Los mayas

LOS MAYAS

    La Civilización Maya:
    Es cierto que se desconocemos muchísimas cosas sobre los mayas. Sabemos que fue una de las culturas mas antiguas del continente americano y que floreció varios siglos antes que la de los aztecas o los incas; fue una de las más duraderas e indudablemente sirvió de base para el desarrollo de otras culturas de la zona. Lo que se conoce actualmente como el “área maya” abarca la Península del Yucatán en México, Belice, Guatemala, y las vertientes occidentales de Honduras y de El Salvador.

    Su historia abarca, reunida en tres grandes periodos, desde el año 1500 a.C. hasta los principios del siglo XVI. A partir del siglo XIII, el Imperio Maya sufrió un proceso de decadencia por causas todavía desconocidas, proceso que se vio acelerado con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo.

    Aclaremos que los mayas eran muy independientes, y que al hablar del Imperio Maya nos referimos a un hecho cultural mas que real, pues cada población se establecía como una Ciudad-Estado, actuando como unidades políticas independientes. Crearon por tanto un imperio que estaba en realidad controlado por una red de ciudades-estado densamente pobladas. Llegaron a establecer un comercio a gran escala, con rutas comerciales que se extendían hasta México y Panamá. Socialmente crearon un sistema de clases sociales bien organizado con ocupaciones y oficios muy definidos; básicamente establecían cuatro grupos sociales: los nobles y sacerdotes (clases dominantes y de carácter hereditario), los campesinos (crearon una sociedad agraria basada en el cultivo del maíz) y los esclavos.

    Los mayas desarrollaron grandes logros científicos y técnicos, debiéndose a ellos una serie de avances sorprendentes: crearon una arquitectura perfecta y monumental en los centros urbanos y ceremoniales, y todo ello sin manejar útiles metálicos ya que su tecnología sólo incluía utensilios de piedra tallada y pulimentada; desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica, usaron códices o libros de papel de corteza), crearon un sistema vigesimal matemático con la invención del número “cero”; elaboraron un calendario de una exactitud superior a cualquier otro de esa época incluidos los europeos o el georgiano que actualmente utilizamos; desarrollaron enormemente la astrología y tenían amplios conocimientos astronómicos sobre los ciclos celestes de Venus y la Luna (se les ha llamado los maestros de las estrellas), creando tablas precisas con los movimientos del sol, la luna y las estrellas; desarrollaron las artes, como la pintura, escultura y talla de objetos de jade, y las ciencias como la medicina.

    Los centros arqueológicos más importantes del área maya son:
    en el Yucatán, CHICHEN ITZA y UXMAL
    en Chiapas, PALENQUE, TONINA, YAXCHILAN y BONAMPAK
    en Tabasco, LA VENTA y COMALCALCO
    en Quintana Roo, TULUM y COBA
    en Campeche, EDZNA y CALAKMUL
    en Guatemala, TIKAL, CEIBAL y QUIRIGUA
    en Belice, LAMANAI, CARACOL y XUNANTUNICH
    en Honduras, COPAN
    y en El Salvador, la JOYA DE CEREN, llamada la “Pompeya maya”.

    Los Códices Mayas:

    La civilización maya ha sido definida como una cultura literaria, aportando como prueba de ello los cerca de 4000 textos jeroglíficos que se conservan sobre piedra, cerámica, concha o hueso. Desgraciadamente los libros, tal y como los conocemos nosotros, han desaparecido en su casi totalidad. Estos libros o Códices se realizaban con cortezas de copo, una especie de higuera, que se impregnaban de goma y se colocaban en largas tiras plegadas en forma de biombo, que posteriormente se cubrían con una fina capa de cal blanca pulida sobre la que pintaban y escribían con plumas de aves o pinceles hechos de cabello humano o animal; los guardaban en cajas con tapas de madera labrada o piel de jaguar.

    Se calcula que fueron miles el número de códices que existieron en el mundo maya. Actualmente sólo se conservan cuatro: el Códice de Dresde, el Códice Peresiano o de París, el Códice Trocortesiano o de Madrid y el Códice Grolier. Los pocos que todavía se encuentran en las excavaciones arqueológicas aparecen como una masa informe, pues las condiciones climáticas de la zona son muy poco favorables a la conservación del papel vegetal. Los mayores culpables de que sólo hayan llegado hasta nosotros estos cuatro libros fueron los misioneros españoles, cuyo celo evangelizador les hizo ver en ellos la obra del demonio. Inicialmente la destrucción cultural comenzó con el primer arzobispo de México don Juan de Zumárraga y, desgraciadamente, sirvió de ejemplo para la gran mayoría de misioneros.

    Un clásico ejemplo de esta furia destructora es el de Fray Diego de Landa (1524-1579), de la orden franciscana, que llegó al Yucatán en 1549 donde fue nombrado Provincial de la Orden, pasando entonces a encargarse de los asuntos religiosos de la región. Con furor inquisidor, encarceló a todos los que consideró “herejes” y se dedicó a quemar ídolos e imágenes de sus dioses, en especial las figuras que representaban serpientes, reyendo que eran representaciones del Maligno. Una de las mayores aberraciones tuvo lugar en Maní, poblado situado a unos sesenta kilómetros de Mérida, donde quemó miles de estos libros de corteza de árbol. Posteriormente los superiores de Fray Diego consideraron que se había excedido en su celo de acabar con “las supersticiones y mentiras del demonio” y lo acusaron de dispensar un trato brutal a los indígenas en ciertos “autos de fe” que había celebrado y presidido, por lo que le enviaron a España para ser juzgado por el Consejo de Indias; debido al retraso de las vistas judiciales, el fraile tuvo varios años de plazo con los que preparar su defensa y para ello escribió una obra conocida como “Relación de las cosas del Yucatán” con la que pretendía exonerarse de toda culpa. Llegado el momento de hacer justicia, el tribunal lo consideró inocente, por lo que volvió al Yucatán “premiado” con el cargo de obispo, pero desde entonces ya no hay constancia de ningún otro acto inquisitorial por su parte. De la obra de Fray Diego de Landa se conserva una copia reducida y hoy, absurdos del la historia, es la mayor fuente para el estudio de la cultura maya, pues aporta datos sobre el calendario, los jeroglíficos, religión, leyes y costumbres de los mayas de esta región.

    Otros textos mayas han llegado hasta nosotros, aunque en esta ocasión están escritos en alfabeto latino (posiblemente para escapar de la destrucción) que habían aprendido los indígenas de los misioneros españoles. Se supone que en su mayor parte son transcripciones de manuscritos jeroglíficos destruidos; contienen en su mayoría relatos mitológicos en los que se mezcla una parte de realidad histórica. Son los libros de adivinación de los sacerdotes mayas y se conocen con el nombre de Chilam Balam y suelen designarse con los nombres de localidades; en la actualidad se conocen 17 libros del Chilam Balam, siendo los más conocidos los de Chumayel, Tzimin, Maní, Kaua, Ixil y Tusik, que recogen las tradiciones de los indios. Otros libros del mismo estilo son el conocido como Popol Vuh, con las ideas de la creación del mundo de los indios quiché de Guatemala, los Anales de los Cakchiqueles o Memorial de Solola que trata sobre la historia del pueblo Cakchiquel, o el Título de los Señores de Totonicapán.

    Religión y Mitología Maya:
    (Los nombres de los dioses mayas pueden buscarse individualmente en el Vocabulario que se encuentra al final de esta introducción a la Civilización Maya. Aclaremos, no obstante, que los mayas se referían a sus dioses con diversos nombres debido principalmente a su independencia respecto al resto de Ciudades-Estado, aunque en general la denominación era muy similar y su función en el panteón maya la misma).

    La religión jugaba un papel muy importante en la vida diaria de los mayas, y todas las actividades estaban regidas por los dioses. El sacerdote era el encargado de guiar la vida espiritual de la comunidad; en el Yucatán el sumo sacerdote era de la familia real y recibía el nombre de “príncipe-serpiente”, siendo el encargado de ordenar a los otros sacerdotes, que eran en definitiva los depositarios del saber sagrado como la jerogligrafía, la ciencia del calendario y la astrología.

    Los mayas creían que en el más allá recibirían un premio o un castigo por los actos humanos realizados; creían que los guerreros muertos en combate, las mujeres muertas de parto, los sacerdotes difuntos y los suicidas iban a una especie de paraíso. Sólo los malvados iban al más profundo de los infiernos, donde serían atormentados sin cesar. Las prácticas religiosas de los mayas incluían las plegarias, la danza, las ofrendas de incienso, la continencia, la realización de rigurosísimos ayunos y el sacrificio individual, siendo éste último una práctica muy extendida y habitual entre los mayas, en la cual los adoradores y penitentes se extraían sangre de las orejas, de los labios, de la lengua, del pene o de cualquiera de sus miembros.

    Las ceremonias rituales en honor de las deidades a veces se hacían a través de sacrificios humanos, de los cuales nos han llegado representaciones pertenecientes al periodo clásico, aunque fueron indudablemente más frecuentes a partir del momento en que se dejaron sentir las influencias mexicanas. Figuras humanas en una extraña pose reclinada sosteniendo un recipiente en su regazo pueden encontrarse en Chichén Itzá y otros sitios yucatecos; supuestamente los personajes esculpidos en piedra conocidos como Chaac Mool recibían el corazón latiendo de la víctima sacrificada. Otros sacrificios se realizaban matando a las víctimas a flechazos. En otras ocasiones se ahogaban en los estanques sagrados o Cenotes, característicos de la península de Yucatán, habitualmente con motivo de conjurar graves calamidades, en especial la sequía; los más famosos Cenotes usados para este fin se encuentran en Chichén Itzá, donde junto a los restos de hombres y mujeres sacrificadas, se han encontrado en el pozo ofrendas de incienso, figurillas de jade, joyas de oro o cobre, cerámica y otros objetos arrojados para honrar a los dioses.

    Para los mayas la Tierra era un disco flotando sobre el océano universal y el Cielo era como un edificio compuesto de pisos superpuestos; las pirámides escalonadas serían pues los símbolos de este cielo, y el templo que las culminaba las moradas de los dioses. El cielo lo imaginaban formado por trece capas celestes y el infierno por nueve niveles, cada uno de ellos regido por un dios. La religión maya era fuertemente dualista: frente a los dioses benéficos había siempre otros maléficos; los trece dioses celestes se enfrentaban a los nueve dioses infernales; los que favorecían a los humanos estaban en lucha constante con los que los perjudicaban.
    Los historiadores han tenido muchas dificultades para localizar los nombres propios de los dioses mayas, ya que se perdieron y destruyeron casi todas las fuentes escritas de saber antiguo; los diversos pueblos que constituían esta civilización denominaban con distintos nombres a los mismos dioses, lo cual ayuda más a la confusión existente en este tema; la identificación de las deidades mayas se inició a principios de este siglo con la obra de Paul Schellhas, que sirviéndose de los códices conocidos diferenció una serie de divinidades y les asignó a cada uno de ellos una letra del alfabeto, método de indentificación que generalmente todavía se sigue. El dios principal del panteón maya era Itzamná, dios creador y forjador del Universo, que aunque inicialmente presentaba diversos aspectos o facetas de sí mismo, al final del Periodo Clásico Tardío se considera que su culto se acercaba más al monoteísmo. Los dioses mayas regían sobre los vientos, el sol, el cielo, el maíz, la guerra y la muerte. Posiblemente una de las deidades más importantes era el dios de la lluvia, Chac, adorado en toda la región y similar al dios Tlaloc de los aztecas. La serpiente emplumada se convirtió en una deidad mayor en la península de Yucatán después de la llegada de los toltecas en el siglo X de nuestra era; estos extranjeros guerreros provenientes del centro de México adoraban a este dios con el nombre de Quetzalcoatl, pero los mayas le cambiaron el nombre a Kukulkán y le dedicaron un templo al nuevo dios en Chichén Itzá.

    Sistemas de Numeración Maya:
    Se cree que fue entre los siglos IV y III a.C. cuando los sacerdotes mayas crearon un sistema de numeración

DICCIONARIO DE TERMINOS MAYAS

NOTA
La lengua maya poseía muchas derivaciones según los pueblos, aunque mantenía una raíz común.
Debido a los especiales giros del lenguaje de los mayas clásicos, pueblos mayas de influencia tolteca e incluso azteca, pueblos como los Cakchiquel o los Quiché, en este Diccionario constarán indistintamente unos términos, en cualquiera de estas lenguas, que pudieran ser similares.
El único objetivo de este Diccionario es dar a conocer aquellas palabras más utilizadas en el idioma maya, independientemente de su origen.

    ACAT
            Es el dios de la vida, formador de los niños en el vientre de sus madres.

    AH PUCH
    Ver Hun-Camé.

    AHAU CHAMAHEZ
    Dios de la Medicina, junto con Cit Bolon Tum. Hacían triplete con Ixchel, patrona de los curanderos, de los partos y nacimientos.

    AHAU KINICH
    Era la representación deificada del Sol para los mayas del Yucatán; posiblemente un aspecto del dios creador Itzamná. En su tránsito nocturno por el mundo inferior se le representa como el Dios Jaguar, el felino nocturno, por lo que a los cielos estrellados se les ha descrito como la piel moteada del jaguar.

    AHAUAB DE XIBALBÁ (Los Señores de la Noche)
    Con esta denominación se conocen a los Señores del Infierno, asistentes directos de los Señores Principales, Hun-Camé y Vucub-Camé, los padres y soberanos del Inframundo. Los Señores Infernales más conocidos son: Ahalcaná, “El que Hace la Aguadija” y Ahalpuh, “El que Labra las Materias”, cuyo oficio era hinchar a los hombres, producirles materias purulentas en las piernas y causarles amarillez en sus rostros; Ahalmez, “El que hace la Basura”, y Ahaltocob, “El que causa la Miseria”, que tenían por oficio punzar a los hombres para que les sucediera el mal y murieran boca abajo, en la puerta de su casa o detrás de ella; Cuchumaquic, “La Sangre Junta”, y Xiquiripat, “La Angarilla Voladora”, cuyo oficio era causar los derrames de sangre en los hombres; Chamiabac también llamado “Vara de Hueso” y Chamiaholom la “Vara de Calavera”, eran los Alguaciles del Infierno, su oficio era enflaquecer a los hombres hasta que se quedaran en los huesos y murieran con la piel del vientre pegada a la columna vertebral; otros Señores eran Patán y Quicxic, encargados golpear el corazón de los hombres causando la muerte repentina que se producía al echar sangre por la boca.

    AHMAKIQ
    Dios de la agricultura, encierra al viento cuando amenaza con destruir las cosechas.

    ALAGHOM-NAOM
    Es la diosa de la tierra, la abundancia y la sabiduría. Creadora del conocimiento consciente y el pensamiento.

    BACABS (Los 4 Bacabs)
    Son los dioses del viento y pilares del Cielo, ya que sostenían el Cielo sobre sus espaldas en los cuatro rincones del Universo; representan a las cuatro direcciones fundamentales del mundo o puntos cardinales. Uno llevaba una caracola de mar en su espalda, otro una tela de araña, el tercero un caparazón de tortuga y el cuarto una concha en espiral. Son también dioses de la apicultura.

    BACKLUM-CHAAM
    Es el príapo maya.

    CAMAZOTZ
    Dios-murciélago del Inframundo.

    CENOTE
    Término utilizado para designar un pequeño estanque o depósito de agua alimentado por corrientes subterráneas y originado por el hundimiento de una caverna. En el Cenote Sagrado se arrojaban gran cantidad de objetos, con lo que se convirtieron en cenagosos museos del arte prehispánico; también se realizaban sacrificios humanos, arrojando a sus profundidades mujeres, niños e incluso hombres adultos.

    CIT BOLON TUM
    Es el otro dios de la Medicina, junto con Ahau Chamahez.

    CHAC
    Dios de la lluvia, uno de los dioses más importantes del panteón maya, representado con una nariz larga y curva. Era el dispensador de la lluvia fecundadora, el protector del joven dios del maíz constantemente amenazado de muerte por la divinidad de la sequía. Un animal asociado a él es la pequeña uo, ranita que se presenta croando ruidosamente con los inicios de la estación de las lluvias.

    CHAMIABAC y CHAMIAHOLOM
    Son los Alguaciles del Infierno. Ver los Ahauab de Xibalbá.

    CHILAM BALAM
    La palabra Chilam se aplicaba a una clase de sacerdotes que eran oráculos, adivinos y profetas, mientras que la palabra Balam traducida como Jaguar, indica algo misterioso y oculto. Los llamados “Libros de Chilam Balam” son los libros sagrados de los sacerdotes mayas, que se suponen traducciones literales al alfabeto latino de los originales en lengua jeroglífica maya.

    CHIN
    Dios del vicio.

EC AHUA
El llamado Jefe Negro, una de las divinidades de la guerra. También se le supone el señor de las plantaciones de cacao.

EKCHUAN
Dios de la estrella polar, patrón de los viajeros y los comerciantes. Mantenía constantes relaciones con el Mundo Inferior.

HUN-CAMÉ
Uno de los nombres del dios maléfico principal, dios de la Muerte y Gran Señor de los Infiernos; se le representa como una calavera descarnada y su nombre es traducido como “Uno Tomador”. Junto con Vucub-Camé eran los dos Señores Principales de Xibalbá, los grandes jueces del Infierno. Por su numerosa representación en los códices se clasificó inicialmente como el Dios A, y se le conoce también por los nombres de Ah Puch y Hun-Ahau. Se asocia con Cizibn (el “hedor”), que es la deidad que más se venera en la actualidad a lo largo de toda el área maya desde Chiapas a Yucatán.

HUN-CIMIL
Ver Hun-Camé.

HUNAHPÚ
Junto con su hermano Ixbalanqué, son los Héroes Gemelos del Popol-Vuh, que entraron en el Inframundo y derrotaron a los Señores del Infierno, saliendo convertidos en el Sol y la Luna.

HURACÁN
Dios de los huracanes (de donde nosotros hemos tomado la palabra para designar estos fenómenos atmosféricos). Su nombre se traduce como “Corazón del Cielo”. Se presenta en forma de tres manifestaciones distintas: Caculhá Huracán, el “Rayo de Una Pierna”, Chipí Caculhá, el “Más Pequeño de los Rayos”, y Raxá Caculhá, el “Rayo muy Hermoso”.

ITZAMNÁ
Es el dios principal del panteón maya, el viejo dios del Cielo, dios creador y civilizador que había enseñado las ciencias a los hombres, inventor del dibujo y de la escritura jeroglífica. A veces se le representaba simplemente como una mano roja. Se supone que el dios maya del sol no era, tal vez, más que Itzamná bajo otra forma.

IXBALANQUÉ
Junto con su hermano Hunahpú, son los Héroes Gemelos del Popol-Vuh, que entraron en el Inframundo y derrotaron a los Señores del Infierno, saliendo convertidos en el Sol y la Luna.

IXCHEL
Diosa de la luna y del arcoiris, esposa de Itzamná y famosa por su infidelidad e inconstacia amorosa; en ocasiones poco benévola para los humanos ya que era la dama de las inundaciones devastadoras. También era la diosa de los alumbramientos; las futuras madres a menudo realizaban peregrinajes a la isla de Cozumel o Isla Mujeres en México, que se encontraba bajo la protección de esta diosa.

IXCHELBELYAR
Diosa de artes como la pintura, los tejidos y bordados.

IXQUIC
Cuyo nombre se traduce como “Sangre”, era la hija de Cuchumaquic, uno de los Señores de Xibalbá, que según la leyenda concibió a los héroes gemelos, Ixbalanqué y Hunahú, mediante la saliva de la cabeza de Hun Hunahpú que cayó en la palma de su mano. Fue expulsada por su padre de Xibalbá y se escapó a Uleu, la Tierra.

IXTAB
Diosa del suicidio, era la patrona de los que se suicidaban y en especial de los que se ahorcaban, a los que ayudaba a alcanzar el paraíso sin extraviarse.

IXTUNTUN
Patrón protector de los grabadores de jade.

KAN U UAYEYAB
Dios Guardián de las ciudades.

KISIN
Es el espíritu maligno de los terremotos. Vive abajo la tierra en un purgatorio donde todas las almas están un tiempo, excepto los soldados muertos en la batalla y las mujeres que murieron de parto.

KUKULKAN
Es un dios heredado de los toltecas, la llamada Serpiente Emplumada, sinónimo del dios azteca Quetzalcóatl. Los mayas quichés le llamaban Gukumatz.

LENGUAJE DE ZULÚA, EL
Este término se refiere a la importancia mágica de la palabra que debía permanecer oculta para el pueblo en general.
El “Lenguaje de Zulúa” denominaba a un conjunto de conocimientos esotéricos trasmitidos secretamente de padres a hijos en la aristocracia maya. Entre los mayas del Yucatán existía una figura llamada Alachuinic, Hombre Verdadero, encargado de someter cada 20 años a los hombres de alcurnia al llamado “Interrogatorio de los Jefes”, para que los candidatos a tomar la dirección de una población demostraran sus conocimientos.

MITNAL
El MITNAL o Mictlan es un término en lengua maya utilizado para designar al Noveno Infierno. Para los mayas el Mundo Inferior estaba constituido por nueve zonas, siendo la última la más aterradora de todas, el llamado Mitnal.
Algunos mitólogos asocian el nombre de Mitnal al Dios de la Muerte y Dueño de los Infiernos.

NACON
Uno de los dioses de la Guerra.

OXLAHUNTIKÚ
Las trece divinidades del mundo superior, una por cada nivel del cielo maya.

POPOL-VUH
Literalmente, “El Libro de la Comunidad”, es el Libro Sagrado o Biblia de los mayas quichés. Era en origen un antiguo códice maya y se divide en tres partes fundamentales: la creación y el origen del hombre, las aventuras de los semidioses Hunaphú e Ixbalanqué, y la historia antigua de las tribus indígenas de Guatemala. Este libro desapareció, y en el siglo XVIII, gracias al empeño del Padre Fray Francisco Ximénez, se consiguió que unos indios dieran a conocer un libro escrito en lengua quiché poco después de la conquista española (¿1544?), donde se recopilaban estas viejas tradiciones. En la actualidad se llama Popol Vuh a esta traducción (también conocida como Manuscrito de Chichicastenango).

PIZLIMTEC
Dios del canto.

SATUNSAT
Es un curioso edificio hallado en las ruinas de Oxkintok, en el norte de la península del Yucatán, y que no tiene igual en el mundo maya; formado por un laberinto de piedra con tres pisos conectados entre sí por escaleras interiores, se supone que representa el camino de bajada al Inframundo. Se cree que la persona que se internaba en él, experimentaba una especie de “muerte ritual”, entrando en comunicación con sus antepasados y con los dioses, renaciendo finalmente con una nueva fuerza y con extraordinarios conocimientos adquiridos durante el fantástico viaje. Este rito iniciático de descenso a los infiernos suponía una catarsis para los gobernantes de la ciudad o los sacerdotes y, actualmente, para ciertos chamanes y curanderos que buscan en su interior revelaciones sobrenaturales.

TEOTLACHCO
Era el Juego de Pelota de los mayas. El Juego de Pelota estuvo muy extendido en los pueblos de la América antigua, aunque en principio fue panmesoamericano. Consistía en una sangrienta diversión, en ocasiones muy violenta, donde se cruzaban habitualmente apuestas y era normal que terminara con la muerte de los perdedores, aunque existieron otras variantes que incluían el sacrificio de los vencedores. No era solamente un acto lúdico o una competición atlética, pues la cancha de juego era en realidad un diagrama cosmológico y la pelota simbolizaba al sol, lanzada constantemente por el firmamento y que sólo se detenía en los extremos correspondientes a los solsticios. Las zonas de juego estaban habitualmente cerca de los templos, eran rectangulares y con superficies escalonadas, en cuyos muros se habían fijado dos discos de piedra agujereados, uno frente al otro, a través de los cuales cada bando debía introducir la pelota. Se conoce muy poco de sus reglas y su método de puntuación, aunque se sabe que la pelota, grande, sólida y pesada de material elástico como el caucho, no se podía tocar con las manos o los pies, debiendo utilizar en su lugar el pecho, el vientre o las caderas. Jugaban dos equipos opuestos que se protegían con un cinturón ancho y pesado de madera y cuero, protectores en muslos y rodillas, guantes y, en algunas zonas, también cascos.

TUCUR
Son los también llamados Tecolotes o mensajeros de los Señores del Inframundo. Eran cuatro buhos o lechuzas mágicas: Chavi-Tucur o “Flecha de Buho”, rápido como una flecha; Huracán-Tucur o “Piedra de Buho”, que no tenía más que una pierna; Caquix-Tucur o “Guacamaya Buho”, con alas color rojo de fuego; y Holom-Tucur o “Cabeza de Buho”, que era sólo cabeza y alas, sin cuerpo ni piernas.

TZOMPANTLI
Especie de podium en forma de T cerca de los campos de juego de pelota, y cuyo nombre significa “muro de cráneos”; lugar donde se depositaban las cabezas de los perdedores en el Juego de Pelota.

VUCUB-CAME
Traducido como “Siete Tomadores” era junto con Hun-Camé, el otro Gran Señor de Xibalbá, que eran servidos y asistidos por el resto de los Señores del Infierno.

XIBALBA
Para los mayas del Yucatán era el diablo, para los mayas-quichés era la región subterránea habitada por los enemigos del hombre, era el Mundo Inferior o Infierno, y su nombre puede ser traducido como “Lugar del Espanto”.
El territorio de Xibalbá estaba formado por nueve niveles llenos de murciélagos mortíferos y una fauna asquerosa, como perros demoníacos devoradores del almas; cada nivel estaba regido por un Señor de la Noche, siendo el nivel más profundo y tenebroso de todos el llamado Mitnal. En el descenso a Xibalbá se cruzaban varios ríos, entre ellos uno de materia (antiguo nombre dado al pus) y otro de sangre, y luego se llegaba a una encrucijada de cuatro caminos: uno negro, otro blanco, otro rojo y el último verde; siguiendo el camino negro se llegaba a las Casas del Sufrimiento o Lugares de Tormento: la Casa de la Oscuridad, la Casa del Frío, la Casa del Fuego, la Casa de las Navajas de Chay o Cuchillos de Pedernal, la Casa de los Tigres, la Casa de los Murciélagos…
Los mayas consideraban a ciertas cuevas como conductos o pasajes que enlazaban directamente con el Infierno, creencia que hoy en día forma parte de las leyendas de los descendientes de los mayas.

YAXCHÉ
Es un árbol inmenso (ceiba) que se encuentra cerca de cada uno de los Bacabs que erraizaban en el mundo subterráneo, y sus ramas acogían las buenas almas, especialmente las de los suicidas.

YUM KAAX
Dios del Maíz, es quizá uno de los más importantes. Muchos piensan que no es dios del maíz sino el maíz mismo, pues la agricultura y la economía maya se basaba en este cereal. Se le representa como un dios joven, atacado constantemente por el dios de la sequía y defendido por el dios de las lluvias.