El arquetipo maestro

EL ARQUETIPO MAESTRO

    El Arquetipo Maestro forma una sorprendente composición, parece un poema que Dios escribiera para el Hombre.
    Está compuesto de diez afirmaciones, que provienen de la decena de emanaciones divinas del Árbol de Vida Cabalístico o Sephiroth. No solamente llevan elevada la antorcha de la Realidad, sino que la técnica de meditación que nos ofrecen, es de inmediata aplicación. Esta decena de imágenes sucesivas, devela la estructura espiritual del ser humano y aclara su destino a la luz de promesas de evolución.
    Por lo que esta Orden nos invita a un verdadero aprendizaje de cualidades cósmicas.

0. Todo el poder que fue o será está aquí y ahora.

1. Soy un centro de expresión para la Primaria Voluntad hacia el bien que eternamente crea y sostiene el universo.

2. A través de mí, su infalible sabiduría toma forma de pensamiento y palabra.

3. Lleno de entendimiento de su perfecta ley, soy guiado momento a momento por el sendero de la liberación.

4. De las inagotables riquezas de su ilimitada substancia, extraigo todas las cosas necesarias espirituales y materiales.

5. Reconozco la manifestación de su indesviable justicia en todas las circunstancias de la vida.

6. En todas las cosas grandes y pequeñas veo la belleza de la expresión divina.

7. Viviendo de esa voluntad, sostenido por su infalible sabiduría y entendimiento, mía es la vida victoriosa.

8. Espero confiado la perfecta realización del eterno esplendor de la luz ilimitada.

9. En pensamiento, palabra y obra, confío mi vida, día a día, al firme fundamento del Ser Eterno.

10. El reino del espíritu está incorporado en mi carne.

la tabla esmeralda de hermes

    Verdad, sin falsedad, cierto y muy verdadero, lo que está arriba es como lo que está abajo y lo que está abajo es como lo que está arriba, para la realización de los milagros de la Cosa Una. Y como todas las cosas proceden de Una, por la mediación de Una, así todas las cosas tienen su origen en esta Cosa Una por adaptación. El Sol es su padre, la Luna su madre, el Viento le lleva en su vientre, su nodriza es la Tierra. Este es el padre de toda perfección, o consumación de todo el mundo. Su poder es integrante, si es convertido en tierra.

    Tu separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo denso, suavemente y con gran ingeniosidad. Ello asciende de la tierra al cielo y desciende nuevamente a la Tierra y recibe el poder de los superiores y de los inferiores. Así tienes la gloria del mundo entero; por esto toda oscuridad huye ante ti. Esta es la fuerza fuerte de todas las fuerzas, venciendo todo lo sutil y penetrando toda cosa sólida. Así fue creado el mundo. De allí fueron todas las maravillosas adaptaciones, de las cuales ésta es la manera. Por esto soy llamado Hermes Trimesgistus, teniendo las tres partes de la filosofía del mundo entero. Lo que tengo para decir es completo concerniente a la operación del Sol.

BOTA

Una organización no lucrativa
Basada en las enseñanzas y prácticas Místicas Ocultas
de la Santa Cábala y el Sagrado Tarot.
Fundada por el Dr. Paul Foster Case. Extendida por la Dra. Ann  Davies

EXTIENDE UNA INVITACIÓN
A TODOS LOS QUE BUSCAN LA LUZ

La Sede Internacional y el Templo de Tarot y Santa Cábala, se localizan en 5101-05 North Figueroa Street, Los Ángeles, California 90042, (323) 255-7141 Fax (323) 255-4166

Builders of the Adytum (B.O.T.A.) es una organización sin fines de lucro, irrevocablemente dedicada al logro espiritual a través de la adoración iluminada, en la Tradición de los Misterio Occidentales. Su congregación es una asociación de aspirantes espirituales que participan a través de las instrucciones de las lecciones de B.O.T.A. En donde sea que se encuentren geográficamente, los miembros están participando en prácticas de meditación místicas-esotéricas que los unifican en un poderoso cuerpo metafísico de adoración iluminada. No hay ningún cargo por ninguna instrucción, ni por ningún otro de los beneficios que B.O.T.A. ofrece gratuitamente a sus miembros. Las necesidades materiales de la Orden se proveen solamente a través de las cuotas-contribuciones de los miembros y otros donativos.

Builders of the Adytum es una organización proveniente de la antigüedad. Adytum, es la palabra griega para “Sagrario Interior” o “Santo de los Santos” y Builders, cuya traducción al español es Constructores, se refiere a la emulación del Carpintero de Nazaret, Jesús, de quien mucha gente piensa que era versado en la Tradición Cabalística. B.O.T.A. acepta y le da la bienvenida a personas de todas las creencias o religiones, que sean auténticos buscadores de la verdad.

La evolución de la forma en este planeta corresponde a la evolución de la conciencia. Consecuentemente, en la curso natural de las cosas, todos los hombres tendrán una conciencia más elevada. Sin embargo, pasan periodos de tiempo casi incomprensibles antes de que esos cambios ocurran a través de los lentos procesos de la naturaleza. Aún así, es posible encontrar atajos. El hombre está dotado con facultades mentales y físicas que le permiten que esta elevación de conciencia ocurra mucho antes. Este proceso cultural de maduración es el trabajo de las Escuelas de Misterios, antiguas y modernas.

Los medios por los que la conciencia superior, la iluminación, puede obtenerse, incluyen tanto teoría como práctica. Estas enseñanzas y secretos prácticos constituyen lo que es conocido como la Sabiduría Eterna. Se llama “Eterna” porque no está sujeta a los cambios del tiempo. La Sabiduría Eterna no es principalmente un producto del pensamiento humano. Está “escrita por Dios sobre la faz de la naturaleza” y siempre está ahí para que la lean los hombres de todas la eras, si pueden.

B.O.T.A. es una Escuela de Misterios auténtica. Su sistema es de la Tradición Occidental. Sus enseñanzas, que están basadas en la Santa Cábala y el Sagrado Tarot, han sido transmitidas de un grupo de iniciados a otro, desde tiempos muy antiguos. Sin embargo, no se espera que su trabajo produzca interés en base a la mera antigüedad, sino debido a que ha superado la prueba de siglos de aplicación práctica.

MÉXICO

Clave o indicativo del país (Country Code) 52

    * Ciudad de México: Reuniones el segundo, cuarto y quinto (cuando exista) sábado de cada mes a las 5 P.M. en Reforma 199, 4o. Piso, Aula 4, Colonia Cuauhtémoc. (Los sábados, la entrada es por Río Neva). Fax (5) 812-1947.

El tarot

El Tarot es el libro inspirador de todos los libros sagrados de los antiguos pueblos; es la clave de todas las potencias y de todos los dogmas; es, a causa de la precisión analógica de sus figuras y de sus números, el instrumento de adivinación más perfecto. Los oráculos de este libro son siempre verdaderos, y cuando no predice nada, revela siempre cosas ocultas y ofrece a los consultantes los más sabios consejos.
Sin el Tarot la Magia de los antiguos sería un libro cerrado para nosotros y sería imposible penetrar cualquiera de los grandes misterios de la Qabalah. Es el verdadero secreto de la transmutación de las tinieblas en luz, el primero y el más importante de todos los Arcanos de la Gran Obra.

Por medio de esta clave universal del simbolismo, todas las alegorías de la India, de Egipto y de Judea, se hacen claras. Los santuarios no tienen ya misterios y se comprende, por primera vez, la significación de los objetos del culto de los hebreos.

Erróneamente, muchas personas clasifican al Tarot de acuerdo al tipo de operación que realizan. Por ejemplo, muchos dicen saber Tarot Astrológico, otros Tarot Qabalístico, etc.
Nada más remoto del verdadero sentido del Tarot. No se puede clasificar al Tarot en diferentes tipos, de hecho, el Tarot es Qabalah y es Astrología, mancomunadamente actuando a través de las operaciones adivinatorias y de los muchos usos mágicos que contiene.

El Tarot es un arte adivinatorio. Por adivinatorio nos referimos al hecho del contacto con las divinidades. Esto es así, ya que en toda operación mágica de Tarot bien establecida, con los debidos procesos mágicos, el operador es intermediario entre las divinidades y el consultante, el cual requiere determinada información o consejo con respecto a determinados temas.
El encarar el estudio del Tarot con el único propósito de ser utilizado para la atención en consulta, es una mala decisión. Pues el valor más importante del Tarot radica en sus otros aspectos: para comenzar, es un excelente metodo de autoconocimiento, además del conocimiento del Universo que, por supuesto, está enlazado con el autoconocimiento. Es un ítem importantísimo e ineludible del estudio de la Qabalah mágica, de los temas astrológicos, y para entender los arquetipos inconscientes, que están esperando ser despertados para ser los basamentos de nuestra iniciación.
El estudio del Tarot implica, además, el maravilloso mundo de el entendimiento de los símbolos, los colores, las posiciones y los rasgos.

Tal vez no haya mejor definición para el Tarot que aquella que dice: “el Tarot es la representación pictórica del Árbol de la Vida”; por supuesto, se debe entender que el Árbol de la Vida es el gran Glifo del Universo.

Existen muchos significados de la palabra Tarot. Algunos dicen que existe una relación de la palabra Tarot con la TORAH Hebrea, la Ley, otros dicen que se relaciona con la ThROA, la Puerta.
Sus primeras cuatro letras TARO pueden hacerse evolucionar en sus combinaciones, conformando las siguientes premisas: ORAT, el hombre reza; ATOR, la Gran Madre (Hathor, Athor o Ator, y no como Isis); TARO, que hace girar; y ROTA, la rueda de la Vida y de la Muerte.

Un mazo de Tarot consta de 78 cartas, generalmente divididas en dos grupos: 22 cartas llamadas Arcanos Mayores o Athus, y las 56 restantes llamadas Cartas Menores.
Pero tal vez, una mejor división del mazo de Tarot para su aprendizaje y comprensión, sea aquella que divide a las 78 cartas en tres grupos: 22 Athus o Arcanos Mayores, 16 Cartas Cortesanas y 40 Cartas Menores. A su vez, cada grupo se divide en subgrupos para su perfecto conocimiento.


Arcanos Mayores

Los 22 Arcanos Mayores estan referidos a las 22 letras del alfabeto Hebreo y, por supuesto, a los 22 senderos de conexión entre las 10 Sephiroth del Árbol de la Vida. Por lo tanto, cada Athu se corresponde con cada una de las 22 fuerzas del Universo.
Estas 22 fuerzas del Universo, se ven perfectamente establecidas en la RosaCruz de 22 pétalos. Generalmente, se representa a cada pétalo con una letra del alfabeto hebreo.
Los 22 Athus se dividen en tres grupos; asi como el Sepher Yetzirah divide a las letras del alfabeto hebreo: Tres letras llamadas Madres, que se corresponden con tres Arcanos, siete letras llamadas Dobles (porque tienen una doble pronunciación) que se relacionan con otros siete Arcanos y, por último, doce letras llamadas Simples relacionadas con doce Arcanos.

Los tres Athus de letras madres están representados por los tres pétalos interiores y centrales de la RosaCruz. Los siete Athus de letras dobles se representan por los siete pétalos mediadores o intermedios de la RosaCruz. Y, finalmente, los doce Athus de letras simples constituyen los doce petalos exteriores de la RosaCruz.
A cada Athus se lo denomina con un nombre de carta, es decir, su nombre externo y, además, posee un nombre interno o de Llave del Libro T.
También debemos tener en cuenta que los Arcanos Mayores están numerados desde el número 0 al número 21.
Podemos entonces dividirlos de esta forma:

A las letras madres corresponden:
0. El Loco
XII. El Colgado
XX. El Juicio

A las letras dobles corresponden:
I. El Mago
II. La Sacerdotisa
III. La Emperatriz
X. La Rueda de la Fortuna
XVI. La Torre
XIX. El Sol
XXI. El Universo o el Mundo

A las letras simples corresponden:
IV. El Emperador
V. El Hierofante
VI. Los Amantes
VII. El Carro
VIII. La Fuerza
IX. El Ermitaño
XI. La Justicia
XIII. La Muerte
XIV. La Templanza
XV. El Diablo
XVII. La Estrella
XVIII. La Luna

A su vez, las correspondencias con las distintas letras y los diferentes nombres de Llave son los siguientes:

0. El Loco. El Espiritu del Eter. Aleph.
I. El Mago. El Mago del Poder. Beth.
II. La Sacerdotisa. La Sacerdotisa de la Estrella de Plata. Gimel.
III. La Emperatriz. La Hija de los Poderosos. Daleth.
IV. El Emperador. El Hijo de la Mañana, el Jefe entre los Poderosos. Heh.
V. El Hierofante. El Mago de los Dioses Eternos. Vau.
VI. Los Amantes. Los Hijos de la Voz Divina, los Oráculos de los Dioses Poderosos. Zayin.
VII. El Carro. El Hijo del Poder de las Aguas, el Señor del Triunfo de la Luz. Cheth.
VIII. La Fuerza. La Hija de la espada Llameante, la Guia del Leon. Theth.
IX. El Ermitaño. El Mago de la Voz de la Luz, el Profeta de los Dioses. Yod.
X. La Rueda de la Fortuna. El Señor de las Fuerzas de la Vida. Kaph.
XI. La Justicia. La Hija del Señor de la Verdad, la Sustentadora de la Balanza. Lamed.
XII. El Colgado. El Espíritu de las Aguas Poderosas. Mem.
XIII. La Muerte. El Hijo de los Grandes Transformadores, el Señor de las Puertas de la Muerte. Nun.
XIV. La Templanza. La Hija de los Reconciliadores, la Alumbradora de la Vida. Samekh.
XV. El Diablo. El Señor de las Puertas de la Materia, el Hijo de las Fuerzas del Tiempo. Ayin.
XVI. La Torre. El Señor de las Huestes de los Poderosos. Peh.
XVII. La Estrella. La Hija del Firmamento, la que mora entre las Aguas. Tzaddi.
XVIII. La Luna. La Gobernadora del Flujo y del Reflujo, la Hija de los Hijos de los Poderosos. Qoph.
XIX. El Sol. El Señor del Fuego del Mundo. Resh.
XX. El Juicio. El Espíritu del Fuego Primordial. Shin.
XXI. El Universo. El Grande la Noche del Tiempo. Tau.


Cartas Cortesanas

Las Cartas Cortesanas son 16. Están divididas en cuatro grupos, de acuerdo a los diferentes tipos de figuras: Los Reyes, Las Reinas, Los Príncipes (Caballeros) y Las Princesas (Sotas).

Los Reyes tienen relación con el Fuego y con la Yod del Tetragrammaton.
Las Reinas con el Agua y la Heh del Tetragrammaton.
Los Príncipes con el Aire y la Vau del Tetragrammaton.
Las Princesas con la Tierra y la Heh final del Tetragrammaton.

A su vez, la ubicación en el árbol de la vida es la siguiente:
Los Reyes se ubican en Chokmah, la cúspide del Pilar del Fuego.
Las Reinas se ubican en Binah, la cúspide del Pilar del Agua.
Los Principes se ubican en Tiphareth, la sephirah mediadora y Aerea.
Las Princesas en Malkuth, la Sephirah de Tierra.

Por otra parte, cada grupo de figura tiene cuatro tendencias. Esto se refiere a los cuatro palos del Tarot: los Bastos, las Copas, las Espadas y los Pentáculos(Oros).
Los Bastos se relacionan con el Fuego y el Mundo de Atziluth.
Las Copas se relacionan con el Agua y el Mundo de Briah.
Las Espadas se relacionan con el Aire y el Mundo de Yetzirah.
Los Pentáculos se relacionan con la Tierra y el Mundo de Assiah.

Por consiguiente, al analizar una figura debemos tener en cuenta las dos tendencias que esta contiene. Por un lado, la que se refiere al tipo de figura cortesana del que trata; y, por otro lado, su palo de identificación. De esta manera, podremos comprender su actividad y relacionarla, también, con los usos de los identificadores (forma por la cual se puede identificar a las formas humanas y sus actividades en una operación, así como al consultante).
Tomemos por ejemplo al Rey de Bastos: por ser Rey, se ubica en Chokmah y, por ser de Bastos, en Atziluth. Por lo tanto, el Rey de Bastos se ubica y se identifica con la actividad de Chokmah del Mundo de Atziluth.
Es importante el estudio de las 16 figuras cortesanas, pues a través de éste se puede entender el proceso del concurso de fuerzas elementarios.

Nombres de Llave de las Cartas Cortesanas:

Rey de Bastos. El Señor de la Llama y del Rayo. El rey de los Espíritus del Fuego.
Reina de Bastos. La Reina de los Tronos de las Llamas.
Príncipe de Bastos. Principe de la Carroza de Fuego.
Princesa de Bastos. La Princesa de la Llama Brillante y la Rosa del Palacio del Fuego.
Rey de Copas. El Señor de las Olas y de las Aguas y el Rey de los Ejercitos del Mar.
Reina de Copas. La Reina de los Tronos de las Aguas.
Príncipe de Copas. El Príncipe de la Carroza de las Aguas.
Princesa de Copas. La Princesa de las Aguas y la Princesa del Loto.
Rey de Espadas. El Señor del Viento y de las Brisas, el Señor de los Espíritus del Aire.
Reina de Espadas. La Reina de los Tronos de Aire.
Príncipe de Espadas. El Príncipe de las Carrozas del Viento.
Princesa de Espadas. La Princesa de los Vendavales, el Loto del Palacio del Aire.
Rey de Pentáculos. El Señor de la Ancha y Fértil Tierra, el Rey de los Espíritus de la Tierra.
Reina de Pentáculos. La Reina de los tronos de la Tierra.
Príncipe de Pentáculos. El Príncipe de la Carroza de la Tierra.
Princesa de Pentáculos. La Princesa de las Colinas del Eco, la Rosa del Palacio de la Tierra.


Cartas Menores

Las 40 cartas menores que restan se pueden dividir en dos grupos: por un lado, los cuatro Ases y, por otro, las 36 cartas restantes, es decir, desde el 2 al 10 de cada uno de los cuatro palos.
Los cuatro palos se relacionan con los cuatro mundos en que la Qabalah divide al Universo:
Los Bastos se relacionan con el Mundo de Atziluth.
Las Copas con el Mundo de Briah.
Las Espadas con el Mundo de Yetzirah.
Los Pentáculos con el Mundo de Assiah.

La ubicación en el Árbol de la Vida de las Cartas menores no presenta demasiado problema, pues se ubican de acuerdo a la numeración de la carta, la cual se relaciona con la Sephirah de la misma numeración. Por supuesto, el mundo dependera del palo de cada carta.

Si a las 40 cartas menores les descontamos los Ases, las 36 cartas restantes se relacionan con los 36 decanatos zodiacales.
Los decanatos zodiacales se comienzan a contar desde el primer grado del Signo de Leo, de acuerdo a la ubicación de la estrella Regulus. Comenzando a partir de ésta, se sigue una secuencia de identificación de cada decanato, de acuerdo a los planeta correspondientes a los Sephiroth del Arbol de la Vida. Esto se altera, únicamente, por la repetición del último decanato de Piscis y el primer decanato del signo de Aries, donde Marte es quien comanda.
Se respeta la ubicación de las cartas, según su palo, en los signos zodiacales correspondientes a su naturaleza elemental.

Los Ases se consideran las Raíces de los Poderes de los Elementos:
El As de Bastos es la Raíz de los Poderes del Fuego.
El As de Copas es la Raíz de los Poderes del Agua.
El As de Espadas es la Raíz de los Poderes del Aire.
El As de Pentáculos es la Raíz de los Poderes de la Tierra.

Los Ases se ubicaran en la rueda zodiacal coronando los cuadrantes astrológicos respectivos. De esta forma, un As de Bastos estará en su poder en el cuadrante correspondiente al Kerub León, y comandará dicho cuadrante. El As de Copas se ubicará en el cuadrante del Kerub Águila, el As de Espadas en el cuadrante del Kerub Ángel y el As de Pentáculos en el cuadrante del Kerub Toro.

Nombres de Llave de las Cartas Menores:

As de Bastos. La Raíz de los Poderes del Fuego.
2 de Bastos. El Señor del Dominio.
3 de Bastos. El Señor de la Fuerza Establecida.
4 de Bastos. El Señor de la Obra Perfeccionada.
5 de Bastos. El Señor de la Lucha.
6 de Bastos. El Señor de la Victoria.
7 de Bastos. El Señor del Valor.
8 de Bastos. El Señor de la Rapidez.
9 de Bastos, El Señor de la Gran Fuerza.
10 de Bastos. El Señor de la Opresión.

As de Copas. La Raíz de los Poderes del Agua.
2 de Copas. El Señor del Amor.
3 de Copas. El Señor de la Abundancia.
4 de Copas. El Señor del Placer Mezclado.
5 de Copas. El Señor de la pérdida del Placer.
6 de Copas. El Señor del Placer.
7 de Copas. El Señor del Éxito Ilusorio.
8 de Copas. El Señor del Éxito Abandonado.
9 de Copas. El Señor de la Felicidad Material.
10 de Copas. El Señor del Éxito Perpetuo.

As de Espadas. La Raíz de los Poderes del Aire.
2 de Espadas. El Señor de la Paz Restaurada.
3 de Espadas. El Señor del Dolor.
4 de Espadas. El Señor del Descanso después de la Lucha.
5 de Espadas. El Señor de la Derrota.
6 de Espadas. El Señor del Éxito Merecido.
7 de Espadas. El Señor del Esfuerzo Inestable.
8 de Espadas. El Señor de la Fuerza Amortiguada.
9 de Espadas. El Señor de la Desesperación y la Verdad.
10 de Espadas. El Señor de la Ruina.

As de Pentaculos. La Raíz de los Poderes de la Tierra.
2 de Pentáculos. El Señor del Cambio Armonioso.
3 de Pentáculos. El Señor de las Obras Materiales.
4 de Pentáculos. El Señor del Poder Terrestre.
5 de Pentáculos. El Señor los Problemas Materiales.
6 de Pentáculos. El Señor del Éxito Material.
7 de Pentáculos. El Señor del Éxito Incompleto.
8 de Pentáculos. El Señor de la Prudencia.
9 de Pentáculos. El Señor de la Ganancia Material.
10 de Pentáculos. El Señor de la Riqueza.

El Tarot se relaciona con cualquier forma del Ocultismo; especialmente, con la Qabalah y la Astrología, los cuales constituyen su basamento.
Además, se puede relacionar al Tarot con la Numerología, la Geomancia, e incluso hasta con métodos Orientales como el I Ching.
Dentro de la Orden Hermética de la Golden Dawn, como también en otras escuelas iniciáticas de los Misterios de Occidente, numerosos rituales mágicos se realizan empleando los Arcanos del Tarot.

Se debe prestar el mayor de los respeto a la Sabiduría que se halla oculta en el Tarot.
Piedad para aquellos que se empeñan en ensuciar tan sublime Arte, para aquellos que hacen del Tarot y su práctica solo un irrespetuoso juego de engaño y estafa.

El Tarot debe estudiarse y practicarse para la propia iluminación y como fuente de consejo y de ayuda hacia el prójimo.
Ejercitemos nuestras facultades, no las falseemos; todo le es posible a aquél que desea solamente lo que es verdadero.

Permanezca en la Naturaleza, estudie, sepa y, después, ose… y calle.

saludos, la verdad el tema es para largo y por esto mejor te recomiendo unos textos serios y excelentes, “la cabala mistica” por Dion Fortune y “guia practica al simbolismo cabalistico” 2 tomos,el primero de sefirot y el segundo de senderos, por Gareth Night, un abrazo y ojala esta info te sirva, y como orden comienzan a estudiarlo desde kether,chokmah,binah,chesed, geburah,thipheret,netzah, hod, yesod y malkuth, chao

El loco-80

“Yo soy la Cumbre sobre todas las cumbres.
Mi descenso alcanza igualmente
todas las cimas.
En perfecto equilibrio
considérame bajo el aspecto de ALEPH;
Allí encontrarás tanto la Cumbre
como el valle
y también el sendero que las une
para descender y regresar.”

“ALEPH en verdad Soy Yo,
El buey del fuego solar
cuya radiación ilumina a todo el mundo,
cuyo aliento de vida fluye y refluye,
en criaturas grandes y pequeñas,
cuyo poder toma forma
en todos los actos de los hombres,
de los animales, de las plantas;
y de las cosas que parecen inanimadas.”

“ALEPH Soy Yo,
el paciente portador de carga.
Fuerte como para llevar el peso gravoso
de la manifestación.”

“ALEPH Soy Yo,
El Eterno Operario,
por cuya fuerza se aran todos los campos,
y de cuya vida todas las semillas
derivan su crecimiento y desarrollo.”

“ALEPH Soy Yo,
El principio y la Raíz.
De mi insondable Voluntad
procede el universo.
En mi Sabiduría ilimitada
están los arquitectos
y modelos de todas las cosas.”

“Antes que todos los mundos Yo Fui;
en todos los mundos Yo Soy;
y cuando los mundos no sean
sino un recuerdo, Yo Seré.”

“Ni los hombres ni los ángeles
a mí pueden acercarse.”
Nada consciente de separatividad
puede acercarse a la Realidad
del Absoluto.
Cuando finalmente todo vuelva al Uno,
desaparecerán las diferencias
que constituyen las diversas categorías,
tales como las plantas, los animales,
los hombres y los ángeles.”
   
“Yo Soy el Principio Vital de todo
lo que existe.”
Esto es una referencia a la atribución de
RUACH (=Espíritu), a la Letra ALEPH.
El RUACH Hebreo es análogo
al Prana Sánscrito,
al Pneuma Griego,
al Spíritus latino.
Cada una de estas palabras
significa “Aliento,” y también Vida.
La meditación dice enfáticamente
que este Aliento de Vida,
anima incluso a aquellas formas
que normalmente se consideran
como seres sin vida.”

* La frase “mis obras inacabadas”
es una clave de la filosofía
del bien y del mal.

* Vivimos en un organismo dinámico
y creciente al que llamamos “universo.”
El propósito para el que ese organismo
ha sido proyectado a manifestación,
aún no ha sido totalmente comprendido.
No es un mecanismo terminado,
una cosa hecha de una vez y para siempre.
Es más bien un Ser vivo cuya vida incluye
innumerables vidas inferiores
e inferiores grados de conocimiento.

cabala

Según la tradición, la sabiduría de Kabalá ha de serle escondida al público para que no malinterpreten sus profundos conceptos esotéricos [1]. Sin embargo, enseña el Zohar que eventualmente, esta sabiduría ha de salir a la luz y ser revelada a todos. Más aún, añade el Zohar, en generaciones futuras, inclusive los niños podrán comprender la sabiduría secreta de la Torá.[2]
¿Cómo podemos yuxtaponer estos dos principios? ¿Qué distingue las generaciones más tardías de las más tempranas, en particular ya que la erudición y rectitud en siglos pasados eran mucho mayores que ahora?
Esta pregunta es paralela a otra importante pregunta, que es ¿Cuándo se puede revelar esta importante materia, y cuando se ha de evitar hacerlo? El Zohar nos advierte repetidas veces que el que revela los misterios de la Torá de modo impropio, causa que el pueblo de Israel se vuelva vulnerable a los Acusadores, que siempre están listos a recordarle al Creador las faltas de Su pueblo Israel. Por otra parte, la participación en la diseminación de la sabiduría secreta de la Torá es una tarea esencial que despierta la compasión Divina en el mundo y la consciencia mesiánica. Por consiguiente, el no hacerlo causa lo contrario, así como lo han expresado los kabalistas a través de las generaciones.
Es innegable que la sabiduría de la Kabalá está acaparando la atención pública. ¿Hemos de alegrarnos de ello o bien lamentarnos? ¿Qué está haciendo el Señor del Universo y porqué?
Para responder a estas preguntas, debemos comprender el mecanismo del proceso de la redención. Una de las razones por las cuales es vital el estudio correcto de la Kabalá es que sus teorías holísticas e integrativas suscitan una nueva conciencia y sensibilidad a la vida, a Dios, y a todos los aspectos de su Creación.

Reshit Jojmá (El principio de la sabiduría)

El relato de la creacion

El relato de la Creación que ofrecemos a continuación es, por su belleza formal y por su profundidad, un documento importantísimo para entender la mentalidad egipcia y la influencia que ésta tuvo sobre la hebrea. El elemento central de este relato es Kephera, el escarabajo, que es la forma que adopta Ra para ser creador (Kepher). Símbolo de la regeneración, según Horapolo (1-10) o del sol, según Clemente de Alejandría (Stromat. V) el escarabajo era para los gnósticos un símbolo de Cristo, al que llamaban «el buen escarabajo».

Este relato procede de una de las obras más importantes del célebre egiptólogo E. A. Wallis Budge: Los Dioses de los Egipcios. La traducción que presentamos, realizada por el propio Wallis Budge, es esencialmente literal. Con todo, dado el carácter simbólico de las palabras-jeroglíficos que componen este texto, hemos creído oportuno prescindir de cualquier comentario o nota aclaratoria. Como ocurre con la poesía, que en el fondo es lo que es este texto, cualquier intento de interpretación racionalista lo que suele hacer las más de las veces es disecar y matar lo que estaba vivo.

Así, pues, ahí está el texto, en su desnudez jeroglífica, con la versión al castellano de la traducción de Wallis Budge.

*  *  *
XXVI. 21.

                                                    El Libro    del  conocimiento      de la evolución    de    Ra

                            y del derrocamiento  Apep.    Las palabras de  Neb-er-tcher      (que) él dijo

                                      después      de que él llegó a ser.      Soy      el que              llegó a ser,

                              en la forma de Kephera,          fui                el creador        de lo que llegó a ser,

                            el creador  de todo lo que llegó a ser;  después    de mi llegada a ser    muchas

                        fueron las cosas que llegaron a ser    saliendo        de            mi boca.      No

                                  existían cielos,        no      existía la tierra,      no        habían sido creados

                  las cosas de la tierra, (plantas)    ni los reptiles        en el lugar              éste;

                                            Yo me alcé sobre ellas      saliendo de      Nu (el abismo primaveral del agua)

                  desde un estado de inactividad.    No      encontré    un lugar  sobre el que pudiera mantenerme

                                      en pie.          Elaboré un hechizo          sobre (o con)            mi corazón.

                      Establecí un fundamento      en      Ma            e hice          los atributos  todos

                                Yo estaba solo,    (pues) no    había escupido    en la forma de Shu,      no

                                había yo emitido                Tefnut3                no          existía            otro

                                que trabajase conmigo.    Hice un fundamento    en  mi propio  corazón

                                                                                (o, por designio de mi propia voluntad)

            (y) allí llegaron a ser    la multitud de cosas que llegaron a ser (y) de las cosas que llegaron a ser

                                    salieron de      las cosas que llegaron a ser  de    nacimientos, fuera de

            las cosas que llegaron a ser      de  sus nacimientos  Yo, hasta yo,          tuve unión

                                    con    mi mano apretada,  me uní conmigo mismo en un abrazo        con

                                  mi sombra,              emití semen              en    mi boca                propia.

                  Envié aquello sucesivamente        en la forma de Shu,      envié humedad sucesivamente

                          en la forma de Tefnut.  Dijo        mi padre              Nu,          Ellos hacen débil

                                    mi ojo    detrás de ellos  porque    por un doble henti    procedieron

                                de mí  después (de que) yo me convirtiese de un dios  en  dioses    tres

                  es decir,  (lo extraje de mí mismo) (y después) yo llegué a ser en la tierra ésta. Se alzaron

                                    por tanto        Shu        (y) Tefnut            en            la acuosa materia inerte

                                    desde donde estaban,                        (y) me trajeron                    mi ojo

                                  en su naturaleza.  Después,  por tanto, de que yo hubiere unido  sus miembros

                                            (Yo) lloré          sobre ellos,      y llegaron a ser  hombres y de mujeres

                                    las lágrimas        que salieron            de mis ojos        (y) se encolerizó

                        contra mí después de que vino        (y) encontró    (que) ya había hecho  otro

                                      en      su lugar.      (Yo) doté aquello  con    el esplendor  que había hecho.

            Habiendo procurado acercar,      por consiguiente, su lugar en después, (hacia) mi rostro

                        por consiguiente,  enrolló            la    tierra    en  toda su extensión.    Cayó

                            el tiempo (o las estaciones)        sobre sus plantas,                    lo doté

                      con lo que había tomado posesión de él            vine a ser de (o en las plantas la forma de)

                                      los reptiles        todos,  (y) las cosas que cree  todas    (están) en ellas.

                                    Engendré          Shu (y) Tefnut                (Seb) y        Nut.    Engendraron

                                          Seb y Nut      a Osiris,    Horus-Khent-an-maati,      Set          Isis

                                    Neftis          de        (su) seno,      uno después de otro,    por ellos (mismos)

                                              engendraron          (y) multiplicaron        en      la    tierra ésta.

1. Ver a este respecto Los Símbolos de los Egipcios de Fréderic du Portal, 2ª edición. Ed. Obelisco, Barcelona, 1987.

2. The Gods of the Egyptian or Studies in Egyptian Mithology, de E. A. Wallis Budge, vol. I, Londres, 1904.

3. Esto es: No había emitido sucesivamente la emanación de mi cuerpo, que adoptó la forma de Shu, ni la humedad que tomó la forma de Tefnut. (Nota de E. A. Wallis Budge).

la experiencia tantrica

LA EXPERIENCIA TANTRICA

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CAPÍTULO 1

Apuntando al uno

CANCIÓN REAL DE SARAHA
Me inclino ante el noble Manjusri,
Me inclino ante el que ha
Conquistado lo finito.
Igual que el agua mansa azotada por el viento
Se convierte en olas y remolinos,
Así piensa de Saraha el rey
De muchas maneras, aunque sólo sea un hombre.
Para un tonto bizco,
Una lámpara es como dos,
Cuando lo visto y el que ve no son dos,
¡Ah! la mente trabaja
sobre el objeto de ambos.
Aunque las lámparas de la casa
Se hayan encendido,
El ciego vive en la oscuridad.
Aunque la espontaneidad
Esta cerca y lo abarca todo,
Para los ilusos permanece
Siempre lejana.
Aunque pueda haber muchos ríos,
En el mar son uno.
Aunque pueda haber muchas mentiras,
Una verdad las conquistará todas.
Cuando un sol aparece,
La oscuridad, por profunda que sea,
Desaparece.

Gautama el Budha es el maestro más grande que haya caminado sobre la Tierra. Cristo, al igual que Krishna, Mahavira, Mahoma, y muchos otros, son grandes maestros; pero Budha todavía sigue siendo el más grande de ellos. No es que la consecución de su iluminación sea mayor que la de los otros (la iluminación no es ni mayor ni menor) él ha alcanzado la misma calidad de consciencia que Mahavira, Cristo, Zaratustra, o Lao Tzu. La cuestión no es que cualquier hombre iluminado esté más iluminado que cualquier otro. Pero en lo concerniente a ser maestro Budha es incomparable, porque a través de él miles de personas han alcanzado la iluminación.
Nunca ha ocurrido con ningún otro maestro. Su línea ha sido la más fructífera, su familia ha sido la más fructífera hasta ahora. Él es como un gran árbol con muchas ramas; y cada rama está cargada con muchos frutos. Mahavira se quedó en un fenómeno local. Krishna cayó en manos de los eruditos y se perdió. Cristo fue totalmente destruido por los sacerdotes. Muchas cosas pudieron haber ocurrido, pero no ocurrieron; Budha fue tremendamente afortunado en eso. No es que los sacerdotes no lo intentaran, no es que los eruditos no lo intentaran, hicieron todo lo que pudieron; pero de alguna forma las enseñanzas de Budha estaban ingeniadas de tal manera que no pudieron ser destruidas. Todavía están vivas. Aún después de veinticinco siglos en su árbol brotan algunas flores, todavía florece. Llega la primavera, y todavía emana fragancia, todavía da frutos.
Saraha también es un fruto del mismo árbol. Saraha nació al rededor de dos siglos después de Budha; él estaba en línea directa por una rama diferente. Una línea que va desde Mahakashyapa hasta Bodhidharma, de la cual nació el Zen; esa rama todavía está llena de flores. Otra rama va desde Budha a su hijo, Rahul Bhadra, y de Rahul Bhadra a Sri Kirti, y de Sri Kirti a Saraha, y de Saraha a Nagarjuna; esa es la rama del Tantra. Dando frutos todavía en el Tíbet. El Tantra convirtió al Tíbet, y Saraha es el fundador del Tantra al igual que Bodhidharma es el fundador del Zen. Bodhidharma conquistó China, Corea, Japón; Saraha conquistó el Tíbet.
Estas canciones de Saraha tienen una gran belleza. Son la mismísima base del Tantra. Primero tendrás que entender la actitud del Tantra ante la vida, la visión tántrica de la vida. La visión básica del Tantra es esta (muy radical, revolucionaria y rebelde): Su visión básica es que el mundo no está dividido en lo alto y lo bajo, sino que el mundo es una unidad. Lo alto y lo bajo se dan la mano. Lo alto incluye lo bajo, y lo bajo incluye lo alto. Lo alto se esconde en lo bajo; así que no hay que negar lo bajo, no hay que condenarlo, no tiene que ser destruido o aniquilado. Lo bajo tiene que ser transformado. Hay que permitir que surja lo bajo… y lo bajo se convierte en lo alto. Entre el diablo y Dios no hay una distancia insalvable: el diablo lleva a Dios en lo más profundo de su corazón. Una vez que el corazón empieza a funcionar el diablo se convierte en Dios.
Esa es la razón por la que la misma raíz de la palabra diablo significa lo mismo que divino. La palabra diablo viene de divino; es lo divino que todavía no ha evolucionado, eso es todo. No es que el diablo este en contra de lo divino, no es que el diablo esté tratando de destruir lo divino; de hecho el diablo esta tratando de encontrar lo divino. El diablo está en el camino hacia lo divino; no es el enemigo, es la semilla. Lo divino es el árbol en pleno florecimiento, y el diablo es la semilla; pero el árbol está escondido en la semilla. La semilla no está en contra del árbol. De hecho el árbol no puede existir sin la semilla. El árbol no está en contra de la semilla; son partícipes de una tremenda amistad; están juntos. El veneno y el néctar son dos fases de la misma energía, lo mismo pasa con la vida y la muerte, y con todas las cosas: día y noche, amor y odio, sexo y superconsciencia.
El Tantra dice: nunca condenes nada; la actitud de condenar es una actitud estúpida. Al condenar algo te niegas a ti mismo la posibilidad que se te hubiera abierto si hubieras transformado lo bajo. No condenes el lodo, porque en el lodo está escondido la flor del loto; utiliza el lodo para producir flores de loto. Por supuesto el lodo no es todavía la flor, pero puede ser. Y la persona creativa, la persona religiosa, ayudará al lodo a liberar su flor de loto para que el loto pueda ser libre del lodo.
Saraha es el fundador de la visión tántrica. Esto tiene una tremenda importancia; y particularmente en el momento presente de la historia humana, porque un hombre nuevo está afanándose por nacer, una nueva consciencia está llamando a la puerta. El futuro será del Tantra, porque ahora, las actitudes duales ya no pueden dominar la mente del hombre. Lo han intentado durante siglos (y han mutilado al hombre y han hecho al hombre culpable). No han hecho al hombre libre, le han aprisionado. Tampoco han hecho al hombre más feliz, le han hecho muy desgraciado. Han condenado todo: desde la comida hasta el sexo, han condenado todas las cosas, desde las relaciones hasta la amistad, lo han condenado todo. Se condena el amor, se condena el cuerpo, se condena la mente. No te han dejado ni siquiera unos centímetros do

Reflexiones sobre el oro de los alquimistas

El oro que dormita en el barro es tan puro

como el que brilla en el sol
El oro de los alquimistas es un término equívoco en sus escritos. Han hablado mucho de él, pero de una manera oscura. El lector principiante está tentado de preguntarse si dicho oro es verdaderamente oro, si sólo es un símbolo. ¿Es la alquimia, como piensa la gente, una obra metálica, o la enseñanza de un cierto yoga occidental, que hay que interpretar sutilmente?

Los Filósofos dicen que todo aquí abajo no es más que polvo y cenizas. Es el mundo de la generación y de la corrupción. Entre todas las sustancias sublunares, sólo este hermoso metal es inalterable. La hipótesis de los alquimistas es, pues, la siguiente: Si el oro, sol terrestre, es indestructible, es porque posee en sí un principio físico de inmortalidad. Si los hombres conociesen el poder y la medicina que contiene, abandonarían todas sus ocupaciones para emprender la búsqueda del secreto que el Soberano Creador ha depositado en las minas, con el fin de encontrar esta cura y regeneración a la que aspira el género humano.

¡Asombrosa hipótesis de la alquimia! Pocos hombres parecen ser sensibles a ella, quizá por falta de imaginación, pues las necesidades de la vida los acucian por todas partes. El estudio de la alquimia, poco costoso, exige, sin embargo, una gran independencia frente a esas necesidades; o una cierta aceptación de la pobreza a la que nadie quiere por compañera.

El hombre no posee en sí mismo el principio de la medicina. Debe, pues, buscarlo en la naturaleza, extraerlo y tratarlo. Lo mismo ocurre con esta «panacea universal», consistiendo la gran Obra en hacer de este oro el medicamento de los tres reinos; aplicado al cuerpo humano es el licor de inmortalidad o «elixir de larga vida».

    ¡Quimeras!, dirán algunos. ¡Si el elixir de larga vida existiera, lo sabríamos!

    «No conocemos a nadie que haya sido inmortal excepto en las leyendas».

    Éstos se definen a sí mismos, «no habiendo conocido a nadie».

Un Filósofo como el Cosmopolita escribe, por ejemplo: «El oro de los sabios no es el oro vulgar, sino una cierta agua clara y pura sobre la cual es llevado el espíritu del Señor, y es de ahí que toda fuerza de ser toma y recibe la vida». Y todavía en el mismo tratado: «El oro y la plata de los Filósofos son la vida misma y no necesitan ser revivificados».

Podríamos multiplicar estas citas características de en lenguaje en apariencia equívoco y muy propicio para despistar al lector. Abordando este género de escritos, se verá inclinado a buscar más sutilizas de las que la cosa requiere.

La alquimia no es una receta. Es una escuela filosófica que no admite más que la experiencia sensible como criterio verdadero. El alquimista quiere tocar para saber. Aunque esta experiencia sea de naturaleza secreta, no quita nada al carácter «sensualista» de tal filosofía, la más antigua y materialista del mundo; la más antigua, en efecto, ya que siempre ha resultado imposible determinar sus orígenes históricos; la más materialista, también, ya que no tiene otro fundamento que el testimonio de los sentidos. Es una enseñanza enigmática, sin duda, pero que jamás ha variado en el transcurso de la historia. La unanimidad de todos los maestros nos parece ser la prueba de una experiencia común.

La originalidad de dicha filosofía, frente al sensualismo filosófico de un Condillac, por ejemplo, es no referirse más que a un solo y único objeto: «No hay más que una sola cosa -dice el Cosmopolita- mediante la cual se descubre la verdad de nuestro Arte, en la que éste consiste enteramente y sin la que no podría ser». Así, en lugar de dispersarse en la multiplicidad de las observaciones sensibles, el alquimista encuentra todo su saber en la contemplación de un solo objeto. Louis Cattiaux, por ejemplo, dirá que esta filosofía acopla la unidad del saber con la unidad de la obra en la unidad del hombre. Es, finalmente, una filosofía del oro. A propósito del oro, no digas pues: ¡Es mi alma! Sería errar lejos del magisterio en una falsa doctrina. Pues el oro es una trampa y la alquimia también.

    Paracelso, por su lado, escribió en su Cielo de los Filósofos:

El oro es celeste disuelto
triple en elemental fluido
su esencia metálico corporal

    Limojon de St. Didier se mostró más explícito:

«Según los Filósofos, hay tres clases de oro: el primero es un oro astral cuyo centro se encuentra en el sol que, por sus rayos, lo comunica, al mismo tiempo que su luz, a todos los astros que le son inferiores. Es una sustancia ígnea y una continua emanación de corpúsculos solares que, por el movimiento del sol y de los astros, que están en un perpetuo flujo y reflujo, llenan todo el Universo; todo está penetrado por él en la extensión de los cielos, sobre la tierra y dentro de sus entrañas. Respiramos continuamente este oro astral y sus partículas solares penetran nuestros cuerpos que las exhalan sin cesar».

Vemos que el autor conocía bien el famoso prana de los yoguis; pero estos últimos, ¿acaso lo han conocido corporificado?

El segundo es un oro elemental, vale decir la más pura y fija porción de los elementos y de todas las sustancias que éstos componen, de modo que todos los seres sublunares de los tres reinos contienen en su centro un precioso grano de este oro elemental».

He aquí afirmada la unidad radical, no sólo de los metales, sino también de todas las cosas. Si el grano fijo del oro que está en todos los seres fuera puesto de nuevo en estado de vegetar, la creación entera volvería a encontrar la incorruptibilidad y la inmortalidad perdidas, dicen los alquimistas. Es por ello que dicho oro es el secreto de su Física.

«El tercero es el hermoso metal, su brillo y su perfección inalterables hacen que todos los hombres lo valoren como el soberano remedio de todos los males y de todas las necesidades de la vida y como el único fundamento para la independencia, la grandeza y el poder humanos; por esto, no es menos objeto de codicia por parte de los mayores príncipes, que por parte de los pueblos de la tierra…»

Este oro metálico al ser el más perfecto, ciertamente, de él se trata en la filosofía química.

«…Como cuando uno diga que los Filósofos poseen un oro vivo y que el oro vulgar está muerto, será un ignorante quien se atreviera a mantener que existe en el mundo otro oro que el oro vulgar, el cual, aunque se le diga muerto, es, no obstante, la cosa más pura de toda la tierra y el efecto último de la naturaleza; y, por consiguiente, es la materia sobre la cual debemos empezar nuestra obra. Debemos entender esta diferencia antes o después de la preparación por la cual en lugar de ser sepultado en su sepulcro, es resucitado y puesto en camino de vegetación…»

El oro de nuestros Filósofos químicos es ciertamente el Vulgar, pero enmendado por la buena naturaleza.

Hemos escrito precedentemente que en el oro había una trampa. Aquí se muestra. En efecto, los metales filosóficos son metales puros y no vulgares. Aquí, el avaro no encontrará provecho. ¿Qué ha podido saber de los metales puros y del oro de los Filósofos aquel que persigue las riquezas de este mundo? ¡La dulce y santa química no desvela sus encantos ante los astutos!

La avaricia fue quien heló aquí abajo todas las riquezas del oro; el oro vulgar, es el oro de aquel Dite* situado por Dante en el fondo del infierno, y atrapado en un mar de hielo. No se nos ocurra, pues, emprender esta búsqueda química sin estar, como Dante y Virgilio, animados por el deseo de volver al «claro mundo». La concupiscencia y las riquezas de Dite significaron la pérdida del oro vivo: y no es más que un cadáver lo que buscan neciamente los avaros.

¿Quién, pues, en nuestros días ha reconocido en Virgilio, al cantor del Arte químico? La Eneida es un canto sublime a la gloria de la Edad de Oro de Roma. En ello el poeta hizo alusión a ese cadáver del oro con la historia del desdichado Polidoro, en el canto III de su poema.

El rey Príamo, presintiendo la próxima ruina de Troya, quiso poner a salvo a su joven hijo Polidoro, el bien nombrado. Le impuso una «pesada carga de oro» y lo entregó al rey de Tracia pidiéndole que lo «alimentara»:

    Hunc Polydorum auri quondam cum pondere magno
    infelix Priamus furtim mandarat alendum
    Threicio regi…

    versos 49 a 51

Pero cuando se enteró de la ruina de Troya, este malvado rey hizo decapitar a Polidoro y se apoderó de su oro «por violencia».

    Polydorum obtruncat et auro
    vi potitur. Quid non mortulia pectora cogis
    Auri sacra fames?

    versos 55 a 57

¿A qué extremos empuja el corazón de los mortales la maldita avidez del oro? Pero, precisamente, los Adeptos lo han previsto. Por ello han trenzado esta famosa corona de espinas alrededor de su secreto que cuece en la sal del Paraíso.

Nos dice Virgilio que desde tal crimen, los árboles que crecían sobre aquella tierra no tenían por savia más que una sangre negra y putrefacta. Cuando se les rompía una rama, esta sangre se derramaba sobre el suelo, mancillándolo con su podredumbre.

    Nam quae prima solo ruptis radicibus arbos
    Vellitur, huic atro liguontur sanguine guttae
    Et terram tabo maculant…

    versos 27 a 29

«…Lo que tomaste por árboles no es sino hierro, huye de las tierras de este cruel, huye de la proximidad de los avaros», gime desde el fondo de su tumba el alma de Polidoro… «Estoy fijado aquí, el hierro me ha recubierto con una cosecha de flechas, que han crecido en venablos agudos». Vemos pues que el hierro es maldito para los alquimistas: es la «helada» de los metales. Observamos precisamente la oposición entre la Edad de Oro y la Edad de Hierro:

    Heu fuge crudelis terras, fuge litus avarum
    Nam Polydorus ego. Hic confixum ferrea textil
    Telorum seges et iaculis increvis acutis

    versos 44 a 46

Habiéndose, pues, enterado del crimen de que fue víctima Polidoro, Eneas y sus compañeros decidieron de forma unánime marchar de aquella tierra criminal donde la hospitalidad había sido profanada, y confiar sus velas al viento.

    Omnibus idem scelerata excedere terra
    Linqui pollutum histitium et dare classibus austros

    versos 60 a 61

Actuemos del mismo modo…, pero no antes de haber estado atentos al grito del alma del oro desde el fondo de su sepulcro: «Ayúdame y yo te ayudaré».

Pero, algunos dirán, las palabras de estos Filósofos son oscuras, y su práctica, indescifrable. Si el oro debe ser lavado y disuelto para liberar su virtud interna, y renacer vivo, ¿dónde encontraremos el disolvente que es como su propia naturaleza y en la que se funde suavemente como el hielo en el agua, para, seguidamente, coagularse de nuevo en la pureza, en esta Piedra de los sabios de la que se oyen tantas maravillas?

¡Cuántos químicos han muerto obrando en la búsqueda de esa «prima materia», que ha inspirado tantos libros!

La respuesta es que dicha obra es inaccesible al hombre solo. Por eso el Oratorio es tan necesario como el Laboratorio. Si la alquimia es una filosofía materialista, dista mucho de ser atea. Que el discípulo haga suya esta sentencia del Talmud: «Todo hombre que tiene en él el temor de los cielos oye las palabras de Elohim… y el mundo entero no ha sido creado más que para hacerle compañía». Esta sentencia, también, es un enigma.

Todos estos misterios están en poder de Altísimo. Otorga sus favores a quien quiere. La humildad de los sabios consiste en haber hablado dejando a ese Altísimo Padre de las Luces el cuidado de dar la inteligencia. La alquimia no se enseña, se comunica.

«… Os juro por mi Dios -dice Pitágoras en la Turba- que por largo tiempo he investigado esos libros, a fin de llegar a esta ciencia, y he rogado a Dios que me enseñara lo que era; y cuando Dios me hubo oído, me mostró un agua nítida, conocí que era como puro vinagre, y después, cuanto más leía los libros, tanto más lo entendía».

1. Louis Cattiaux: El Mensaje Reencontrado, II-21′.

2. Panacea. Del griego Pan: todo, y akeo: curar. Aquello que lo cura todo. En la mitología, Panakeia: «La socorredora de todos», era hija de Asclepios, dios de la Medicina.

3. Del árabe «Iksir», de una raíz «Ksr» que significa romper, quebrar, partir. Al iksir es el nombre árabe de la Piedra Filosofal.

4. Cosmopolita: Traité du sel, troisième des choses minerales de nouveau mis en lumière… París, Jean d’Houry, 1669. Sobre misterioso personaje que, a veces, se ha confundido con Sendivogius, ver Louis Figuier: La Alquimia y los Alquimistas… París, Hachette, 1865; Reedición, Denoël, París, 1970.

5. Génesis, I, 2.

6. El Mensaje Reencontrado, XXXVIII-69′.

7. Paracelso: Le ciel des Philosophes, Canon 7, Ed. de Tournes, Ginebra, 1658.

8. Limojon de St. Didier: Entretien d’Eudoxe et de Pyrophile, París, Jacques d’Houry, 1668.

9. Nicolas Valois: Los cinco libros o la llave del secreto de los secretos. Libro II, Biblioteca Hermética, Ed. Retz, París, 1975, p. 192.

*. Dante, Infierno VIII, 68. Dite, llamado Lucifer o Pentón y también nombre de la ciudad infernal situada por Dante en medio de la laguna Estigia. (N. del T.)

10. Dante, Infierno XXXIV, 27.

11. Idem, 132.

12. Como Judas el traidor que se manchó de barro con los malditos treinta denarios. volver

13. Virgilio, IV Bucólica, versos 8 y 9.

14. Talmud de Babilonia, Berakoht, 6, b.

15. La Turba de los Filósofos. Hay varias versiones diferentes de la Turba de los Filósofos. El libro en latín: Artis Auriferae quam Chemiam vocant (Basilea, 1593) contiene dos diferentes. Nuestra cita está extraída de un tercer tratado del mismo nombre, publicado en París por Jean d’Houry en 1622, en un precioso librillo titulado: Divers traités de la Philosophie Naturelle. El editor nos advierte que en esta versión era la que «el conde de la Marche Trévisane alaba y cita tan a menudo, llamándolo el Código de toda Verdad».

Los 7 capitulos

LOS SIETE CAPÍTULOS

Hermes

CAPITULO I

Esto es lo que dice Hermes: Durante el tiempo que he vivido no he cesado de realizar experiencias y siempre he trabajado, sin cansarme.

No poseo éste arte y ésta ciencia sino por la única inspiración de Dios; El es quien la ha querido revelar a su servidor, El es quien ha dado el medio para conocer la verdad a quienes saben usar de su razón y El jamás ha sido la causa de que alguien haya seguido el error o la mentira.

Por mi parte, y si no temiera el día del Juicio y la posibilidad de ser castigado por haber ocultado ésta ciencia, no hubiera dicho nada y nada habría escrito para enseñarla a quienes habrán de venir después de mí, pero he querido dar a los fieles aquello que les debo, y enseñarles lo que el Autor de la fidelidad me ha querido revelar.

Escuchad pues, hijos de los sabios filósofos, nuestros predecesores, pero no de un modo corporal o desconsiderado, la ciencia de los cuatro elementos que son pasibles y que pueden ser alterados y cambiados por sus formas y que están escondidos junto a su acción; porque su acción está escondida en nuestro elixir, y éste no podría actuar si no estuviera compuesto de la muy exacta unión de éstos elementos, y no será perfecto hasta que no haya pasado por todos sus colores, de los que cada uno denota el dominio de un elemento particular.

Sabed, hijos de los Sabios, que hay una división en el agua de los antiguos filósofos, que la divide en otras cuatro cosas. Una es de dos, y tres son de una, y al color de éstas cosas, es decir, al humor que coagula, pertenece la tercera parte, y las otras dos terceras partes son para el agua: Estos son los pesos de los Filósofos.

Tomad una onza y media del humor, y la cuarta parte de la rojez meridional, o del Alma del Sol, que será de una media onza, y tomad la mitad de Oropimente, que son ocho, es decir, tres onzas.

Y sabed que la viña de los Sabios se extrae en tres y que su vino es perfecto al terminar las treinta.

Concebid como se hace la operación: La cocción lo disminuye en cantidad y la tintura lo aumenta en calidad; porque la Luna comienza a decrecer después del decimoquinto día y crece al tercero. Esto será, por tanto, el principio y el fin.

He aquí que os acabo de declarar lo que estaba escondido, pues la obra está con vosotros y en vosotros, de modo que si la encontráis en vosotros mismos, donde está continuamente, también la tendréis siempre y en cualquier parte en que os encontréis, sea en la tierra o en el mar.

Por lo tanto, guardad la plata viva que se produce en los lugares o gabinetes interiores, es decir, en los principios de los metales compuestos de ella, donde está coagulada, pues ésta es la plata viva que se llama tierra que Permanece.

Aquel que no entienda mis palabras, que demande inteligencia a Dios, que de ningún malvado justifica las obras, más no rehusa a ningún hombre de bien la recompensa que le es debida.
Pues yo he descubierto todo lo oculto de ésta ciencia, he revelado un gran secreto y he explicado toda la ciencia a quienes sepan entenderla.

Así pues, vosotros, investigadores de la ciencia, y vosotros, hijos de la Sabiduría, sabed que, cuando el buitre está en la montaña, grita en voz alta:
¡ yo soy el blanco del negro,
y el rojo del blanco,
y el anaranjado del rojo!
Ciertamente, digo la verdad.

Sabed también que el cuervo que vuela sin alas en la negrura de la noche y en la claridad del día, es la cabeza o comienzo del arte. El color lo toma de la amargura que está en su garganta, y la tintura sale de su cuerpo, y de su espalda se extrae un agua verdadera y pura. Por tanto, comprended lo que digo y de éste modo recibid el don de Dios que yo os comunico, pero ocultadlo a todos los imprudentes.

Es una piedra honorable que está encerrada en las cavernas o profundidades de los metales; su color la hace brillante; es un alma, o un espíritu sublime, y un mar abierto.

Yo os la he declarado: dad gracias a Dios porque os ha enseñado ésta ciencia, pues El ama a quienes aprecian sus dones.

Por tanto poned esta piedra, es decir, su materia, en un fuego húmedo, y cocedla. Este fuego aumentará el calor de la humedad y matará la sequedad de la incombustión, hasta que aparezca la raíz, es decir, hasta que el cuerpo sea resuelto en su mercurio. Después de esto, haced surgir la rojez de la materia, y su parte ligera, y continuad haciéndolo hasta que no quede más que una tercera parte.

Hijos de los Sabios, si se ha llamado envidiosos a los Filósofos no es porque hayan querido, jamás, ocultar nada a las gentes de bien ni a quienes viven piadosamente, ni a los legítimos y verdaderos hijos de la ciencia, ni a los sabios, si se les ha llamado así es porque la esconden a los ignorantes, es decir, a quienes no saben lo suficiente como para conocerla, a los viciosos y a quienes viven sin ley ni caridad, por temor de que, por éste medio, los malvados se pudieran volver poderosos y cometieran toda clase de crímenes, de los que, ante Dios, serían responsables los Filósofos pues todos los malvados son indignos de poseer la Sabiduría.

Sabed que a ésta piedra yo la llamo por su nombre: si los filósofos la llaman Mujer de la Magnesia, o Gallina, o Saliva Blanca, o Leche de las Cosas Volátiles, y Ceniza Incombustible, es con el fin de esconderla a los impru- dentes, que no tienen ni sentido, ni ley, ni humanidad. Pero yo la he denominado con un nombre muy conocido al llamarla Piedra de los Sabios. Conservad el mar, el fuego y el volátil del cielo en esta piedra, hasta su aparición.

Y os conjuro a todos, ¡oh, hijos de los Filósofos! en nombre de nuestro Bienhechor, a fin de que se os haga una gracia tan singular como es la de no declarar jamás el nombre de ésta piedra a ningún loco, a ningún ignorante, ni a nadie que sea indigno de tal cosa. Por lo que a mi concierne, puedo decir que nadie me ha dado nada sin que yo se lo haya devuelto enteramente. Jamás le he faltado al respeto que le debo y siempre he hablado honrosamente de él.
Hijo mío, ésta piedra está envuelta de muchos colores que la esconden, pero sólo hay uno que indique su nacimiento y entera perfección; sabed cual es ese color y jamás digáis nada de él.

Con la ayuda de Dios Todopoderoso, esta piedra os librará de todas las enfermedades, por graves que sean, os preservará de toda tristeza y aflicción y de todo cuanto os pueda dañar en cuerpo o en espíritu. Además, os conducirá de las tinieblas a la luz, del desierto al hogar y de la necesidad a la abundancia.

CAPITULO II

Hijo mío, ante todo te advierto que has de temer a Dios, pues El es quien hará que tu operación resulte y quien unirá cada uno de los elementos separados.

Hijo mío, ya que no te considero privado de razón, ni insensato, has de razonar todo lo que se te dirá acerca de nuestra ciencia, recibir mis exhortaciones y meditar sobre las lecciones que yo te impartiré, hasta que las entiendas, como si tú mismo fueras su autor.

Del mismo modo que aquello que naturalmente es cálido no puede volverse frío sin ser alterado, así también, quien usa bien de su razón ha de cerrar la puerta a la ignorancia, por temor de que, al creerse seguro, se equivoque.

Hijo mío, toma el volátil, sumérgelo hasta que se eleve y sepáralo de su herrumbre, que lo mata. Quítala y apártala de él con objeto de que se transforme en viviente, según es tu deseo. Después de esto ya no deberá elevarse en el vaso, sino que deberá retener y fijar visiblemente todo cuanto haya de volátil. Pues, si lo apartas de una segunda aflicción, después de retirarlo de la primera y si durante los días, de los que ya sabes el número, lo gobiernas con destreza será para ti una compañía como la que necesitas, y separándolo, serás su dueño y él te servirá de adorno.

Hijo mío, del rayo de luz separarás la sombra y todo cuanto tenga de impuro, pues sobre él hay nubes que lo esconden e impiden que brille, a causa de que está quemado por la presión y la rojez.

Toma esta rojez que ha sido corrompida por el agua, de igual manera que la ceniza viva contiene el fuego, y si la retiras de modo que la rojez quede limpia y purificada, harás una unión en la que él se calentará y reposará.

Hijo mío, vuelve a poner en el agua, durante los treinta días que ya sabes, el carbón, cuya vida ha sido extinguida.

¡Oh, obra nuestra, que reposas sobre el futuro de éste Oropimente que no tiene ninguna humedad! He aquí que he colmado de alegría los corazones de aquellos que esperan en ti, ¡oh, elixir nuestro! y he alegrado los ojos de los que te estiman, con la esperanza del bien que contienes en ti.

Hijo mío, ten por seguro que el agua está encerrada, primeramente en el aire, y después en la tierra, por eso la has de hacer subir hacia lo alto a través de sus conductos y transformarla con discreción; seguidamente la has de unir a su primer espíritu rojo, que previamente ha sido recogido.

Hijo mío, te digo que el unguento de nuestra tierra es un azufre, Oropimente, Goma, Colcotar, que es azufre, Oropimente e, incluso, diversos azufres y cosas parecidas, a cual más vil, y entre ellas hay diversidad. De ellas proviene el ungüento de la Cola, que son pelos, uñas y azufre. De ahí también viene el Aceite de las Piedras, y el Cerebro, que es el Oropimente. De ahí, a su vez, proviene la Uña de los Gatos, que es Goma, y el unguento de los Blancos, y el unguento de las dos Platas vivas Orientales, que persiguen los azufres y contienen los cuerpos.

Además digo que el azufre tiñe y fija, y que está contenido y encerrado, y que se produce por la unión de las tinturas. Y los ungüentos tiñen y fijan lo que está contenido en los cuerpos, y por éste único medio se realiza la unión de las cosas volátiles con los azufres aluminosos, que retienen y fijan todo cuanto hay de volátil.

Hijo mío, la disposición que buscan los Filósofos es particular de nuestro Huevo, y no se encuentra en el huevo de gallina; sin embargo hay algún parecido entre nuestra divina obra, que es la obra de la Sabiduría, y el huevo de la gallina, debido a que en una y en otro los elementos están unidos y puestos en orden.

Sabe pues, hijo mío, que de éste parecido y de ésta proximidad de naturaleza se puede sacar una gran enseñanza para el conocimiento de nuestra obra; pues en el huevo de gallina hay una sustancia que representa la materia acuosa de la obra, llamada espiritual o espíritu, y hay otra parecida al Oro, que es la tierra de los Filósofos; y en estas dos sustancias se nota de modo visible la unión y el ensamblaje de los cuatro elementos.
El hijo ha preguntado a Hermes: los azufres que convienen a nuestra obra, ¿son celestes o terrestres? y Hermes ha respondido: los hay celestes y los hay terrestres.

El hijo le ha dicho: padre mío, creo que el Cielo es el corazón de las cosas superiores, y que la tierra lo es de las inferiores. A ello, Hermes ha respondido: no dices bien; pues el macho es el cielo de la hembra y la hembra es la tierra del macho.

A continuación, el hijo le preguntó: ¿cual de los dos es más digno de ser el cielo o de ser la tierra? Hermes respondió: tienen necesidad el uno del otro, porque en todos los preceptos no se pide sino mediocridad, como quien dice: el Sabio gobierna a todos los hombres; pues el mediocre es el mejor, dado que cualquier naturaleza se asocia y mejor se une a lo que le es semejante, y nuestra ciencia, que se llama Sabiduría, nos hace ver que sólo se unen las cosas mediocres y templadas.

Dijo entonces el hijo: padre mío, ¿cual de ellos es mediocre? Y Hermes respondió: en cada naturaleza hay tres de dos. El agua es necesaria en primer lugar, después el ungüento o azufre, y las heces o impurezas que permanecen abajo.

El Dragón se encuentra en cada una de estas cosas: las tinieblas son su morada, y la negrura está en ellas, y por esta negrura asciende al aire, y éste aire es el cielo, donde él comienza a aparecer como por su oriente; pero dado que éstas cosas se elevan como un humo y se evaporan no son, por lo tanto, ni permanentes, ni fijas.

Haz salir el humo del agua, quita la negrura del ungüento y expulsa la muerte de las heces y de la impureza; y una vez realizada la disolución por la victoria que las dos materias obtienen una sobre la otra, y uniéndolas de modo que se mantengan juntas, entonces se tornarán vivientes.

Hijo mío, has de saber que el ungüento mediocre, es decir, el fuego, ocupa el medio entre las heces y el agua, porque se las llama ungüento y azufre, y hay una gran afinidad entre el fuego, el aceite y el azufre, pues del mismo modo que el fuego lanza una llama, así mismo hace el azufre.

Sabe, hijo mío, que toda la Sabiduría del mundo está por debajo de la Sabiduría que yo poseo, y todo lo que su arte puede hacer consiste en restituir esos elementos ocultos y encerrados, lo cual es una cosa maravillosa.

Por tanto, aquel que desee ser iniciado en esta Sabiduría oculta que poseemos, ha de rehuir el vicio de la arrogancia, ser piadoso, ser hombre de bien, tener un profundo razonamiento y guardar los secretos que le hayan sido descubiertos.

Además, te advierto hijo mío, que nada sabe y nada avanzará, quien no sepa mortificar, hacer una nueva generación, vivificar los espíritus, purificar, introducir la luz hasta que los elementos se combatan, se coloreen y sean limpiados de sus manchas, como son la negrura y las tinieblas. Pero si sabe lo que acabo de decir, será elevado a una gran dignidad, hasta el punto que los Reyes sentirán veneración por él.

Hijo mío, estamos obligados a guardar éstos secretos y a esconderlos de todos los malvados y de aquellos que no tienen ni la suficiente sabiduría, ni la discreción suficiente como para guardarlos y hacer buen uso de ellos.

Además has de saber que nuestra piedra está hecha de muchas cosas y de muchos colores, que está hecha y compuesta de cuatro elementos unidos, que hemos de separar éstos elementos, desunirlos y ponerlos aparte, como si fueran distintas piezas.

También hemos de mortificar en parte la naturaleza o principios que están en esta piedra; conservar el agua y el fuego que están en ella y que están compuestos de los cuatro elementos y retener o fijar sus aguas por su agua, que no es, sin embargo, agua en cuanto a su forma exterior o aparente, sino un fuego que asciende sobre las aguas conteniéndolas en un vaso que ha de estar entero y sin fisura, para que los espíritus no se escapen y no salgan de los cuerpos. Si son retenidos así, se tornan fijos y tingentes.

¡Oh, bendita forma o apariencia del agua Póntica que disuelve los elementos! Y a fin de que, con ésta alma acuosa poseamos la forma sulfurosa, es decir, a fin de que la composición, que es parecida al agua, se convierta en tierra o azufre, es preciso que la mezclemos con nuestro Vinagre. Pues, cuando por potencia y virtud del agua, se disuelva el compuesto, tendremos entonces la llave o el medio asegurado de restablecerlo y rehacerlo. Entonces la muerte y la negrura los abandonan y la Sabiduría, es decir, la obra de la Sabiduría, empieza a aparecer. Quiero decir que el Artista conocerá con ello que ha conducido bien y sabiamente su operación, y que está en la verdadera vía que han seguido los Filósofos.

CAPITULO III

Has de saber, hijo mío, que los Filósofos hacen lazos, o fuertes ligaduras, para combatir contra el fuego, porque los espíritus desean estar y se complacen en habitar los cuerpos que han sido lavados.

Y cuando los espíritus se unen a ellos, éstos espíritus los vivifican y en ellos permanecen, y los cuerpos retienen estos espíritus sin dejarlos jamás.

Entonces, los elementos que están muertos se transforman en vivientes y tiñen los cuerpos compuestos con tales elementos. Se alteran y cambian y hacen obras admirables y permanentes, como dice el Filósofo.

¡Oh, forma acuosa del agua permanente que creas los elementos con los que está compuesto nuestro Rey y que, con un régimen templado, después de adquirir la tintura y uniéndote a tus hermanos, reposas, porque has llegado a tu fin !

Nuestra piedra muy preciosa, arrojada al estercolero, nos es muy querida aunque considerada en su conjunto sea vil e incluso muy vil; entonces deberemos mortificar y vivificar dos mercurios a la vez, que son el mercurio del Oropimente y el mercurio oriental de la Magnesia. ¡Oh, que gran obrera es la Naturaleza, que crea los principios naturales y retiene lo que éstos principios tienen de mediocre después de separar de ellos las crudezas y groseras impurezas. Esta Naturaleza ha venido con la luz y ha sido producida con la luz, que ha dado nacimiento a una Nube tenebrosa, y ésta Nube es la madre de toda la obra.

Después de haber unido al Rey coronado con nuestra Hija roja, ésta, a través de un régimen de fuego templado que no pueda dañar nada, concebirá un Hijo, que se unirá a ella y permanecerá encima de ella.

Ella nutre al Hijo y gracias a éste pequeño fuego lo torna fijo y permanente, y así, el Hijo vive de nuestro fuego. Y cuando se deje el fuego sobre la hoja de azufre será necesario que el término de los corazones penetre en él, que así sea lavado y que así la suciedad se aleje de él. Entonces se transforma, y cuando sea retirado del fuego, su tintura permanecerá roja como la carne viva.

Nuestro Hijo, que ha nacido Rey, recibirá su tintura del fuego, tras lo cual la muerte, el mar y las tinieblas lo abandonarán, porque se transformará en viviente, se desecará, se convertirá en polvo y tendrá un brillo vivo y resplandeciente.

El Dragón, que guarda las cavidades, huye de los rayos del Sol.

Nuestro Hijo, que estaba muerto, recobrará la vida. Saldrá del fuego siendo Rey y, en su boda y unión, se regocijará. Lo que estaba oculto y escondido aparecerá, manifiesto y evidente y la Leche de la Virgen será blanqueada.

El Hijo, después de recibir la tintura, combatirá contra el fuego y poseerá una tintura que será la más excelente de todas las tinturas, porque tendrá el poder de hacer el bien, comunicando esta tintura a sus hermanos, y poseerá en sí mismo la Filosofía, porque él mismo es su fruto y su obra.

¡Venid, hijos de los Sabios, alegrémonos juntos, manifestemos nuestro gozo con clamores de alegría, porque la muerte está consumada. Nuestro Hijo ya reina, lleva la vestimenta roja y va revestido con su púrpura !

CAPITULO IV

Escuchad, hijos de los Sabios, cómo grita ésta piedra: ¡Defendedme y yo os defenderé. Dadme lo que me pertenece y yo os ayudaré.
Mi Sol y mis rayos están en mi interior, y la Luna, que me es propia y particular, es mi luz, que supera a cualquier otra luz, y mis bienes valen más que cualquier otro bien. A quienes me conocen yo otorgo la alegría, la satisfacción, la gloria, las riquezas y los placeres sólidos; además les doy la perfecta inteligencia de aquello que buscan con tanta solicitud, y les doy, en fin, la posesión de las cosas divinas.

Escuchad, porque voy a descubriros aquella ciencia que los antiguos Filósofos escondieron: es una cosa cuyo nombre está comprendido en siete letras y que sigue a dos Alfa y Eta. El Sol también sigue a la Luna y viene después de ella, pero quiere tener el dominio y ser el dueño de la obra; quiere conservar a Marte y teñir al Hijo del agua Viva, que es Júpiter, y éste es el secreto que escondieron los Filósofos.

Vosotros que me escucháis: comprendedme y de ahora en adelante llevemos a la práctica lo que sabemos. Lo que he escrito os lo declaro después de haberlo investigado cuidadosamente y de haberlo meditado muy sutilmente. Conozco cierta cosa que es única.

Pues ¿quien comprenderá nuestra ciencia? tan solo aquellos que la estudian seriamente, quienes la investigan con gran aplicación empleando toda la fuerza de su espíritu y de su razón para descubrirla.

Ved que de un hombre no puede salir sino un semejante y de un animal nada más que otro animal, y si sucede que dos animales de distintas especies se acoplan nacerá uno que no se parecerá ni a uno ni a otro.

Y ahora Venus dice: Yo engendro la luz y las tinieblas no son de mi naturaleza, y si no fuera porque mi metal es seco, todos los otros cuerpos tendrían necesidad de mí. Porque yo los fundo, yo expulso su herrumbre y extraigo su sustancia, por tanto, nada es mejor, ni merece ser más honrado que mi Hermano y yo cuando estamos unidos.

Pero el Rey, que tiene el dominio de la obra, dice a sus hermanos, que por su transmutación rinden testimonio de ésta verdad:

Yo he sido coronado, yo he sido ornado con la Diadema, llevo el manto real y lleno los corazones de alegría; cuando me encuentro en los brazos y regazo de mi madre y me uno a su sustancia, retengo y sujeto ésta sustancia, fijándola, y con lo que es visible preparo y compongo lo invisible. Entonces, lo que está oculto y escondido se hace manifiesto y aparece, y todo cuanto ocultaron los filósofos de su obra será producido y engendrado de un modo evidente por nosotros dos.

Comprended bien éstas palabras, vosotros que me escucháis, conservadlas cuidadosamente en vuestro corazón, meditadlas atentamente y no busquéis otra cosa.

¿No veis que el hombre, cuyas entrañas son de carne, es engendrado por un principio de la Naturaleza que es de sangre, con el que ha sido hecha la carne? El hombre no podía ser hecho de otro modo, ni formado con otra cosa. Meditad lo que acabo de decir y abandonad todo lo superfluo y extraño.

Por eso el Filósofo ha dicho: Botri está hecho del anaranjado que se extrae del nódulo rojo, no de otra parte, y si podéis hacerlo anaranjado, será un logro de vuestra Sabiduría y un testimonio de la certidumbre de vuestra ciencia. No deseéis ni pretendáis mas que hacer surgir del rojo éste color anaranjado. Ved que no me he servido de un juego de palabras y, si me entendéis, veréis que poco ha faltado para que, sin querer, lo hiciera.

Hijos de los Sabios, quemad el cuerpo del Latón a fuego fuerte y os entregará lo que buscáis. Evitad que lo que huye vuele de lo que no huye, y haced que no lo deje ni se separe de él.
Haced de modo que repose y permanezca sobre el fuego, por muy áspero que éste sea. Y lo que será corrompido por el violento calor del fuego, es Cambar.

Sabed que el Latón es una parte de esta agua permanente, que es su tintura y que aquello que ha producido su negrura se transforma en rojo verdadero.

Juro ante Dios que no he dicho sino la verdad, y que aquellas cosas que destruyen son las mismas que perfeccionan. Por eso nada puede ser enmendado o mejorado si previamente no es corrompido, y ésta corrupción hará aparecer la mejora y la perfección, y una y otra son una señal esencial de la verdad del arte.

CAPITULO V

Hijo mío: lo que nace del Cuervo es el principio de éste arte. He aquí que he oscurecido lo que os he dicho y le he quitado su claridad con un juego de palabras diciendo que lo que está unido está separado y lo que está muy próximo está muy alejado.

Por tanto, asad éstas materias y a continuación cocedlas por espacio de siete, catorce y veintiún días en aquello que proviene del vientre de los caballos. Entonces se hace el Dragón, que se come sus alas y se mortifica a si mismo. Después de esto lo pondréis en un pedazo de tela y al fuego del horno, y tened cuidado de que no escape del vaso.

Y sabed que los tiempos de la tierra están en el agua y que siempre se hace el agua hasta que ponéis la tierra sobre ella. Cuando la tierra esté quemada y reducida a agua, tomad su cerebro y trituradlo con el Vinagre muy Fuerte y la Orina de los Niños, hasta que oscurezca.

Una vez se ha hecho ésta, vuestro Magisterio vive en la putrefacción, las nubes negras que estaban en él antes de que muriera se transformarán y convertirán en su cuerpo y si se rehace según la manera que he descrito, morirá una segunda vez y después recibirá la vida, tal como he dicho.

Por lo demás, nos servimos de espíritus tanto en la vida como en la muerte; pues del mismo modo que muere cuando sus espíritus le son retirados se reaviva cuando le son restituidos y se regocija de ello.
Si podéis llegar hasta aquí os aseguro que tendréis la satisfacción de ver lo que buscáis. Aquí os digo las señales que alegran a quienes las ven y aquello que fija su cuerpo.

Y a pesar de que vuestros predecesores hayan llegado con ésta operación a lo que se proponían hacer, sin embargo están muertos.

Ya os he mostrado el cumplimiento o el fin de la obra, he abierto el Libro a los que saben y he velado a los demás las cosas que a ellos han de estar ocultas y desconocidas; he unido e incorporado entre si aquellas cosas que estaban separadas y que tenían distintas figuras y he unido los espíritus.

Recibid éste don de las manos de Dios.

CAPITULO VI

Estamos obligados a dar gracias a Dios, que da a todos aquellos que son sabios una ciencia tan admirable que nos libera de la miseria y la pobreza, y de que haya encerrado tantas maravillas en la Piedra de los Sabios.

No obstante, aquellos a quienes no hace una gracia tan singular, no tienen menos motivos de agradecimiento por todas las cosas que produce continuamente para su subsistencia y que son otros tantos milagros que realiza incesantemente para todos los hombres. Y si no están contentos con todos estos bienes y aspiran a esta ciencia, deben pedir esta gracia a Dios con continuas y fervientes plegarias para obtener su conocimiento durante su vida.

Por otra parte, y a fin de que no les induzca a error lo que antes he dicho de los ungüentos que extraemos de las uñas, de los pelos, del moho, del tragacanto y de los huesos, les advierto que esas son las palabras que los antiguos Filósofos utilizaron en sus libros en sentido figurado y que no han de tomarse al pie de la letra. Aun nos falta explicar más ampliamente la disposición o preparación del ungüento que contiene en si las tinturas, que coagula y fija las cosas volátiles y que embellece los azufres [ … ]
Es un ungüento oculto y velado del que no parece se haya de hacer ninguna preparación y que permanece en su cuerpo como el fuego en los árboles y en las piedras. Y hay que obtener este ungüento con una industria muy sutil y con un grande artificio, y cuidar que no se queme [ … ]

Y sabed que el cielo está unido a la tierra, por lo que es mediocre, porque el agua, que es lo mediocre, tiene una común figura con el cielo y con la tierra.

El agua es la primera cosa que sale de esta piedra, el oro es la segunda, la tercera es una cosa que es casi oro y mediocre y por lo tanto más noble que el agua y que las impurezas.

El humo, la negrura y la muerte se encuentran en esas tres cosas. Hay que extraer, por tanto el humo que está sobre el agua, separar la negrura del ungüento y expulsar la muerte de las heces. Esto lo haremos por medio de la disolución, y con ello obtendremos una soberana filosofía y el secreto de todos los secretos.

[He dejado en este capítulo dos lagunas señaladas entre corchetes a causa de que en esos lugares falta algo y que la traducción de Joli es más amplia. Dado que en su comienzo (esa traducción) es distinta, añado aquí este capítulo entero tal como lo ha traducido él. Nótese que lo que está en una letra distinta es lo que no está en los ejemplares latinos ni, en consecuencia, en la traducción que yo he realizado.]

traducción del
CAPITULO VI
por Joli

Tenéis que dar gracias a Dios, que otorga esta ciencia a todo sabio, que nos libera de toda miseria y pobreza.

Agradecedle todos los dones y milagros que ha puesto en esta naturaleza, y rogadle que mientras vivamos vayamos hacia El. Además, hijo mío, los ungüentos que extraemos de los libros de los autores están escritos de uñas, pelos, latón verde, tragacanto y huesos. Por otra parte es preciso exponer la disposición del ungüento que coagula las naturalezas fugitivas, que adorna los azufres prefiriéndolos a cualquier otro ungüento perfecto. Pues sabemos la esencia de su vaso y lo precioso que es y se llama divino azufre y figura a los otros ungüentos; y es el ungüento oculto y velado, del que no se ve ninguna disposición y habita en su cuerpo como el fuego en los arboles y en las piedras y que se ha de extraer por medio de un arte y un entendimiento sutil, sin ninguna combustión.

Has de saber, hijo mío, que aquel que no conoce la diferencia, no conoce bastante bien los dos azufres; no es que los ungüentos que se subliman de las piedras sean azufre, para hacer la tintura, pero los dos, mezclados con sus cuerpos conforman uno que es perfecto. Y conviene saber que reinan dos azufres, pero huyen y conviene separarlos perfectamente bien y retenerlos en su huida. Y sabed que el cielo se une mediocremente con la tierra y lo mediocre se figura con el cielo y con la tierra, y es el agua. Y la primera es agua que sale de ésta piedra, y el segundo, ciertamente, es el oro, y el tercero, la suciedad; y el mediocre es el oro, que es más noble que la suciedad. Y en esos tres está el humo, la negrura y la muerte. Por tanto, hay que expulsar el humo que está encima del agua, la negrura del ungüento y de las heces, la muerte, y esto se hace por disolución. Y aquí tenemos una gran filosofía y el secreto de los secretos.

CAPITULO VII
y último

Hijos de los Filósofos, hay siete cuerpos o metales, entre los que el oro ostenta el primer rango, porque es el mas perfecto de todos, por eso se le llama Rey y Jefe.

La tierra no podría corromperlo, las cosas ardientes no lo destruyen, el agua no lo altera ni cambia, porque su complexión es templada y está compuesto a partes iguales de calor, frialdad, sequedad y humedad, y en él no hay nada superfluo. por eso los Filósofos lo han preferido a todos los demás, teniéndolo en gran estima, asegurándonos que el oro, por su resplandor es, en relación a los metales, lo que el Sol es entre los astros a causa de su luz, más resplandeciente que la de los demás. Así como es el Sol quien, por voluntad de Dios, hace nacer y crecer todos los vegetales y quien produce y madura todos los frutos de la tierra: el oro también contiene a todos los metales en perfección. Es él quien los vivifica, porque él es el fermento del elixir, y sin él, el elixir no puede ser perfecto.

Porque, del mismo modo que la masa no podría ser fermentada sin levadura, asimismo, cuando hayáis sublimado y lavado el cuerpo, cuando hayáis expulsado la negrura de las heces, que las hace desagradables, y con el fin de unir entre si a este cuerpo y a estas heces, poned el fermento y haced agua de la tierra, hasta que el elixir se convierta en fermento, como la masa se hace levadura por la levadura que se une a ella.

Si consideráis y examináis bien la cosa, encontraréis que el fermento que deberá ser unido a la obra no ha de tomarse de otra cosa que no sea de su misma naturaleza, pues ¿no veis que la levadura se toma de la pasta que ha sido fermentada?

Y sabed que el fermento blanquea la composición e impide que se queme, retiene la tintura y la vuelve fija y permanente, alegra los cuerpos y los une entre si haciéndolos penetrantes.

Y esta es la Llave de los Filósofos y el fin al que se dirigen todas las operaciones que se realizan en la obra. Por medio de esta ciencia los cuerpos se hacen más perfectos de lo que eran, y con la ayuda de Dios se realiza la obra, del mismo modo que por el desprecio y la mala opinión que se tiene de este fermento la obra se pierde y no se realiza.

Pues lo que la levadura es a la masa, el cuajo a la leche en cuanto a los quesos, que se hace de ella, y lo que es el almizcle en los perfumes, lo es el color del oro para la tintura roja y su naturaleza no es, ciertamente, una maravilla.

Por eso, con el hacemos la Seda, es decir, el elixir, y con él hemos hecho la tinta con que hemos escrito, y teñimos el barro del sello real y en él hemos puesto el color del cielo, que fortifica la vista de quienes lo miran.

Por tanto, el oro es la piedra muy preciosa que no tiene impurezas y que es templada. Y ni el fuego ni el aire, ni el agua ni la tierra podrían corromper este fermento universal, que por su composición templada, rectifica y sitúa todos los cuerpos imperfectos en una justicia y una temperatura moderada e iguales, transmutándolas en oro.

Y este fermento es amarillo o anaranjado.

El Oro de los Sabios, una vez cocido y bien digerido por medio del agua ígnea o del agua-fuego hace y compone el elixir. Pues el Oro de los Filósofos es más pesado que el plomo y por su composición templada y equilibrada, es el fermento del elixir. Como, por el contrario, lo que no es templado está hecho con una composición desigual.

Por lo demás, la primera obra se hace del vegetal, y la segunda del animal, de lo que tenemos un ejemplo (en el huevo del pollo, del que se forma un pollo) en los elementos que se forman visiblemente. Y nuestra tierra es oro, con el que hacemos la Seda, que es el fermento del elixir.

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