Mangala sutra

Mangala sutra

Esto es lo que oído. En una ocasión el Sublime estaba residiendo cerca de Sàvatthì en el monasterio de Anàthapiäðika en el parque de Jeta. Cuando la noche estaba avanzada, una cierta divinidad de hermosa apariencia, habiendo iluminado todo el parque de Jeta, se acercó al Sublime. Habiéndose acercado, la divinidad reverenció al Sublime, se paró a un lado y se dirigió al Sublime en verso:

Muchas divinidades y hombres deseando la felicidad han ponderado sobre lo que es una bendición (mangala). Dígame cual es la más grande bendición.

No asociarse con necios, asociarse con sabios, venerar a aquellos merecedores de veneración. Ésta es la más grande bendición.

Vivir en lugar un adecuado, haber realizado acciones meritorias en el pasado y establecerse en lo que es correcto. Ésta es la más grande bendición.

Poseer una inmensidad de conocimiento, tener habilidad en trabajos manuales, estar bien entrenado en moralidad y ser de lenguaje agradable. Ésta es la más grande bendición.

Cuidar a la madre y al padre, sostener la esposa e hijos y tener una ocupación que no cause daño. Ésta es la más grande bendición.

Generosidad, practicar el Dhamma, sostener a los familiares y acciones irreprochables. Ésta es la más grande bendición.

Abstenerse del mal con la mente, abstenerse del mal con el cuerpo y las palabras, abstenerse de intoxicantes y no negligencia en las acciones. Ésta es la más grande bendición.

Respeto, humildad, contentamiento, gratitud y escuchar el Dhamma en el momento apropiado. Ésta es la más grande bendición.

Paciencia, obediencia, ver a los monjes y platicar acerca del Dhamma en el momento adecuado. Ésta es la más grande bendición.

Auto control, llevar una vida noble, comprender las Nobles Verdades y realizar el Nibbàna. Ésta es la más grande bendición.

Una mente que no se conmueve por el contacto con las condiciones del mundo, sin pesar, pura, segura. Ésta es la más grande bendición.

Aquellos que satisfacen éstas son invencibles en todas partes y alcanzan la felicidad en todas partes. Ésta es la más grande bendición para ellos.

Fin del Mangala Sutta

* Khuddakapàåhapàøi, 3-4; Sutta Nipàta, 308-9. Edición del Sexto Concilio Buddhista. Traducción al español por U Nandisena.

Sutra de la comida

Buda nació en Kapila
Tuvo el satori en Nagada
Enseñó en Harana
Entró en el nirvana en Kuchira
Los cuencos del Tathagatha (el Perfecto)
ahora los abrimos.
Que podamos, junto a todos los seres, alcanzar el nirvana y despojarnos de las tres manchas.

La pureza universal del Buda Vairocana
La forma universal del Buda Vairocana
Todos los fenómenos son Buda;
El Buda Maitreya que nacerá en el futuro,
Todos los Budas pasados, presentes y futuros en las diez direcciones
El dharma y la comunidad de los monjes
El Gran Bodhisattva de la Sabiduría, Manyusri
El Gran y Perfecto Bodhisattva Samantabhadra
Avalokitesvara, el Bodhisattva del amor universal
Todos los Bodhisattva y los Patriarcas

El Sutra de la Sabiduría que va más allá

1º. Mi reconocimiento va a todos los seres que contribuyeron a darme este alimento
2º. Recibo este don de alimento considerando mis imperfecciones
3º. Detener la cólera y los deseos es la verdadera religión
4º. Este alimento debe tomarse como un medicamento para la salud del cuerpo
5º. Tomo este alimento para perfeccionarme en la Vía

A vosotros, todos los muertos y todas las existencias animales (pretas) Ahora les ofrezco este alimento
Que se expanda en todo el universo
Espero comer con vosotros

Para el Buda, para el Dharma y para la Sangha
Para la sociedad y la humanidad entera
Para los inocentes y aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos
Para todas las existencias del universo, que este alimento se ofrezca y se coma

La primera cucharada es para cortar el mal
La segunda es para practicar el bien
La tercera para ayudar a todos los seres
Juntos seguiremos la Vía de Buda

Lavo este cuenco con agua
Sabe a néctar celeste
Se la ofrezco a todos los muertos
Que les sirva de alimento
Que les quite la sed como el rocío de la mañana

A mitad del camino: La falacia de la iluminacion prematura

A Mitad de Camino,
La Falacia de la Iluminación Prematura

Maria Caplan

«Estoy realmente horrorizado con lo que sucede entre nosotros estos días. Cualquiera que ha comenzado hace poco a meditar, si se hace consciente de palabras de este tipo durante su autorrecogimiento, las pronuncia afirmando que son obra de Dios; y convencido de que así es, sigue proclamando: «Dios me ha dicho esto» o «He obtenido esta respuesta de Dios». Pero todo esto es ilusión y fantasía; en esos casos, uno no hace más que hablarse a sí mismo. Además, el deseo de estas palabras y la atención que se les da, termina por persuadir a los hombres de que todas las observaciones que se dirigen a sí mismos son respuestas de Dios.»

Así de contrariado se pronunciaba todo un San Juan de la Cruz a cerca de los estragos producidos por la infatuación egoica entre los monjes cristianos del siglo XVI. Desde entonces mucho ha cambiado el panorama espiritual en occidente; particularmente, tras la irrupción en tromba de las espiritualidades orientales y de la así llamada Nueva Era a partir de los años 60 del siglo pasado, con la subsiguiente proliferación entre nosotros de todo tipo de prácticas realizativas, a cada cual más exótica. Sin embargo, ayer como hoy, las flaquezas humanas parecen ser un invariante del proceso espiritual.

La creciente pujanza de los valores seculares en todo el occidente cultural acabó por suplantar a los religiosos de antaño. La tradicional religiosidad que había impregnado durante siglos todo el orden social, devendría primero religión, para, más adelante, quedar relegada al ámbito privado o a la mera formalidad ocasional. En muchos casos, ello supondría la pérdida total o parcial de una rica tradición religiosa cada vez más depauperada y disociada de la propia vida de uno. No obstante, era sólo cuestión de tiempo el que el genuino anhelo espiritual de la gente por “lo que es real” buscara naturalmente nuevas vías de actualización, aunque tuviera que ser allende sus fronteras. Y sino, ya se encargarían las milenarias tradiciones orientales, y otras de más reciente cuño, de llamar oportunamente a su puerta.

Ahora bien, el hecho de que en occidente no existiera en absoluto una matriz socio-cultural preparada para recibir y asimilar de manera contextualizada tal avalancha de nuevas espiritualidades, con su diversidad de referentes culturales, valores, propuestas y doctrinas, originaría el que la situación actual de la espiritualidad occidental sea, en opinión de Mariana Caplan, «la de una grave distorsión, confusión, fraude y una fundamental falta de educación» [en el terreno espiritual].

El apartado por antonomasia donde se concentra mayor grado de ingenuidad, ignorancia, autoengaño y falsedad dentro de la espiritualidad contemporánea es el de la iluminación, lo que quiera que cada cual entienda por ello. En un segundo lugar, muy cerca de la iluminación, se hallaría la categoría de las experiencias “místicas” o “espirituales”. Y es que, culturalmente, apenas comprendemos qué son, qué significan, qué implican y lo que podría esperarse de ellas. El presente libro se ocupa de estos temas y en particular de la cuestión de “el error de creer prematuramente que se ha llegado a la iluminación”.

Para ello, la autora se ha basado en los testimonios y entrevistas personales con unos treinta maestros e instructores espirituales de diferentes tradiciones (judía, hindú, budista, baul, católica y sufí, entre otras), con practicantes espirituales experimentados, así como con prestigiosos intelectuales y psicólogos. Entre ellos encontramos personalidades tales como: Chögyam Trungpa Rinpoche, Joan Halifax, Charlotte Joko Beck, Phillip Kapleau, Mel Weitzman, George Feuerstein, Robert Svoboda, Arnaud Desjardins, Andrew Cohen, Rabí Zalman-Schachter Shalomi, Carl G. Jung, Claudio Naranjo, Christina Wolf o Charles Tart. La autora se apoya también en una cantidad sustancial de datos procedentes de su propio maestro, Lee Lozowick, de la tradición hindú.

Sin duda, el tema es peliagudo, como no deja de observa George Feuerstein en el prólogo:

«La iluminación nos libera de las ilusiones y engaños. Hablar o escribir de la iluminación antes de realizarla resulta problemático, si no pura locura, ya que nuestras ilusiones y engaños se hayan todavía presentes. Esta es la incómoda situación en que se encuentra la autora de este libro. El lector hará bien en reconocer la misma incomodidad al leer esta obra.

Teniendo en cuenta la dificultad inherente, podríamos decir incluso evidente imposibilidad, de definir o describir con precisión la iluminación, Mariana Caplan ha efectuado un sutil trabajo de ir rodeando el asunto, iluminándolo desde diversos ángulos, al mismo tiempo que se apoya en la sabiduría y la necedad de otros.» (p. 15)

Ahora bien, a menos que hablemos o escribamos sobre la iluminación, no llegaremos a saber que es posible, ni mucho menos podremos sentirnos motivados a realizarla. Y es que si alguna utilidad puede tener una tarea tan necesariamente equívoca como pensar y hablar de la iluminación, ésa es la de estimularnos a emprender una disciplina espiritual, lo cual exige un compromiso de por vida. Este libro trata de esclarecer en la medida de lo posible lo que puede significar tal compromiso por alcanzar la iluminación, y las dificultades con la que alguien que decida asumirlo se encontrará muy seguramente a lo largo del camino.

Y es que la “vía espiritual” está plagada de gozos celestiales y de caídas infernales, de progresos sin precedentes y de frustrantes retrocesos, de luces y de sombras, de hallazgos felices y de penosos extravíos, de tentaciones de poder y de sentimientos de entrega y vulnerabilidad. Todo ello sucediéndose a través de, unas veces –las menos–, pasajes extraordinarios, y otras –las más–, de cruda cotidianidad. La experiencia mística nos recuerda una y otra vez que es fútil aferrarse a ella; que tanto “la cabeza” como “el corazón” se expresan a menudo en tonos similares; que las ilusiones y los desengaños, los pasos de fe y los pasos en falso constituyen una parte importante e insoslayable del camino; que el “materialismo espiritual” y los especuladores de almas acechan en cada recodo del camino. En suma, que «no podemos confiar en nuestras experiencias y sin embargo tenemos que confiar en ellas.»

La autora delimita de la siguiente manera la intención de esta obra: «Mi objetivo es plantear estas cuestiones, no resolverlas. El campo de la práctica espiritual auténtica es tan multidimensional y multifactorial, y los posibles engaños tan sutiles y frecuentes, que no podemos aspirar más que a profundizar cada vez más en nuestra propia práctica espiritual con la protección ofrecida por estas preguntas, considerando lo que se presenta en la medida en que seamos capaces y aplicándolo lo mejor que podamos a nuestras vidas.» Para ello, estructura su estudio en cinco partes:

La 1ª Parte, titulada La iluminación y la experiencia mística, analiza qué es lo que impulsa a la gente a buscar la iluminación y lo que se entiende por tal, distinguiendo entre las nociones de experiencia mística, iluminativa y de presunción de iluminación.

Las motivaciones para la búsqueda espiritual son ante todo inconscientes. Y hacernos conscientes de ellas forma parte de la práctica espiritual. Cada uno de nosotros compartimos una experiencia doliente común, así como una sed de libertad infinita; también una sabiduría innata que nos impulsa y guía hacia ella. Caplan explica: «Algunas personas pueden expresar este anhelo a través del alcoholismo, otras anestesiándose a sí mismas en la codependencia en las relaciones o con la saturación material; y otras a través de un intenso estudio, de la meditación y la búsqueda de la verdad. Pero hay algo que sigue siendo común a todos. De algún modo compartimos nuestro destino y estoy agradecida porque se me recuerde esto tan a menudo.»

Entre las motivaciones “puras” que pueden impulsar una práctica espiritual se enumeran las siguientes:

-La compasión de quien ha sentido el sufrimiento de la humanidad y ha percibido que no hay otra elección más que intentar vivir desde la perspectiva iluminada, lo cual implica querer liberarse, no para sí mismo, sino en aras de la totalidad.

-La humildad de quien ha vislumbrado la gloria de Dios y lo único que quiere es celebrar, alabar y servir a esa visión.

En el primer caso, característico del karma y el jñana marga, los caminos de la acción desinteresada y la gnosis, la motivación del servicio es el sufrimiento de la humanidad; mientras que en el segundo, característico del bhakti marga, el camino de la devoción, la motivación del servicio es la majestad de Dios o la Verdad.

Por otro lado, entre las motivaciones “impuras”, se cuentan:

-La eliminación egoísta del sufrimiento.

-La ambición de poder y control personal.

-La supervivencia y perpetuación del sentimiento egoico.

-La fama, el reconocimiento, o el ser amado y respetado.

-El encontrar un sentido a la vida.

La mayoría de las veces, la motivación primera no es sino el mero materialismo espiritual, una mera extensión del materialismo a secas, en busca de nuevos territorios a depredar. Queda ilustrado cómicamente por aquella señora que a la salida de una charla de uno de los gurús más populares del momento, reclamaba indignada a uno de los organizadores del evento: «¡He pagado cien dólares para conseguir la iluminación! ¡Me siento estafada!¡Quiero que me devuelvan mi dinero!»

Que el dinero no pueda comprar la iluminación, esencialmente gracia y gratuidad, no es óbice para que haya quienes pretendan lucrarse a su costa, aún a precio de saldo. Así, cuando la mayoría de las filosofías y psicologías de la Nueva Era venden masivamente una iluminación fácil y accesible a todo el mundo, lo que realmente están haciendo no es sino ofrecer modos de perpetuar el sueño autocomplaciente del ego a fin de que éste se sienta un poco mejor dentro de la ilusión en la que vive. Las auténticas disciplinas espirituales, sin embargo, tratan de despertarnos de ese sueño, de esa ilusión básica que tanto nos aflige. Esto requiere el compromiso profundo y sincero con una disciplina espiritual; algo de lo que las masas de ayer y de hoy nunca han estado demasiado por la labor.

«Muchos de los llamados “buscadores” no son más que Narcisos que se arrastran», afirma el controvertido maestro Bubba Free John (Adi Da). Podemos partir de casi cualquier neurosis y proyectar en la búsqueda espiritual promesas de salvación y todo tipo de beneficios ilusorios que tarde o temprano están abocados a defraudarnos. No obstante, pueden constituir mojones importantes en el camino. El gran regalo de todo camino espiritual genuino es que, a pesar de las propias motivaciones, sean éstas puras o impuras, el sendero mismo, asistido por un maestro fidedigno, refinará progresivamente la motivación de partida y transformará con el tiempo al individuo.

El ego es considerado habitualmente como el verdadero villano de la película y “debe morir”. Fuera del contexto espiritual adecuado, empero, estas nociones sólo pueden hacer más mal que bien. Chögyam Trungpa decía: «Mucha gente comete el error de pensar que, puesto que el ego es la raíz del sufrimiento, el objetivo de la espiritualidad es destruirlo. Pero (…) esa lucha no es más que otra expresión del ego.» Debemos, pues, ser muy sutiles. El mismo ego contra el que tan vehementemente combaten los aspirantes espirituales es el ego que les permite sobrevivir y funcionar de la manera más básica, que les conduce al camino espiritual y que más tarde les ayuda a atravesarlo. Es lo que nos mantiene con los pies en el suelo, con nuestras mentes espirituales conectadas a tierra. En este sentido, el ego constituye un vehículo sumamente valioso para el avance espiritual. Otra de sus funciones es asistir al individuo a vivir una vida de madurez, integración y confianza. Carl G. Jung considera necesario desarrollar antes un ego fuerte (individuación) como base para el desarrollo espiritual. Paradójicamente, puede ayudar al aspirante a gestionar y asimilar satisfactoriamente las experiencias “carentes de ego”. Por tanto, se trata, no de matar al ego, sino de aprender a vivir con ego y ponerlo al servicio de una causa superior a él. Este libro asume así que el ego no muere realmente en la iluminación, sino que el individuo deja de identificarse con él.

¿Pero qué es la Iluminación? He aquí la gran pregunta y el koan imposible de la espiritualidad de todos los tiempos. «¿Para que quieres saber lo que es la iluminación? Puede que no te guste.» (Suzuki Roshi) El principal riesgo de intentar contestarla es que nos limitemos a añadir una idea más a nuestro ya de por sí atestado almacén de conceptos. Es una de las razones de la máxima que prescribe: «es mejor no hablar de ello.» Pero, dado que el término “iluminación” existe en el mundo convencional en tanto que concepto, y dado que todavía no tenemos mejor sustituto para el mismo, más vale clarificar y ampliar nuestra perspectiva sobre él, antes que dejarlo en su distorsionado estado. Y es que si algo caracteriza a la iluminación, eso es, en principio, el sin fin de proyecciones, expectativas, idealizaciones, fantasías y proyectos de salvación que acostumbra a alimentar –y de las que se alimenta–. ¿Quizá porque todas ellas forman parte integral e imprescindible del mismo kit del despertar? En cualquier caso, Lee Lozowick advierte: «Si estás pensando que una vez que te ilumines, la vida será un estado dichoso, feliz, puro, luminoso, ininterrumpidamente, yo que tú no seguiría con esa idea. Vivimos pensando: “Si pudiera despertar, mis problemas se resolverían”. Pero no es así.»

Las siguientes definiciones contemporáneas, que posteriormente son elaboradas por la autora con cierto detalle, pueden servirnos para enfocar la iluminación de manera algo más balanceada y, por tanto, realista:

«La iluminación consiste en hacer estallar las construcciones mentales.» (George Feurstein)

«La iluminación es la condición en la que el cuerpo y la mente se hallan perfectamente sincronizados con la Realidad trascendente.» (George Feurstein)

«La iluminación es sensibilidad. La sensibilidad consiste en ser capaz de responder e interactuar con la realidad, en lugar de estar proyectando sobre ella.» (Reggie Ray)

«La iluminación consiste en una mente relajada, que no desea (otra cosa que lo que es).» (Joan Halifax, Arnaud Desjardins)

«La iluminación es el conocimiento de que todo es transitorio, incluso la iluminación.» (Lee Lozowick)

«La iluminación es una energía impersonal, cuyo movimiento es la evolución de la conciencia en el universo.» (Andrew Cohen)

«La iluminación es la realización de la interdependencia.» (Joan Halifax, Christina Grof)

«La iluminación es la realización de que no sabes nada.» (Mel Weitzman)

«La iluminación se reconoce más fácilmente a través de la comprensión del propio oscurecimiento.» (Charles Tart)

«La iluminación tiene grados.» (Arnaud Desjardins, Andrew Cohen)

«La iluminación es libertad del camino espiritual.» (Charles Tart)

«La iluminación no puede ser una experiencia del yo.» (Vimala Thakar)

En cualquier caso, se trata de una vivencia íntima y personal. En palabras del maestro de vipassana Mahasi Sayadaw: «Al igual que una comida muy apetitosa, sabrosa y deliciosa sólo puede ser apreciada totalmente por quien la ha saboreado –y además la ha compartido–, los distintos desarrollos cognitivos aquí descritos sólo pueden ser entendidos por quien los ha percibido por experiencia directa, y de ningún otro modo.»

En cuanto a la relación entre la iluminación y las así llamadas “experiencias místicas”, a saber: las diferentes experiencias corporales o sensoriales como el despertar de la kundalini; los estados de arrobamiento, beatitud o éxtasis del mundo de la forma pura; los estados infinitos de entrega y abandono del mundo de la no forma; los diferentes estados meditativos de conciencia, la emergencia de contenidos arquetípicos del submundo (subcosciente) o el supramundo (supraconsciente); los atisbos intuitivos de comprensión; la canalización, la oración, ciertas experiencias inducidas por drogas, etcétera, la principal diferencia es que «las experiencias místicas son experiencias, mientras que la iluminación no lo es.»

En la 2ª Parte de la obra, titulada Los peligros de la experiencia mística, se examina la tendencia del ego a distorsionar las verdades espirituales y las experiencias. Los asuntos tratados incluyen: el materialismo espiritual, el despertar espiritual, la inflación del ego, y la confusión de la experiencia mística con la iluminación.

A condición de que sepamos relacionarnos correctamente con ellas, las experiencias místicas pueden tener un gran valor en el marco de la práctica espiritual: 1) ofrecen un incentivo para proseguir, a través del atisbo de una realidad más amplia; 2) dan fe o la restablecen; 3) dejan impresiones poderosas en el consciente, de las que uno pasa a ser responsable; 4) cambian nuestros “puntos de encaje”; 5) contribuyen a un sentimiento de humildad y sano temor… 6) Incluso cabe aprovechar el entusiasmo narcisista que eventualmente se deriva de tal proceso para contagiar a otros y estimular su propia práctica.

Los peligros de la experiencia mística se derivan de: 1) la incapacidad de soportar el estrés físico o psicológico que supone el sobreflujo de energía liberado; 2) problemas de “confusión de niveles” “pre” o “sub”, y “trans” o “supra”; 3) una tendencia al egocentrismo o al autoengaño que puede hacer que la experiencia se interprete de manera errónea (makyo) por falta de un contexto adecuado; 4) el uso de las mismas como huida de sí mismo y de la realidad cotidiana; 5) la adicción o el apego espiritual, en tanto que apropiación y capitalización por parte del ego de las experiencias místicas (materialismo espiritual); 6) o el “ego espiritualizado”, que no se da cuenta de que él no puede tener experiencias místicas o “conseguir” la iluminación (en palabras de Trungpa, sería «como querer asistir a tu propio funeral»), desarrollando un aura de santurronería y un habla suave con respuestas sistemáticas e infalibles para todo.

Cuando no se supera esta etapa de la práctica, conduce a un callejón sin salida y a un estancamiento: Se pasa a un picoteo continuo de experiencias, a intentar repetir la experiencia en lugar de aceptar que se ha ido, a intentar retener y fijar los fenómenos místicos (lo que se conoce como “capturar la mariposa”), al orgullo espiritual, a la autocomplacencia y a la comodidad, incluso en el vacío. La maestra Joan Halifax dice: «El sentarse [en zazen] no es algo que nos dé seguridad. Se trata más bien de ir deshojándose uno mismo, quitándose capa tras capa, des-construyéndose uno mismo.» (p. 139)

Quizá uno de sus efectos más dramáticos sea la inflación del ego, o lo que E. J. Gould ha denominado “el complejo de Jesús”: El ego crece tanto a raíz de estas experiencias que oscurece la capacidad de percibirlas con claridad. Se da a menudo entre los individuos que proclaman prematuramente su propia iluminación, la cual ha venido precedida por experiencias místicas que han sido malinterpretadas al pasar por los filtros del ego. Las máscaras de esta inflación son múltiples: sentido de superioridad, vanidad, autosatisfacción, grandiosidad, sentimiento de ser especial, una apreciación exagerada del propio desarrollo espiritual, aislamiento, sentimiento de incomprensión, mesianismo, paranoia…. Sus causas han de encontrarse en: una expectación y un anhelo exagerados, la identificación con la experiencia, la perdida de base del ego ante la irrupción de los reinos arquetípicos; el intento de éste de controlar para sí el flujo de energía liberado; o la inseguridad e indefensión enmascarada de fortaleza, que pueden motivar este tipo de experiencias. Las soluciones pasan por: conceder crédito a aquello que es merecedor de crédito; no prestar demasiada atención o dar importancia a tales experiencias; mantener la calma; depurar la intención; o la siempre inestimable ayuda del linaje y del maestro.

Otra forma común de autoengaño consiste también en la manipulación por parte del individuo de diferentes truismos espirituales en un intento inconsciente basado en el ego de sabotear un encuentro con la Verdad sin adornos. «El gurú interno me guía», «Todo es mi maestro», «Todo es una ilusión», «Todo es uno»: estas afirmaciones son frecuentemente utilizadas por los buscadores espirituales adelantándose a los acontecimientos y presumiendo estar iluminados mucho antes de que así sea. Cada una de tales afirmaciones se convierte así en un vehículo para el autoengaño. También entran en esta categoría las nociones de “guía interior” (versus el maestro exterior), la “sabiduría canalizada”, el “yo superiore/interior”, “seguir el propio corazón”, “escuchar la voz de Dios”, etc. En última instancia se refiere a que el gurú no es distinto del yo consciente.

Los efectos de estos truismos pueden ser devastadores, tal y como explica el místico cristiano contemporáneo Thomas Merton: «La persona más peligrosa del mundo es el contemplativo que no está guiado por nadie. Confía en sus propias visiones. Obedece las llamadas de una voz interior, pero no escucha a los otros hombres. Identifica la voluntad de Dios con su propio corazón… Y si la fuerza de su propia confianza se comunica a otros y les da la impresión de que realmente es un santo, tal persona puede arruinar toda una ciudad, una orden religiosa o incluso una nación. El mundo está lleno de cicatrices dejada en su carne por un visionario como ése.»

La medidas paliativas pasan por permanecer permanentemente alerta, un espíritu autocrítico y de autocuestionamiento y, por supuesto y sobre todo, el recurso al maestro exterior y la comunidad de compañeros espirituales.

La 3ª Parte del libro, titulada La corrupción y sus consecuencias, se centra en la dinámica del poder y la corrupción espiritual. Examina la mutua participación en connivencia, tanto del estudiante como del instructor, en la creación de una presuposición prematura o falsa de iluminación, y las consecuencias de emprender una función magisterial basada en tal presupuesto. Obviamente, la corrupción existe porque también existe la posibilidad de pureza. «El oro falso existe porque existe el oro auténtico», decía el gran místico sufi Rumi.

La relación maestro-discípulo es un sofisticado y delicado aspecto de la práctica espiritual, y terreno abonado para la manifestación de circunstancias corruptas e impuras, pero también beneficiosas para ambos. Implica fenómenos, a menudo inconscientes, de proyección, transferencia y contratransferencia, donde la complicidad mutua puede degenerar en codependencia espiritual: El pseudomaestro ofrece al estudiante la confianza que anhela diciéndose que está construyendo la autoestima adecuada en el estudiante, es decir, racionaliza las proyecciones que recibe. El estudiante alimenta por su parte la autoridad del maestro o desarrolla una adicción a los sentimientos o experiencias que goza en torno a él. Una de las consecuencias de estas situaciones es el asumir la función de enseñante antes de estar preparado; es lo que se conoce como “maestros y estudiantes a medio cocer”.

Tal situación surge cuando el maestro o el estudiante pierde su integridad y el otro le sigue rápidamente. Cuando, sin embargo, ambos se exigen integridad uno al otro, se están ayudando mutuamente a estar a la altura de las exigencias de sus respectivas posiciones. La solución es permanecer siempre en guardia. Lo cierto es que tanto el maestro como el estudiante son cien por cien responsables en su relación mutua. El maestro es totalmente responsable de no permitir que se cree una situación corrupta en su escuela y con sus estudiantes; el estudiante es responsable de no tolerar, participar en, mantener o tolerar o no, consciente o inconscientemente, una situación corrupta en su relación con su maestro o su comunidad espiritual. De esta manera ofrecemos un gran servicio al otro.

A menudo, sin que los propios maestros sean conscientes de ello, su matriz cultural constituye una parte importante de su protección. Además la matriz religiosa ofrece salvaguarda a través de los linajes. El célebre autor e intelectual Ken Wilber sugiere, de manera similar, que si no hay un linaje para proteger al maestro, «el maestro individual se convierte en la única fuente de poder legitimador. Dado que los individuos deben tener legitimidad… harán o serán lo que la autoridad legitimadora diga: una invitación a situaciones problemáticas.» Ciertamente, la falta en occidente de una sólida matriz cultural tal, sitúa a maestros y discípulos en una situación bastante delicada que precisa la máxima de las atenciones.

La 4ª Parte de la obra, titulada Caminando por un camino de minas, versa sobre cómo pueden los practicantes serios prevenir los peligros del sendero espiritual y aprender a evitar los escollos de la falsa iluminación. Los temas analizados en este capítulo incluyen: la verificación de la iluminación o lo que podríamos llamar “el control de calidad espiritual” («Los maestros antiguos atacaban violentamente a quienes proclamaban estar iluminados pero se negaban a ser verificados, llamándoles “gusanos que viven en el lodo de su autovalorado satori”.», Roshi Philip Kapleau); la purificación y la integración, y la necesidad de las tres tesoros del budismo: el maestro, la enseñanza y la comunidad espiritual.

La mayoría de la gente que efectúa declaraciones prematuras de iluminación rechaza la necesidad de no sólo un largo período de práctica espiritual (sadhana) en su vida, sino de toda una vida dedicada a la práctica continua, al estudio y profundización de la propia comprensión. Es lo que en ámbitos zen se denomina “Zen Budji”: un zen filosófico en el que no hay ni práctica seria ni verdadera realización; una práctica dirigida por uno mismo -por el propio ego, se entiende- cuando y como a uno le apetece. Todos los grandes maestros y pensadores, así como los grandes estudiantes espirituales que han intentado seguir el camino fácil y han fracasado han enfatizado luego la necesidad de la práctica espiritual disciplinada. La solución es siempre posible y se llama “práctica, aquí y ahora.”

Bob Hoffman, fundador del Proceso Hoffman de la Cuaternidad, dice: «Mucha gente que hace un cierto trabajo espiritual pone nata montada encima de la basura. La nata montada es auténtica, pero la basura empezará a apestar a través de la nata montada». La “nata montada” de las experiencias espirituales, como Hoffman las denomina, poseen un valor limitado e incluso puede ser engañosa si se sitúa sobre la basura de la estructura egoica no purificada. El exterior puede parecer bueno, pero si no hay nada sólido debajo, no se sostendrá. La práctica constante crea esta solidez a partir de un proceso de purificación psicológica de las impurezas (vasanas).

Cuando se tiene acceso a experiencias místicas y no existe una contenedor suficientemente apto para albergarlas, generalmente ocurre una de estas tres cosas: 1) producen una emergencia espiritual; 2) se malinterpreta su valor y causan inflación del ego; o 3) desaparecen sin catalizar ninguna transformación. No en vano se dice que si uno contemplase totalmente el rostro de Dios quedaría tan impresionado que podría perecer. Éste es el tipo de energía con el que están jugando los buscadores espirituales ingenuos. La tarea del sendero espiritual, explica Llewellyn Vaughan-Lee, de la tradición sufi, consiste en «ser capaz de contener las experiencias místicas para que no creen desequilibrio en la gente, pues algunas de ellas son muy poderosas.» La matriz es una base o estructura energética que se construye lentamente a través de la sadhana. Le permite al individuo contener energías y procesos espirituales superiores e integrarlos en su vida cotidiana.

Caplan abunda: «Los maestros zen de antaño decían que no es la cualidad de la iluminación lo que hace a la persona, sino la cualidad de la persona lo que hace la iluminación. Una matriz sólida se forma a través de años de práctica espiritual que moldea, configura y pule el carácter individual para que la calidad de la persona sirva como vehículo refinado para contener la energía de la iluminación.» (p. 262) En resumen, la práctica espiritual es el medio a través del cual se limpia la casa (se purifica) sustituyendo los antiguos hábitos (inconscientes y neuróticos) por un nuevo cuerpo de hábitos (conscientes, intencionales) y prepara la matriz que pueda contener de manera segura las energías superiores de la iluminación, Dios o la Verdad.

Por otra parte, la matriz sirve también para permitir que las experiencias espirituales tengan un valor transformador duradero. Sin la matriz, las experiencias o caen al inconsciente y se olvidan o se colocan en el estante acumulando polvo junto a otros trofeos del ego, sin que produzcan ningún cambio duradero en el individuo. La integración es el proceso por el cual las experiencias y las energías espirituales se asimilan lentamente en el cuerpo, produciendo una transformación total. Si bien la mente tiende a entrar y salir de estados iluminados, el despertar permanente se expresa en el cuerpo y a través de él. A través del proceso de la sadhana, se construye una matriz que pueda contener e integrar las experiencias y energías de modo que lleven a cabo la transformación, en lugar de alimentar las tendencias hacia la inflación y la interpretación incorrecta.

Sin integración, sugiere Vaughan-Lee, las experiencias nunca logran crear un fundamento. «Se quedan flotando en un séptimo cielo y nunca llegan a vivirse en el mundo, nunca se integran en las vidas cotidianas de la gente.» Todo ello requiere bastante tiempo. Vaughan-Lee cuenta que el maestro sufí Bhai Sahib decía que podría fácilmente sumergir a la gente en experiencias espirituales, pero que en general evitaba hacerlo. «¿De qué sirve? –comentaba el maestro– si cuando no estén conmigo no van a ser capaces de permanecer en ese estado?» No basta con las experiencias. Hace falta tiempo y trabajo para integrar en uno mismo los regalos de los dioses.

Lee Lozowick es vehemente cuando se refiere a la necesidad de integrar las experiencias en la vida misma, especialmente porque el estado del mundo se dirige hacia una condición potencialmente devastadora. Explica que cuando uno experimenta grandes estados místicos, la tendencia es casi siempre a querer permanecer absorto en esos estados y “abandonar el mundo”, pero que en lugar de eso la tarea consiste en ser funcionales en el mundo, y esto sucede a través del trabajo: el trabajo humano concreto y ordinario. La dualidad iluminada es la re-entrada en el mundo, después de una experiencia de no-dualidad, en la que uno funciona en el mundo a partir de su realización. Este es el estado orgánico del ser, Sahaja. Representa una relación sencilla y natural con la vida.

Por medio de la sadhana, de la construcción de una matriz y del proceso de integración uno comienza a desarrollar un sentido de creciente discriminación que incluye: la habilidad de discernir pensamientos y experiencias auténticas de aquellas basadas en el ego; la capacidad de manejar las experiencias místicas sin ser llevado por ellas; la aptitud para la integridad; y la habilidad de ver con claridad tanto en uno mismo como en otros estudiantes y hasta en los maestros. La dicriminación sólo llega a través de esfuerzos sinceros de autoobservación, autocuestionamiento y autohonestidad despiadada. Se cultiva a través de un escepticismo sano, no sólo hacia uno mismo sino también hacia los maestros espirituales, hacia las experiencias místicas y hacia las propias expectativas de lo que implica realmente el sendero espiritual y en qué consiste el progreso en él.

En cuanto a la forma de verificar las propias cualidades como discípulo, o de otra persona como maestro, el tema es complejo y los criterios de evaluación son necesariamente relativos y ambiguos, dada la diversidad con la que se expresa la iluminación encarnada, tanto en el observador como en lo observado. Algunos criterios se refieren a: la acción iluminada, la compasión o la humildad del maestro, observar el conjunto de sus discípulos, etc. «Dogen Zenji definió al maestro como alguien que está totalmente iluminado, que vive de acuerdo a lo que sabe que es la verdad y que ha recibido la transmisión de su propio maestro. Según estos criterios, muy pocos roshis podrían ser considerados maestros», explica el maestro zen Philip Kapleau. De todas formas, opina Lee Lozowick, «si uno no está iluminado, enseña lo que sabe, eso es todo. Y si eso se hace con integridad y entrega al propio camino, se puede ser una fuente de transmisión como cualquier otra». Sin duda es un criterio más amplio y posibilista. Arnaud Desjardins, por su parte, propone lo siguiente: «Para enseñar hay que estar básicamente libre en las cuatro principales áreas en las que se da el apego: dinero, sexo, poder, gloria. Quiere decirse no estar trastornado por esas cosas, no que se elimine su uso. Ante un verdadero maestro no se puede dejar de sentir su amor.» Y desde la tradición zen, Mel Weitzman sugiere: «Realmente, no existe una lista de cualificaciones bien determinadas, pero yo he confeccionado esta lista de criterios para ofrecer la transmisión del Dharma, aunque es bastante subjetiva. Incluye: una buena comprensión, la habilidad de enseñar a otros, servir a la Sangha y no promoverse a uno mismo o intentar obtener algo, no hacer las cosas sólo por interés propio y, desde luego, es muy importante la sinceridad.»

Primera y finalmente debemos confiar ante todo en nosotros mismos.

Finalmente, el conjunto de los Tres Tesoros sirve como sistema espiritual de “comprobaciones y contrapesos”, ofreciendo cada uno una perspectiva inapreciable que complementa y refuerza a los otros. Ofrecen un sistema completo de apoyo y permite áreas de mayor fuerza en la práctica y la atención, al mismo tiempo que sostiene a los más débiles. Como señala Lee Lozowick: «Sin el Buda, el Dharma y el Sangha como fuentes de ayuda, no importa lo clara que sea tu percepción, en realidad estás dando golpes en la oscuridad. Si te las arreglas para atravesar la vida sin meterte en un montón de dificultades, tu suerte es excelente.»

La 5ª y última Parte de la obra, Desilusión, humildad y comienzo de la vida espiritual, explica en qué consiste realmente la vida espiritual, una vez que se ha explicado en las partes previas lo que ésta no es. Básicamente, la práctica espiritual es desilusión y continua apertura a la realidad de las cosas tal y como son. «Cuando las cosas ordinarias se vuelven extraordinarias y las cosas extraordinarias se vuelven ordinarias, entonces se ha vislumbrado la iluminación», sentencia Lee Lozowick. Es una lección de humildad en la que se descubre no sólo que la vida espiritual no es lo que uno creía y que la iluminación no es lo que se pensaba, sino también que el nivel de logro no es el que uno imaginaba.

El desmantelamiento de todas las ilusiones, autoengaños e insinceridades no es una sadhana en la que se enrole voluntariamente mucha gente. La confrontación con el ego que exige es más de lo que la mayoría está dispuesta a soportar, a menos que la energía y la resolución interior para hacerlo les impulse a ello. Si alguien quiere saborear la Realidad, la Verdad, Dios, entonces quiere la desilusión, pues no hay otro camino.

El Roshi Kwong explica: «La iluminación es como un círculo: iluminación, luego desengaño, luego iluminación, y otra vez desengaño. Nos iluminamos mediante el desengaño y luego nos desengañamos de nuestra iluminación. Entonces de nuevo nos iluminamos por nuestro desengaño. No hay principio ni fin. Así pues, el adepto, o el verdadero buscador, siempre continúa.» Este trabajo es constante, de largo aliento, sin principio ni fin. Como dice Dogen Zenji: «No hay comienzo de la práctica ni final en la iluminación; no hay comienzo de la iluminación ni final en la práctica.» Después de 2500 años, el Buda sigue practicando.

Un buen mapa espiritual de carreteras («la iluminación es una tierra sin caminos», que decía Jiddu Krishnamurti), especialmente recomendable para todos aquellos que se hayan ya sinceramente comprometidos, o que consideran comprometerse algún día, con una vía espiritual cada vez más consciente y madura. Quizá no evite que se extravíe igualmente, pero le ayudará a saber que se ha extraviado.

por Kepa Egiluz

DHAMMAPADA

DHAMMAPADA

Capítulo 1: Versos gemelos

1. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey…

2. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra que jamás le abandona.

3. “Me maltrató, me golpeó, me derrotó, me robó”. El odio de aquellos que almacenan tales pensamientos jamás se extingue.

4. “Me maltrató, me golpeó, me derrotó, me robó”. Quienes no albergan tales pensamientos se liberan del odio.

5. El odio nunca se extingue por el odio en este mundo; solamente se apaga a traves del amor. Tal es una antigua ley eterna.

6. Muchos desconocen que al disputar, perecemos; pero aquellos que lo comprenden, refrenan por completo sus disputas.

7. Al que vive apegado al placer, con los sentidos irrefrenados, sin moderación en la comida, indolente, inactivo, a ese Mara lo derriba, como el viento derriba a un árbol débil.

8. Al que vive consciente de las impurezas, con los sentidos refrenados, moderado en la comida, lleno de fe, lleno de sustentadora energía, a ese Mara no lo derribará, como el viento no derribará a la montaña.

9. Quienquiera que sea que carezca de autocontrol y no permanezca en la verdad, aunque se vista con la túnica amarilla, no es merecedor de ella.

1O. El que se ha liberado de toda mancilla, está establecido en la moralidad y se curte en el autocontrol y la verdad, tal es merecedor de la túnica amarilla.

11. Los que imaginan lo no esencial como esencial y lo esencial como no esencial, debido a tan equivocado juicio nunca llegan a lo Esencial (Nirvana, el supremo refugio más allá de las ataduras).

12. Pero aquellos que ven lo esencial en lo esencial y lo inesencial en lo inesencial, debido a su correcta visión, perciben la esencia.

13. Así como la lluvia penetra en una casa mal techada, la avidez penetra en una mente no desarrollada.

14. Así como el agua no penetra en una casa bien techada, la avidez no penetra en una mente bien desarrollada.

15. El malhechor se lamenta ahora y se lamenta después. Se lamenta tanto aquí como allí. Siempre se lamenta y sufre percibiendo la impureza de sus propios actos.

16. El bienhechor se regocija ahora y se regocija después. Tanto aquí como allí se regocija. Se regocija; se regocija enormemente, percibiendo la pureza de sus propios actos.

17. Sufre ahora y sufre después. Sufre en ambos estados. «He actuado mal», se dice sufriendo. Además, sufre abocándose a un estado mas doloroso. Así el que mal obra.

18. Goza ahora y goza después. En ambos estados es verdaderamente feliz. «He actuado bien, se dice feliz. Además, abocándose a un apacible estado es feliz. Así el que bien obra.

19. Aunque uno recite muy a menudo las escrituras, si es negligente y no actúa en consecuencia, es como el vaquero que cuenta las vacas de los otros. No obtiene los frutos de la Vida Santa.

20. Aunque uno recite poco las escrituras, si se conduce según la Enseñanza, abandonando el deseo, el odio v la ilusión, provisto con una mente bien liberada y no apegándose a nada ni aquí ni después, obtiene los frutos de la Vida Santa.

Capítulo 2: La Atención

21. La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto.

22. Distinguiendo esto claramente, los sabios se establecen en la atención y se deleitan con la atención, disfrutando del terreno de los Nobles.

23. Aquel que medita constantemente y persevera, se libera de las ataduras y obtiene el supremo Nirvana.

24. Gloria para aquel que se esfuerza, permanece vigilante, es puro en conducta, considerado, autocontrolado, recto en su forma de vida y capaz de permanecer en creciente atención.

25. A través del esfuerzo, la diligencia, la disciplina y el autocontrol, que el hombre sabio haga de sí mismo una isla que ninguna inundación pueda anegar.

26. El ignorante es indulgente con la in atención; el hombre sabio custodia la atención como el mayor tesoro.

27. No os recreéis en la negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que medita con diligencia, verdaderamente alcanza mucha felicidad.

28. Cuando un sabio supera la inatención cultivando la atención, libre de tribulaciones, asciende al palacio de la sabiduría y observa a la gente sufriente como el sabio montañero contempla a los ignorantes que están abajo.

29. Atento entre los inatentos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como un corcel de carreras se adelanta sobre un jamelgo decrépito.

30. Por permanecer alerta, Indra se impuso a los dieses. Así, la atención es elogiada y la negligencia subestimada.

31. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, avanza como el fuego, superando todo escollo grande o pequeño.

32. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, no es tendente a la caída. Está en presencia del Nirvana.

Capítulo 3: La mente

33. Esta mente voluble e inestable, tan difícil de gobernar, la endereza el sabio como el arquero la flecha.

34. Esta mente tiembla como un pez cuando lo sacas del agua y lo dejas caer sobre la arena. Por ello, hay que abandonar el campo de las pasiones .

35. Es bueno controlar la mente: difícil de dominar, voluble y tendente a posarse allí donde le place. Una mente controlada conduce a la felicidad.

36. La mente es muy difícil de percibir, extremadamente sutil, y vuela tras sus fantasías. El sabio la controla. Una mente controlada lleva a la felicidad.

37. Dispersa, vagando sola, incorpórea, oculta en una cueva, es la mente. Aquellos que la someten se liberan de las cadenas de Mara.

38. Aquel cuya mente es inestable, no cono ce la enseñanza sublime, y aquel cuya confianza vacila, su sabiduría no alcanzará la plenitud.

39. Aquel cuya mente no está sometida a la avidez ni es afectada por el odio, habiendo trascendido tanto lo bueno como lo malo, permanece vigilante y sin miedo.

40. Percibiendo que este cuerpo es frágil como una vasija, y convirtiendo su mente tan fuerte como una ciudad fortificada vencerá a Mara con el cuchillo de la sabiduría. Velará por su conquista y vivirá sin apego.

41. Antes de que pase mucho tiempo, este cuerpo, desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado sobre la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.

42. Cualquier daño que un enemigo puede hacer a su enemigo, o uno que odia a uno que es odiado, mayor daño puede ocasionar una mente mal dirigida.

43. El bien que ni la madre, ni el padre, ni cualquier otro pariente pueda hacer a un hombre, se lo proporciona una mente bien dirigida, ennobleciéndolo de este modo.

41. Antes de que pase mucho tiempo, este cuerpo, desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado sobre la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.

42. Cualquier daño que un enemigo puede hacer a su enemigo, o uno que odia a uno que es odiado, mayor daño puede ocasionar una mente mal dirigida.

43. El bien que ni la madre, ni el padre, ni cualquier otro pariente pueda hacer a un hombre, se lo proporciona una mente bien dirigida, ennobleciéndolo de este modo.

Capítulo 4: Flores

44. ¿Quién comprenderá esta tierra y el terreno de Yama y este mundo de los devas ? ¿Quién investigará el bendito Camino de la Virtud como el experto que selecciona las mejores flores ?

45. El discípulo que se ejercita, comprenderá esta tierra y el terreno de Yama y el mundo de los devas. El discípulo que se ejercita, investigará el bendito Camino de la Virtud, como el experto que selecciona las mejores flores.

46. Percibiendo este cuerpo como la espuma y comprendiendo que es como un espejismo, aniquilará las espinas de las pasiones sensuales y burlará la vigilancia del rey de la muerte .

47. Al que recoge tan sólo las flores (de los placeres sensoriales)y cuya mente se distrae (en los objetos de los sentidos), la muerte le arrastra como una enorme inundación arrasa a un pueblo entero mientras duerme.

48. Al hombre que toma las flores (de los placeres sensoriales)y cuya mente se distrae, insaciable en sus deseos, el Destructor lo pone bajo su dominio.

49. Así como la abeja liba en la flor, sin dañar su color y esencia, y luego se aleja, llevándose únicamente la miel, así el sabio pasa por esta existencia.

50. No deberíamos considerar los fallos de los demás, ni lo que los otros han hecho o dejado de hacer, sino nuestros propios actos cometidos u omitidos.

51. Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin perfume, así son de estériles las buenas palabras de quien no las pone en práctica.

52. Igual que una flor bella y de brillante color, y asimismo rebosante de perfume, son de fructíferas las buenas palabras de quien las pone en práctica.

53. De la misma manera que un montón de flores hacen muchas guirnaldas, así muchos actos buenos deben ser efectuados por aquel que nace como ser humane.

54. El perfume de las flores no se propaga contra el viento, como tampoco la fragancia de la madera del sándalo, del rododendro o del jazmín, pero la fragancia del virtuoso se esparce contra el viento. La del hombre virtuoso se expande en todas las direcciones.

55. Madera de sándalo, rododendro, loto, jazmín: muy superior a todas estas clases de fragancia es la de la virtud.

56. De pequeño alcance es la fragancia del rododendro o del sándalo, pero la de la virtud es suprema y se esparce incluso entre los dioses.

57. Mara no encuentra el sendero hacia aquellos que son perfectos en la virtud, viviendo vigilantes y libres de mancillas, a través de la perfecta realización (de las Verdades).

58-59. Del mismo modo que puede germinar y florecer un aromático loto en un estercolero, así, entre los ofuscados, deslumbra en sabiduría el discípulo que sigue al Perfecto Iluminado (el Buda).

Capítulo 5: Necios

60. Larga es la noche para aquel que está despierto. Largo es el camino para el viajero cansado. Larga es la existencia repetida para los necios que no conocen la Enseñanza sublime.

61. Si un hombre busca y no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.

62. «Tengo hijos, tengo riqueza», así contabiliza el necio en su mente. Pero él mismo no se pertenece. ¡Cuánto menos los hijos y la riqueza!

63. Un necio consciente de su necedad es por tal razón un hombre sabio, pero el necio que piensa que es un sabio es verdaderamente un necio.

64. Aun si toda su vida un necio se asocia con un sabio, no comprenderá la Enseñanza, igual que la cuchara nunca captará el saber de la sopa.

65. Si un hombre inteligente se asocia con uno sabio, aunque sólo sea por un momento, rápidamente comprenderá la Enseñanza, como la lengua capta el saber de la sopa.

66. Necios, hombres de inteligencia inferior, se comportan como sus propios enemigos, cometiendo males actos que producen frutos amargos.

67. No está bien hecho aquel acto que causa remordimiento después de llevado a cabo, y cuyo resultado uno experimenta lamentándolo con lágrimas en la cara.

68. Bien hecho es aquel acto que no causa arrepentimiento y cuyo resultado uno experimenta con la mente llena de gran deleite y felicidad.

69. Mientras un mal acto cometido no da su fruto, durante ese tiempo el necio lo cree tan dulce como la miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se enfrenta al dolor.

70. Aunque mes tras mes un necio sólo pudiera comer como mucho alimento un pellizco de hierba kusa, aun eso no sería la sexta parte.

71. Un acto malo ejecutado no da su fruto inmediatamente, igual que la leche no se vuelve agria enseguida. Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue al necio quemándolo.

72. Para su ruina, por supuesto, consigue el necio conocimiento y fama, que oscurecen su destine y ofuscan su mente.

73. Ese necio desea reputación y prioridad entre los monjes, autoridad en los monasterios y honores entre otras familias.

74. Deja que laicos y monjes piensen que él es el que ejecuta cada trabajo, grande o pequeño, dejando que se refieran a él. Así es la ambición de este necio, aumentando sus deseos y su orgullo .

75. Mas, ciertamente, uno es el sendero que conduce a las conquistas mundanas y otro el que lleva al Nirvana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija con los favores mundanos, sino que cultiva el desapego.

Capítulo 7: El honesto

90. Para aquellos cuyo viaje está concluido, libres de dolor, plenamente liberados de todo y que han puesto fin a todas las ataduras, se extinguió el fuego (de las pasiones).

91. Se esfuerzan por permanecer atentos. A ningún lugar se apegan. Como cisnes que dejan su lago, abandonan lugar tras lugar y marchan.

92. Para ellos no hay acumulación, y su alimento no es otro que la Liberación, que es Vacío e Indefinible: tal es su objeto. Su curse es como el de los pájaros en el aire: no deja huella.

93. Uno tal ha eliminado las corrupciones, no está apegado al alimento; tiene como objeto la liberación, que es Vacía e Indefinible. Su andar, como el de los pájaros en el aire, no deja huella .

94. Aquel que controla firmemente sus sentidos, como el auriga sus caballos; aquel que está purificado del orgullo y desprovisto de las pasiones, a ese tal hasta los dioses envidian.

95. Como la tierra, una persona ecuánime y bien disciplinada no se resiente. Es comparable a una columna. Es como un lago cristalino. Alguien de tal ecuanimidad escapa a nuevos nacimientos .

96. Su mente es tranquila, tranquila es su palabra y tranquilos sus actos para quien está liberado a través del conocimiento perfecto, residiendo firme y en paz.

97. El hombre que no es crédulo, que ha comprendido lo Increado, que ha cortado las cadenas, ha puesto fin a la ocasión (del bien y del mal) y ha erradicado los deseos, ese hombre es el hombre supremo.

98. Verdaderamente delicioso es aquel lugar donde los iluminados moran: sea en el pueblo o en el bosque, sea en la espesura o en el claro.

99. Deliciosos son los bosques donde las personas comunes no encuentran placer. Allí disfrutan los que han quemado sus pasiones. Pues éstos no son buscadores de los placeres sensoriales.

Capítulo 8: Miles

100. Mejor que mil disertaciones, mejor que un mero revoltijo de palabras sin significado, es una frase sensata, al escuchar la cual uno se calma.

101. Mejor que mil versos de palabras inútiles, es uno con una simple y beneficiosa línea que al escucharla uno se serene.

102. Mejor es una simple palabra de la Doctrina -que pacifica al que la oye- que cien versos de innumerables palabras.

103. Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.

104-105. Mejor conquistarse a uno mismo que conquistar a los demás. Ni un dios ni un semidiós, ni Mara ni Brahma, pueden deshacer la victoria de aquel que se ha amaestrado a sí mismo y se conduce siempre con moderación.

106. Aunque mes tras mes, hasta mil, uno hiciera ofrendas durante cien años, pero otro honrase a un iluminado solamente por un momento, esta reverencia es mejor que el sacrificio de cien años.

107. Aunque durante un siglo un hombre hiciera el rito del fuego en el bosque, si por un solo momento honrase a un iluminado, esta reverencia es mejor que el sacrificio del fuego durante un siglo.

108. Lo que uno ofrezca en este mundo durante un año, o los regales que efectúe para alcanzar mérito, es una nimiedad al lado de lo que representa honrar a aquel santo que es excelente .

109. Para el que cultiva el hábito de reverenciar constantemente a los mayores y respetarlos, cuatro bendiciones van en aumento: edad, belleza, bendición y fuerza.

110. Un solo día de la vida de una persona virtuosa y meditativa vale más que los cien anos de la vida de una persona inmoral y descontrolada .

111. Un solo día de la vida de una persona que se esfuerza con firme resolución vale más que cien años de la vida de una persona perezosa e indolente.

112. Un solo día de la vida de una persona que hace un intenso esfuerzo vale más que cien años en la vida de uno que es perezoso e inactivo.

113. Un solo día de la vida de una persona que comprenda cómo todas las cosas surgen y se desvanecen, vale más que cien años de la vida de una persona que no comprende cómo las cosas surgen y se desvanecen.

114. Un solo día de la vida de una persona que vea el Estado Inmortal vale más que cien días de la vida de una persona sin la visión del Estado Inmortal.

115. Un solo día de la vida de una persona que perciba la Sublime Verdad vale más que cien años de la vida de una persona que no perciba la Sublime Verdad.

Capítulo 9: El mal

116. Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien, se recrea en el mal.

117. Si un hombre obra mal, que no lo haga una y otra vez, que no se recree en ello. Dolorosa es la acumulación del mal.

118. Si un hombre obra bien, que lo haga una y otra vez, que se recree en ello. Feliz es la acumulación del bien.

119. El malhechor todo lo ve bien hasta que su mala acción da fruto, pero cuando madura la fruta, entonces ve sus desafortunados efectos.

120. Incluso una buena persona puede experimentar dolor al obrar bien, pero en cuanto el fruto se produce, entonces experimenta los buenos resultados.

121. No penséis con ligereza sobre el mal diciéndoos «no vendrá a mí». Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo poco a poco, se llena de maldad.

122. No penséis con ligereza sobre el bien diciéndoos «no vendrá a mí». Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el sabio, acumulándolo poco a poco, se llena de bondad.

123. Igual que un comerciante con una pequeña caravana transportando mucha riqueza evitaría un camino peligroso, y así como un hombre que ama la vida evitaría el veneno, así uno debería evitar el mal.

124. Del mismo modo que el veneno no puede dañar la mano que lo transporta, pues el veneno no afecta si no hay herida, así no sufre daño quien no está equivocado.

125. Quienquiera que hiere a un hombre inocente, puro y sin falta, aquel mal se vuelve contra ese necio, así como el polvo que se ha lanzado contra el viento.

126. Algunos nacen de matriz; los malévolos nacen en estados desgraciados; los autodominados van a estados benditos; los iluminados obtienen el Nirvana.

127. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar donde uno pueda permanecer a salve de las consecuencias de sus males actos.

128. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar donde uno pueda permanecer a salve de la muerte.

Capítulo 10: Castigo

129. Todos tiemblan ante el castigo. Todos temen la muerte. Si comparamos a los otros con uno mismo, ni mataremos ni provocaremos muerte .

130. Todos temen el castigo; todos aman la vida. Comparándose con los demás, uno no debe matar ni provocar la muerte.

131. Quienquiera que buscando su propia felicidad daña a los que igual que él la buscan, no la obtendrá después de la muerte.

132. Quienquiera que busca su propia felicidad y no daña a los que igual que él la buscan, la hallará después de la muerte.

133. No habléis agresivamente con nadie, porque los que atacáis podrán replicaros de igual manera . Las discusiones crean dolor y podréis recibir golpe por golpe.

134. Si permaneces en silencio, como un inservible gong, alcanzarás el Nirvana; hallarás la paz.

135. Igual que un vaquero con un palo conduce las vacas a la pradera, así la vejez y la muerte conducen la vida de los seres a su conclusión.

136. Cuando un necio obra mal, por sus propios hechos este estúpido hombre estará atormentando, como uno abrasado por el fuego.

137-138-139-140. Aquel que hiere con sus armas a los que son inocentes e inofensivos, pronto se precipitará en uno de estos estados: mucho dolor, heridas corporales o grave enfermedad, pérdida de la mente u opresión por un monarca, o graves acusaciones, o pérdida de familiares, o ruina, o un incendio que incluso arrase su hogar. Y tras la disolución del cuerpo nacerá en el infierno.

141. No es ir desnudo, ni tener el cabello enmarañado, ni permanecer sucio o ayunar, ni yacer en el suelo, ni embadurnarse el cuerpo con cenizas, ni caminar sin ponerse erguido, lo que puede purificar al mortal que no se ha liberado de sus dudas.

142. Aunque vista correctamente, si vive en paz, sometidas las pasiones y controlados los sentidos, es puro y a nadie hiere, él es un Brahman, un asceta, un monje.

143. Es difícil hallar en este mundo alguien que, refrenado por la modestia, evite todo reproche, como el corcel evita el látigo.

144. Esforzaos y sed rigurosos, como lo es el corcel cuando siente el látigo. Por la confianza, la virtud, el esfuerzo, la concentración, la investigación de la Verdad, el recto conocimiento y conducta, la atención mental, superaréis el gran sufrimiento.

145. Los que riegan, canalizan las aguas. Los fabricantes de flechas, las enderezan. Los carpinteros trabajan la madera. Los virtuosos se autocontrolan .

Capítulo 11: Vejez

146. ¿Qué risa, qué gozo puede haber cuando siempre se está ardiendo (en las pasiones) ? Si estuvierais envueltos en la oscuridad, ¿no buscaríais la luz ?

147. Contemplad este bello cuerpo, masa de dolores, montón de grumos, trastornado, en el que nada dura, nada persiste.

148. Decadencia para este cuerpo, nido de enfermedades, perecedero. Esta putrescible masa se destruye. Verdaderamente, la vida acaba en la muerte.

149. Como vacías calabazas en otoño son estos resecos huesos. ¿Qué placer hay en mirarlos?

150. Este cuerpo es una ciudadela hecha de huesos cubiertos de carne y sangre en donde se almacenan el envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño.

151. Incluso los fastuosos carruajes reales envejecen. También el cuerpo envejece. Pero la Enseñanza de los Buenos nunca envejece. Así, lo Bueno permanece entre los Buenos.

152. Aquel que aprende poco, crece como un buey; crece en carne, pero no en sabiduría.

153. A través de muchas vidas he errado en el samsara buscando, pero no encontrando, al constructor de la casa. Sufrimiento total en este volver y volver a nacer.

154. ¡Oh, constructor de la casa! Ahora te he percibido. No volverás a construir esta casa. Todas las vigas han sido quebradas. Se ha aniquilado el soporte central. Mi mente ha alcanzado lo incondicionado. Habiéndolo alcanzado, representa el fin del apego.

155. Al no haber vivido la noble vida, al no haber adquirido tal riqueza en su juventud, tales hombres desfallecen como viejas garzas en un estanque sin peces.

156. Aquellos que no han observado la Vida Santa, que en su juventud no han adquirido tesoros, se tornan como inútiles arcos, mirando hacia el pasado.


Capítulo 12: Autocontrol

157. Si uno se aprecia a sí mismo, deberá protegerse bien. El hombre sabio permanece atento en cada una de las tres vigilias.

158. Establézcase primero uno mismo en lo que es apropiado antes de aconsejar a los demás. Actuando de esta manera, el hombre sabio no caerá en desgracia.

159. Según aconseja a los demás, debe él mismo actuar. Bien controlado él mismo, puede guiar a los otros. Verdaderamente es difícil controlarse a uno mismo.

160. Uno mismo es su propio refugio. ¡Qué otro refugio podría haber! Habiéndose controlado a uno mismo, se obtiene un refugio difícil de conseguir.

161. Por uno mismo es hecho el mal; en uno mismo nace y uno mismo lo causa. El mal muele al necio como el diamante muele la dura gema.

162. La corrupción que sobrepasa al hombre es como la enredadera maluva estrangulando al árbol sala y lo convierte en aquello que para él desearía su propio enemigo.

163. De fácil ejecución son las cosas nocivas y dañinas. Lo bueno y beneficioso es verdaderamente difícil de hacer.

164. El hombre estúpido que, por su falsa visión, desprecia las enseñanzas de los Iluminados, los Nobles y los Rectos, cultiva frutos que, como le sucede al kashta, producen su propia destrucción .

165. Por uno mismo se hace el mal y uno mismo se contamina. Por uno mismo se deja de hacer el mal y uno mismo se purifica. La pureza y la impureza dependen de uno mismo. Nadie puede purificar a otro.

166. Por buscar el logro (espiritual) de los otros, no obstante, no debe uno ser negligente en la búsqueda del propio logro. Percibiendo claramente la propia meta, permita que otro intente su propio resultado

Capítulo 13: El mundo

167. ¡No persigáis cosas mezquinas! ¡No viváis en la negligencia! ¡No abracéis falsos puntos de vista! ¡No apoyéis el mundo! (al prolongar el ciclo de la existencia y la continuidad : samsara).

168. ¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo.

169. Seguid el sendero de la virtud y no el del mal. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo.

170. Si uno percibe el mundo como una burbuja de espuma y como un espejismo, a ese no lo ve el Dios de la Muerte.

171. ¡Venid, contemplad este mundo adornado como un carro real donde los necios están inmersos! Pero para los sabios no existe ningún apego hacia aquél.

172. Pero el que antes era necio y después no, ese tal es como cuando la luna ilumina la tierra liberándose de las nubes.

173. Aquel cuyas buenas acciones superan las malas, ilumina este mundo como la luna emergiendo de las nubes.

174. Este mundo está ciego. Solamente unos pocos aquí pueden ver con claridad. Tan solo unos pocos van a un reino divino, como pájaros liberados de las redes.

175. Volando, los cisnes siguen el sendero del sol. Los hombres surcan el aire por poderes psíquicos. Los sabios se apartan de este mundo, habiendo conquistado a Mara y sus huestes.

176. No hay mal que no pueda hacer un mentiroso que haya transgredido la única Ley y que se muestra indiferente al mundo de más allá.

177. Verdaderamente los míseros no irán al reino celestial. Los necios no alcanzarán, por supuesto, la liberación. Los hombres sabios se regocijan en la generosidad y van a un reino más feliz .

178. Mejor que el poder sobre todo lo terreno, mejor que habitar en los cielos, mejor que el dominio sobre los vastos mundos, es el fruto del Vencedor de lo Ilusorio.

Capítulo 14: El Buda

179. Quien conquista la pasión, no vuelve a ser derrotado; ¿qué podría perturbar al Buda omnisciente, libre de cualquier pasión y cuyo camino conduce a él ?

180. Él, en quien no hay enredo, liberado de la avidez que hace renacer, ¿qué podría perturbar al Buda omnisciente y cuyo camino conduce a él?

181. Los sabios se adiestran en la meditación y se deleitan en la paz de la renuncia; tales Budas de mente perfecta incluso por los dioses son muy queridos.

182. Raro es el nacimiento como un ser humano. Difícil es la vida de los mortales. Extraño es escuchar la Sublime Enseñanza. Rara es la aparición de los Budas.

183. El abandono del mal, el cultivo del bien y la purificación de la mente: tal es la enseñanza de los Budas.

184. La paciencia y la tolerancia son la más alta ascesis. Los Budas proclaman que el Nirvana es el supremo. No es un renunciante ni un asceta el que agrede a los otros.

185. No reprochar, no hacer ningún daño, practicar la moderación según los preceptos fundamentales, ser moderado en la alimentación, residir en la soledad, aplicarse uno mismo a la concentración mental elevada, tal es la enseñanza de los Budas.

186-187. Ni un torrente de monedas de oro hace la felicidad levantando placeres sensuales. De pequeñas dulzuras y penas son los placeres sensuales. Conociendo esto, el hombre sabio no encuentra felicidad ni siquiera en placeres celestiales. El discípulo del Todo Iluminado se deleita en la aniquilación del apego.

188-189. Conducidos por el miedo, los hombres acuden a muchos refugios, a montañas, bosques, grutas, árboles y temples. Tales, empero, no son refugios seguros. Acudiendo a estos refugios, uno no se libera del dolor.

190-191-192. Pero aquel que toma refugio en el Buda, la Enseñanza y la Orden y ve con recta comprensión las Cuatro Nobles Verdades; tal es en realidad el refugio seguro; ése es en verdad el refugio supremo. Recurriendo a este refugio, uno se libera de todo sufrimiento.

193. Difícil es hallar al hombre de gran sabiduría: tal hombre no nace en cualquier parte. Cuando nace un hombre así, que la familia se sienta muy dichosa.

194. Feliz es el nacimiento de los Budas; feliz es la Enseñanza de la Doctrina sublime; feliz es la unidad de la Orden; feliz es la vida austera de los unidos.

195-196. Qué valiosa es la reverencia de aquel que reverencia al Buda y sus discípulos; éstos han superado los impedimentos y se han liberado de la pena y la lamentación. El mérito de quien reverencia a tales hombres pacíficos y sin miedo por nadie ni nada puede ser medido.

Capítulo 15: Felicidad

197. Verdaderamente felices vivimos sin odio entre los que odian. Entre seres que odian, vivamos sin odio.

198. Felices vivimos con buena salud entre los que están enfermos. Entre los que están enfermos, vivamos con buena salud.

199. Vivimos felices sin ansia entre aquellos que ansían. Entre aquellos que ansían, vivamos sin ansiar.

200. Felices vivimos porque no tenemos impedimentos. Llenémonos de gozo como dioses en la Esfera Radiante.

201. La victoria engendra enemistad. Los vencidos viven en la infelicidad. Renunciando tanto a la victoria como a la derrota, los pacíficos viven felices.

202. No hay fuego como el deseo; no hay mal como el odio; no hay nada más enfermo que el cuerpo; no hay mayor felicidad que la paz del Nirvana .

203. El hambre es la mayor aflicción; los agregados (cuerpo-mente) representan la mayor enfermedad. Percibiendo esta realidad, se alcanza el Nirvana, la dicha suprema.

204. La salud es la más alta posesión. El contento es el mayor tesoro. Un amigo de confianza es el mejor pariente. Nirvana es la más alta bendición.

205. Habiendo experimentado el saber de la soledad y de la quietud, libre de angustia y de atadura, se absorbe en el saber del gozo de la Doctrina .

206. Saludable es la visión de los Nobles; su compañía siempre resulta dichosa. No viendo a necios, uno permanecería siempre feliz.

207. Verdaderamente, quien permanece en compañía de necios se atribula durante mucho tiempo. La asociación con necios es incluso tan penosa como con un enemigo. Feliz es la compañía con un sabio, incluso tanto como el encuentro con un pariente.

208. Si hallas un hombre inteligente, sabio, con conocimiento, consistente, responsable y noble, con un hombre tal, virtuoso e inteligente, debe uno asociarse, como sigue la luna el sendero de las estrellas.

Capítulo 16: Apego

209. Aquel que se aplica a lo que debe ser evitado y no se aplica a lo que debe ser obtenido y abandona su búsqueda, abocándose a los placeres, envidiará al que ha procedido de modo contrario.

210. No identificarse con lo que es agradable ni identificarse con lo que es desagradable; no mirar a lo que es placentero ni a lo que es displacentero, porque en ambos lados hay dolor.

211. Evita la identificación con lo querido, porque la separación de ello representa dolor; las ataduras no existen para aquel que no hace diferencias entre querido y no querido.

212. Del placer nace el sufrimiento; del placer nace el miedo. Para aquel totalmente libre de placer no hay dolor, y mucho menos miedo.

213. Del deseo surge el dolor; del deseo surge el miedo. Para aquel que está libre de deseo ni hay dolor ni mucho menos miedo.

214. Del apego surge el sufrimiento; del apego surge el miedo. Para aquel que está libre de apego ni hay dolor ni mucho menos miedo.

215. De la avidez surge el sufrimiento; de la avidez surge el miedo. Para aquel que está libre de avidez ni hay dolor ni mucho menos miedo.

216. Del aferramiento surge el sufrimiento; del aferramiento surge el miedo. Para aquel que esta libre de aferramiento ni hay dolor ni mucho menos miedo.

217. El que es perfecto en virtud y Visión Cabal está establecido en la Doctrina, dice la verdad y cumple su deber y es venerado por la gente.

218. El que ha desarrollado el anhelo por lo Incondicionado tiene la mente motivada y no condicionada por los placeres materiales, es denominado uno que No-retorna.

219. Un hombre ausente por largo tiempo y que vuelve estando a salve, recibe la mejor bienvenida de sus parientes y amigos.

220. Del mismo modo, los buenos actos que se efectúan en esta existencia recibirán la mejor bienvenida en la próxima, como el vecino recibe al ser querido que vuelve.

Mantrams

MANTRAS

Su origen, poder y beneficios

En general, hay poca diferencia entre la gente que pertenece a una cultura como la tibetana y las de cultura occidental. Fundamentalmente, todos somos seres humanos con los mismos problemas, el mismo tipo de confusión, las mismas emociones, y el mismo tipo de ignorancia en nuestra mente.

Sin embargo, desde el punto de vista práctico, en lo que concierne al enfoque de las enseñanzas del Dharma,[1] existe una diferencia importante entre los occidentales y los tibetanos.

En un país como el Tíbet, el Budismo fue establecido hace muchos siglos, muchos grandes maestros realizados han aparecido allí. Practicaron las enseñanzas y de esta manera se desarrolló confianza en los preceptos del Budismo. Esto no quiere decir necesariamente que las personas comprendan la razón por la cual tienen confianza. Teóricamente, en un país donde el Budismo está bien establecido, es más fácil estudiar, comprender las enseñanzas y desarrollar confianza en ellas. También desde un punto de vista cultural, los individuos muestran naturalmente confianza y fe sin que necesariamente comprendan las enseñanzas. Estas personas pueden pensar que, aunque no comprendan la verdad, los enunciados del Dharma son verdaderos. O por ejemplo decirse: Quizás yo no pueda ver los mundos superiores o inferiores, pero sé que ellos existen pues son parte de las enseñanzas. Entonces hay una cierta aceptación a priori¡ de las enseñanzas tal como están dadas, sin que surjan en la mente ni escepticismo ni dudas.

En los países occidentales en general, la situación es diferente. El Budismo ha comenzado a desarrollarse de una manera significativa desde la década de los 70. Lo que quiere decir que la gente no ha tenido verdaderamente el tiempo de familiarizarse con los conceptos del Dharma. Además, los occidentales en general, son mas sofisticados intelectualmente que los pueblos de otras culturas. Reciben una educación general más amplia. Pero por otro lado, esta aparente ventaja implica muchas más dudas y escepticismo pues no están dispuestos a aceptar las cosas como les son explicadas. Se interrogan continuamente acerca de la veracidad o no de ciertos postulados y si están dispuestos a aceptarlos o no: Las vidas pasadas, las vidas futuras, el karma, las causas y sus efectos, yo no estoy seguro de poder aceptar esto.

El mismo problema se presenta para el empleo de los mantras y su recitación como instrumento de desarrollo espiritual.

Muchas personas piensan que las simples palabras están desprovistas de poder. ¿Cómo el hecho de emitir sonidos puede tener relación con el desarrollo espiritual? Aceptar esto presenta un problema para los occidentales.

En nuestra condición de seres no-despiertos, atados a una encarnación física, existimos en tres niveles: físico, verbal y mental. [2]

*
El nivel físico es completamente tangible, tenemos un cuerpo sustancial que todo el mundo puede ver y tocar. Es el nivel más grosero y más evidente de nuestra existencia.
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El nivel verbal, los sonidos que escuchamos y aquellos que producimos hablando, en cierta forma son tangibles e intangibles al mismo tiempo. Evidentemente no tienen forma, no se los puede ver, pero podemos escucharlos. Podemos experimentar los sonidos. No tienen una solidez comparable al cuerpo físico pero sin embargo poseen algo tangible, podemos realmente establecer una relación con ellos.
*
Por último existe el nivel mental, completamente intangible. No sólo nadie puede ver su mente sino que tampoco puede tocarla o experimentar su materialidad.

Resumiendo, vivimos en estos tres niveles: el físico que es tangible, el verbal que está en el límite entre lo tangible y lo intangible, y el mental que es completamente intangible.

Sin embargo, es a partir de la mente que surgen los otros dos componentes, físico y verbal. Para que el cuerpo físico pueda desarrollarse debe existir primero la mente. En la mente que es vacua, surge el sonido. El sonido o más exactamente la vibración, se materializa en el organismo físico. Entonces, tenemos las vibraciones sonoras que surgen en la mente y a partir de ellas se desarrolla el cuerpo.

En el momento de la concepción hay dos elementos físicos que se unen a la conciencia, estos son el espermatozoide y el óvulo que provienen de los padres. Este ciclo se manifiesta a través de un nivel vibratorio, o si lo prefieren, un determinado sonido.

En el momento preciso en que la mente se plasma en una forma física, es vehinculada por una vibración, el sonido NIR. Por ejemplo a un nivel puro, existe relación entre la sílaba germen HRI y el surgimiento de Chenresi, el Bodhisatva de la compasión. A un nivel impuro, la sílaba NIR es la generadora de los seres humanos. Es el sonido asociado a la vibración del momento de la concepción, cuando los elementos físicos y mentales se unen para formar un ser humano. Según este punto de vista, el nacimiento es el pasaje de la mente a través del nivel “sonoro” hasta el nivel de la forma propiamente física, el nivel más sólido.

Hay que aclarar que este cielo no es exclusivo del mundo humano, cada uno de los seis mundos (de la cosmogonía budista) está asociado a una sílaba germen que corresponde al nivel vibratorio particular del momento de la concepción en uno de estos mundos. La sílaba “NIR” corresponde al mundo humano, la “A” al mundo de los dioses, la “SU” al de los semidioses, la “DA” al mundo de los animales, la “TrE” al de los pretas y la “DU” al de los infiernos. Además existe un mantra en las enseñanzas del “Bardo Todol” -Liberación por audición en el bardo- compuesto por estas seis sílabas que están asociadas a los seis mundos de existencia samsárica.

En el mundo humano, el cuerpo físico de los seres que lo componen está estructurado de una manera determinada. A nivel psicofísico, existen los llamados canales portadores de energía (nadis). El cuerpo humano posee tres canales principales. El canal central llamado en tibetano uma, y a cada uno de los lados un canal paralelo, roma y kiangma. Una descripción más detallada enumera 72000 canales sutiles de energía que forman la estructura psíquica del cuerpo humano. De estos, en general hay diez canales principales divididos en cinco canales originales y cinco canales secundarios. Evidentemente, no se trata aquí de algo físico sino más bien de un sistema circulatorio de energía que atraviesa todo el cuerpo.

Las extremidades de los canales reproducen la forma de las dieciséis vocales y de las treinta consonantes del alfabeto sánscrito.

Es decir que este alfabeto se origina en las configuraciones de las extremidades de los canales de energía, que establecen la manera particular en que se articula cada sonido. El espectro vocal humano, es decir su capacidad para articular diferentes sonidos, está dado por la estructura particular de su cuerpo físico.

Según la tradición budista, la estructura física de los seres en general está constituida por cinco elementos: la tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio. Sin embargo, en el caso de la existencia humana, que es particularmente afortunada, desarrollada y evolucionada, existe un sexto elemento constitutivo que es la conciencia trascendente. De ella no tenemos una experiencia directa pero sin embargo se halla muy cerca de nuestro nivel de conciencia humano. No es este el caso de las otras formas de vida.

Este sexto elemento, la conciencia trascendente o primordial, es la propia naturaleza de la mente, es una experiencia muy cercana a la conciencia ordinaria.

Es en efecto esta inteligencia propia del ser humano, y de su estructura psicofísíca, sobre todo en lo relacionado a los canales sutiles, que le permiten vocalizar un espectro de sonidos tan amplio, no comparable con los otros seres vivientes.

1] Enseñanzas del Dharma, se refiere a las enseñanzas del Buda, para llegar a la Iluminación.

[2] En la doctrina Budista, solo se contemplan 3 cuerpos inferiores, en vez de 4 como en la Metafisica.

MANTRAS

Buda SakyamuniLos animales en general poseen limitaciones en distintos planos. Mentalmente, tienen una inteligencia muy restringida pues no están dotados de este sexto componente o conciencia trascendente. Su cuerpo está compuesto por los elementos físicos pero no posee este agregado de la inteligencia consciente. Por lo tanto, la estructura psicofísíca que se desarrolla a partir de tal estado de limitación mental caracteriza un cuerpo físico igualmente limitado.

A un nivel más sutil, los canales de energía de un animal no poseen estructuras variadas, todos tienen la misma forma: o bien son todos planos, o todos redondos o cuadrados. Mientras que en el cuerpo humano las formas son muy variadas. En consecuencia, la gama de sonidos que puede emitir un animal es muy reducida, cuando mucho uno, dos o tres sonidos. Es muy poco en relación a la capacidad humana. Además, no pueden expresarse a través de palabras, dada su limitada estructura física, producida por una limitación en su mente.

En el mundo humano las emanaciones de los Budas y Bodhisatvas despliegan una gran actividad en la enseñanza, a causa de las características evolucionadas de los seres y su sensibilidad. El nacimiento humano representa en efecto, la situación más favorable para el desarrollo y el incremento de enseñanzas tan profundas. En particular, las enseñanzas tántricas que posibilitan una transformación profunda de la estructura física, verbal y mental del individuo. La transformación física se efectúa a través de la identificación con la apariencia de la divinidad, la transformación verbal por la recitación de mantras y la transformación mental por establecer la mente en Samadhi. Esto no es realmente posible más que en el mundo humano, y es en este mundo que los Budas y Bodhisatvas pueden aparecer e impartir efectivamente sus enseñanzas.

En lo que concierne a los mantras, hay dos tipos.

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Un primer grupo pueden ser creados por seres que poseen inteligencia y sabiduría trascendente. Se los llama mantra-nombre pues Yogi Milarepa la parte central de los mismos está constituida por el nombre de la divinidad o un santo al cual se implora y sobre el que se medita.

Por ejemplo, el mantra de Milarepa es “OM AH GURU HASA BENDSA HUNG”(. Las sílabas OM y AH están colocadas al principio, y la sílaba HUNG al final ellas representan respectivamente el cuerpo, la palabra y la mente, y son comunes a todos los mantras. La sílaba OM está asociada al cuerpo “vajra” o cuerpo inmutable, la sílaba AH a la palabra vajra, y la sílaba HUNG a la mente vajra. GURU significa Lama o maestro espiritual, HASA BENDSA o HASA VAJRA es un término sánscrito traducido en tibetano por Shepa Dordye. HASA significa alegría y VAJRA es inmutable, este era el nombre tántrico de Milarepa. De esta manera, por la sola repetición de este mantra se está invocando a Milarepa.

Para citar otro ejemplo, podemos tomar el mantra de Vajrapani: “OM VAJRA PANI HUNG”, en sánscrito, o “OM BENDSA PANI HUNG”, en tibetano. Aquí están escritas solo las sílabas del cuerpo y de la mente inmutables, y en el medio el nombre de la divinidad, Vajrapani como el componente de la palabra. Existen numerosos ejemplos de este tipo de mantras que podríamos llamar “fabricados”. Esto no quiere decir en absoluto que nosotros podemos ponernos a crear mantras pues no poseemos aún la sabiduría suficiente. Un Maestro espiritual puede crear este tipo de mantras que serán completamente válidos pues están compuestos únicamente a partir de sílabas existentes y del nombre de la divinidad o del santo al cual se invoca.

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En el caso del segundo tipo de mantras, pueden ser creados solamente por Bodhisatvas de la octava, novena o décima tierra, o completamente iluminados. Esta categoría de mantras proviene solamente de este alto nivel de experiencia. Sería imposible que un ser de realización inferior pueda crear este tipo de mantras y si esto ocurriera, cosa que sería muy rara, el mantra directamente no funcionaría. En efecto, un individuo que no tiene la realización ni la comprensión de la naturaleza de los fenómenos, de la naturaleza de la realidad, es simplemente incapaz de crear un mantra específico, con un fin específico y que sea eficaz. Por el contrario, para un Bodhisatva de excelentes cualidades es posible generar este tipo de mantras que serán eficaces en relación a la finalidad planeada. Este ser posee en efecto, una comprensión total y precisa de todos los elementos de la situación.

Un ser que ha realizado la primera tierra de Bodhisatva es muy diferente de nosotros, no es un ser ordinario, dado que tiene una comprensión muy precisa de la naturaleza de la mente. Su comprensión quizás, no es aún total pero es estable. Posee una gran libertad interior que le permite expresarse con total independencia. En este nivel, que podríamos llamar inicial de realización, la mente puede mantener en un solo instante cien estados de concentración meditativa, sin ser perturbada o extraviada. Asimismo este ser puede encontrar en un solo instante cien Budas, experimentar cien tierras puras, emanarse de cien maneras diferentes, trabajar por el bien de cien seres, recordar cien vidas pasadas y ver cien estados de existencias futuros, etc. Todo ello lo puede hacer en un solo instante. Pero incluso en este extraordinario nivel de realización muy avanzado, no puede crear mantras de esta segunda categoría, pues le falta la sabiduría necesaria.

MANTRAS

Los poderes y cualidades inherentes a la primera tierra de Bodhisatva, se multiplican por diez en el ámbito de la segunda tierra y se desarrolla la capacidad de mantener mil estados de concentración en un solo instante, experimentar mil tierras puras, etc. Los poderes y cualidades se multiplican por diez en cada tierra. Sin embargo, incluso la realización ligada a la séptima tierra no permite que un mantra aparezca espontáneamente. Es decir, no se puede crear un mantra incluso a partir de este estado de conciencia.

En la octava, novena y décima tierra de Bodhisatvas, llamadas las tres tierras puras, son obtenidas cualidades que se denominan la capacidad de control o poder. Estas capacidades son diez. El Bodhisatva comienza a tener dominio sobre la duración de la vida, las condiciones del renacimiento, el karma, la riqueza, el poder de realizar deseos puros, etc. Por ejemplo, un ser de cualquiera de estas tres tierras puras tiene control sobre su renacimiento. Esto significa que puede renacer en el mundo que desee, ya sea dentro del samsara o en cualquier reino puro, allí donde sea necesario. Así, lo único que tiene que hacer es tomar la decisión de renacer en ese lugar particular y el nacimiento se produce. Tener el poder de formular deseos puros significa que puede realizar inmediatamente el anhelo que surge en su mente.

El Bodhisatva que tiene poder sobre las riquezas, posee la capacidad de producir una lluvia continua de riquezas. Con este poder, por ejemplo, podría colmar la tierra entera de todo tipo de tesoros.

En cuanto al poder sobre el karma, este ser tiene la capacidad de eliminar, o por lo menos diferir, el karma negativo de un individuo de tal manera que éste no experimente el resultado kármico inmediatamente como debería hacerlo.

Este tipo de poderes comienzan a manifestarse a partir de la octava tierra y se desarrollan a lo largo de la novena y la décima. Estas cualidades se vuelven aún más vastas y profundas a medida que el Bodhisatva progresa.

Para los seres que han alcanzado estas tierras puras, se efectivizan cuatro estados de conciencia puros y precisos.

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El primero es el conocimiento puro y preciso de los fenómenos del samsara y del nirvana, de todas las formas de experiencia.
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El segundo es un conocimiento puro y preciso de la causalidad, es decir, las causas y condiciones que producen el samsara y el nirvana. Este Bodhisatva, puede ver claramente como los diferentes factores de una situación llevan a un resultado particular. Puede ver el sentido de la situación en su conjunto y al mismo tiempo ser consciente de las partes.
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El tercer tipo de conocimiento se refiere a la comunicación a través del sonido y del lenguaje, y la capacidad de producir una acción benéfica por el empleo hábil de los sonidos. Gracias a este particular estado de conciencia, los sonidos y las palabras que emite un Bodhisatva actúan eficazmente en ciertas esferas de existencia.
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El cuarto tipo de conocimiento permite reconocer el proceso kármico, el resultado de una acción cometida, tiene la capacidad de ver el vínculo entre la causa y el efecto.

Los Bodhisatvas de estas tierras puras pueden crear mantras, que gracias a su realización serán eficaces para un objetivo preciso. Para un Buda completamente iluminado, no existe ninguna limitación: la opacidad mental, la ignorancia y las limitaciones de la mente han sido completamente eliminadas, y el potencial infinito de la mente puede expresarse sin medida.

Tratar de describir las cualidades del estado de Buda es algo realmente imposible. Ningún ejemplo, ninguna comparación puede ser empleadas para expresar las cualidades de este nivel de realización. En tal estado infinito de poder, el acto de crear un mantra no presenta ningún problema. De este estado de completa omnisciencia surgen mantras totalmente eficaces.

Algunos mantras se originan en la palabra de un Buda completamente Despierto. Por ejemplo, cuando Buda Sakyamuni enunció un mantra por primera vez se convirtió en un instrumento infalible para la práctica espiritual, pues surgía de un estado de conciencia completamente despierto. En ocasiones, Buda puede sugerir un mantra a través de una meditación, transmitiendo su bendición o su influencia espiritual a un ser especial que pronunciará el mantra. Si ocurre realmente así, el mantra surgido de esta inspiración se convierte en un instrumento auténtico para la práctica espiritual.

En otros casos, se dice que los mantras no surgen de la boca de Buda, sino de distintas partes de su cuerpo, como por ejemplo su protuberancia craneana. De esta manera, algunas personas pueden escuchar el sonido de un mantra que surge del cuerpo de Buda pero no de su boca. Estas vibraciones o sonidos son considerados también como instrumentos auténticos e infalibles para el progreso espiritual pues provienen de la mente iluminada de Buda. No existe ninguna duda en cuanto a su eficacia.

Algunos mantras asociados a ciertas divinidades no han sido transmitidos en forma verbal sino a través de la vibración sonora producida por el Buda en meditación. Es un sonido muy dulce y melodioso como el canto de un pájaro. Esta es una forma por la cual puede ser transmitido un mantra. El nombre de las divinidades a las cuales se alude con estos mantras, habitualmente comienzan con la palabra Uknisha en sánscrito o Tsuktor en tibetano. Se sabe que hay cinco o seis divinidades de este tipo. Por ejemplo Namgyelma, una divinidad de larga vida, tiene como nombre Uknisha Vijaya en sánscrito y Tsuktor Nam gyelma en tibetano. Uknisha alude a la protuberancia craneana de Buda, como el origen milagroso de este mantra. Por lo tanto, no es un mantra que Buda haya pronunciado verbalmente.

También en algunos Sutras se encuentran mantras. En el Sutra de la Gran Liberación hay un largo mantra que empieza con la invocación: “Namo Budhaya, Namo Dharmaya, Namo Sanghaya…” que fue enunciado por Buda cuando enseñó este Sutra y recopilado como parte de los discursos que Buda pronunció. Existe asimismo el famoso mantra conocido con el nombre de “Mantra Gate”, es muy célebre en las tradiciones budistas tibetana y japonesa: “TADIATA OM GATE GATE PARAGATE PARA SAM GATE BODHI SO HAY”. Fue pronunciado cuando el Buda bendecía al Bodhisatva de la compasión Arya Avalokitesvara, inspirándole este mantra.

La escena está descrita en el Sutra del Corazón: el Buda estaba en samadhi y a través de su influencia espiritual inspiró al Bodhisatva Avalokitesvara para que enseñara el mantra a los otros. Así hubo una transmisión directa de Buda a través del Bodhisatva. En todos estos casos se trata de mantras auténticos surgidos de la realización de Buda.

La primera función que cumplen los mantras es la de purificarnos del velo de la negatividad, de la ignorancia, y por otra parte desarrollar en nosotros cualidades positivas. Acrecentar el mérito y acercarnos al Despertar.

Algunos mantras están particularmente asociados a aspectos de nuestra existencia. Ya sea la prolongación de la vida, la purificación de enfermedades, impedir que la mente caiga en estados inferiores, o eliminar el miedo y la ansiedad, etc. Pero en general, podemos decir que todos los mantras tienen el mismo objetivo: eliminar el sufrimiento y la confusión, y conducir al practicante hacia el Despertar.

Por ejemplo, existe un mantra muy largo, el de Amitayus. Este tipo de mantra es llamado dharani que en sánscrito quiere decir mantra largo y que posee una estructura gramatical propia. En el Sutra de Amitayus, “el Buda de la Vida Infinita”, se dice que su dharani ha sido enunciado por Amitayus mismo, en su aspecto de “Cuerpo de Felicidad”, Sambogakaya. Otorga un gran beneficio a aquel que lo recita pues purifica a las personas del karma que podría resultar en un renacimiento en los estados inferiores de existencia, tener una vida corta o enfermedades, etc. Es muy benéfico recitarlo para que lo escuchen los animales salvajes o domésticos, pues si ellos escuchan este mantra obtienen un provecho espiritual; su mente se purifica de tendencias kármicas que lo retienen en este estado inferior y que podrían llevarlo aún a estados más bajos en el futuro. Por lo tanto, el solo hecho de escuchar el sonido es muy benéfico para los seres a un nivel u otro. Incluso, si no son conscientes, experimentarán los beneficios en el futuro.

En los comentarios tradicionales sobre este mantra se dice que, incluso si la fuerza de la vida se agota y se acerca a la muerte, la recitación del mantra de Amitayus permite prolongar la vida hasta cien años. Con respecto a esto, conviene hacer algunas aclaraciones. En primer lugar, en tiempos de Buda Sakyamuni el promedio de vida era de cien años, era el máximo de duración en esa época, razón por la cual se hace mención a esta cifra. Por otro lado, la duración de nuestra vida en un cuerpo físico esta determinada por diferentes factores: la fuerza vital, los méritos acumulados que sostienen la existencia, las tendencias kármicas que prolongan esta vida o nos conducen hacia otra, etc. Si todos estos factores se agotan al mismo tiempo, entonces no hay ninguna esperanza, ni la recitación de este mantra ni ningún otro medio sera de beneficio. Pero existen casos en los cuales una persona muere prematuramente a causa de uno solo de estos factores. Particularmente si la fuerza vital comienza a disminuir en forma prematura, pero los méritos y el karma son aún suficientes para sostener la existencia, entonces la recitación del mantra de Amitayus puede ser eficaz y prolongar la duración de la vida.

Tomemos como ejemplo el mantra de cien sílabas de Vajrasatva. Estas cien sílabas son las sílabas-generadoras de las cien divinidades “pacíficas y coléricas” del Bardo. De esta manera, las cien divinidades están representadas potencialmente en las cien sílabas de este mantra. El mantra tiene una determinada estructura gramatical y una persona versada en la lengua sánscrita y su sintaxis, puede traducirlo como una plegaria o una alabanza a Vajrasatva. Sin embargo, el significado último de estos sonidos, mas allá del nivel conceptual o gramatical, puede ser comprendido por un ser que tiene la sabiduría de un Buda completamente Iluminado. El sentido de estas sílabas permanece impenetrable para aquel que no ha realizado la experiencia del pleno Despertar. Pero, recitar el mantra con fe y confianza permite recibir sus beneficios, incluso si uno no tiene una comprensión intelectual o una percepción directa.

Guru RinpochéEn el sendero tántrico -enfoque particularmente profundo y extraordinario- el concepto de samaya, compromiso, o vinculo iniciatíco es esencial. Se puede decir que el éxito de la práctica depende de las cualidades o de la pureza del samaya. El concepto de samaya es considerado como muy complejo, en algunos textos se dice que el samaya tántrico incluye un millón cien mil votos diferentes. Al mismo tiempo ha sido dicho que el mantra de cien sílabas de Vajrasatva tiene el poder de purificamos de cualquier falta cometida en contra de los “vínculos iniciáticos”, si se lo recita veinticinco veces por día sin interrupción. Además puede purificar las infracciones cometidas consciente o inconscientemente.

Veamos ahora el mantra “OM MANI PEME HUNG” (5) que es el de Avalokitesvara (Chenresi), el Bodhisatva de la compasión. Recitar este mantra es importante a varios niveles. Las seis sílabas del mantra pueden eliminar los “seis venenos” de las emociones perturbadoras de la mente, cerrar las puertas de los renacimientos en los seis estados de existencia samsárica, aumentar los méritos, desarrollar y perfeccionar las Seis Paramitas. La recitación de estas “seis sílabas” es eficaz a todos estos niveles.

Estar en contacto con el mantra “Om Mani Peme Hung” ya sea por la audición, por la vista, la recitación, el pensamiento, o el tacto -por ejemplo tocar las formas de sus letras grabadas-, transmite una gran bendición y otorga beneficios que provienen del poder inherente a este mantra. Incluso si un animal escucha el sonido del mantra, á a nivel de su conciencia una influencia liberadora. Este ser será liberado de los estados inferiores, y establecido en un renacimiento humano, en contacto con las enseñanzas del Dharma, y progresará en el camino de la Liberación.

El Buda ha dicho: Se pueden tomar todos los granos de arena contenidos en todos los océanos y en todos los ríos del mundo, el Buda podría contarlos pero no se podría concebir los beneficios de una sola recitación de este mantra.

No hay duda de que nuestras palabras poseen un cierto poder. Nosotros podemos a largo término influenciarnos e influenciar a otros, si hablamos con gentileza y dulzura, con una voz armoniosa, entonces todo el mundo estará de buen humor y contento. Por el contrario, si hablamos con un tono duro, desagradable entonces podemos enojarnos y encolerizar a los otros. Incluso, podemos llegar a aterrorizar a otros hablando violentamente. Es seguro que las palabras de una persona ordinaria, no despierta, pueden producir un gran efecto. ¡Qué podemos decir entonces de la eficacia para el desarrollo espiritual de las palabras pronunciadas por un ser que ha alcanzado el perfecto Despertar!

Si tenemos una completa confianza en el Buda y el Dharma las enseñanzas, el paso a franquear para creer en el poder de los mantras no es difícil. Pero si no tenemos fe incluso en su origen, entonces creer en los mantras que de allí surgen es mucho más difícil. El empleo de los mantras es también eficaz cuando por ejemplo, tenemos dificultades en meditar o en concentrar correctamente nuestra mente, o bien cuando debemos hacer ejercicios físicos muy duros para nosotros como por ejemplo las prosternaciones. Recitar un mantra como el “Om Mani Peme Hung” es muy fácil, no requiere ni esfuerzo ni habilidad particular, y sin embargo, incluso a ese nivel, recitándolo recibimos beneficios y un cierto desarrollo espiritual comienza a establecerse.

Existen textos donde están recopilados numerosos mantras y dharanis provenientes de distintas fuentes, de diversos Sutras o Tantras, etc. Uno de esos textos es conocido con el nombre de Ngak Bum que en tibetano quiere decir Cien mil mantras. Aunque en realidad no haya cien mil mantras, es un nombre genérico para significar que allí se encuentran los mantras más importantes, pronunciados o inspirados por Buda, o que han aparecido de una manera auténtica. Para aquéllos que estén interesados en practicar su recitación, les propongo recibir el “lung” o transmisión oral del texto con un Lama calificado. Pueden pedir el lung, luego estudiar el texto y aprender a recitar los mantras, pues son muy eficaces. Pueden grabarlos y escucharlos en su casa de la misma manera que escuchan música, porque también es muy benéfico. Incluso, les sugiero que cuando vuelven del trabajo y enciendan la televisión para distenderse, dejen solamente la imagen para distraer los ojos y enciendan el grabador con los mantras para entretener los oídos.

El poder de la voluntad

¿Por qué hay personas que creen que la evolución es un acto de voluntad? ¿Qué con decir tres veces soy feliz, ya lo son?
Respuesta:
La pregunta es excelente y te la voy a contestar para que comprendas el mecanismo o la dinámica de la vida.
Primero, no todos, tienen la evolución en sus manos. Cuando conscientemente evolucionas, significa que estás comprendiendo la razón por la que estás viviendo. Muchos no tienen ni la menor idea de que han nacido, así que, ¿cómo van voluntariamente a tomar la evolución en sus manos?
Segundo, el evolucionar conscientemente no quiere decir que digas, “soy feliz”, tres o un sinnúmero de veces. El decir o pronunciar un deseo, si no lleva consigo el poder de la ‘voluntad’ para dirigir nuestros pensamientos hacia la meta “deseada”, es como si no se dijera nada. Eso es absurdo. La ‘voluntad’, la maravillosa voluntad que a nivel físico y mental se usa para tantas cosas como, adelgazar, estudiar u obtener un objetivo en general, se puede usar, se debe usar, y se usa, para dirigir nuestros pensamientos en el camino de la evolución. Esa voluntad como la llamas tú, cuando está desarrollada lo suficiente, verás que no es tu voluntad, sino la del Señor a través de ti. ES LA VOLUNTAD DIVINA. Ya que Él es el Único y no hay un segundo o ningún otro.
Y tercero, sin esa voluntad de alcanzar el Divino, la Gracia del Señor, no puedes evolucionar más allá de lo que lo has hecho hasta ahora.
Sri Aurobindo dice,
“Sólo hay dos poderes que pueden, aunados, lograr ese algo grandioso y difícil que es el fin de nuestros esfuerzos”:

* una firme e imperturbable aspiración (el poder de la voluntad) que clama desde abajo y la Gracia suprema que desde arriba responde.

Debe haber una total y sincera entrega; debe haber una apertura única del yo personal al Poder divino; debe haber una constante e integral elección de la Verdad que está descendiendo, un permanente e incondicional rechazo de la falsedad de los poderes mental, vital y físico, y de las Apariencias que aún rigen la Naturaleza terrenal.
Ese sometimiento o entrega debe ser total y abarcar todas las partes del ser. Es preciso que mantengamos el templo limpio, si es que queremos instalar en él a la Presencia Viviente.”

Esa ‘ aspiración’ de la que Sri Aurobindo habla, es una voluntad, firme, fuerte e inquebrantable, que ha de surgir por la comprensión de la tarea que tenemos que desarrollar y trabajar al concedérsenos el nacimiento en el plano físico. ¡La tarea de nuestra evolución! Primero, esa aspiración se desarrollará inconscientemente; más adelante iremos comprendiendo… llegando a estar conscientes de quienes somos, y de esa forma se trasmutará en un acto volitivo, participando así en tan bella labor. La labor de la que El Buda y Jesucrito hablan.

No me acuerdo quién fue el autor de la frase siguiente, pero es una gran verdad:
“NINGÚN CONOCIMIENTO PUEDE SER ALCANZADO SIN SER BUSCADO, NI LA TRANQUILIDAD SIN AFANARSE POR ELLA, NI LA FELICIDAD SINO A TRAVÉS DE TRIBULACIONES. TODO INVESTIGADOR, EN UN MOMENTO U OTRO, TIENE QUE SUFRIR UN CONFLICTO DE DEBERES, UN VUELCO DEL CORAZÓN…”
Con todo mi cariño, y deseándoles la Paz Divina,
Su Compañera de Camino,
Rev. Hortensia De la Torre (Yin Zhi Shakya, OHY)

La anterior pregunta-respuesta, corresponden a uno de los mensajes que la Respetable Rev. Hortensia de la Torre, tiene con sus alumnos -virtuales- de su escuela de Budismo.

La pregunta y más aun la respuesta, me es muy interesante, ya que sin voluntad no puede haber ni siquiera un movimiento, – La Voluntad de Dios,- algunos nos atrevemos a decir…-que se cumpla la voluntad de Dios,-…¿pero realmente hemos hecho conciencia que es a través de nosotros que se manifiesta la voluntad Divina, que es perfección,…?

Milarepa

Milarepa

Milarepa (1052-1135) De la provincia de Gungthang en Tíbet occidental, cerca de a Nepal, Milarepa (1052-1135) tuvo una niñez dura y una juventud oscura. Cuando su padre murió sólo tenía siete años. Sus parientes le arrebataron las propiedades que le había dejado su progenitor y privadamente maltrataron a la familia. Su madre, amargada, envió a Milarepa a aprender magia negra para vengarse de aquellos que habían destruido su vida. Finalmente logró su deseo: Milarepa demostró ser muy diestro en las prácticas que le enseñaron. Desató una ola de destrucción que mató a muchos. No obstante, arrepentido de sus acciones, buscó ayuda para librarse del mal karma generado en su vengativa adolescencia. Conoció a Nyingmapa Lama Rongton, quien dándose cuenta de que Milarepa tenían afinidad con Marpa, lo remitió para que lo esperara en su retorno del viaje. El premio de Milarepa fueron años de duras pruebas a manos de su maestro. Entre otras, construyó una torre de nueve pisos según las especificaciones de Marpa. Finalmente, Marpa le dio la transmisión completa de todo lo que aprendió de Naropa y de sus maestros hindúes. Practicando las enseñanzas por muchos años, Milarepa alcanzó la iluminación y se volvió famoso por sus cantos. De sus estudiantes, Gampopa llegó a ser el sustentador del linaje.

¿Porqué hablar de Milarepa?

Estoy colocando una texto, bastante amplio sobre los MANTRAS, su poder y su origen, -curiosamente- se menciona a Milarepa; la verdad no le había prestado tanta atención, yo pensé…-ha de ser algún monje budista-,…el caso es que esta tarde me encontraba estudiando una leccion del M.Morya, descargadas a través del Summit University, y -curiosamente- hace una ejemplificación de Milarepa; asi que me dije, es tiempo de saber quien es este personaje…os lo dejo ahi, por si alguno de ustedes tenía la curiosidad.

La reecarnación segun el budismo

La reencarnación según el budismo.

Las teorías que conciernen a la supervivencia y a los sujetos que las conocen, y que encontraremos en el Tíbet, no son totalmente extrañas a los occidentales. El Tíbet, cruce donde se encontraron y mezclaron inmigrantes venidos de los cuatro puntos cardinales y también, según ciertas leyendas, de regiones extraterrestres, ofrece una notable diversidad de estas creencias, ya que cada grupo de inmigrantes trajo consigo concepciones sobre el tema capital de la perennidad indefinida, universalmente deseada, de la vida individual.

El budismo no cree de la existencia de un alma individual y eterna.

El ser humano es sólo el transmisor de un incesante flujo, de una energía ininterrumpida, de una corriente, siempre cambiante, de “fuerzas” acumuladas durante existencias anteriores. El sufrimiento proviene del absurdo deseo de querer ser “yo” en el seno de un mundo donde todo es ilusión (maya).

Este deseo de permanencia, de estabilidad, de individualidad es la causa de los renacimientos en el mundo del dolor.

Existe un medio de liberación, el que encontró el propio buda (Buda significa “el despierto”)

Primero es preciso conocer la verdadera naturaleza del mundo, saber que todo es ilusión y suprimir cualquier deseo para alcanzar la liberación y fundirse en lo Absoluto: el Nirvana.

Estar libre de pasiones, deseos, de la individualidad, de las ilusiones del mundo, éste es el estado de bienaventurado (bodhisattva) que puede alcanzarse en este mundo y en vida, sin hacer intervenir las nociones de paraíso e infierno. Sin embargo, esta ascesis física e intelectual no basta para la liberación: También deben practicarse un conjunto de obligaciones rituales.

La ley del Karma es, también ahí, fundamental. Es el factor determinante de la existencia de un individuo. El hombre que muere renacerá en un estado agradable o desagradable, según las acciones que haya cometido en su vida aquí abajo. Pero -y es esencial comprenderlo bien- el que renace nada tiene que ver con el muerto, puesto que no hay preservación alguna de la individualidad. Es una entidad espiritual ligada al cuerpo material, pero no enteramente dependiente de él, que se separa cuando éste muere y cesa de ser utilizado por ella. Este Namshes entonces emigra, para ir a vivir a otro cuerpo.

De todas maneras, el Namshes no es libre de elegir a su gusto el nuevo cuerpo en el que vivirá. Este le es impuesto por el juego automático de las causas y de los efectos: el “juego de la acción” (Karma).

Sin embargo, el grueso de los tibetanos ha hecho del Namshes un equivalente del Jîva indio, que desempeña el mismo papel. Este Jîva no debe ser considerado como el equivalente del alma de la que hablan las religiones occidentales. No es creada, particularmente, para cada individuo en el momento de su nacimiento.

Ningún poder supremo regula la reencarnación del Jîva-Namshes; éste es automáticamente conducido hacia el nuevo cuerpo que debe habitar. Solo los actos que realizó por intermedio del individuo al que estuvo unido, será la causa de su nueva reeencarnación.

En esta atmósfera de superstición se lee, el la mayoría de los hogares tibetanos, el Bardo todol, poema simbólico filosófico escrito por letrados para letrados y que sirve todavía, en nuestros días, de tema de estudio y de meditación a ciertos pensadores del alto “País de la nieves”.

El Bardo todol indica que el fallecido es un ser liberado si ha sabido reconocer la Luz fundamental y unirse a ella. En el preciso instante en que la fuerza psíquica escapa por la cúspide de la cabeza. El Principio Consciente elige su futuro receptáculo. Eso es, al parecer, lo que ocurre y permite comprender esta reencarnación que sigue siendo tan misteriosa como la vida misma.

Antigua pintura china que representa el séptimo infierno budista, donde las almas de los condenados son perseguidas por demonios y perros feroces hasta que se precipitan en un mortífero río.

Abstenerse de toda accion erronea

Solo tres palabras, algo muy simple: Sabba papassa akaranam.

Abstenerse de toda acción errónea.

Ésta es la enseñanza de todos los Budas. Este es el corazón del Budismo. Pero la gente sigue saltándoselo,no quiere eso. La renunciación de toda acción errónea, grande y pequeña, de las acciones físicas, verbales y mentales… ésa, es la enseñanza de los Budas “Buscar Merito” es la frase tailandesa usada comúnmente. Se refiere a la costumbre tailandesa de ir a monasterios, o “wats”, ofreciendo sus respetos a maestros venerados y haciendo ofrendas. Si tuviéramos que teñir una tela tendríamos que lavarla primero. Pero la mayoría de la gente no hace eso. Sin mirar la tela, la sumerge en la tintura de buenas a primeras. Si la tela está sucia, el teñirla la hace salir aún peor que antes. Pensad sobre ello: Teñir un harapo sucio y viejo,¿se vería bien eso?

¿Lo veis? Así es como enseña el Budismo, pero la mayoría de la gente lo pasa por alto. Prefiere realizar solo buenas obras, pero no desea abandonar la ‘acción errónea’.

Es como decir “el hoyo es muy profundo”.

Todos dicen que el hoyo es muy profundo, nadie dice que su brazo es muy corto. Tenemos que volver a nosotros mismos. Con esta enseñanza tenéis que dar un paso atrás y veros a vosotros mismos.

A veces van en busca de méritos de a montones. Quizás hasta discutan en el ómnibus, o estén borrachos. Preguntadles adonde están yendo y dirán que están buscando mérito. Ellos quieren mérito pero no abandonan el vicio. ¡Nunca encontraran mérito de esa forma!

Así es la gente. Vosotros tenéis que miraros de cerca, miraros avosotros mismos. El Buda enseño a tener concentración y conciencia de uno mismo en todas las situaciones.

El mal surge de las acciones físicas, verbales y mentales. La fuente de todo bien, mal, bienestar y daño está en las acciones, las palabras y pensamientos. ¿Habéis traído vuestras acciones, palabras y pensamientos con vosotros hoy? ¿O los habéis dejado en casa? Ahí es donde tenéis que mirar, justo ahí. No tenéis que mirar muy lejos. Mirad para ver vuestras acciones, palabras y pensamientos. Mirad para ver si vuestra conducta es defectuosa o no.

La gente no mira realmente estas cosas. Como el ama de casa fregandolos platos con el ceño fruncido. ¡Está tan dedicada a fregar los platos que no se da cuenta que su propia mente está sucia! ¿Habéis visto alguna vez esto? Ella sólo ve los platos.

Está mirando demasiado lejos, ¿no es cierto? Algunos de vosotros probablemente habéis experimentado esto, diría yo. Aquí es donde tenéis que mirar. Las personas se concentran en fregar los platos pero dejan que sus propias mentes se ensucien. Esto no es bueno, están olvidándose de ellas mismas.

Hortensia de la Torre

Orden del Budismo Chan

Los impedimentos mentales

Los Impedimentos Mentales

Supongamos que un hombre fuera a tomar un prèstamo y su negocio prosperara de tal manera que pudiera pagar todo el dinero del préstamo y le quedara suficiente dinero como para mantener una esposa; tiempo después cuando considerara esto, se sentiría muy feliz y lleno de alegría.

Supongamos que a un hombre lo fueran a enviar a prisión pero después de un tiempo lo dejaran libre, sano y salvo, sin haber perdido nada de su propiedad; tiempo después, cuando considerara esto, se sentiría feliz y lleno de alegría.

De la misma manera, cuando los impedimentos mentales (avaricia, ira, aburrimiento, preocupación, duda) se han abandonado, uno experimenta como si se pagará una deuda o como si lo liberaran de la prisión.

Buda Gautama

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