Deseo Total: El Camino hacia la Ausencia de Deseos

Deseo Total: El Camino hacia la Ausencia de Deseos

Osho:

La muerte es más importante que la vida. La vida representa lo trivial, lo superficial. La muerte, lo más profundo. Por medio de ella uno crece hacia la vida auténtica… mientras que mediante la vida solamente llegas a la muerte, y nada más.

Sea lo que sea lo que digamos o signifiquemos con “vida”, “vida” es solamente un viaje hacia la muerte. Si entiendes la vida como un mero tránsito sin más significado, entonces estás menos interesado en la vida y más en la muerte. Y cuando uno se interesa más por la muerte, es entonces cuando puede ahondar en la vida hasta sus más íntimas profundidades. De otro modo, sólo permanecerá en la superficie.

Pero no estamos interesados en absoluto en la muerte, sino que, más bien, escapamos de los hechos, huimos constantemente de los hechos. La muerte está ahí, y a cada instante estamos muriendo. La muerte no es algo lejano, está aquí y ahora; estamos muriéndonos. Pero mientras morimos sigue nuestro interés por la vida. Este interés por la vida, este exceso de preocupación por la vida, es simplemente un escape; sólo miedo. La muerte está ahí, crece dentro de nosotros, incesantemente.

Alteremos los términos, volvamos nuestra atención a nuestro alrededor. Si nos interesamos en la muerte, la vida empieza entonces a tomar un nuevo significado por primera vez, porque cuando te sientes en paz con la muerte has ganado una vida que no puede morir. Cuando has conocido la muerte, has conocido esa vida que es eterna.

La muerte es la puerta de la vida superficial, la mal llamada vida, la vida trivial. Hay una puerta. Al traspasarla se alcanza otra vida más profunda, eterna, sin muerte. Así, desde esta mal llamada vida, que no es otra cosa que morir, uno debe traspasar la puerta de la muerte. Sólo entonces podrá uno conseguir una vida realmente existencial y activa, sin muerte.

Pero uno debería pasar esa puerta muy conscientemente. Hemos estado muriendo muchas veces y siempre que alguien muere se vuelve inconsciente. Es una actitud defensiva. Temes tanto a la muerte que cuando la muerte te llega, te vuelves inconsciente. Pasas por la puerta estando la mente inconsciente. Entonces naces otra vez y la misma estupidez empieza de nuevo, y otra vez deja de preocuparte la muerte.

El que se interesa más por la muerte que por la vida empieza a atravesar la puerta conscientemente. Eso es lo que quiere decir meditación:atravesar la puerta de la muerte conscientemente. Morir conscientemente es meditación. Pero a la muerte no hay que esperarla. No es necesario, porque siempre está ahí. Se trata de algo, una puerta, que existe dentro de uno; no sucederá en el futuro, no es algo exterior que hayas de alcanzar.

Desde el instante en que aceptas el hecho de morir y empiezas a sentirlo, a vivirlo, a ser consciente de ello, empiezas a abando-narte a través de esa puerta interior. La puerta se abre y a través de la puerta de la muerte empiezas a vislumbrar una vida eterna. Sólo a través de la muerte puede uno vislumbrar la vida eterna, no hay otra puerta. Todo este proceso que es conocido como meditación es simplemente una muerte voluntaria, un dejarse caer hacia el interior, profundamente, hundirse uno en sí mismo, alejarse de la superficie y precipitarse a las profundidades. Naturalmente que las profundidades son oscuras. En el momento en que abandonas la superficie empiezas a sentir que te estás muriendo, porque te has identificado con la superficie de la vida. No es que las olas superficiales sean solamente olas superficiales; te has identifi-cado con ellas; tú eres la superficie. De modo que cuando dejas la superficie, no es solamente que dejes la superficie; te dejas a ti mismo, dejas tu identidad, el pasado, la mente, la memoria. Todo lo que tú eras, has de dejarlo. Por eso la meditación se asemeja a una muerte. Te estás muriendo y solamente si estás dispuesto a morir voluntariamente, a trascenderte a ti mismo, a dejar tu “yo” y trascender la superficie, llegarás a la Realidad, que es eterna.

Así pues, cuando uno está dispuesto a morir, esta misma disposición se convierte en la trascendencia, esta misma disposición es la religiosidad. Cuando decimos que alguien es mundano, nos referimos a que está más interesado en la vida que en la muerte, o más bien, que todo su interés reside en la vida ignorando a la muerte por completo. El hombre mundano es aquél para el cual la muerte llega al final de sus días. Y cuando ésta llega, le halla inconsciente.

El hombre religioso es el que muere a cada instante. Para él la muerte no es el final, sino que es el proceso mismo de la vida. Un hombre religioso es aquél que se preocupa más por la muerte que por la vida porque siente que todo aquello que es conocido como “vida” será arrebatado por la muerte. Está siéndote arrebatado, a cada instante lo estás perdiendo. La vida es simplemente como la arena de un reloj de arena; a cada instante la arena se va escu-rriendo. Y no puedes hacer nada por impedirlo. El proceso es natural. No puedes hacer nada; es irreversible.

El tiempo no puede ser detenido, no puede ser invertido, no puede ser retenido. Es unidimensional. No hay retroceso posible. Yen última instancia, el mismo proceso del tiempo es muerte, porque estás perdiendo ese tiempo, te estás muriendo. Un día toda la arena se habrá escurrido y te encontrarás vacío; simplemente serás una concha vacía sin tiempo disponible. Entonces mueres.

Preocúpate más de la muerte y del tiempo. Está aquí ahora mismo, junto a la esquina; presente a cada momento. Una vez empiezas a buscarlo, te vuelves consciente de él. Está aquí, tan sólo estabas pasándolo por alto. Ni tan sólo pasándolo por alto; te estabas escapando de él. Entra pues en la muerte, salta hacia ella. Esta es la dificultad de la meditación, está es su austeridad: uno ha de saltar dentro de la muerte.

Seguir amando a la vida es algo profundamente enraizado, y estar dispuesto a morir parece, en cierto modo, no natural. Desde luego que la muerte es la cosa más natural, pero parece innatural estar dispuesto a morir.

Así es como la lógica, la dialéctica de la vida, trabaja: si estás dispuesto a morir, está misma disponibilidad te hace no morir. Pero si no estás dispuesto a morir, esta misma indisponibilidad, este excesivo apego y deseo por vivir, te convierte en un ser moribundo.

Cuando nos aferramos a algo, obtenemos su opuesto. Esta es la profunda dialéctica de la Existencia. Lo esperado nunca llega. Lo deseado, nunca es alcanzado. El deseo nunca es satisfecho. Cuanto más deseas, más lejos te vas. En cualquier dimensión, da lo mismo; la ley es la misma. Si pides demasido de algo, simplemente con pedirlo, lo pierdes.

Si alguien pide amor, no tendrá amor, porque el pedir mismo hace de él alguien repugnante, poco digno de amor. El mismo acto de pedir se convierte en la barrera. Nadie podrá amarte si estás pidiendo que te amen. Nadie podrá amarte. Solamente podrás ser amado cuando no lo pidas. El acto mismo de no pedirlo te vuelve bello, te relaja.

Es como cuando cierras el puño y el aire que contenía la mano abierta se te escapa. Con la mano abierta tienes todo el aire, pero cuando cierras el puño, con el mismo cerrar, dejas escapar el aire. Puede que pienses que cuando cierras el puño tienes en tu poder el aire, pero en el instante en que tratas de poseerlo, se te escapa. Con la mano abierta tienes todo el aire y tú eres el amo. Con el puño cerrado, tú eres el que pierde; lo has perdido todo. No hay aire en tu mano.

Y cuanto más cierras el puño, menos aire puede contener. Pero así es como trabaja la mente, éste es el absurdo de la mente: si sientes que no tienes aire, cierras aún más el puño. La lógica dice, “Es mejor que lo cierres. Has perdido ya todo el aire. Lo has perdido porque no lo tenías bien cerrado. No cerraste el puño como debías. Fue un fallo tuyo en cierta manera. Has cerrado mal el puño; por eso el aire se escapó. De modo que ciérralo más, ciérralo más, y con el acto mismo de cerrarlo, lo estás dejando escapar. Pero así es como ocurre.

Si amo a alguien, me vuelvo posesivo. Empiezo a cerrarme. Cuanto más me cierro, más amor se pierde. La mente dice, “Ciérrate aún más” y trata de hacerlo, pero de alguna forma sigue habiendo un escape. Por eso se pierde el amor. Cuanto más me cierro, más lo pierdo. Solamente con una mano abierta se puede poseer el amor; solamente con una mano abierta, sólo con una mente abierta, puede convertirse el amor en un florecimiento. Y así sucede con todo.

Si amas la vida en exceso, te cierras, te conviertes en un cadáver aun estando vivo. De modo que una persona que está llena de apego por la vida, es un cadáver, está ya muerto, es sólo un cuerpo sin vida. Cuanto más siente que es un cadáver, más anhela estar vivo, pero desconoce esa dialéctica. El deseo mismo es venenoso. Una persona que no anhela en absoluto la vida, una persona como Buda—sin deseo por la vida—vive apasionada-mente. Florece en una vitalidad perfecta, total.

El día en que Buda se moría, alguien le dijo, “Te estás muriendo. Te echaremos mucho de menos, durante años y años, durante vidas y vidas”.

Buda le dijo, “Pero hace ya tiempo que morí. Durante cuarenta años no he sido consciente de que estuviera vivo. El día que alcancé el Conocimiento, la Iluminación, morí”.

¡Y estaba tan vivo! Y solamente estuvo vivo tras su “muerte”. El día en que alcanzó la Iluminación interior murió para lo exterior, pero entonces alcanzó la auténtica vida. Entonces se encontró verdaderámente relajado y espontáneo. Entonces dejó de tener miedo; miedo a la muerte.

El miedo a la muerte es el único miedo. Puede tomar cualquier forma, pero ese es el miedo básico. Una vez que estás preparado, una vez que has muerto, deja de haber miedo. Y solamente en una existencia sin miedo puede llegar la vida a su florecimiento total.

Aun entonces la muerte llega. Buda muere. Pero la muerte sólo nos sucede a nosotros, no a él, porque aquél que ha pasado por la puerta de la muerte tiene una continuidad eterna, una continuidad atemporal.

Así pues, no te preocupes en absoluto por la vida; ni incluso por la tuya. Y cuando dejes de interesarte por la vida, entonces ni siquiera serás capaz de desear la muerte, porque desear es vida. Si te interesas por la muerte y la anhelas, estás de nuevo deseando la vida, porque en realidad no puedes desear la muerte. Desear la muerte es imposible: ¿Cómo puede alguien desear la muerte? El desear en sí, significa vida.

De manera que cuando digo “No estés demasiado interesado en la vida”, no quiero decir, “Interésate por la muerte”. Cuando digo, “No has de estar interesado en la vida”, entonces te vuelves consciente de un hecho… de la muerte. Pero no puedes desearla; en realidad, no es un deseo.

Cuando hablo de un puño abierto deberías entender que tienes que tener el puño cerrado, pero no has de abrirlo. Abrirlo no entraña esfuerzo alguno. Con no cerrarlo, se abre. Abrirlo no es un esfuerzo, no es algo positivo que hayas de hacer. De hecho, esforzarse por abrirlo es lo mismo que cerrarlo, pero a la inversa. Probablemente parecerá que lo abres, pero simplemente es la inversa de cerrarlo.

Abrir el puño de verdad, es dejar de cerrarlo, simplemente no cerrarlo. Es un fenómeno negativo. Si no cierras tu puño, entonces está abierto. Ahora, aunque esté cerrado, está abierto. El mantenerlo cerrado interiormente ha desaparecido, de forma que aunque ahora esté cerrado —medio cerrado o lo que sea—, está abierto, porque ha dejado de estar cerrado en tu interior.

De igual modo, una vida sin deseos no equivale a desear lo opuesto. El no-desear no es lo opuesto del desear. Si fuera lo opuesto, entonces tendrías que empezar a desear de nuevo. Más bien, no-desear es la ausencia de todo deseo.

Debes percibir la diferencia. Cuando digo “no-desear”, literal-mente se convierte en lo opuesto. Pero no-desear no es lo opuesto de desear. Es simplemente la ausencia de deseos, no su opuesto. Si lo conviertes en su opuesto, empiezas de nuevo a desear; deseas el no-desear. Y cuando esto ocurre, estás otra vez en el mismo círculo.

Pero esto es lo que sucede. Una persona que se ha sentido frustrada en la vida, empieza a desear la muerte. Esto se convierte de nuevo en un deseo. No está deseando la muerte; está deseando otra cosa que no sea su vida. De modo que incluso una persona que esté llena de apegos por la vida puede suicidarse, pero este suicidio no es un no-desear; realmente es desear otra cosa. Esto es algo muy interesante, uno de los puntos capitales de toda búsqueda. Si te vuelves hacia lo opuesto, entonces, de nuevo, estás en la rueda; otra vez en el círculo vicioso. Y nunca saldrás de él. Pero esto sucede.

Una persona renuncia a la vida, se va al bosque, o busca lo Divino, o va en busca de la Liberación o de lo que sea. Pero, de nuevo, el deseo está ahí. Simplemente ha cambiado de objeto de deseo, no el desear mismo. Ahora el objeto de deseo no es la riqueza; ahora es Dios. El objeto no es este mundo, es el otro mundo. Pero el objeto permanece, el deseo es el mismo, la sed es la misma, y la tensión y la angustia serán las mismas. Todo el proceso será simplemente repetido una y otra vez con un nuevo objeto. Puedes continuar cambiando los objetos de tu deseo durante vidas y vidas, pero continuarás siendo el mismo porque el desear seguirá igual.

Por esto, cuando digo “no-desear”, quiero decir ausencia de deseo; no la futilidad del objeto, sino la futilidad del desear mismo. No es darse cuenta de que este mundo carece de sentido, porque entonces desearás el otro mundo. No es que esta vida sea ahora inútil, de modo que has de desear la muerte, la aniquilación, la extinción, el Nirvana. No; me refiero a la futilidad del desear. El desear mismo desaparece. Ningún objeto es reemplazado, sustituido; el deseo está simplemente ausente. Y esta ausencia, esta misma ausencia, se convierte en la vida eterna.

Pero esto surge; no es debido a tu deseo. Es un producto espontáneo del no-desear; no es una consecuencia. Sucede, pero no puedes convertir esto en tu deseo. Si lo haces, yerrarás.

Cuando la mano está abierta, cuando el puño está abierto, todo el aire está disponible y tú eres su amo. Pero si quieres abrir tu puño para ser el amo del aire, no podrás abrirlo porque el esfuerzo mismo, en un sentido interno, equivaldrá a cerrarlo. Ser el amo del aire no es realmente el resultado de tu esfuerzo, sino más bien, una consecuencia natural del no haber esfuerzo.

Si trato simplemente de no poseerte para que el amor pueda florecer, este “tratar de no poseer” se convertirá en un esfuerzo. Y con esfuerzo solamente se puede poseer; incluso si es un esfuerzo para no poseer, se convertirá en una posesión. Estaré constantemente consciente de que no te poseo. Esencialmente estoy diciendo, “Amame, porque no trato de poseerte”. Entonces me pregunto porqué el amor no llega.

Alguien estuvo aquí. Había estado tratando por todos los medios de meditar durante al menos diez años, pero no había llegado a ninguna parte. Le dije, “Ya te has esforzado lo suficiente de forma sincera, seria. Ahora no hagas ningún esfuerzo. Simplemente siéntate, sin ningún esfuerzo”.

Entonces él me preguntó, “¿Puedo llegar a meditar con este método, sin esforzarme?”

Le dije, “Si aún deseas resultados, entonces seguirá habiendo, en todo momento, un sutil esfuerzo. No estarás simplemente sentado, no podrás estar simplemente sentado si existe algún deseo. El deseo será un sutil movimiento en ti, y el movimiento continuará. Podrás estar sentado como una piedra o como un Buda, pero todavía, en tu interior, la piedra se estará moviendo. El deseo es movimiento”.

No puedes permanecer simplemente sentado si existe un deseo. Puede que parezca, que todo el mundo diga, que estás simplemente sentado, pero no podrás estár simplemente sentado. Solamente puedes sentarte cuando el desear está ausente. “Simplemente sentarse”, no es un nuevo deseo; es sólo una ausencia. Todo desear ha desaparecido.

No te sientes frustrado con la vida debido a los objetos. La gente religiosa sigue diciendo a los demás que las mujeres no son nada, que el mundo no es nada, que el sexo no es nada, que el poder no es nada. Pero todo eso son objetos. Están diciendo aún que en esos objetos no hay nada; no están diciendo que no hay nada en el mismo desear.

Cambias de objetos y entonces puedes crear nuevos objetos de deseo. Incluso la vida eterna puede convertirse en un objetivo; de nuevo se establece el círculo: el hecho de desear. Lo has deseado todo, has deseado demasiado.

Si puedes sentir este hecho de desear, que él desear es fútil, que no tiene sentido, entonces no crearás otros objetos de deseo. Entonces el desear desaparece. Te vuelves consciente de él y desa-parece. Entonces hay una ausencia, y esta ausencia es el silencio porque no existe un desear.

Con el deseo no puedes estar en silencio; el deseo es el auténtico ruido. Incluso aunque no tengas pensamientos—si tienes una mente controlada y puedes dejar de pensar—, un deseo más profundo continuará, porque estás dejando de pensar para lograr algo. Seguirá existiendo un sutil ruido. En algún lugar de tu interior alguien está observando y preguntando si lo que deseas ha sido o no alcanzado. “Los pensamientos se han detenido. ¿Dónde está la divina Realización, donde está Dios, donde está la Iluminación?” Pero si te vuelves consciente de esto, el mismo desear se convertirá en algo fútil.

Todo el truco de la mente consiste en que siempre te vuelves consciente de que algún objeto se ha convertido en algo fútil. Entonces cambias el objeto, y al cambiar el objeto del deseo continúas controlando tu consciencia. Siempre sucede que cuando esta casa no es suficiente, entonces otra casa te atrae; cuando este hombre deja de atraerte, entonces otro hombre te atrae. Esto continúa, y en el instante en que te vuelves consciente de la futilidad de lo que estás deseando, la mente se vuelca en otros objetos. Cuando esto sucede, pierdes esa distancia. Cuando algo se vuelve fútil, inútil, cuando déja de atraerte, permanece distante… Sé consciente de si es el objeto el que se ha vuelto fútil o de si es el desear el que se ha vuelto fútil.

Y si puedes entender la futilidad del desear, de repente, algo desaparece en tu interior. De repente eres transformado a un nuevo nivel de consciencia. Esto es un vacío, una ausencia, algo negativo; ningún nuevo círculo comienza.

En este momento, estás fuera de la rueda del samsara, del mundo. Pero no puedes hacer del estar fuera de la rueda, un objeto de tu deseo. ¿Percibes la diferencia? No puedes hacer del no-desear un objetivo.

Meditación: El Arte del Éxtasis, cap 10

Deseo Total: El Camino hacia la Ausencia de Deseos

Deseo Total: El Camino hacia la Ausencia de Deseos

Osho:

La muerte es más importante que la vida. La vida representa lo trivial, lo superficial. La muerte, lo más profundo. Por medio de ella uno crece hacia la vida auténtica… mientras que mediante la vida solamente llegas a la muerte, y nada más.

Sea lo que sea lo que digamos o signifiquemos con “vida”, “vida” es solamente un viaje hacia la muerte. Si entiendes la vida como un mero tránsito sin más significado, entonces estás menos interesado en la vida y más en la muerte. Y cuando uno se interesa más por la muerte, es entonces cuando puede ahondar en la vida hasta sus más íntimas profundidades. De otro modo, sólo permanecerá en la superficie.

Pero no estamos interesados en absoluto en la muerte, sino que, más bien, escapamos de los hechos, huimos constantemente de los hechos. La muerte está ahí, y a cada instante estamos muriendo. La muerte no es algo lejano, está aquí y ahora; estamos muriéndonos. Pero mientras morimos sigue nuestro interés por la vida. Este interés por la vida, este exceso de preocupación por la vida, es simplemente un escape; sólo miedo. La muerte está ahí, crece dentro de nosotros, incesantemente.

Alteremos los términos, volvamos nuestra atención a nuestro alrededor. Si nos interesamos en la muerte, la vida empieza entonces a tomar un nuevo significado por primera vez, porque cuando te sientes en paz con la muerte has ganado una vida que no puede morir. Cuando has conocido la muerte, has conocido esa vida que es eterna.

La muerte es la puerta de la vida superficial, la mal llamada vida, la vida trivial. Hay una puerta. Al traspasarla se alcanza otra vida más profunda, eterna, sin muerte. Así, desde esta mal llamada vida, que no es otra cosa que morir, uno debe traspasar la puerta de la muerte. Sólo entonces podrá uno conseguir una vida realmente existencial y activa, sin muerte.

Pero uno debería pasar esa puerta muy conscientemente. Hemos estado muriendo muchas veces y siempre que alguien muere se vuelve inconsciente. Es una actitud defensiva. Temes tanto a la muerte que cuando la muerte te llega, te vuelves inconsciente. Pasas por la puerta estando la mente inconsciente. Entonces naces otra vez y la misma estupidez empieza de nuevo, y otra vez deja de preocuparte la muerte.

El que se interesa más por la muerte que por la vida empieza a atravesar la puerta conscientemente. Eso es lo que quiere decir meditación:atravesar la puerta de la muerte conscientemente. Morir conscientemente es meditación. Pero a la muerte no hay que esperarla. No es necesario, porque siempre está ahí. Se trata de algo, una puerta, que existe dentro de uno; no sucederá en el futuro, no es algo exterior que hayas de alcanzar.

Desde el instante en que aceptas el hecho de morir y empiezas a sentirlo, a vivirlo, a ser consciente de ello, empiezas a abando-narte a través de esa puerta interior. La puerta se abre y a través de la puerta de la muerte empiezas a vislumbrar una vida eterna. Sólo a través de la muerte puede uno vislumbrar la vida eterna, no hay otra puerta. Todo este proceso que es conocido como meditación es simplemente una muerte voluntaria, un dejarse caer hacia el interior, profundamente, hundirse uno en sí mismo, alejarse de la superficie y precipitarse a las profundidades. Naturalmente que las profundidades son oscuras. En el momento en que abandonas la superficie empiezas a sentir que te estás muriendo, porque te has identificado con la superficie de la vida. No es que las olas superficiales sean solamente olas superficiales; te has identifi-cado con ellas; tú eres la superficie. De modo que cuando dejas la superficie, no es solamente que dejes la superficie; te dejas a ti mismo, dejas tu identidad, el pasado, la mente, la memoria. Todo lo que tú eras, has de dejarlo. Por eso la meditación se asemeja a una muerte. Te estás muriendo y solamente si estás dispuesto a morir voluntariamente, a trascenderte a ti mismo, a dejar tu “yo” y trascender la superficie, llegarás a la Realidad, que es eterna.

Así pues, cuando uno está dispuesto a morir, esta misma disposición se convierte en la trascendencia, esta misma disposición es la religiosidad. Cuando decimos que alguien es mundano, nos referimos a que está más interesado en la vida que en la muerte, o más bien, que todo su interés reside en la vida ignorando a la muerte por completo. El hombre mundano es aquél para el cual la muerte llega al final de sus días. Y cuando ésta llega, le halla inconsciente.

El hombre religioso es el que muere a cada instante. Para él la muerte no es el final, sino que es el proceso mismo de la vida. Un hombre religioso es aquél que se preocupa más por la muerte que por la vida porque siente que todo aquello que es conocido como “vida” será arrebatado por la muerte. Está siéndote arrebatado, a cada instante lo estás perdiendo. La vida es simplemente como la arena de un reloj de arena; a cada instante la arena se va escu-rriendo. Y no puedes hacer nada por impedirlo. El proceso es natural. No puedes hacer nada; es irreversible.

El tiempo no puede ser detenido, no puede ser invertido, no puede ser retenido. Es unidimensional. No hay retroceso posible. Yen última instancia, el mismo proceso del tiempo es muerte, porque estás perdiendo ese tiempo, te estás muriendo. Un día toda la arena se habrá escurrido y te encontrarás vacío; simplemente serás una concha vacía sin tiempo disponible. Entonces mueres.

Preocúpate más de la muerte y del tiempo. Está aquí ahora mismo, junto a la esquina; presente a cada momento. Una vez empiezas a buscarlo, te vuelves consciente de él. Está aquí, tan sólo estabas pasándolo por alto. Ni tan sólo pasándolo por alto; te estabas escapando de él. Entra pues en la muerte, salta hacia ella. Esta es la dificultad de la meditación, está es su austeridad: uno ha de saltar dentro de la muerte.

Seguir amando a la vida es algo profundamente enraizado, y estar dispuesto a morir parece, en cierto modo, no natural. Desde luego que la muerte es la cosa más natural, pero parece innatural estar dispuesto a morir.

Así es como la lógica, la dialéctica de la vida, trabaja: si estás dispuesto a morir, está misma disponibilidad te hace no morir. Pero si no estás dispuesto a morir, esta misma indisponibilidad, este excesivo apego y deseo por vivir, te convierte en un ser moribundo.

Cuando nos aferramos a algo, obtenemos su opuesto. Esta es la profunda dialéctica de la Existencia. Lo esperado nunca llega. Lo deseado, nunca es alcanzado. El deseo nunca es satisfecho. Cuanto más deseas, más lejos te vas. En cualquier dimensión, da lo mismo; la ley es la misma. Si pides demasido de algo, simplemente con pedirlo, lo pierdes.

Si alguien pide amor, no tendrá amor, porque el pedir mismo hace de él alguien repugnante, poco digno de amor. El mismo acto de pedir se convierte en la barrera. Nadie podrá amarte si estás pidiendo que te amen. Nadie podrá amarte. Solamente podrás ser amado cuando no lo pidas. El acto mismo de no pedirlo te vuelve bello, te relaja.

Es como cuando cierras el puño y el aire que contenía la mano abierta se te escapa. Con la mano abierta tienes todo el aire, pero cuando cierras el puño, con el mismo cerrar, dejas escapar el aire. Puede que pienses que cuando cierras el puño tienes en tu poder el aire, pero en el instante en que tratas de poseerlo, se te escapa. Con la mano abierta tienes todo el aire y tú eres el amo. Con el puño cerrado, tú eres el que pierde; lo has perdido todo. No hay aire en tu mano.

Y cuanto más cierras el puño, menos aire puede contener. Pero así es como trabaja la mente, éste es el absurdo de la mente: si sientes que no tienes aire, cierras aún más el puño. La lógica dice, “Es mejor que lo cierres. Has perdido ya todo el aire. Lo has perdido porque no lo tenías bien cerrado. No cerraste el puño como debías. Fue un fallo tuyo en cierta manera. Has cerrado mal el puño; por eso el aire se escapó. De modo que ciérralo más, ciérralo más, y con el acto mismo de cerrarlo, lo estás dejando escapar. Pero así es como ocurre.

Si amo a alguien, me vuelvo posesivo. Empiezo a cerrarme. Cuanto más me cierro, más amor se pierde. La mente dice, “Ciérrate aún más” y trata de hacerlo, pero de alguna forma sigue habiendo un escape. Por eso se pierde el amor. Cuanto más me cierro, más lo pierdo. Solamente con una mano abierta se puede poseer el amor; solamente con una mano abierta, sólo con una mente abierta, puede convertirse el amor en un florecimiento. Y así sucede con todo.

Si amas la vida en exceso, te cierras, te conviertes en un cadáver aun estando vivo. De modo que una persona que está llena de apego por la vida, es un cadáver, está ya muerto, es sólo un cuerpo sin vida. Cuanto más siente que es un cadáver, más anhela estar vivo, pero desconoce esa dialéctica. El deseo mismo es venenoso. Una persona que no anhela en absoluto la vida, una persona como Buda—sin deseo por la vida—vive apasionada-mente. Florece en una vitalidad perfecta, total.

El día en que Buda se moría, alguien le dijo, “Te estás muriendo. Te echaremos mucho de menos, durante años y años, durante vidas y vidas”.

Buda le dijo, “Pero hace ya tiempo que morí. Durante cuarenta años no he sido consciente de que estuviera vivo. El día que alcancé el Conocimiento, la Iluminación, morí”.

¡Y estaba tan vivo! Y solamente estuvo vivo tras su “muerte”. El día en que alcanzó la Iluminación interior murió para lo exterior, pero entonces alcanzó la auténtica vida. Entonces se encontró verdaderámente relajado y espontáneo. Entonces dejó de tener miedo; miedo a la muerte.

El miedo a la muerte es el único miedo. Puede tomar cualquier forma, pero ese es el miedo básico. Una vez que estás preparado, una vez que has muerto, deja de haber miedo. Y solamente en una existencia sin miedo puede llegar la vida a su florecimiento total.

Aun entonces la muerte llega. Buda muere. Pero la muerte sólo nos sucede a nosotros, no a él, porque aquél que ha pasado por la puerta de la muerte tiene una continuidad eterna, una continuidad atemporal.

Así pues, no te preocupes en absoluto por la vida; ni incluso por la tuya. Y cuando dejes de interesarte por la vida, entonces ni siquiera serás capaz de desear la muerte, porque desear es vida. Si te interesas por la muerte y la anhelas, estás de nuevo deseando la vida, porque en realidad no puedes desear la muerte. Desear la muerte es imposible: ¿Cómo puede alguien desear la muerte? El desear en sí, significa vida.

De manera que cuando digo “No estés demasiado interesado en la vida”, no quiero decir, “Interésate por la muerte”. Cuando digo, “No has de estar interesado en la vida”, entonces te vuelves consciente de un hecho… de la muerte. Pero no puedes desearla; en realidad, no es un deseo.

Cuando hablo de un puño abierto deberías entender que tienes que tener el puño cerrado, pero no has de abrirlo. Abrirlo no entraña esfuerzo alguno. Con no cerrarlo, se abre. Abrirlo no es un esfuerzo, no es algo positivo que hayas de hacer. De hecho, esforzarse por abrirlo es lo mismo que cerrarlo, pero a la inversa. Probablemente parecerá que lo abres, pero simplemente es la inversa de cerrarlo.

Abrir el puño de verdad, es dejar de cerrarlo, simplemente no cerrarlo. Es un fenómeno negativo. Si no cierras tu puño, entonces está abierto. Ahora, aunque esté cerrado, está abierto. El mantenerlo cerrado interiormente ha desaparecido, de forma que aunque ahora esté cerrado —medio cerrado o lo que sea—, está abierto, porque ha dejado de estar cerrado en tu interior.

De igual modo, una vida sin deseos no equivale a desear lo opuesto. El no-desear no es lo opuesto del desear. Si fuera lo opuesto, entonces tendrías que empezar a desear de nuevo. Más bien, no-desear es la ausencia de todo deseo.

Debes percibir la diferencia. Cuando digo “no-desear”, literal-mente se convierte en lo opuesto. Pero no-desear no es lo opuesto de desear. Es simplemente la ausencia de deseos, no su opuesto. Si lo conviertes en su opuesto, empiezas de nuevo a desear; deseas el no-desear. Y cuando esto ocurre, estás otra vez en el mismo círculo.

Pero esto es lo que sucede. Una persona que se ha sentido frustrada en la vida, empieza a desear la muerte. Esto se convierte de nuevo en un deseo. No está deseando la muerte; está deseando otra cosa que no sea su vida. De modo que incluso una persona que esté llena de apegos por la vida puede suicidarse, pero este suicidio no es un no-desear; realmente es desear otra cosa. Esto es algo muy interesante, uno de los puntos capitales de toda búsqueda. Si te vuelves hacia lo opuesto, entonces, de nuevo, estás en la rueda; otra vez en el círculo vicioso. Y nunca saldrás de él. Pero esto sucede.

Una persona renuncia a la vida, se va al bosque, o busca lo Divino, o va en busca de la Liberación o de lo que sea. Pero, de nuevo, el deseo está ahí. Simplemente ha cambiado de objeto de deseo, no el desear mismo. Ahora el objeto de deseo no es la riqueza; ahora es Dios. El objeto no es este mundo, es el otro mundo. Pero el objeto permanece, el deseo es el mismo, la sed es la misma, y la tensión y la angustia serán las mismas. Todo el proceso será simplemente repetido una y otra vez con un nuevo objeto. Puedes continuar cambiando los objetos de tu deseo durante vidas y vidas, pero continuarás siendo el mismo porque el desear seguirá igual.

Por esto, cuando digo “no-desear”, quiero decir ausencia de deseo; no la futilidad del objeto, sino la futilidad del desear mismo. No es darse cuenta de que este mundo carece de sentido, porque entonces desearás el otro mundo. No es que esta vida sea ahora inútil, de modo que has de desear la muerte, la aniquilación, la extinción, el Nirvana. No; me refiero a la futilidad del desear. El desear mismo desaparece. Ningún objeto es reemplazado, sustituido; el deseo está simplemente ausente. Y esta ausencia, esta misma ausencia, se convierte en la vida eterna.

Pero esto surge; no es debido a tu deseo. Es un producto espontáneo del no-desear; no es una consecuencia. Sucede, pero no puedes convertir esto en tu deseo. Si lo haces, yerrarás.

Cuando la mano está abierta, cuando el puño está abierto, todo el aire está disponible y tú eres su amo. Pero si quieres abrir tu puño para ser el amo del aire, no podrás abrirlo porque el esfuerzo mismo, en un sentido interno, equivaldrá a cerrarlo. Ser el amo del aire no es realmente el resultado de tu esfuerzo, sino más bien, una consecuencia natural del no haber esfuerzo.

Si trato simplemente de no poseerte para que el amor pueda florecer, este “tratar de no poseer” se convertirá en un esfuerzo. Y con esfuerzo solamente se puede poseer; incluso si es un esfuerzo para no poseer, se convertirá en una posesión. Estaré constantemente consciente de que no te poseo. Esencialmente estoy diciendo, “Amame, porque no trato de poseerte”. Entonces me pregunto porqué el amor no llega.

Alguien estuvo aquí. Había estado tratando por todos los medios de meditar durante al menos diez años, pero no había llegado a ninguna parte. Le dije, “Ya te has esforzado lo suficiente de forma sincera, seria. Ahora no hagas ningún esfuerzo. Simplemente siéntate, sin ningún esfuerzo”.

Entonces él me preguntó, “¿Puedo llegar a meditar con este método, sin esforzarme?”

Le dije, “Si aún deseas resultados, entonces seguirá habiendo, en todo momento, un sutil esfuerzo. No estarás simplemente sentado, no podrás estar simplemente sentado si existe algún deseo. El deseo será un sutil movimiento en ti, y el movimiento continuará. Podrás estar sentado como una piedra o como un Buda, pero todavía, en tu interior, la piedra se estará moviendo. El deseo es movimiento”.

No puedes permanecer simplemente sentado si existe un deseo. Puede que parezca, que todo el mundo diga, que estás simplemente sentado, pero no podrás estár simplemente sentado. Solamente puedes sentarte cuando el desear está ausente. “Simplemente sentarse”, no es un nuevo deseo; es sólo una ausencia. Todo desear ha desaparecido.

No te sientes frustrado con la vida debido a los objetos. La gente religiosa sigue diciendo a los demás que las mujeres no son nada, que el mundo no es nada, que el sexo no es nada, que el poder no es nada. Pero todo eso son objetos. Están diciendo aún que en esos objetos no hay nada; no están diciendo que no hay nada en el mismo desear.

Cambias de objetos y entonces puedes crear nuevos objetos de deseo. Incluso la vida eterna puede convertirse en un objetivo; de nuevo se establece el círculo: el hecho de desear. Lo has deseado todo, has deseado demasiado.

Si puedes sentir este hecho de desear, que él desear es fútil, que no tiene sentido, entonces no crearás otros objetos de deseo. Entonces el desear desaparece. Te vuelves consciente de él y desa-parece. Entonces hay una ausencia, y esta ausencia es el silencio porque no existe un desear.

Con el deseo no puedes estar en silencio; el deseo es el auténtico ruido. Incluso aunque no tengas pensamientos—si tienes una mente controlada y puedes dejar de pensar—, un deseo más profundo continuará, porque estás dejando de pensar para lograr algo. Seguirá existiendo un sutil ruido. En algún lugar de tu interior alguien está observando y preguntando si lo que deseas ha sido o no alcanzado. “Los pensamientos se han detenido. ¿Dónde está la divina Realización, donde está Dios, donde está la Iluminación?” Pero si te vuelves consciente de esto, el mismo desear se convertirá en algo fútil.

Todo el truco de la mente consiste en que siempre te vuelves consciente de que algún objeto se ha convertido en algo fútil. Entonces cambias el objeto, y al cambiar el objeto del deseo continúas controlando tu consciencia. Siempre sucede que cuando esta casa no es suficiente, entonces otra casa te atrae; cuando este hombre deja de atraerte, entonces otro hombre te atrae. Esto continúa, y en el instante en que te vuelves consciente de la futilidad de lo que estás deseando, la mente se vuelca en otros objetos. Cuando esto sucede, pierdes esa distancia. Cuando algo se vuelve fútil, inútil, cuando déja de atraerte, permanece distante… Sé consciente de si es el objeto el que se ha vuelto fútil o de si es el desear el que se ha vuelto fútil.

Y si puedes entender la futilidad del desear, de repente, algo desaparece en tu interior. De repente eres transformado a un nuevo nivel de consciencia. Esto es un vacío, una ausencia, algo negativo; ningún nuevo círculo comienza.

En este momento, estás fuera de la rueda del samsara, del mundo. Pero no puedes hacer del estar fuera de la rueda, un objeto de tu deseo. ¿Percibes la diferencia? No puedes hacer del no-desear un objetivo.

Meditación: El Arte del Éxtasis, cap 10

me ayudara la meditacion a ser mas feliz??

¿Me ayudará la meditación a ser feliz?

    Osho:
    Mucha gente acude a mí y me confesa que es infeliz y desean que les indicque alguna meditación para ellos. En primer lugar, lo que es más importante es descubrir por qué uno es infeliz. Y si no acabas con esas causas de tu infelicidad , puedo darte una meditación, pero eso no te ayudará porque la causa fundamental seguirán ahí.
    El hombre podría haber sido un buen, hermoso bailarín , y ahora está sentado en una oficina, apilando archivos. No hay ninguna posibilidad para la danza. El hombre podría haber disfrutado bailando bajo las estrellas, pero simplemente sigue aumentando la cuenta bancaria. Y él dice que es infeliz: “Dame alguna meditación.” ¡Yo puedo dársela! –¿pero qué es lo que esa meditación va a hacer? ¿qué se supone que hará? Él seguirá siendo el mismo hombre: acumulando más dinero, compitiendo en el mercado. La meditación puede ayudar de esta manera: puede relajarle un poco más, aun para hacer mejor estas cosas sin sentido.

    Eso es lo que MT está haciendo a muchas personas en el Occidente –y ésa es lel atractivo de la meditación transcendental, porque Maharishi Mahesh Yogui sigue diciendo, “Te hará más eficaz en tu trabajo, te hará más exitoso. Si eres un vendedor, serás un vendedor mejor. Te hará eficaz.” Y los americanos están casi locos por la eficacia. Tú puedes perder todo sólo por ser eficaz. De ahí su atractivo.

    Sí, puede ayudarte. Puede relajarte un poco –es un tranquiizante. Constantemente repitiendo un mantra, repitiendo una cierta palabra continuamente, cambia la química de tu cerebro. ¡Es un tranquiizante! un legítimo tranquiizante. Ayuda a que disminuya tu stress, así por la mañana, en el mercado puedes ser más eficaz, más capaz para competir –pero no te cambia. No te transforma.

    Puedes repetir un mantra, puedes hacer una cierta meditación; puede ayudarte una pequeña migaja aquí y allá — pero puede ayudar a que sólo sigas siendo tú mismo como eres.

    Por eso, mi llamada sólo es para aquéllos que realmente son atrevidos, osados -diablos que están listos para cambiar su modelo de vida, que están listos a arriesgar todo –porque, de hecho, no tienes nada que arriesgar : sólo tu infelicidad, tu miseria. Pero las personas incluso se aferran a eso.

    Yo he oído:
    En cierto campo de entrenamiento remoto , un batallón de novatos había vuelto a su base después de marchar todo un día bajo el sol calcinante.
    “¡Qué vida!” dijo un soldado nuevo. “A kilómetros de distancia de cualquier  parte, un sargento que piensa él es Atila el Huno, ninguna mujer, ninguna borrachera, ninguna licencia –y además mis botas son dos números más pequeños.”
    “Tú no quieres aguantar eso, colega” dijo su vecino. “¿Por qué no te pones otros?”
    “No sería apropiado.” respondió. “¡Quitármelas es el único placer que tengo!”

    ¿Qué te queda por arriesgar? Simplemente la miseria. El único placer que tienes es hablar sobre eso. Mira a las personas que hablan sobre su miseria: ¡Mira que felices se vuelven! Ellas pagan por ello: ¡Van a psicoanalistas a hablar sobre su miseria– pagan por ello! Alguien los escucha atentamente; están muy contentos.

    Las personas siguen hablando una y otra vez  sobre su miseria. Incluso exageran, la decoran, la hacen parecer más grande. La hacen parecer más grande que el tamaño de la vida.¿Por qué?

    Nada tienes para arriesgar. Pero las personas se aferran a lo conocido, a lo familiar. La miseria es todo lo que  han conocido –ésa es su vida. Nada para perder, pero tan asustados de perderlo.

    Conmigo,la felicidad es lo primero, la alegría es lo primero. Una actitud de celebración es lo primero. Una filosofía que afirma la vida es lo primero.

    ¡Disfruta! Si no puedes disfrutar con tu trabajo, cambia. ¡No esperes! porque todo el tiempo que estás esperando, estás esperando por Godot. Godot nunca va a venir. Uno simplemente espera –y así desperdicia su  vida.

    ¿Para qué, por qué estás esperando ? Si ves el punto, que eres un miserable siguiendo un cierto modelo de vida, entonces todas las viejas tradiciones dicen: tú estás equivocado. A mí me gustaría decir: El modelo está equivocado. Intenta entender la diferencia de énfasis.

    ¡Tú no estás equivocado! Simplemente tu modelo, la manera en que tú has aprendido a vivir está equivocada. Las motivaciones que has aprendido y has aceptado como tuyas no son suyas — no satisfacen tu destino. Van contra ti, ellas van contra tu elemento….

    Recuérdalo: nadie más puede decidir por tí. Todos sus mandamientos, todas sus órdenes, todas sus moralidades, son simplemente para matarte. Tú tienes que decidir por tí. Tienes que tomar tu vida en tus propias manos. Por otra parte, la vida sigue golpeando a tu puerta y nunca estás allí — siempre estás en alguna otra parte.

    Si tuvieras que ser un bailarín, la vida llegará por esa puerta porque la vida piensa que actualmente debes de ser  un bailarín. Llama allí, pero tú no estás –tú eres un banquero. ¿Y cómo va a saber  la vida que te harías banquero?

    Dios viene a tí de la manera él quería que tú fueras; él sabe sólo esa dirección –pero nunca te encuentras allí, estás en alguna otra parte, escondido detrás de la máscara de otro, en el vestido de  otro, bajo el nombre de otro. ¿Cómo esperas que Dios te encuentre? Él sigue buscándote. Él sabe tu nombre, pero tú te has olvidado de ese nombre. Él sabe tú dirección, pero tú nunca viviste en esa dirección. Tú permitiste que el mundo te distrajera.

    Dios sólo puede encontrarte de una manera, sólo de una manera puede él hallarte, y ése es tu florecimiento interno: como él quería que tú fueras. A menos que encuentres tu espontaneidad, a menos que encuentres tu elemento, tú no puedes estar contento. Y si no puedes estar contento, no puedes meditar.

    ¿Por qué se originó la idea de que la meditación aporta felicidad, en las mentes de las personas? En realidad, siempre que se encontraron con una persona feliz, siempre se encontraron a una mente meditativa — asociaron ambas cosas. Siempre que encontraron el entorno bonito, meditativo que rodea a un hombre, siempre encontraron que él estaba tremendamente contento –vibrante con beatitud, radiante. Asociaron. Ellos pensaron: la felicidad llega cuando eres meditativo.

    Es justo a la inversa : la meditación llega cuando estás contento. Pero estar contento es difícil y aprender meditación es fácil. Puedes ser feliz mediante un drástico cambio en tu estilo de vida, un cambio abrupto–porque no hay tiempo para perder. Un cambio súbito — un súbito fragor de trueno — una discontinuidad.

    Eso es lo que yo quiero decir con sannyas: una discontinuidad con el pasado. Un súbito fragor de trueno, y te mueres para lo viejo y empiezas de nuevo, desde A, B, C. Naces de nuevo.Comienzas de nuevo tu vida como lo habrías hecho si no hubiese habido ningún modelo enseñado por tus padres, ni por tu sociedad, ni por el estado; como tú lo habrías hecho, como debería haber sido, si no hubiese habido nadie para distraerte. Pero estabas distraído. Tú tienes que dejar caer todos esos modelos que se han sido forzados en tí, y tienes que encontrar tu propia llama interna.

    A Sudden Clash of Thunder 

Que es el alma

¿Qué es el alma?

Pregunta:

¿Qué es eso a lo que llamas atman, alma? ¿Es esta alma la consciencia misma o es algo individual?

Osho:

En realidad, no importa cómo lo llamemos; nos equivocaremos. Toda conceptualización yerra con lo Real; cualquier conceptualización. Así pues, todo aquello que ha sido conocido como el yo, el alma, el atman, no será lo Real. No puede serlo. Todos los que lo han definido, lo han definido con una condición: están tratando de hacer algo que es absurdo. Están hablando de lo que no puede ser expresado; están definiendo lo que no puede ser definido; están construyendo una teoría sobre lo que no puede ser conocido.

Sobre esto ha habido tres actitudes.

Primera. Están los místicos, los que saben, aquellos que han permanecido totalmente en silencio sobre ello. No dan ninguna definición; dicen que una definición es algo fútil. Ha habido luego otro grupo de místicos, el grupo mayor, que dice, “Incluso un esfuerzo que es fútil puede ser de utilidad. A veces, incluso la falsa teoría conduce a la verdad, a veces incluso lo erróneo puede llegar a ser cierto, a veces incluso un paso en falso puede conducirte al verdadero final. Puede parecer falso en aquel instante, o incluso, al final, puede resultar falso, pero aún así, las falsas estratagemas pueden ayudar”.

Este segundo grupo siente que, permaneciendo en silencio, estás todavía expresando algo que no puede ser expresado. Y este segundo tipo de místico posee una característica: emplea definiciones.

Luego existe una tercera clase de místico que ni ha permanecido en silencio, ni ha establecido definiciones. Simplemente lo han negado todo para que no te obsesiones con ello.

Buda pertenece a este tercer tipo. Si le preguntas sobre si hay un alma, si hay un dios, si hay algo más allá de la vida, él simplemente lo negará. Incluso a las puertas de la muerte, cuando alguien le preguntó, “Más allá de la muerte, ¿existirás?”, él lo negó.

El dijo, “¡No! No existiré. Desapareceré de la existencia igual que se extingue una llama”. No puedes preguntar dónde se va la llama cuando se extingue; simplemente desaparece. Por eso Buda dice que nirvana significa “extinción de la llama”, no sólo Moksha, no sólo Liberación. Buda dice, “Esto es la Liberación: extinguirse completamente. Existir es estar en alguna forma, en algún lugar, ser un esclavo”. Este es el tercer tipo.

Esos tres tipos están en conflicto porque aquél que habla sentirá que aquellos que han permanecido en silencio no tienen suficiente compasión, que deberían haber dicho algo para los que no son capaces de comprender el silencio. Y aquellos que lo han definido, lo han definido de tantas maneras que todo son disputas sobre ellas; obligadamente existirán disputas.

Todas las definiciones son estratagemas. Uno puede definir en un sentido; Mahavira define en un sentido y Shankara define en otro sentido, porque todas las definiciones son igualmente falsas o verdaderas. Ese no es el punto. El cómo lo defina, depende del tipo de persona que sea. Existen muchas definiciones y esas definiciones se han convertido en muchas religiones, en muchos sistemas filosóficos. Han confundido ya la mente del hombre hasta tal punto que, realmente, a veces parece que aquellos que han permanecido en silencio tenían más compasión. Las definiciones se han convertido en conflictos. Una definición no tolera la otra pues, si no, se contradice a sí misma.

Mahavira trató de expresar que toda definición posee algo de verdad en ella, pero sólo algo. Algo sigue siendo falso en todas las definiciones. Pero fue imposible para Mahavira tener una gran cantidad de seguidores porque si no defines con claridad, entonces la confusa mente se confunde aún más. Si dices, “Todos los caminos son correctos”, entonces estás diciendo, “No hay ningún camino”, y uno que haya encontrado el camino se quedará perplejo. No podrás obtener ninguna ayuda de mí si te digo, “Todos los caminos son correctos; vayas donde vayas, vas hacia lo Divino. Ve adonde quieras. Haz lo que quieras. Todo posee algo de verdad”. Es cierto, pero no ayuda.

Si defines de una determinada forma y haces una definición absoluta, todas las otras definiciones se vuelven falsas. Debido a que Shankara ha de definir las cosas de forma exacta, él puede decir, “Buda no está en lo cierto, está equivocado”. Pero si presentas a Buda como alguien que está equivocado, eso simplemente crea confusión. ¿Cómo va a estar Buda equivocado? ¿Cómo puede un Cristo estar equivocado? ¿Es que solamente Shankara está en lo cierto? Entonces surgen los conflictos.

Incluso la tercera actitud, la actitud budista de la negación, no ha ayudado. No ha ayudado porque al negar, la búsqueda misma desaparece, y sin la búsqueda no hay necesidad de negar. Muy poca gente es capaz de comprender lo que es la auténtica extinción. El apego a la vida está tan profundamente arraigado que estamos buscando un Dios que es parte de nuestro apego por la vida; buscamos realmente más vida. Incluso si buscamos el Moksha, no buscamos la muerte total. Queremos estar ahí sea como sea.

A Buda se le planteó una y otra vez, continuamente durante cuarenta años, una sola pregunta: “Si vamos a desaparecer por completo, entonces ¿a qué viene este esfuerzo total? ¡Parece que no tenga sentido! ¿Sólo para dejar de existir? ¿Sólo para extinguirnos? ¿Por qué todo este esfuerzo?” Y aun así la gente alrededor de Buda percibía que él no se había extinguido, que realmente, él se había convertido en algo más. Ese era el sentimiento. Buda se había convertido en algo más, pero aun así continuaba negando y negando.

¿Cómo vas a definir algo que no puede ser definido? Pero, o bien tendrás que permanecer en silencio, o bien tendrás que definirlo.

En cuanto a mí, no pertenezco a ninguno de esos tres grupos. Por eso no puedo ser consistente. Cada uno de esos tres grupos puede ser consistente, pero a mí no me preocupa en absoluto el concepto de “alma”. Siempre me ocupo del que pregunta, del que plantea la pregunta. ¿Cómo puede él, ser ayudado? Si creo que él puede ser ayudado mediante la fe positiva, entonces la proclamó. Si siento que puede ser ayudado mediante el silencio, entonces guardo silencio. Si siento que puede ser ayudado por una definición, entonces le doy la definición. Para mí, todo es una pura estratagema. No hay nada serio en ello: es una simple estratagema.

Una definición puede no ser verdad. De hecho, si tengo que hacerme entender, no puede ser realmente verdad. Tú no sabes lo que es el alma, no has conocido lo que es esta explosión que llamamos Brahman, lo Divino. No sabes el significado; solamente conoces las palabras. Las palabras que tú no has experimentado son simples sonidos sin sentido. Tú puedes crear el sonido “dios”, pero a menos que tú hayas conocido a Dios, es simplemente una palabra.

“Corazón” es una palabra significativa, “vaca” es una palabra significativa, porque tú has experimentado por ti mismo lo que significan. Pero “dios” es simplemente una palabra para ti, “alma” es simplemente una palabra. Si yo tengo que ayudarte, solamente puedo ayudarte con una falsa definición, porque tú no tienes experiencia alguna de Dios, no tienes ninguna experiencia del alma. Y a menos que yo pueda definirla utilizando algo que tú conozcas, la definición será inútil.

Para una persona que nunca haya visto una flor pero que sepa lo que es un diamante, he de definir las flores basándome en los diamantes. No hay otra forma. Una flor no tiene nada que ver con los diamantes, pero aún así, se puede indicar algo con ellos. Puedo decir, “Las flores son diamantes con vida, diamantes vivientes”. En su conjunto es falso. Los diamantes son irrelevantes, pero si yo digo, “Las flores son diamantes vivientes, diamantes que crecen”, puedo generar en ti un deseo por experimentarlo. Una definición solamente está en función de ayudarte para que lo experimentes. Todas las definiciones son así.

Si no has conocido lo que son los diamantes, si no has conocido nada positivo a través de lo cual yo pueda crear una definición, entonces tendré que definirlo mediante lo negativo. Si no posees ningún sentimiento positivo hacia algo, tendré que definirlo utilizando la negación. Diré, “Tu sufrimiento no forma parte del alma”. Dukka, la angustia que eres, no forma parte del alma. Tengo que definirlo negativamente en función de algo que te haga sentir cómo inválido, de algo que te haga morir, en función de algo que sea una carga para ti, de algo que se haya convertido en un infierno para ti. He de definirlo de forma negativa diciendo, “No será esto; será totalmente el opuesto”.

De modo que, conmigo, depende. Depende. No tengo respuestas absolutas, solamente tengo estratagemas. Solamente respuestas psicológicas. Y la respuesta no depende de mí, depende de ti, porque en función de ti te he de dar una respuesta determinada.

Por eso yo no puedo ser un gurú, ¡Nunca! Buda puede convertirse en uno, pero yo no puedo. Debido a que tú eres tan inconsistente, al ser cada individuo tan diferente, ¿cómo voy a ser yo consistente? No puedo. Y no puedo crear una secta, porque para esto se necesita muchísima consistencia. Y si tú quieres crear una secta, debes ser consistente, estúpidamente consistente, debes negar todas las inconsistencias. Están ahí, pero debes negarlas, pues si no, no podrás atraer a los seguidores. Así pues, soy más parecido a un psiquiatra—más algo—que a un gurú.

Para mí, tú eres lo importante. Si eres capaz de entender esto, entonces podré decir algo más. Con “consciencia” quiero decir un movimiento hacia un “estar totalmente vivo”. Nunca estás totalmente vivo; a veces estás más vivo—eso, lo sabes—y a veces estás menos vivo. Y cuando estás más vivo, te sientes feliz. La felicidad no es nada más que una interpretación de tu “estar vivo” en un mayor grado. Si amas a alguien, entonces, con ella, te sientes más vivo, y ese mayor “estar vivo” te aporta el sentimiento de felicidad. Luego vas proyectando las razones de tu felicidad sobre los demás.

Cuando te encuentras con la naturaleza, estás más vivo. Cuando estás en la montaña, estás más vivo y cuando vives solamente con máquinas, estás menos vivo, por causa de la asociación. Con los árboles estás más vivo porque una vez fuiste árbol. En lo más profundo somos simplemente árboles andantes, con raíces en el aire, no en la tierra. Y cuando miras al océano te sientes más vivo porque la primera vida nació en el océano. De hecho, en nuestros cuerpos todavía tenemos la misma composición de agua que el océano, la misma cantidad de sal que tiene el océano.

Cuando estas con una mujer, si eres del sexo opuesto, empiezas a sentirte más vivo que si estás con un hombre. Con un hombre te sientes menos vivo porque nada está tirando de ti. Estás encerrado, la energía opuesta tira de ti hacia afuera; la llama oscila, tú te sientes más vivo. Y siempre que empieces a sentirte más vivo, empezarás a sentirte feliz.

Cuando empleamos la palabra “alma”, queremos decir “estar totalmente vivo”; estar totalmente vivo no respecto a alguien más, si no respecto a nosotros mismos. Estar totalmente vivo sin causas exteriores. El océano no está ahí y tú te conviertes en el océano; el cielo no está ahí y te conviertes en puro espacio; la amada no está ahí y tú eres puro amor, nada más.

Lo que quiero decir es que empiezas a vivir de forma independiente. No existe dependencia de nadie ni de nada: estás liberado. Y con esta liberación, esta liberación interior, no puedes perder tu felicidad. Esto es vivir totalmente, esto es consciencia total. No puede perderse.

Con este “estar totalmente vivo”, puede que ocurran muchas cosas que no pueden ser entendidas realmente a menos que hayan sucedido. Pero, como tentativa, puedo darte esta definición de “alma”: ser totalmente consciente, estar totalmente vivo, totalmente dichoso, sin estar limitado por nada. Si empiezas a amar, o si puedes ser feliz sin razón alguna, entonces eres un alma, no un cuerpo. ¿Por qué?

Con “cuerpo” me refiero a la parte de tu alma que siempre existe en relación con la existencia exterior. Empiezas a sentirte triste cuando se presenta alguna causa para esa tristeza, o empiezas a sentirte bien cuando aparece alguna causa para esa felicidad, pero tú nunca te sientes a ti mismo sin que haya algo más ahí. Ese sentimiento, ese estado, cuando no hay nada más, pero tú permaneces estando totalmente vivo, totalmente consciente, es el alma.

Pero esto es un intento de definición. Solamente indica; no define, solamente señala. Ahí hay mucho, pero es tan sólo un dedo señalando la luna. Nunca confundas al dedo con la luna. El dedo no es la luna; es solamente un indicador. Olvídate del dedo y mira la luna. Pero todas las definiciones son así.

Preguntas si el alma es individual. Es una pregunta irrelevante, pero es pertinente para ti. Es como la pregunta que plantearía un hombre ciego.

Un hombre ciego se desplaza con su bastón. No puede ir sin él; busca y tantea con él en la oscuridad. Si le hablamos de operar sus ojos para curarlos de forma que pueda ver, el ciego preguntará, de forma muy pertinente, “Cuando tenga mis ojos, ¿seré capaz de tantear en la oscuridad con mi bastón?”

Si le decimos, “No necesitarás tu bastón”, él no podrá creerlo. El dirá, “No puedo vivir sin mi bastón, no puedo estar sin él. Lo que dices no es verosímil. No puedo imaginarlo. Sin mi bastón, no soy nadie. ¿Qué pasará con mi bastón? ¡Dímelo primero!”

En realidad, esta individualidad es como el bastón del ciego. Estas tanteando en la oscuridad con un ego porque no posees un alma. Este ego, este “yo”, es cómo tantear, porque no posees ojos. En el instante en que estés totalmente vivo, el ego desaparecerá. Formaba parte de tu ceguera, parte de tu ausencia de vitalidad o de tu vitalidad parcial, parte de tu inconsciencia, parte de tu ignorancia. Simplemente desaparece.

No es que tú seas un individuo o que tú no seas un individuo. Las dos cosas se vuelven irrelevantes. La individualidad no es importante, pero las preguntas continúan porque la fuente que hace las preguntas permanece siendo la misma.

Cuando Maulingaputta acudió ante Buda por primera vez le planteó muchas preguntas. Buda dijo, “¿Las estás planteando para resolver las preguntas o las estás planteando para obtener respuestas?”

Maulingaputta dijo, “¡He venido a hacerte preguntas y tú empiezas a preguntarme! Deja que lo piense, deja que reflexione”. Reflexionó sobre ello y al segundo día le dijo, “Realmente, he venido para resolverlas”.

Buda le dijo, “¿Has planteado esas mismas preguntas a alguien más?”

Maulingaputta dijo, “Las he estado planteando continuamente a todo el mundo durante treinta años”.

Buda dijo, “Planteándolas durante treinta años debes de haber obtenido muchas, muchas, muchas respuestas. Pero, ¿han resultado ser la respuesta?”

Maulingaputta dijo, “¡Ninguna!”

Entonces Buda le dijo, “No te daré ninguna respuesta. Ya se te han dado muchas respuestas en treinta años de plantear preguntas. Yo puedo añadir algunas más, pero eso no te servirá de nada. Así que te daré la solución, no la respuesta”.

Maulingaputta dijo, “De acuerdo, dámela”.

Pero Buda dijo, “No puedo dártela yo; ha de crecer en ti. Permanece pues conmigo durante un año, en silencio. No se te permitirá ni una sola pregunta. Permanece totalmente silencioso, quédate conmigo, y después de un año podrás preguntar. Entonces te daré la respuesta”.

Sariputta, el discípulo más importante de Buda, estaba sentado cerca, debajo de un árbol. Empezó a reír. Maulingaputta preguntó, “¿Por qué se ríe Sariputta? ¿Es que hay algo de qué reírse?”

Sariputta dijo, “Pregunta ahora si tienes algo que preguntar; no esperes un año. Nosotros hemos sido engañados. Esto me ha sucedido a mí también, porque después de un año, nadie pregunta. Si has permanecido totalmente en silencio durante un año, entonces el origen mismo del preguntar, desaparece. ¡Y este hombre es un tramposo! Este hombre es muy tramposo”, dijo Sariputta. “Después del año, no te dará respuesta alguna”.

A lo que Buda dijo, “Seré fiel a mi promesa, Sariputta. He sido fiel a mi promesa contigo también. No es mi culpa que tú no preguntes”.

Pasó un año y Maulingaputta permaneció en silencio. Meditaba en silencio y se hacía más y más silencioso exteriormente e interiormente. Entonces se convirtió en un estanque de silencio, sin vibraciones, sin ondas. Se olvidó de que había pasado un año. El día en que tenía que preguntar había llegado, pero él se había olvidado de sí mismo.

Buda le dijo, “Solía haber por aquí un hombre llamado Maulingaputta. ¿Dónde está? Vino a plantear algunas preguntas. Ha pasado un año. El día ha llegado, así que él ha de acudir ante mí”. Había diez mil monjes allí y todo el mundo trataba de descubrir dónde estaba Maulingaputta. ¡Y Maulingaputta también trataba de descubrir dónde estaba él mismo!

Buda le llamó y le dijo, “¿Qué buscas a tu alrededor? Tú eres el hombre. Y yo he de cumplir mi promesa, así que pregunta y te daré la respuesta”.

Maulingaputta dijo, “El que iba a preguntar está muerto; por eso es que estaba mirando a mi alrededor para ver dónde estaba ese hombre, Maulingaputta. Yo también he oído su nombre, pero hace mucho que él se ha ido”.

La fuente original debe ser transformada; si no, seguiremos preguntando. Y hay gente que te irá suministrado respuestas. Te sientes bien preguntando; ellos se sienten bien contestando, pero lo que continúa es solamente un engaño mutuo.

Meditación: El Arte del Éxtasis, cap 11

ES LA TEORIA DE LAS SUPER CUERDAS, SON CIENTIFICOS LOS QUE EXPLICAN

ES LA TEORIA DE LAS SUPER CUERDAS, SON CIENTIFICOS LOS  QUE EXPLICAN
10 dimensiones
    Los físicos que trabajan con supercuerdas afirman que de modo singular surgen en esta teoría dimensiones extras al intentar explicar mecanismos básicos que rigen el mundo de cuatro dimensiones (tres espaciales más el tiempo). Pero por si fuera poco complicado, ellos se encuentran en sus cálculos con seis dimensiones más, lo que ha venido ser el meollo más criticado de las supercuerdas.

“Nos gustaría trabajar con cuatro dimensiones, sería estupendo que la teoría predijera sólo cuatro dimensiones, pero no es así”. Ha acotado uno de los más conocidos físicos seguidores de las supercuerdas Paul Townsend.
La diez o más dimensiones no son algo que elijamos libremente, sino que algo que predice la teoría”. continúa.
    Bien, pero ¿dónde están los bichos que aparecen y desaparecen en nuestro mundo de tres dimensiones espaciales ? No se ha visto nada así que reclame más dimensiones para ser explicado y no existen dimensiones de este tipo en la actualidad.

    Pero los especialistas en supercuerdas afirman que surgen las dimensiones extras como una necesidad al intentar describir la historia del universo en sus primeros instantes, cuando tenía la edad de una billonésima de billonésima de segundo y la gravedad estaba todavía unida (era lo mismo) a las otras fuerzas de la naturaleza. Fuerzas, por cierto, como el electromagnetismo y la fuerza nuclear débil de la desintegración atómica (y esto ha sido comprobado experimentalmente) que era lo mismo en el cosmos muy joven aunque ahora perezcan muy diferentes.

    Con las supercuerdas se espera encontrar una explicación para las partículas elementales, sus propiedades y sus fuerzas de interacción, explicar lo que sucede con el espacio y el tiempo a distancias muy pequeñas. Describir al universo bajo una estructura matemática en la cual se requiere a la gravedad para su consistencia, mientras que todas las teorías físicas previas en las que está implicada la mecánica cuántica no son consistentes al introducir la gravedad, que es una de las fuerzas de la naturaleza y que no se puede dejar de lado si se anhela tener una comprensión acabada.

    La idea básica en la cual se sostiene el modelo de las supercuerdas es que en cierto sentido sólo hay una partícula elemental, un tipo de cuerda, como ya hemos intentado describir anteriormente, que puede vibrar y moverse en modos diferentes. Así, todas las partículas observadas (como los quarks o electrones) son diferentes movimientos y configuraciones de una supercuerda. Por ello es que la teoría de supercuerdas exige que hayan dimensiones espaciales adicionales sumadas a las tres convencionales más el tiempo.

    Las dimensiones extras de estas cuerdas tienen que estar enrolladas en sí mismas en configuraciones muy pequeñas de manera que no son observables normalmente. La única manera de poder verlas -si que existen- sería en experimentos de muy altísima energía, muy por encima de la que se ha alcanzado con los más potentes aceleradores de partículas que hasta hoy se conocen.

    Si el universo tenía muchas más dimensiones que ahora en sus comienzos ¿dónde han ido a para las que ahora no percibimos? La respuesta que dan es que éstas se compactaron espontáneamente que se convirtió en algo infinitamente pequeño. Se convirtieron en algo tan diminuto que no podemos apreciar, algo así como un lápiz que tiene tres dimensiones pero se ve como una línea (como si perdiera una dimensión) al alejarse y hacerse más y más pequeño ante nuestros ojos.

    La teoría de supercuerdas sugiere que la gravedad estaba integrada con las otras fuerzas de la naturaleza al principio del universo, cuando, estaban todas las dimensiones desplegadas; luego se escondieron varias de ella, las fuerzas se diferenciaron y el cosmos evolucionó hacia su estado actual: cuatro fuerzas distintas en cuatro dimensiones.

    Lo cierto es que hasta principios del año 2001, los fundamentos teóricos que se han logrado estructurar en los distintos modelos de la teoría, distan de ser constantes y claros. Un principio físico fundamental en la teoría de supercuerdas, incluido el modelo M, está todavía ausente. Por ello, así no cabe más que seguirnos preguntando: ¿qué es la teoría de supercuerdas? En cualquier caso, es una teoría tentativa cuyo perfeccionamiento teórico y comprobación experimental es necesario. Esperemos a ver cómo evoluciona la física en esa dirección.

http://www.astrocosmo.cl/h-foton/h-foton-12_05-03-06.htm

Malaka

la policia oculta

LA POLICIA OCULTA

            Diversos ocultistas, entre ellos especialmente Dion Fortune, se refieren numerosas veces a este “cuerpo de seguridad” astral. Esto engloba la multitud de casos en que un estudiante de esoterismo, ante una situación límite o de peligro, recibe la respuesta a sus interrogantes en forma de voces que susurran a su oído la respuesta (“clariaudiencia”), o en forma de figura estilizada, emanando firmeza y tranquilidad, en sueños o durante la meditación. Pero lo que más nos ha llamado la atención, y lo que nos evidencia que no se trata de entes que actúen solitariamente, es que muchas logias ocultistas con distintos niveles de entrenamiento saben de su existencia o, en planos más avanzados de evolución, entran en contacto periódico con ella para apoyar sus fines que parecen ser los de impedir un avance de la Goética (vulgarmente, “magia negra”) en el mundo, y evitar que entes astrales inferiores sigan perjudicando a los seres humanos

            Pero otra cosa que resulta distintiva es una especie de “emblema” que parece advertir su aparición. Efectivamente, cuando estamos sumidos en profunda meditación sobre nuestras angustias o problemas, es posible que aparezca como un relámpago la visión de un triángulo equilátero rojo inscripto en un círculo plateado: el símbolo de la Policía Oculta. Pero también podemos valernos de una técnica sumamente útil: si meditamos profundamente sobre ese símbolo cuando los problemas nos agobian, es posible que la Policía Oculta o Policía Astral se haga presente, ya sea en la forma de una respuesta susurrada o bien ocurriendo que los hechos comienzan a concatenarse de las formas más insólitas e inesperadas y los caminos se abren positivamente.

            Este tema de la Policía Oculta es realmente fascinante y por cierto dudaríamos de su realidad si no fuera que los testimonios de terceros y la experiencia personal demuestran lo contrario. Es creíble, como afirman algunos autores, que este cuerpo se encuentre estrechamente vinculado a la Hermandad Blanca, y se afirma que la hoy desaparecida FUDOSI (Federación Universal de Órdenes y Sociedades Iniciáticas, institución que desde mediados del siglo pasado a idéntica altura del presente nucleó con proyectos comunes a las más fuertes organizaciones esotéricas de ese entonces) era una corporación que en el mundo visible llevaba a cabo las directivas de la Policía Oculta.

            Además de concentrarnos en el símbolo ya mencionado, recomendamos efectuar las sesiones de meditación a la luz de una vela blanca y con el uso de incienso en grano en cantidad tal que nos permita saturar la habitación con su fragancia. Debemos concentrarnos sólo en el símbolo ya descripto, no siendo necesario formular preguntas o elevar ruegos, ya que nuestras necesidades, permanentemente presentes en nuestro inconsciente, teñirán nuestro aura con colores tan particulares, afectando incluso la forma del mismo, que aquélla, a manera de un mensaje simbólico, ha de hablar por sí misma

            Algunos síntomas indicativos de que estamos siendo objeto de violencia psíquica de origen sectario (esto es, cuando el origen del ataque reside en las artimañas más o menos mágicas o sencillamente psíquicas de un eventual enemigo) son, por ejemplo, la aparición repetida, en forma de fugaz pero contundente visión, del rostro de alguna persona conocida sobre un fondo negro o rojo, especialmente si tales imágenes fluyen en los momentos previos al sueño o apenas despertamos, es decir, en el estado psicológico conocido como estado hipnagógico y estado hipnopómpico, ambos propios del preconsciente, cuando el natural, espontáneo incremento en la producción de ritmos alfa por nuestro cerebro nos sensibiliza particularmente para este tipo de percepciones. Y, que duda cabe, tal certeza estará particularmente afirmada

si tal aparición (sobre todo si tenemos motivos para sospechar de tal persona) se sucede durante varias noches. El rostro de nuestro oponente aparecerá aun cuando hubiera “encargado” el trabajo a terceros pues, en última instancia y a los fines esotéricos, él mismo ha sido el impulso inicial que llevó a la gestación del acto, a los fines de sus consecuencias y, por extensión, a los fines kármicos.

            Las larvas astrales suelen dejar huellas físicas de sus ataques en una incipiente taquicardia, gran agotamiento al despertar y pequeñas heridas punzantes y sangrantes que, extrañamente, desaparecen a los pocos días y a veces simplemente en horas después de manifestarse.

            Los PMT, además de ser en ocasiones nebulosamente observables por personas particularmente sensitivas o incipientes clarividentes, nos señalan característicamente su presencia cuando las personas afectadas se muestran renuentes a dormir, y en ocasiones expresan hasta pánico de hacerlo.

            Otros buenos métodos de comprobación en cuanto a la existencia de un ataque, son: (a) encendido de sahumerios, conos defumadores y carbones inciensarios con incienso en grano y mirra (especialmente este último sistema): si se observa una marcada dificultad en la combustión de los mismos (desechándose toda explicación convencional como humedad en los elementos), especialmente en horas astrológicas de Saturno. Por el contrario, si su combustión es excesivamente veloz, o si bien los carbones literalmente estallan (llegando a dispersarse en distintas direcciones) podremos sospechar estar en presencia de un vórtice.

            Percibir olores nauseabundos sin razón aparente es otra importante señal, siempre y cuando este olor sea sentido por más de una persona presente; cuando lo percibe una sola, si esto se repite, como el olor de plástico quemado, puede ser indicio de afecciones cerebrales. Estos olores, muy semejantes a los de carne o flores en descomposición, tienen que repetirse diariamente pero no durar en su manifestación menos de diez minutos ni mucho más de treinta, corridos, para ser tomados en cuenta como indicativos.

            También en casos extremos, pueden aparecer extrañas manchas de suciedad (y a veces de barro o por lo menos, algo que se le parece mucho) en pisos, paredes y cielorrasos, quizás algún tipo de exudación ectoplasmática, pudiendo afectar forma de huellas de animales. En estos casos, su manifestación es permanente, y sólo cede a insistentes lavados.

Medicina tradicional-399

Agustin Guzmán

Yo no estoy de acuerdo con ese nombre de chamán, chamanismo. Todos sabemos el orígen de esa palavra.

En el Tawantinsuyu (la nación de los inkas) se decia Hampeqcamayoc(el que sabe medicina). Actualmente en Ecuador se dice Yachaq(sabio), en Bolivia existen los medicos Kallawayas(que quiere decir medicina andante). Los nativos norteamericanos dicen “medicineman”, o “medicinewoman”, que es el hombre o mujer que practica y sabe medicina, y en Mexico, a lo que nosostros llamamos de curanderos se les llama medicos tradicionales.

Entonces pues yo me quedo con este nombre de medico tradicional. Y en Mexico hay una academia de medicinal tradicional y también alli esta la sede de la federación Mundial de Medicinal Tradicional.

Nuestra medicina tradicional también es ciencia, y despues es magia, misterio y religión. Aqui medicina y religión van juntas. Entonces dejemonos de colocar nombres que vienen de afuera y que ahora estan de moda. Por lo que yo sé chamanismo es una moda ahora, pero la medicina tradicional no es moda, es la manera como nosostros honramos a nuestros ancestros. También se dice que estan rescatando, pero no es asi. Nosotros no estamos perdidos para que nos rescaten, lo que se esta haciendo es tratar de preservar este conocimiento y compartirlo con las demás personas.

Y para terminar, la medicina occidental no cura, solamente lo que hace es parar el dolor fisico por un tiempo, pero el problema o causa de ese dolor sigue alli, y entonces es la medicina tradicional que cura las enfermedades, ya que estas estan en el cuerpo emocional.

El Uso del Wachuma

El Uso del Wachuma (Trichocereus Pachanoi) en la Medicina Tradicional
Agustín Guzmán

Según la arqueología, en los Andes de América del Sur 3,000 A.C. ya se usaba esta planta medicinal, siendo la cultura madre Chavín de Huantar, considerándose como el primer centro de iniciación espiritual en América del Sur. Es en ese lugar, donde tenemos pruebas concretas del uso del Wachuma.

Con la llegada de los Inkas, se incrementa su uso, tal es así que fue usada en todo el Tawantinsuyu. Sin embargo, con la llegada de los españoles a América, esta planta fue casi destruida y se tergiversó su uso y conceptualización debido a que los españoles no entendieron la ideología del pueblo Inka. Algo similar sucedió también en México.

Esto nos lleva a hablar de su uso sagrado y medicinal, sagrado porque nos lleva a conectarnos directamente con lo Divino (Dios) y después nos cura y nos abre la conciencia para el autoaprendizaje. Actualmente se le conoce como San Pedro, siendo su nombre original en quechua “Wachuma”. Por qué San Pedro? Porque según los católicos es San Pedro quien abre las puertas del cielo. Su nombre científico es Trichocereus Pachanoi y su principal componente químico es la mescalina.

Desde hace aproximadamente 13 años, vengo estudiando, practicando y difundiendo el uso y bondades de esta planta medicinal. Durante este período, adquirí mucha experiencia en la aplicación y uso del Wachuma en la sanación de personas obteniendo excelentes resultados terapeúticos. Esta planta, al ingerirla, tiene la cualidad de despertar los sentidos del ser humano (estados alterados de conciencia) para trabajar con el inconsciente, que es donde se almacena la mayor parte de traumas que pueden ser adquiridos desde que estamos en el vientre de nuestra madre.

Entonces, para mí no existen meramente enfermedades físicas, sino enfermedades a nivel emocional y psicológico que se reflejan a nivel físico. Estas enfermedades emocionales y psicológicas no se curan con la medicina occidental, ya que sólo está dirigida al cuerpo físico. Sin embargo, sí podemos curarlas usando Wachuma, ya que trabaja paralelamente en los tres cuerpos fundamentales: físico, mental y espiritual.

Recientemente, vengo experimentando la aplicación del Wachuma a nivel terapeútico usando aguas termo-medicinales, esto quiere decir que después de que las personas ingieren esta medicina, ingresan al agua termal que está aproximadamente a 50 grados centígrados de temperatura. Es aquí donde el cuerpo de la persona, con la ayuda de ambos elementos, se relaja volviéndose muy flexible y sensible, lo que le permite trabajar de manera mucho más profunda en su inconsciente, pudiendo regresionar hasta el momento de su nacimiento y así sucesivamente. La otra cualidad que tiene el Wachuma es que lleva a la persona a encontrar el origen de su trauma, que puede estar en esta o en “otras” vidas. El Wachuma no tiene contraindicaciones, tal es el caso que se puede utilizar con todas las personas desde niños hasta la edad de 60 años. He tenido casos de personas con problemas cardíacos, problemas de locura, epilepsia, stress, frigidez y otros. Todo esto puede ser posible, si se le cuida de una manera adecuada al paciente.

Entonces, es este esfuerzo de muchos años lo que deseo compartir con los asistentes a este congreso y estoy a su entera disposición para colaborar y dar a conocer a toda la humanidad los beneficios del uso medicinal del Wachuma, porque esta fue y es la misión de los Inkas… transmitir este conocimiento ancestral para el bienestar del ser humano.

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AGUSTIN GUZMAN Nacido en Perú. Autodidácta en el campo de la medicina tradicional. Actualmente es Presidente de la Organización No Gubernamental “Comunidad Tawantinsuyu” cuyo objetivo principal es rescatar, preservar, practicar y difundir los beneficios de la medicina nativa ancestral.

Los ritos del color

Los ritos del color
El Palacio de Caja Cantabria en Santillana acogerá durante el verano una espectacular muestra fotográfica sobre tribus y formas de vida en extinción
GUILLERMO BALBONA/SANTANDER
Los ritos del color
PERFILES. Un mosaico de algunas de las imágenes de la muestra. / DM
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Ostentar para perpetuar el poder del clan
El itinerario del universo cromático de unas formas de vida que la modernidad conduce inevitablemente a las puertas de su extinción, centra una espectacular propuesta fotográfica que recalará este verano en Cantabria. Una iniciativa del programa de Caja Cantabria, a través de National Geographic, integrada por imágenes del fotógrafo y catedrático de Bellas Artes Pedro Saura quien estudió a través de la imagen «los procesos de decoración corporal en las diferentes tribus de las tierras altas de Papúa y Nueva Guinea, su función y su significado».

El Palacio de la Caja en Santillana acogerá así durante el verano esta nueva cita fotográfica completando un denso programa expositivo, que se ha iniciado este año en ese espacio de la villa con la obra de Enrique Gran y proseguirá en mayo con una muestra fotográfica, ya avanzada, que profundizará «en los secretos del mundo animal en enclaves privilegiados de la región». Angel González y Javier Ibarra son los autores de ‘Cantabria. Naturaleza salvaje’, una de la citas más singulares que se ofrecerá en la región durante el presente año. El pasado año, la exitosa exposición fotográfica del verano fue ‘Los volcanes y los hombres’, del fotógrafo francés Philippe Bourseiller.

La próxima cita estival reflejará ese «último y gran tesoro antropológico de nuestro planeta: sus habitantes, repartidos por todo el territorio, con 700 lenguas diferentes y con unos ritos y tradiciones que vienen repitiéndose desde tiempos prehistóricos».

En el año 1930 más de un millón de personas vivía en las tierras altas de Nueva Guinea, un vasto territorio inexplorado en el centro de la isla. Su existencia había permanecido ignorada hasta esa fecha. Se agrupaban en cientos de tribus y clanes, y vivían en la prehistoria. Los primeros occidentales que contactaron con estos pueblos fueron los hermanos australianos Michael, Daniel y James Leahy, prospectores de oro. «Aislados en sus valles, separados del resto del mundo por las altas cordilleras de la isla y por las grandes extensiones de pantanos y manglares costeros, los habitantes de las tierras altas, los highlanders, se creían los únicos pobladores del planeta. Cuando vieron aparecer a aquellos individuos de tez pálida pensaron que sus antepasados habían regresado del más allá», relata Saura.

El blanco, el color de la muerte según sus creencias ancestrales, estaba presente en el tono de piel de sus inesperados visitantes. Michael Leahy, director de la expedición, y su equipo fueron tratados en unos casos como dioses, en otros, rechazados y atacados, pero siempre recibidos con desconfianza, cuando no con verdadero terror. Pedro Saura ha señalado que su primer encuentro con este asombroso mundo tuvo lugar en 1983, cuando, tras varias semanas de navegación por el archipiélago de las Salomón, Bougainville y las islas Bismarck, desembarcó en la costa nordeste de Nueva Guinea. Una creación con las todavía hoy auténticas tribus de las tierras altas, «en cuyos decorados siguen empleando, no sabemos hasta cuándo, elementos y diseños tal y como vienen haciendo desde hace mucho tiempo». Hace dos años, bajo el epígrafe de ‘Una mirada distinta’, el arte paleolítico de Cantabria fue el protagonista de una espectacular muestra que recaló en el Mercado del Este, en un itinerario integrado precisamente por fotografías de Pedro Saura que revelan la riqueza y diversidad que posee la comunidad de este patrimonio. El catedrático y profesor de Bellas Artes de la Universidad Complutense, Pedro Saura, artífice del trabajo artístico de las pinturas de la réplica de la cueva de Altamira, junto a Matilde Múzquiz, también es autor de los cuatro facsímiles de pinturas rupestres ubicadas en el Museo de Altamira: La Cueva de las Monedas, El Pendo, Chufin y Fuente de Salín Las grandes fotografías de Pedro Saura también retrataron un planteamiento general de las cuatro cavidades del Monte Castillo (El Castillo, Las Monedas, La Pasiega y Las Chimeneas), con especial incidencia en el arte rupestre. Uno de los stand de Cantabria en ARCO incluyó precisamente una de sus fotografías de Las Chimeneas.

Argentina: investigaciones con ayahuasca

Argentina: investigaciones con ayahuasca

Buenos Aires-Argentina, 06 Marzo 2005

Las investigaciones con ayahuasca en Rosario

En Rosario, un psiquiatra (subdirector del Hospital Psiquiátrico Agudo
Avila) y un antropólogo trabajan junto a un chamán peruano en la
investigación rigurosa de las propiedades curativas de la ayahuasca, el
brebaje que las poblaciones indígenas vienen utilizando desde hace siglos
para inducir trances en los que el paciente, sin perder la conciencia y
con ayuda del chamán, cura patologías y conflictos. Radar habló con los
responsables de esta fundación que intenta conciliar la tradición
occidental con el conocimiento de culturas ancestrales en sesiones que
quedan rigurosamente registradas.

Por Osvaldo Aguirre

Mesa Verde es el nombre de un asentamiento de los asanazi, comunidad
indígena de Nuevo México. También puede entenderse como el espacio donde
se reúne un círculo de investigadores. Y el color alude a las “plantas
de poder” utilizadas como medicinas por las culturas aborígenes. La
expresión, en fin, da el nombre a una fundación integrada por un grupo de
psiquiatras, médicos y antropólogos que, en Rosario, realiza
experiencias con ayahuasca y propone incorporarla en el tratamiento de
enfermedades, como hacen desde tiempos ancestrales los curanderos indígenas, o
chamanes, de Perú y Ecuador.

El psiquiatra Néstor Berlanda, a la vez subdirector del Hospital
Psiquiátrico Agudo Avila, de Rosario, y el antropólogo Diego Viegas son los
voceros de la Fundación Mesa Verde. El estudio que realizan sobre la
ayahuasca incluye el asesoramiento de un chamán peruano, Antonio Muñoz
Díaz, Don Antonio, médico de la etnia shipibo conibo que llevó la planta a
Rosario y condujo sesiones de ayahuasca. “Esto se hace en el marco de
una investigación científica, no es una cuestión alegre de ver qué es lo
que pasa”, aclara Berlanda. De hecho, las sesiones están sujetas a un
protocolo: en minuciosas planillas se deja constancia de las situaciones
vividas bajo trance. Es el material de un libro en preparación.

La ayahuasca (nombre científico: banisterosis capi) es una liana. El
significado de la palabra se cifra en su composición: aya, muerto,
espíritu, y huasca, cordel grueso, soga. Un link con los espíritus. Se la
llama planta maestra, porque permite conocer las propiedades medicinales
de otras. El brebaje que lleva su nombre se prepara mezclando pequeños
trozos de su tronco con hojas de otra planta, llamada chacruna
(psychotria viridis). Las muestras son machacadas y luego puestas a hervir hasta
obtener el líquido para las pócimas. El chamán sirve la medida que él
considera necesaria para su paciente.

“El primer contacto que tuvimos con la ayahuasca fue a partir del
antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna”, cuenta Néstor Berlanda. “Un grupo
de cuatro personas de Mesa Verde hicimos entonces la primera
experiencia y lo que vivimos desde el punto de vista personal y del potencial
psicoterapéutico que eso tenía nos llevó a plantearnos una investigación
más intensa. Para eso había que ir a las fuentes, y la fuente era la
selva amazónica.” Un miembro de la fundación viajó a la ciudad de
Pucallpa, en el Alto Amazonas peruano, se vinculó con la Asociación de Medicina
Tradicional (Ametra), entidad que reúne a curanderos indígenas, y
“pudimos traer material para trabajar”.

La ayahuasca “no provoca más efectos indeseables que una situación de
vómitos o diarrea, que tiene que ver con un efecto catártico desde el
punto de vista psíquico, emocional, más que con un efecto fisiológico
negativo”. Ese efecto disuade la adicción del profano. La vinculación con
Don Antonio, quien llegó a Rosario con un discípulo e intérprete, Juan
Maldonado, fue necesaria porque “nos faltaba el control de la ciencia
indígena”. Berlanda destaca que “el chamán no toma la ayahuasca de la
forma en que podemos llegarla a consumir los occidentales sino que la
utiliza como un instrumento de trabajo para diagnosticar la enfermedad y
ver el tratamiento. Algunos pueblos, por ejemplo los shuar de Ecuador, o
jíbaros, también la usan para resolver conflictos familiares; en esos
casos, todos los miembros de la familia, incluso los niños, toman
ayahuasca”. Después de obtener la revelación, el chamán prepara el
medicamento del paciente, exclusivamente con plantas.

En el “mareo”, o trance, “el chamán se pone en contacto con los
espíritus guías, los de las plantas o los que él tiene asociados para
trabajar; en nosotros, como occidentales, se produce un contacto con un
inconsciente desnudo, un estado de conciencia dialógica, como si hubiera dos
entidades, un observador que dialoga con uno mismo elaborando los
conflictos que puede tener”. El canto es el instrumento con el que opera el
chamán, al modo de un bisturí. “El chamán dice que repite el canto que
él escucha”, apunta Diego Viegas. “No es que proviene de él mismo sino
que los espíritus guías le van cantando al oído. Los sonidos provocan
unas visiones que son las que aparecen reflejadas por ejemplo en la etnia
shipibo conibo, uno de los pueblos amazónicos que tiene más
desarrollado el arte visionario. En las cushmas –los ponchos–, los tejidos, los
manteles, en sus bolsas, las mujeres reproducen un dibujo tradicional que
se repite de generación en generación y está basado en las visiones de
los chamanes. Para las curaciones el paciente es envuelto en esos
dibujos, un tipo de protección espiritual al que llaman arcana y con el
cual, después de dos o tres sesiones, se rechaza el mal.” El método se
utiliza en particular “en las enfermedades culturales propias de los
pueblos amazónicos, que se repiten en otros pueblos etnográficos, por
ejemplo en los del noroeste argentino: aquellas enfermedades como el susto o
el mal de ojo, que pueden ser hechicerías inducidas por chamanes
negros, o brujos, si queremos llamarlos así”.

El propósito de documentar cada paso de la experiencia es visible en
Mesa Verde. “Cuando trabajamos con Antonio, en la selva peruana y en
Rosario, pudimos filmar algunas de las sesiones”, cuenta Berlanda. “Una de
las cosas más interesantes es que en el trance le toma la mano al
paciente, le pasa la mano dos veces como si fuese a untar un pan y acto
seguido mira su mano para leer la enfermedad. Después empieza el canto
particular para ese paciente. Si bien existe una base, hay cantos
específicos para cada persona.” La Fundación editó un CD, Icaro de unania, con
cantos ceremoniales de Don Antonio. Unania es el término que designa al
curandero.

Las sesiones de ayahuasca se realizan de noche y a oscuras, para
permitir el desarrollo de las visiones. Cualquier luz, aun con los ojos
cerrados, es un obstáculo. “Cuando uno llega al estado de trance, las
visiones se superponen con lo que se ve en la realidad”, dice Berlanda, que
rechaza hablar de alucinaciones, porque “la alucinación es la percepción
sin objeto, o la percepción de algo que no existe: el chamán nunca
habla de algo irreal, tiene visiones de un mundo más real, para él la
realidad que conocemos es una apariencia, una versión tergiversada de otra
realidad, que es la verdadera”. El psiquiatra destaca además que en el
“profundo viaje interior” que significa el trance “uno no pierde la
conciencia en ningún momento, sino que sabe qué hace y dónde está”.

Pero la ayahuasca supone, como se dice, una experiencia no ordinaria de
conciencia. “Se dan así las situaciones que Jung llamaba de
sincronicidad, donde no habría una relación causal entre dos cosas vinculadas”,
apunta Berlanda. Por ejemplo, que el chamán afirme qué piensan sus
pacientes o compañeros de sesión. “Son momentos que estaríamos tentados de
llamar de telepatía”, agrega Viegas. “De hecho cuando se descubrió el
principio activo de la ayahuasca se la llamaba telepatina.”

La ayahuasca ha llevado a antropólogos y científicos al corazón de la
selva amazónica. También a escritores: en 1953, William Burroughs viajó
a Pucallpa e hizo su experiencia; siete años después siguió su camino
Allen Ginsberg. “Al cabo de una hora empecé a ver o sentir lo que me
pareció el Gran Ser, o algún sentido de Eso, que se aproximaba a mi mente
con una gran vagina húmeda”, escribió Ginsberg en Cartas del yagé, el
libro donde ambos relataron aquellos viajes. “Recién ahora se están
investigando un montón de situaciones que en algún momento aparecían como
algo fantástico y que uno puede encontrarle una explicación hasta
biológica”, dice al respecto Berlanda, para quien el contacto con la
ayahuasca marca “un antes y un después, porque determinó un cambio en mi vida a
partir de trabajar cosas muy fuertes de las que uno a veces ni siquiera
tiene registro”. La planta maestra “abre una perspectiva para
investigar el origen de ciertas patologías. Y tiene un potencial enorme desde el
punto de vista psicoterapéutico. Tenemos un trabajo hecho con
protocolos rigurosos, pero creemos que el tema da para profundizar estos
estudios”. Berlanda cita, a modo de ejemplo, los estudios de la
norteamericana Deborah Mash sobre la planta iboga, de la etnia bwiti, para el
tratamiento de alcoholismo y adicciones, las conclusiones del español Josep
Maria Fericgla sobre poblaciones indígenas consumidoras de ayahuasca,
según las cuales “aquellas personas que han tomado más de diez veces
tienen muy bajos niveles de ansiedad y depresión”, y las actividades del
Centro Takiwasi, que dirige en Perú el médico francés Jack Mabit, donde
la ayahuasca es utilizada para la recuperación de adictos de cocaína y
heroína. Dos religiones brasileñas, Santo Dame y Union da Vegetao,
utilizan la ayahuasca como sacramento en sus ceremonias. “A diferencia de lo
que ocurrió en el ‘60, cuando se bastardea el uso del LSD, a partir de
la década del ‘90 comienza la investigación científica sobre estas
sustancias”, dice Berlanda.

En la Fundación Mesa Verde, que cuenta con un espacioso parque para
realizar sus sesiones, se pueden cursar seminarios sobre “Chamanismo y
plantas sagradas” y “Enteógenos en los orígenes de la filosofía y la
religión”. Este año se espera una nueva visita de Don Antonio y la de un
chamán shuar. En los cursos “nos adentramos en el fenómeno de que quizás
este tipo de agentes vegetales estuvo como una cuestión muy fundamental
en los orígenes del sentimiento religioso del homo sapiens e incluso,
según algunos autores, en el origen de la propia conciencia del ser
humano”, dice Diego Viegas, para quien “el tema del chamanismo estuvo mal
comprendido durante muchos años por los antropólogos y los
historiadores: a partir del descubrimiento y la utilización de medicinas ancestrales
por parte de científicos occidentales, que se han animado como nosotros
a su consumo, se está haciendo un acercamiento más profundo”.

Viegas retribuyó la visita de Don Antonio con una excursión a la región
de Ucayali, donde vive el chamán. “Tuvimos un reencuentro en
Yarinacocha, al norte de Pucallpa –recuerda–, e hice un recorrido por distintas
zonas del río Ucayali, las localidades de Pahoyán y Tituntan, donde
viven comunidades enteras de indígenas y conocí a chamanes ancianos, que en
la actualidad no ejercen su oficio pero me contaron sus experiencias de
juventud.” Con Berlanda viajaron además a Huautla de Jiménez, en
México, el lugar donde el antropólogo Robert Gordon Wasson redescubrió en
1954 “ritos ancestrales prehispánicos con consumo de teonanacatl, carne de
Dios, los mal llamados hongos alucinógenos”.

La formación de un chamán requiere lo que se llama “hacer dieta”: un
prolongado período de abstinencia sexual, aislamiento en la selva y
restricción de alimentos, de modo de preparar el cuerpo para ingerir y
conocer las propiedades de la ayahuasca. El oficio corre peligro de
extinción. “Los jóvenes, imbuidos del avance de filosofías de corte capitalista
y occidental, no soportan un aprendizaje tan severo y tan sacrificado”,
dice Viegas.

En Rosario, sigue Berlanda, “nosotros presentamos a Don Antonio como
nuestro colega. Queremos mostrar que hay otra forma de medicina, que ha
curado durante miles de años y funciona actualmente en la atención
primaria de la salud con preparados vegetales en muchos lugares donde no
accede un médico tradicional”. Se trata de rescatar “el trato directo del
chamán con el paciente: el chamán ingresa directamente al mundo
emocional del paciente, a diferencia de la medicina actual, donde muchas veces
el médico ni siquiera levanta los ojos para atender a un paciente”. La
Fundación no se propone ser un grupo new age ni un lugar “alternativo”
respecto de los espacios académicos: “En todo caso queremos recuperar
antiguos valores hoy casi olvidados, relegados al terreno de lo
inconsciente, de lo arcano, de lo arquetípico, pero que sin embargo una vez
fueron un conocimiento empírico, fáctico, a partir del cual hemos llegado
como especie hasta nuestros días”. Una cultura que atesora la
ayahuasca.
http://http://www.fundacionmesaverde.com

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