrumpido el viaje de los cilindros de agua, a causa del oficial al volante de la patrulla GAM 4061 de la colonia Pradera. El hombre recibió como pago papel con el número “Quinientos” grabado en el, mientras que el agua era evaporada y los vidrios eran cada vez convertidos en trozos más pequeños por los indiferentes motores que pasaban sobre ellos. Ya no cumplirían con su destino.

Y así solo reflexiono, ¿qué soy yo? Un ser de apariencia humana con sueños de estar en los brazos de su Ángel, que lucha y no se rinde, mientras intenta como un Quijote cubrirse en una vestimenta negra y azul tratando de emular el singular estilo de la edad media, todo con la luz y la oscuridad del símbolo del Dragón en la frente de su alma.

Ryu Dragón Azul de Ild

Señor y Protector del Valle de Ild

Angeles de la noche

Angeles de la Noche

¿..Sentiste alguna ves una opresion que te juzgaba,
apretando tu pecho, razgando tus entrañas…?
¿Fuiste alguna vez al lugar de las sombras,
donde reina la muerte y la maldad…?

Este es un mundo libre,
cuidado por angeles guardianes,
por creaturas que no pueden ser vistas
a simple luz del dia y de la luna…

Los angeles tambien se sienten muertos alguna vèz..
los angeles vagan y acomulan nuestro pesar en sus lomos..

Angeles que mueren y matan
por nunca conocer el verdadero don del amor,
juzgados bajo condena de muerte si aman..

Angeles que mueren riendo de agonia..

Creaturas que siguen aqui entre nosotros….

dar el corazon a la vida

DAR EL CORAZÓN A LA VIDA

La polución propagandística no favorece la paz soñada, que brota, como fruto maduro, de los caminos auténticos de la vida. Nuestro mundo actual rebosa de estímulos engañosos, que golpean dolorosamente a los incautos y engañan hasta a los bien intencionados. Seduce a las personas con el espejismo de quimeras inconsistentes y de dudoso contenido. Las desvía del centro dinámico de su interioridad y las sacia con bocados azucarados de escaso valor alimenticio. Y la persona, lejos de encontrarse con los anhelos profundos de su mundo más verdadero, se pierde en las arenas movedizas y atormentadas de su propio yo.
Allí, ávidamente, goza de los dividendos fáciles de conquistas deslumbrantes, pero acaba arrastrándose y haciéndose sorda a las llamadas más íntimas que le vienen de su mundo más hondo. En vez de responder a ellas y de vivir lo que es, se contenta con la careta que le hace tan sólo parecer que es. Vive pendiente de la última moda, vagabundeando, sin una orientación personalizada, sin un compromiso engrandecedor, esclavizada por las propagandas consumistas que sólo la satisfacen por el momento, sin darle un rumbo claro y seguro.
Pero nosotros somos realmente más, mucho más que esas lentejuelas con que el mundo nos reviste. Deseamos más, mucho más que esta posición social a que nos aferramos y que se nos reconoce. Somos un reino infinitamente rico y divinamente fascinante, que todavía está por conquistar. Para ello es preciso armarse de coraje y atreverse a ser grande, enfrentándose con las mentiras tentadoras que impiden el acceso a la intimidad del corazón.
Y, principalmente, es preciso darle el corazón a la vida, en vez de pretender el corazón de ella. Fuimos hechos y existimos, no para aprisionar corazones, sino para liberar el nuestro.
Bernard Shaw dijo, en cierta ocasión, que todos somos reyes, con la desgracia de que vivimos fuera de nuestro reino. Porque no somos dueños de nuestro corazón, no podemos dárselo a nadie. Y ésta es la más trágica de las pobrezas y la más lamentable de las desgracias.
Neylor J. Tonin
autor de “Historias de Sabiduría y Sabiduría de la A a la Z”

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