Li chin

Lin-Chi

Lin-chi está considerado como uno de los más importantes personajes de la historia del Budismo Zen. Recibió, a través de Huang-po, toda la sabiduría y enseñanzas de los más grandes maestros de la época en linaje directo desde el Patriarca Hui-neng. La doctrina enunciada en la India por el Buda Sakyamuni había sido reformulada de un modo inconfudiblemente chino (práctico, directo, en gran medida Taoísta) y el Ch’an se encontraba ahora en el punto más álgido de su historia.

  Lin-chi fue el fundador de la primera de de las cinco escuelas (o Cinco Casas) tradicionales del Zen en China, escuela que lleva su nombre y que durante los siguientes siglos no fue sólo la más influyente dentro del Ch’an sino también la de más vitalidad dentro del ámbito de todo el Budismo chino en general, llegando a absorber con el tiempo a todas las restantes líneas del Budismo Zen (con la única excepción de la Soto, que sobrevivió con independencia como escuela nipona al re-fundarse en Japón en el siglo XIII).

  Son incontables los mondos y anécdotas que tienen a Lin-chi como protagonista, y sus dichos y enseñanzas se conservan en el Lin-chi-lu [Rinzai Roku], obra clásica del Zen. Baste aquí pues exponer algunos de los fragmentos más significativos de sus sermones:

“¿Porqué salgo aquí a hablar? Porque vosotros, entusiastas de la Vía, váis trotando de un lado a otro, buscando la Verdad [la mente], incapaces de deteneros; (…) Cuando veáis las cosas como yo las veo, aposentaréis vuestro trasero en las cabezas de los Budas; los más grandes Bodhisattvas se arrastrarán como esbirros, los Santos e Iluminados apestarán como la mugre de una letrina y bodhi y nirvana serán como postes para atar burros.

  ¿Calvos, qué andáis buscando? Por todos lados vais diciendo que el Tao ha de practicarse y ponerse a prueba (comprobarse)…¡No seáis zoquetes! Si hay alguien que pueda practicar algo, lo que ése practica no es si no la acumulación de karma para varias reencarnaciones. Habláis de disciplinar a la perfección los seis sentidos, pero eso no es más que crear karma, ¡los Budas y Patriarcas no son tan superficiales! (…) Buscar el Dharma es crear karma, estudiar los sutras y comentarios es crear karma, buscar al Buda … ¡todo eso no es más que crear karma y más karma, que os llevará derechos de cabeza a los Infiernos!

  Muy por el contrario, los antiguos vivían la vida con enorme despreocupación, actuando apropiadamente en función de cada circunstancia particular, según ésta surgiese y según viniese a cuento (sin directrices ni ideas preconcebidas); (…) No hay lugar en el Budismo para el esfuerzo, simplemente sed vosotros mismos, sin añadir nada especial. Haced caca, lavaos el trasero, poneos la ropa y comed vuestra comida. Cuando estéis cansados, id a tumbaros. Los ignorantes se burlarán de esto, pero los sabios lo comprenderán.

  Cuando sea hora de vestirse, ponte la ropa, cuando tengas que andar, anda, cuando tengas que sentarte, siéntate. No albergues ni un solo pensamiento en tu mente respecto a buscar la Budeidad. Un antiguo sabio dijo: ” Si uno busca al Buda, uno pierde al Buda”; (…) Al ir de un sitio a otro, si a cada sitio lo consideras tu propio hogar esto será auténticamente así, pues lo cierto es que, ante cualquier circunstancia que surja, uno nunca ha de intentar cambiarla (o manipularla). De este modo, tus acciones y sentimientos habituales, que normalmente crean karma suficiente para los Cinco Infiernos, se transformarán por si solos en el Gran Océano de la Liberación.

  ¿Queréis saber a quién se parecían los grandes maestros? No tenían nada que no tengáis vosotros. Si intuís esto, no hay diferencia entre vosotros y esos viejos maestros. Si deseáis pareceros a ellos, dejad de mirar hacia afuera. Sed vosotros mismos; (…) Todos tenemos la Naturaleza Búdica; el problema es que vosotros no tenéis fe, no creéis lo bastante, carecéis de libertad e independencia, os perdéis en una persecución constante de cosas ajenas y lo único que conseguís es un mero conocimiento literario (intelectual, teórico) que se aleja por completo del Camino de la vida (…) Cuando ceséis de correr detrás de las cosas externas, entonces es cuando os pareceréis a los viejos maestros. Si por el contrario seguís corriendo tras ellas con apego, renaceréis en el vientre de una burra o de una vaca.

  No cometáis el grave error de buscar convulsivamente por todo vuestro vecindario (a vuestro alrededor) en vez de en vuestro interior. Os equivocáis de lleno al tratar de dominar el Zen, de dominar el Dharma, de aprender palabras o frases, de ir en busca del Buda; limitaos a mirar dentro de vosotros mismos. El Buda relató la historia de Yajnadata, quien pensando haber perdido su cabeza, corría desesperadamente en pos de ella; en el momento en que se dio cuenta de que nunca la había perdido, halló la paz. No seáis traviesos, detened por fin vuestras histéricas correrías.

  Calvos, algunos de vosotros, necios y anticuados, estáis completamente perdidos. Continuamente andáis reconociendo y nombrando toda clase de cosas, veis espíritus y fantasmas, miráis en esta dirección y en la otra, decís: “esto es buen tiempo, esto es mal tiempo”, discriminando sin parar aquí y allá. ¡Pobres adeptos ciegos! Si seguís así, es bien seguro que algún día habréis de comparecer ante el mismo Rey de la Muerte, que os pedirá que paguéis vuestras deudas tragando bolas de hierro al rojo vivo.

  Reverendos Señores, todos los maestros tuvieron su modo de ayudar a los demás; respecto a mi método, consiste en sacar a los demás de su tremendo engaño: sabed que no sois dueños de vosotros mismos, y que esto es debido a que andáis continuamente persiguiendo cosas externas; (…) Los eruditos dicen: “El Triple Cuerpo es la Realidad Última de las cosas”; no obstante, según mi intuición, lo que yo me huelo es que esto del Triple Cuerpo no son más que palabras, meras palabras y nada más que palabras; (…) Amigos, no busquéis nada en la palabra escrita, los esfuerzos mentales os agotarán y no conseguiréis cosa alguna; tal y como lo veo, en realidad no hace falta ninguna cosa en especial: poneos vuestra ropa, comeos vuestro arroz y dejad pasar el tiempo, tranquilamente, sin hacer nada (dejando acontecer).

  Cuando uno hace por cultivar el Tao, entonces el Tao no puede fluir, y por todos lados empiezan a surgir condiciones nocivas y perniciosas, compitiendo para ver cual de ellas resulta más dañina. Ahora bien; cuando, por el contrario, aparece la espada de Prajna [la sabiduría-más-allá-del-intelecto o sabiduría intuitiva], entonces no queda piedra sobre piedra (no queda nada), pues no hay ya cosa alguna que pueda quedar en pie.

El sermon del despertar

Bodhidarma:

Sermón del despertar

La esencia del Camino es el desapego. Y la meta de aquellos que practican es liberarse de las apariencias. Se dice en los sutras: «El desapego es despertar porque niega las apariencias». La budeidad significa atención sutil. Aquellos mortales cuyas mentes tienen atención natural alcanzan el Camino del despertar y por ello son llamados Buddhas. Se dice en los sutras: «Aquellos que se liberan a sí mismos de toda apariencia son llamados Buddhas». El aspecto de la apariencia como no apariencia no puede apreciarse visualmente sino que únicamente puede conocerse mediante la sabiduría. Cualquiera que escuche y crea esta enseñanza se embarcará en el Gran Vehículo y abandonará los tres reinos.

Los tres reinos son codicia, aversión y confusión. Abandonar los tres reinos significa regresar desde la codicia, aversión y la confusión a la moralidad (el camino de la virtud natural sin culpabilidad), Contemplación (con amor benevolente)  y la sabiduría (inteligencia natural encontrada en las enseñanzas). Codicia, aversión, y confusión no tienen naturaleza propia (sus aparentes raíces, son las Identidades), son ilusorias y cualquiera capaz de reflexionar verá que la naturaleza de la codicia, aversión y confusión es la naturaleza búdica.

Más allá de codicia odio e ignorancia no hay otra naturaleza búdica. Se dice en los sutras: « Los budas sólo se han convertido en budas mientras vivían con los tres venenos y alimentándose del Dharma puro». Los tres venenos son codicia, odio e confusión.

El Gran Vehículo es el más grande de los vehículos. Es el transporte de los bodhisattvas, que lo usan todo sin usarlo y que viajan todo el día sin viajar. Así es el vehículo de los bodhisattvas. Se dice en los sutras: «El no vehículo es el vehículo de los Buddhas».

Cualquiera que comprenda que los seis sentidos no son reales, que los cinco agregados son ficciones, que ninguno de ellos puede ser localizado en parte alguna del cuerpo, comprende el lenguaje de los Buddhas. Se dice en los sutras: «La cueva de los cinco agregados es el vestíbulo del Chan. La apertura del ojo de la mente es la puerta del Gran Vehículo». No puede ser más claro.

No pensar en nada es Chan. Una vez que se sabe, caminar, estar de pie, sentarse o estirarse, todo lo que se haga, es Chan. Saber que la mente es vacío es ver al Buddha. Los Buddhas de las diez direcciones no tienen mente. Ver la no mente es ver al Buddha.

Renunciar a uno mismo sin pesar es la caridad más grande. Trascender movimiento e inmovilidad es la mayor de las meditaciones. Los mortales no dejan de moverse, y los arhats permanecen inmóviles. Pero la más elevada de las meditaciones trasciende tanto la de los mortales como la de los arhats. Aquellos que alcanzan dicha comprensión se liberan a sí mismos de todas las apariencias sin esfuerzo y curan cualquier enfermedad sin tratamiento. Tal es el poder del gran Chan.

Usar la mente para buscar la realidad es ignorancia. No usar la mente para buscar la realidad es conocimiento. Liberarse uno mismo de las palabras es liberación. Permanecer sin mácula de polvo de sensación es permanecer en el Dharma. Trascender vida y muerte es abandonar el hogar.

No sufrir otra existencia es alcanzar el Camino. No crear ignorancia es iluminación. No aferrarse a la ignorancia es sabiduría. La no aflicción es el nirvana. Y la no apariencia de la mente es la otra orilla.

 

Cuando eres ignorante, esta orilla existe. Pero cuando despiertas, deja de existir. Los mortales permanecen en esta orilla, pero aquellos que descubren el más grande de todos los vehículos no están ni en ésta ni en aquélla. Son capaces de vivir en ambas orillas. Aquellos que ven la otra orilla como diferenciada de ésta no comprenden el Chan.

La ignorancia significa mortalidad. Y el conocimiento significa budeidad. No son lo mismo y tampoco son diferentes. Pero la gente distingue entre ignorancia y conocimiento. Cuando somos ignorantes hay un mundo al que escapar. Cuando somos conscientes, no hay nada donde escapar.

A la luz del Dharma imparcial. los mortales no son diferentes de los sabios. En los sutras se dice que el Dharma imparcial es algo que los mortales no pueden penetrar ni los sabios practicar. El Dharma imparcial sólo es practicado por los grandes Buddhas y bodhisattvas. Ver la muerte como algo diferente de la vida o el movimiento como algo diferente de la inmovilidad es ser parcial. Ser imparcial significa ver el sufrimiento como algo no diferenciado del nirvana, porque la naturaleza de ambos es el vacío. Al imaginar que pondrán fin al sufrimiento y entrarán en el nirvana, los arhats acaban atrapados por el nirvana. Pero los bodhisattvas saben que el sufrimiento es esencialmente vacío y permaneciendo en el vacío permanecen en el nirvana. Nirvana significa no nacimiento y no muerte. Está más allá de nacimiento y muerte y más allá del nirvana.

Cuando la mente deja de moverse, penetra en el nirvana. Nirvana es una mente vacía. Cuando no existe la ignorancia, los Buddhas alcanzan el nirvana. Cuando no existen las aflicciones, los bodhisattvas entran en el lugar de la despertar.

Un lugar deshabitado es uno sin codicia, odio ni ignorancia. La codicia es el reino del deseo, el odio el reino de la forma y la ignorancia el reino sin forma.

Cuando da comienzo un pensamiento se penetra en los tres reinos. El principio o fin de los tres reinos, la existencia o no existencia de todo, depende de la mente. Esto es aplicable a todo, incluso a objetos inanimados como rocas y palos.

Cualquiera que sepa que la mente es una ficción y está vacía de cualquier cosa real, sabe que su propia mente ni existe ni no existe.

Los mortales siguen creando la mente, proclamando que existe.

Los arhats siguen negando la mente, proclamando que no existe.

Pero los bodhisattvas y los Buddhas ni crean ni niegan la mente.

( Sabe que NO HAY MENTE y NO HAY NO-MENTE)

Eso es lo que significa que la mente ni existe ni no existe. La mente que ni existe ni no existe es lo que se denomina el Camino Medio.

Si utilizas tu mente para estudiar la realidad, no entenderás ni tu mente ni la realidad. Si estudias la realidad sin utilizar la mente, entenderás ambas. Aquellos que no comprenden, no entienden el entendimiento. Y aquellos que comprenden, entienden el entendimiento. La gente capaz de verdadera visión  sabe que la mente es vacío, trascienden tanto comprensión como no comprensión.

La ausencia de comprensión y no comprensión es verdadera comprensión.

Vista con verdadera visión, la forma no es simplemente forma, porque la forma depende de la mente. Y la mente no es simplemente mente, porque la mente depende de la forma. Mente y forma crean y niegan una a la otra.

Lo que existe lo hace en relación con lo que no existe. Y lo que no existe no existe en relación a lo que existe. Esta es la verdadera visión. Mediante dicha visión nada es visto y nada es no visto. Dicha visión penetra en las diez direcciones sin ver: porque nada es visto; porque no es visto se ve; porque es visto no se ve. Lo que ven los mortales son ilusiones. La verdadera visión está desapegada del ver.

La mente y el mundo son opuestos, y la visión aparece donde se encuentran. Cuando la mente no se agita interiormente. el mundo no aparece exteriormente. La verdadera visión es cuando tanto el mundo como la mente son transparentes. Y esta comprensión es verdadera comprensión.

Ver nada es percibir el Camino, y comprender nada es conocer el Dharma, porque ver no es ver ni no ver y porque comprender no es comprender ni no comprender. Ver sin ver es verdadera visión. Comprender sin comprender es verdadera comprensión.

    La verdadera visión no es sólo ver viendo, también es ver sin ver. Y la verdadera comprensión no es sólo comprender comprendiendo, también es comprender no comprendiendo. Si lo comprendes todo entonces es que no comprendes. Sólo cuando comprendes nada es verdadera comprensión. Comprender es ni comprender ni no comprender

Se dice en los sutras: «No apartarse de la sabiduría es estupidez». Cuando la mente no existe, tanto comprender como no comprender son verdad. Cuando la mente existe, comprender y no comprender son falsos.

Cuando comprendes, la realidad depende de ti. Cuando no comprendes, eres tú quien depende de la realidad. Cuando la realidad depende de ti, lo que no es real se convierte en real. Cuando eres tú quien depende de la realidad, lo que es real se convierte en falso. Cuando dependes de la realidad, todo es falso.

Cuando la realidad depende de ti, todo es verdad. Así pues, el sabio no usa su mente para buscar la realidad, o la realidad para buscar su mente, o su mente para buscar la mente, o la realidad para buscar la realidad. Su mente no hace que aparezca la realidad. Y la realidad no hace que aparezca su mente. Y porque ambas, su mente y la realidad, son inmóviles, está siempre en samadhi»

Cuando aparece la mente mortal, desaparece la budeidad. Cuando desaparece la mente mortal, aparece la budeidad. Cuando la mente aparece, desaparece la realidad. Cuando la mente desaparece, aparece la realidad. Quien sepa que nada depende de nada habrá encontrado el Camino, Y quien sepa que la mente depende de nada siempre está en el lugar de la iluminación.

Cuando no comprendes estás equivocado. Cuando comprendes, no estás equivocado. Es así porque la naturaleza del error es el vacío. Cuando no comprendes, lo cierto parece equivocado. Cuando comprendes, lo equivocado no es equivocado porque lo equivocado no existe.

Se dice en los sutras:

«Nada cuenta con una naturaleza propia». Actúa. No cuestiones. Cuando cuestionas estás equivocado. La equivocación es el resultado del cuestionar.

Cuando alcanzas una comprensión así, los hechos equivocados de tus vidas pasadas quedan borrados.

Cuando vives en la ignorancia, los seis sentidos y las cinco sombras son los causantes del sufrimiento y la mortalidad.

Cuando despiertas, los seis sentidos y las cinco sombras son los causantes del nirvana y la inmortalidad.

Alguien que busca el Camino no busca más allá de sí mismo pues sabe que la mente es el Camino. Pero cuando busca la mente no encuentra nada. Y cuando encuentra el Camino no encuentra nada. Si crees que puedes utilizar la mente para encontrar el Camino es que vives en la ignorancia. Cuando se vive en la ignorancia existe la budeidad. Cuando eres consciente no existe tal cosa. Y es así porque la conciencia es la budeidad.

Si buscas el Camino, el Camino no aparecerá hasta que desaparezca tu cuerpo. Es como descortezar un árbol. Este cuerpo kármico experimenta continuo cambio. No cuenta con realidad fija. Practica de acuerdo con tus pensamientos. No odies vida y muerte ni ames vida y muerte. Mantén cada uno de tus pensamientos libre de ignorancia y en vida presenciarás el principio del nirvana» y en la muerte experimentarás la seguridad de no renacer.

Ver la forma sin ser corrompido por la forma o escuchan un sonido sin ser corrompido por el sonido es la liberación.

Los ojos que no se aferran a la forma son las Puertas del Chan. Los oídos que no se aferran al sonido son también las Puertas del Chan. En pocas palabras, aquellos que perciben la existencia y la naturaleza de los fenómenos y permanecen sin aferrarse son liberados. Aquellos que perciben la apariencia externa de los fenómenos están a su merced. Liberación significa no estar sujeto a la aflicción. No hay otra liberación. Cuando se sabe cómo mirar la forma, la forma no da paso a la aparición de la mente y la mente no da paso a la aparición de la forma. Ambas, forma y mente, son puras.

Cuando está ausente la ignorancia, la mente es la tierra de los Buddhas. Cuando la ignorancia está presente, la mente es el infierno. Los mortales crean ignorancia. Y utilizando la mente para crear la mente siempre se encuentran en el infierno.

Los bodhisattvas ven a través de la ignorancia y al no utilizar la mente para hacer aparecer la mente siempre se encuentran en la tierra de los Buddhas. Si no utilizas tu mente para crean mente, todos los estados mentales son vacío y cada pensamiento inmóvil; irás de una tierra búdica a otra. Si utilizas la mente para crear mente, todos los estados mentales son intranquilos y cada pensamiento está en movimiento: vas de un infierno al siguiente. Cuando aparece un pensamiento hay buen y mal karma, cielo e infierno. Cuando no aparecen pensamientos, no hay ni buen ni mal karma, ni cielo ni infierno.

El cuerpo ni existe ni no existe. Por ello la existencia como un mortal y la no existencia como un sabio son concepciones con las que un sabio nada tiene que ver. Su corazón está vacío y amplio como el cielo.

Lo que sigue es contemplado en el Camino. Es incomprensible para arhats y mortales.

Cuando la mente alcanza el nirvana, no se ve el nirvana, porque la mente es nirvana. Si ves el nirvana en algún sitio fuera de la mente, te engañas a ti mismo.

Cada sufrimiento es una semilla búdica, porque el sufrimiento impele a los mortales a buscar sabiduría. Pero sólo puede decirse que el sufrimiento da origen a la budeidad. No puede decirse que el sufrimiento sea la budeidad.

Tu cuerpo y tu mente son el campo, el sufrimiento es la semilla, la sabiduría el brote y la budeidad el grano.

El Buddha de la mente es como la fragancia de un árbol. El Buddha proviene de una mente libre de sufrimiento, al igual que la fragancia proviene de un árbol libre del deterioro. No hay fragancia sin el árbol ni Buddha sin la mente. Si hay fragancia sin un árbol, se trata de una fragancia diferente. Si hay un Buddha sin tu mente, se trata de un Buddha diferente. Cuando los tres venenos están presentes en tu mente, viven en una tierra de inmundicia. Cuando los tres venenos están ausentes de tu mente, vives en una tierra de pureza. Se dice en los sutras: «Si llenas una tierra de impureza e inmundicia, nunca aparecerá ningún Buddha». La impureza e inmundicia remiten a la ignorancia y a los otros venenos. Un Buddha remite a una mente pura y despierta.

No hay lenguaje que no sea el Dharma. Hablar todo el día sin decir nada es el Camino. Permanecer en silencio todo el día y decir algo no es el Camino. Por ello ni la palabra de un tathagata depende del silencio, ni su silencio depende de la palabra, ni su palabra existe separada de su silencio. Aquellos que entienden tanto el habla como el silencio permanecen en el samadhi. Si hablas cuando sabes, tu palabra es libre. Si permaneces en silencio cuando no sabes, tu silencio está encadenado.

Si la palabra no está apegada a las apariencias entonces es libre. Si el silencio está apegado a las apariencias, entonces está encadenado.

El lenguaje es esencialmente libre. No tiene nada que ver con el apego y el apego no tiene nada que ver con el lenguaje.

La realidad no tiene alto ni bajo. Si ves alto o bajo, entonces no es real. Una balsa no es real. Pero una balsa de pasajeros sí. Una persona que maneje una balsa de ese tipo podrá cruzar a través de lo que no es real. Por eso es real.

Según el mundo hay masculino y femenino, rico y pobre. Según el Camino no hay masculino e femenino, ni rico o pobre.

Cuando la diosa realizó el Camino, no cambió su sexo. Cuando el mozo de establo  desperté a la Verdad, no cambió su posición. Libres de sexo o posición, comparten la misma apariencia básica. La diosa buscó su feminidad durante doce años sin conseguirlo. Igualmente, buscar la propia masculinidad durante doce años resultará infructuoso. Los doce años se refieren a las doce entradas

Sin la mente no hay Buddha. Sin el Buddha no hay mente. De igual manera, sin el agua no hay hielo, y sin hielo no hay agua. Quien hable sin abandonar la mente no llegará muy lejos. No te aferres a las apariencias de la mente.

Se dice en los sutras:

«Cuando no veas apariencias verás al Buddha». Eso es lo que significa ser libre de las apariencias de la mente.

Sin la mente no hay Buddha quiere decir que el Buddha proviene de la mente. La mente es el origen del Buddha. Pero aunque el Buddha provenga de la mente, la mente no proviene del Buddha, al igual que un pez proviene del agua, pero el agua no proviene del pez. Y cualquiera que vea un pez ve antes el agua que el pez. Y cualquiera que quiera ver un Buddha verá la mente antes que al Buddha. Una vez que has visto el pez te olvidas del agua, y una vez que hayas visto al Buddha te olvidarás de la mente. Si no te olvidas de la mente, la mente te confundirá, al igual que te confundirá el agua si no te olvidas de ella.

Mortalidad y budeidad son como el agua y el hielo. Estar afligido por los tres venenos es la mortalidad. Estar purificado por las tres liberaciones7’ es la budeidad. Lo que en invierno se congela dando paso al hielo se deshace en agua en verano. Elimina el hielo y no habrá agua. Si te deshaces de la mortalidad no habrá budeidad. Está claro que la naturaleza del hielo es la naturaleza del agua y la naturaleza del agua es la naturaleza del hielo. Y la naturaleza de la mortalidad es la naturaleza de budeidad. Mortalidad y bu-deidad comparten la misma naturaleza. igual que wutou y futzu comparten la misma raíz pero no la misma estación. Es sólo a causa de la ilusión sobre diferencias por lo que tenemos las palabras mortalidad y budeidad.

Cuando una serpiente se convierte en dragón no cambia sus escamas. Y cuando un mortal se convierte en sabio no cambia su rostro. Conoce su mente mediante la sabiduría interna y cuida de su cuerpo mediante la disciplina externa.

Los mortales liberan Buddhas y los Buddhas liberan mortales. Eso es lo que significa imparcialidad. Los mortales liberan Buddhas porque la aflicción crea conocimiento y los Buddhas liberan mortales porque el conocimiento niega la aflicción. No hay otro remedio que la aflicción y no hay otro remedio excepto el conocimiento. Si no fuese por la aflicción no habría nada de lo que crear conocimiento. Y si no fuese por el conocimiento no habría nada para negar la aflicción. Cuando se vive en la ignorancia, los Buddhas liberan mortales. Cuando se vive en el conocimiento, los mortales liberan Buddhas. Los Buddhas no se convierten en Buddhas por sí mismos. Son liberados por mortales.

Los Buddhas ven la ignorancia como su padre y la codicia como su madre. Ignorancia y codicia son nombres diferentes de la mortalidad. Ignorancia y mortalidad son como la mano izquierda y la mano derecha. No existe otra diferencia.

Cuando se vive en la ignorancia se está en esta orilla. Cuando se está consciente se está en la otra orilla. Pero una vez que sabes que tu mente es vacío y no ves apariencias, estás más allá de ignorancia y conocimiento. Y una vez que se está más allá de ignorancia y conocimiento, no existe la otra orilla. El tathagata no está en esta orilla ni en la otra. Y tampoco está en mitad de la corriente. Los arhats están en mitad de la corriente y los mortales en esta orilla. En la otra orilla está la budeidad.

Los Buddhas tienen tres cuerpo de transformación, un cuerpo de recompensa y un cuerpo real. El cuerpo de transformación también es llamado cuerpo de encarnación.

El cuerpo de transformación aparece cuando los mortales realizan buenos actos, el cuerpo de recompensa cuando cultivan la sabiduría y el cuerpo real cuando se hacen conscientes de los sublime. El cuerpo de transformación es el que puede verse volar en todas direcciones rescatando a otros allí donde puede. El cuerpo de recompensa pone fin a las dudas. La Gran Iluminación sucedida en los Himalayas se convierte repentinamente en verdad. El cuerpo real no hace ni dice nada. Permanece perfectamente inmóvil. Pero en realidad, ni siquiera existe un cuerpo de Buddha, y mucho menos tres. Este hablar de los tres cuerpos está simplemente basado en la comprensión humana, que puede ser superficial, moderada o profunda.

La gente de comprensión superficial imagina que acumula méritos y confunde el cuerpo de transformación con el Buddha. La gente de comprensión moderada imagina que está poniendo fin al sufrimiento y confunde el cuerpo de recompensa con el Buddha. Y la gente de profunda comprensión imagina que experimenta la budeidad y confunde el cuerpo real con el Buddha. Pero la gente con la comprensión más profunda mira en su interior, sin ser distraída por nada. Como una mente clara es el Buddha, alcanzan la comprensión de un Buddha sin utilizar la mente. Los tres cuerpos, como todas las además cosas, son inalcanzables e indescriptibles. La mente sin estorbo alcanza el Camino. Se dice en los sutras: «Los Buddhas no predican el Dharma. No liberan mortales. Y no experimentan la budeidad». Eso es lo que quiero decir.

Los individuos crean karma; el karma no crea individuos. Crean karma en esta vida y reciben sus frutos en la siguiente. Nunca escapan a ello. Sólo alguien que es perfecto no crea karma en esta vida y no recibe frutos. Se dice en los sutras:

«Quien no crea karma obtiene el Dharma». Este es un dicho vacío. Se puede crear karma, pero no puedes crear una persona. Cuando creas karma, renaces junto con tu karma. Cuando no creas karma, desapareces junto con tu karma. Por ello, siendo el karma dependiente del individuo y el individuo dependiente del karma, si un individuo no crea karma, el karma nada puede con él. De la misma manera: «Una persona puede ensanchar el Camino. El Camino no puede ensanchar a una persona».

Los mortales no dejan de crear karma y equivocadamente insisten en que no hay retribución. ¿Pero acaso pueden negar el sufrimiento?

¿Pueden negar que lo que siembra el estado mental presente no es lo que recoge el siguiente estado mental?

¿Cómo pueden escapar?

Pero si en el presente estado mental no se siembra nada, nada se recogerá en el siguiente estado mental. No entendáis mal el karma.

Se dice en los sutras: «A pesar de creer en Buddhas, las personas que imaginan que los Buddhas practican austeridades no son budistas. Lo mismo vale para aquellos que imaginan que los Buddhas están sujetos a retribución de riqueza o pobreza. Son icchantikas, Son incapaces de creer».

Alguien que comprende las enseñanzas de los sabios es un sabio. Alguien que comprende la enseñanza de los mortales es un mortal. Un mortal que puede desprenderse de la enseñanza de los mortales y seguir la enseñanza de los sabios se convierte en un sabio. Pero ¡os locos de este mundo prefieren buscar sabios muy lejos. No creen que el sabio es la sabiduría de su propia mente. Se dice en los sutras: No prediquéis este sutra entre hombres sin comprensión». Pero la gente sin comprensión no cree en su propia mente ni que mediante la comprensión de esta enseñanza puede convertirse en sabia. Prefieren buscar un conocimiento lejano y anhelar cosas en el espacio, imágenes búdicas, luces, inciensos y colores. Caen presas de la falsedad y la locura.

Se dice en los sutras: «Cuando ves que todas las apariencias no son apariencias, entonces ves al tathagata». Las miríadas de puertas hacia la verdad provienen de la mente. Cuando las apariencias de la mente son tan transparentes como el espacio, desaparecen.

Nuestros sufrimientos ilimitados son las raíces de la enfermedad. Cuando los mortales están vivos se preocupan de la muerte. Cuando están saciados se preocupan del hambre. Suya es la Gran Incertidumbre.

Pero los sabios no consideran el pasado y no se preocupan acerca del futuro, tampoco se aferran al presente y siguen el Camino momento a momento. Si no has despertado a esta gran verdad lo mejor es que busques un maestro en la tierra o en los cielos. No agraves tu propia deficiencia.

Historias zen

Historias Zen

Desterrando a un fantasma
La esposa de un hombre estaba muy enferma. En su lecho de muerte le dice, “¡Te amo demasiado!, no quiero dejarte, y no quiero que me traiciones. Promete que no verás otras mujeres cuando yo muera o volveré para rondarte.
Durante varios meses después de su muerte el marido evitó a otras mujeres, pero conoció a alguien y se enamoró. En la noche que se comprometieron, el fantasma de su difunta esposa se le apareció. Ella lo acusó de no cumplir con la promesa, y volvió todas las noches para atormentarlo. El fantasma le recordaba todo lo que habían pasado él y su prometida ese día, hasta el punto de repetir, palabra por palabra, las conversaciones que habían tenido. Esto lo trastornó tanto que no pudo dormir nada.
Desesperado buscó el consejo de un maestro Zen que vivía cerca del pueblo.
“Este fantasma es muy listo”, dijo el maestro luego de oír la historia del hombre.
“¡Lo es!”, contestó el hombre. “Recuerda cada detalle de lo que dije e hice. ¡Lo sabe todo!”
El maestro sonrió. “Deberías admirar a un fantasma así, pero yo te diré que hacer la próxima vez que aparezca.”
Esa noche el fantasma regresó. El hombre hizo exactamente lo que le había dicho el maestro.
“Eres un fantasma muy sabio”, dijo, “Sabes que no te puedo esconder nada. Si puedes responderme una pregunta, romperé el compromiso y permaneceré soltero por el resto de mi vida”.
“Haz la pregunta”, contestó el fantasma. El hombre sacó un puñado de frijoles de una gran mochila que estaba en el piso, “Dime exactamente cuantos frijoles tengo en mi mano”.
En ese momento el fantasma desapareció y no volvió nunca más.

El Maestro campana
Un nuevo estudiante se aproximó al maestro Zen y le preguntó como podía prepararse para su aprendizaje. “Piensa que soy una campana”, explicó el maestro. “Dame un golpe suave y tendrás un pequeño sonido. Golpéame duro y recibirás un repique fuerte y resonante”.

Libros
Había un reconocido filósofo y docente que se dedicó al estudio del Zen durante muchos años. El día que finalmente consiguió la iluminación tomó todos sus libros, los llevó al patio y los quemó.

Buda cristiano
Uno de los monjes del maestro Gasan visitó la universidad en Tokio. Cuando regresó, le preguntó al maestro si alguna vez había leído la Biblia cristiana. “No”, respondió Gasan, “por favor léeme algo de ella”. El monje abrió la Biblia en el Sermón del Monte de San Matías, y empezó a leer. Después de leer las palabras de Cristo sobre los lirios en el campo, se detuvo. El maestro Gasan permaneció en silencio durante un largo tiempo. “Sí”, dijo finalmente, “quien haya pronunciado estas palabras es un ser iluminado. ¡Lo que acabas de leerme es la esencia de todo lo que he estado tratando de enseñarte aquí!”

Persiguiendo dos conejos
Un estudiante de artes marciales se aproximó el maestro con una pregunta. “Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Que piensas de esta idea?” “El cazador que persigue dos conejos”, respondió el maestro, “no atrapa ninguno”.

Una situación tensa
Un día mientras caminaba a través de la selva un hombre se topó con un feroz tigre. Corrió pero pronto llegó al borde de un acantilado. Desesperado por salvarse, bajó por una parra y quedó colgando sobre el fatal precipicio. Mientras el estaba ahí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero en al acantilado y empezaron a roer la parra. De pronto, vio un racimo de frutillas en la parra. Las arrancó y se las llevó a la boca. ¡Estaban increíblemente deliciosas!

Concentración
Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. “Ahí está”, le dijo el viejo, “¡a ver si puedes igualar eso!”. Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. “Ahora es tu turno”, dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. “Tienes mucha habilidad con el arco”, dijo el maestro, “pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro”.

Destino
Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, “Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará”. Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo el general, “Nadie puede cambiar el destino”.”Es verdad”, contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados.

Soñando
El gran maestro Taoísta Chuang Tzu soñó una vez que era una mariposa revoloteando aquí y allá. En el sueño no tenía conciencia de su individualidad como persona. Era sólo una mariposa. De pronto, se despertó y se encontró ahí acostado, una persona otra vez. Pero entonces pensó para sí mismo, “¿Era antes un hombre que soñaba ser una mariposa, o soy ahora una mariposa que sueña ser un hombre?”

Egoísmo
El Primer Ministro de la Dinastía Tang fue un héroe nacional por su éxito como estadista y como líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y salud, se consideraba un humilde y devoto Budista. A veces visitaba a su maestro Zen favorito para estudiar con él, y parecía que se llevaban bien. El hecho de ser primer ministro parecía no afectar su relación, que parecía ser la de un venerado profesor y un respetuoso alumno. Un día, durante su visita usual, el Primer Ministro le preguntó al maestro, “¿Su Reverencia, qué es el egoísmo de acuerdo al Budismo?” La cara del maestro se volvió roja, y con una voz condescendiente e insultante, le respondió, “¿qué clase de pregunta estúpida es esa?” Esta respuesta inesperada impactó tanto al Primer Ministro que se quedó callado y furioso. El maestro Zen sonrió y dijo, “ESTO, Su Excelencia, es egoísmo”.

El ciego y la lámpar

    Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara.
    “Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.
    “Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.
    -“Está bien”
    Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona….
    -“¡Huy!”-dijo el ciego.
    -“¡Hay!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad.
    -“¿Usted no vio esta lámpara?” -dijo enojado el ciego.
    -“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”

            El mudo y el papagayo

        Un novicio preguntó a Zu Shou: Digamos que un individuo se ilumina pero no consigue expresarse con palabras, ¿con qué puede ser comparado?
        -Con un mudo que prueba la miel.
        -Digamos que un individuo todavía no ha alcanzado la Iluminación, sin embargo se expresa (al respecto) con palabras floreadas, ¿con qué puede ser comparado?
        -Con un papagayo parlanchín

            El general y su reliquia

        Había un general que estaba en su casa apreciando su colección de antigüedades, cuando de repente casi se le cae un precioso jarrón.
        -¡Oh! ¡Qué susto!
        Pensó: “Ya he dirigido millares de soldados, enfrentando diversas situaciones de vida o muerte y jamás me atemoricé. ¿Por qué será que hoy por causa de una vasija me asusté de esa manera?”.
        Finalmente, él comprendió que el hecho de tener en su mente “deseo y rechazo” era la causa de su miedo. Entonces simplemente arrojó la valiosa vasija y la quebró.
                                                                                                                                                     

    Ni más ni menos

          Existía un hombre muy rico que a pesar de tener mucho dinero tenía una naturaleza mezquina. No soportaba el hecho de gastar ni siquiera un centavo de su dinero.
            Un hermoso día, el Maestro Ch`an (Zen) Mo (silencioso) Hsin (divino) fue a visitarlo.
            -El monje dijo: “Suponga que mi puño estuviera cerrado así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?…”
            -“Una anormalidad (deformación).”
            -“Suponga que esta mano estuviera abierta así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?…”
            -“Eso también sería una anormalidad.”
            -“Sólo es preciso que usted comprenda lo que acabamos de conversar, para que se convierta en una persona rica y feliz.
         

    La puerta del paraíso

        Un gran general preguntó al maestro:

            -¿Realmente existen el paraíso y el infierno?
            -¿Usted qué hace?
            -Soy un general.
            -¡Haa! ¿Qué general? ¡Mas bien parece un carnicero!
            -¡¿Qué?! -dijo furioso el general- ¡Lo voy a matar!
            -En este momento se abre la puerta del infierno.
            -Disculpe, perdí mi postura…
            -En este instante se abre la puerta del paraíso.
            na rica y feliz.”
             

    Si no hay trabajo, no hay comida

        Hyakujo, un maestro Ch’an (Zen) chino, acostumbraba trabajar con sus discípulos aún teniendo ochenta años; cortando el pasto del jardín, limpiando el suelo y podando los árboles. Los discípulos sentían pena al ver trabajar tan arduamente al anciano maestro, pero ellos sabían que él no escucharía sus consejos de dejar de hacerlo. Entonces resolvieron esconder sus herramientas. Aquél día el maestro no comió. Lo mismo ocurrió el día siguiente, y el otro.

            -El debe estar enojado porque hemos escondido sus herramientas. -pensaron los discípulos- Es mejor que las coloquemos nuevamente en su lugar.
            El día que ellos lo hicieron, el maestro trabajó y comió como antes.
            Por la noche simplemente los instruyó diciendo:
            -“Si no hay trabajo, no hay comida”.

    Verdadera riqueza

        Un hombre muy rico le pidió a Sengai que le escribiese algo para la continuidad de la prosperidad de su familia, de manera que ésta pudiese manterner su fortuna de generación en generación.
          Sengai tomó una larga hoja de papel de arroz y escribió: “El padre muere, el hijo muere, el nieto muere”.
          El hombre rico se indignó y ofendió: “¡Yo le pedí que escribiese algo para la felicidad de mi familia! ¿Por qué realizó una broma de este tipo?”.
          Sengai explicó tranquilamente: “No pretendí hacer bromas. Sí antes de su muerte su hijo muriera, esto lo heriría inmensamente. Sí su nieto se fuera antes que su hijo, tanto usted como él estarían destruidos. Pero si su familia, de generación en generación, muere en el orden que le describí, ése sería el curso más natural de la vida. Yo llamo a eso verdadera riqueza”.

    Cazando dos conejos

        Un estudiante de artes marciales se aproximó a su maestro con una pregunta:
        “Me gustaría aumentar mi conocimiento de las artes marciales. Además de lo que aprendí con usted, me gustaría estudiar con otro profesor para poder aprender otro estilo. ¿Qué piensa de mi idea?”.
          “El cazador que acecha dos conejos al mismo tiempo”, respondió el maestro, “corre el riesgo de no poder atrapar a ninguno.”

    El Ahora

        Un guerrero japonés fue capturado por sus enemigos y encarcelado. Aquella noche no podía dormir, porque sabía que al día siguiente  iba a ser interrogado, torturado y ejecutado. Entonces surgieron en su mente las palabras de su maestro Zen: “El mañana no es real. Es una ilusión. La única realidad es el Ahora. El verdadero sufrimiento es vivir ignorando este Dharma (enseñanza)”.
          En medio de su terror, súbitamente comprendió el sentido de estas palabras, se sintió en paz y durmió tranquilamente.
       

 

EL SAMADHI DEL GRANERO DE LA GRAN SABIDURIA

EL SAMADHI DEL GRANERO DE LA GRAN SABIDURIA

Ejo
Trad. José L. Hernández

Siento un profundo respeto, que nace desde lo más recóndito de mi compasión, por vosotros que continuáis la práctica de zazen en el estado de espíritu que voy a describir: sin intentar obtener nada, sin ninguna meta; sin dejaros influir por vuestra inteligencia personal; sin mostrar suficiencia por la experiencia que habéis adquirido en el doyo.

Con toda la energía de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu, penetrad totalmente en komyozo, sin daros vuelta hacia atrás para mirar el tiempo. No busquéis el satori. No escuchéis los fenómenos ilusorios (mayoi):

No detestéis los pensamientos que aparecen, tampoco los améis, y, sobre todo, no los mantengáis. De todas maneras, sea lo que sea, debéis practicar la gran postura sentada aquí y ahora. Si no mantenéis los pensamientos, éstos no vendrán por sí mismos. Si os

abandonáis a la espiración y dejáis que la inspiración venga en un armonioso ir y venir, no hay más que un zafú bajo el cielo vacío, pesado como una llama. Si no esperáis nada de lo que hacéis, si no consideráis cosa alguna, podéis cortar con todo, solamente por zazen.

Aunque los ochenta y cuatro mil bonno (deseos, ilusiones) vayan y vengan, si no les dais importancia, si los abandonáis a sí mismos, en ese momento, de cada uno de ellos, de uno tras otro y de todos juntos, podrá surgir el maravilloso misterio del granero de la gran

sabiduría.No existe solamente el komyo del momento de zazen. También está aquel que, paso a paso, acto tras acto, os hacer ver progresivamente que cada fenómeno puede realizarse inmediata, automática, independientemente de vuestra inteligencia propia y de vuestros pensamientos personales. Tal es la verdadera y auténtica certificación que existe sin molestar la manifestación de komyo.

Es el poder espiritual del no actuar por la luz que se ilumina por sí misma. Este komyo es originariamente no sustancia, no existencia. Por ello, aunque muchos Budas lo realicen en este mundo, no son de este mundo. Y, estando en el nirvana, no están en el nirvana.

En el instante de vuestro nacimiento, komyo no existía. En el de vuestra muerte, no desaparecerá.

Desde el punto de vista de Buda, no aumenta. Desde el punto de vista de los sentidos, no disminuye.

Así como cuando tenéis ilusiones o dudas, no podéis hacer la pregunta correcta, cuando tenéis el satori no podéis expresarlo. En ningún momento consideréis nada con vuestra conciencia personal. Durante las veinticuatro horas del día, tened la calma y la gran tranquilidad de los muertos. No penséis en nada por vosotros mismos. Así, al practicar la espiración y la inspiración, vuestra naturaleza profunda y vuestra naturaleza sensitiva, inconsciente y naturalmente, serán no saber, no comprensión.

Entonces, todo podrá volverse naturalmente calmo, esplendor de komyo, en la unidad del espíritu y del cuerpo. Por eso, cuando lo llamamos, debería responder rápidamente. Un solo y mismo komyo armoniza en un todo a la gente del satori y la de las ilusiones.

Así, aunque os pongáis en movimiento, este último no debería perturbaros. Y el bosque, las flores, las briznas de hierba, los animales, los seres humanos, todos los fenómenos (ya sean largos, cortos, cuadrados o redondos) podrán realizarse inmediata, automática, independientemente de vuestra inteligencia propia y de la acción personal de vuestro pensamiento.

No estéis apegados ni a las ropas ni al alimento ni a la casa. No sucumbáis al deseo sensual o al apego del amor que son prácticas animales.Inútil interrogar a los demás sobre komyo, pues su komyo no tiene utilidad alguna para vosotros.

En el origen, este samadhi es el santo doyo, el océano de todos los Budas. Es entonces el más grande y el más santo de todos los asientos transmitidos directamente de Buda en Buda a través de la santa práctica universal. Puesto que ahora sois discípulos de Buda, debéis hacer zazen tranquilamente en su asiento.

No os sentéis en el zafú infernal, el zafú gaki, animal o asura, ni tampoco en el de los shomon o de los engaku. Practicad solamente shikantaza. No perdáis el tiempo. Es lo que se llama el auténtico espíritu del doyo, el verdadero komyo samadhi, el maravilloso y espléndido satori.

Este texto sólo debe ser leído por los verdaderos discípulos del Maestro Dogen, aquellos que están autorizados a entrar en su habitación.

Lo he escrito para mis compañeros de zazen, para que no haya puntos de vista erróneos, para perfeccionarme a mí mismo y para educar a los demás.

Escrito por Ejo, bajo el reinado del emperador Gouta. Con el más profundo respeto, en el templo Eihei-ji el 28 de agosto de 1278.

 

Textos zen

TEXTOS

Sesenta y seis veces
han contemplado estos ojos
la belleza del otoño…

No pidas más.
Limítate a escuchar el rumor de los pinos
cuando el viento está en calma

Una monja budista llamada Ryonen

El pasado quedó atrás,
el futuro aún no ha llegado,
el presente se nos escapa;
las cosas cambian continuamente, sin ningún fundamento firme;
tantos nombres y palabras confusamente creados por sí mismos,
¿cuál es la utilidad de la vida, que transcurre inútilmente día a día?
No retengas tus viejas ideas; no persigas tus nuevas fantasías;
sincera e incondicionalmente, indaga y reflexiona en tu interior;
indagar y reflexionar, reflexionar e indagar,
hasta que llega el momento en ya no son posibles más indagaciones;
ése es el momento en que podrás comprender
que durante todo tu pasado has estado en el error.

Ryokwan

¿De dónde viene mi vida?
¿Adónde va?
Me siento en soledad en mi cabaña
y medito en silencio;
con todo mi pensamiento, no sé de dónde
ni llego a ningún adónde;
así es con mi presente,
eternamente cambiante: ¡todo Vacuidad!
En esta Vacuidad está el ego por un tiempo,
con sus síes y sus noes;
no sé dónde establecerlos,
yo sigo mi karma en su movimiento, perfectamente contento.

Ryokwan

Somos arrastrados como nubes a través de nacimientos y muertes.
El camino de la ignorancia y el camino de la iluminación lo recorremos soñando.
Sólo una cosa permanece todavía en mi memoria, incluso después de despertar:
el sonido de la lluvia que escuchaba una noche en mi retiro de Fukakusa.

Dogen

He aquí la historia de Tokujo, el barquero, y de su discípulo Kassan. Durante veinte años Tokujo recibió educación del Maestro Tosen practicando za-zen con él. Antes de morir, Tosen le dio el shiho. Entonces Tokujo se hizo barquero y durante treinta años estuvo aguardando al verdadero discípulo. El poema dice:

      «Quería pescar un gran pez,
      pero ningún pez nadaba
      en aquellas aguas demasiado puras.»

Para hacerse sus cañas de pescar había cortado todos los bambúes de la selva y se disponía a replantarlos cuando, un día, un hombre llamado Kassan llegó a la orilla del río. Inmediatamente Tokujo comprendió que este hombre era «el» gran pez.

– ¿De dónde vienes?

– No vengo de ninguna parte

El discípulo parecía interesante.

– Así pues, ¿quién te ha educado?

– Za-zen me ha educado.

Un gran mondo tuvo lugar. Tokujo quería conocer a fondo al nuevo discípulo y, a guisa de respuesta a las palabras de Kassan, Tokujo le echaba cada vez al agua.

– Tus respuestas, aunque sean exactas, no son justas, es lo mismo que golpear a un asno.

Y de un puntapié, Tokujo echaba a Kassan al agua. Cuando Kassan abría la boca para responder, Tokujo gritaba:

– ¡No quiero discutir contigo!

Y plof… volvía a echarlo al agua. Kassan obtuvo un gran satori. Entonces Tokujo lo sacó del agua y, dulcemente, le tomó de la mano.

      «¡Hace treinta años que aguardo este momento!
      ¡Hoy un gran pez ha mordido el anzuelo!
      Mi pesca, pues, ha terminado.»

Tokujo transmitió el shiho a Kassan y le dio su kesa. Entonces, bruscamente, la chalana volcó y Tokujo murió. Las historias de la transmisión son siempre singulares. Kassan, el gran pez, llegó a ser un gran Maestro Zen

Taisen Deshimaru

Un día que estaba lloviendo, Kyosho el maestro dijo a un monje:

– ¿Qué es ese sonido que se oye ahí fuera?

– El sonido de la lluvia, maestro.

Era una respuesta sincera, y el maestro sabía desde el principio de qué se trataba. A continuación, sin embargo, añadió:

– Todos los seres están confundidos, están siempre persiguiendo los objetos externos, sin encontrar el yo real.

Seccho comenta:

Una sala vacía y el sonido de la lluvia;
en verdad, una pregunta difícil de responder incluso para un maestro experimentado.

Colección de la roca azul

En tiempos de la dinastía T’ang, un monje preguntó a Joshu:

– Se afirma que el camino perfecto no conoce dificultades; sólo que aborrece la discriminación. ¿Qué se quiere decir con ausencia de discriminación?

Joshu respondió:

– «Por encima de los cielos y por debajo de los cielos yo soy el Único Reverenciado»

– Todavía una discriminación…

– ¡Oh, inútil! ¿Dónde está la discriminación?

D. T. Suzuki

El Zen y la cultura japonesa

Dos seguidores del zen estaban un día discutiendo sobre la doctrina. Uno, llamado Chokei, decía:

– Incluso de un arhat plenamente iluminado puede decirse todavía que abriga algo de las tres pasiones que envenenan (avaricia, ira y locura), pero en cuanto a Buda, nunca hace una afirmación errónea. Cualquier cosa que afirme es la verdad absoluta. ¿Qué dices a esto?

Hofuku respondió:

– ¿Cuál es esa afirmación de Buda?

– El sordo no puede oír.

– Estás bajando a un nivel secundario.

– ¿Cuál es entonces, según tú, la afirmación de Buda?

– Toma una taza de té, hermano monje.

Transformación de la lámpara

Citado por D. T. Suzuki

El Zen y la cultura japonesa

Zazen Wasan

Zazen Wasan
(El Himno del Zazen)

Hakuin

Todos los seres son desde el principio Budas.
Es como el agua y el hielo;
sin agua no puede haber hielo.
No hay Budas si no es en los seres vivientes.
Al no saber que está aquí cerca, lo buscamos lejos. ¡Qué lástima!

Es como el que llora de sed estando en el agua;
es como el hijo de una casa noble extraviado entre los pobres.
La causa de nuestro deambular a través de los seis mundos
es que estamos perdidos en los oscuros caminos de la ignorancia;
y nos extraviamos cada vez más en la oscuridad.
¿Cuándo escaparemos de nacimiento y muerte?

La meditación Zen del Mahayana
excede toda alabanza.
La generosidad, la moralidad y las demás perfecciones;
invocar el nombre de Buda, el arrepentimiento, la disciplina,
y muchas otras correctas acciones;
se reencuentran todas en la práctica de la meditación.

Por el mérito de una sola sentada/meditación
él destruye sus inumerables pecados acumulados.
¿Cómo puede haber un falsos caminoa para él?
El paraíso de la Tierra Pura no está muy lejos.
Cuando, reverenciándola, esta verdad es escuchada aunque sea una sola vez,
el que la alaba y felizmente la acoge, obtiene infinitos méritos.
Entonces ¿cuántos más méritos obtendrá él que empieza a dirigirse hacia su propio interior
y confirma directamente su propia naturaleza -ésa naturaleza que es la no-naturaleza? –

Ése ha trascendido las vanas palabras.
La puerta se abre, y causa y efecto son uno.
El camino discurre en línea recta; no hay dos, ni tres.
Tomando como forma la forma de la no-forma,
yendo o viniendo él siempre está en casa.

Tomando como pensamiento el pensamiento del no-pensamiento,
cantando y danzando, todo es la voz de la Verdad.
Inmenso es el cielo del ilimitado Samadhi;
radiante la luna llena de la cuádruple sabiduría.
¿Qué queda para ser buscado? El Nirvana está clararamente ante él.
Aquí mismo es el paraíso del Loto,
Este cuerpo mismo es el cuerpo del Buda.

las puertas del cielo

LAS PUERTAS DEL CIELO

    Un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: “¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?”.

    Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de un amanera que sólo un guerrero podía haber entendido.

“¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin.

“Soy un samurai”, le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurai es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. “Soy un samurai, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta”, dijo.

Hakuin se rió y contesto: “¿Un samurai, tú? Pareces un mendigo”.

El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Saco su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste le dijo”: Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta”.

Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: Aquí se abren las puertas del cielo”.

El cielo y el infierno están dentro de ti. Ambas puertas están dentro de ti. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estas en las puertas del cielo.

La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en uno de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren…en un segundo se puede ir del infierno al cielo, del cielo al infierno.

Mondos seleccion

MONDOS

(SELECCIÓN)
    José L. Hernández
PREGUNTA : ¿Cuál es el significado de la llegada del Primer Patriarca desde Oeste?

RESPUESTAS:

“¿Por qué no se lo preguntáis a vuestra propia mente?”. Respondió el maestro.

Pregunta: “¿Cuál es nuestra mente, señor?”.

Respuesta: “Debéis contemplar el accionar secreto?”.

Pregunta: “¿Cuál es el accionar secreto, señor?.”

El maestro se limitó a abrir y cerrar los ojos, en vez de dar alguna explicación verbal.

* * *

RESPUESTA:

“Cuando entiendes, no entiende; cuando dudas, no se duda”.

* * *

RESPUESTA:

“Es aquello que ni se entiende ni se duda, además no se duda ni se entiende”.

* * *

RESPUESTA:

“Si hubiese algún significado, nadie se salvaría siquiera a sí mismo”.

Pregunta: “Si aquí no hay significado alguno, ¿cuál es la verdad que se dice alcanzó el

segundo patriarca con Bodhidharma?”.

Miscelánea Budista 20

Respuesta: “Lo que se denomina ‘alcanzó’”, dijo el maestro, “en realidad en ‘no alcanzó’”.

Pregunta: “Si este es el caso, ¿cuál es el significad de ‘no alcanzó’?”.

Respuesta: “Precisamente porque tu mente está siempre corriendo detrás de todos los

objetos que se le presentan y no sabe dónde refrenarse, el patriarca declaró que eres el necio

que busca otra cabeza sobre la suya propia. Si vuelcas tu luz dentro de ti mismo, como

se te dijo que hagas, sin demora, y reflexionas, y cesas de buscar las cosas externas, comprenderás

que tu mente y las de los Budas y patriarcas no difieren recíprocamente. Cuando

llegues de esa manera a un estado de no hacer nada, se dice que alcanzaste la verdad”.

* * *

RESPUESTA:

“Supón que un hombre está en el fondo de un pozo de mil pies de profundidad; si pudieses

sacarlo sin usar un trozo de soga, te daría la respuesta sobre el significado de la visita

de nuestro Patriarca aquí”.

Preguntado después acerca de la solución por un niño sirviente del templo, el maestro

dijo:

“¿Por qué, tonto, quién está en el pozo?”.

Vuelto a interrogar sobre el mismo punto, pasado el tiempo, por el mismo niño sirviente,

el maestro le respondió llamándole por su nombre:

“¡Hui-chi!”.

“¡Si, maestro!”. Respondió.

“¡Mira! ¡Estás afuera!”, le dijo el maestro.

* * *

RESPUESTAS:

“Cuando pruebas vinagre, sabes que es ácido; cuando pruebas la sal, sabes que es salada”.

“En el lomo del asno moribundo hay demasiadas moscas”.

“Hoy y mañana”.

“El pelo de una tortuga de una pulgada de largo, pesa siete libras”.

***

RESPUESTA:

“El viento portador de escarcha hace que caigan las hojas del bosque”.

“¿Qué significa eso?, preguntó el discípulo.

“Cuando llega la primavera brotan de nuevo”. Fue la respuesta.

* * *

RESPUESTA:

“¡Una piedra solitaria en el aire!”.

El discípulo hizo una reverencia en silencio, y el maestro le preguntó:

“¿Entiendes?”.

“No, señor”.

“Es afortunado que no entiendas, dijo el maestro; si hubieses entendido, es seguro que

tu cabeza se hubiese roto en pedazos”.

Miscelánea Budista 21

* * *

RESPUESTA:

“Ahora precisamente estoy ocupado, oh venerable monje; ven en otra ocasión”.

Pero cuando el monje discípulo estaba a punto de marcharse, el maestro llamó: “¡Venerable

monje!”, y el monje se volvió.

“¿De qué se trata?”, preguntó el maestro.

De inmediato el discípulo entendió el significado e hizo reverencias, entonces el

maestro efectuó otra observación: “¿De qué sirve hacer reverencias, cofrade testarudo?”.

* * *

RESPUESTA:

“¿Qué es eso que llamas significado?”.

“De ser así, ¿no hay significado en esta llegada del Patriarca desde el Oeste?”, dijo el

consultante.

“Eso proviene de la punta de tu lengua”, dijo el maestro.

* * *

“No llaméis palo a esto; si lo hacéis afirmáis. Tampoco neguéis que es un palo; si lo hacéis, negáis.

Aparte de la afirmación y la negación, ¡hablad, hablad!.”

Sólo un monje salió de entre la concurrencia y, quitándole el palo al maestro, lo arrojó al suelo.

* * *

“¿Qué es esto?. Si decís que es un cayado, váis derecho al infierno; pero si no es un cayado, ¿qué es?.”

* * *

El maestro poniendo su vara ahorquillada en el cuello del discípulo:

“¿Qué demonio te enseñó a ser un monje sin hogar? ¿Qué demonio te enseñó a andar errante?

Ya sea que digas algo o que no digas nada, lo mismo has de morir bajo mi horquilla: ¿habla, habla, sé rápido!”

* * *

El maestro blandiendo su vara, tras preguntar a un discípulo:

“¡No importa lo que digas o lo que no digas, lo mismo tendrás treinta golpes!”

* * *

Un discípulo y el maestro tomando té. El discípulo:

¿Qué significa cuando dicen que a pesar de tenerlo todo el día no lo conocemos?.

El maestro, en silencio, le ofreció un trozo de pastel de arroz. Después de comerlo, el discípulo repitió la pregunta,

y entonces le dijo el maestro: No lo conocemos aunque lo usamos todos los días.

* * *

Preguntado acerca de cómo ingresar en el sendero de la verdad, el maestro respondió:

“¿Oyes el murmullo de la fuente?.”

“Si, lo oigo”, dijo el discípulo.

“Hay un modo de ingresar”, concluyó el maestro.

Creer en la Mente – El Libro de la Nada

HSIN-HSIN-MING

  Creer en la Mente – El Libro de la Nada

Sosan (tercer patriarca Zen, falleció el 606 d.C.)

Lohan
El Método Perfecto no conoce dificultades
Salvo que rehusa hacer preferencias;
Sólo cuando está libre de odio y amor
Se revela plenamente sin disfraz;
Basta la diferencia de un décimo de pulgada
Para que cielo y tierra se separen;
Si deseas verlo con tus propios ojos,
No fijes tu pensamiento en su favor ni en su contra.

Alzar lo que te gusta contra lo que te disgusta
Es la enfermedad de la mente:
Cuando no se entiende el profundo significado (del Método),
La paz de la mente se perturba para nada.

(El Método es) perfecto como el vasto espacio,
Con nada que falte, con nada superfluo:
En realidad, debido a que se escoge
Su talidad se pierde de vista.

No persigas las marañas externas,
Mora en el vacío interno;
Sé sereno en la unidad de las cosas,
Y (el dualismo) se desvanecerá por sí solo.

Cuando te esfuerzas por ganar la quietud, deteniendo el movimiento,
La quietud así ganada está siempre en movimiento;
Mientras te demores en el dualismo,
¿Cómo puedes realizar la unidad?

Y cuando la unidad no se entiende cabalmente,
De dos modos se soporta la pérdida:
La negación de la realidad es su afirmación,
Y la afirmación del vacío es su negación.

Verbosidad e intelección…
Cuando más les hacemos compañía, Más nos extraviamos;
Fuera, pues, con la verbosidad y la intelección,
Y no habrá lugar por donde no podamos pasar  libremente.

Cuando volvemos la raíz, ganamos el significado;
Cuando perseguimos los objetos externos, perdemos la razón.
En el instante en que nos iluminamos por dentro,
Atravesamos el vacío de un mundo que nos enfrenta.

Las transformaciones que se suceden en un mundo vacío que nos enfrenta
Parecen reales en su totalidad debido a la Ignorancia;
Procura no ir en pos de lo verdadero,
Cesa tan sólo de no abrigar opiniones.

No mores en el dualismo,
Evita cuidadosamente perseguirlo;
Tan pronto tengas lo correcto y lo erróneo,
Sucederá la confusión, y la Mente se perderá.

Los dos existen por causa del Uno,
Pero no te aferres siquiera a este Uno;
Cuando la mente no está perturbada,
Las diez mil cosas no prodigan ofensa.

No se prodiga ofensa, no hay diez mil cosas;
No se produce perturbación, y ninguna mente es puesta a trabajar:
El sujeto se aquieta cuando el objeto cesa,
El objeto cesa cuando el sujeto se aquieta. 

El objeto es un objeto para el sujeto,
El sujeto es un sujeto para el objeto:
Has de saber que la, relatividad de los dos
Reposa, en última instancia, en un solo Vacío. 

En un Vacío los dos no se distinguen,
Y cada cual contiene en sí la totalidad de las diez mil cosas;
Cuando no se hace discriminación entre esto y aquello;
¿Cómo puede surgir un criterio unilateral y prejuicioso? 

El Gran Método es calmo y longánime,
Para él nada es fácil, nada es árduo;
Los criterios pequeños son irresolutos,
Cuando más se apresuran, más lentamente avanzan. 

El apego jamás se mantiene dentro de límites,
Con seguridad se va por el camino equivocado;
Abandónalo, y las cosas siguen sus propios rumbos,
Mientras la Esencia ni se marcha ni permanece,

Obedece a la naturaleza de las cosas y estarás en concordia con el Método,
Calmo, cómodo y libre de molestias;
Mas cuando tus pensamientos están atados, te apartas de la verdad,
Crecen más pesados y torpes, y para nada son sanos.

Cuando no son sanos, el espíritu se altera;
¿De qué sirve entonces ser parcial y unilateral?
Si quieres recorrer el curso del Vehículo Único,
No seas prejuicioso contra los seis objetos sensorios.

Cuando no tienes prejuicios contra los seis objetos sensorios,
Entonces eres uno con la Iluminación;
Los sabios son no-activos,
Mientras los ignorantes se atan;
Mientras en el Dharma mismo no hay individuación,
Ignorantemente se apegan a los objetos particulares.
En su propia mente que crea las ilusiones,
¿No es ésta la máxima contradicción?

Los ignorantes abrigan la idea de sosiego y desasosiego,
Los iluminados no tienen gustos ni disgustos:
Todas las formas de dualismo
Son urdidas por los ignorantes mismos.
Se parecen a visiones y flores en el aire;
¿Por qué perturbarnos en asirlas?
Ganancia y pérdida, verdad y error,
¡Fuera con ellos de una vez por todas!
Si la Mente retiene su absoluto,
Las diez mil cosas son de la Talidad única.

Cuando se sondea el hondo misterio de la Talidad,
De improviso olvidamos las marañas externas;
Cuando las diez mil cosas se ven en su unidad;
Volvemos al origen y permanecemos donde siempre estuvimos.

Olvida el origen de las cosas,
Y alcanzaremos un estado que trasciende lo análogo;
El movimiento se detiene, y no hay movimiento,
El reposo se pone en movimiento, y no hay reposo;
Cuando el dualismo no subsiste más,
La unidad misma no mora.

El fin último de las cosas donde no pueden ir más adelante
No está ligado por normas ni medidas;
En la Mente armoniosa (con el Método) tenemos el principio de la identidad,
En el que hallamos que todos los esfuerzos se aquietan;
Las dudas e irresoluciones están completamente desechadas,
Y se fortalece la fe correcta;
Nada se deja detrás,
Nada se retiene,
Todo es vacío, lúcido, y auto-iluminador;
No hay ejercicio, ni derroche de energía…
Esto es donde el pensamiento nunca llega,
Esto es donde la imaginación no logra medir.

En el reino superior de la Talidad verdadera
No hay “yo” ni “otro”:
Cuando se busca la identificación directa,
Sólo podemos decir “No dos”.

En ser “no dos” todo es lo mismo,
Todo lo que es, está comprendido en él;
Los sabios de los diez sectores
Entrarán todos en esta Razón Absoluta.

Esta Razón Absoluta está más allá (del tiempo)
Que se apresura y (del espacio) que se extiende,
Para ella un instante es diez mil años;
Véasela o no,
Se manifiesta por doquier en la totalidad de los diez sectores.

Las cosas infinitamente pequeñas son tan enormes
Como las cosas enormes pueden serlo,
Pues aquí no subsisten condiciones externas;
Las cosas infinitamente enormes son tan pequeñas
Como las cosas pequeñas pueden serlo,
Pues aquí los límites objetivos no se consideran.

Lo que es lo mismo como lo que no lo es,
Lo que no lo es, es lo mismo que lo que es:
Donde este estado de cosas no logra subsistir,
Ciertamente, no hay que detenerse allí.

Uno en Todo,
Todo en Uno…
Si sólo se comprendiese esto,
¡No te preocuparías más por no ser perfecto!

Donde la Mente y cada mente creyente no están divididas,
Y donde están sin dividir cada mente creyente y la Mente,
En donde las palabras fallan;
Pues no es del pasado, del presente ni del futuro.

(*) Hsin La Mente-Corazón

Manual de Budismo Zen
D.T.Suzuki
Editorial Kier, 1976

EIHEI ROROKU

EIHEI ROROKU

(SELECCIÓN)

–Un sola frase basta para remover todos los obstáculos de las fijaciones. Una sola frase cubre todo en todas partes. Decídme, ¿de qué frase se valen los Despiertos para despertar a la gente?

–Tengo conmigo una frase que los Despiertos nunca han formulado y que la citaré para ustedes.

-Hecho. 

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15

Un buscador preguntó a uno de los grandes ancestros del zen: “Cuál es el gran sentido de la enseñanza del Buddha?

El ancestro zen dijo: “No puedes menos que saber.”

El buscador preguntó: “¿Hay todavía algún giro más allá?”

El ancestro zen dijo: “El cielo eterno no inhibe el vuelo de las blancas nubes.”

No podéis menos que saber el sentido del gran Buddha. Es refinado cuando el refinamiento es escaso. El cielo eterno no inhibe el vuelo de las blancas nubes. Esta vez, ¿por qué molestarse en preguntarle a un maestro zen?

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19

  A menos que el frío no haga pedazos nuestros huesos de una vez, ¿de qué otra manera se daría el florecer de los cerezos perfumando el mundo entero?

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22

Puedes ver la extrema confusión de la conciencia condicionada: todos los seres vivos están vacíos de la Naturaleza del Buddha.

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27

La última noche, una pura brisa descendió del gran vacío. En la mañana, el ciprés alcanzó el estado de Buddha justo en el lugar donde se encontraba.

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32

La vida no tiene procedencia; lleva hacia adelante, y hacia adelante una y otra vez. La muerte no tiene un más allá; conduce fuera, y fuera una y otra vez.

En definitiva, ¿cómo es eso?

Si la mente no difiere, miles de cosas son eso mismo.

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