Poesia de la Tierra Media

Poesia de la Tierra Media

A continuacion encontraras algunos versos y poesias de la Tierra Media:

Lamento a Gandalf

“Caminamos en la sombra, en la más profunda tiniebla donde reinan el miedo y la batalla. Tras días infinitos de oscuridad intensa, vemos al fondo una débil luz; un pequeño resquicio de esperanza. Nos acercamos a ella, al punto de alcanzarla, se desvanece a mis ojos sólo a ti te miran; todo pierde sentido, salvo tú. Un abismo de terror se abre ante nosotros y la muerte corre persiguiéndonos.

Entonces tú, mi maestro, luchas; y no eres más que una frágil figura que brama contra un monstruo en las tinieblas. Y entonces la luz cobra vida, y te muestras vencedor mi salvador.

Pero toda la ilusión y esperanza es en vano, y la luz se apaga… Un golpe final te hunde y tú, tan sublime, caes en la sombra y mi corazón quiere seguirte, se niega a abandonarte.

Y yo quiero seguirte, no quiero dejarte, no ahora, mi héroe. Y me arrastran y ya no quiero continuar. Ahora sólo quedan lamentos, resignación, desesperanza…desesperación. Oh, bendita figura insustituible! ¿ por qué no caí yo en tu lugar? ¿ no te das cuenta de que realmente me haces falta amigo mío?. El camino es tan largo, es tan oscuro. Ya no me importa la luz del día ni de las estrellas; yo sólo quiero tu luz, mi guía. Y lo doy todo por perdido; la carga es tan dura y yo soy tan frágil. Si tu haz caído ¿Cuánto podré aguantar yo? ¿Cuánto habré de aguantar sin tus palabras, sin tu sabiduría, sin tu fuerza… sin tu luz? ¿ Cuánto tendré que aguantar sin ti?
Eras la claridad en la sombra, una gota de esperanza en el miedo y en el dolor y ahora, y ahora te hundes en un baño de tinieblas. Ya sólo queda oscuridad y no puedo seguir solo; no sin ti.

¿ Por qué? ¿ Por qué este maldito destino incierto me traiciona, me abandona? ¿Por qué me abandonas ahora? ¿ Y por qué no puedo reprochártelo? ¿Por qué…? Me abandonas.

Lamento a Galadriel

Ai! Laurië lassi súrinen
Ah! Como el oro caen las hojas en el viento!
yéni únótimë ve rámar aldaron!
e innumerable como las alas de los árboles son los años!
yéni ve lintë yuldar avánier
los años han pasado como sorbos rápidos
mi oromardi lissë-miruvóreva
de dulce hidromiel en las altas salas
Andúnë pella, Vardo tellumar
de más allá del Oeste, bajo las bóvedas azules de Varda
nu luini yassen tintilar i eleni
donde las estrellas tiemblan
ómaryo airetári-lírinen.
en la voz de su canción sagrada y real.
Sí man i yulma nin enquantuva?
¿ Quién me llenará de nuevo la copa?
An sí Tintallë Varda Oiolosesëo
Pues ahora la iluminadora, Varda, La Reina de las Estrellas,
ve fanyar máryat Elentári ortanë
desde el monte siempre blanco se ha elevado sus manos como nubes
ar ilyë tier undulávë lumbulë
y todos los caminos se han ahogado en sombras
ar sindanóriello caita mornië
y la oscuridad que ha venido de un país gris se extiende
i falmalinnar imbë met,
sobre las olas espumosas entre nosotros,
ar hísië untúpa Calaciryo míri oialë.
y la niebla cubre para siempre las joyas de Calacirya.
Sí vanwa ná. Rómello vanwa, Valimar!
Ahora se ha perdido, perdido para aquellos del Este, Valimar!
Namarië! Nai hiruvalyë Valimar!
Adios! Quizá encuentres a Valimar!
Nai elyë hiruva! Namarië!
Quizá tu la encuentres! Adios!

Cancion de Bilbo

El camino sigue y sigue
desde la puerta.
El Camino ha ido muy lejos,
y si es posible he de seguirlo
recorriéndolo con pie decidido
hasta llegar a un camino más ancho
donde se encuentran senderos y cursos.
¿ Y de ahí adónde iré? No podría decirlo.

khazad-dum

El mundo era joven y a las montañas verdes,
y aún no se veían manchas en la luna,
y los ríos y piedras no tenían nombre,
cuando Durin despertó y echó a caminar.
Nombró las colinas y los valles sin nombre;
bebió de fuentes ignoradas;
se inclinó y se miró en el Lago Espejo,
y sobre la sombra de la cabeza de Durin
apareció una corona de estrellas
como joyas engarzadas en un hilo de plata.

El mundo era hermoso en los días de Durin,
en los Días Antiguos antes de la caída
de reyes poderosos en Nargothrond y Gondolin
que desaparecieron más allá de los mares.
El mundo era hermoso y las montañas altas.

Fue rey en un trono tallado
y en salas de piedra de muchos pilares,
y runas poderosas en la puerta,
de bóvedas de oro y de suelo de plata.
La luz del sol, la luna y las estrellas
en centelleantes lámparas de vidrio
que las nubes y la noche jamás oscurecían
para siempre brillaban.

Allí el martillo golpeaba el yunque,
el cincel esculpía y el buril escribía,
se forjaba la hoja de la espada,
y se fijaban las empuñaduras;
cavaba el cavador, el albañil edificaba.
Allí se acumulaban el berilo, la perla
y el pálido ópalo y el metal en escamas,
y la espada y la lanza brillantes,
el escudo, la malla, y el hacha.
Incansable era entonces la gente de Durin;
bajo las montañas despertaba la música;
los arpistas tocaban, cantaban los cantantes,
y en la puerta las trompetas sonaban.

El mundo es gris ahora y vieja la montaña;
el fuego de la forja es sólo unas cenizas;
el arpa ya no suena, el martillo no cae;
la sombra habita en las salas de Durin,
y la oscuridad ha cubierto la tumba
en Moria, en Khazad-dûm.

Pero todavía aparecen las estrellas ahogadas
en la oscuridad y el silencio del Lago Espejo,
y hasta que Durin despierte de nuevo
en el agua profunda la corona descansa