De: MINERO16 (Mensaje original)
Enviado: 03/01/2004 11:18
Lo que nos perturba no es lo que nos ocurre, sino nuestros pensamientos sobre lo que nos ocurre (Epicteto, filósofo griego) El pensamiento es energía con intención y atención. Donde esta mi pensamiento, esta mi energía, por lo tanto estoy yo. La atención e intención del pensamiento enfoca donde estoy y hacia donde voy, por lo tanto, quien soy y donde vivo. Puedo vivir en mi, en mi familia, en mi trabajo, o en la casa del vecino, en el fútbol, o en la crisis económica.
La intensidad del pensamiento o su repetición provocan un decreto. Un decreto es un postulado o una
presuposición, con intensidad e intención, no necesariamente verdadero. Un conjunto de decretos
conforman un sistema de creencias, que no son mas que consideraciones o suposiciones “personales” que
tengo la convicción de que son reales, simplemente teorías, no son la verdad de las cosas. A partir de
ellas explico el significado del futuro, del pasado o del presente. Y así cuando me baso en teorías para
entender lo que esta pasando, muchas veces, sin ni siquiera estar conciente de ello, estoy soñando o
alucinando.
“El matrimonio es para toda la vida… hasta que la muerte nos separe”, “Hay que ganar el dinero con el
sudor de la frente”,”Los helados engordan”, “Ser trabajador es la mayor virtud en un hombre”, “Mis
hijos serán hombres de bien”, etc.
Estos “sistemas de creencias” son la forma como he fabricado mi propia alucinación, mi propio concepto
del cielo y del infierno, mi propia realidad ficticia.
Los pensamientos automáticamente generan acciones.
Las acciones a su vez producen hábitos,
y los hábitos luego forman el carácter del hombre.
Es el carácter lo que determina nuestro destino –
para bien o para mal.
Sathya Sai Baba (Pizarra de Prashanti Nilayam – 17/10/03)
Como pienso es como actúo, o por lo menos así debería de ser. La relación entre el pensamiento y la conducta es estrecha. ¿Cuándo dejo de comportarme o de sentir como pienso que debería de hacerlo? Si mi conducta no es la deseada o comienzo a experimentar estrés, frustración o sufrimiento, o no logro el éxito deseado, mi pensamiento no es el correcto.
Cuando creo más en mi pensamiento que en lo que realmente es verdadero para mi, experimento tensión y sufrimiento. Si mis pensamientos son diferentes a la realidad, siento frustración, En la batalla contra la realidad siempre pierdo, porque las cosas son como son, por mas que piense diferente acerca de ellas. Esto no quiere decir permanecer pasivo o tolerante frente a una realidad que te disguste, simplemente significa poder ver las cosas sin resistencia y sin confusión. Poder experimentar la realidad como es
sin mi sistema de creencias, mis historias, de cómo debería ser, o cómo quisiera que fuera.
El sufrimiento no es una parte inevitable de la vida, es sólo una alerta de que me estoy apegando a un pensamiento, que en el fondo, se que no es verdadero. Es sólo un aviso de que debo investigar, y encontrar que hay una mentira detrás. Es la oportunidad de volver a ser yo, sin ese pensamiento, más libre.