La vida tiene sentido-3425

La vida empieza a tener sentido cuando ayudas a otro a ponerse de pie y a andar. Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y notas que no estás solo a pesar de estar en el desierto. Cuando miras al cielo y ves las estrellas que dominan el firmamento, y comprendes que no estás solo, comprendes que la vida es mucho más que el simple palpitar de tu corazón.

La vida tiene sentido cuando andas, cuando evolucionas, y no dejas tras de ti amargura. Cuando tras de ti has dejado amigos y hermanos, cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido, es cuando la vida tiene sentido.Si tras de ti has dejado odio, ésas serán las raíces que darán en el futuro frutos amargos; si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces y serán tu alimento en el andar de cada día.

Carta de un paciente con sida

HAY MUCHAS COSAS QUE PODRIA ESCRIBIR, SOBRE LO QUE ME ESTA PASANDO PERO SON TANTAS COSAS QUE PREFIERO RECOPILARLAS EN LOS SIGUIENTES SENTIMIENTOS:
MIEDO
A LO QUE VENDRA, AL RECHAZO, A LA HUMILLACIÓN, A NO PODER HACER FRENTE A LOS GASTOS, A NO PODER COMPRAR LOS MEDICAMENTOS, A NO TENER QUE COMER, A NO PODER VALERME POR MI MISMO, AL DOLOR, AL SUFRIMIENTO, A LA MUERTE, A LO QUE VENDRA DESPUES POR LA MUERTE.
FRUSTRACIÓN
POR NO PODER REALIZAR MIS METAS, MIS SUEÑOS, MIS ANHELOS, MIS OBJETIVOS A NO PODER ALCANZAR MI REALIZACIÓN PERSONAL Y PROFESIONAL, POR NO PODER ENCONTRAR LA PAREJA IDEAL O DISFRUTAR LA QUE TENGO, POR NO PODER ALCANZAR, POR NO PODER ALCANZAR LA MADUREZ, POR NO PODER RECOMPENZAR A MIS PADRES Y A MIS DEMÁS SERES QUERIDOS, POR LO QUE ME HICIERÓN FELIZ, TODA UNA VIDA, POR NO PODER SER LO QUE SIEMPRE QUISE SER.
CORAJE
DE QUE ME PASARA A MI, DE QUE ME HALLAN CONTAGIADO, DE QUE LA GENTE NO ENTIENDA, QUE ESTO NO ES CASTIGO, NI POR SER HOMOSEXUAL, DE QUE ME TRATEN COMO A UNA PERSONA DESAHUSIADA, COMO UN LEPROSO O UN APESTADO, DE QUE ME ECHEN EN CARA QUE FUE POR MI CULPA.
CULPA
POR QUE AUN CUANDO PUDE EVITARLO, NO LO HICE O NO QUISE, POR QUE NO PUDE SINO CONTAGIAR A ALGUIEN MAS.
TRISTEZA
POR QUE NO SALIERÓN LAS COSAS COMO YO LAS ESPERABA, POR QUE VOY A SUFRIR O HACER SUFRIR A LOS DEMÁS, POR QUE MI APARIENCIA SE VA HA DETERIORAR, Y VOY A TERMINAR DANDOME LASTIMA A MI MISMO Y A LOS DEMÁS, POR QUE VOY A DEJAR DE EXISTIR.
INCERTIDUMBRE
POR LO QUEPUEDA VENIR HOY, MAÑANA O EL FUTURO, SI ES QUE LO HAY, POR NO SABER CUANDO VOY A EMPEZAR A DESARROLLAR ESTA ENFERMEDAD, CUANDO DESARROLLARE SÍNTOMAS MORTALES O HASTA CUANDO VOY A PODER AGUANTAR, TODO LO QUE VENDRA, POR NO SABER CUANDO VOY A MORIR.
NOSTALGIA
POR NO PODER HACER LO QUE ANTES HACIA, POR TENER LA NECESIDAD DE CAMBIAR MIS HABÍTOS DE VIDA.
ENVIDIA
DE LAS PERSONAS QUE NO ESTAN ENFERMAS, DE LAS PERSONAS QUE HICIERÓN LO MISMO QUE YO E INCLUSO LO SIGUEN HACIENDO Y NO SE INFECTARÓN, DE LOS VIEJOS POR QUE LLEGARÓN A LA EDAD A LA QUE PROBABLEMENTE YO NO LLEGARE, DE LOS QUE TIENEN CUERPOS ATLÉTICOS, DE LOS QUE NO SE ENFERMAN, DE LOS QUE VIVEN SIN ESTA PREOCUPACIÓN, DE LOS QUE HACEN PLANES PARA EL FUTURO.
RESIGNACIÓN
PORQUE NO PUEDO CAMBIAR MI SEROPOSITIVIDAD, POR QUE NO ME QUEDA OTRA, PO QUE EL HECHO ES REAL, POR QUE TENGO QUE APRENDER A VIVIR CON ELLA.
ALEGRÍA
POR QUE NO VOY A LLEGAR A SER VIEJO, SOLO TRISTE, DESAMPARADO, ABANDONADO, POR QUE A LO MEJOR, DIOS ME DA ESTA OPORTUNIDAD PARA ARREPENTIRME A TIEMPO Y PODER MORIR EN PAZ, POR QUE VOY A MORIR CUANDO AÚN SOY ÚTIL Y LE HAGO FALTA A ALGUIÉN Y, CUANDO SOBRE TODO SEA TODAVÍA VÁLIDO ESTAR AQUÍ. Y NO CUANDO YA ESTORBE, POR QUE TAL VEZ MI MUERTE SIRVA PARA SALVAR A OTROS, POR QUE TAL VEZ EXIATAN GENTES QUE ME AYUDEN, ME ENTIENDAN Y SE PREOCUPEN POR MI, POR QUE PASAR POR LO QUE ESTOY PASANDO, TAL VEZ SEA LA MISIÓN, QUE DEBO DE CUMPLIR, EN ESTA VIDA…POR ÚLTIMO.
ESPERANZA
DE QUE SE RETRACE EL PROCESO, DE QUE DESCUBRAN UNA MEDICINA, DE QUE NO ME RECHACEN, DE QUE ME TRATEN BIÉN, ME ENTIENDAN, DE QUE NO ME ABANDONEN Y DE QUE NO TENGA QUE MORIR, PERO SOBRE TODO DE QUE NO TENGA QUE MORIR…
ATTE.
JOSÉ DE JESÚS
GRACIAS:
GLORIA

PENSAMIENTO INDIGENA

PENSAMIENTO INDIGENA

Amazonas 97

“no hemos heredado estas tierras de nuestros padres

sino las hemos tomado prestadas de nuestros hijos”

jefe Seattle, nación piel roja.

Que confronten las palabras

Escuchen primero

Y cuando se les pida su opinión hablen

Primero canaliza la palabra que vas a hablar

Analiza lo que se esta hablando

Es como juntar semilla y ponerla en su lugar

Eso une a la comunidad.

Don nacho, nación yaqui, México.

.

Nuestro esfuerzo es un grano de arena

Para los que amamos a la naturaleza

Los que queremos preservarla.

Cualquier árbol vale mas que mil palabras

Estamos para dar vida, no para quitarla

Estamos para preservar, no para destruir.

Don cirilo, nación maya, guatemala..

Cuando mi padre no llegaba a casa en semanas

Y mi madre no tenia pan para darnos de comer

Nos decía que comiéramos un pedazo de luna.

Cuando iba a la escuela y la sierra estaba nevada

Yo no tenia zapatitos y caminaba descalza,

Yo solo tenia siete años.

María, nación mapuche, chile.

Cuando las cosas se toman y no se pide permiso se hace daño

Todo tiene espiritu, cada cosa tiene su propio aliento

Hay que usar la ciencia ritual para hacer el pagamento

Que corresponde,

Esto es urgente conocerlo y comprenderlo.

Nación arhuaco, Colombia.

Si me porto bien y  no ando en malos pasos

Si mi alma y mi corazón son buenos y limpios

Entonces los dioses me verán con buenos ojos

No importa si mi sombrero es viejo y mi ropa desgarrada.

Si mi corazón es bueno, me convierte en reflejo de los dioses

Como un espejo.

Nación huichol, México.

El hombre muere cuando se aleja de la naturaleza

Dentro de ella se acerca a las estrellas.

Chapo, nación kunkaak.

Limpia tu vida de la ansiedad, de la impaciencia,

De tantas cosas que te afanan pero te separan

De nuestra madre tierra, así encontraras tranquilidad.

Destruye el deseo de poseerla, tu eres ya parte de ella

Comparte sus frutos lo mejor que puedas

Dando cariño y amor sin esperar recompensa

Asi encontraras la paz duradera

Y comenzaras a ser un verdadero raramuri

Hijo de dios.

.Nacion raramuri, mexico

Toda esa gente noble de espíritu y de corazón puro

A mis hermanos que espero volver a verlos

Ha sido un regalo muy grande de dios nuestro creador

Porque tengo hermanos en muchas partes.

Gracias señor.

“es que los hombres volverán a ser hermanos”

“hay que cuidar y guiar a nuestros hermanitos menores”

“Hay que escuchar y seguir el ejemplo de nuestros hermanos mayores”.

Carlos, ser puente nación kunkaak.

BREVIARIO DE PUDREDUMBRE (1949) EN LAS CIMAS DE LA DESESPERACIÓN (1933)

(Fragmento)

BREVIARIO DE PUDREDUMBRE

        (…) Me basta escuchar a alguien hablar sinceramente de ideal, de porvenir, de filosofía, escucharle decir “nosotros” y sentirse su intérprete, para que le considere mi enemigo. Veo en él un tirano fallido, casi en verdugo, tan odioso como los tiranos y los verdugos de gran clase. Es que toda fe ejerce una forma de terror, tanto más temible cuanto que los “puros” son sus agentes. Se sospecha de los ladinos, de los bribones, de los tranposos; sin embargo, no sabríamos imputarles ninguna de las grandes convulsiones de la historia; no creyendo en nada, no hurgan vuestros corazones, ni vuestros pensamientos más íntimos; os abandonan a vuestra molicie, a vuestra desesperación o a vuestra inutilidad; la humanidad les debe los pocos momentos de prosperidad que ha conocido; son ellos los que salvan a los pueblos que los fanáticos torturan y los “idealistas” arruinan. Sin doctrinas, no tienen más caprichos e intereses, vicios acomodaticios, mil veces más soportables que el despotismo de los principios; porque todos lo males de la vida vienen de una “concepción de la vida”. Un hombre político cumplido debería profundizar en los sofistas antiguos y tomar lecciones de canto; y de corrupción… (…)

EN LAS CIMAS DE LA DESESPERACIÓN

¡Qué lejos estoy de todo!

        Ignoro totalmente por qué hay que hacer algo en esta vida, por qué debemos tener amigos y aspiraciones, esperanzas y sueños. ¿No sería mil veces preferible retirarse del mundo, lejos de todo lo que engendra su tumulto y sus complicaciones? Renunciaríamos así a la cultura y a las ambiciones, perderíamos todo sin obtener nada a cambio; pero ¿qué se puede obtener en este mundo? Para algunos, ninguna ganancia es importante, pues son irremediablemente desgraciados y están irremisiblemente solos. ¡Nos hallamos todos tan cerrados los unos respecto a los otros! Incluso abiertos hasta el punto de recibirlo todo de los demás o de leer en las profundidades del alma, ¿en qué medida seríamos capaces de dilucidar nuestro destino? Solos en la vida, nos preguntamos si la soledad de la agonía no es el símbolo mismo de la existencia humana. Querer vivir y morir en sociedad es una debilidad lamentable: ¿acaso existe consuelo posible en la última hora? Es preferible morir solo y abandonado, sin afectación ni gestos inútiles. Quienes en plena agonía se dominan y se imponen actitudes destinadas a causar impresión, me repugnan. Las lágrimas sólo son ardientes en soledad. Todos aquellos que desean rodearse de amigos en la hora de lamuerte lo hacer por temor e incapacidad de afrontar su instante supremo. Intentan, en el momento esencial, olvidar su propia muerte. ¿Por qué no se arman de heroísmo y echan el cerrojo a su puerta para soportar esas temibles sensciones con una lucidez y un espanto ilimitados?
        Aislados, separados del mundo, todo se nos vuelve inaccesible. La muerte más profunda, la verdadera muerte, es la muerte causada por la soledad, cuando hasta la luz de convierte en un principio de muerte. Momentos semejantes nos alejan de la vida, del amor, de las sonrisas, de los amigos -e incluso de la muerte. Nos preguntamos entonces si existe algo más que la nada del mundo y la nuestra propia.

Nada es importante

        ¿Qué importancia puede tener que yo me atormente, que sufra o que piense? Mi presencia en el mundo no hará más que perturbar, muy a mi pesar, algunas existencias tranquilas y turbar -más aún a mi pesar- la dulce inconsciencia de algunas otras. A pesar de que siento que mi propia tragedia es la más grave de la historia -más grave aún que la caída de los imperios o cualquier derrumbammiento en el fondo de una mina-, poseo el sentimiento implícito de mi nimiedad y mi insignificancia. Estoy persuadido de no ser nada en el universo y sin embargo siento que mi existencia es la única real. Más aún: si debiera escoger entre la existencia del mundo y la mía propia, eliminaría sin dudarlo la primera con todas sus luces y sus leyes para planear totalmente solo en la nada. A pesar de que la vida me resulta un suplicio, no puedo renunciar a ella, dado que no creo en lo absoluto de los valores por los que debería sacrificarme. Si he de ser sincero, debo decir que no sé por qué vivo, ni por qué no dejo de vivir. La clave se halla, probablemente, en la irracionalidad de la vida, la cual hace que ésta perdure sin razón. ¿Y si sólo hubiera razones absurdas de vivir? El mundo no merece que alguien se sacrifique por una idea o una creencia. ¿Somos nosotros más felices hoy porque otros se sacrificaron por nuestro bien? Pero, ¿qué bien? Si alguien realmente se ha sacrificado para que yo sea hoy más feliz, soy en realidad aún más desgraciado que él, pues no deseo construir mi existencia sobre un cementerio. Hay momentos en los que me siento responsable de toda la miseria de la historia, en los que no comprendo por qué algunas personas han derramado su sangre por nosotros. La ironía suprema sería darse cuenta de que ellos fueron más felices que nosotros lo somos hoy. ¡Maldita sea la historia!
        Nada debería interesarme ya; hasta el problema de la muerte debería parecerme ridículo; ¿el sufrimiento?-estéril y limitado; ¿el entusiasmo? -impuro; ¿la vida? -racional; ¿la dialéctica de la vida?
-lógica y no demoníaca; ¿la desesperación? -menor y parcial; ¿la eternidad? -una palabra vacía; ¿la experiencia de la nada? -una ilusión; ¿la fatalidad? -una broma… Si lo pensamos seriamente, ¿para qué sirve todo ello en realidad? ¿Para qué interrogarse, para qué intentar aclarar o aceptar sombras? ¿No valdría más que yo enterrase mis lágrimas en la arena a la orilla del mar, en una soledad absoluta? El problema es que nunca he llordo, pues mis lágrimas se han trasformado en pensamientos tan amargos como ellas.

                            PENSAMIENTOS DE EMILE CIORAN

Pensamientos Extrangulados y Otros Textos

Se está acabado, se es un muerto en vida, no cuando se deja de amar, sino de odiar.
El odio conserva: en él, en su química, reside el “misterio” de la vida.
Por algo es el mejor tónico nunca encontrado, tolerado además por cualquier organismo, por débil que sea.
El refinamiento es signo de vitalidad deficiente, en arte, en amor y en todo.
Lo que corresponde a quien se ha rebelado demasiado es no tener ya energía más que para la decepción.
Ante ese insecto, del tamaño de un punto, que corría por mi mesa, mi primera reacción fue caritativa: aplastarle, pero después decidí abandonarle a su alocamiento.
¿Para qué liberarle de él? ¡Solamente que me hubiera gustado tanto saber “adónde” iba!
Lo que espera un amigo son miramientos, mentiras, consuelos, cosas todas ellas que implican esfuerzo, trabajo de reflexión, control de sí mismo.
La permanente preocupación de delicadeza que la amistad supone es antinatural.
¡Pronto, indiferentes o enemigos, para que se pueda respirar un poco!
La muerte es el aroma de la existencia. Sólo ella presta gusto a los instantes, sólo ella combate su insipidez. Le debemos casi todo.
Esta deuda de agradecimiento que de tarde en tarde consentimos en pagarle es lo más reconfortante que hay en este mundo.
Después de algunas noches, debería uno cambiar de nombre, porque ya no se es el mismo.
Cuando se sabe que todo problema no es más que un falso problema, se está peligrosamente cerca de la salvación.
No se pide la libertad, sino apariencias de libertad. Por tales simulacros el hombre se esfuerza desde siempre. Por lo demás, dado que la libertad no es, como se ha dicho, más que una “sensación”, ¿qué diferencia hay entre “ser” libre y “creerse” libre?
El escepticismo es la fe de los espíritus ondulantes.
Si estuviese seguro de mi indiferencia a la salvación, sería con gran diferencia el hombre más dichoso que hubiere.
Sólo es subversivo el espíritu que pone en tela de juicio la obligación de existir.
Buscar un sentido a lo que sea es menos obra de un ingenuo que de un masoquista.
Sólo en la medida en que no nos conocemos podemos realizarnos y producir. Es fecundo quien se engaña sobre los motivos de sus actos, aquel a quien repugna pesar sus defectos y sus méritos, quien presiente y teme el callejón sin salida al que nos conduce la visión exacta de nuestras capacidades.
El creador que llega a ser transparente para sí mismo, ya no crea: conocerse es ahogar sus dones y su demonio.

¿Es imaginable un ciudadano que no posea un alma de asesino?

Apreciar solamente el pensamiento indefinido que no llega a la palabra y el pensamiento instantáneo que vive sólo gracias a ella. La divagación y la boutade.

Un joven alemán me pide en la calle un franco. Converso con él y me cuenta que ha recorrido medio mundo y que ha estado en la India, país del que admira a los mendigos, a quienes se jacta de imitar. Sin embargo, no se pertenece impunemente a una nación didáctica. Le observé pedir: parecía haber recibido cursos de mendicidad.

La naturaleza, buscando una fórmula que pudiera satisfacer a todo el mundo, escogió finalmente la muerte, la cual, como era de esperar, no ha satisfecho a nadie.

Hay en Heráclito un lado Delfos y un lado manual escolar, una mezcla de ideas fulminantes y de rudimentos; fue un inspirado y un preceptor. Es una lástima que no hiciera abstracción de la ciencia, que no siempre pensara fuera de ella.

He condenado con tanta frecuencia toda forma de acto, que manifestarme, de cualquier manera que sea, me parece una impostura, por no decir una traición. -Sin embargo continúa usted respiran- do. -Sí, hago como todo el mundo. Pero…

¡Qué juicio sobre los seres vivos si es verdad, como alguien ha sostenido, que lo que perece nunca ha existido!

Mientras me exponía sus proyectos, le escuchaba sin poder olvidar que no le quedaban más que unos días de vida. Qué locura la suya de hablar de futuro, de su futuro. Pero, ya en la calle, ¿ Cómo no pensar que a fin de cuentas la diferencia no es tan grande entre un mortal y un moribundo ? Lo absurdo de hacer proyectos es sólo un poco más evidente en el segundo caso.

Quedamos siempre anticuados por lo que admiramos. En cuanto citamos a alguien que no sea Homero o Shakespeare, corremos el riesgo de parecer pasados de moda o tocados de la cabeza.

Como máximo, podemos imaginar a Dios hablando francés. Jamás al Cristo. Sus palabras pierden su encanto y su vigor en una lengua tan inadecuada para lo ingenuo o lo sublime.

¡Interrogarse sobre el hombre durante tantos años! Imposible exagerar más el gusto por lo malsano.

¿La rabia proviene de Dios o del Diablo ? -De los dos. ¿Cómo explicar si no que sueñe con galaxias para pulverizarlas y no pueda consolarse de tener únicamente a su alcance este pobre, este miserable planeta?

¿Para qué nos agitamos tanto? Para volver a ser lo que éramos antes de ser.

X., que ha fracasado en todo, se lamenta de no haber tenido un destino. -Todo lo contrario, le digo. La serie de tus fracasos es tan notable que parece revelar un designio providencial.

La mujer fue importante mientras simuló pudor y reserva. iQué deficiencia demuestra empeñándose en dejar de jugar el juego! Ahora ya no vale nada, pues se asemeja a nosotros. Así desaparece una de las últimas mentiras que hacían tolerable la existencia.

Mi escepticismo es inseparable del vértigo, nunca he comprendido que se pueda dudar por método.

¿Se comprenderá alguna vez el drama de un hombre que en ningún momento de su vida ha podido olvidar el Paraíso?

Soy un filósofo aullador. Mis ideas -si ideas son- ladran: no explican nada, explotan.

El 18 de este mes, muerte de mi padre. No sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión. Estoy tan ausente de mí mismo, que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre, y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura de un recuerdo ni de un remordimiento.

Yo podría, si acaso, mantener relaciones verdaderas con el Ser; con los seres, jamás.

El fondo de la desesperación es la duda sobre uno mismo.

24 de febrero de 1958
Desde hace unos días, vuelve a rondarme la idea del suicidio. Cierto es que pienso en él a menudo, pero una cosa es pensarlo y otra sufrir su dominio. Acceso terrible de obsesiones negras. Me va a ser imposible durar mucho tiempo así por mis propios medios. He agotado mi capacidad para consolarme.

Para escribir, hace falta un mínimo de interés por las cosas; es necesario creer aún que las palabras pueden atraparlas o al menos rozarlas; yo ya no tengo ese interés ni esa fe…

París: insectos comprimidos en una caja. Ser un insecto célebre. Toda gloria es ridícula; quien a ella aspira ha de tener en verdad el gusto por la decadencia.

No se me oculta que en todo lo que hago hay una mezcla de periodismo y metafísica.

He leído demasiado… La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de “hacer” algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso… un hombre inútil e inutilizable.

Nada hay más decepcionante, frágil y falso, que una inteligencia brillante. Son preferibles las aburridas: respetan la trivialidad, lo que de eterno tienen las cosas o las ideas.

Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él.

Sólo hablé con Camus una vez, en 1950, creo; he hablado mal de él muchísimo y ahora me siento presa de un remordimiento terrible e injustificado. Ante un cadáver, sobre todo cuando es respetable, me siento impotente. Tristeza inclasificable.

James Joyce: el hombre más orgulloso del siglo, porque quiso -y en parte alcanzó- lo imposible con el empecinamiento de un dios loco y porque nunca transigió con el lector y no estaba dispuesto a ser legible a toda costa. Culminar en la oscuridad.

No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno.

B.: Fue un muchacho que, cuando era pobre, me hablaba de la inanidad de la vida y, ahora que es rico, sólo sabe contar manarradas. No se puede traicionar impunemente la miseria. Toda forma de posesión es causa de muerte espiritual.

Sé por qué, a la edad a la que he llegado, prefiero leer a historiadores que a filósofos: es que, por aburridos que sean los detalles relativos a un personaje o a un acontecimiento, el desenlace de uno o de otro intriga necesariamente. Pero las ideas no tienen, ¡ay!, desenlace.

Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida.

Cuando se quiere adoptar una decisión, lo más peligroso es consultar a otro. Aparte de dos o tres personas, no hay ninguna otra persona en el mundo que quiera nuestro bien.

El genio francés es el genio de la fórmula. Es un pueblo al que le gustan las definiciones, es decir, lo que menos relación tiene con las cosas.

Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos.

Los dos pueblos que más he admirado: los alemanes y los judíos. Esa doble admiración -que después de Hitler, es incompatible- me ha conducido a situaciones como mínimo delicadas y ha suscitado en mi vida conflictos que preferiría haberme evitado.

Los pesimistas no tienen razón: vista de lejos, la vida nada tiene de trágica, sólo lo es de cerca observada en detalle. La vista de conjunto la vuelve inútil y cómica. Y eso es aplicable a nuestra experiencia íntima.

Ionesco me dice que en el monólogo de Hamlet sólo hay trivialidades. Es posible, pero esas trivialidades agotan lo esencial de nuestras interrogaciones. Las cosas profundas no necesitan originalidad.

La palabra que más se me viene a la cabeza, tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola resume toda mi filosofía.

Recursos de la autodestrucción.

Emile Cioran.

Nacidos en una prisión, con fardos sobre nuestras espaldas y nuestros pensamientos, no podríamos alcanzar el término de un solo día si la posibilidad de acabar no nos incitara a comenzar el día siguiente…Los grilletes y el aire irrespetable de este mundo nos lo quitan todo, salvo la libertad de matarnos; y esta libertad nos insufla una fuerza y un orgullo tales que triunfan sobre los pesos que nos aplastan. 

Poder disponer absolutamente de uno mismo y rehusarse: ¿hay don más misterioso? La consolación por el suicidio posible amplía infinitamente esta morada donde nos ahogamos. La idea de destruirnos, la multiplicidad de los medios para conseguirlo, su facilidad y proximidad nos alegran y nos espantan; pues no hay nada más sencillo y más terrible que el acto por el cual decidimos irrevocablemente sobre nosotros mismos. En un solo instante, suprimimos todos los instantes; ni Dios mismo sabría hacerlo igual. Pero, demonios fanfarrones, diferimos nuestro fin: ¿cómo renunciaríamos al despliegue de nuestra libertad, al juego de nuestra soberbia?… 

Quien no haya concebido jamás su propia anulación, quien no haya presentido el recurso a la cuerda, a la bala, al veneno o al mar, es un recluso envilecido o un gusano reptante sobre la carroña cósmica. Este mundo puede quitarnos todo, puede prohibirnos todo, pero no está en el poder de nadie impedirnos nuestra autoabolición. Todos los útiles nos ayudan, todos nuestros abismos nos invitan; pero todos nuestros instintos se oponen. Esta contradicción desarrolla en el espíritu un conflicto sin salida. Cuando comenzamos a reflexionar sobre la vida, a descubrir en ella un infinito de vacuidad, nuestros instintos se han erigido ya en guías y fautores de nuestros actos; refrenan el vuelo de nuestra inspiración y la ligereza de nuestro desprendimiento. Si, en el momento de nuestro nacimiento, fuéramos tan conscientes como lo somos al salir de la adolescencia, es más que probable que a los cinco años el suicidio fuera un fenómeno habitual o incluso una cuestión de honorabilidad. Pero despertamos demasiado tarde: tenemos contra nosotros los años fecundados únicamente por la presencia de los instintos, que deben quedarse estupefactos de las conclusiones a las que conducen nuestras meditaciones y decepciones. Y reaccionan; sin embargo, como hemos adquirido la conciencia de nuestra libertad, somos dueños de una resolución un tanto más atractiva cuanto que no la ponemos en práctica. Nos hace soportar todos los días y, más aún, las noches: ya no somos pobres, ni oprimidos por la adversidad: disponemos de recursos supremos. Y aunque no los explotásemos nunca, y acabásemos en la expiración tradicional, hubiéramos tenido un tesoro en nuestros abandonos: ¿hay mayor riqueza que el suicidio que cada cual lleva en sí? 

Si las religiones nos han prohibido morir por nuestra propia mano, es porque veían en ello un ejemplo de insumisión que humillaba a los templos y a los dioses. Cierto concilio consideraba el suicidio como un pecado más grave que el crimen, porque el asesino puede siempre arrepentirse, salvarse, mientras que quien se ha quitado la vida ha franqueado los límites de la salvación. Pero el acto de matarse ¿no parte de una fórmula radical de salvación? Y la nada, ¿no vale tanto como la eternidad? Sólo el existente no tiene necesidad de hacer la guerra al universo; es a sí mismo a quien envía el ultimátum. No aspira ya a ser para siempre, si en un acto incomparable ha sido absolutamente él mismo. Rechaza el cielo y la tierra como se rechaza a sí mismo. Al menos, habrá alcanzado una plenitud de libertad inaccesible al que la busca indefinidamente en el futuro… 

Ninguna iglesia, ninguna alcaldía ha inventado hasta el presente un solo argumento válido contra el suicidio. A quien no puede soportar la vida, ¿qué se le responde? Nadie está a la altura de tomar sobre sí los fardos de otro. Y ¿de qué fuerza dispone la dialéctica contra el asalto de las penas irrefutables y de mil evidencias desconsoladas? El suicidio es uno de los caracteres distintivos del hombre, uno de sus descubrimientos; ningún animal es capaz de él y los ángeles apenas lo han adivinado; sin él, la realidad humana sería menos curiosa y menos pintoresca: le faltaría un clima extraño y una serie de posibilidades funestas, que tienen su valor estratégico, aunque no sea más que por introducir en la tragedia soluciones nuevas y una variedad de desenlaces. 

Los sabios antiguos, que se daban la muerte como prueba de su madurez, habían creado una disciplina del suicidio que los modernos han desaprendido. Volcados a una agonía sin genio, no somos ni autores de nuestras postrimerías, ni árbitros de nuestros adioses: el final no es nuestro final: la excelencia de una iniciativa única – por la que rescataríamos una vida insípida y sin talento- nos falta, como nos falta el cinismo sublime, el fasto antiguo del arte de perecer. Rutinarios de la desesperación, cadáveres que se aceptan, todos nos sobrevivimos y no morimos más que para cumplir una formalidad inútil. Es como si nuestra vida no se atarease más que en aplazar el momento en que podríamos librarnos de ella. 

Tomado de: “Breviario de podredumbre”, E. M. Cioran, Taurus Ediciones, 1991 

Supremacía de lo adjetivo.

Como no puede haber sino un número restringido de posiciones cara a los problemas últimos, el espíritu se encuentra limitado en su expansión por ese límite natural que es lo esencial, por esa imposibilidad de multiplicar indefinidamente las dificultades capitales: la historia se atarea únicamente en cambiar el rostro de una cantidad de interrogantes y soluciones. Lo que el espíritu inventa no es más que una serie de calificaciones nuevas; vuelve a bautizar los elementos o busca en sus léxicos epítetos menos usados para un mismo e inmutable dolor. Siempre se ha sufrido, pero el sufrimiento ha sido o “sublime” o “justo” o “absurdo”, según la visión de conjunto que el momento filosófico mantenía. La desgracia constituye la trampa de todo lo que respira; pero sus modalidades han evolucionado: han compuesto esa sucesión de apariencias irreductibles que inducen a cada instante a creer que es el primero en sufrir así. El orgullo de esta unicidad le incita a enamorarse de su propio mal y a hacerlo durar. En un mundo de sufrimientos, cada uno de ellos es solipsista con respecto a todos los otros. La originalidad de la desgracia es debida a la calidad verbal que la aísla en el conjunto de las palabras y las sensaciones… 

Los calificativos cambian: ese cambio se llama progreso del espíritu. Suprimidos todos: ¿qué quedaría de la civilización? La diferencia entre la inteligencia y la estupidez reside en el manejo del adjetivo, cuyo uso no diversificado constituye la banalidad. Incluso Dios no vive más que por los adjetivos que se le añaden; esta es la razón de ser de la teología. Así, el hombre, calificando siempre diferentemente la monotonía de su infelicidad, no se justifica ante el espíritu más que por la búsqueda apasionada del nuevo adjetivo. 

(Y sin embargo, esa búsqueda es lamentable. La miseria de la expresión, que es la miseria del espíritu, se manifiesta en la indigencia de las palabras, en su agotamiento y degradación: los atributos merced a los que determinamos las cosas y las sensaciones yacen finalmente ante nosotros como carroñas verbales. Y dirigimos miradas llenas de nostalgia al tiempo en el que no desprendían más que un olor a cerrado. Todo alejandrinismo proviene finalmente de la necesidad de airear las palabras, de prestar a su marchitamiento el suplemento de un refinamiento alerta; pero acaba en un agotamiento donde el espíritu y el verbo se confunden y descomponen. (Etapa idealmente postrera de una literatura y de una civilización: imaginemos un Valéry con el alma de un Nerón…) 

Mientras nuestros sentidos frescos y nuestro corazón ingenuo se reencuentran y deleitan en el universo de las calificaciones, prosperan el azar del adjetivo, el cual, una vez disecado, se revela impropio y deficiente. Decimos del espacio, el tiempo y el sufrimiento que son infinitos: pero infinito no tiene más alcance que: hermoso, sublime, armonioso, feo…¿Quiere uno restringirse a ver el fondo de las palabras? No se ve nada, pues éste, separado del alma expansiva y fértil, es vacío y nulo. El poder de la inteligencia se ejercita en proyectar sobre él un lustre, en pulirlo y hacerlo deslumbrante; este poder, erigido en sistema, se llama cultura, fuego de artificio sobre trasfondo de nada.) 
 
 

 
 
 
 
 

EMILE MICHEL CIORAN

Silogismos de Amargura

    El pesimista debe inventarse cada día nuevas razones de existir: es una víctima del «sentido» de la vida.

*

    En este «gran dormitorio», como llama un texto taoísta al universo, la pesadilla es la única forma de lucidez.

    Para vengarnos de quienes son más felices que nosotros, les inoculamos -a falta de otra cosa- nuestras angustias. Porque nuestros dolores, desgraciadamente, no son contagiosos.

*

    Fuera de la dilatación del yo, fruto de la parálisis general, no existe ningún remedio contra las crisis del abatimiento, contra la asfixia de la nada, contra el horror de no ser más que un alma dentro de un salivazo.

    Aunque pudiera luchar contra un ataque de depresión, ¿en nombre de qué vitalidad me ensañaría con una obsesión que me pertenece, que me precede?. Encontrándome bien, escojo el camino que me place; una vez «tocado», ya no soy yo quién decide: es mi mal. Para los obsesos no existe opción alguna: su obsesión ha elegido ya por ellos. Uno se escoge cuando dispone de virtualidades indiferentes; pero la nitidez de un mal es superior a la diversidad de caminos a elegir. Preguntarse si se es libre o no: bagatela a los ojos de un espíritu a quien arrastran las calorías de sus delirios. Para él, ensalzar la libertad es dar pruebas de una salud indecente.
    ¿La libertad? Sofisma de la gente sana.

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    En la Antigüedad, el filósofo que no escribía, pero pensaba, no se exponía al desprecio; desde que nos postramos ante la eficacia, la obra se ha convertido en el absoluto del vulgo; a quienes no producen se les considera «fracasados». Sin embargo, esos «fracasados» habrían sido los sabios de otros tiempos; ellos rehabilitarán nuestra época por no haber dejado trazas en ella.

    En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar.

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    ¿Alguien emplea continuamente la palabra «vida»? Sabed que es un enfermo.

    ¿Nuestros ascos? Desvíos del asco que nos tenemos a nosotros mismos.

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    Si alguna vez has estado triste sin motivo, es que lo has estado toda tu vida sin saberlo.

    Nosotros nos parapetamos detrás de nuestro rostro: al loco le traiciona el suyo. El se ofrece, se denuncia a los demás. Habiendo perdido su máscara, muestra su angustia, se la impone al primero que llega, exhibe sus enigmas. Tanta indiscreción irrita. Es normal que se les espose y se les aísle.

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    Apenas se medita ya de pie, y menos aún andando. Fue nuestros empeño en conservar la posición vertical lo que originó la Acción; por ello, para protestar contra sus perjuicios, deberíamos imitar la postura de los cadáveres.

    Don Quijote representa la juventud de una civilización: él se inventaba acontecimientos; nosotros no sabemos como escapar a los que nos acosan.

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    Dichosos esos frailes que, al final de la Edad Media, corrían de ciudad en ciudad anunciando el fin del mundo. Poco les importaba que sus profecías tardaran en cumplirse. Podían desmandarse, dar rienda suelta a sus terrores, descargarlos sobre las muchedumbres; terapéutica ilusoria en una época como la nuestra, en la que el pánico, introducido en las costumbres, ha perdido sus virtudes.

    Para dominar a los hombres hay que practicar sus vicios y añadir a ellos alguno más. Véase el caso de los papas: mientras fornicaban, practicaban el incesto y asesinaban, dominaban el mundo y la Iglesia era omnipotente. Desde que respetan sus preceptos, su poder se degrada: la abstinencia, lo mismo que la moderación, les ha resultado nefasta; convertidos en personas respetables, nadie les teme ya. Edificante crepúsculo de una institución.

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    El prejuicio del honor es propio de las civilizaciones rudimentarias. Cesa con la aparición de la lucidez, con el reinado de los cobardes, de aquellos que, habiéndolo «comprendido» todo, no tienen ya nada que defender.

  Hemos saboreado todos el mal de Occidente. Sabemos demasiado del arte, del amor, de la religión, de la guerra, para creer aún en algo; hemos perdido además tantos siglos en ello… La época de la perfección en la plenitud está terminada. ¿La materia de los poemas? Extenuada. ¿Amar? Hasta la chusma repudia el «sentimiento». ¿La piedad? Visitad las catedrales: ya no se arrodillan en ellas más que los ineptos. ¿Quién desea aún combatir? El héroe está superado; únicamente la carnicería impersonal sigue de moda. Somos fantoches clarividentes, ya sólo capaces de hacer muecas ante lo irremediable.
    ¿Occidente? Una posibilidad sin futuro.

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    Quién por distracción o incompetencia detenga, aunque sólo sea un momento, la marcha de la humanidad, será su salvador.

  Nadie puede conservar su soledad si no sabe hacerse odioso.

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    Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado.

    En cuanto un animal se trastorna, comienza a parecerse al hombre. Observad un perro furioso o abúlico: parece como si esperara a su novelista o a su poeta.

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    Constituye una gran injuria contra el hombre pensar que para destruirse necesita una ayuda, un destino… ¿No ha gastado ya lo mejor de su talento en liquidar su propia leyenda? En ese rechazo de durar, en ese horror de sí mismo, reside su excusa o, como se decía antes, su «grandeza».

    Si la Historia tuviera una finalidad, qué lamentable sería el destino de quienes no hemos hecho nada en la vida. Pero en medio del absurdo general nos alzamos triunfadores, piltrafas ineficaces, canallas orgullosos de haber tenido razón.

*

    Tanto he mimado la idea de la fatalidad, a costa de tan grandes sacrificios la he alimentado, que ha acabado por encarnarse: de la abstracción que era, ahora palpita irguiéndose ante mí, aplastándome con toda la vida que le he dado.

    Quien vive sin memoria no ha salido aún del Paraíso: las plantas continúan deleitándose en él. Ellas no fueron condenadas al Pecado, a esa imposibilidad de olvidar; pero nosotros, remordimientos ambulantes, etc., etc.

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    «Señor, sin ti estoy loco, pero más loco aún contigo.» Ese sería, en el mejor de los casos, el resultado de la reanudación del contacto entre el fracasado de abajo y el fracasado de arriba.

    ¡Cuantos problemas para instalarse en el desierto! Más espabilados que los primeros ermitaños, nosotros hemos aprendido a buscarlo en nosotros mismos.

*

    De todo lo concebido por los teólogos, las únicas páginas legibles, las únicas palabras verdaderas, son las dedicadas al Diablo. Su tono cambia y se aviva su elocuencia cuando, dando la espalda a la Luz, se consagran a las Tinieblas. Se diría que vuelven a su elemento, que lo descubren de nuevo. Al fin pueden odiar, por fin les está permitido; se acabó el ronroneo sublime o la salmodia edificante. El odio puede ser abyecto; extirparlo es, sin embargo, más peligroso que abusar de él. La Iglesia ha sabido evitar a los suyos, sabiamente, tales riesgos; para que puedan satisfacer sus instintos, los excita contra el Demonio; ellos se aferran a él y le roen: por fortuna es un hueso inagotable… Si se lo quitaran, sucumbirían al vicio o a la apatía.

    Cuando, por apetito de soledad, hemos roto nuestros lazos con los demás, el Vacío nos embarga: nos quedamos sin nadie a nuestra disposición. ¿A quién liquidar ahora? ¿Dónde encontrar una víctima duradera? -Semejante perplejidad nos abre a Dios: al menos con El estamos seguros de poder romper indefinidamente…

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    En la búsqueda del tormento, en la obstinación de sufrir, únicamente el celoso puede competir con el mártir. Sin embargo, se canoniza a uno y se ridiculiza al otro.

    ¿Quién abusaría del sexo sin la esperanza de perder en él la razón algo más de un segundo, para el resto de sus días?

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    En la voluptuosidad, lo mismo que en el pánico, regresamos a nuestros orígenes; el chimpancé, injustamente relegado, alcanza por fin la gloria -mientras dura un grito.

    La dignidad del amor consiste en el afecto desengañado que sobrevive a un instante de baba.

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    En la época en que la humanidad, apenas desarrollada, se ejercitaba ya en la desgracia, nadie la hubiera creído capaz de poder producirla en serie un día.

    Si Noé hubiera poseído el don de adivinar el futuro, habría sin duda naufragado.

*

    ¿La «experiencia hombre» ha fracasado? Había fracasado ya con Adán. Sin embargo, es legítimo preguntar: ¿tendremos la suficiente inventiva para parecer aún innovadores, para agravar semejante descalabro?
    Esperándolo, perseveremos en el error de ser hombres, comportémonos como farsantes de la Caída, seamos terriblemente frívolos.

    Antes se pasaba con gravedad de una contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la vez que no sabemos ya por cuál interesarnos ni cuál resolver.

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    Sin poseer la facultad de exagerar nuestros males, nos sería imposible soportarlos. Atribuyéndoles proporciones inusitadas, nos consideramos condenados escogidos, elegidos al revés, halagados y estimulados por la fatalidad.
    Afortunadamente, en cada uno de nosotros existe un fanfarrón de lo Incurable.

    Una naturaleza religiosa se define menos por sus convicciones que por su necesidad de prolongar sus sufrimientos más allá de la muerte.

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    He adquirido mis dudas penosamente; mis decepciones, como si me esperasen desde siempre, han llegado solas -iluminaciones primordiales.

(E.M. Cioran, París, 1952)
E.M.Cioran,  «Silogismos de la amargura». .
 
 

TORMENTOS

 
 

La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?.
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.

En plena tempestad…

El día después siempre es tranquilo, ya se sabe, la resaca y el cansancio hacen que esté tirado como un muerto en el sillón mirando la tele aunque me importe una mierda lo que estén echando en ella. Sin embargo, hoy me he levantado de muy mala leche, y con impulsos homicidas y suicidas. Ha aflorado mi odio a este mundo y a esta vida y a mi mismo por estar en ella. Pongo Presuntos Implicados en la cadena de música, me gusta su voz y me gustan sus canciones, me relajan y quizás consiga ponerme en paz conmigo mismo y el mundo. Tengo ganas de llorar pero no lo consigo, la rabia me lo impiden, desearía golpearlo todo y tirarlo por la ventana y luego yo detrás, pero vivo en un primero, ¡no vale la pena!. Odio y rabia, tristeza y derrota, cansancio y resaca, todo esto a la vez es lo que siento, y la verdad, levantarse así es asqueroso, o mejor dicho, levantarse a un nuevo día es asqueroso.

Nos echan a este mundo, y nadie nos ha preguntado si queríamos nacer, nadie nos previene de lo que nos espera, ingenuo pensamiento el que dice que la vida es un don, algo que deberíamos agradecer cada día que nos despertamos y cada día que pasamos y seguimos aquí…
Yo pienso (y empiezo a pensar que pienso demasiado) que también puede ser una carga, una pesada carga, que día a día algunos de nosotros llevamos encima sin poder quitárnosla, pero deseando hacerlo. No estoy loco, nadie debe juzgar que mi lucidez significa locura, ¿o quizás sí?, y por eso los cuerdos están en el manicomio.
Lo he intentado, claro que lo he intentado, pero la ¿gracia? del asunto es que he fracasado… Así que aquí sigo, sin saber muy bien qué hacer.
Una de las cosas que tengo más claras, es que la sociedad tal como es ahora, no me gusta, vivo en ella porque no me queda otro remedio, y porque al mismo tiempo que la aborrezco, la necesito para subsistir. Pero no me gusta, quizás en lugar de ¿avanzar? tanto en el campo de la tecnología, de la ciencia, del consumismo,… Deberíamos pararnos en seco y mirar atrás, mirar lo que vamos dejando a nuestra espalda, recapacitar y meditar en si realmente estamos siguiendo el camino correcto, o por el contrario, estamos destruyéndolo todo a nuestro paso como Atilas de pacotilla.
Mi pesimismo, como le llaman los demás, o lucidez, como le llamo yo, es una pesada carga que tampoco pedí llevar. Es difícil vivir así, y casi merezco una medalla por, a pesar de todo esto, seguir levantándome cada día, ir al trabajo y colaborar en algo que no deseo que siga así, sino aniquilarlo.
La aniquilación es renovación, porque al final de ella, la vida (esa eterna inmortal) vuelve a resurgir… Si tuviese el poder, destruiría al hombre, limpiaría de la tierra su huella y la dejaría libre para que la naturaleza recupere lo que siempre ha sido suyo. Y quizá, en un futuro lejano, la evolución haría que un nuevo ser inteligente poblara este planeta. Porque no considero que el hombre sea un ser superior, ni inteligente, creo que es un ser peligroso por su gran (casi ilimitada) capacidad de contaminación. Y su carente capacidad de creación, allí donde toca, la caga. Dejando un montón de mierda a su paso.

¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?
¿POR QUÉ NADIE ME AVISÓ?
¿POR QUÉ, PADRES, ME OBLIGASTEIS A NACER?
¿POR QUÉ A CADA PASO QUE DOY TENGO LA SENSACIÓN DE NO AVANZAR?
¿POR QUÉ PIENSO DEMASIADO?
¿POR QUÉ NO PUEDO ESTAR IDIOTIZADO COMO LA GRAN MAYORIA?
¿POR QUÉ?… ¿POR QUÉ?… ¿POR QUÉ?…

Me pregunto muchas veces porqué soy así, porque tengo que ser tan consciente de que la vida es una mierda, que tal como la vivimos, tal como la sociedad nos impone una rutina, unas obligaciones, unas normas, unas prohibiciones,… es difícil vivir, es un sinsentido, esto no es vida, y a veces pienso que para vivir así, mejor no vivir. 
Hay quién se pone metas, objetivos, cree en algo: en un dios, en el amor,… pero es difícil creer en algo, sino crees siquiera en ti mismo y en que tiene algún sentido el que cada día te levantes, vayas al trabajo, te conviertas en una especie de máquina durante unas ocho horas y luego vuelta a casa,…. … … … y así día tras día. Nadie está contento y sin embargo no hacemos nada por cambiar las cosas porque no sabemos qué es lo que podemos hacer, no sabemos cual es la solución porque no la hay, la única solución, y aunque parezca absurda, es vivir en una dulce ignorancia, ser un iluso, un estúpido que no piensa ni ve más allá que lo que alcance su mirada. No aspirar a nada más que las migajas del pastel que caigan en tus manos, y ya está, ser un conformista, sin apenas voluntad ni decisión, una especie de marioneta que ni de moverse se preocupa porque ya hay otros que se encargan de ello. 
No vale la pena, ¿para qué?… en fin, vivo aburrido y escéptico. ¿La amistad? ¿el amor? ¿la familia?, conceptos que poco me dicen ya, y quizás no sea por desengaños sino porque no creo en sentimientos que son imposibles en una sociedad como esta, o en una vida como esta. El hombre está condenado a no vivir en paz nunca, allá donde vaya, se sentirá obligado a cambiarlo todo y a adaptarlo a su gusto, con la excusa de que es lo mejor. Así va destruyéndolo todo y creando mierda a su alrededor, porque si algo hay perdurable que pueda crear el hombre es mierda: suciedad y basura allá por donde pasa. 

No existe un dios, no existe un diablo, estamos solos ante nuestro destino y de él deberíamos ser dueños, pero no es así, nos imponemos normas, absurdas en su mayoría para dominar la vida y las acciones de los demás. No existe un dios, no existe un diablo, porque si así fuese, ya se hubiesen encargado de destruir la humanidad, en vista de lo imperfecto de su naturaleza. El hombre es un gran fallo en la naturaleza, una imperfección, un virus que mata poco a poco. 
Quizás existan, y quizás no lo destruyen ¿porqué quién creería entonces en ellos?, ¿cual seria la razón de su ‘existencia’, ya que el hombre es el único ser ‘racional’ sobre este planeta que puede crear y creer en cosas irreales como entes superiores, ¿quién entonces iba a creer en ellos?, ¿quién iba a adorarlos y a alimentar su vanidad?. 

No creo que le haya pedido demasiado a la vida, en realidad bien poco, esperaba algo más y ese algo más no ha llegado y no llegará (me temo). Sinceramente me gustaría estar a gusto con lo que tengo, y es eso precisamente lo que quiero pero no lo consigo, siempre quiero algo diferente a lo que tengo y cuando obtengo ese algo distinto (cuando lo logro) parece que ya no es tan bueno como pensaba o parecía, y es cuando miro hacia otro lado (para tratar de olvidar de eso que tengo y que no es lo que yo quería) y descubro que no, que estaba equivocado, que precisamente esta ahí, mi meta, mi objetivo, mis anhelos están ahí, y comienza la lucha otra vez para tratar de obtener ese otro ‘caramelo’ que he visto, y que llena otra vez mi vida con una ilusión, una nueva meta a conseguir. Pero la magia siempre desaparece cuando lo consigo, en los casos que no lo consigo, esa es la razón de mi malestar, de mi ‘desgracia’, el no conseguirlo, porque así justifico mi insatisfacción, mi desgana de vivir, mi completa indiferencia ante los acontecimientos. Saber esto y no saber que hacer para solucionarlo es desesperante. Cuando hace años tuve la lucidez de intentar suicidarme, ese creo que fue el momento más pleno y consciente de toda mi vida, el más real y más consecuente. Nada hay en esta vida que pueda llenar este enorme e insaciable agujero negro que anida en mi interior, todo se lo traga y desaparece como si nunca hubiese existido. El Vacío es mi sino y mi sentido de vivir, porque cuando eres joven te engañan con falsas promesas e ilusiones sobre la vida, y nada de ello es cierto. La vida no es gran cosa, además de no darte nada, es simplemente una estancia en una gran mansión, la cual no es más que la estancia contigua ni menos que la otra ni la de más allá,… todas son igual de insignificantes y carentes de sentido, porque no existe ese sentido que nos empeñamos en imprimir a todos nuestros actos y a todas nuestras decisiones. Nada de lo que hagamos va a cambiar nada realmente, nada,… porque nada somos y en nada nos convertiremos, por los siglos de los siglos hasta el final de esta mierda de mundo.

La gente me produce asco, tengo asco hasta de mi mismo. Deseo una destrucción completa de todo lo humano, incluidos ellos e incluido yo, ya que no soy especial ni mejor que ellos. Soy una mierda más puesta en este mundo sin mi aprobación. 
27 años son más que suficientes para poder soportar todo este absurdo que me rodea y que me invade, es suficiente para ver que todo lo que hacemos no servirá de nada, que ningún sentido tiene seguir sufriendo y siguiendo una rutina estúpida que no nos conduce a nada. Mierda de vida, mierda de sociedad, mierda de gente, mierda de sistema,… MIERDA, mi palabra favorita, sólo ella es capaz de describir sin esfuerzo mis pensamientos. 
Madrugo por las mañanas y pienso con ironía: “¡Bien, otro día más sobre este planeta!. Levantémonos, vamos a producir la ración de basura de hoy.”. Me levanto, no sin un gran esfuerzo de voluntad (la cual hay que reconocer es considerable, me pregunto de dónde sale), toso (el tabaco dicen que mata, poco a poco). Salgo de casa, con ojos dormidos, mi mente todavía atontada, los cascos de mi discman en mis oídos (la música es lo único que soporto a esas horas, y casi es lo único que soportaría a cualquier hora). Me dirijo con paso raudo a la estación de tren, que me llevará a mi y al resto de las abejas obreras a esos campos de concentración mal llamados empresas. Cuando llego, mi cara (ya con un rictus de amarga tristeza) empeora hacia un enfado que no puedo dirigir contra nadie, porque nadie es culpable y al mismo tiempo, lo somos todos y hacia todos lo dirijo. No hablo, apenas saludo (¿Buenos días?, no para mi, desde luego), me siento en mi cubiculo, en mi celda. Aun encima, es verano, hace calor, y el aire acondicionado crea una malsana atmósfera artificial que perjudica más mis pulmones, ya jodidos por el tabaco. 
Al cabo de un rato, llega el jefe, ese temible bastardo, que se cree algo, que se cree que nos posee, cuando realmente no tiene nada, realmente no es nada, nada más que otra mierda con patas que camina con una falsa seguridad en si mismo. Me río de su seguridad, me río de su ficticio poder, porque cuando la muerte llega (y afortunadamente siempre llega) nada de lo que tiene o cree tener, le va a impedir pudrirse bajo tierra entre los gusanos. 
Tomo un café, el estimulante que necesito para mantenerme despierto y no caer en el sopor del aburrimiento, y en un sueño que trata de apoderarse de mi ser. Un sueño que realmente seria bienvenido, y mejor aprovechado que estas horas muertas de mi vida que paso aquí encerrado entre estas cuatro paredes mugrientas. 
¿Por qué no dejarlo?, ¿por qué no escapar?… sí, suena bien… ser libre, romper las cadenas… pero es irreal. Si sigo vivo (cosa que continuamente me planteo) y tal como están las cosas, necesito dinero para comer, pagar una vivienda, … Y no me pienso convertir en un vagabundo, porque ya es bastante dura y asquerosa la vida como para aún encima tener que depender de la caridad humana. No, para ser libre realmente, sólo hay una solución: la muerte. Aunque no haya nada después de ella, cosa que no sé, es la única salida para ser libre, realmente libre. Se terminan entonces las ataduras, trabajar, pagar, llorar, sufrir, reír, soñar, enfermar, el miedo, el amor, el odio, … Sólo necesito el método adecuado y podré hacerlo, porque hasta ahora, he fallado. 

Pensándolo bien, no me hubiese importado nacer si en lugar de ser humano, con su supuesta inteligencia, hubiese nacido animal. Cualquiera, me es indiferente: desde una mosca hasta un elefante… Pero al fin y al cabo, animal, ser que sólo existe y vive, no se preocupa de mañana, no se preocupa de lo que hizo ayer. Para él solo existe el ahora, un ahora que cambia según sus necesidades: comer, procrear, descansar, … Así debiera ser nuestra vida: vivir el ahora, sin preocuparnos de nada más, sin tantas normas, sin tantas complicaciones, sin tantas fronteras, … Ser, existir, vivir, nada más… No deberíamos pensar tanto, los que lo hacemos y los que no, felices ellos porque de ellos es el reino de la felicidad y la ignorancia (eternas compañeras). 

Soy egoísta, dicen, y lo reconozco. Sólo pienso en mi, no hago más que quejarme, sin pensar en que los demás también sufren… Pues si también sufren y quieren acabar con esa agonía, ¿qué coño estamos haciendo?, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y lo cambiamos todo? o mejor, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y nos autoexterminamos todos?. 

¿Por qué me siento tan asfixiado? ¿por qué tan aislado? ¿por qué tan agobiado?… ¿Quién me ha enseñado a ser así?, ¿por qué he elegido este camino de penuria y sufrimiento?… ¿Alguien me podría ayudar?, sólo me gustaría ser idiota para no preocuparme tanto, o ser tan inteligente que desde mi superioridad no me afecte tampoco la mediocridad y la rutina. ¿Alguien tiene la sabiduría? ¿alguien la llave de la tranquilidad?… No quiero morir, pero tampoco vivir así, y no existe punto intermedio, o mejor dicho, sí que existe y en él estoy: malviviendo, una especie de zombi, un muerto en vida que no se decide por ninguno de los dos caminos porque no es capaz de llegar a ninguno de ellos. Soy así desde muy joven, casi podría decir que desde que tengo uso de razón. Es demasiado tiempo para sufrir. Siempre pensaba que cuando creciese, la madurez y la experiencia me ayudarían y vería la luz al final del túnel, incluso (era demasiado romántico todavía) que el amor podría sacarme de la oscuridad, pero el tiempo pasó, los amores también,… y nada me ha ayudado, nada ni nadie, porque he llegado a la conclusión de que si hay salida (cosa que ya dudo) debería estar dentro de mi y que si no la he encontrado es porque esa salida no existe.
 
 

LA TENTACION DE CIORAN

Según el había pocas cosas más terribles que haber nacido, el 8 de abril de 1911 en Rasinari, un pequeño pueblito de Rumania. Y esa certeza suya no era tan desmesurada. Claro, habría cosas peores. Por ejemplo, el traslado, con sólo diez años, a otra pequeña aldea, esta vez en Transilvania, llamada Sibiu.
Entonces empezó a leer; y leyó sin descanso (Diderot, Balzac, el aforista Lichtenberg, Flaubert, Dostoievsky, Tagore). Tenía otro vicio secreto: las putas. “Creo que pasé toda mi adolescencia entre bibliotecas y burdeles”, decía. Ya en la facultad, en Bucarest, se dedicó con vehemencia a la obra de Kierkegaard y Bergson primero, después a Schopennhauer, Nietzsche, Kant, Hegel.

Caminaba, caminaba toda la noche, pensando, reelaborando teorías. A los veinte decidió suicidarse.
Pensaba: “Soy uno de esos que, por millones, se arrastran sobre la superficie de la tierra. Uno más solamente. Esa banalidad justifica cualquier conclusión, cualquier conducta: libertinaje, castidad, suicidio, trabajo, crimen, pereza, rebeldía. Cada cual tiene razón en hacer lo que hace”.

No se suicidó. En su lugar, escribió un libro terrible, “En las cimas de la desesperación”. Pero siempre quiso irse, y quizás el suicidio era sólo una forma de hacerlo. Pretendió ir a Madrid, pero se lo impidió la Guerra Civil, así que siguió escribiendo y generando polémicas. Lo acusaron de nihilista, de masoquista, de anticlerical, lo acusaron de despertar confusiones intencionalmente. Todo era cierto. En setiembre del ’37 -como premio o como una manera de sacárselo de encima- lo becan para continuar su “carrera” en París. Rumania deja de ser, poco a poco, su patria.

En lugar de asistir a las clases de la Sorbona, prefiere recorrer Francia en bicicleta: cada vez que pasa por una universidad entra en el comedor y consigue que lo dejen comer gratis. Por las noches como un enloquecido,continúa con su costumbre de caminar en soledad. En una de esas caminatas, lo sorprende la madrugada a orillas del mar. Una bandada de gaviotas lo sobresalta y las aleja a pedradas. “No necesitaba a nadie, pero esos chillidos estridentes y sobrenaturales me hicieron entender que sólo lo siniestro podía apaciguarme.” Para entender eso había esperado toda la noche, o toda la vida.

Otra mañana, en un matadero de las afueras de París, hasta donde llegó en su caminata febril, observa largamente cómo las vacas son golpeadas para que prosigan hasta el lugar de la matanza, ya que, a último momento, se negaban a avanzar. “Esta escena es la misma que cuando, rechazado por el sueño, no tengo fuerzas para afrontar el suplicio cotidiano del tiempo.”

El insomnio, siempre. Recorrer cementerios, quizá con la secreta ilusión de volver a su infancia, cuando iba al camposanto de su pueblito natal para buscar calaveras y jugar al fútbol con ellas. Cambiar de lengua, de soledad, de nacionalidad. Pensar, escribir: “Un escritor no nos marca porque lo hayamos leído mucho, sino porque hemos pensado en él más de la cuenta”. Descreer de todo en voz alta.

De los místicos que no entienden que es ridículo dirigirse a Dios (cuando todos saben que Dios no lee). De los sabios que impiden que uno se entregue definitivamente a sus instintos y a la expansión de la locura. Del lenguaje, ya que cada vez que piensa en lo esencial cree entreverlo en el silencio o en el grito.

Pensar, escribir: “Primer deber al levantarse: avergonzarse de uno mismo”. Pensar, escribir, arremeter contra todo. Por eso los libros: Silogismos de la amargura, La tentación de existir, La caída en el tiempo,Breviario de podredumbre.
Para combatir su insomnio, para decidirlo a dejar, como él mismo quería, una imagen incompleta de si mismo.
Su pesimismo, su indiferencia, su desprecio por cualquier circunstancia de la vida motivó la enorme repercusión que tenían sus escritos en la sociedad francesa, tan ligada, en la época, al espíritu existencialista.
Saint-John Perse lo consideraba uno de los más grandes escritores franceses después de Valéry. Susan Sontag dijo que era una conciencia sintonizada con la nota más aguda del refinamiento. Sin embargo, Cioran rechazaba todos y cada uno de las alabanzas, de los premios, de las palmadas en la espalda. Sólo esperaba la noche, y la noche llegaba con dos presencias. Una, atroz: “La vida es soportable gracias al sueño; cada mañana, tras una interrupción, comienza una nueva aventura. El insomnio suprime la inconsciencia, obliga a 24 horas diarias de lucidez, y la vida sólo es posible si hay olvido”.

Beckett era su amigo. La ilusión de Cioran era esperar la noche para caminar en silencio con él, entre las putas, por los barrios más marginales de París hasta que el sol salía. De vez en cuando, uno de los dos decía una palabra. Ninguno de los dos vivía en el tiempo, sino paralelamente al tiempo. Cioran sabía, en esos momentos, que la historia era una dimensión de la cual el hombre hubiera podido, y debido, prescindir: “Interrogarse sobre el hombre durante tantos años! Imposible exagerar más el gusto por lo malsano”.

Pero siguió, siguió: El Aciago Demiurgo, Desgarradura, Ejercicios de Admiración. Siguió paseando por el Quartier Latin de París, de noche, envuelto en un inmortal sobretodo negro y con la melena blanca desordenada, admirando a su manera a Borges, el flamenco y Schubert. Lejos de todo, lejos de todos, hasta que la estupidez de la muerte cortó su despiadada idea de la felicidad, un 20 de junio de 1995: “Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado”.

(c) MIGUEL RUSSO -Página 12-RADAR

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La historia verdadera UNA TEORÍA ABSURDA

¿Existe el planeta Nibiru?

Estimado profesor Olguín: Quisiera hacerle una pregunta sobre una duda que tengo. Estoy oyendo hablar mucho de Sitchin y sus teorías sobre tablillas sumerias y su planeta Nibiru. En el material del Grupo Elron sólo he encontrado algo parecido en la parte A, “El décimo planeta”. ¿Qué credibilidad tiene el mencionado Zecharia Sitchin? Según dicen este planeta pasa supuestamente entre la órbita de Marte y Júpiter. Verdaderamente esa teoría me huele muy mal, y estoy viendo que mucha gente la sigue. Dicen que allí habita una raza que nos ha seguido desde siempre y que ha modificado genéticamente la raza humana, cosa que no creo que sea así del todo. La gente está esperando algo que “tiene que pasar”, dicen que la órbita del planeta tiene que volver a pasar por estas cercanías o no lo sé muy bien. Espero que usted sepa algo de esta teoría le ruego si puede aclararme su credibilidad. Un saludo y muchas gracias.

Javier P.

RESPUESTA

Apreciado Javier: No existe ningún planeta Nibiru, ya que si así fuera los astrónomos lo habrían detectado. Entre Marte y Júpiter solamente hay un cinturón de asteroides, cuya masa no alcanzaría a formar ni medio planeta.

Muchos “esotéricos” siguen desparramando teorías apocalípticas porque no se les ocurre otra cosa y, obviamente, porque tienen detrás a los espíritus del Error, que siempre están al acecho de aquellas personas que pueden ser fácilmente influenciadas.

Desde ya, entonces, que no avalo para nada esa teoría y la descarto por completo por ser poco menos que alucinada.

Seguidamente puntualizaré algunos disparates de Zecharia Sitchin, y digo disparates porque de otra manera no se pueden calificar.

“Todo comenzó cuando era estudiante, en el colegio, preguntándome el porque de la palabra “Nefilim”, que significa “aquellos que bajaron” (del cielo a la tierra) que fue traducido, en el capítulo 6 del Génesis , como gigantes. Me llevó 30 años de búsqueda encontrar la respuesta, ellos eran los Anunnaki sumerios, cuando la entendí y tamicé escribí El 12º planeta (el cual me llevó 5 años)”.

Los extraterrestres han venido a nuestro planeta desde tiempos inmemoriales y mientras algunos ayudaron a determinados pueblos de la Tierra a evolucionar, otros se aprovecharon de ellos y los usaron como cobayos para experimentar, pero siempre se trató de acontecimientos aislados, igual que las abducciones actuales.

En la Tierra sí existieron gigantes, pero no eran oriundos de nuestro planeta. En esto acierta este autor. Según nos informó el Thetán de Tar, actualmente encarnado en Orión IV, luego de la extinción de los dinosaurios hubo una raza humanoide que habitó aquí. Eran seres gigantescos venidos de otro sistema estelar.

En este aspecto ha habido mucha información errónea. Incluso en la Biblia se menciona a esos seres y también en otros escritos antiguos.

Se pensaba que esos seres gigantescos eran hijos de entidades espirituales y entidades terrestres, lo cual no es correcto.

La verdad es que vinieron en inmensos cruceros interestelares y estuvieron de visita en la Tierra. Como era un clima muy hostil, los expedicionarios no pudieron utilizarla como hábitat. No obstante, una de las naves se quedó, creando un clima artificial en esa región, donde esos seres pudieron estar.

Pero no sobrevivieron a las erupciones volcánicas y a los terremotos, que eran más numerosos que en la actualidad.

Descubrimientos posteriores de restos óseos revelaron que había seres que medían aproximadamente entre 3 y 4 metros de altura.

Por si deseas consultarlo con mayor amplitud, estos datos están en la segunda parte de El Cielo responde I.

Desde ya que no vinieron de ningún planeta de nuestro sistema solar y menos aún de un planeta llamado Nibiru.

“Para alguien no familiarizado con mis teorías el mensaje en que ellas se centran pueden resumirse en estas palabras: Existe un planeta más en nuestro sistema, no a años luz de nosotros, en el que existe vida inteligente: los llamados “Anunnaki, a los que los sumerios denominaron así porque significa “Aquellos del cielo que a la Tierra vinieron. Los Anunnaki vinieron a la Tierra de Nibiru, el 12º planeta”.

Además de no existir ningún planeta como el que sostiene Sitchin, su error es creer que los extraterrestres solamente provienen de un solo lugar, cuando en realidad hay infinitos planetas habitados en todas las galaxias, donde sus habitantes han logrado la tecnología necesaria como para construir naves espaciales y venir aquí.

Este autor ni siquiera se imagina que hace medio siglo que en el Área 51, de Estados Unidos, hay un asentamiento terrestre-extraterrestre, donde coexisten numerosas razas de alienígenas que provienen de distintos planetas de fuera del sistema solar y están en combinación con estratos muy profundos del gobierno norteamericano (el dato está en nuestro website “Área 5″1 y “Majestic 12”).

Tampoco se imagina que detrás del “Chupacabras”, nombre arbitrario porque no existe ningún animal así, existen innumerables razas extraterrestres que vienen aquí a experimentar con nuestro ganado.

Y menos aún que también muchas razas extraterrestres vienen aquí a abducirnos para experimentar con nosotros, caso, por ejemplo, de lo que popularmente se conoce como “Muertas de Juárez”.

Además, la raza extraterrestre Ha fue la que embaucó a Moisés, presentándose su jefe como Jehová (el dato está en el prólogo de El Cielo responde III).

“La Biblia consiste en muchos libros acompasando sucesos durante milenios. La comparación perfecta sería entre el Génesis en sus primeros capítulos y los textos Mesopotámicos: de cómo el cielo y la tierra llegaron a crearse, como se desarrolló la vida, como fue creado Adán y los sucesos desde el Edén a Noé, el héroe del diluvio. De hecho, el relato del diluvio aparece en una tabla mesopotámica miles de años antes que en el viejo testamento en su versión hebrea”.

Desde ya que la Creación es fruto exclusivo del Absoluto, pero los espíritus y las entidades angélicas fueron creados por los elohim, denominados comúnmente como “dioses menores”.

La creación de Adán y Eva, por lo tanto, no es más que un mito bíblico, y lo mismo la existencia del “Paraíso”, y en cuanto al famoso “Diluvio universal”, nunca existió ni tampoco el Arca de Noé, que despistados investigadores insisten en encontrar en el Monte Ararat.

Desde ya que sí hubo una gran inundación, pero nada que ver con un “diluvio universal”, sino con una pequeña parte del planeta.

“Cuando descifras el significado de algunos de los nombres de varios dioses de los Hititas, los Asirios, Cananeos, etc., en el antiguo mundo encontramos que aunque los nombres sean diferentes, significan exactamente lo mismo en todos y cada uno de sus lenguajes. Lo mismo que ocurría en los tiempo antiguos, de las mucho más recientes civilizaciones americanas. En mi libro Los reinos perdidos (no publicado en España), muestro las conexiones, las similitudes y determino las fechas del principio de las conexiones. Expongo, por ejemplo, que el dios supremo de América Central, Quetzalcoalt (cuyo nombre significa “la serpiente alada”), no es otro que el dios egipcio Thoth, y que la primera civilización en América Central, los Olmecas de apariencia Africana, comenzaron precisamente en el 3113 AC., cuando el mito cuenta que Thoth fue expulsado de Egipto”.

Este es otro de los disparates de Sitchin, porque “Quetzalcoalt” no era más que un jefe extraterrestre que se disfrazaba pintorescamente de modo de impresionar a los primitivos pobladores (el dato está en: “Astronauta de Palenque”).

Y en cuanto a Thot, llamado en Grecia Hermes Trismegisto, no era ningún dios ni tampoco extraterrestre, sino un espíritu, oriundo de Orión IV, que había encarnado en Egipto. Thot fue el que inventó los jeroglíficos egipcios.

Numerosas veces nos hemos comunicado telepáticamente con esta altísima entidad, que pidió que la llamáramos Tar, y los diálogos que hemos mantenido con este excelso espíritu están en todos los Contactos telepáticos (los primeros diálogos que hemos tenido con Tar están en El Cielo responde I).

” Nibiru no se acercará a la Tierra en el 2003, así que el día del “Juicio final” no será este año”.

Este alucinado autor sostiene que habrá un “Juicio final” y que estaría cerca, lo cual es un tremendo disparate -algo así no puede llamarse simplemente “error”-, porque no habrá tal cosa.

Lo que sí habrá, dentro de 25.000 millones de años, es un Big Crunch (y en esto Stephen Hawking está acertado), después del cual nos fundiremos con el Absoluto, porque somos parte de él.

Al llegar el Big Crunch todos los espíritus habrán llegado al 5º nivel espiritual, que es el más elevado al que pueden llegar, y en el que actualmente de encuentra la Jerarquía Planetaria, con el Maestro Jesús como Logos Solar.

“Los versos bíblicos que tratan sobre la creación de Adán son interpretaciones condensadas de los mucho más detallados textos sumerios y acadios, hallados inscriptos en tablillas de arcilla en los que el papel de los elohim en el Génesis es interpretado por los Anunnaki, ‘Aquellos que Del Cielo a la Tierra Vinieron’ “.

Sitchin confunde absurdamente a los elohim con los extraterrestres. Los extraterrestres son espíritus encarnados (niveles espirituales 2º al 5º), y en cambio los elohim son eloah del 8º nivel espiritual, denominados, como ya dije, “dioses menores”.

Los elohim son, precisamente, los que crearon a los espíritus, que luego, al encarnar en planetas distintos de la Tierra, llamamos “extraterrestres”.

Estos pocos ejemplos bastan para demostrar que las teorías de este autor han sido, por un lado, el fruto de su exacerbada imaginación, y por el otro, causadas por la influencia de los espíritus del Error, que siempre están al acecho para aprovecharse de aquellas mentes fáciles de manipular.

Y si algo falta para corroborar lo expuesto, basta señalar que el “Fin del mundo”, que Sitchin y los agoreros de turno vaticinan, no pasa de ser una fantasía que nunca se concreta, y cuando llega la fecha y nada sucede, entonces la posponen para otra fecha y así sucesivamente.

Ajenjo o Hercóbulus, que es lo mismo, es una estrella de neutrones, pequeña, que a pesar de que tiene mil veces menos diámetro es incluso más pesada que el propio Sol, y en cuanto a que su eje rotatorio siquiera roce con el planeta Tierra, las probabilidades son poco menos que nulas.

Si deseas tener más datos sobre esto, lee, en nuestro website “Hercóbulus o el Planeta rojo”.

Un abrazo cordial.

Jorge Olguín.

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